Youkoso Jitsuryoku Shijou... Segundo Año Volumen 6 - Capítulo 5

EL SEGUNDO FESTIVAL DEPORTIVO

 

Era por la mañana. Todos los estudiantes estaban reunidos en el recinto, y yo los vigilaba desde la zona de profesores. El presidente del Consejo Estudiantil, Nagumo, estaba pronunciando el discurso de apertura desde un podio que se había instalado. Lo observaban los invitados que fueron convocados desde el exterior. No eran muchos, apenas unas decenas. A pesar de ello, parecía que los estudiantes estaban inquietos ante la presencia de personas ajenas que no estaban acostumbradas a ver. Estaban ansiosos y con ganas de lanzarse al campo de juego para el Festival Deportivo.

El presidente del Consejo Estudiantil nos había informado de antemano sobre los invitados, pero -a pesar de su número- sentimos mucha más presión de la que habíamos imaginado. Eran personas de los círculos políticos o de otro tipo que habían participado en la fundación de esta escuela. No había ningún político que se reconociera por haberlo visto antes en la televisión, pero tampoco estaban muy lejos de ese estatus. Todos iban vestidos de traje y tenían expresiones rígidas mientras observaban; era casi como si estuvieran vigilando a los prisioneros. E incluso con todo eso, el presidente Nagumo continuó hablando con valentía sin temblar ni un poco. Estaba cumpliendo con su papel, que no tenía nada que envidiar a la espléndida imagen que mi hermano había mostrado a los estudiantes. Después de que concluyera sus comentarios y los alumnos lo ovacionaran, la batuta pasó a los profesores, que reiteraron los puntos clave sobre el Festival Deportivo. Y entonces se acercó la hora de empezar.

Después de esto, los alumnos eran libres de hacer lo que quisieran. Siempre que respetaran las normas, podían participar en la competición a la que se habían inscrito, o podían comprobar su oposición, decidir que no era un buen negocio y retirarse del evento en el último momento para participar en alguna otra competición, siempre que tuvieran dos puntos. Y había que tener en cuenta que, por regla general, una vez que un alumno había terminado de participar en todas sus competiciones y no le quedara ninguna otra en la que estuviera previsto participar, tenía que ir a una zona designada y se le asignaba el deber de animar a su clase. Si los sorprendían charlando o descansando en algún lugar en el que no debían estar, o haciéndose los distraídos, no sólo perdían su derecho a participar, sino que también se les quitaban los puntos.

Además, junto con la clase de Ryuuen, a la que nos unimos en una relación de cooperación, hicimos ajustes para evitar enfrentarnos en las pruebas individuales en la medida de lo posible, y estructuramos los equipos para los enfrentamientos por equipos de forma que ambas clases seleccionaran a los estudiantes que pudieran ganar con facilidad. A continuación, dividimos el número de alumnos al cincuenta por ciento, y nos aseguramos de que ambas clases obtuvieran el mismo número de puntos independientemente de si ganaban o perdían.

Y luego, independientemente de la capacidad de un alumno, decidimos un límite máximo para el número de competiciones por equipos en las que participaba. Se trataba de una medida para garantizar que los atletas más destacados, como Sudou-kun y Yamada Albert-kun, no estuvieran atados durante un largo periodo de tiempo, por lo que acordamos que una persona podría ayudar como máximo en tres encuentros por equipos. En el contrato, restringimos este acuerdo a los eventos en los que se inscribieran antes del día en sí.

Sería ridículo que se pelearan y dijeran "ayuda aquí" o "ayuda allí" el mismo día del Festival Deportivo. Además, tampoco impusimos una regla rígida de que no podían formar equipo con los estudiantes de la clase de Ichinose o de Sakayanagi. Si podían hacer un buen uso de ello en un encuentro, aceptábamos que formaran equipo en función de cada caso. No me preocupaba porque había trabajado en esto con Katsuragi-kun una y otra vez para que no se convirtiera en un problema.

No tenía mucho de qué preocuparme al principio de la competición, ya que muchos participarían en competencias a las que se habían apuntado con antelación. No debía olvidar que tenía que informar a mis compañeros cada hora, y vigilar si surgían problemas y hacer pequeños ajustes cuando fuera necesario.

La primera competición en la que participé fue la carrera de 100 metros. Empezaba quince minutos después de que se inaugurara el festival, así que no tenía que apresurarme, pero quería llegar pronto y ver a los demás participantes.

―¡Ven, Horikita! ¡¡¡Pelea conmigo!!!

La persona que corrió hacia mí a toda velocidad en el momento en que todos habían sido invitados a hacer lo que quisieran fue Ibuki. No dejaba de mirarme fijamente a pesar de estar jadeando.

―¿Eres estúpida?

―¡¿Eh?! ¿Qué estás diciendo? ¿Tienes miedo de perder contra mí? Lo tienes, ¿verdad?

―En absoluto ―La rechacé al instante―. ¿En qué competición estás justo después de esto? Calma tu respiración antes de responder".

―.. ¡¿Eh?! ¡Es la carrera de 100 metros, por supuesto! No lo olvidaré, lo decidimos juntas.

―Sí, la carrera de 100 metros. Y estamos inscritas en la primera carrera. Eso es lo que decidimos. Por lo tanto, tendrás que correr pronto después de esto. Y a pesar de eso, ¿por qué estás corriendo a toda velocidad justo antes de participar? No debería tener que decirte que ya decidimos que nos enfrentaremos, así que lo que debes hacer es ir a la zona designada y esperar.

―Mierda ―murmuró, haciendo evidente que sólo comprendió la situación en la que se encontraba después de que se lo dijera―. De todas formas, ¡pelea conmigo!

―Relájate. No hace falta que me lo digas, lucharé contra ti.

Ibuki-san no iba a caer fácilmente. El año pasado en la carrera de 100 metros, gané sólo por un pequeño margen.

Si fuera posible, me hubiera gustado evitarla como oponente, pero tenía algo que agradecerle.

Si Ibuki-san no me hubiera ayudado, es posible que Kushida-san no hubiera empezado a ir a la escuela. Pero eso no significaba que pudiera darle la victoria. Estoy segura de que tú tampoco quieres eso, así que ganaré limpiamente. Ibuki-san, descontenta ante la perspectiva de caminar conmigo, tomó distancia y se dirigió al primer evento al mismo tiempo que yo. Una agradable tensión surgió en mi interior.

Lo primero era una prueba con sólo chicas de segundo año. Ciñéndonos a las condiciones que habíamos acordado de antemano, la única persona que podría ser mi rival era Ibuki-san. Pero sería una tontería pensar que eso era buena suerte. Si a mí me tocaba un combate fácil, eso significaba que alguna otra persona iba a enfrentarse a un enemigo duro en algún otro combate.

 

PARTE 1

La carrera de 100 metros se celebró justo después de la ceremonia de inauguración; fue mi primer encuentro con Ibuki-san. Resultó en una estrecha victoria para mí. Curiosamente, gané con la misma pequeña ventaja que tuve el año pasado. Ibuki-san levantó polvo en señal de frustración después de llegar a la meta, dando la excusa de que había corrido con todas sus fuerzas antes del encuentro.

Mi siguiente combate con ella sería el salto de longitud en la cuarta prueba. Las dos pruebas intermedias se disputarían por separado.

La segunda prueba fue la carrera de obstáculos, en la que quedé en primer lugar. La tercera prueba fue la de tirar de la cuerda por equipos, en la que quedamos en tercer lugar. Los puntos que he ganado hasta ahora son: 5 puntos de inicio, 10 puntos por conseguir dos primeros puestos en solitario, 3 puntos por conseguir el tercer puesto en la prueba de tirar de la cuerda por equipos y 3 puntos por la participación, lo que da un total de 21 puntos. Esto podría llamarse un excelente comienzo.

Entonces, cuando llegaron las 10 de la mañana, mi segundo combate con Ibuki, el salto de longitud, estaba a punto de empezar.

Realicé el único salto que decidiría ese combate, y para mí, el evento terminó en ese momento. Registré una distancia de 5 metros, 79 centímetros. No está mal. En una situación en la que el fracaso no era aceptable, podría haber registrado lo que era casi una nueva marca personal.

Ibuki-san, que estaba tres turnos detrás de mí, reguló su respiración mientras miraba los resultados. Quedaban tres personas por saltar. Yo había saltado al primer puesto, así que estaba muy cerca de conseguir muchos puntos en esta prueba.

―¡Suzune! ¡Te encontré!

Mientras vigilaba a la siguiente participante, oí una voz que me llamaba desde atrás. Al mirar hacia atrás, vi a Sudou-kun acercándose a mí con Onodera-san caminando detrás de él. Son la pareja en la que tengo puestas grandes esperanzas como participantes destacados de este Festival Deportivo.

―Por su aspecto, las cosas deben ir bien.

―Desde el comienzo, Sudou-kun ha conseguido tres victorias consecutivas. Es más, lo ha hecho parecer fácil. ¡Debería haber esperado eso!

―Eh, supongo. Pero ¿sabes?, Onodera ha conseguido el primer puesto en los dos eventos en los que ha participado. ¿No?

―Bueno, en mi caso, tuve un poco de suerte.

Onodera, sin parangón en la natación, había demostrado plenamente su talento incluso en tierra.

―o tenía la impresión de que fueras tan rápida cuando entramos en la escuela. ¿Cuándo mejoraste?

Sentí curiosidad, sobre todo porque la he estado observando todo el tiempo en la clase de educación física.

―En realidad no me gusta correr, y no me interesan otras cosas aparte de la natación, así que tal vez no me lo estaba tomando en serio....

―¡Dijiste que en definitiva no harías larga distancia!

―Me cansa mucho; no puedo correr tanto; ¡no hay nada bueno en ello!

Parece que han estado practicando todos los días desde que decidieron formar equipo. Son un combo mucho más natural de lo que había imaginado.

―Bueno, para ser sincero, quería luchar contra Kouenji si podía. Ese tipo también quedó primero en los tres eventos en los que participó, y parece que va a continuar con esa racha.

―Eso no es bueno. Ir contra tus compañeros de clase no es una buena idea. Lo entiendes, ¿verdad?

Tanto Sudou-kun como Kouenji-kun tienen el potencial para obtener el primer lugar. Entiendo su deseo de competir entre ellos, pero deben priorizar la clase en este momento.

―Lo entiendo. Es sólo una broma.

―Está bien. Lo vigilaré para que no pierda de vista. No te preocupes.

―Ya veo. Cuanto más pueda confiar en ti, Onodera-san, menos tendré que preocuparme innecesariamente.

―No creen en mí ni un poco....

Parecía insatisfecho, pero desvió la mirada cuando lo miré a los ojos.. Esto debe ser una prueba de que está reflexionando sobre lo que ha hecho en el pasado.

―Después de esto, tienen previsto participar en sucesivas pruebas de dobles, ¿no es así? Buena suerte.

―Ya lo creo. Vamos a mantener esta racha de victorias.

Palabras prometedoras. Pero entonces, en ese momento, la última participante se dirigió a la línea de salida. Detuve nuestra conversación por un momento y dirigí mi mirada hacia Ibuki-san.

―No podemos seguir molestándola. Vayamos a buscar el próximo evento.

―Sí, hagamos eso. Hasta luego, Horikita-san.

―Sí.

Les eché una mirada de reojo y contemplé a Ibuki, que había empezado a correr. Entiendo perfectamente que las habilidades de Ibuki-san se acercan a las mías. En otras palabras, es razonable pensar que ella podría superar mi récord. Estoy dudando entre querer que pierda y querer tener un buen combate contra ella a pleno rendimiento.

Ella debía estar bajo mucha presión, pero sus movimientos eran agudos y refinados. Después de saltar y aterrizar, se inclinó hacia delante y cayó. Aunque tenía la cara sucia, se giró rápidamente hacia el encargado de los récords. 5 metros 81 centímetros. Eran sólo 2 centímetros, pero aun así, el hecho de que me faltaran 2 centímetros había zanjado mi derrota.

―¡Lo hice!

Ibuki-san hizo una pose victoriosa e hizo un gran alboroto como una niña. Estaba con uno menos y no tenía segundas oportunidades, pero aun así hizo un salto espléndido.

―¿Viste? ¡Yo gané! ¡Tú perdiste!

Puedo entender que se sienta tan feliz que quiera molestarme, pero debo admitir que estaba siendo un poco irritante.

―Como pensaba, podrías haber tenido ventaja porque no tienes tanta resistencia al aire...

Si asumimos que no había diferencia de habilidad entre Ibuki-san y yo, entonces la brecha entre nosotros podría explicarse por eso...

―¿Eh? ¿Resistencia al aire?

―No es nada.

―No seas una mala perdedora. ¡Sólo admite honestamente que perdiste!

―No te dejes llevar. Esto significa que tengo una victoria y una derrota. Todo esto significa que volvemos a estar empatadas.

Intenté advertirle para que no se dejara llevar, pero mantuvo su sonrisa en todo momento. Debería sentirme mal por haber perdido el primer puesto, pero si ella está tan contenta supongo que está bien...

―¡Gané! ¡Gané! ¡Yo gané!

... No, no lo está.

En todo caso, hizo que mi estrés mental se disparara. Con esto, yo tenía una victoria y una derrota. Quería llegar al tercer enfrentamiento lo antes posible. Aun así, después de esto, estaba pendiente de unas cuantas pruebas de equipo de alta puntuación, así que mi enfrentamiento con ella tendría que esperar a la competición de barra de equilibrio de la tarde.

 

PARTE 2

Durante el festival deportivo, había un tablero electrónico en el campo de atletismo, por lo que siempre podíamos estar pendientes de cómo iba cada clase. La clase de Ryuuen-kun comenzó la competición en la cima de nuestro grado, pero poco después, nuestra clase B se hizo con el primer puesto y mantuvo esa posición. En segundo lugar estaba la clase D, en tercer lugar la clase C y en cuarto lugar la clase A. Era la clasificación ideal para nosotros. Ahora, si tan sólo las cosas se mantuvieran así hasta el final.

Me quedaba algo de tiempo hasta la siguiente competición, así que me dirigí a los asientos de los animadores para matar el tiempo.

―Buen trabajo ahí, Horikita-senpai.

Yagami-kun, de la clase 1-B, se acercó, llamándome al hacerlo.

―Tu clase también parece ir bien. Estás en el segundo lugar por poco.

―Tú también, senpai. ¿No están ustedes en primer lugar? ¡Es difícil imaginar que esta es la misma clase que empezó como clase D el año pasado!

―¿Eso fue un cumplido? ¿O también hubo algo de sarcasmo?

―¡No, en absoluto! Te respeto de verdad, aunque no tanto como al presidente del consejo estudiantil Nagumo.

Seguí su mirada para encontrar al Presidente del Consejo Estudiantil Nagumo corriendo a través de la cinta en la línea de meta.

―Algunos alumnos de tercer año estaban hablando de ello hace un momento. Al parecer, es su quinta victoria consecutiva.

Las chicas vitorearon al Presidente del Consejo Estudiantil mientras los invitados dirigían su atención hacia él. Sin embargo, el presidente Nagumo se mostró inexpresivo mientras abandonaba el lugar. Se deshizo de las chicas que lo llamaban, diciéndoles que quería estar solo mientras se distanciaba.

―Por lo general, al menos las atiende de dientes para afuera, pero no parece nada contento ―dije.

―Tiene casi garantizado que se graduará en la clase A, independientemente de que gane o pierda. Así que, ¿tal vez no pueda entusiasmarse por esto?

Efectivamente. El Presidente del Consejo Estudiantil estaba en una posición sólida como una roca, por lo que para él, las clasificaciones del festival deportivo no tendrían ningún significado. Supongo que la única razón por la que aspira al primer puesto es porque no quiere contenerse ante los invitados y los demás estudiantes.

―Iré a charlar con el presidente del Consejo Estudiantil ―dije.

― ¿En serio? Bueno, tengo mi próxima competición, así que me disculpo.

Después de una conversación casual con Yagami-kun, me acerqué al presidente del Consejo Estudiantil. Junto a él había una chica de tercer año que estaba hablando con él. Kiryuuin-senpai, de la clase 3-B. De vez en cuando, cuando me relacionaba con los estudiantes de tercer año, escuchaba algunas cosas sobre ella. También estaba al tanto de que ella tiene excelentes calificaciones en el OAA.

No podía interrumpirlos, así que simplemente me incliné y esperé.

―¡Felicidades por las 5 victorias seguidas, Nagumo!

―¿Por qué estás aquí?

―No tienes que ser tan frío, ¿sabes? Sólo me preocupa que no parezcas tan feliz a pesar de haber ganado. Parece que hay más de una o dos personas animándote.

―No me hagas reír. Como si ganar una competición de este nivel significara algo para mí.

―Conociéndote, podrías haber reunido a todos los débiles y hacer que compitieran contra ti para conseguir un primer puesto fácil. Aunque viendo la alineación de esa carrera, no parece que hayas hecho eso ―Kiryuuin-senpai señaló el hecho de que no estaba tratando de tomar el camino fácil―. Se dice que Ayanokouji está ausente hoy. ¿Es por eso que pareces tan molesto?

Ayanokouji. Una vez más, su nombre surgió incluso en un lugar como este. El presidente Nagumo no se volteó a ver a Kiryuin-senpai ni siquiera una vez. Suspiró en silencio.

―Pensé que al menos él saciaría mi sed, pero parece que me equivoqué.

―Pobrecito, ¿qué tal si me encargo de ti?

Su provocadora burla hizo que el presidente Nagumo mirara a Kiryuin-senpai por el rabillo del ojo por primera vez. Sin embargo, después de ver su sonrisa desafiante, se apartó de nuevo.

―Qué mentira más inútil. Aunque quisiera, no puedo imaginarme que me ofrezcas una pelea seria. ¿Me equivoco?

―Fufufu. Me atrapaste, ¿eh? ―Confesó Kiryuuin-senpai, encogiéndose de hombros mientras se acercaba al lado del presidente Nagumo―. Terminaré con mis requisitos mínimos después del próximo evento. Pienso relajarme y ver las competencias después de eso.

―Por supuesto que sí.

―Deberías dejar de darles importancia a estos estudiantes menores. Ya dominaste nuestro grado y estás fijo en la clase A. Además de eso, has logrado mucho como presidente del consejo estudiantil. Eso debería ser suficiente. Te recomiendo que te gradúes tranquilamente.

Casi como si le estuviera aconsejando lo que debía hacer, Kiryuin-senpai lo amonestó.

―¿Me estás dando consejos? ¿A qué se debe este cambio de opinión? Creo que hemos hablado más veces en los seis meses desde que te involucraste con Ayanokouji que en los dos años anteriores.

―Quizá tengas razón.

―No te preocupes, Kiryuuin. No necesitas decírmelo; no voy a jugar más con Ayanokouji. Eligió no luchar contra mí, y no tiene sentido pensar demasiado en ello.



―Si perdiera un enfrentamiento directo contra el Presidente del Consejo Estudiantil, no podría seguir adelante como si nada hubiera pasado. Trata de entender por qué huyó. Tiene un lado muy lindo, ¿no?

¿Pelea contra el Presidente del Consejo Estudiantil Nagumo? ¿Ayanokoji-kun iba a hacerlo? ¿Por eso me pidió que lo llamara a la sala del consejo estudiantil, para que el presidente Nagumo le dijera eso? También encaja con el mensaje que me pidió que transmitiera.

Kiryuuin-senpai me miró, pero se alejó sin decir nada.

―Te hice esperar, Suzune. ¿Necesitas algo de mí?

―No, iba a preguntar lo mismo que Kiryuuin-senpai. He visto cómo te llevabas el primer puesto, pero no parecías nada contento, así que. Y, bueno... Ayanokouji-kun prometió luchar contigo en el festival deportivo, por lo que veo.

―Al final, no ocurrió. Él está ausente, y todo terminó con eso.

Ayanokoji-kun dijo que no estaba ausente por enfermedad, sino como una estrategia para evitar que Sakayanagi participara. El presidente Nagumo parecía desconocer ese hecho, y probablemente era mejor no revelarlo negligentemente.

―Acompáñame un rato durante la pausa del almuerzo. Nos encontraremos en...

Me invitó sin preocuparse de si yo quería, así que no tuve más remedio que aceptar.

Un tiempo después, cuando llegó la hora de comer, me encontré mirando las cajas de comida que se proporcionaban en el campo deportivo. Uno podía tomar lo que quisiera de una lista variada, desde comidas ligeras como sándwiches hasta katsudon y otras comidas que aumentaban la resistencia y la energía. Me impresionó y asombró lo bien preparada y completa que estaba esta escuela.

Además, se podía tomar todo lo que se quisiera, con la única condición de terminarlo todo. La mayoría de los alumnos se limitaron a elegir un almuerzo y se marcharon, pero mientras yo observaba unos cuantos alumnos varones se llevaron varios. Entre ellos, había un estudiante con una figura especialmente grande que sostenía alegremente tres o cuatro almuerzos contra su pecho. Si no recuerdo mal, creo que es un estudiante de primer año... si creía que podía comer todo eso y seguir compitiendo en las pruebas de la tarde, o bien estaba subestimando esta escuela, o bien era realmente un gran jugador.

―Te hice esperar.

Cuando estaba agarrando una de las comidas más ligeras, el presidente Nagumo me llamó.

―¿De qué querías hablar? Tengo una reunión pronto, así que te agradecería que fuéramos breves.

―Sí. Quiero saber sobre Ayanokouji. Parece que no está bien. ¿Se enfermó de repente?

No lo señaló antes, pero parecía que el presidente Nagumo aún dudaba de él.

―Sí. Esta mañana se disculpó y me informó de que se quedaba fuera. Un estudiante que se ausente significa perder diez puntos, pero no puedo obligarlo si está enfermo.

Yo era la única que sabía que se había ausentado por otro motivo. Así que, obviamente, respondí como lo hice.

―Estaría bien si realmente estuviera enfermo.

―¿Qué quieres decir con eso?

Creo que mi actitud no lo delató. ¿Tenía el Presidente del Consejo Estudiantil alguna razón para pensar lo contrario?

―Oíste mi conversación con Kiryuuin, ¿verdad? Tal vez no quería avergonzarse, así que se encerró.

―Eso es cierto. Sería difícil estar seguro de que no es el caso.

Di una respuesta segura para no provocarlo.

―Esto podría causar algunos problemas para su grado.

―¿Qué significa eso?

―No tengo más remedio que hacer que otra persona pague el precio de su fuga, ¿no es así?

No respondió a mi pregunta y se limitó a murmurar para sí mismo. Luego levantó la mano para indicar que se iba y se alejó sin ni siquiera recoger el almuerzo.

―¿Precio...?  ¿Causar problemas para mi grado? ¿De qué se trata...? Aun así...

Todo el mundo, en todas partes, parecía tener una gran opinión de él. Una vez más, me impresionó en el festival deportivo de hoy. Cuando dijo que estaría ausente, me preocupé por cómo resultaría. Sin embargo, cuando realmente sucedió, Sakayanagi-san también estuvo ausente.

Sin duda, Ayanokouji-kun hizo algo para retener a Sakayanagi-san. Y el resultado era obvio cuando se miraba la clasificación y las puntuaciones actuales de la Clase A. Debido a que su comandante no pudo venir de repente, no era de extrañar que no pudieran coordinarse tan bien. Me sentí un poco mal por ellos, pero esta es una competición seria. Siempre que haya una oportunidad de ganar, me gustaría aprovecharla.

 

PARTE 3

Tras el descanso del mediodía, llegó la hora de la segunda parte del Festival Deportivo. Más de la mitad de los estudiantes ya habían completado el número mínimo de cinco competiciones en las que debían participar, y los estudiantes que confiaban en sus habilidades atléticas pasaban a las pruebas seis y siete. Frente a Horikita e Ichinose, que evaluaban el estado y los participantes de las competiciones minuto a minuto, Matoba y Shimizu, de la clase A, seguían luchando en ausencia de su líder.

―Ahora hay tenis de mesa de dobles en el gimnasio. Acabo de escuchar a Satonaka, y no parece que haya ningún rival fuerte. Quedan dos plazas, y hay muchas posibilidades de que lleguemos a tiempo.

―Tenemos que acumular victorias y asegurarnos de que al menos no acabamos en el fondo de la clasificación.

La ausencia de Sakayanagi arrojó una oscura sombra sobre la clase 2-A, y muchos estudiantes estaban perdiendo la moral. Sin embargo, no pocos de ellos estaban motivados por ello.

Cuando se enteraron de que el tenis de mesa de dobles -que cerraría las inscripciones en 10 minutos- no estaba bien defendido, abandonaron la tanda de penaltis en la que inicialmente habían planeado participar y se pusieron en marcha a toda prisa. Justo en ese momento, Ishizaki, que caminaba desde la dirección a la que se dirigían, tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo y no miraba al frente. Shimizu se movió hacia su derecha para evitar a Ishizaki mientras se acercaba, pero Ishizaki también se movió hacia su izquierda casi al mismo tiempo.

Shimizu intentó, pero no consiguió, evitar chocar con él, y sus hombros chocaron entre sí. El impacto de su colisión fue el doble de fuerte de lo esperado, y no pudo haber ocurrido por accidente. Al comprobar que lo habían golpeado a la fuerza en el hombro, Shimizu trató de levantar la voz, pero...

―¡Carajo, eso duele...! ¡Mira por dónde caminas, imbécil!

Incluso antes de que Shimizu pudiera hacer nada, Ishizaki estaba gritando una acusación para que todos la escucharan.

―Tú eres el que no miraba por dónde ibas, ¡podría haberme hecho daño!

Shimizu, de la clase A, e Ishizaki, de la clase D, empezaron a mirarse el uno al otro.

―¡Tú eres el que no estaba mirando al frente!

―¡¿Eh?! ¿Te haces la víctima o qué? ...No chocaste conmigo a propósito, ¿verdad?

―No, ¿qué? Lo mires como lo mires, chocaste conmigo a propósito. ¿Verdad?

Buscando ayuda, Shimizu pidió a Matoba que lo cubriera.

―Sí. No estabas mirando bien por dónde ibas.

―Sí, lo hacía. Los dos están inventando cosas. Realmente sucio, ¿no?

―¿Qué cosa es sucia? No importa cómo lo mires, estás equivocado.

―¡¿Huh?! ¿Yo? Estaban distraídos hablando entre ustedes y no estaban prestando atención.

El juego de la culpa continuó sin que Ishizaki estuviera dispuesto a disculparse, y el tiempo siguió pasando. A pesar de creer que tenían razón, Matoba instó a Shimizu a calmarse, ya que tenían prisa.

―Déjalo. Discutir con un tipo así...

―Sin embargo, no puedo aceptar esto.

―Entiendo cómo te sientes. Yo estoy igual, pero tenemos cosas más importantes que hacer ahora.

―...Es cierto.

Aunque empatizó con Shimizu, le recordó que tenían una competición que ganar. Shimizu se mostró reacio, pero asintió con la cabeza y miró a Ishizaki antes de alejarse.

―La próxima vez, ten cuidado.

―...Ouch.

―¿Eh?

murmuró Ishizaki, sujetándose de repente el hombro izquierdo mientras intentaban pasarle.

―Estaba tan alterado que no me he dado cuenta, pero... creo que podría haberme hecho daño ahora mismo.

Por un momento, los dos no entendieron lo que estaba diciendo, pero pronto se dieron cuenta. Después de todo, era una trampa barata tendida por Ishizaki. Se miraron y se rieron por la nariz. Sin embargo, las cosas dieron un giro brusco inmediatamente después.

―Esto se está animando mucho. ¿Qué está pasando, Ishizaki?

―¡Ryuuen-san! ¡Por favor, escúchame! ¡Este grupo está tratando de meterse conmigo!

Ryuuen se presentó en el lugar donde casi habían llegado a los golpes.

―Ryuuen... ahora este puto grano en el culo se ha involucrado... Pensar que usarías una táctica tan obvia.

―¿Oh? ¿De qué estás hablando? Sólo vine porque escuché un disturbio, ¿sabes?

―Déjate de bromas. Ya te atraparon haciendo la misma mierda antes.

―¿La misma mierda? Ah, eso. Claro, puede que hayamos hecho algo parecido en el pasado.

―Así que ya lo sabes.

―¿Pero sabes? Aunque tengamos antecedentes, que ahora hagamos algo no tiene nada que ver. Sería un gran problema si mi lindo subordinado fuera herido por algunos ardides de clase A.

―Lindo subordinado, ¿qué? Tú estás detrás de esto, ¿no? ¡Ya basta, voy a llamar a un profesor...!

―Kuku. Tienes razón, si hay problemas, tendremos que confiar en los profesores. ¡Eso sería genial! Nosotros somos las víctimas aquí. Lo revisaremos a fondo, así que estate tranquilo. ¿No es así, Ishizaki?

―¡Correcto! ¡Yo soy la víctima!

―¿Cómo es que eres la víctima? Ni siquiera se toman en serio este festival deportivo... ¿realmente están de acuerdo con que llamemos a un profesor?

Matoba decidió que era inevitable, susurró en el oído de Shimizu, y luego Shimizu salió corriendo a otro lugar. Pero poco después de ir a llamar a un profesor, regresó con una expresión deprimida.

―¿Qué pasa? ¿Dónde está el profesor?

―Uh, eso es...

Shimizu no trajo a un profesor, sino a su compañero de clase, Hashimoto Masayoshi.

―Vi a Shimizu corriendo enfadado, así que le pregunté qué pasaba. Si llama descuidadamente a un profesor, sólo conseguirá que esto se convierta en un problema mayor. Si tienen que decidir quién tiene razón y quién no, es posible que no puedas participar en la competición.

―¡Pero!

―Lo sé. Pero ahora mismo, Ryuuen quiere hacer una escena. No le sigas el juego.

Hashimoto puso su mano en el hombro de Shimizu y le pidió que se retirara.

―De momento, intentaré hablar con él.

―...De acuerdo. Por favor, ocúpate de esto rápidamente.

Matoba no tuvo más remedio que dejar que Hashimoto resolviera la situación, por lo que él también observó desde una corta distancia.

―Mantengamos la compostura, Ryuuen.

Hashimoto se enteró de lo sucedido y se adentró tranquilamente en la conmoción.

―¿Eh? Los tuyos empezaron. Vinieron buscando una pelea y yo los complací. Eso es todo.

―Lo entiendo. Pero si no te retiras, nosotros también tendremos problemas. Nuestros mayores ingresos para este festival deportivo están aquí, así que estás reteniendo nuestra fuerza principal. Me siento mal por decirlo, pero las puntuaciones de Ishizaki son sólo mediocres, ¿verdad?

A cualquier observador le quedaría claro que el bando de Ryuuen estaba buscando pelea. Hashimoto trató de centrarse en ese punto para evitar que Ryuuen presionara con fuerza.

―No lo subestimes tanto. Ishizaki ha estado trabajando duro constantemente, derramando su sangre, sudor y lágrimas para este día. Todo para poder competir con esos grandes ganadores de los que hablabas. ¿Verdad?

―¡Cierto!

Hashimoto había visto a Ishizaki juguetear tantas veces en los días previos al festival deportivo que no pudo evitar quedarse atónito.

―¡Caramba! Realmente vas a aprovechar todas las oportunidades que tengas, ¿eh? ―Hashimoto sabía que no podía competir en una discusión sincera, pero se rascó la cabeza, incapaz de dejarlo pasar―. Pero ahora está claro. Tienes la seria intención de aplastarnos en este festival deportivo. Están haciendo que los elites de primer año nos fastidien, ¿verdad?

Se dio cuenta pronto de que los estudiantes físicamente dotados de primer año seguían a los estudiantes más capaces de la clase 2-A y se unían a las competiciones en las que participaban. Sin embargo, no podían retirarse de la competición después de darse cuenta, por lo que su rendimiento había sido inferior hasta ahora.

―Como la princesa está ausente hoy, nos estamos desesperando por evitar el último lugar. Si nos enemistamos contigo también, no tendremos ninguna posibilidad de ganar. No hagamos un escándalo y llamémoslo un empate.

―¿Un empate?

Ryuuen se había mostrado relativamente amable hasta ese momento, pero de repente cambió por completo y su sonrisa desapareció.

―Me importa una mierda lo que pase en la clase A. Somos la clase D. Estoy usando todo lo que tengo para salir del fondo. Si crees que puedes interferir en eso y llegar fácilmente a un acuerdo, estás muy equivocado.

Hashimoto había esbozado una fina sonrisa, pero se congeló ante el vigor con el que Ryuuen se abalanzó.

―¿Entonces qué quieres? ¿Que te demos una disculpa puntual?

―Así que ya lo sabes. No es que estemos intentando que pagues. Sólo queremos una disculpa sincera. ¿Verdad, Ishizaki?

―Mhm. El dolor de mi brazo ha desaparecido un poco, así que es suficiente para mí.

Lo que más les dolería sería perder más tiempo. Al confirmar que no exigirían una compensación monetaria ni nada parecido, Hashimoto decidió aceptar la propuesta.

―Intentaré persuadirlos, así que dame un segundo.

―Date prisa. También tenemos otra competición.

Ya habían pasado más de cinco minutos desde que comenzó el altercado.

Podrían llegar a tiempo si se disculpan inmediatamente y van corriendo al gimnasio... aunque sería muy difícil.

―Ya lo escucharon. Sé que es difícil de aceptar, pero creo que deberían asumirlo y disculparse.

―¿Me estás tomando el pelo? Me callé y escuché porque dijiste que harías algo al respecto. ¿Y ahora me dices que haga lo que ellos quieren y que me disculpe discretamente? No hay puta manera.

―¿Entonces te parece bien que no ganemos? Si te mantienes firme aquí, podrás proteger tu orgullo. Pero cuando perdamos por 5 o 10 puntos, ¿te parecerá bien?

―Eso es...

―Lo que importa ahora mismo es que nuestra clase gane, ¿verdad? Es que casualmente pisamos una mierda de perro y terminamos sintiéndonos mal.

Si sólo dieran una disculpa, podrían volver directamente a la competición, así que les instó.

―¡Mierda...! ¿Por qué tengo que...?

Shimizu hizo una gran demostración de su irritación, pero luego se calmó y -a pesar de ser reacio- aceptó. Dio un paso adelante para disculparse con Ishizaki.

―Espera, Shimizu. Matoba, que está allí, es igual de culpable. Dijo que no estaba prestando atención.

―...Matoba.

―De acuerdo, lo entiendo...

Sin más remedio, los dos se colocaron uno al lado del otro e inclinaron la cabeza ante Ishizaki, aunque sólo ligeramente.

―Es nuestra culpa... Es suficiente, ¿no?

Rápidamente levantaron sus cabezas agachadas e intentaron marcharse, pero Ishizaki los detuvo inmediatamente.

―Ryuuen-san... no tiene sentido para mí, ¿qué fue eso?

―Bueno, eso es obvio. Inclinaron un poco la cabeza a regañadientes, pero por dentro te están insultando. No hay manera de que consideres eso una disculpa genuina. No es lo suficientemente sincero.

―¿Estás loco, Ryuuen? No puedo retenerlos más que esto.

Hashimoto juzgó que eso era lo máximo que podía retener a Matoba y Shimizu. Corrió a buscar a un profesor, dándose cuenta de que no había otra forma de que ellos intervinieran. Un minuto después, regresó con uno.

―¿Qué demonios está pasando?

―La verdad es que...

―Acepto tus disculpas.

declaró Ishizaki, justo antes de que Hashimoto pudiera decirle al profesor lo que había sucedido.

―Lo siento, Ryuuen-san. Me diste todo tipo de consejos, pero tal vez no fui lo suficientemente maduro como para dejarlo pasar cuando me dio un pequeño golpe en el hombro... así que creo que los perdonaré ya que los dos se disculparon conmigo antes. ¿Está bien?

―¿No está bien? Si vas a aceptarlo, entonces -ya que soy una parte no relacionada- no me corresponde entrometerme.

Después de ver que Ryuuen intentaba terminar la discusión allí, el profesor trató de averiguar cuál era la situación. Hashimoto -que había traído al profesor con él porque pensaba que era un sacrificio necesario para salir de esta situación- también se quedó desconcertado, incapaz de entender lo que estaba pasando.

El maestro llegó a una conclusión basada únicamente en lo que había visto hasta el momento.

―Así que los dos se disculparon con Ishizaki por haber chocado con él. Y él aceptó. ¿Lo entendí bien?

―¡Eso es...!

Shimizu intentó hablar al ver que el profesor consideraba el problema resuelto, pero Hashimoto lo detuvo.

―Parece que es así. Se resolvió.

―Está bien entonces. En cualquier caso, por favor, intenten evitar cualquier refriega durante el festival deportivo, ¿de acuerdo?

Al ver al dúo a punto de estallar de ira, Hashimoto les hizo un gesto para que abandonaran rápidamente la escena.

―Deprisa y vayan mientras el profesor vigila. ¿Sí?

Los dos se dieron la vuelta y miraron a Ishizaki y Ryuuen un par de veces, pero finalmente se perdieron entre la multitud que se dirigía al gimnasio. Cuando Hashimoto se quedó solo, dejó escapar un profundo suspiro.

―Hacer este tipo de cosas cuando hay gente mirando, cielos... realmente no es alguien de quien quieras hacerte enemigo.

Hashimoto estaba helado hasta los huesos, pero se reía alegremente para sí mismo incluso mientras lo decía.

 

PARTE 4

3 PM. Queda menos de una hora y por fin llega el final del Festival Deportivo.

Seguimos defendiendo nuestro primer puesto al entrar en la fase final. La diferencia de puntos entre nosotros y la clase D, que se acercaba a nosotros en el segundo puesto, era de apenas 17 puntos. Deberíamos suponer que su inesperada tenacidad se debía a alguna estrategia que Ryuuen-kun estaba elaborando en secreto. Sin embargo, no hubo dificultades entre nosotros, los estudiantes de segundo año, y nuestra alianza siguió funcionando bien. Pero si no seguíamos sumando puntos en esta hora, era perfectamente posible que nos dieran la vuelta....

Me quedé en un rincón del gimnasio, leyendo el programa de las pruebas restantes y sus reglas. Ibuki-san, sin intentar ocultar su irritación, se acercó a mí.

―¡Pelea conmigo!

―Qué cosa más rara dices. Gané, dos encuentros a uno. Ese fue el resultado, ¿no?

―¡Yo no participé!

―No me importa. No llegaste al área designada a tiempo, así que perdiste, ¿sabes?

―¡Uf...! Yo-yo confundí el horario....

Efectivamente. Nuestro tercer encuentro era un evento de viga de equilibrio, para el cual el registro se cerró a la 1:20 PM. Ibuki-san no llegó a tiempo para entrar y no pudo participar en la competición. Por supuesto, no lo estropeé, y aunque perdí el primer puesto, logré el segundo y conseguí tres puntos.

―Estés satisfecha o no, para el resto del mundo eso se llama perder por default.

―¡1 victoria, 1 derrota! ¡Todavía no hemos resuelto esto!

Ella continuó gritando cerca de mi oído, y parecía que no tenía intención de rendirse.

―Ya participé en nueve juegos en total. Supongo que me queda uno, pero....

―¡Eso, eso! ¡Dime en qué vas a participar!

―Si quieres la revancha, tienes que portarte bien.

―¡Grr...!

―¿Quieres pelear? ¿O no?

―¡P... Por... fa... vor... pe... lea... con... migo....!

Me pidió, temblando de rabia hasta el punto de casi escupir llamas por la boca.

―¿Ya está, satisfecha?

―Supongo. Me siento un poco mejor ahora.

La situación cambiaba a cada segundo, y las plazas de participación en los encuentros se iban llenando. ¿Debía hacer lo que tenía planeado al principio, o debía aspirar a algo de mayor puntuación?

―¡Ahora, dime en qué vas a participar!

―¿No puedes callarte un momento?

―¡No es posible!

replicó inmediatamente, extendiendo la palma de la mano en plano antes de curvar los dedos repetidamente en un gesto provocador. No quería ir contra ella, pero ignorarla sólo la haría más ruidosa.

―Estoy considerando participar en una Shuttle Run después de esto, como había planeado antes.

―¿Shuttle Run? ¿Esa cosa en la que vas continuamente de un lado a otro hasta que te caes?

―Sí. Se podría llamar una carrera de resistencia de ida y vuelta.

―Creo que recuerdo haber hecho esto en la secundaria. Muy bien, ¡hagamos el combate decisivo!

Ella asintió con satisfacción antes de prepararse para salir corriendo a inscribirse.

―¿Qué estás haciendo? ―Preguntó.

―¡Si quieres participar, adelante!

―No, ¿no vas a participar tú también? ¿Qué sentido tiene si no estamos en el mismo grupo?

―Sólo lo estoy considerando. Todavía no lo he decidido.

―¿Eh?

―Para ser sincera, ahora mismo estoy pensando en que el voleibol sea mi último objetivo.

―¿Volleyball? ¿No necesitas seis personas para participar en eso? Parece que acabas de decidirte a participar, pero eso no será posible si empiezas ahora mismo.

Entre los eventos anunciados sólo hoy estaban las competiciones de voleibol masculino y femenino de todos los cursos. Había decidido que nuestra clase debía dejarlo pasar, ya que la necesidad de seis buenos jugadores sería el principal desafío. Sin embargo, parecía que las otras clases también habían tenido pensamientos similares, ya que mi impresión era que los equipos que se habían inscrito hasta el momento eran inesperadamente débiles.

―A falta de diez minutos para apuntarse, hay tres plazas de equipo vacías. Y por lo que he visto, los equipos participantes no son tan formidables. Valdría la pena renunciar a esta competición si pudiera ganar. El resultado de una competición por equipos para la que se forman equipos de forma improvisada depende en gran medida de la habilidad de los mejores jugadores. Si puedo encontrar sólo una o dos personas más que confíen en sus habilidades, nos veo ganando.

―¿Y qué pasa con lo que te acabo de suplicar?

―Desgraciadamente, voy a tener que pedirte que te rindas.

Ibuki-san se quedó boquiabierta. Pensé que se enfadaría de nuevo, pero se abatió y se rindió. Bueno, honestamente hablando la causa principal aquí fue que ella se confundió con la hora de inicio.

―... Sí, lo que sea. Entonces supongo que este es el final de nuestra lucha....

―¿No vas a participar en la competición de Volleyball?

―Necesitaría cinco personas para luchar contra ti. Ni siquiera podría intentar hacerlo. Sí, paso.

―Sí, no tienes amigos.

―Tú tampoco eres tan diferente.

―Al menos, creo que tengo algunos compañeros que me ayudarán si se los pido.

―Qué te parece. Quería arreglar las cosas, pero lo dejaré para otro momento.

Técnicamente hablando, yo gané... pero da igual.

―¿No participarás en la shuttle run?

―Lo único que me interesaba era ajustar mis cuentas contigo. No tengo interés en esforzarme por ayudar a Ryuuen.

―Eso es bueno para mí. Los puntos que no vas a sumar ayudan a mi clase a estar mucho más cerca de ganar.

No debería provocarla y dejar que se vaya mientras las cosas siguen como están. O eso pensé, pero por alguna razón, ella no se iba.

―¿Hay algo más?

―Si no consigues suficiente gente para jugar al voleibol, participarás en la shuttle run, ¿verdad?

El plazo para el torneo de voleibol era a las 14:20. El plazo para la shuttle run era a las 14:25. Ibuki-san se había dado cuenta de la única cosa que deliberadamente no había mencionado.

―Veo que dije demasiado. Pensar que hasta tú tienes un cerebro que funciona....

―Cállate. De todos modos, voy a quedarme un rato más.

Así que ahora, si en el peor de los casos no podía reunir un equipo para el volleyball, arreglaría las cosas con Ibuki-san en la shuttle run. Bueno, eso no era del todo malo.

Miré a las chicas de mi clase que estaban sentadas en los asientos reservados para animar, en busca de gente capaz. Sin embargo, no había forma de que encontrara a alguien así de forma tan conveniente y rápida, así que el reloj siguió avanzando. Antes de que me diera cuenta, Ibuki-san se sentó a mi lado, bostezando. Me miró como si dijera: "Ya déjalo. Enfrentémonos en la shuttle run".

―¿Oh~? ¡Si son Horikita-senpai e Ibuki-senpai~! Buen trabajo~

Mientras esperaba a la gente que pudiera invitar al evento, la estudiante de primer año Amasawa Ichika nos llamó. Inmediatamente, Ibuki-san se levantó y la fulminó con la mirada.

―Oh, no~ Estás poniendo una cara tan terrorífica... ¿es acaso esa época del mes?

Amasawa le espetó a Ibuki-san, pero la mitad de lo que dijo ni siquiera le llegó.

―Si te queda algún margen, ¿qué tal si lucho contra ti?

―Ahora que lo mencionas, no pudimos hacerlo hoy. Pero supongo que no podemos evitarlo, el hecho de estar en años diferentes no nos ha dado muchas oportunidades de competir. ¿No crees que ya es hora de que dejes la pelea? Vas a perder, ¿sabes?

―No me subestimes. Agradece que no nos hayamos enfrentado hoy.

―Siempre eres muy animada, ¿verdad? Por cierto, ¿qué hacen ustedes dos aquí? Si no van a participar en una competición, tienen que animar, o será malo.

―Participa en la shuttle run, Amasawa-san. Podemos luchar allí.

―Oh, ¿mis mayores tienen que competir en la shuttle run? En cuanto a mí...

―Finalmente, te encontré.

Una persona apareció donde estábamos hablando, era Kushida-san. Pensé que necesitaba algo de mí, pero estaba mirando a Amasawa-san, no a mí.

―Me preguntaba quién me estaba siguiendo, y así eres tú, Kushida-senpai. ¿Qué pasa? Puedo escucharte, si te parece bien que Horikita-senpai e Ibuki-senpai estén aquí.

―¿Horikita... san? ... Oh, estás aquí.

Parecía estar tan concentrada en Amasawa-san que ni siquiera se había dado cuenta de que estábamos aquí.

―¡Oh, lo siento, Kushida-senpai! Parece que todos mis compañeros están listos, así que tengo que irme.

Mientras hablaba, señaló un lugar en el que se encontraban su compañera de primer año Nanase-san y otras cuatro chicas que no había visto antes.

―Vine al gimnasio para participar en el volleyball. Es la primera vez que juego al volleyball, ya saben~

Por lo visto, resultó que Amasawa-san también iba a participar en el volleyball. Como era de esperar, incluso los estudiantes de primer año se vieron estimulados por los débiles equipos que participaban.

―Nos vemos entonces. ¡Mucha suerte en la shuttle run~!

Llegó como quiso y habló como quiso antes de salir para reunirse con su grupo.

―Ella, en el volleyball, dice.

Ibuki-san miró a su espalda mientras decía eso.

―Parece que sí.

―Entonces yo también participaré. En todo caso, no podrás conseguir cinco jugadoras.

―¿Eh?

―Te digo que yo también participaré. Formar equipo contigo es una mierda, ¡pero es una oportunidad para vencer a esa mocosa de mierda de primer año!

Si Ibuki-san quiere ayudarme, no tengo nada de qué quejarme respecto a sus habilidades. Pero...

―Tú no puedes decidir eso. Todavía no he dicho nada de incluirte en mi equipo.

―¿Eh? ¿Pero ni siquiera has encontrado una persona para ello?

―En una competición por equipos, la recompensa de puntos se divide en partes iguales. En lugar de llenar las plazas con estudiantes de otras clases, ¿no es obvio que debería intentar llenarlas con estudiantes de mi clase?

Después de todo ese esfuerzo, aunque ganara algunos puntos, la clase de Ibuki-san estaba en segundo lugar. Por lo tanto, la brecha de puntos entre nosotros no se ampliaría ni un poco.

―No me importa. Si puedo ver a Amasawa comer mierda, es suficiente para mí.

―En cualquier caso, depende de los otros miembros del equipo. Como mínimo, debe haber una mayor proporción de estudiantes de mi clase en el equipo.

―Entonces, ¿por qué no me dejas unirme también?

dijo Kushida-san. Al igual que Ibuki-san, sus ojos seguían fijos en la espalda de Amasawa.

―¿Qué quieres, Kushida-san? No me imagino que hayas pasado página y quieras ayudarme.

Fui sincera con ella sobre lo que pensaba, y Kushida-san tampoco se molestó en negarlo. Sin embargo, me resultó curioso el hecho de que sus ojos se dirigieran directamente a Amasawa-san y no a mí.

―Esa de primer año, Amasawa-san. Estoy en deuda con ella.

―¿Estás en deuda con Amasawa-san...?

―¿Tú también?

―No quiero explicar mis razones, pero para pagar esa deuda, me parece bien ayudarte.

―Si es así, te daré la bienvenida con mucho gusto. No tengo nada que reclamar; eres de mi clase y capaz.

Dicen que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Un giro inesperado de los acontecimientos hizo que un aliado viniera a mi lado.

―Pero, sin duda, será una poderosa oponente.

―Por supuesto.

Ibuki-san ya estaba empezando a calentar, preparándose para ello. Amasawa-san la observaba desde lejos y sonreía extrañamente.

Tanto Ibuki como yo hemos experimentado de primera mano lo increíble que es Amasawa-san. Sin embargo, no sabía nada de los otros miembros de su equipo. Desenterré de mi memoria sus puntuaciones en la OAA. A juzgar sólo por eso, la puntuación de la habilidad física de Nanase-san era relativamente alta, pero el resto no tenía nada destacable. Estoy segura de que recuerdo los nombres de los estudiantes que tenían puntuaciones cercanas a la A, pero incluso si los sobreestimo, estoy segura de que deben ser B e inferiores... Pero, el mayor problema era que todavía nos faltaban tres compañeras de equipo. Analizar a nuestros oponentes antes de cumplir los requisitos de participación era como contar los pollos antes de que salgan del cascarón.

―¿Tienes alguna condición para las tres restantes? Quieres evitar a cualquiera de la clase de Ryuuen-kun, ¿eso es todo?

Kushida-san me preguntó sobre mis criterios de selección.

―Sí. Naturalmente, creo que debemos tratar de mantener a nuestros compañeros de clase en la medida de lo posible. Sin embargo, doy prioridad al partido en sí, y al talento.

―Entendido. Entonces, espera un poco.

Dijo Kushida-san, y se alejó de nosotras.

―¿Entendido? ¿Qué quiere hacer? Nadie va a ayudar tan fácilmente.

Ibuki tenía curiosidad, así que siguió a Kushida con la mirada. Kushida estaba hablando con Rokkaku, de la clase de Sakayanagi. Después de hablar con ella durante un rato, hizo lo mismo con Fukuyama-san, de la misma clase. Luego se dirigió al gimnasio, donde estaban los estudiantes que animaban los otros eventos.

―Esa chica, creo que es Himeno-san de la clase de Ichinose-san, ¿verdad?

Kushida-san trajo a dos chicas de la clase A y una de la clase C, y todas discutieron durante medio minuto. Luego, nos trajo a esas tres chicas.

―Dicen que van a participar en el volleyball. Himeno-san no es la mejor en eso, pero aceptó hacerlo si las cinco la apoyamos. Puedes dejarnos la competición a nosotros, así que estará bien.

Kushida-san, en su modo de antología, se dirigió a Himeno-san sin dirigirse a mí ni una sola vez. No pude ocultar mi asombro, en particular, por cómo había convencido a las dos chicas de la clase A para que nos ayudaran.

―Nos preocupa que vayamos a perder, y en el peor de los casos, aunque no ganemos, queremos al menos contribuir a nuestra clase.

¿Verdad? Dijeron las dos mientras asentían la una a la otra. Especialmente porque la clase A se estaba hundiendo hasta el fondo, estaban desesperadas por cualquier logro. Kushida-san entendía ese deseo y pudo discernir instantáneamente a las estudiantes capaces del resto. Aunque no recordara las puntuaciones exactas de sus OAA, como su amiga, era profundamente consciente del talento físico que tenían tanto Fukuyama como Rokkaku.

―Ese es un truco que nunca podrás hacer, Ibuki-san.

―Cállate. No es que hayas podido encontrar a nadie.

―Había unas cinco o seis personas más a las que podía llamar en el gimnasio, pero... Esta es probablemente la mejor alineación que podemos formar ahora mismo, así lo pensé.

En cualquier caso, encontramos seis personas para la prueba de volleyball en la que me preocupaba no poder participar. En términos de proporciones en el equipo, la diferencia entre mi clase y la de Ryuuen era sólo de una entre seis. Sin embargo, comparado con enfrentarse en la shuttle run tal cual y sacar una diferencia de apenas dos o tres puntos, los diez puntos que obtendríamos con una victoria en este torneo eran mucho más gratificantes. Otra ventaja para mí era que la diferencia de puntos entre nosotros no se reduciría aunque perdiéramos.

Ibuki-san y yo éramos líderes, y Kushida-san, Rokkaku-san y Fukuyama-san eran estudiantes capaces. Himeno-san, a quien habíamos reclutado sólo para cubrir una plaza, era un pequeño inconveniente, pero teníamos mucha potencia de fuego.

 

PARTE 5

Ganamos nuestro primer partido con facilidad y estábamos viendo al equipo de Amasawa-san. Nanase-san era la que tenía el control del partido. Tanto en ataque como en defensa, sus jugadas estaban por encima de las demás, abrumando tanto a sus propias compañeras como a sus oponentes.

―Esa chica Nanase pasó desapercibida, ¿pero acaso aquella no es tan importante como pensábamos?

―Efectivamente, no tengo la sensación de que sea tan hábil como nos preocupaba que fuera. Pensé que estaba bromeando cuando dijo que no tenía experiencia en el volleyball, pero...

Era posible que se estuviera conteniendo deliberadamente, pero por lo que pude ver, no parecía ser el caso. Era mejor que las que simplemente no sabían jugar ni en ataque ni en defensa, pero no parecía que fuera a suponer una amenaza.

Sin embargo, después de que el partido pasara el ecuador, la situación empezó a cambiar, poco a poco. Incluso Ibuki, que parecía estar algo decepcionada, empezó a mirar con seriedad. Después de ni siquiera 10 minutos de juego, Amasawa-san estaba mejorando visiblemente. Empezaba a mostrar destellos de una adaptabilidad e instintos sin parangón que no podían explicarse como un mero resultado de una gran capacidad física. Justo en ese momento, Nanase-san anotó un punto, poniendo fin al partido.

―Nos enfrentaremos a ellas después de nuestro próximo partido. Ella podría ser todavía mejor para entonces.

―Aunque eso sea cierto, la experiencia de unos pocos partidos no valdrá una mierda. Ganaremos.

Ser demasiado optimista es peligroso, pero de hecho, Nanase-san estaba llevando al equipo, y por eso ganaron con Amasawa-san apenas tocando el balón. Naturalmente, también ganamos nuestro siguiente partido, y -a las 15:40- llegó la hora de la final.

En el Festival Deportivo, muchas reglas eran diferentes a las de las competiciones habituales, y el volleyball no era una excepción. No había rotación de saques, cualquier jugador podía sacar, y ganaba el equipo que llegara primero a 10 puntos o ganara más puntos en 10 minutos. Si el marcador estaba empatado cuando se agotara el tiempo, el equipo que ganara el último punto tendría derecho a sacar, y el partido se prolongaría hasta que cualquiera de los dos equipos anotara un punto más.

―Ha llegado el momento de ver cómo quedas después de perder.

―¿Estarás satisfecha sólo con el resultado de este partido de volleyball? Ibuki-senpai.

―Primero, te ganaré en el volleyball. Y luego te ganaré en una pelea.

―Jajaja. No me importa esa forma de pensar.

Se negaron a apreciar los esfuerzos de la otra. En su lugar, saltaron chispas entre ellas mientras esperábamos la señal para empezar el partido. Amasawa-san era desconcertante, pero de quien más debíamos cuidarnos era de Nanase-san.

―Al igual que en el último partido, voy a jugar de atacante. Voy a estrellar todas las pelotas en su campo ―declaró Ibuki-san, aún más entusiasmada que antes.

Aunque tenía algunas dificultades para controlar sus remates, su poder destructivo no dejaba nada que criticar, por lo que no tenía ninguna objeción. Cuando comenzó el partido final, Ibuki-san soltó su saque y se llevó el primer punto. Esperaba que pudiéramos aprovechar ese impulso, pero el remate de Nanase-san les devolvió inmediatamente un punto.

Esperaba que fuera una batalla reñida, pero teníamos una pequeña ventaja, y al final de la apertura, habíamos ampliado ligeramente nuestra ventaja hasta 4 puntos a 2. Tal como habíamos supuesto, Nanase-san estaba igualada conmigo e Ibuki-san, pero aparte de eso, parecíamos estar en una posición marginalmente más favorable.

Todo eso cambió a mitad del partido. Quedaban menos de cinco minutos, y con una carrera de tres pasos hacia arriba, Ibuki-san saltó y clavó el balón. Amasawa-san apareció por detrás de la red, y el golpe que había marcado tantos puntos hasta entonces fue bloqueado -no, no sólo fue atajado-. Aprovechando el impulso de la pelota, la clavó directamente en el suelo y en nuestra cancha. El equipo de primer año obtuvo un punto.

―Qué pena~ Ibuki-senpai. Nanase-chan, ¿cómo se llamó esta jugada?

―Un bloqueo material, creo. Aunque no estoy muy familiarizado con ello.

―¡Ahí lo tienes! Ya entendí tus patrones de ataque, senpai, ¡así que no pasarás más!

―¡Carajo! ¡Definitivamente voy a hacer la próxima!

―Cálmate. Sólo te paró una vez por casualidad.

―Cállate. Asegúrate de pasármela también la próxima vez.

Y entonces, con el marcador en 5 puntos a 3, nos tocó sacar. Hubiera sido bueno si pudiéramos terminar con esto....

No podíamos hacer un saque temerario, ya que, según las reglas, si la pelota salía, el equipo contrario ganaba inmediatamente un punto. Y, por supuesto, si apuntábamos a un lugar más seguro, lo devolverían. Sin embargo, decidí mantenerme firme y le pasé la pelota a Ibuki.

―¡Esta vez vas a caer!

Ella revolucionó las cosas con una carrera de dos pasos hacia arriba, se elevó en el aire y lanzó su mejor remate del día. Las dos de primer año que saltaron para el bloqueo no pudieron ni siquiera tocarla, y la pelota estaba cayendo en línea recta hacia el suelo. La que impidió que tocara el suelo fue Amasawa-san. Como si supiera exactamente a dónde iba a ir, mató el impulso de la pelota con una recepción limpia y ésta flotó por encima de su cancha. Con su cabello dorado ondeando, Nanase-san saltó y lanzó un remate hacia Himeno-san.

Himeno-san se congeló. Kushida-san se abrió paso frente a ella para intentar recibir el balón, pero no pudo controlar su potencia.

El equipo de primer año se fue acercando poco a poco, y en la fase final del partido, estábamos empatadas. Eran seis puntos contra seis. A falta de unos dos minutos, si el partido seguía al ritmo actual, era muy posible que terminara llegando al límite de tiempo.

―¡Yo también me llevo la siguiente!

Ibuki había sido rechazada en dos ocasiones por Amasawa, pero esta vez estaba dispuesta a marcar. Indiqué a nuestras compañeras que le pasaran la pelota, y el juego continuó. Mientras intercambiábamos un tanto, Amasawa se preparó para rematar por primera vez hoy.

―¡Eres la única a la que no dejaré terminar esto!

Ibuki-san saltó para bloquear. Sin embargo, inmediatamente después, vio que Nanase-san se acercaba por detrás de Amasawa-san.

―Qué pena~

Amasawa-san sonrió. Ella era un señuelo. Desde el principio, Nanase-san iba a golpear el remate. Sorprendida, Ibuki-san estiró su mano hacia la pelota, pero no pudo alcanzarla. La pelota se dirigió en un ángulo agudo y... fue salvada justo antes de que cayera al suelo por Kushida-san, que se deslizó para recibirla.

―¡Ibuki-san!

Todo el mundo se giró hacia Ibuki-san, y las estudiantes de primer año se apresuraron a tomar posiciones defensivas. Amasawa-san estaba al acecho del ataque de Ibuki-san, con una expresión serena en su rostro.

―¡¿No me jodas...?!

Incluso en esta difícil situación, ella pretendía forzar el paso del remate, pero no pudo encontrar el camino correcto. Habría sido muy característico de ella ir por ello de todos modos, pero apretó los dientes y cambió a un pase. Por consideración a la determinación de Ibuki, usé el resto de mi fuerza física que había estado conservando hasta ahora. Mi remate se deslizó a través del bloqueo de Amasawa-san y voló directamente hacia Nanase-san, que lo estaba esperando. El cansancio se estaba apoderando de ella, por lo que no pudo golpear bien la pelota, que salió volando fuera de la cancha. Si hubiera estado en perfectas condiciones, podría haberla levantado limpiamente.

En cualquier caso, el marcador era ahora de 7 puntos a 6. Con el tiempo corriendo, habíamos ganado un punto de ventaja. Nos gustara o no, a falta de un minuto, nos tocaba sacar.

―Bien, supongo que ya es hora de que juegue de verdad~ ―dijo Amasawa, como si no hubiera hablado en serio hasta ahora.

Ibuki-san sirvió, pero Nanase-san la alcanzó hábilmente y se defendió. La pelota perdió su impulso y se elevó en el aire, y nos quedamos mirándola mientras volaba hacia un punto.

―¡Apuntaré a...!

La pelota de voleibol descargada rugió en el aire mientras se acercaba a mí a una velocidad vertiginosa.

A pesar de estar totalmente concentrada, tardé en reaccionar. En el momento en que intenté alcanzarla, la distancia entre la pelota y yo se amplió y no pude hacerlo. El sonido de la pelota golpeando violentamente el suelo resonó.

―¡Fuera!

Fue una bendición que fuera demasiado lenta para reaccionar y que no pudiera tocar la pelota. Aterrizó a medio balón de distancia de las líneas blancas que marcaban el interior de la cancha.

―Ahh. Lo siento, Nanase-chan, fallé~ Es muy difícil controlarla perfectamente, ¿eh?

―Sobrevivimos... Pero como se esperaba, su potencial es ridículo...

Aunque admiraba la insondable habilidad y los instintos de Amasawa-san, acabábamos de sobrevivir por los pelos. La diferencia de un punto se había ampliado a dos. Poco después recuperaron un punto, pero el silbato no tardó en sonar y Nanase-san -que acababa de hacer un saque- puso cara de sorpresa. Amasawa-san estaba a punto de lanzar el balón hacia nuestro lado, pero aterrizó en el suelo sin mover la mano.

―Oh, se acabó el tiempo. Esto empezaba a ponerse interesante.

Como si sólo hubiera estado jugando, Amasawa-san no mostró el más mínimo indicio de frustración mientras alababa los esfuerzos de sus compañeras. Tras una rápida charla con Nanase-san, abandonó la cancha. A pesar de perder, también ganarían puntos por conseguir el segundo puesto en el torneo. Y nosotras, por supuesto, conseguimos adquirir el máximo número de puntos al quedar primeras.

―No sé, realmente no puedo aceptar esto... como que no se siente que hayamos ganado.

―Nos presionaron bastante al final. Me estremece pensar qué habría pasado si no hubiera un límite de tiempo.

Como ganadoras, deberíamos habernos sentido aliviadas, pero en cambio nos quedamos insatisfechas y deprimidas. No obstante, fue una gran victoria, y fue una batalla debidamente feroz para concluir el Festival Deportivo.

Cuando volví en mí, me di cuenta de que había un número considerable de espectadores en la tribuna, y nos aplaudieron, aunque escasamente.

 

PARTE 6

Finalmente, el festival deportivo había llegado a su clímax. El gimnasio bullía con una extraña excitación mientras cada prueba por equipos comenzaba su competición final.

―Nuestro partido va a empezar pronto, Sudo-kun. ¿Estás preparado?

Sudou y Onodera, que se habían emparejado para participar en muchas competiciones de dobles en este festival deportivo, estaban procediendo a las finales de su décimo evento, la competición de tenis de dobles mixtos.

―...Sí.

La respuesta de Sudou fue un poco despistada, por lo que Onodera sintió que algo no iba bien, pero continuó de todos modos,

―En cualquier caso, ¿no crees que hacemos una gran pareja? Hasta ahora hemos ganado las cuatro competiciones por parejas en las que hemos participado. Estoy seguro de que todos los de nuestra clase se sorprenderán.

En los dos partidos disputados hasta ahora, en uno se enfrentaron a un equipo de segundo año y en el otro a uno de tercero. Sudou y Onodera superaron ambos sin esfuerzo, y ahora estaban a punto de ganar cinco pruebas por equipos seguidas. Además, incluyendo sus eventos en solitario, Sudou llevaba ya nueve victorias consecutivas, a punto de cumplir diez. Por otro lado, aunque Onodera no había conseguido el primer puesto en las nueve pruebas, sí había ganado algo en todas ellas.

Sudou le respondió lacónicamente, con los ojos enfocados en otra parte.

―¿Te preocupa ese chico de primer año? Lo has estado observando todo el tiempo.

―¿Eh?

―Housen... ¿creo? Es tan grande que es difícil imaginar que es de primer año, y tiene un aura increíble. Pero, no sé, no parece que sea por eso por lo que lo estás mirando. ¿Pasó algo entre ustedes dos?

―No mucho. No te preocupes por eso.

La pareja de Housen aplastó el partido que estaban disputando, por lo que sus oponentes para la final estaban establecidos. Sudou había estado observando atentamente su partido mientras mantenía la conversación con Onodera. Onodera lo miraba fijamente. Hasta ahora, Sudou no había pensado en nada al entrar en sus compromisos, pero estaba claro que algo lo había sacudido.

Hoy no era la primera vez que estaban juntos. Habían trabajado conjuntamente durante casi todo el periodo de preparación para el Festival Deportivo. Desde la hora de los entrenamientos hasta la pausa del almuerzo, e incluso cuando iban a la escuela por la mañana, seguían reuniéndose y practicando juntos. Y por eso fue capaz de entender el cambio en la expresión de Sudou.

Aunque era un atleta excepcional, Sudou seguía teniendo sus defectos. Tenía una personalidad áspera, se dejaba llevar con facilidad y tenía un temperamento rabioso. Cuando trabajaban juntos, eso a veces los frenaba.

―Pronto comenzaremos las finales. Por favor, prepárense.

Uno de los miembros del personal los llamó donde estaban sentados.

―¡Muy bien, vamos a cerrar esto rápidamente y a aumentar los resultados!

Fingió estar tranquilo, y Onodera también aclaró su mente después de que él dijera eso. Aunque hubiera algo entre él y Housen, mientras no lo convirtiera en un problema no había problema.

―¡Está bien! ―Dijo Onodera mientras recogía la raqueta, tanto para que Sudou como ella misma pudieran escucharla.

Sus compañeros de clase fueron apareciendo en el gimnasio y rápidamente empezaron a animarlos a ella y a Sudou. Incluso los adultos debían estar muy interesados en la final porque muchos de ellos se pararon a mirar.

―Casi parece un torneo, ¿no?

―Sí. La tensión y la energía se sienten muy bien.

Los dos habían asistido a torneos para sus clubes y se sentían bien estando en el gran escenario, así que no les preocupaba tener miedo de la multitud.

Sin embargo...

―No pensé que la final sería contra, Sudou-paisen.

―Housen.

Housen agarró la red y se dirigió a Sudou. El ambiente cambió.

―Será mejor que no pienses que puedes ganarme sólo porque es tenis. Voy a destruirte, así que será mejor que estés preparado para ello.

El partido de dobles comenzó. Había un límite de tiempo para el partido. Cuatro puntos suponían un juego, y el partido se decidía al mejor de tres juegos. Como regla especial para que la final fuera corta, el saque no rotaba en cada juego, sino que se entregaba a quien perdiera el punto. Además, los equipos no tenían que rotar el saque entre ellos, por lo que podían elegir a una persona y hacer que sacara una y otra vez.

El partido comenzó con un ataque salvaje de Housen. Sudou y Onodera se vieron sacudidos por los potentes saques que lanzaba el gigantesco cuerpo de Housen, y se dejaron llevar fácilmente por la superficie de la mesa. Por otro lado, los saques de Sudou eran deficientes y sin vida, por lo que eran devueltos rápidamente dentro de la cancha una y otra vez. En un minuto, estaban acorralados, y el marcador estaba en 3 (40) - 0 (love).

―¡No puede ser... es tan rápido...! ¡Debe haber jugado al tenis antes!

Era razonable que Onodera entrara en pánico, ya que las pelotas de Housen golpeaban la pista a velocidades aterradoras.

―¿Qué pasa, Sudou? ¡Eso no es suficiente para seguir mi ritmo!

―¡Mierda!

Agarró con fuerza la raqueta, y estuvo a punto de levantarla y estrellarla contra el suelo.

―¡Sudou-kun, detente!

―¡...!

―Cada vez que te enojas así, cometes un error. ¡Deberías saberlo!

―¡Pero!

Ahora que ya no podía sacar su frustración, Sudou se llenó repentinamente de estrés. Cuando vio a Sudou al otro lado de la red comportarse así, Housen resopló.

―Yo tampoco estoy devolviendo sus golpes, así que no puedo pretender ser mucho mejor, pero está claro que no estás jugando tan bien como en los partidos anteriores...

Ella señaló que él estaba preocupado por Housen, por lo que sus movimientos se habían vuelto rígidos y lentos.

―No puedo dejar que saques si estás así, Sudou-kun.

Onodera tomó la pelota. Hizo una señal a Sudou para que defendiera, y luego sacó.

Realizó un saque limpio, tan limpio que era difícil de creer que fuera de alguien sin experiencia en el tenis, y mucho menos de una chica. Sin embargo, Housen la alcanzó rápidamente, y su técnica era tan buena que la raqueta parecía una extensión de su brazo.

Sudou estiró la mano para defenderse, pero le costó todo lo que tenía para golpear con el filo de su raqueta, y así el equipo de primer año se llevó el primer juego sin dejar que sus oponentes anotaran un solo punto.

―No vales ni una mierda, Sudou. Eres un perdedor.

Mientras Housen disfrutaba del partido desde el fondo de su corazón, su compañero, en comparación, no podía ocultar su miedo. Housen estaba llevando él solo el partido, así que realmente era una pelea 2v1.

El segundo partido. Este era un momento de vida o muerte para ellos, y aunque esperaban que Housen continuara con su implacable ataque, se produjo un acontecimiento inesperado.

La bola que Housen lanzó no fue tan contundente como antes, y Onodera se adaptó a ella y la devolvió. Justo cuando pensaban que Housen empezaba a cansarse, levantó el brazo en alto.

La bola que golpeó era tan fuerte y rápida como una bala de cañón. Voló hacia Onodera, que estaba defendiendo la parte delantera, casi como si estuviera apuntando a ella. Pasó rozando su mejilla, y la expresión de Onodera se torció de dolor. Por reflejo, dejó caer su raqueta, tanto por el dolor como por la sorpresa.

―¡Lo hiciste a propósito, bastardo!

―¿Eh? Por supuesto que en el tenis apuntas al cuerpo de tu oponente. Sigue tirando lejos de ellos y te alcanzarán y te lo devolverán. ¿Ni siquiera sabes eso? ¡Armando un escándalo después de una sola pelota!

―¡Mierda!

Housen se mantuvo firme en que tenía razón. Onodera se apresuró a recoger su raqueta de nuevo.

―No te preocupes. Sólo me rozó... pero aun así, ¿no tiene razón en que el tenis consiste en apuntar cerca de tus oponentes?

―Pregúntale a alguien que realmente juegue al tenis. ¡Esto es el Festival Deportivo!

Sudou se quejó irritado, diciendo que sólo alguien que habitualmente jugara al tenis lo sabría.

El saque volvió a Sudou, y el primero se quedó fuera. La segunda vez la jugó con seguridad, y así Housen la devolvió fácilmente.

No puso mucha energía en ella, y Onodera se cerró antes de devolverla limpiamente. El peloteo continuó durante dos o tres golpes más antes de que Onodera se moviera una vez más hacia el frente y devolviera la pelota.

Justo entonces, Housen se acercó a la pelota y la devolvió.

―¡¿Kya-?!

La bola rápida le recordó a Onodera la de antes, y se quedó paralizada de miedo, incapaz de mover su raqueta. La pelota pasó rozando su costado. Sudou la detuvo y la devolvió al otro lado, pero durante todo el tiempo que duró Housen apuntó insistentemente cerca de Onodera. Era casi como si estuviera jugando en el partido.

Finalmente, el equipo de Sudou estaba a 3 (40), mientras que el de Housen estaba a 2 (30).

Onodera intentaba desesperadamente hacer algo, pero una vez más la pelota le pasó por la cara. Ella reaccionó instintivamente, lo que terminó por torcer su pierna izquierda, y así se desplomó.

―¡Onodera!

Onodera no se levantó, así que Sudou la cubrió tomando la pelota y devolviéndosela a Housen. La pelota apenas golpeó dentro de la cancha, y así el equipo de Sudou se llevó el segundo juego.

Pero Sudou no estaba celebrando. Explotó de ira.

―¡Ya basta! ¿Acaso puedes jugar limpio?

―¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Esa estúpida mujer tuya es simplemente mala. ¡Inútil!

―Para, Sudou-kun. Lo estás haciendo de nuevo.

Onodera no se levantaba. Calmó a Sudou, ella seguía tumbada de espaldas.

―¡Ya lo sé! ¿Crees que deberíamos dejar pasar esto?

―No te equivocas. Incluso el árbitro está sospechando. Pero, Sudou-kun, incluso tu comportamiento se está interponiendo en nuestro camino.

Estaba muy claro que desde el momento en que el partido de tenis comenzó, Housen había cambiado su objetivo de ganar el partido a atormentar a Sudou. Su objetivo era infundirle miedo a Onodera, y hacerla equivocarse de una manera que la lastimara.

―De todos modos, cálmate, Sudou-kun.

Estaba dolida, y a pesar de eso lo reprendió con suavidad pero con fuerza.

Sudou se había acalorado, y eso no fue suficiente para que se controlara, así que siguió mirando a Housen. Sin embargo, después de ver a Onodera frunciendo el ceño de dolor, recordó lo que debía priorizar.

Pronto, Onodera estaba recibiendo ayuda por la herida que había sufrido en el tobillo.

―Es una mierda, fallé en el juego. Pero tendrán que jugar uno más. ¿No es un infierno para ustedes?

Housen bostezó mientras los observaba a ambos, y después fue a hablar con su compañero.

―Ese cabrón... quiere meterse con nosotros todo lo que pueda, perdió a propósito...

Murmuró Sudou mientras miraba preocupado la pierna izquierda de Onodera.

―¿Estarás bien?

―Creo que, de alguna manera. Pero amigo, soy tan inútil. Me asusté mucho con la pelota y traté de esquivarla, y acabé cayendo y torciéndome la pierna.

Se rio burlonamente de sí misma, golpeando la cinta adhesiva de su tobillo.

―No te culpo. Es muy molesto, pero es un atleta de primera clase.

Incluso Sudou tenía miedo de las potentísimas voleas que el excelente físico de Housen lanzaba sin esfuerzo. Cualquiera que no fuera un tenista experimentado o un miembro del club de tenis no sería capaz de quitarse ese miedo tan rápidamente.

―Yo... Desde que llegué a esta escuela, tengo una buena opinión de ti, Sudou-kun.

―¿Eh? ¿De dónde viene eso? Sólo mantén la calma y deja que te curen.

―¡No, está bien! Esta herida valió la pena. Nos dio un poco de tiempo para calmarnos.

―Seguro que te mantienes tranquila... De todas formas, ¿tenías una buena opinión de mí entonces?

―Sí. Pero también eres la persona con la que menos quería tener algo que ver. Eras tan espinoso.

―Uf...

―La gente de tu entorno te atacaba porque no estudiabas y tu comportamiento era terrible, pero yo apoyo a cualquiera que se esfuerce en su club. Sudou-kun, tú tienes el talento, y también te esforzaste, ¿no es así?

―¡Cómo lo sabes!

―Lo sé. Cuando vuelvo a casa después de practicar hasta tarde, paso por el gimnasio. Cada vez que pienso que ya no habrá nadie, y cada vez que te veo a ti, Sudou-kun, que sigues practicando solo después de que todos se hayan ido. Incluso limpias bien, realmente te lo tomas en serio.

―E-Espera, estabas mirando... eso es, vergonzoso.

―Pero al final, si te quedas así, no puedo pensar realmente en ti, Sudou-kun.

―... ¿Eh?

―Te enojaste por mi culpa. No odio eso, pero todavía tienes un temperamento rápido. Si sigues así, algún día, causarás una pelea peor que la que tuviste antes.

―... Eso es ....

―¡Creo que deberías dejar de enfadarte tanto!

―¡Lo sé...!

―Incluso en los deportes, si pierdes la calma, ¿no pierdes más a menudo?

―Hmm... tienes razón. También la precisión de mis tiros baja...

―Yo también. Cuando pierdo la calma, me desespero por el tiempo, pero eso sólo me hace ser más lenta de lo normal. Tiene muy poco de bueno, ¿verdad?

―Tú también, ¿eh?

―Una vez, después de perder una competición importante, estaba tan frustrada, estaba en los vestuarios y hasta se me olvidó cambiarme y... en mi rabia, me hice daño en la mano. Lo único que hizo fue empeorar mi situación después.

Recordó su pasado, y sintiéndose ligeramente avergonzada, sacó la lengua un poco.

―Ughh. Entonces fue cuando aprendí. Enfadarse no es bueno, y se volverá contra mí más tarde.

―¿Cómo conseguiste controlarlo y no enfadarte?

―Sobre eso. Un mayor me enseñó algo de magia.

―¿Magia?

―Sí. Te la enseñaré, Sudou-kun. Un hechizo que controla tu ira.

―¿Qué hago?

―El pico de tu ira, verás, es en realidad sorprendentemente corto, y no dura más que unos pocos segundos. Así que cuando quieras gritar de rabia, hazlo una vez dentro de tu cabeza, y luego respira profundamente diez veces.

―Entonces quieres decir que... cuando me enfade, debo tomarme diez segundos, y ya está.

―Sí. Estoy segura de que eso será suficiente para marcar la diferencia, así que pruébalo.

―... Entiendo.

No estaba del todo convencido, pero Sudou guardó esta conversación en su memoria.

―Quería emparejarme contigo porque tenía una buena opinión de ti, Sudou-kun. Por favor, no traiciones mis expectativas.

―Onodera...

Terminaron de atenderla, así que Onodera se revisó una vez y se puso de pie de nuevo.

―Estoy bien. Nos guste o no, este juego resolverá el partido. Si fallamos, perdemos. Pero si lo aprovechamos, ganamos.

―¡Sí!

El tercer juego comenzó. Housen apuntó tenazmente a Onodera, a pesar de que sus movimientos se habían vuelto más lentos debido a la lesión en su pierna izquierda. Él se excedió, y por eso terminó perdiendo puntos, pero no demostró indicios de detenerse.

El equipo de Sudou lideraba con 3 (40) a 1 (15).

A pesar de que perdería el partido si se equivocaba, Housen volvió a lanzar una bola rápida a Onodera. Esta vez, no pudo esquivarla y la pelota le dio en el brazo derecho. Onodera se puso en cuclillas de dolor.

―Ni siquiera es así como se afronta un partido... ¡estás jodien...!

Le hervía la sangre, pero recordó el hechizo que Onodera le enseñó hace un tiempo. Miró fijamente a Housen, que seguía siendo provocador, pero dentro de su corazón gritó de rabia.

Diez segundos de ira. Tenía que controlarla durante sólo diez segundos.

1, 2, 3; contó, respirando profundamente para dejar salir sus emociones.

8... 9... 10.... Los furiosos insultos que tenía en mente para Housen retrocedieron en su garganta.

Por supuesto, no toda su irritación había desaparecido, pero logró analizar la situación con calma y objetividad. Las miradas sospechosas de los árbitros. Onodera mirándolo a él. El partido que tenían que ganar. El tiempo que les quedaba. Si dejaba que Housen los presionara ahora, por supuesto que los retrasaría.

―Onodera, ¿confías en mi fuerza?

―... Por supuesto. Estoy jugando contigo porque confío en ti.

Sudou había controlado su respiración. Lanzó la pelota al aire y sirvió su mejor golpe del día. No había segundas oportunidades para Housen, así que recibió la pelota y la devolvió. Eso dio lugar a un peloteo uno a uno entre Housen y Sudou. Ninguno de los dos cedió ni un ápice, ya que se devolvieron potentes golpes entre ellos. Mientras continuaban, Housen perdió ante la persistencia de Sudou y volvió con un tiro débil. Sudou no lo dejó pasar y estrelló la pelota en el campo de su rival.

―¡SIIIIII!

Con su raqueta aún en la mano, Sudou rugió tan fuerte que resonó por todo el gimnasio.

―¡Lo hicimos, lo hicimos!

Housen tenía una ventaja abrumadora, pero como siguió subestimando a sus oponentes hasta el final, terminó perdiendo. Irritado por su derrota, lanzó la raqueta contra la cancha con tanta fuerza que se partió en dos.

―¡Ganamos, Onodera! Gracias a ti.

Sudou estaba tan emocionado que corrió hacia Onodera y la abrazó profundamente para compartir su emoción.

―¿¡Q-Q-Q-Qu...!?

Por un momento, Onodera no entendió lo que estaba sucediendo, y entró en pánico.

―¡Duele, duele, Sudou-kun!

Gritó de dolor, sus fuertes brazos la apretaban. Sudou recuperó rápidamente la compostura.

―¡Perdón, perdón!

Además de ganar, Sudou consiguió controlar su enfado, y eso debió alegrarlo porque tenía una amplia sonrisa, la más feliz del día.

―Enhorabuena por haber ganado todas las pruebas, Sudou-kun.

―¡Sí! Gracias Onodera, si no me hubieras ayudado seguro que habría perdido este partido.

―¡Eso no es cierto! En todo caso, sólo te retrasé...

―No voy a decir que tu lesión haya valido la pena, pero cuando te lesionaste y yo me desquicié, por un momento sentí que había perdido. Tú me sacaste de ahí.

―En serio. Entonces, fuimos... buenos compañeros, ¿no?

―Sí. Fue súper fácil trabajar contigo, y realmente podía depender de ti. ¡Esto es realmente increíble, Onodera! Ahh, si Suzune pudiera vernos de alguna manera hacerlo tan bien...

Cada vez había más invitados y estudiantes alrededor, por lo que no pudo divisar rápidamente a Horikita.

―Suzune... ¿eh?

―¿Ah? ¿Dónde? ¿Dónde está?

―Uh, no~, quiero decir, lo siento, confundí a alguien con ella.

―Maldita sea. Ya veo, tal vez esté cerca de los campos...



―La próxima vez que volvamos del club, vamos a cenar juntos.

―¿Eh? Oh, claro, eso está bien. De todas formas, ayúdame a encontrar a Suzune. ¿Dónde estás, Suzune?

―Jajaja. No. Por supuesto que no.

―Oi, Sudou. No dejes que esta victoria se te suba a la cabeza, ¿eh? Si hubiera ido en serio, estarías frito. Lo sabes, ¿verdad?

A pesar de que el partido había terminado hace tiempo, Housen no parecía haber terminado con él y se acercó a ellos.

―Ven conmigo, vamos a jugar un poco más detrás del gimnasio.

―Espera, tú...

Onodera se movió para interceptar a Housen mientras intentaba provocar a Sudou, pero éste la detuvo en silencio.

―Este tipo y yo tenemos algo de historia. Supongo que no tengo más remedio que enfrentarme a él.

―¡Pero!

Onodera intentaba protegerlo para que no se metiera en una pelea de nuevo, pero Sudou entendió lo que estaba pensando y sonrió. Entonces se giró para mirar a Housen.

―Lo siento, pero no me interesa aceptar tu reto.

―¿Eh? No se trata de si te interesa o no. A partir de ahora, eres mi saco de arena.

―Dije que no estoy interesado.

Sudou se negó a secundarlo, así que Housen apretó los hombros y le dio un puñetazo en el estómago. El potente puñetazo hizo que Sudou cayera de rodillas.

―¡Sudou-kun!

Sudou detuvo a Onodera con la mano y se levantó tranquilamente. Los profesores se abalanzaron sobre él, pero Sudou les dijo que no había pasado nada y consiguió que se marcharan.

―Maldita sea, eso duele. Ughh. ¡Ya sé que eres bueno peleando! Aquella vez también fue en parte culpa mía, así que no me voy a quejar. Pero. Un poco más y hasta pediré a los profesores que intervengan.

―Patético, ¿verdad? Eras mejor cuando venías a golpear, ¿sabes?

―Tal vez. Onodera, vámonos.

―O-Ok.

―Tonto aburrido. No vuelvas a meterte conmigo.

De alguna manera, Sudou encontró esas palabras reconfortantes. Si él no era el que se ponía violento, la situación no empeoraría.

Aprendió que si no dejaba que la ira lo consumiera, la situación mejoraría drásticamente.

―Tengo que dar las gracias a Housen. Cuando vi cómo está tan sediento de sangre de esa manera, entendí completamente lo patético que he sido. No puedo expresarlo con palabras, pero... cuando probé el método que me enseñaste, algo me golpeó. ¿Por qué he estado tan enojado todo el tiempo? Algo así. Tal vez un fantasma finalmente me dejó o algo así.

Sudou estaba agradecido por las diez victorias que había conseguido, pero estaba igual de agradecido al Festival Deportivo, y a Onodera.









No hay comentarios.:

Publicar un comentario