NO MIRES ATRÁS
Lin Haoqing levantó un viejo y amarillento libro con la mano izquierda y agarró suavemente un pequeño y delgado objeto con la derecha. Lo observó detenidamente bajo la tenue lámpara de aceite y murmuró para sí:
—Ala de demonio cigarra... —Su atención se vio interrumpida por unos golpes en la puerta.
Dobló el objeto en el libro y lo guardó cuidadosamente antes de abrir la puerta.
—¿Qué pasa?
No podía ser su esclava demonio, Siyu, llamando a estas horas de la noche. Como era de esperar, era Aji.
En solo medio mes, Aji ya se había convertido en una jovencita. Su aspecto no era diferente al de Ji Yunhe en el pasado, pero su expresión era menos severa y decidida.
Estaba de pie en la noche iluminada por la luna, con el pelo cayéndole sobre los hombros y los brazos fuertemente agarrados a una almohada. Sus orejas temblaban sobre su cabeza, aparentemente inquieta y emocionalmente perturbada.
Una Ji Yunhe sin pasado. Llevaba el corazón en la manga y su rostro reflejaba todo lo que pensaba. Nada que ver con la antigua Ji Yunhe que vivía bajo una constante actuación.
Probablemente así debería ser ella sin las experiencias de haber crecido en el Valle Demonio.
—Maestro... —Abrazó su almohada y parecía inquieta—. Tuve otro sueño.
—Entra primero —Lin Haoqing abrió la puerta para que entrara. Aji colocó la almohada en la cama de Lin Haoqing, se sentó en ella y se envolvió con su manta—. Maestro, era el mismo sueño. Me vi dentro de ese lago, rodeada de agua. Hacía tanto frío...
Lin Haoqing se sentó a la mesa, se sirvió una taza de té y se la dio a Aji.
—Es sólo un sueño.
Aji aceptó el té y sacudió la cabeza.
—No, es extraño... A veces tengo otro sueño, de otro tipo...
—¿De qué tipo?
—Yo... también soñaba con un hombre con cola de pez. Su cola parecía tan grande y brillante, ¡es preciosa! —Dijo Aji con sus ojos brillantes. Lin Haoqing pensó en el día en esa mazmorra, cuando vieron por primera vez al jiaoren...
Realmente era una cola impresionante...
Luego bajó la cabeza y se quedó mirando el té que había dentro de la taza.
—Pero... no parecía feliz. Flotaba en el agua delante de mí y me miraba. Había gotas que caían de sus ojos y aterrizaban en mi cara... —Aji levantó la mano y se tocó la mejilla, como si aún pudiera sentirlas.
Lin Haoqing miró la perla de plata que colgaba de su cuello.
—¡Igual que ésta! —Aji se quitó la perla y exclamó emocionada—. Maestro, dijiste que llevaba esto cuando me recogiste. ¿Qué es? Es la misma que la de mi sueño...
Lin Haoqing se acercó a Aji, le quitó suavemente la perla de la mano y se la volvió a poner en el cuello.
—Aji —dijo—, esto se llama perla. En el vasto mundo hay miles de ríos, lagos y mares, y muchísimas perlas. Ésta es sólo una de las más comunes. Tu sueño también es sólo uno de los más comunes entre innumerables sueños.
Aji volvió a preguntar tras un momento de silencio:
—¿De verdad? ¿Eso es todo?
Lin Haoqing asintió.
—Eso es todo.
Aji lo miró a los ojos, y las dos orejas de zorro se le cayeron.
—Pero... —Agarró la taza de té en su mano—. ¿Por qué después de que apareciera el hombre de la cola de pez, yo...
Plop, una gota cayó en la taza de té.
Lin Haoqing se congelo, y Aji tambien. Ella lo miró con los ojos todavía aferrados a una lágrima que aún no había caído. Parpadeaba bajo la tenue luz de la habitación.
Aji se secó la lágrima.
—Yo... no sé por qué me siento tan triste...
Lin Haoqing pensó durante un largo rato, y finalmente dijo:
—¿Comes algo?
Un parpadeo restauró la negrura de sus ojos.
—¿Eh?
Lin Haoqing se dio la vuelta, rebuscó en la habitación y le dio a Aji una fruta. Inmediatamente dejó de llorar y empezó a comer. Lin Haoqing sonrió.
—Yo también tengo sueños.
—¿Tus sueños también te ponen triste?
—Sí, pero más complicados que tristes... —Lin Haoqing dijo con voz pausada—. Sueño con alguien a quien solía odiar mucho...
Aji no era un público muy correcto. Ella lo interrumpió enseguida.
—¿Cuánto odio?
Lin Haoqing la miró y sonrió.
—A quien más quería matar en este mundo —Su respuesta asustó un poco a Aji y dejó de hablar. Lin Haoqing entonces continuó—: Pero esta persona con la que sueño, todas las cosas que hizo y que yo odiaba eran por una razón. No importa lo que la gente haga en este mundo, siempre tienen una razón o dos. No hay bien injustificado, y no hay mal inexplicable...
—Maestro... No lo entiendo.
La vieja Ji Yunhe nunca diría eso...
Lin Haoqing le dio una palmada en la cabeza. Los dioses le habían quitado sus recuerdos y experiencias pasadas, y la habían devuelto a su yo más genuino. Pero él nunca podría volver atrás, y tampoco quería hacerlo.
—De todos modos, por mucho que odiara a esa persona, ya no la odio. Incluso quiero colaborar con él y lograr algo juntos. Aji, todo lo del sueño pasará. Una vez que despiertes, debes dejarlo ir. El tiempo siempre avanzará, y tú tampoco deberías mirar atrás.
—Pero, ¿cómo controlo mis sueños? ¿Cómo evito mirar atrás?
—Sueña lo que sueñes, pero no pienses más en ello después de despertar.
Aji apretó los dedos alrededor de la fruta. Sentía que su maestro tenía razón y que debía hacer lo que él decía. Pero... pero ¿por qué la idea de olvidar al hombre de la larga cola de pez la hacía sentirse tan triste de nuevo?
Viendo que Aji estaba perdida en sus pensamientos una vez más, Lin Haoqing retiró su mano y le preguntó con fingida seriedad:
—Tienes tanto tiempo para entregarte a un sueño, al parecer, ¿has aprendido todas las técnicas que te estuve enseñando?
Aji se rascó la cabeza y se tragó su distracción.
—Maestro, la mayoría de los hechizos que me enseñaste eran sencillos. Formar sellos, dibujar formaciones, ¡puedo hacerlos todos sin problema! Pero... ese... ese que cambia la cara... —Aji miró a Lin Haoqing con algo de vergüenza—. Puedo arreglármelas para cambiar mi cara, pero siempre es tan torpe e incómodo. Cualquier pequeña pérdida de concentración me vuelve a cambiar...
Lin Haoqing estaba ahora realmente serio.
—Otras técnicas son triviales, pero el arte de la transformación, debes conocerlo —dijo severamente—. Aji, esta es la única forma de que puedas vivir como desees en el futuro. Tu verdadero rostro no debe ser visto por nadie más que Siyu y yo. Te dije que recordaras estas reglas de memoria, ¿las olvidaste?
Su severidad hizo que Aji se acobardara un poco.
—Las recuerdo... Nunca ir a las Tierras del Norte, nunca ir a la capital imperial, nunca mostrar mi verdadero rostro, y nunca usar mi poder espiritual...
Lin Haoqing alivió un poco su tensión.
—Eres un zorro de nueve colas nacido naturalmente con nueve caras. El arte de la transformación debería ser tu habilidad base. Practica bien y serás capaz de controlarlo.
Aji asintió.
—Pero maestro... Soy un demonio, ¿por qué tengo el poder espiritual de un maestro demonio? La hermana Siyu es un demonio espada y no lo tiene. Y maestro, usted tiene poder espiritual pero no poder demoníaco...
Lin Haoqing no sabía cómo responderle. Ji Yunhe había sido refinada por Lin Canglan en un demonio, por lo que tenía tanto el poder del doble pulso como el de un demonio. Y el poder demoníaco dentro de ella formaba una perla interior que todos los demonios llevaban. Mientras permaneciera intacta, su lado demoníaco no moriría.
Quizás ni siquiera Ji Yunhe sabía que en realidad tenía dos vidas. Una era su cuerpo humano como maestra demonio, y la otra era su perla interior.
Sacó su perla del lago helado y la convirtió en un nuevo cuerpo para ella.
Pero esta vez ya no era una humana con el poder de un demonio, sino un demonio con el poder de un pulso doble. Y sus recuerdos quedaron atrás dentro del viejo cuerpo congelado en el fondo del lago.
Lin Haoqing no explicó esto a la actual Aji. Pensó que ya que esta era una nueva vida, ella también debería tener un nuevo comienzo. El complicado pasado era mejor dejarlo atrás.
Después de un largo silencio, Lin Haoqing dijo suavemente:
—Aji, no mires atrás.
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