The Blue Whisper - Capítulo 79

                                                                             AJI

 

Luna llena sobre la tierra.

Las montañas lejanas estaban cubiertas de nieve, y el lago cercano estaba helado. Emitía un inquietante resplandor azul bajo la luz de la luna, escalofriante pero hermoso.

Un hombre de negro caminaba solo por la superficie del lago helado. Se detuvo en un lugar donde el hielo parecía tan normal como en cualquier otro sitio. Su mano salió de su capa con una espada y lanzó un tajo.

Retrocedió dos pasos y vio cómo el hielo que tenía delante se rompía lentamente y se resquebrajaba en forma de telaraña, revelando el agua que había debajo.

Los ojos del interior de la capa miraron hacia las profundidades. En el fondo se veía un tenue resplandor.

 Se sumergió. El agua empujó hacia atrás su capa y descubrió su rostro.

Lin Haoqing.

Se dirigió hacia el débil resplandor en la oscuridad, donde no brillaba la luz de la luna, y finalmente posó sus pies en el fondo del lago.

Con una pizca de magia en su mano, la luz de la punta de sus dedos iluminó los alrededores. También iluminó lo que parecía una mujer congelada bajo capas de hielo azul.

El agua era clara y transparente, así que ese poco de luz le bastó para ver su rostro y la perla que tenía junto a la mejilla.

 Una lágrima de jiaoren...

Lin Haoqing sacó de nuevo su espada y la clavó en el hielo. Entró más y más profundo hasta que tocó su abdomen, entonces empujó hacia delante hasta que la punta de la espada tocó algo profundo dentro de ella.

Sacó la espada.

El hielo azul se curó y selló la brecha, aislando de nuevo su cuerpo del agua circundante.

Lin Haoqing miró su espada. Un objeto redondo y negro estaba ahora en la punta, como si su cuerpo hubiera formado una cápsula negra.

Lin Haoqing recogió cuidadosamente la cápsula y se dio la vuelta para marcharse. Entonces, por el rabillo del ojo, vio la perla brillando junto a su cara con un brillo deslumbrante...

Parecía como si estuviera congelada en el tiempo, llorando.

¿A Ji Yunhe le gustaba llorar?

La conocía desde que eran pequeños y nunca la había visto derramar una sola lágrima.

 Por supuesto que no le gustaba llorar...

Lin Haoqing reflexionó un rato.

...

El pequeño patio de la isla había sido cerrado, y Changyi nunca volvió a ir allí.

Volvió a donde se suponía que debía vivir, la sala principal de la Terraza Demonio. Las Tierras del Norte ya estaban llenas de asuntos de los que tenía que ocuparse, y ahora, con la llegada de un gran número de maestros demonio, las cosas se volvieron aún más problemáticas.

Hoy llegó otro informe de la mazmorra, afirmando que Lin Haoqing había escapado. Changyi se frotó la frente y despidió al mensajero.

Kongming entró en el estudio ante un Changyi exhausto. Quiso preguntarle cuántos días hacía que no dormía, pero pensándolo mejor, ya lo sabía. Changyi no había cerrado los ojos desde que Ji Yunhe fue sellada en el fondo del lago.

Este pez no se atrevía a holgazanear ni un momento.

Lin Haoqing huyó, ¿qué quieres hacer? Kongming finalmente le preguntó.

Traerlo de vuelta.

Una cosa más Kongming se acercó y colocó una carta encima del escritorio de Changyi. Esa princesa de la capital se ha vuelto loca Hizo una pausa y luego continuó: Al ver que los maestros demonio se unían al norte, vertió grandes cantidades de veneno de escarcha en el nacimiento de varios ríos importantes.

Al oír la noticia, Changyi parpadeó ligeramente y se giró hacia el monje. Sus ojos inyectados en sangre hacían que sus pupilas azules parecieran moradas, y sombras negras se acumularon bajo sus párpados. Tenía un aspecto demoníaco y aterrador.

¿Cómo está la situación?

Kongming sacudió la cabeza:

Muy mal. Los ríos llevaron el veneno a todas partes, y mucha gente desinformada bebió de él. Es inofensivo para la gente normal, pero envenenó a muchos niños pequeños con doble pulso. Afortunadamente, la corriente de agua diluyó gran parte de la toxicidad, así que nadie murió aún. Pero es suficiente para dañarlos de por vida...

Changyi pensó un momento sosteniendo su pluma. Luego respiró hondo y dijo:

Llevas muchos años estudiando el veneno de escarcha. Aunque aún no has encontrado una cura, puedes aliviar algunos de los síntomas. ¿Estás dispuesto a viajar al sur...?

Exactamente por eso estoy aquí. Quiero dirigirme inmediatamente al sur. Si puedo aliviar el dolor de un solo niño, es mejor que quedarme aquí sin hacer nada.

Changyi asintió.

Ok. Yo supervisaré las cosas aquí, tú toma cien hombres y ve al sur. Ten cuidado con la corte imperial mientras estés allí.

Kongming asintió. Antes de darse la vuelta para marcharse, echó un buen vistazo a Changyi sentado ante el escritorio. Detrás de él estaba la oscura pantalla de la sala principal de la Terraza Demonio. Su túnica negra se confundía con ella, haciendo que su rostro pálido y su pelo plateado resaltaran aún más.

Deberías descansar un poco dijo finalmente. No quiero volver y encontrarme con un pez muerto. No va a servir de nada por mucho que te castigues.

Luego se fue, dejando a Changyi sentado solo en el pasillo.

Castigarse a sí mismo no ayudaría...

Pero no se estaba castigando, sólo tenía miedo de parar.

Si se detenía un solo segundo, su mente se inundaría de aquella figura delgada y frágil.

Había vivido durante mucho tiempo, la aparición de Ji Yunhe era una parte tan breve de su vida. Y el tiempo que pasaron juntos fue aún más corto. Pero extrañamente...

La deslumbrante luz de su existencia eclipsaba todo lo demás. Tanto que Changyi sentía su presencia incluso ahora, entre cada respiración. Ella lo perseguía, a veces respirando suavemente en su oído, a veces sonriendo frente a sus ojos, y de vez en cuando llamándolo.

Changyi, Changyi...

Una y otra vez, su voz era una mezcla de risa y suspiro. Le hacía perder la cabeza.

Dejó caer bruscamente la pluma y se levantó.

¡Alguien! gritó. Vamos a patrullar la ciudad... En cuanto se levantó, el temprano amanecer que iluminaba el vestíbulo le oscureció los ojos. Se tambaleó y casi se cae.

Sólo cuando el sirviente entró y lo sostuvo, recuperó la concentración.

Su Alteza, no ha descansado durante mucho tiempo...

Changyi hizo un gesto con la mano y bajó los escalones de su alto asiento. Caminaba a la luz del amanecer, cada paso tirando con el peso de mil cadenas. Se sentía inestable y mareado, pero tenía que seguir. Sin mirar atrás y sin detenerse, porque cualquier leve vacilación bastaría para que se perdiera por completo.

Y olvidar por qué este cascarón de cuerpo seguía caminando.

...

Era primavera otra vez.

Una niña pequeña reía entre los ciruelos en floración. Corría de un lado a otro y arrancaba la hierba un rato, luego recogía las flores otro rato.

Sus ojos eran negros y su risa alegre, pero un par de orejas negras en la cabeza demostraban que no era una humana normal. Una perla de plata que colgaba de su cuello brillaba bajo el sol, aumentando el brillo de su sonrisa.

Aji la llamó una voz femenina desde el otro lado del ciruelo, y una mujer vestida de azul se acercó lentamente. La niña saltó sobre la mujer con una sonrisa. La mujer le pinchó en el entrecejo y le dijo: ¿Tan revoltosa? Antes no eras así.

Hermana Siyu, tú y el maestro siempre hablan de antes. ¿Cómo era yo antes?

Hrm. Antes eras mucho más delgada.

¿La Hermana Siyu se burla de mí por comer tanto?

No me atrevo a burlarme de ti.

Siyu agarro la mano de Aji y la guió a través de los ciruelos hasta que llegaron a un patio desvencijado. No era muy espacioso por dentro. Había exactamente dos habitaciones con un ciruelo en medio. Los pétalos de las flores flotaban y caían sobre una mesa de piedra que había debajo.

Un hombre vestido de blanco y azul estaba sentado a la mesa leyendo un libro. No pareció darse cuenta de que las dos habían vuelto. Aji corrió hacia él, se subió a sus rodillas, le golpeó el libro que tenía en la mano con la cabeza y le dio una corona que había hecho con hierba.

¡Maestro, mira! Hice la corona para ti.

Lin Haoqing miró a la niña sobre sus rodillas y en su mente apareció una imagen del pasado. No podía recordar cuántos años habían pasado, pero ella le había dedicado la misma sonrisa brillante.

Lin Haoqing aceptó la corona.

¿Se ve bien?

Se ve muy bien Lin Haoqing giró la cabeza para mirar a Siyu, que estaba a su lado. Ella asintió con la cabeza y dijo respetuosamente: Lo comprobé, nadie nos seguía.

Lin Haoqing dijo entonces:

¿Tienes hambre? Vamos a comer.

En una sola comida, Aji comió cincuenta veces más que Lin Haoqing. El cubo de arroz de la mesa se vació en un santiamén y ella seguía hambrienta, así que se comió también el arroz de Siyu. Comió y comió hasta que su barriga se redondeó. En cuanto terminó, Aji bostezó y se frotó los ojos.

Maestro, tengo sueño.

Vete a tu habitación y duerme un rato.

Aji volvió a su habitación y ni siquiera cerró la puerta. Se tiro en una cama sencilla y se quedo dormida.

Milagrosamente, poco después de dormirse, su vientre redondo empezó a desaparecer lentamente. En poco tiempo, su pelo creció y la ropa que le quedaba perfecta ahora dejaba al descubierto sus tobillos y muñecas.

Siyu comentó mientras escuchaba la respiración uniforme de Aji:

En los últimos diez días, a este cuerpo formado a partir de su perla interior le crece una cabeza cada vez que duerme. Si esto sigue así, me temo que ya no cabrá dentro de esta casa.

Lin Haoqing se rió.

Una vez que vuelva a su tamaño original, no crecerá más Volvió a levantar el libro. Ahora mismo, tanto la casa del Gran Maestro como las Tierras del Norte me persiguen, así que ten cuidado cuando la saques.

 respondió Siyi y luego hizo una pausa.

Lin Haoqing la miró.

¿Qué pasa?

Es que no lo entiendo... Dijo Siyu. Cuando Ji Yunhe murió, ¿por qué el maestro no la salvó allí mismo? ¿Por qué tomarse la molestia de recuperarla del fondo del lago?

Lin Haoqing miraba el libro, pero su mente estaba en otra parte. Recordó el día en que vio el rostro marchito de Ji Yunhe en aquella habitación...

Ella quería salir de ese lugar dijo Lin Haoqing. Yo sólo la ayudé a salir.

Siyu no hizo más preguntas. Se retiró silenciosamente y se puso detrás de Lin Haoqing. Pétalos de flores de ciruelo caían a su alrededor como la lluvia en primavera.




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