Etsusa Bridge Volumen 3 - Interludio 2


Interludio 2: La basura de un hombre es su error 





Quería olvidar ese recuerdo ahora. 

Pero era un recuerdo que nunca debería olvidar. 

Eso fue lo que Sōji Kuzuhara continuaba diciéndose a sí mismo. 

Nunca llegaría a su fin. 

Seguiría soñando con ello. 

Porque ahora sólo en sus sueños podía ser castigado. 

Con ese pensamiento en mente, Kuzuhara aceptó una vez más sus ineludibles pesadillas. 



◁ ▶︎ 



Quería ser un héroe. 

No un guerrero, sino un héroe. 

Eso fue lo que dije, pero en realidad no era verdad. 

Sólo estaba... asustado. 

Tenía miedo de matar a alguien. Miedo de acabar con la vida de alguien con mis propias manos. 

Así que Sōji Kuzuhara apuntó a la mano. 

Había visto a muchos policías de ficción hacer este truco; en dramas de televisión y dibujos animados. 

Creyendo que él también podría lograrlo, actuó para escapar del miedo de tomar una vida. 

Y trajo el peor escenario posible. 




◁ ▶︎ 

Ante sus ojos un hombre tembló, agarrando su mano derecha. 

—¡Mi mano... Mi mano...! —Respiraba con dificultad, casi sollozando. Pero rápidamente metió su mano ensangrentada en su manga y comenzó a tambalearse como un borracho. 

—¡Detente! 

Kuzuhara no necesitaba recordar quién era este hombre en ese momento. Pero sabía bien que el hombre era un criminal al que tenía que detener. 

Comenzó la persecución. 

Pero en ese momento, el joven Kuzuhara vio algo. 

El joven policía que trabajaba con esperanza y orgullo en su corazón vio algo que no debería haber visto. 

Una hilo de rojo que comenzaba en las sombras. 

Y la fuente del hilo, el delgado brazo de una niña que yacía allí. 

—¡Mierda... mierda...! ¡Mi mano! ¡¿Qué carajo le hiciste a mi mano, maldita sea?! 

Podía oír al hombre gritar; pero Kuzuhara ya estaba clavado en el lugar. 

Puede que todavía esté viva. 

Puede que no haya sido mi arma. 

Elevando sus vanas esperanzas a un dios en el que nunca creyó, forzó a sus pies congelados a dar un paso adelante. 

Y en ese momento, su mundo ideal se desmoronó cuando la chica en la distancia y el mar de sangre fue abierto ante él en un abrir y cerrar de ojos. 

Y las imágenes de la niña y la bala comenzaron a pasar por todas partes como si el tiempo mismo estuviera siendo rebobinado. 

Lo que los inspectores de la escena del crimen le dijeron innumerables veces volvió a la vida en su cabeza. 

La bala golpeó la pared del contenedor junto al almacén en un ángulo muy bajo, parcialmente deformado, ya que voló hacia adelante con una trayectoria ligeramente diferente. 

En el punto ciego de Kuzuhara. 

En la cabeza de una niña escondida allí. 

La bala deformada se clavó con éxito en la cabeza de la niña, dejando una marca más cruel de lo habitual a su paso. 

Y luego... 

Y luego... 

Y luego... 

Las imágenes convergieron en la masa de carne que yacía ante él y cayó hacia delante. 

—H-hey... 

Parte de su cabeza había sido volada, dejando su cara en un grotesco desorden. 

Debe haber empezado la escuela primaria. La niña parecía tener la edad adecuada para jugar con muñecas, pero era su cuerpo el que se parecía más a una muñeca, flácido y completamente quieto. 

No hay respiración. 

No hay pulso. 

Sin conciencia, sin voz, sin recuerdos del pasado y sin esperanzas para el futuro. 

En otras palabras, su vida había desaparecido. 

Kuzuhara deambuló durante lo que parecía una eternidad antes de que el entendimiento finalmente le golpeara. 

Quizás hubiese sido preferible una eternidad, pero su equivocado fluir del tiempo llegó a un cruel final y no le dio a Kuzuhara ningún tiempo real. No hay tiempo para pensar, no hay tiempo para arrepentirse. 

—¡Ah.... AAAAAAAAAAAAAAAAGH! 

En sus sueños, gritaba. 

¿Había gritado tan fuerte en la realidad también? ¿O su aullido resonó aún más lejos? Ni siquiera el propio Kuzuhara sabía la respuesta. 

Había gritado para destruir la realidad que tenía ante él. Y ahora, al terminar su grito, la cara de la niña se derritió y fue reemplazada por la cara de un hombre. 

—Hola. 

—¡…! 

Nunca antes había visto nada como la cara de ese hombre. Los rasgos vagamente desequilibrados se burlaron de Kuzuhara. 

— ¿Qué se siente al no matar a un villano y matar a una niña con tus propias manos? 

—¿Quién... eres? 

Lo conozco. 

Conozco a este bastardo. 

—¿Qué se siente al retroceder, retroceder, retroceder, retroceder, retroceder, retroceder al matar a un villano, matar a una niña con tus propias, con tus propias, con tus propias, con tus propias manos...? 

—Para.... para. 

—¿Qué se siente al retroceder, retroceder, retroceder, retroceder, retroceder, retroceder al matar a un villano, matar a una niña con tus propias, con tus propias, con tus propias, con tus propias manos...? 

—¡Te dije que te detuvieras! 

—¿Qué se siente al "retroceder, retroceder, retroceder, retroceder, retroceder", retroceder al matar a un "villano", matar a una "niña inocente", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu propia", con "tu", con "tu propia", con "tu", con "tu", con "tu", con "tu", con "tu", con "tu", con "tu"?", con "tu", con "propia", con "tu"?", con "¡"tu". dos manos se encogen matando inocentes cómo se encoge matando inocentes" niña villana se encoge matando inocentes" niña villana se encoge matando cómo manos propias villana inocente con sus propias manos niña mata """ " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " " "" "villano" " " " " " " " "“” “ “ “ ” “ “ “ “” 

La cara del hombre cambió de una forma a otra. 

En la cara de su inocente superior que fue asesinado a tiros por su error. 

En la cara del padre de la chica, que disparó al superior hasta matarlo. 

En la cara de la madre de la niña, que gritó a su lado. 

En la cara del investigador que le dijo que su bala fue la que mató a la chica. 

En la cara del oficial de policía disculpándose en la televisión. 

Y en la cara de la niña. 

Y finalmente, en la propia cara de Kuzuhara. 

Y Kuzuhara finalmente lo recordó. 

Que, aunque la cara seguía cambiando, la voz nunca lo había hecho. 

Que la voz pertenecía al hombre que se había escapado y cuya mano derecha había disparado. 

Y en ese momento, fue arrastrado de vuelta a la realidad. 



◁ ▶︎ 



—Despierta, Kuzu. ¡Kuzu! ¡Sōji! Sōjiiiii! 

Alguien le estaba sacudiendo violentamente. Kuzuhara abrió los ojos. 

—Parecía que estabas teniendo una pesadilla, Sōji. ¿Estás bien? 

A su lado había una cara familiar. 

Piel pálida y ojos rojos, con rasgos atractivos y una expresión infantil. 

—Oh... Kelly. 

—¿Qué pasa, Sōji? ¿Fue una pesadilla? 

Mientras la mujer fruncía el ceño, Kuzuhara recordó que él estaba en la camioneta que actuaba como la estación de transmisión móvil de Buruburu Airwaves, que también era la casa de la DJ Kelly Yatsufusa. 

Cierto. Ahora que lo pienso.... esta es la primera vez que tuve este sueño cuando estoy con Kelly. 

Forzando sus sentidos a despertarse, Kuzuhara se sentó y cogió su camisa. 

—Ugh. Puse un CD en Bōyokudan todo el maldito día, y era como un imbécil generacional o algo así. Todo ese punk rock nostálgico y afligido me hizo regresar a los días de una ligera barba, ¿sabes? 

—¿Cuándo has tenido una ligera barba? 

—...De todos modos, ¿qué demonios fue todo eso? ¿Sueñas con monstruos enormes que vienen a comerte vivo o algo así? —Kelly preguntó, su estilo de hablar un completo desajuste para su aspecto, mientras miraba a Kuzuhara. 

—… 



Kuzuhara no dijo nada. Kelly puso una mirada más oscura. 

— Oye, ¿tiene esto algo que ver con la chica que encontraste en el restaurante antes? 

—¿Lo viste? 

—Relájate, no tienes las habilidades para engañarme ni nada. Y conozco a esa chica, y no es de las que salen contigo. Pero todavía me molesta un poquito. 

Kelly pareció hacer pucheros, mirando hacia otro lado, pero antes de que Kuzuhara pudiera responder, tomó la manta en sus manos y se la envolvió por toda su cabeza. 

—Y- es – por – eso – que - mejormedigasdequesetratabaesapesadilla, ¡imbécil! ¡Jajajajajajajajajaja! 

—Aaaaaaaaaagh 

Incapaz de hablar aunque quisiera, Kuzuhara luchó para seguir respirando y recordó por qué tenía esa pesadilla. 

Convencido de que la chica que conoció el otro día era la razón, recordó su reunión en el restaurante. 

Era casi el final de su turno, cuando estaba a punto de almorzar. 

Una chica del Distrito Este vino a decirle algo. El material de sus pesadillas. 



◁ ▶︎ 



La explosión en el depósito de chatarra fue considerada en última instancia responsabilidad del equipo de guardias, aunque la causaron por su trabajo. 

La organización del Distrito Oeste se había puesto en contacto con él mientras escuchaba la explicación del Equipo de la Guardia - el mensaje decía que los enviara de regreso al Distrito Este. 

Los ejecutivos de los distritos deben haber llegado a un acuerdo. 

Incidentes como este eran frecuentes, por lo que a Kuzuhara no le molestaba demasiado. Aparte de los espectadores decepcionados y la pelea que los policías más jóvenes trataron de entablar con el Distrito Este, las cosas estaban bien. 

Pero antes de recibir noticias de los ejecutivos, escuchó un nombre particularmente memorable del Distrito Este. 

"Yakumo Amagiri". 

Kuzuhara no tenía ninguna opinión particular sobre el nombre. 

Llevaba tres años dirigiendo a la policía voluntaria en la isla, pero ni una sola vez había encontrado o siquiera vislumbrado al llamado Demonio Asesino. 

A veces incluso se preguntaba si Yakumo Amagiri existía, pero los que controlaban la isla parecían asumir que sí. La razón por la que Kuzuhara nunca lo encontró fue porque se decía que Yakumo se movía principalmente en el Distrito Este y en Las Fosas. 

Sobre todo, Yakumo Amagiri probablemente no se acercaba porque la policía voluntaria patrullaba rutas específicas de forma regular. Incluso si estaba presente en la ruta de la patrulla, quizás la presencia de la policía le obligaba a permanecer callado, pensó Kuzuhara. Y sin embargo, no podía decir con confianza que la leyenda urbana fuera real. 

Kuzuhara conocía bien la habilidad del equipo de guardia. ¿Cómo puede alguien enfrentarse a ellos tantas veces y salir ileso? 

¿Podría existir alguien así? 

¿O quizás sólo era una leyenda? 

Kuzuhara había visto varias veces al jefe del Distrito Este. Era del tipo que utilizaba el equipo de guardias para crear una leyenda urbana para entretenerse. Él y el terrorista de pelo arco iris tenían mentes similares. 

Kuzuhara se comió su combinación de omelet-soba en silencio mientras pensaba... 

—Umm... 

Una voz femenina apagada. 

Cuando finalmente se dio cuenta de que ella debía estar hablando con él, levantó la vista. Había una chica con una chaqueta de cuero, cuyos ojos estaban ocultos bajo el flequillo. 

Se estremeció cuando vio las cicatrices en la cara de Kuzuhara, y rápidamente se inclinó. 

—¡Buenas tardes! Um.... usted es el Sr. Kuzuhara, ¿verdad? 

— Te conozco... eres del... —Kuzuhara comenzó, pero rápidamente fue interrumpido por las voces de los niños en el restaurante. 

—¡Oye, mira! ¡Esta chica está haciendo un movimiento con Kuzu! 

—¿No al revés? 

—¿Esto es una aventura? 

—¡No puedes dejar a Kelly, Kuzu! 

—¡Kuzu la va a tirar como un trapo usado! con una gran póliza de seguro de vida para ella! 

—No seas estúpido. ¡No hay forma de que Kuzu pueda tener una aventura! Pero apuesto que Kelly va a malinterpretarlo de todos modos. 

—Pero aun así va a sobrevivir, quiero decir, ¡es Kuzu! 

—Luego va a ver la furgoneta arder, encenderá su cigarrillo y dirá: “¡Te dije que te quemarías...!” 

—¡Eres horrible, Kuzu... asqueroso! 

—¡Realmente eres basura! 

—¡Basura total! 

—¡Ni siquiera podemos reciclarte! 

—La mitad de toda la basura del mundo es mala para la tierra. 

—¡Eres lo opuesto a Bufferin! 

—¡Enemigo de las chicas! 

—Dicen que cada hombre tiene siete enemigos cuando sale... pero los enemigos de Kuzu son todas las chicas del mundo entero! 

—¡Por eso Kuzu siempre será Kuzu-eek! 

Al final del coro de los niños, su madre se acercó por detrás de ellos y les golpeó la cabeza con el dorso de su cuchillo. 

El hijo mayor fue arrastrado a la cocina por la oreja, agarrando su dolorida cabeza. Sus hermanos lo siguieron, horrorizados. 

Kuzuhara les vio partir con un suspiro, y luego se volvió hacia la chica. 

—Eres.... Miss Sahara. Capitana del equipo de guardia, ¿correcto? 

—¡Oh, sí! —Dijo Jun, finalmente saliendo de su shock. —He oído que algunos de nuestros miembros le causaron problemas antes. ¡Así que, umm! ¡Lo siento mucho! 

Kuzuhara no sabía que hacer mientras Jun se inclinaba nerviosamente. 

Jun no parecía el tipo de persona que pertenecía al equipo de la Guardia, y mucho menos a la isla artificial. Pero Kuzuhara la había visto antes cuando él estaba protegiendo a Yili, Jun había estado allí como guardaespaldas de Gitarin, dando órdenes al Equipo de Guardias. 

También sabía que las dos cajas cilíndricas colgadas sobre sus hombros contenían motosierras ligeras hechas a medida. Supuestamente se convertía en una persona diferente cuando encendía los motores, pero Kuzuhara nunca la había visto en ese estado. 

Por otra parte, el Distrito Este está lleno de personajes locos. Pensó, ignorando el hecho de que él mismo podía recibir balas en las palmas de sus manos. 

La chica, reconoció, era de hecho la líder del Equipo de Guardia. Y teniendo en cuenta el hecho de que su superior en el Distrito Oeste también era una mujer hermosa, supuso que los dos lados no eran tan diferentes después de todo. 

—Sobre lo que pasó a la hora de comer, ¿verdad? Creo que los peces gordos tienen las cosas arregladas. No tenías que venir hasta aquí para disculparte. 

—No, pero... pensé que sería bueno disculparse en persona de todos modos. 

—...Ya veo. Toma asiento. 

Tal vez tenga otra razón para venir aquí. Pensó, señalando hacia el asiento enfrente del suyo. 

Siendo una figura central en el Distrito Este, ella debe tener una muy buena excusa para venir hasta aquí. 

Si alguien me dijera que fuera solo al casino del Distrito Este... los rechazaría en el acto. Pensó, poniéndose en el lugar de Jun. Tengo que reconocérselo. 

O quizás llegó al Distrito Oeste sin pensarlo dos veces, pero Kuzuhara dudaba que una persona así pudiese liderar el Equipo de la Guardia. 

—... No hay necesidad de formalidades. Querías hablar de algo, ¿verdad? 

—...Sí. —Jun sonrió débilmente, contenta de que Kuzuhara se diera cuenta rápidamente de las cosas. Ella también debe haber estado tranquila al verle interactuando con los niños. 

Pero tan pronto como empezó a hablar, su sonrisa se borró. 

—...Debería haber venido a hablar contigo en verano, tan pronto como pasó, pero...me gustaría confirmar algo. ¿Yili te contó lo que pasó? 

Kuzuhara se puso tenso ante la mención. 

Hace varios meses, mientras Kuzuhara estaba en tierra firme visitando las tumbas de su superior y de la niña que mató, hubo un caso de asesinato en serie en la isla artificial. 

Las víctimas eran ejecutivos de las organizaciones que controlaban los dos distritos. El asesino sicronizó sus acciones específicamente para cuando Kuzuhara no estaba presente, y derramó una gran cantidad de sangre en la ciudad. 

—No. Todo había terminado para cuando volví. La policía voluntaria casi no tenía nada que ver con el caso, y Yili me dijo que no necesitaba saberlo. 

—Ya.... ya veo. Así que eso es lo que ella dijo. 

—...Francamente, me encantaría que me dijeras qué pasó. Y no te preocupes, no le diré a nadie que he oído de ti. —Dijo con seriedad Kuzuhara. 

Jun dudó, pero finalmente asintió y reveló la cruel verdad. 

—... Lo que estoy a punto de decir puede ser difícil de escuchar para ti. Sé que estoy siendo egoísta... pero te agradecería que me escucharas. 

—… 

—¿Protegerás esta isla conmigo? 

Era una propuesta inusualmente grave. Kuzuhara se encontró frunciendo el ceño. 

Pero en el momento en que Jun continuó, 

Él lo entendió. 

Que su suposición de que había sido perdonado estaba equivocada. 

Que el incidente que destruyó Sōji, el mundo de Kuzuhara aún no había llegado a su fin. 

—Ginga Kanashima... la única persona que perdiste en el tiroteo de hace cinco años. 

—¡…! 

—Él es el que está detrás de los asesinatos de este verano. Estaba alardeando de las muertes para que las vieras. ...Y esta parte es culpa mía. Durante la confrontación, lo perdí. 

Los puños de Kuzuhara se cerraron. 

Su corazón latía a través de su cuerpo, amenazando con destrozar sus tímpanos. El latido creció más y más rápido hasta que se sintió como si su corazón estuviera a punto de colapsar. 

Con los ojos ocultos, la chica continuó. 

Ni lo culpó ni le ofreció consuelo. 

—Estuvo escondido en el extranjero durante algún tiempo, pero supuestamente va a volver. Tal vez ya esté en esta isla mientras hablamos... 

La voz de Jun parecía distanciarse. 

Su realidad fue sobreescrita, sus sentidos reviviendo el momento del destino. 

La verdad detrás de los dos disparos que hizo. 

Había apuntado a la mano la primera vez, asustado de quitarle la vida al hombre. En cuanto a la segunda.... 

Cuando vio a su enemigo apuntar hacia él, por terror apuntó al centro del cuerpo del hombre, para que pudiera fácilmente terminar con su vida. Para matarlo. 

El hombre que había tenido miedo de matar, un segundo después, disparó para matar. 

El resultado fue una vida perdida. 

Una vida que ni siquiera había cruzado la mirada de Kuzuhara. 

Una niña pequeña que ni siquiera había existido en el mundo capturó sus sentidos. 

Para cuando ella saltó a su mundo, ya era un cadáver silencioso. 

Kuzuhara estaba una vez más atrapado en la pesadilla de su pasado.










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