Nota del Traductor:
Obviamente este volumen 0 cronológicamente es el primero,
sin embargo, sobre todo para los nuevos lectores, creo que es importante
recalcar que si lo leen primero se pueden llevar algunos spoilers sobre todo de
la etapa del segundo año.
Se recomienda leer después del Volumen 8 del Segundo Año.
En este volumen 0 se narran los hechos que cuenta Kanzaki en su monólogo, la
identidad y algunas relaciones entre estudiantes que también se revelan en el
volumen 8, aquí también quedan de manifiesto. Así mismo, si se lee primero este
volumen nos daríamos una idea de quienes son los estudiantes de la Habitación
Blanca, principal misterio de los primeros volúmenes del arco de segundo año.
Por último, este volumen no trata de Ayanokouji Kiyotaka
sino de Ayanokouji Atsuomi (Ayanokouji Papá) y de su lucha por construir la Habitación
Blanca, a excepción de un capítulo, todos los demás son narrados desde su punto
de vista. Así que, si están aquí para ver a fondo la infancia de Kiyotaka,
puede que queden decepcionados.
En fin, sobre advertencia no hay engaño.
MONÓLOGO DE AYANOKOUJI ATSUOMI
RIQUEZA, POBREZA. Disparidad económica.
Educación elevada, educación deficiente. Disparidad
educativa.
Zonas urbanas y rurales. Disparidad regional.
Jóvenes desfavorecidos, ancianos privilegiados. Disparidad
generacional.
Japón es una sociedad desigual. Estos son sólo algunos de
los ejemplos que he mencionado, pero realmente representan la diferencia entre
el cielo y el infierno. Lo importante es recordar que no todas las realidades
están inmóviles. Los pobres pueden ascender para convertirse en ricos, y los
ricos pueden caer para convertirse en pobres. Por ejemplo, si no te gustan las
disparidades regionales, puedes mudarte a la ciudad.
Aunque entendía la lógica, no tenía nada. Nací en el campo,
extremadamente pobre y lamentablemente inculto. No estaba dotado de resistencia
ni era muy trabajador.
Si tuviera que nombrar un aspecto que me hubiera convertido
en un luchador fuerte, sería mi juventud. Sin embargo, no la aproveché al
máximo y pasé gran parte de mi tiempo ocioso. Podría decirse que tuve una vida
con un ritmo lento.
No me esperaba un futuro brillante y existía la posibilidad
de que simplemente llevara una vida miserable. Pero abrí el futuro con mis
propias manos.
Fue porque tenía algo más grandioso que los demás, es
decir, una "ambición" desenfrenada y en constante expansión.
Llegaré a lo más alto y me situaré en la cima de este país.
Con eso en mente, seguí viviendo mi vida hasta hoy. Esa ambición fue lo único que me sostuvo a lo largo de mi vida.
Cuando cumplí veinticinco años, me enfrenté a mi primera
tribulación.
Ahorré tres millones de yenes trabajando a tiempo parcial.
Con ello, me convertiría en político y miembro del parlamento japonés, y
acumularía una enorme riqueza y prestigio.
Un sueño fugaz y pobre. Subestimé las elecciones y perdí
miserablemente.
Hubiera sido una suerte si eso fuera todo, pero como ni
siquiera alcancé el número de votos requerido, confiscaron los tres millones
que me había esclavizado en reunir.
El gobierno no sólo intentaba resolver la pobreza, sino
también crear un entorno político limpio, combatir el descenso de la natalidad,
aumentar los salarios y luchar por el movimiento "NO A LA GUERRA".
Supuse que no sería difícil salir elegido si me limitaba a
ir por ahí soltando despreocupadamente todas las bondades que se me ocurrían
sin pensarlas demasiado. Sin embargo, es una idea superficial y estúpida.
A todo el mundo se le ocurren pensamientos así de
superficiales.
Lo importante para ganar unas elecciones es a qué
organización perteneces y a las órdenes de quién trabajas, y si sabes discernir
entre enemigos y aliados mientras estás inmerso en un juego a largo plazo.
¿Qué pasó después? ¿Crees que caí?
Me afilié al partido gobernante, el Partido de los
Ciudadanos, y empecé a dar mis primeros pasos como político.
Sí, dos años después, volví a presentarme a unas elecciones
y gané. En dos años había conseguido llegar a una posición en la que era
posible volcar toda mi vida, mi corazón y mi alma en la política.
Puede que esto me convirtiera en un ganador, pero para mí,
salir elegido no era el objetivo.
Sobre todo, el mundo de la política no es tan fácil.
No, en cierto modo es el mundo más profundo y negro que
existe. Por muy ambicioso que yo sea, no soy más que otro joven diputado sin
respaldo ni poder.
La mayoría de las personas capaces de llegar al poder son
de segunda o tercera generación, a quienes se les concedió el derecho a hacerlo
al nacer. Hijos de grandes políticos ignorantes, tontos y sin conciencia del
peligro que corren, que no dejan de repetir sus insípidos comentarios vacíos en
la televisión, día y noche.
A veces, hasta han hecho la transición del mundo del
espectáculo a la política, utilizando sólo su cara y el reconocimiento de su
nombre. La mayoría de ellos no son más que mascotas, pero aún tienen más potencial
que un "don nadie" como yo. Es irónico.
¿Cómo puedo hacerme un nombre como político? Mis opciones
eran limitadas desde el principio.
Tuve que aceptar los trabajos sucios que nadie más quería
hacer. Si fracasaba, mi carrera política se truncaría de inmediato y, en
algunos casos, se presentarían cargos penales contra mí.
Al tomar la iniciativa en estas tareas, fui reforzando mi
presencia en el partido. Con el tiempo, se me conoció como la espada oculta de
"Naoe-sensei", que unía a muchas facciones del Partido Ciudadano. No
dudé en cometer cualquier tipo de maldad: prostituir a chicas menores de edad,
sobornar y realizar actividades de espionaje para organizaciones hostiles.
Una vez que me confiaron este proyecto, los límites entre
el bien y el mal se eliminaron en aras del éxito. Hubo momentos en los que me
relacioné con la yakuza o bandas menores y recurrí a medios violentos.
No tenía tiempo para descansar y seguía desafiándome a mí
mismo. En poco tiempo, fui ganando influencia dentro del partido y, a los 36
años, tenía la oportunidad de acceder al poder.
Pero... de aquí en adelante, para saltar al centro mismo
del mundo político, necesitaría más logros y transgresiones.
Un recién nacido de un mes.
La primera vez que vi a mi hijo a través del cristal, él
miraba fijamente al techo. No me vino a la mente ningún sentimiento especial.
Si tuviera que decirlo, el único sentimiento que sentí fue
el alivio de que hubiera llegado la llave para conmover a los de arriba.
Llevaba casi un año esperando impacientemente este momento.
―Chequeo médico completo.
―¿Algún problema?
―De momento no hay problemas.
Los resultados del análisis de ADN coinciden.
Tabuchi, que había completado todas las pruebas, dio su
informe mientras miraba los resultados del examen detallado.
Ya veo. No podemos quedarnos atrapados en la fase
preliminar. Como eso se ha aclarado, podemos decir que la primera fase se ha
cumplido.
―Podríamos ponerte en contacto
directo con ellos ahora.
―No es necesario. Empiecen el experimento inmediatamente, como han hecho con los niños anteriores.
El proyecto de la Habitación Blanca ya está en su cuarta
fase. No hay necesidad de perder el tiempo. Me detuve a mirar a mi hijo, que
estaba a punto de ser trasladado fuera de la habitación según las instrucciones.
Si lo pongo en la Habitación Blanca, no lo veré durante un tiempo, ¿verdad?
―Un momento.
Me dirigí hacia mi hijo, que estaba detrás del cristal que
nos separaba. Al estar directamente frente a él, pude sentir de nuevo la
pequeña vida cerca de mí.
Su cabeza no estaba asentada, así que deslicé la palma de
la mano por detrás de su cuello y lo levanté con suavidad.
―Realmente eres el hijo de
Sensei. Vas a recibir una educación rigurosa, pero estoy seguro de que
obtendrás grandes resultados...
―¿De qué estás hablando?
Prepárate para empezar a filmar.
―¿Qué...?
Tabuchi estaba atónito, como si no entendiera lo que
intentaba decir.
―Voy a enviar a mi hijo, que
es más importante para mí que mi propia vida, a la Habitación Blanca. Capta esa
determinación y esa tensión en la cámara. Será una importante herramienta de
propaganda para usar en la próxima fiesta de recaudación.
Padres que no se interesan por sus hijos o padres que no
quieren renunciar a sus hijos pero están dispuestos a cederlos para el futuro.
No hay que preguntarse cuál llamará más la atención de la
galería.
―¿Qué...? Ah, sí ―Tabuchi sacó
a toda prisa su celular y me tomó fotos y vídeos con el niño en brazos.
Después de un minuto más o menos, bajé al bebé.
―Llévatelo.
―Bien.
Aparté la mirada de mi hijo mientras lo trasladaban y
empecé a prepararme para el acontecimiento que se avecinaba.
―De todos modos, ya están
listos todos los preparativos necesarios. Comunícame con Sakayanagi.
Ha pasado casi una década desde que entré en la política.
Ostensiblemente, he estado riendo y tragando agua turbia, pero eso termina hoy.
Voy a empezar una vida para mí aquí. Usaré y cortaré todo
lo que pueda, incluso a mis propios hijos, y llegaré a la cima. Naoe-sensei,
que reina como el poder absoluto, no es más que un peldaño. Es un enemigo que
eventualmente debe ser vencido y aplastado.
―Si no quieres morir, estás
por tu cuenta Kiyotaka.
Seas un bebé o un adulto, al final, estás por tu cuenta. Tu
situación puede ser la peor, pero por desgracia, la nuestra es similar. Si te
hubieran criado como a mi familia, habría sido más bien negligencia. En ese
sentido, podría decirse que sigo teniendo la suerte de haber tenido un buen
comienzo.
Cerré los ojos en silencio, solo en la habitación donde
desapareció el niño. Pero nunca se sabe lo que depara la vida.
Nunca pensé que tendría un hijo de mi propia sangre.
El punto de inflexión llegó unos cuatro años después de
empezar a trabajar para Naoe-sensei.
Así fue.
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