LA MANERA DE CANTAR, LA MANERA DE ABRIR LA PUERTA
Aquel invierno fue la primera vez en mi vida que me devané los sesos pensando en qué regalo debía hacerle a una chica.
Era por la mañana en la sala de ensayo del Club de Investigación de Música Folk. Aunque sólo estábamos Chiaki y yo dentro, apenas quedaba espacio en la sala debido a la batería y los amplificadores. El aire de fuera helaba hasta los huesos, pero dentro de la sala hacía mucho calor.
“Las otras dos chicas deben de estar a punto de llegar, ¿no?” pensé para mis adentros, mientras miraba fijamente el mechón de pelo corto que se mecía entre los platillos. No había forma de pedirle ideas a Mafuyu, para quien iba a comprar el regalo, y tampoco tenía intención de consultárselo a Senpai, ya que habría despertado su interés.
Pero cuando por fin me decidí a hablar del tema con Chiaki, ella me hizo la siguiente pregunta:
—¿Quééé? ¿Regalo? —Y lanzó un puñetazo en mi dirección.
—¿¿Qué fue eso?? ......
Me froté la cabeza con cuidado mientras recogía mi bajo caído.
—¿Por qué el regalo? Vamos, dímelo otra vez.
Preguntó Chiaki, mientras soplaba en su puño. ¿Quién tendría el valor de responderte cuando actúas así? Pero me vi obligado a responder, ya que la mirada de Chiaki era cada vez más aguda. Tartamudeé,
—Bueno, como iba diciendo, el cumpleaños de Mafuyu se acerca pronto......
Otro golpe. Tal y como esperaba.
—¡Increíble! No deberías acercarte a mí para hablar de eso si hay siquiera una pizca de sensibilidad dentro de ti.
—¿Eh? Pero...... Quiero decir, sé que las preferencias de Chiaki son muy diferentes a las de Mafuyu, pero no tengo ni idea de con quién más puedo hablar de esto.
—¡Eso no es lo que quise decir!
El tercer golpe. Ya me estaba mareando. Chiaki soltó un “hmmph” y empezó a afinar el redoblante. Dejé escapar un suspiro y enchufé mi bajo a los amplificadores. ¿Qué está pasando aquí? ¿ Acaso dije algo que la enfadó?
—¡Caramba! Nao, deja de pensar en cosas sin sentido como ésa y empecemos a practicar. El tiempo es oro, ¿sabes?
—Lo entiendo...... —Supongo que dejaré de lado el tema del regalo por ahora. Es raro que Chiaki venga a la escuela temprano conmigo.
Me colgué la correa de la guitarra al hombro y agarré con fuerza el mástil de mi bajo. Todavía quedaban restos del calor de entonces en las cuerdas, e incluso podía sentir cómo las palmas de mis manos absorbían el sudor que había brotado de las yemas de mis dedos en aquel momento.
Había pasado una semana desde que terminó aquel festival escolar que pareció una tormenta. Ahora era invierno, así que resultaba más difícil levantarse temprano; pero eso no me impedía asistir a los ensayos matutinos. Porque, durante la actuación en vivo, me di cuenta de lo pobre que era mi resistencia física.
Apenas aguanté las dos horas que duró la actuación, tanto el sábado como el domingo. Y a pesar de haberme preparado para la prueba, supongo que mis emociones estaban a flor de piel debido a aquel extraño incidente; todo el tiempo, mi cuerpo se movía en contra de mi voluntad, como si estuviera bajo los efectos de alguna extraña droga. Pero el segundo día, después de que hubiéramos terminado nuestro bis -y después de que mi cerebro ya se hubiera vaciado de la droga-, el consejo estudiantil irrumpió entre bastidores y le dijo a Senpai,
—Kagurazaka, hay mucha gente fuera que quería ver su actuación pero no pudo entrar. ¿ Pueden hacer otra actuación durante el kouyasai? [TLNote: Kouyasai (後夜祭) es el evento que se celebra por la noche el último día de un festival, que suele incluir bailes cerca/alrededor de hogueras y otros eventos].
A lo que Senpai accedió de buena gana. ¿Te imaginas lo lamentable que debe ser cuando la cera de una vela se ha derretido por completo y lo único que queda es el tenue parpadeo de la mecha?
—Cierto, la espalda de Nao parecía realmente lamentable durante el kouyasai —Al parecer Chiaki también lo recuerda. Mientras afinaba el bombo, continuó—: Pero Senpai estaba muy contenta. Dijo que sonabas como Springsteen.
—Aunque más tarde me convertí en Mori Shinichi...... [TLNote: Un famoso cantante de enka]
—¡Más razón para que practiques!
Chiaki sigue enfadada por el tema del regalo. Pisó repetidamente el pedal del bombo, y a medida que las notas graves ganaban ritmo gradualmente, se entrelazaron con los golpes del tambor de suelo y se transformaron en un sólido tempo de dieciséis tiempos. La puerta sigue abierta para la ventilación, ya sabes...... Oh bueno, de todas formas está conteniendo el volumen.
Suspiré para mis adentros en silencio, mantener el volumen bajo mientras tocaba la batería continuamente era una hazaña increíblemente difícil. Chiaki era cada vez más impresionante, y no podía quitarme la sensación de que me estaba quedando atrás.
—El canto de Nao sonaba un poco forzado. Quizá fuera porque tocaba el bajo al mismo tiempo. Antes era mucho más directo.
—Vaya recuerdos que tienes ahí......
¿Incluso se acuerda de cómo cantaba yo?
—¿Cuánto tiempo crees que he estado tomando clases de música contigo?
—Tienes razón.
Chiaki y yo éramos compañeros de clase desde hacía diez años. Bastante increíble, ahora que lo pienso. Y diez años después, incluso nos unimos a la misma banda.
—Por eso tienes que practicar más, para acostumbrar tus dedos. Tu canto debería ser más natural una vez que eso suceda.
Ya veo. Ahora que lo pienso, está tocando la batería y charlando al mismo tiempo. ¿También se debe a que sus manos se han acostumbrado después de practicar repetidamente?
—Urm, ¿por dónde debería empezar nuestra práctica? ¿Qué frase?
—¿Cómo voy a saberlo? No dependas de mí para esas cosas.
Tiene razón. Me arrepentí en cuanto se lo pregunté. Chiaki hinchó las mejillas y, mientras tanto, sus extremidades no cesaban en su tarea de esbozar el tempo.
—Ni siquiera yo puedo saber todo sobre Nao.
—Entonces, ¿cuánto sabes?
Casi me caigo hacia delante cuando una voz repentina vino de detrás de mí. Cuando me di la vuelta, mi nariz casi entró en contacto con el pelo de color granate. Un par de ojos zafiro aparecieron justo delante de mí, y me quedé helado en el sitio mientras miraba fijamente la cara de Mafuyu. Su nariz y sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas, probablemente porque caminaba hacia la escuela en el frío aire de la mañana de invierno. ¿Cuánto tiempo lleva aquí? Antes no me di cuenta de su presencia debido a los continuos golpes de la batería; y Chiaki tampoco la vio, ya que mi cuerpo le impedía ver a Mafuyu. Chiaki entonces detuvo sus brazos con una expresión de sorpresa en su rostro.
—¡Caramba, salúdanos si ya estás aquí! Buenos días, Mafu-Mafu! —exclamó Chiaki, mientras levantaba sus baquetas en el aire.
—......Buenos días —Mafuyu apartó la mirada de mí avergonzada. Yo también hice lo mismo: mi corazón latía con fuerza solo por cruzarme brevemente con ella.
Eso se debía a que sólo había pasado una semana desde nuestra actuación en vivo en el festival escolar.
—No es una buena costumbre escuchar a escondidas —dijo Chiaki.
—¡No es cierto! —Mafuyu sacudió la cabeza con fuerza, su pelo bailando en el aire—. ¡...... Fue por accidente!
—¿Qué parte de nuestra conversación oíste? —Me entró el pánico. ¿También se enteró del regalo? Mafuyu frunció el ceño.
—...... ¿Hay algo que quieras ocultarme?
—¿Eh? Ah, no, bueno......
—Te escuché a ti y a Chiaki hablar de cómo ambos han estado asistiendo a clases de música juntos durante años.
Menos mal. Así que sólo escuchó nuestra conversación a partir de entonces.
—¿Por qué das un suspiro de alivio?
La pregunta de Mafuyu hizo que mi mente entrara en modo de pánico una vez más. ¿Por qué está enfadada?
—Urm, ¿qué?
—Siempre eres así, Nao. Tus pensamientos siempre se reflejan claramente en tu cara —dijo Chiaki detrás de mí.
—¿Es verdad?
—¿Nunca te has dado cuenta?
Mafuyu me asestó un duro golpe al decir eso. Chiaki entonces se encogió de hombros.
—¿Cómo podría darse cuenta? Es tan tonto que ni siquiera se daría cuenta si le picara una abeja.
—Eso lo sé.
—Hasta las amebas tienen más neuronas que él.
—Eso también lo sé.
¿Qué demonios hice?
—Antes, me preguntó incluso por el rega-
—¡Whoaaa!
Pasé por encima de la batería y presioné mis manos en la boca de Chiaki. ¡Por favor, no digas eso en voz alta!
—¡Uhhuuhhh!
—¿Qué? ¿Hay algo que no debo saber?
Cuando me di la vuelta, la expresión de la cara de Mafuyu parecía como si quisiera interrogarme. Al verme acorralado y sin escapatoria, sólo pude agitar los brazos como una polilla moribunda mientras intentaba inventar algo que la satisficiera.
—¡Buenos días, camaradas!
Sonó una voz atronadora. Una silueta alta apareció en la puerta abierta. Kagurazaka-senpai entró tranquilamente en la sala de prácticas, con su pelo negro trenzado ondeando en el aire, y luego cerró la pesada puerta. Me salvé. Puede que ella no supiera dónde se metía, pero yo estaba en una situación realmente mala.
—¿Hmm? El joven está a punto de besar a la camarada Aihara, ¿y la camarada Ebisawa intenta detenerlo?
—¡De ninguna manera!
—¡De ninguna manera!
—¡Kyouko!
Senpai se quitó la funda de la guitarra del hombro y la colocó en el suelo, luego abrió la puerta con una sonrisa.
—Para no interrumpirlos a los tres, dejaré la videocámara encendida y me quedaré afuera unos cinco minutos. Por favor, continúen con lo que estaban haciendo.
—¡Espera, espera! ¿Para qué demonios viniste? Empecemos nuestro ensayo matutino. Ya sabes, ¡el ensayo de la mañana!
Hice todo lo posible para que se quedara.
—¿Necesitas practicar besos por la mañana? Nunca esperé que fueras tan inocente. Ya veo, estoy dispuesta a ayudarte.
—¿Por qué Senpai está pensando en ese sentido? Somos una banda, ¿no?
Senpai se dio la vuelta y cerró la puerta, luego levantó su dedo índice.
—No somos una banda ordinaria, ¿sí? Somos los mirlos <feketerigó>, ardiendo a través de la noche con las llamas del amor, y nuestras alas declararán al mundo el advenimiento del amanecer.
—Okay......
¿Y entonces?
—Si algún día nos hacemos populares y alguien nos pide que participemos en el rodaje de una película, ¿no sería problemático que no pudiéramos hacer bien la escena del beso?
—¿Por qué te preocupas por cosas tan inútiles?
—Como nota al margen, la camarada Ebisawa es bastante impresionante cuando se trata de besar —Senpai se relamió los labios.
—¡Kyouko~!
Mafuyu chilló y golpeó con los puños los platillos que tenía al lado. Me sorprendió lo que dijo Senpai. ¿¡Cuándo pasó eso!? Ah, no, espera, ¿podría estar hablando de lo que pasó el tercer día de nuestro campamento de entrenamiento?
—¡Caramba! ¡La música es nuestro enfoque principal! —Chiaki pinchó a Senpai con la punta de su baqueta—. ¡Deberíamos concentrarnos en intentar hacer más actuaciones en vivo para hacernos famosos!
—¡La razón por la que quiero tanto a la Camarada Aihara es porque siempre dice las cosas correctas en el momento más crucial!
—¡Ese truco tuyo sólo funcionará dos veces al mes como mucho!
—¿Y si le doy un abrazo y un beso?
—Hmm...... que sean tres veces entonces.
¿Qué pasa con esa conversación? Senpai pasó junto a mí con una sonrisa y abrió la funda de su guitarra. Su Les Paul desprendía un brillo negro.
—Me alegra ver que la llama de todos sigue ardiendo. Creía que el joven ya estaba achicharrado y que tardaría en recuperarse. Pero parece que ya fortaleciste tu corazón.
Senpai me mostró una sonrisa mientras tensaba sus cuerdas de forma sensual.
—Me mostrarás un mundo desconocido en nuestra próxima actuación, y en las muchas siguientes, ¿verdad?
—¿Ya tenemos nuestra próxima actuación?
preguntó Mafuyu, mientras giraba rápidamente la cabeza. Aquello era mucho más de lo que esperaba. Parecía que cada vez le gustaban más las actuaciones en vivo.
—No, todavía no. Quiero hacer una actuación más antes de que acabe el año, pero quiero apuntar más alto. No tengo intención de quedarme en el mismo sitio.
—¿Un escenario todavía más grande? —preguntó Chiaki.
—Así es. Un lugar donde no recibiremos el apoyo del público.
Kagurazaka-senpai era alguien que se negaba a permanecer en el mismo lugar para siempre, siempre apuntaba más y más alto. ¿Hasta dónde ha puesto sus miras? ¿Y puedo seguir su ritmo?
—No te preocupes.
Senpai sonrió mientras miraba brevemente el pequeño país en el que nos encontrábamos.
—Aunque estemos atascados, podremos avanzar mientras nuestros corazones sigan latiendo al ritmo. Igual que hizo el joven por el camarada Ebisawa en ese momento.
Un sonido metálico sonó detrás de mí. Me giré y vi a Mafuyu recogiendo las sillas y los amplificadores caídos. Me echó un vistazo, pero su cara se puso aún más roja y apartó la mirada. Rápidamente giré la cabeza hacia los amplificadores de mi bajo.
Toqué unas cuantas notas mal durante el ensayo de aquella mañana, porque me di cuenta de que Mafuyu me miraba vacilante por el rabillo del ojo. Ni que decir tiene que mi canto no sonaba nada natural.
No podía quitarme la mirada de Mafuyu de la cabeza, ni siquiera durante la clase.
Desde aquel incidente...
La distancia entre nosotros se redujo.
No tenía ni idea de cuánto, pero me asustaba... me asustaba que sólo fueran ilusiones mías. Cuando terminó el kouyasai, Mafuyu se desmayó de cansancio mientras recogía sus cosas, así que la llevé a la enfermería. Como no había nadie más por allí en ese momento, no me quedó más remedio que cuidar de ella (aunque lo único que hice fue sentarme en la silla junto a la cama). Aquella hora fue una gran oportunidad para mí, pero la fastidié hablándole sólo de música. ¿Qué demonios estaba haciendo?
—Eso es. ¿Qué demonios estabas haciendo, Nao?
—¡Deberías haber hecho algo con ella entonces! Creíamos que iban a volver de la mano. Qué gran decepción.
Los chicos de mi clase me rodearon y me insultaron. Eso ocurrió en el vestuario después de que termináramos educación física, la cuarta lección del día.
—Urm, lo siento.......
No, espera, ¿por qué me disculpo?
—Pero hiciste algo allí, ¿verdad?
—Es imposible que no haya pasado nada, ¿verdad?
—Urm...... Ah, cierto. Mafuyu odia las óperas italianas, igual que yo.
—¿Quién demonios quiere saber eso?
—¡Sólo sé un crítico musical por el resto de tu vida!
—Maldita sea, ¿esa cosa entre tus piernas es un fiasco?
¿Por qué me regañan todos los que conozco hoy? Realmente tenía ganas de llorar.
—¿Nada más? ¿Como una cita o algo?
—Urm......
Mis compañeros de clase se cerraron sobre mí como una manada de lobos hambrientos listos para abalanzarse sobre una oveja, así que finalmente les revelé mi intención de celebrar el cumpleaños de Mafuyu con ella. En un instante, los ojos de todos se encendieron como calabazas en Halloween. ¡Vaya!
—¿Qué le vas a regalar, Nao?
¿Por qué tengo que responder a esa pregunta?
—Primero debería ser un anillo, ¿verdad?
—¡Eso es demasiado rápido, cálmate! Debería darle una gargantilla como primer regalo.
—¡Tú deberías ser el que se calme!
—¿Cuántos meses de sueldo tienes que quemar para comprar una gargantilla?
—No es para la Princesa, tonto. ¡Es para Nao!
—¡Esa es buena!
—No, bueno... Siento interrumpir mientras están discutiendo apasionadamente el asunto... pero todavía no me decidí.
—¡Muere de una vez, bastardo indeciso!
—¡Más vale que termine en tragedia!
Encogí mi cuerpo y me acerqué a los casilleros. Quería esconderme en algún lugar. Por favor, no hablen más de este asunto. No tengo ni idea de por qué los chicos me están atacando. Por alguna razón que desconozco, todos asumieron que Mafuyu y yo ya teníamos ese tipo de relación. ¿Cuándo dije eso?
—Su cumpleaños es en menos de dos semanas, ¿verdad? Será mejor que te decidas rápido, Nao.
—Mmm... Esperen, ¿por qué saben cuándo es su cumpleaños?
—¿Eres idiota? ¡Es obvio que averiguamos el cumpleaños de una chica que está en el centro de atención!
—La preparatoria es un período largo. Nunca se sabe lo que puede pasar.
—Aunque a Nao ya le pasó todo.
—Maldita sea, estoy furioso. Deberías morirte, Nao.
¡No es culpa mía!
—Ni siquiera puedes decidir qué regalo hacerle, aunque estés rodeado de chicas.
—Mmm. Intenté hablarlo con Chiaki, pero me rechazó.
Podía sentir la furia de todos.
—¿Intentaste hablarlo con Aihara?
—¿Sobre el regalo de la princesa?
—¿En serio?
Temblé y asentí con la cabeza. Al momento siguiente, me estaban golpeando en el suelo.
—¡Esto es por Aihara! ¡Y esto es por mí! —dijo uno de los chicos, mientras me daba dos puñetazos en el estómago. El resto de los chicos hicieron lo mismo.
El polvo bailaba en el aire mezclado con el olor a sudor y desodorante. Estaba solo en la habitación, con el cuerpo inmóvil debido al dolor que emanaba de todas las lesiones que tenía. Lo único que podía hacer era tumbarme boca arriba y escuchar la campana que señalaba el final del descanso para comer, sonando en un lugar lejano.
Los seres humanos somos criaturas que reflexionamos sobre lo que hemos hecho mal, así que esa misma noche me pasé el tiempo en mi habitación pensando en por qué Chiaki y los chicos estaban enfadados. Llevábamos más de diez años juntos, pero yo todavía no la conocía muy bien. Y eso se hizo aún más evidente después de que nos uniéramos a la banda. Quiero decir, nos conocemos bastante bien si hablamos de cosas típicas, como los cumpleaños.
Hmm. Cumpleaños. ¿Es eso? Es muy posible que estuviera enfadada por eso. Bien, le compraré un regalo adecuado. ¿Estará bien? Me pregunto cuánto tiempo llevo de retraso. Miré el calendario que había sobre la mesa y conté.
Urm... era demasiado tarde.
Pero supongo que es mejor que nada. Sí.
Mi mente dio vueltas alrededor de ese pensamiento durante quién sabe cuánto tiempo.
Después de tomar finalmente una decisión, bajé silenciosamente las escaleras. Tetsurou estaba escuchando el Oratorio de Navidad de Bach a todo volumen en la sala de estar. Me escabullí con cuidado por el pasillo y abrí el armario para sacar un disco que había dentro, y luego lo envolví con papel de regalo azul de los grandes almacenes.
—¿Le gustará? —pensé ingenuamente. Ahora que lo pienso, por aquel entonces era realmente un desastre.
Al día siguiente, mientras esperaba el primer tren, vi a Chiaki en el andén, así que corrí hacia ella para darle el regalo. Chiaki abrió mucho los ojos cuando recibió el regalo. Su mirada se movió entre mí y el regalo unas cuatro veces. Luego preguntó:
—¿Qué es esto?
—Eh, me adelanté diez meses, pero es tu regalo de cumpleaños.
—¿Eh?
—Es el disco de vinilo de <Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band>, la versión británica. Lo querías desde hace mucho tiempo, ¿verdad?
—¿Eh? ¿P-p-por qué? Y, normalmente, ¿no dirías que llega dos meses tarde?
La cara de Chiaki alternaba entre roja y blanca; abrió mucho los ojos durante un breve instante y luego empezó a parpadear repetidamente durante un rato. Qué persona tan ocupada es.
—¿Por qué? Nunca antes me has dado un regalo de cumpleaños.
—¿No te enfadaste ayer por esto?
Su cara, roja como un tomate, se quedó paralizada por un momento. Y al instante siguiente...
—¡Idiota!
El paisaje ante mis ojos se puso patas arriba al mismo tiempo que oí su furioso rugido; y un violento impacto golpeó mi espalda antes de que pudiera siquiera entender lo que estaba pasando.
El increíblemente azul cielo invernal apareció de repente ante mí, aunque la mitad estaba oculta tras el refugio de la estación de tren. Un dolor agudo me atravesó la cabeza y mi espalda se arqueó hacia arriba debido al espasmo. Cuando me di cuenta de que Chiaki me había lanzado, ella asomó la cabeza por encima de mí.
—¡I-Increíble! ¡Nunca pensé que fueras tan estúpido!
En respuesta a los ataques de Chiaki, me protegí la cabeza con los brazos y rodé por el suelo.
—Lo siento. Eh... No esperaba que te enfadaras tanto.
Parece que cometí un grave error. Me costó mucho esfuerzo levantarme finalmente. Chiaki abrazaba el disco con fuerza contra su pecho y me miraba con ferocidad mientras sus hombros se movían arriba y abajo al ritmo de su respiración. Menos mal que no había nadie más en el andén a esas horas de la madrugada; hubiera sido malo que alguien presenciara ese incidente.
—Además, debes saber que el tocadiscos de mi casa está estropeado.
Ahora que lo pienso, tiene razón. Había ido varias veces a su casa a jugar, pero ya se me había olvidado.
—Lo siento, me lo llevaré...
—¡Idiota!
Chiaki me apartó la mano de un manotazo y escondió el disco detrás de ella.
—¡Me lo quedo, ya que me lo estás regalando!
¿Lo quieres o no? ¿Qué demonios quieres?
En ese momento, llegó el primer tren a la estación, así que rápidamente me puse detrás de la línea blanca. La parte posterior de mi cabeza fue asaltada por las bocinas a todo volumen.
—¡Deberías pensar también en mis sentimientos!
Gritó Chiaki, con una voz comparable al ruido del tren. Tenía la cara roja y el moño que se había hecho le ondeaba junto a las orejas por el viento. No subí al tren cuando se abrieron las puertas, porque Chiaki desprendía un aura intimidante.
—¡Estúpido Nao, deberías morirte!
La voz de Chiaki se vio interrumpida por el cierre de las puertas del tren. Podía ver la silueta de su cuerpo a través de las ventanas y, a medida que se alejaba cada vez más de mí, alcancé a ver un brillo en el rabillo de sus ojos.
¿Está llorando?
Me senté en cuclillas en el andén y me esforcé por recordar sus expresiones y su voz mientras esperaba a que llegara el siguiente tren.
La frecuencia de los trenes era muy baja, por lo que perder el primer tren significaba que llegaría a la escuela unos veinte minutos tarde.
Cuando finalmente llegué a la escuela, las puertas principales ya estaban cerradas, así que entré por una puerta lateral. «Será incómodo encontrarme con Chiaki», pensé mientras doblaba la esquina de un edificio, y entonces oí un leve sonido de tambores.
Provenía del antiguo y bajo bloque de música que se encontraba bajo las sombras de los altos edificios de la escuela. Había una persona agachada contra la puerta de la habitación más alejada de los edificios. Su largo cabello castaño rojizo casi rozaba el suelo. Era Mafuyu. ¿Qué está haciendo allí?
—... Buenos días.
Mafuyu me saludó con suavidad, levantando los ojos para mirarme. Abrazaba su guitarra contra el pecho.
—Buenos días...
Me detuve a unos tres pasos de Mafuyu. ¿Por qué está esperando fuera? ¿No está Chiaki ahí dentro? Desviamos la mirada justo después de cruzarlas. Esto venía sucediendo desde el festival escolar.
¿Hay algo que debas decirme?
Sentí como si Mafuyu me lo estuviera preguntando con la mirada, pero ninguno de los dos podía tocar ese tema. Esa mañana fue igual. En su lugar, le hice una pregunta normal.
—Eh... Chiaki debería estar dentro, ¿por qué estás aquí fuera?
Mafuyu me miró fijamente y luego suspiró. Una punzante sensación de culpa y tristeza se me atascó en la garganta. Bajó la cabeza y dejó que sus palabras cayeran entre sus rodillas.
—Chiaki está enfadada, así que estoy esperando a que se calme.
—¿Está enfadada? ¿Te dijo algo?
Mafuyu negó con la cabeza.
—Es obvio por los sonidos. La fuerza de los golpes ascendentes ha desaparecido. Este tipo de cadencia aburrida siempre aparece cuando Chiaki está enfadada o ansiosa.
Me quedé sin palabras. ¿Puede deducir todo eso solo por el sonido de la batería?
—¿Nunca te has dado cuenta? Eres muy torpe...
Mafuyu me lanzó una mirada de resignación. De acuerdo, soy torpe, pero eso es otra cosa, ¿ok?
—¿Pasó algo? Ayer también estabas actuando de forma extraña.
Mafuyu se levantó lentamente y acercó su rostro al mío.
—No, nada. Urm...
La ira de Chiaki comenzó cuando quise hablar con ella sobre el regalo de cumpleaños de Mafuyu, así que debería estar más o menos relacionado con Mafuyu también, ¿no? Pero ahora no es el momento de decir algo así.
—Explícamelo bien.
—Eh... verás, eh...
—¿Por qué siempre eres así?
La voz y la mirada de Mafuyu me atravesaron el corazón con dolor.
—Si no me lo cuentas bien... yo... yo... —La voz furiosa de Mafuyu se fue suavizando a medida que su mirada se deslizaba por mi cuerpo—. ...sigo esperándote.
¿Esperándome? ¿Esperando qué?
No, claro que está esperando mis palabras. Pero aún no estoy preparado mentalmente, y el regalo tampoco está listo. Así que ahora no es...
—Olvídalo. Lo entiendo —Mafuyu levantó la cabeza de golpe—. Se lo preguntaré a Chiaki.
—¡No puedes!
Mafuyu se sorprendió por mi voz; e incluso yo también me sorprendí. Ella presionó su espalda contra la puerta.
—Eh, quiero decir, bueno, eh, hice enojar a Chiaki... probablemente. Así que pensaré en algo y le pediré perdón.
Así es, tengo que ser yo quien hable. Lo mismo ocurría con el regalo de Mafuyu. En definitiva, pedirle ayuda a Chiaki fue un error. Tenía que pensarlo y decidir por mí mismo.
Así que aparté a Mafuyu y agarré el pomo de la puerta.
—¡Nao! ¡Llegas muy tarde! ¡Ya te dije que sería más rápido ir corriendo a la escuela si perdías el primer tren, ¿no?
Un rugido furioso me atacó en cuanto abrí la puerta. Menos mal, es la Chiaki de siempre —suspiré aliviado. Fue realmente vergonzoso por mi parte.
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