INAUGURACIÓN DEL PROYECTO
RYOTEI[1] SASAGAWA. Era finales de enero y, aunque no
nevaba, la temperatura estaba bajo cero. (Nota TL: ryotei 料亭 : Restaurante tradicional japonés)[1]
Bajo el frío, llevaba ya una hora esperando la llegada del
maestro.
―Hace frío, Ayanokouji-san...
¿Cuándo viene Naoe-sensei...?
Kamogawa, quejándose por tercera vez, exhaló entre sus
manos para calentarse.
―Siempre es lo mismo. Para
Naoe-sensei, la hora señalada es sólo una formalidad.
―¿Por casualidad, eso
significa que en el peor de los casos llegará una o dos horas tarde?
Al parecer, eso era lo peor que este hombre podía imaginar.
―Qué tierno. Tendrás suerte si
aparece por aquí hoy. Muchas veces no aparece.
―Oh, no... ¿Cuánto tiempo vas
a esperar a alguien que podría no aparecer?
―Para siempre. A menos que
tenga noticias suyas, esperaré aunque la tienda esté cerrada.
―Morirás, ¿Sabes?
Si te llamas a ti mismo miembro de la facción Naoe,
deberías estar dispuesto a morir, pero estoy seguro de que a Naoe-sensei no le
importan los fallecidos.
Somos meros intermediarios.
Más bien, son los que ya están esperando a Naoe-sensei en
el ryotei los que no están tan entusiasmados con la idea.
―Pero... Es increíble que a alguien se le permita ser libre con el tiempo. Normalmente me enfadaría.
―¿Libre con el tiempo? ¿De
verdad lo crees?
―Sí, lo creo.
―Hasta llegar tarde es un arma para Naoe-sensei. Como en la
historia de la isla Ganryujima y Musashi Miyamoto[2]. (TL Nota: Isla Ganryujima
y Musashi Miyamoto: Esta historia se refiere a un duelo entre dos espadachines
japoneses en el que Musashi Miyamoto llegó tres horas tarde)[2].
Por supuesto, él normalmente no usa un cuento tan viejo
como estrategia. Es precisamente porque es Naoe-sensei que se le permite tomar
medidas tan poco refinadas.
―La premisa básica es que el
80% de los que son rechazados de una reunión no tienen más remedio que llorar
hasta quedarse dormidos.
Estas cifras son la prueba de que no hay mucha gente que
pueda enfrentarse a Naoe-sensei.
Incluso el actual Primer Ministro no tiene más remedio que
pedir ayuda constantemente a Naoe-sensei. No importa cuánto tengan que esperar,
saludan a Naoe-sensei con una sonrisa.
―El otro 20%... ¿Qué pasa con
ellos?
―¿De qué sirve escuchar al 20%
restante de idiotas?
―Bueno, sólo para saber...
―Estaban tan irritados por
haber sido plantados que me gritaron y exigieron que llamara a Naoe-sensei y le
hiciera decirles cuánto tiempo les haría esperar.
Kamogawa, a mi lado, tragó saliva mientras se aclaraba la
garganta.
Aunque llevaba poco tiempo en la política, conoce el horror
de dar órdenes a Naoe-sensei. Pero cada vez que me enfrentaba a tales
circunstancias, adoptaba una postura firme y les daba a todos la misma
respuesta.
―'No puedo permitir que se
lleven a Naoe-sensei fácilmente'. Los expulso así.
Los obligo a agachar la cabeza y a pedir otra cita o a no
volver a dar la cara.
Ahora, otro 80% de la gente se inclinará de nuevo.
Aunque tienen veneno en el corazón, siguen dando prioridad
a ver a Naoe-sensei. Es casi imposible tener una relación fluida con él cuando
deciden hacerlo.
―Parece que Ayanokouji-san lo
está pasando mal.
―Dicen que el trabajo duro
tiene su recompensa, pero en realidad me han golpeado más de una o dos veces,
con un cenicero y un palo de golf.
Como no pueden ponerle las manos encima a Naoe-sensei, no
tienen más remedio que descargar su frustración conmigo. Pero recibir un
puñetazo no significa que Naoe-sensei me vaya a mostrar gratitud.
―No lo puedo entender.
Ayanokouji-san, ¿has estado repitiendo este tipo de cosas durante casi cuatro
años?
―Es sencillo, pero no para
todo el mundo. Pero cualquiera puede hacerlo si está dispuesto a morir por ello.
Por eso yo, que no tengo respaldo, ni educación, ni
inteligencia, ni antecedentes familiares, tengo una oportunidad.
Pero este tipo no sabe nada.
Es dos años mayor que yo y un concejal de primer año.
―¿No te enseñó el senador
Kamogawa la regla de hierro?
El hombre que está a mi lado es el tipo de político que más
desprecio.
―Mi padre no me dijo nada de
eso...
Típico político de segunda generación. Creció mimado y
sigue sobreviviendo en la política.
Una sanguijuela aborrecible, pero sólo un elegido nacido en
una clase privilegiada puede llegar a serlo.
El padre de Kamogawa, el senador Kamogawa Toshizou,
partidario de Naoe-sensei desde hace mucho tiempo, es un veterano de más de 30
años en la política.
Naturalmente, nunca permitiría que su hijo experimentara la
dura clase baja.
No es como yo, una pieza desechable que puede romperse pero
que sigue siendo valorada como una de las partes que sostienen la columna
vertebral de la facción Naoe.
―Lo único que me enseñaron es
que si me callaba y seguía a Naoe-sensei, estaría a salvo como político. Me dijo
que podría ser senador para siempre, que el sueldo sería estable y que con el
tiempo conseguiría un puesto allí.
No tiene nada que quiera lograr como político, pero se
convierte en uno sólo para sobrevivir.
Hay un cierto número de personas así, de segunda generación
o no.
Es una mentalidad tonta y corrupta, pero estos tipos viven
vidas inútilmente largas.
Son una bendición para los de arriba porque se les puede
domesticar y conseguir un voto entre sus iguales sin rechistar.
―Estoy deseando salir de los rangos
inferiores y recibir un trabajo cómodo.
Kamogawa miró al cielo nocturno mientras refunfuñaba y se
quejaba.
―Yo también tengo hambre... En
un día tan frío como este, el sake caliente es lo único que apetece.
¿Este tipo ni siquiera puede esperar en silencio?
―Basta, cállate un minuto,
Kamogawa.
―Está bien charlar. No es como
si sensei estuviera aquí. Cuéntame más sobre Naoe-sensei y Ayanokouji-san.
No me importó la parte de Naoe-sensei, pero lo que dijo
después me llamó la atención.
―¿Te refieres a mí?
―Escuché rumores de que la
mayoría de las personas que trabajan a las órdenes de Naoe-sensei se convierten
pronto en inútiles, pero Ayanokouji-san es un prometedor recién llegado que es
muy valorado. Me gustaría conocer el truco del éxito para trabajar a las
órdenes de Naoe-sensei.
Kamogawa hablaba como si fuera un problema ajeno,
creyéndose los rumores.
En ese momento sentí el impulso de darle un puñetazo, pero
eso sólo me daría una sensación temporal de regocijo.
Cuatro años después, y sigo siendo un novato. Debería
preocuparme más el hecho de que me traten así.
―Se acabó la charla. Gira la
cabeza.
―¿Qué?
Inmediatamente ajusté mi postura ante el débil sonido de un
taxi en la distancia.
Kamogawa comprendió lo que significaba y, tras aclararse la
garganta, enderezó la espalda.
El taxi llegó lentamente frente al ryotei.
Poco después, otro sedán negro se detuvo ligeramente detrás
del taxi.
Sin siquiera echar un vistazo, era obvio que se trataba de
los guardaespaldas de Naoe-sensei.
Regresé rápidamente la mirada al taxi, pero la puerta no se
abrió y Kamogawa ladeó la cabeza con curiosidad.
Pude ver a Naoe-sensei a través de la ventanilla, así que
contuve a Kamogawa cuando estaba a punto de abalanzarse sobre él.
―No hagas nada que yo no
quiera que hagas.
―Sí, pero...
En el asiento trasero del taxi, por lo que podía ver a
través de la ventanilla, distinguí que un hombre y una mujer mantenían un
contacto íntimo.
Si interfería, podría incurrir en una reprimenda
innecesaria.
Sin embargo, no era habitual que Naoe-sensei estuviera
acompañado por una mujer.
Y aunque fuera en un taxi en mitad de la noche, parecía un
movimiento poco inteligente para un político. Tras un minuto de silencio en el
asiento trasero del taxi, por fin se abrió la puerta.
―Hasta luego, sensei~.
Kamogawa comprendió por fin al oír el grito de la joven
desde el asiento trasero.
Naoe-sensei, que siguió charlando con la mujer unos
instantes más, salió lentamente del taxi.
Un hombre delgado se bajó al instante del asiento del copiloto
del sedán que iba detrás de él.
Sin decir palabra, se quedó en silencio junto a
Naoe-sensei.
Es un guardaespaldas con una cara nueva que no había visto
nunca. Pero no hay tiempo para preocuparse.
―Gracias, Naoe-sensei.
―¡Oh, gracias!
¿Kamogawa estaba nervioso porque vio la escena con la
mujer, o porque simplemente está delante de Naoe-sensei?
Aunque fuera lo segundo, era un tonto cuando actuaba de una
forma que podía tomarse como lo primero.
Di medio paso delante del adefesio que era Kamogawa y le
tapé la cara con el hombro.
Pero eso podía haber sido una preocupación innecesaria.
Naoe-sensei, que no tenía ninguna consideración por
Kamogawa, dirigía su aguda mirada sólo al ryotei.
―¿Dónde está Asama?
Su traje y su postura, que me recordaban su avanzada edad,
le hacían parecer joven al mismo tiempo.
―Lo está esperando. Déjeme
mostrarle el lugar.
Eché una mirada al nervioso Kamogawa de atrás, indicándole
que pagara el taxi, y conduje a Naoe-sensei al interior del ryotei.
En cuanto atravesamos la cortina, todos, desde la
propietaria hasta el jefe de cocina, aparecieron apresuradamente e inclinaron
la cabeza.
Naoe-sensei se quitó los zapatos sin cambiar de expresión
mientras impregnaba la zona con su aura.
Pisando el suelo de madera, se dirigió a una sala privada
situada en el extremo más alejado del restaurante.
Naoe Jinnosuke. Miembro del gobernante Partido de los
Ciudadanos, ha desempeñado varios cargos, entre ellos el de ministro de
Transporte y ministro de Economía, Comercio e Industria, y en la actualidad es
secretario general del partido.
Aunque el cargo de secretario general está medio escalón
por detrás del de vicepresidente, por no hablar del de primer ministro, en
términos de importancia, el de secretario general es con mucho el cargo más importante.
Es el director general del partido, quien ostenta el poder
real del mismo.
Aunque cumplirá sesenta y ocho años este año, no ha dado la
menor señal de retirarse del servicio activo.
En el mundo de la política, donde no hay edad de
jubilación, seguirá en su puesto actual otros diez o veinte años, a menos que
su estado físico se convierta en un problema.
―Asama-sensei, traje a
Naoe-sensei conmigo.
Más allá del shoji, Asama-sensei esperaba en seiza para dar
la bienvenida a Naoe- sensei. Al ver a Naoe-sensei, se levantó e hizo una
profunda reverencia. (Nota TL: Shoji: Puerta corrediza japonesa)
Asama Hisashi. Tiene 71 años, tres más que Naoe-sensei.
Actualmente es viceministro del Ministerio de Tierra,
Infraestructura, Transporte y Turismo, y es una figura destacada de la facción
Naoe.
Para mí, incluso Asama-sensei está viviendo en las nubes.
Pero si Naoe-sensei aparece aquí, cambia instantáneamente
de amo a esclavo.
Es una escena habitual que muestra a simple vista que
existe tal diferencia de poder.
―Lo estábamos esperando,
Naoe-sensei.
―Siento haberte hecho esperar,
Asama. Estuve ocupado con el trabajo.
―Sé lo ocupado que está.
Incliné la cabeza, froté la frente contra el tatami y cerré
el shoji en silencio para no interrumpir el diálogo.
A partir de este momento, no era aceptable escuchar la
conversación entre dos políticos de renombre.
―Rápido, Naoe-sensei. Me
gustaría preguntarle sobre ese asunto.
Sólo nos separaba una hoja de shoji.
El diablo me susurró una vez que siguiera espiando y
obtuviera información útil.
O incluso podría poner micrófonos en el lugar.
Pero el mundo no es un lugar dulce.
Cualquier desvío quedaría pronto al descubierto, y mi vida
política se vería truncada.
Me levanté, abandoné el lugar y me trasladé a otra
habitación alejada.
En la sala privada que le habían preparado, Kamogawa estaba
situado en el asiento inferior, con la mirada fija en el sake que tenía
delante.
―Siento haberte hecho esperar.
―No hay problema. Empecemos
ahora mismo.
―No bebas.
―Nunca he visto esto en un
izakaya. ¿Qué es esta marca de sake? (Nota TL: izakaya ( 居酒屋 ): Un lugar para instalarse, tomar una copa y ponerse
cómodo).
―¿Vas a hacerme oler el sake
mientras me despido de Naoe-sensei y los demás?
―No se gana nada jugando
descuidadamente con el alcohol.
―Oh, no...
Un deslumbrante restaurante de alta cocina. No lo culpo por
sentirse molesto cuando le dijeron que no bebiera alcohol antes de cenar. De
hecho, estuve a punto de caer en la tentación varias veces en el pasado.
Afortunadamente, pude presenciar el momento en que alguien
que era mi mentor en aquel momento se enganchó al alcohol y fue reprendido y
expulsado por ello, lo que condujo a mi abstinencia actual. He llegado a creer
que el "alcohol" para los que están en el poder es el sufrimiento de
los que están por debajo de ellos.
No son sólo los parlamentarios de menor rango. Ellos mismos
desprecian al pueblo.
Siempre están intoxicados por la satisfacción de su deseo
de conquista, gobernando con reglas de su propia creación.
―Ayanokouji-sensei, tengo una
cosa en mente...
Es un verdadero charlatán.
―¿Por qué siempre te sientas
sobre tus rodillas? ¿Por qué no te encorvas en la mesa?
―Estoy acostumbrado. Tengo que
sentarme sobre las rodillas durante horas delante de Naoe-sensei y los demás
sin que me importe nada. Si no te acostumbras regularmente, tendrás problemas
cuando llegue el momento.
Ni siquiera se nos permite hacer una declaración del tipo:
'¿Puedo relajar las piernas?'.
No había otra opción que seguir sentado en el suelo hasta
que se te necrosaban las piernas.
―Oh, Dios mío...
Kamogawa, que seguramente no confiaba en sentarse sobre sus
caderas, se apresuró a sentarse de nuevo en su asiento.
Incluso un pequeño trozo de tofu de huevo servido en un
plato pequeño habría costado una gran cantidad si se hubiera pedido solo.
Sin embargo, no había por qué estar agradecido. Agarré el
pequeño plato de forma torpe y me lo metí en el estómago sin masticarlo.
―¡Qué desperdicio...!
Continúo comiendo, ignorando la mayor parte de la incesante
charla de Kamogawa.
No me interesa lo caro que sea, lo fresco que parezca o de
dónde proceda el plato.
Lo único que importa es que después tenga energía
suficiente para seguir adelante.
―Voy al baño.
Me aparté de Kamogawa, me levanté con las piernas
ligeramente entumecidas y salí de la habitación.
Después de ir al baño, estaba a punto de volver a la sala
privada donde me esperaba Kamogawa cuando divisé las espaldas de unos hombres
trajeados. Entre ellos, había un hombre que destacaba entre la multitud.
Sin embargo, fue sólo por un momento, ya que dobló una
esquina al final del pasillo y desapareció de mi vista.
―¿Qué fue eso?
Tuve la tentación de seguirlo y ver si era quien yo creía,
pero me contuve.
Sin embargo, estaba seguro de que la figura era el senador
Kijima. No era miembro de ninguna de las tres facciones principales:
Naoe-sensei, Isomaru-sensei, y el Primer Ministro Miyako. Aunque pequeño en
número, estaba en la cuarta facción del Partido Ciudadano, sin pertenecer a
ninguna de las tres facciones principales.
Es tan prometedor que incluso se le considera el hombre más
cercano al primer ministro entre la generación más joven.
No es habitual que coincidan en este mismo restaurante
ryotei.
Es costumbre que los ryotei se pongan de acuerdo en secreto
para no permitir un encuentro desafortunado.
¿Es posible que Naoe-sensei ya haya empezado a hacer
movimientos de cara a las próximas elecciones?
PARTE 1.1
La reunión terminó
aproximadamente una hora después de que Naoe-sensei entrara en la sala privada.
Después de despedir al senador Asama, Naoe-sensei nos llamó
a Kamogawa y a mí a una sala privada.
Basándome en las tres tazas de carne de jabalí, así como en
el número de pequeños cuencos de comida que había sobre la mesa, pude suponer
que el senador Kijima se encontraba en esta habitación.
La comida estaba deliciosa, sin embargo, no hay señales de
que tocaran los palillos, así que al parecer terminaron su comida sobre todo
discutiendo. Es evidente que tomaron unas copas y se fueron a descansar.
―¿Tienes algo en mente?
Siento una tensión en el corazón, como si hubiera leído la
más leve mirada que le dirigí.
―No, no es nada.
"Había alguien aquí, ¿no?". Era imposible que
dijera algo así.
Supongo que era natural que supiera lo que me rondaba por
la cabeza, pero no insistió en el asunto.
―Ayanokouji, ¿cuánto tiempo
llevas trabajando para mí?
―Este es mi cuarto año bajo
las órdenes de sensei.
―Así es. En primer lugar, sólo
un puñado de personas pueden convertirse en políticos a los 20 años. Puedo
decir sin lugar a dudas que eres el primero entre los "desposeídos"
en subir la escalera del éxito.
Los desposeídos. Es uno de los términos acuñados por
Naoe-sensei que se refiere a aquellos que no han sido bendecidos con un buen
entorno. Como la gente de segunda o tercera generación, excluyendo a aquellos
cuyos padres proceden del mundo de los negocios y tienen un fuerte respaldo,
los cuales me desagradan.
No es exagerado decir que el hecho de que uno llegue o no a
triunfar como político viene determinado por estas dos categorías: los
"que tienen" o los "que no tienen".
En pocas palabras, es similar a una empresa dirigida por
los miembros de una familia.
Los de fuera son de fuera, por mucho talento que tengan. A
menos que se tenga mucho talento y suerte, la cima a la que se puede aspirar
tiene un límite.
A los pobres no les espera un futuro brillante.
En otras palabras, el alcance de una persona como yo suele
detenerse ahí en el mundo de la política. La única forma de llegar más lejos es
encargar a mis hijos que lo transmitan a la segunda generación. Entonces, como
resultado de una selección posterior, se me permitirá llegar a las altas
esferas en algún momento de mi generación.
Sin embargo, como ya hay muchas segundas y terceras
generaciones compitiendo por los pocos escaños disponibles, no les será fácil
ascender en el mundo político aunque envíen a sus descendientes a la política
de la misma manera. Los que se sienten primero en las sillas se relacionarán
con las generaciones cuarta y quinta como titulares más fuertes.
―Le estoy verdaderamente
agradecido, Naoe-sensei. Recogió a alguien como yo.
―Es gracias a tu habilidad. De
hecho, me has ayudado de muchas maneras.
No tenía sentido intercambiar cumplidos. Pero era un camino
inevitable para un político.
Siempre que Naoe-sensei elogia a alguien, algo inoportuno
le espera.
―Pero tu habilidad todavía no
es reconocida dentro del partido.
―Por supuesto. Soy muy consciente
de ello.
Todo el crédito, grande o pequeño, será desviado por
Naoe-sensei.
El único que entiende que esas hazañas originalmente me
pertenecían es Naoe-sensei, que está justo delante de mí.
Especialmente cuando se trata de la oposición, estoy seguro
de que lo mismo ocurre con lo desconocido.
―La discusión de hoy, como
habrás adivinado, era sobre Isomaru.
Isomaru Youkou ha reinado en la política durante muchos
años como número tres del Partido Cívico.
―Se está haciendo viejo, como
yo. No hay muchas oportunidades de conseguir el puesto de primer ministro, ya
sabes.
¿Era una discusión para contrarrestar la presencia rival de
Isomaru-sensei?
―De todas formas, los miembros
de la facción desconfían mucho de Isomaru. Sin duda es un rival al que no hay que
subestimar, pero si me preguntas a mí, es un tipo fácil de entender. Para bien
o para mal, es un hombre que sólo utiliza métodos anticuados.
Tras décadas de competencia amistosa en el mundo de la
política, seguro que conocen los trucos del otro.
―No creo que Isomaru sea al
que realmente tengamos que vigilar.
―Quiere decir...
―¿Conoces a Kijima?
Tal vez porque vi la espalda del que parecía ser el senador
Kijima, mi cuerpo reaccionó involuntariamente.
Hoy, sólo he oído hablar de figuras importantes, incluyendo
a Asama-sensei.
Los agudos ojos de Naoe-sensei, sin cambiar respecto a lo
habitual, se posaron sobre mí.
―Lo he visto varias veces,
pero nunca he tenido la oportunidad de hablar con él directamente.
―Creo que es el mayor enemigo
del que debemos cuidarnos.
Aunque son miembros del mismo partido político, no duda en
calificarlo de enemigo.
Esto demuestra que Naoe-sensei, que ha estado disfrutando
de su propio poder, es muy cauteloso con Kijima-san.
Si Naoe-sensei e Isomaru-sensei son las sombras del Partido
de los Ciudadanos, ocurre exactamente lo contrario con Kijima-san.
Kijima-sensei es un hombre joven y poderoso que, bajo la luz, está siendo
promovido como el cartel del Partido de los Ciudadanos, impulsando políticas
depuradas a la vanguardia.
Aunque el número de miembros del partido que naturalmente
le apoyan sigue aumentando, pasará un tiempo antes de que amenace a Naoe-sensei
y a sus colegas.
Eso pensaba yo. Pero ahora parece que reconoce a Kijima más
de lo que yo suponía. Me preguntaba si había crecido hasta el punto de ser una
amenaza para Naoe-sensei.
Los tres jóvenes reunidos bajo el liderazgo del Primer
Ministro Miyako son Naoe-sensei, número dos, Isomaru-sensei, número tres, y el
joven Kijima-sensei, número cuatro. Están compitiendo seriamente por el puesto
de primer ministro.
―¿Sabes cuál es el mayor
factor en el ascenso de Kijima a su puesto actual?
―Estoy seguro de que tiene
muchos logros, pero yo diría que lo más destacado es la existencia de la PEA.
Preparatoria de Educación Avanzada. Una institución creada
para formar a jóvenes con futuro directamente bajo el gobierno.
Todavía no ha logrado mucho, pero se han depositado grandes
expectativas en ella.
Es más correcto decir que el gobierno tiene grandes expectativas
puestas en ella.
―La educación de los niños es
inseparable del desarrollo de un país. La PEA es bien recibida por los
simpatizantes. Me impresiona que hayan tenido una idea interesante, incluso
para un enemigo.
Kamogawa escucha con el sudor en la frente, incapaz de
interrumpir la conversación.
El aire acondicionado de la habitación está bastante
caliente, pero no es irrazonable, dado el contenido de la conversación.
―Los jóvenes miembros del
partido confían ciegamente en él.
Con su amplia exposición mediática, muchos de ellos ven el
Partido Cívico a través de Kijima.
―Sólo quería asegurarme de que
no estabas también del lado de Kijima...
―Debe estar bromeando. Sólo
estaré bajo su cuidado.
Esto al menos no es una mentira.
Aunque la facción de Isomaru-sensei o Kijima-sensei dé un
gran salto adelante en las próximas elecciones y Naoe-sensei sea privado de su
puesto, tendrán que compartir el destino del barco que se hunde.
Pero, ¿cuál fue el propósito de cenar con Kijima-sensei, un
oponente tan alarmante? Tengo curiosidad, pero no tengo tiempo para centrarme
en eso ahora mismo.
―En realidad, hoy decidimos
comenzar oficialmente el proyecto que hemos estado discutiendo en secreto ―Diciendo
esto, Naoe-sensei suelta un sobre marrón tamaño A4 sobre la mesa―. Este
proyecto es serio y podría afectar a mi vida política. Ahora que no sólo
Isomaru, sino también Kijima, y los partidos de la oposición están subiendo
poco a poco a la cima, por fin llegó el momento de ponerlo en marcha.
Naoe, que vive para que otro le rellene el vaso cuando esté
vacío, se lo bebió todo de un trago.
La existencia del proyecto tendrá sin duda un gran impacto
en las elecciones".
Así de importante es el contenido del sobre que tiene
delante.
―La mayoría de mis ayudantes
no duran ni seis meses antes de irse. O pura incompetencia o no pueden seguir
el ritmo de un trabajo inimaginablemente duro. Pero tú llevas cuatro años
conmigo, y no sólo no estás debilitándote, sino que cada día eres más fuerte.
Me recuerdas a mi antiguo yo.
―Muchas gracias.
―Déjenme preguntarles. ¿Qué
clase de político es superior? Kamogawa, respóndeme ―Le hizo esa pregunta.
―¿Qué?
No pudo guardar silencio ni dar una respuesta adecuada.
Un político muy bueno. Eso sería muy diferente según el
punto de vista de los que le observaban.
―¿El que puede responder a los
deseos del pueblo...?
Una respuesta, pero simple. Desde el punto de vista del
pueblo, claro. Hasta a un niño se le habría ocurrido esa respuesta, pero
Naoe-sensei asintió una vez y esta vez me miró a mí.
―¿Y tú, Ayanokouji?
Excelente o no, esa es la respuesta.
―Si me permite decirlo, creo
que sería alguien como Naoe-sensei.
Al recibir los elogios, Naoe empezó a curvar los labios,
pero rápidamente reanudé la conversación.
―Los malos políticos sirven
tempura a los clientes que quieren sushi.
―¿Clientes? ¿Qué quieres
decir?
―Un cliente es un cliente. A
veces son el pueblo, a veces son políticos, a veces son otra cosa.
Los políticos no tratan con ningún grupo en particular.
Un político que no puede responder a las necesidades de un
número indeterminado de clientes no es necesario.
―¿No tienes facilidad de
palabra? ¿Qué quieres decir?
―Un buen político servirá buen
sushi a los clientes que lo pidan. Probablemente sólo el 30%... no, el 20% de
los políticos pueden hacer esto... Los políticos que tienen el apoyo de mucha
gente entran naturalmente en esta categoría.
―¿No dirías que ya es un
político muy bueno? Porque sirve a los clientes el sushi que quieren, y lo
sirve bien, ¿no?
Ciertamente, este es el límite de lo que un buen político
puede conseguir para una persona común. Pero no creo que eso sea lo que
significa ser uno excelente.
―Si pretende ser un político
superior, tiene que ser más que eso. Yo lo considero alguien capaz de inducir a
la máxima satisfacción a los clientes que quieren sushi ofreciéndoles cuencos
de curry y ternera.
A un político no le basta con responder obedientemente a
las peticiones. Hay muchas situaciones en las que es necesario evitar causar
insatisfacción, aunque a veces no se pueda responder a las peticiones. Incluso
cuando se trata de un solo proyecto de ley, sólo hay dos opciones: aprobarlo o
no aprobarlo.
Quienes no aprueben el proyecto de ley quedarán
insatisfechos. Por eso tenemos que preparar una tercera opción que no sea
ninguna de las dos y suprimir tanto el apoyo como la oposición.
El Naoe-sensei frente a mí ha demostrado esa habilidad
muchas veces.
―Ya veo. Bonita manera de
decirlo.
―Gracias.
Aquí, los ojos de Naoe-sensei se volvieron aún más intensos
y afilados.
―Espero que algún día puedas
poner en práctica esa idea con tus propias manos.
Algún día. Algún día, ¿eh? Ya han pasado cuatro años, pero
en el mundo de la política eso no es nada.
Me pregunto cuántos años más tengo que seguir trabajando en
el fondo antes de que llegue ese algún día.
―No te deprimas tanto. Eres
capaz. Puedo verlo después de observarte durante cuatro años. Por eso lo que se
exige a jóvenes como tú son resultados tangibles.
Dio un mordisco a su bocadillo con los palillos y luego
giró la punta de éstos hacia el sobre.
―No creo que 'sólo hayan
pasado cuatro años'. Ya han pasado cuatro años. Ya era hora de que te
reconocieran el mérito de haberlo conseguido por ti mismo.
―¿Quiere decir que me dará esa
oportunidad?
Una y otra vez, he preparado repetidamente el escenario
para Naoe-sensei.
El mérito es sólo de Naoe-sensei, y la mala gestión es sólo
mía. No es mera caridad que haya repetido semejante irracionalidad y absurdo.
El puño sobre mi regazo, naturalmente, se cerró con más
fuerza.
―Puedes tomarlo así. Pero voy
a asegurarme de que tenga éxito. ¿Estás preparado para ello?
“¿Le importa si miro dentro del sobre?” Era imposible que
dijera algo así.
―Poco después de recibir mi
posición a sus órdenes, una vez me dijo, 'Todo lo que uno hace está determinado
por sus objetivos'.
No tenía forma de saberlo en ese momento, pero era una cita
de un gran hombre.
Si fracaso, mis últimos cuatro años quedarán borrados en un
instante.
―Pondré todo mi corazón y mi
alma en esto.
Hice una profunda reverencia y acepté de buen grado hacerme
cargo del proyecto.
―Si tienes éxito en este
proyecto, la fama te seguirá de forma natural, ya sabes.
No me fío nada de él, pero nunca antes lo había escuchado
decir algo tan sugerente.
Al menos es cierto que éste es un proyecto diferente y
mucho más importante. Es una oportunidad que recibí porque me he ganado su
confianza. No la voy a desaprovechar.
―Míralo.
―Disculpe.
Levanté el sobre marrón que había sobre la mesa y saqué un
montón de papeles de unos 5 mm de grosor.
La primera hoja se titula "Plan de desarrollo de
recursos humanos (provisional)".
―El nivel de educación en
Japón está bajando. Japón necesita ahora proporcionar educación no para los
próximos cinco o diez años, sino para los próximos 20 o 30 años.
―Nunca había escuchado que le
entusiasmara la educación.
―Se supone que los políticos
deben centrarse en la educación. Aunque no les interese lo más mínimo, les dará
votos dentro y fuera.
Este hombre realmente no quiere cambiar la educación en
Japón. Sólo está formulando una estrategia para aumentar su poder y conseguir
más apoyos.
El idiota que está a su lado se inquieta y se pregunta por
los detalles del proyecto.
―Tú también puedes unirte,
Kamogawa. Inténtalo con Ayanokouji.
―¡Oh, gracias!
Kamogawa se asomó algo forzado, sonriendo feliz.
No había necesidad de que este tipo me ayudara, pero si
Naoe-sensei así lo decidía, no tenía elección. En pocas palabras, el plan de
desarrollo de recursos humanos consistía en proporcionar educación a los niños
superdotados nada más nacer.
Cuando terminé de leerlo todo, hice que Kamogawa lo leyera
de nuevo.
―¿Qué te parece? ¿Lo
entiendes, Kamogawa?
―¿Una institución educativa
bajo el control directo del gobierno, desde la infancia? Nunca he oído hablar
de ello.
Las preguntas que brotaban de la cabeza de Kamogawa
carecían de sentido.
―Si has oído hablar de ella,
no puedes decir que sea una gran atracción, ¿verdad?
Sin necesidad de que le corrigiera, Naoe-sensei le dio una
patada en el trasero.
No hay ningún problema con este proyecto
―Tienes que aprender a ser un
poco más flexible, Kamogawa.
―Lo siento...
―Pero ya que eres tan
principiante, me gustaría preguntarte algo. ¿Qué te parece este proyecto?
―Bueno... No sé qué decir.
La serpiente me miró fijamente, o mejor dicho, ni siquiera
me miró, sino que se puso rígida.
Luego, con una expresión llorosa en el rostro, se volteó
hacia mí en busca de ayuda.
―Naoe quiere saber qué opinas
de este proyecto. No quiere tu aprobación superficial, puedes responder como
quieras.
Si hacía algún comentario que hiciera quedar mal a
Naoe-sensei, sólo conseguiría estropear su buen humor.
―Bueno, entonces... um, me
preguntaba... ¿Habrá padres que envíen a sus hijos a una institución para ser
educados desde la infancia? No me parece factible... Tendría que ser un
secuestro, ¿no?
Al oír esto, Naoe-sensei me miró como poniéndome a prueba.
―Es una pregunta justa.
¿Puedes responderla, Ayanokouji?
Una respuesta inculta que podría ser aceptable para un
novato, pero no para mí.
Tomé aire y me giré hacia Kamogawa.
―No importa. Cada año hay
cientos de niños abandonados por sus padres nada más nacer, al menos que
sepamos.
Conseguir bebés no es una tarea fácil.
―Los niños abandonados pueden
recibir generosas ayudas del gobierno y una enseñanza adecuada sin poner en
peligro sus vidas. Educación sin poner en peligro sus vidas. El proyecto
también les facilita el acceso a la preparatoria y a la universidad.
―Exactamente. Sí, la respuesta
es la misma, pero si el proceso que lleva a conseguir niños no es convencional,
verás el proyecto desde una perspectiva muy distinta. Tendrás que estudiar
mucho por el camino.
―Sí, señor.
―Dependiendo de cómo se
desarrolle, podría conducir a un acercamiento a las madres.
Hay fácilmente más de cien mil procedimientos de aborto al
año en este país con su tasa de natalidad en declive. Podría ser una sátira de
una sociedad que no permite fácilmente la maternidad, y también podría servir
de receptáculo."
Sonriendo, Naoe-sensei asintió y tomó otro sorbo de sake.
―Y si este plan funciona, por
supuesto que el mundo político y empresarial estará muy interesado.
―¿Qué?
―Aparte de las vidas que se
descartarán, también hay muchas vidas que no recibirán un trato justo, sobre
todo las de la gente adinerada. ¿Hijos ilegítimos e hijos no reconocidos...?
¿Es eso cierto?
―Sí, hay mucha gente famosa
que tiene hijos en secreto. Sin embargo, no pueden darles una educación
adecuada por falta de apoyo externo. Y si el gobierno los apoya en secreto,
estoy seguro de que cambiarán de actitud y esperarán lo mejor.
Poco a poco, la imagen completa de este proyecto empezó a
emerger.
―Y al final, algunos de ellos
querrán que sus queridos hijos tengan la mejor educación posible.
Esa es la idea que tiene Naoe-sensei de un proyecto de
planificación de desarrollo de recursos humanos.
Recibe fondos de familias adineradas y se lleva a los niños
que quieren mantener ocultos para educarlos. Luego los entrena minuciosamente
para que, cuando lleguen a la mayoría de edad, se conviertan en miembros de la
Facción Naoe, y los envía a cargos políticos. Y serán siervos obedientes que se
han educado para ser niños superdotados. También serán niños que compartan la
sangre de los hombres de negocios.
¿Es éste el comienzo de un plan con visión de futuro? Puede
parecer arriesgado, pero si tiene éxito, las recompensas serán
inconmensurables. Si nos negamos a retroceder en este punto, seremos
inmediatamente retirados de la escalera por Naoe-sensei.
―Las personas en esta lista...
―Las personas en esta lista
son genios que han sido desterrados del campo. Son difíciles de tratar.
Había unos diez documentos, cada uno con una biografía como
un currículum.
―Estas son personas que
abandonaron el escenario debido a problemas en economía, psicología y otros
campos, a pesar de su capacidad para representar a Japón, o incluso al mundo.
Ya veo. Este proyecto de desarrollo de recursos humanos
conlleva varios riesgos. Si se va a educar a los niños de forma semiobligatoria,
naturalmente habrá oposición al proyecto. En ese sentido, no es probable que
una figura prominente con autoridad quiera cooperar.
Por otro lado, si son conocidos por sus habilidades a pesar
de sus problemas, resulta más fácil conseguir que acepten el proyecto
ofreciéndoles dinero.
Puede que tengan muchos problemas con su personalidad, pero
desde luego parecen competentes. Sin conocimientos ni experiencia, la educación
sólo puede hacerse de forma difusa. Dicho esto, no sería realista atraer a
personas como esos tutores y convertirlos en figuras destacadas en Japón. No es
un trabajo fácil, me halaga decirlo.
―¿Recuerdas? Justo después de
que entraras a trabajar para mí, hablamos de educación.
―Claro que sí. Mi filosofía de
la educación es conseguir que los niños se interesen por la política desde una
edad temprana, que aprendan sobre ella y que se conviertan en individuos con
mentalidad política. Esto conducirá al futuro de Japón, y por eso pedí que se
me permitiera estar bajo la tutela de Naoe-sensei.
―Pensé que era una tontería
ingeniosa de un congresista novato nada más decírmelo, pero al final, yo mismo
saqué la idea de esa declaración. En otras palabras, estás cualificado para
participar. ¿Lo harás? Ayanokouji.
Estas no son palabras pidiendo confirmación. No era
diferente de una coacción u orden. El requisito mínimo, pues, es que acepte la
oferta con un "sí" rotundo desde el punto de vista moral, y esta vez
no es diferente.
Es el mejor proyecto que sublima y encarna mi filosofía
educativa.
―Por supuesto, aceptaré el
proyecto.
―Se trata de un proyecto
ultrasecreto, y no sólo en el partido de la oposición, sino también en el
partido gobernante, no está en una fase en la que debamos informarles. Además,
hay cuestiones éticas de por medio. Si sale a la luz a la mitad y te critican,
se acabará tu vida política.
Solo terminará mi vida política, no la de Naoe-sensei,
quien redactó este proyecto.
No, para ser precisos, resultará en que varias personas se
ahorquen, incluyendo Kamogawa a mi lado.
―Haré todo lo que pueda. Sin
embargo, tengo que pedirle un favor a Naoe-sensei.
―¿Qué?
Sé que puede parecer presuntuoso, pero me gustaría hablar
ahora.
―Este proyecto será difícil de
realizar para mí y Kamogawa solos. ¿Podría presentarme a alguien de su
confianza?
―Por supuesto que lo haré. Hay
un hombre llamado Sakayanagi que es muy conocido en el mundo político y
empresarial. Es un joven no mucho mayor que tú, pero es educado y digno de
confianza. Deberías darle una oportunidad.
He oído hablar de él antes, creo que es el viejo a cargo de
la PEA... pero en cualquier caso, debe ser un hombre con el respaldo de
Kijima-sensei.
―No lo dije lo suficientemente
bien ―dijo―. El Sakayanagi que imaginas tiene un hijo. Ese es con el que te reunirás.
Ya veo. No debe estar directamente relacionado con
Kijima-sensei.
―Entendido, señor.
―Y tengo algo importante que
decirte, no esperes ningún apoyo financiero de mi parte.
―¿Qué? Un proyecto de esta
magnitud va a costar mucho dinero.
Agarré a Kamogawa por los hombros y le impedí decir nada
más.
―Va a requerir una cierta
dosis de temeridad, pero... ¿podemos tomar prestado el nombre de Naoe-sensei?
―Eso tampoco es posible ahora
mismo. No es buena idea dejar entrever que estoy involucrado.
La cara de Kamogawa, sabiendo que no podía conseguir
refuerzos, palideció al ver la situación.
―Bueno, contaré contigo,
Ayanokouji.
Estaba siendo muy poco razonable. Pero tenía que tragarme
su temeridad para poder seguir adelante.
―Llevaré a cabo este proyecto
con todo mi corazón.
Incluso si esto era sólo una idea, un proyecto que
desecharía mañana, si eso es lo que Naoe-sensei quiere ahora, simplemente
responderé a ello. Fuimos aconsejados y despedidos. Tomé la iniciativa de abrir
la puerta corrediza de la habitación para despedir a Naoe-sensei.
Al final del pasillo, un recién llegado, un guardaespaldas,
esperaba el regreso de Naoe-sensei.
―Ah, sí. ¿Era la primera vez
que Ayanokouji se encontró con este hombre?
―Los guardaespaldas de sensei
trabajan muy duro, así que no es raro que sean sustituidos.
El hombre frente a mí me mira con una sonrisa en su rostro
todo el tiempo.
―¿Puedo presentarme?
Responde el guardaespaldas sin mostrar especial interés.
Normalmente a los guardaespaldas no se les permite hacer ese tipo de
comentarios, pero Naoe-sensei no se sintió ofendido. Su voz sonaba débil, pero
Naoe-sensei pareció creérselo. Debía de ser algo más que un chico.
―Se llama Ayanokouji, y es un
legislador moderadamente prometedor. No estaría de más saludarle.
Un hombre con una postura recta y hermosa se acercó a mí y
me tendió la mano.
―Me llamo Tokinari Tsukishiro.
Siento decirte que no soy guardaespaldas.
―Dices que no eres
guardaespaldas... ¿Quién eres?
―Es bueno... es un
todoterreno, por decirlo claramente. Si tienes algún problema, puedes contar
con Tsukishiro. Puede que no sea mucho mayor que tú, pero es un hombre muy
útil.
―¿Un todoterreno?
Como si me hubiera estado esperando, el hombre que se
presentó como Tsukishiro me ofreció su tarjeta de presentación.
―Desde protección personal
hasta recopilación de información, haré lo que necesites.
¿Así que es del tipo 'lo que necesites'? Qué tipo más
turbio. Pero el hecho de que Naoe-sensei se pasee así con él significa que no
hay duda de que a su manera es capaz.
―Me llamo Ayanokouji, y
Naoe-sensei está cuidando muy bien de mí. Si hay algún inconveniente,
agradecería mucho tu ayuda.
―No sólo soy miembro del
Partido de los Ciudadanos, sino también del Partido de la Paz.
El Partido de la Paz es el primer partido de la oposición.
Es una organización que siempre ha tenido una relación adversaria con el
Partido de los Ciudadanos. Justo antes de que yo me convirtiera en político, el
Partido de la Paz casi ganó las elecciones en una sorpresa. Si no fuera por la
orquestación de Naoe-sensei para el Partido de la Paz, la administración podría
haber sido derrocada.
Si perteneces a un bando, eres hostil al otro. Eso es
universal, independientemente de si eres político o no. ¿Pero ser amigo de
ambos bandos?
Tsukishiro se alejó con Naoe-sensei, manteniendo una
inquietante sonrisa en su rostro todo el tiempo. Metió a Naoe-sensei en el taxi
que lo esperaba y siguió inclinando la cabeza hasta que el coche se perdió de
vista.
―Hace frío. No creo que nadie
esté mirando ya...
―Aun así, mantén la cabeza
agachada al menos un minuto después de que el coche se pierda de vista. Y no
aflojes ni parezcas cansado después de bajar la cabeza. Nunca se sabe dónde
están los ojos.
Eso es exactamente lo que hace la gente del ryotei, incluso
nos echan miradas furtivas. Si se enteran de que Naoe-sensei usaba un lenguaje
soez nada más salir, se acabó.
―Pero, ¿por qué estaba
Naoe-sensei hoy en un taxi? ¿Y por qué estaba intimando con una chica joven?
Aunque ignores la diferencia de edad, eso es infidelidad.
―Es por eso que es un todo
terreno, ¿no?
―¿Qué?
Por supuesto, no conozco los detalles. Pero si me atrevo a
pensar en una razón, podría ser que el propio Naoe-sensei estuviera actuando
como señuelo para atraer a alguien.
Es una posibilidad.
―Eso no es lo que debería
preocuparnos. Concéntrate en el proyecto de desarrollo de recursos humanos.
Siempre es el caso que las cosas se están desarrollando
horriblemente detrás de escena y de las que no sabemos nada.
―Es un gran proyecto, pero es
algo escandaloso.
Es cierto que es un gran proyecto. Sin embargo, parece un
desatino que Naoe-sensei dejara que Kamogawa también se enterara.
Este hombre es un chismoso y no tiene ninguna convicción.
Eso está muy bien mientras el plan funcione, pero cuando no...
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