The Blue Whisper - Capítulo 81

 A SOLAS

 

Medio mes después.

Los ciruelos en flor del patio habían caído en su mayoría y fueron reemplazados por nuevos brotes. Aji finalmente dejó de comer y de crecer como una loca, y ahora podía controlar adecuadamente el arte de la transformación.

Inesperadamente, cuando se plantó ante Lin Haoqing con el cuerpo propio de un hombre, éste le dijo:

Bien, es hora de que te vayas.

Siyu se dio la vuelta rápidamente y empaquetó algunas cosas sin decir una palabra, luego le entregó a Aji una bolsa.

Aji, es hora de que te dirijas al sur.

Aji miró la bolsa, luego los miró a ellos y volvió a su forma original. Lin Haoqing frunció el ceño e inmediatamente se transformó de nuevo en su cuerpo masculino.

Maestro, ¿no vienen ustedes conmigo?

Todavía tengo asuntos pendientes. A partir de ahora, estás por tu cuenta Lin Haoqing miró la cara estupefacta de Aji y continuó: Recuerda lo que te dije. Nada de Tierras del Norte, ni capital, ni rostro verdadero, ni poder espiritual.

Aji asintió.

Lo recuerdo todo. Pero maestro... ¿por qué no puedo ir contigo?

Aji, sé buena Siyu la tocó suavemente en la cabeza. No queremos dejarte atrás, pero vamos a un sitio al que tú no puedes ir.

Aji no entendía.

¿Que no puedo ir? ¿Entonces van a las Tierras del Norte? ¿O a la capital?

Lin Haoqing respondió ante Siyu:

No necesitas saberlo, agarra tus cosas y vete al sur.

Yo... Aji agarró su bolsa y se quedó aún más desconcertada. Pero adónde debo ir... Qué debo hacer...

Lin Haoqing la miró durante un rato y luego se acercó a ella. La agarró por los hombros y empezó a empujarla hacia la salida. Una vez allí, ejerció un poco más de fuerza y la empujó hacia la puerta. Sólo entonces Aji oyó a Lin Haoqing susurrarle al oído.

Siempre encontraras un lugar donde ir y algo que hacer.

La voz era plana como siempre, pero Aji sintió un toque de ternura.

Cuando giró la cabeza ansiosa para volver a mirar a Lin Haoqing, la puerta ya se había cerrado tras ella.

Se golpeo la nariz contra ella y se froto la cara llena de suciedad.

Aji se quedó en la puerta durante un largo rato con su bolsa en los brazos. Pensó nerviosamente en los últimos días. ¿Habría cometido un error y lo habría disgustado?

Estuvo medio día en cuclillas junto a la puerta y luego llamó. No hubo respuesta. La empujó con valentía y entró...

El patio estaba tranquilo y fresco. Flores de ciruelo marchitas cubrían el suelo, añadiendo un poco de tristeza a la atmósfera.

Pero en medio día, todo el lugar se había vaciado.

Se quedó allí un rato, se dio la vuelta y se marchó. En cuanto salió del ciruelo, los árboles se convirtieron en una masa de flores que murmuraban y soplaban hacia el cielo hasta desaparecer de su vista. Aquí nunca había habido un ciruelo, sólo un campo de hierba de lo más ordinario.

Se sintió vacía, como si de repente se hubiera convertido en una mala hierba sin raíces surgida de la nada. Sin padres ni pasado, sólo un cuerpo lleno de misterios que nadie podía responder. Llegó misteriosamente, creció misteriosamente y se quedó sola misteriosamente...

Sin nadie en quien confiar, emprendió el viaje hacia el sur.

Con suerte vería algún paisaje bonito.

 ...

El sur se había calentado, pero el norte seguía siendo amargamente frío.

Y dentro de la Terraza Demonio, la habitación del señor estaba aún más fría que la tormenta de nieve del exterior.

El hielo se condensaba en su cuerpo, extendiéndose a la cama de abajo, y la escarcha cubría las paredes y el suelo.

Se oyó un golpe en la puerta.

El hombre de pelo plateado que yacía en la cama abrió los ojos de golpe. Sus pupilas azules se distanciaron y miraron al techo hasta que volvieron a llamar a la puerta. Se incorporó y apoyó la cabeza en las palmas de las manos.

Adelante.

El aire frío inundó la habitación en cuanto el criado abrió la puerta, haciéndolo estremecer. Entró e inmediatamente resbaló en el suelo helado. Con los brazos agitándose y los pies luchando desesperadamente por mantenerse de pie, dio vueltas como un acróbata antes de estabilizarse finalmente y arrodillarse, sin atreverse a moverse de nuevo.

Tras hacer el ridículo, el sirviente miró en silencio a Changyi.

Desde que este venerable Señor del Norte había salido de la isla del centro del lago, su cuerpo se había vuelto más frío y su temperamento más inescrutable. Cuando Kongming y Luo Jinsang aún estaban cerca, al menos se reían un poco del sirviente en estas circunstancias, aligerando el ambiente. Pero ahora...

Changyi sólo le lanzó una mirada y preguntó:

¿Qué pasa?

Alteza, el maestro Kongming envió un mensaje desde el sur. Hay mucha gente afectada por el veneno de escarcha, y puede que tenga que retrasar su regreso al norte.

De acuerdo respondió Changyi.

A continuación, el criado se retiró de la habitación de rodillas para no volver a caerse.

No hace falta que vuelvas mañana.

El criado se quedó helado, luego contestó "sí" y salió corriendo rápidamente.

Anduvo un buen trecho y salió por varias puertas antes de intercambiar unas palabras con otro criado.

Y dicen que es mejor en el norte, creo que hemos venido al lugar equivocado. Este señor es temperamental e impredecible, no es más fácil de servir que la princesa Shunde.

No debería serlo... Escuché que este señor no era así antes...

Cambió después de salir del patio de esa isla. No sé qué clase de maldición demoníaca cayó sobre él. Mira como su habitación se congela cada mañana, es incluso peor que estar fuera en la nieve. Gracias a Dios no tengo que ir a servirle mañana.

Suspiro...

Pensaban que se estaban quejando en privado, poco sabían que todo llegaba a oídos de Changyi palabra por palabra.

Changyi escuchó, y sintió que tenían razón.

Su temperamento se había vuelto cada vez más incontrolable. Para él, el mundo parecía ahora un campo estéril, sin vida y aburrido. Y mirar las caras de la gente era como mirar objetos, sin el menor sentimiento.

Sabía que cada vez le interesaba menos esta existencia humana. Toda su pasión y su deseo los había empleado en una persona, y ella se los había llevado todos...

Changyi se miró las manos y las pálidas yemas de los dedos. Cada aliento que tomaba formaba una bocanada de aire blanco.

Su cuerpo cambió después de sellar a Ji Yunhe en hielo. Changyi sabía que era la marca que había dejado en la oreja de Ji Yunhe la que le provocaba este dolor helado. La mordedura en la oreja de Ji Yunhe era una promesa del jiaoren a su compañera, y establecía un vínculo invisible. Mientras ella estuviera viva, la marca le permitía sentir su paradero y bienestar.

Y después de su muerte...

Los Jiaoren vivían en las profundidades del océano toda su vida. Su poder provenía del mar, así que cuando morían, el poder naturalmente regresaba al mar. Su cuerpo se convertía en espuma y se disipaba en las olas.

Aunque Ji Yunhe no era una jiaoren, estaba marcada por uno. Si Changyi la hubiera enterrado en el mar, el agua se llevaría la marca y tal vez también convertiría su cuerpo en espuma. Y una vez que la marca se desvaneciera, Changyi ya no tendría que sufrir.

Pero él no quería hacer eso.

Selló el cuerpo de Ji Yunhe en capas de hielo y la sumergió en el fondo del lago porque no quería romper el último vínculo entre ellos.

Ji Yunhe pudo soltarse y ser libre.

Él no.

Se aferró obstinadamente a este vínculo sin sentido, ilógico, imprudente e incluso podría calificarse de temerario. Sólo porque...

Le permitía sentir su presencia en sueños, como si durmiera en el mismo lago helado que ella. Aún podía oírla susurrar dentro de sus oídos: "Changyi... Changyi..."

Le ayudaba a conciliar el sueño durante el frío de la noche.

Changyi abandonó la cama y pisó el suelo helado. Caminó bajo el sol, pero no sintió nada de su calor.

Ya nada le interesaba. Recordó haber oído que el Gran Maestro quería llorar por el mundo...

Llorar por el mundo...

Probablemente era lo mismo que sentía ahora...

Porque ya no sentía nada. El cielo podría caer y la tierra podría tambalearse, no le importaba.

Su Alteza Otro sirviente se acercó, y Changyi lo miró. A sus ojos, la cara de este sirviente no era diferente de la del anterior.

El sirviente continuó:

Un maestro demonio que se nos ha unido recientemente, Lu Jinyan, se enfrentó a un demonio serpiente. Su lucha agravó las disputas entre los maestros demonio y los demonios aquí. Las cosas se han calmado por ahora, pero aún guardan rencor. Su Alteza, siempre hemos dado cobijo tanto a maestros demonio como a demonios, pero como la población era baja, se llevaban bien. Ahora con la gran afluencia de nuevos residentes...

Sólo mátalos.

Changyi pronunció suavemente dos palabras.

El sirviente se quedó atónito,

Su... ¿Alteza...?

Disruptores de paz, mátenlos ordenó Changyi inexpresivamente, luego se dio la vuelta y se marchó, dejando al sirviente mirando su espalda con el rostro lleno de consternación.

...

Aji agarró su bolsa, se convirtió en un hombre usando el arte de la transformación y se dirigió hacia el sur. Al principio pensó que se quedaría desconcertada, pero, para su sorpresa, su adaptación fue sorprendente.

Caminando por las montañas a lo largo del río, descubrió que inesperadamente le gustaba esta forma de vida. Sin estrés por las ganancias ni preocupaciones por las pérdidas, se sentía feliz y desenfadada.

Tras abandonar el ciruelo, Aji descubrió su verdadero yo. Le encantaban el cielo azul, el sol radiante y la brisa cálida. También le encantaba pescar en el arroyo, tumbarse en la hierba después de comer y dormir todo el día.

La frustración y la miseria de estar sola desaparecieron. Ahora creía que las últimas palabras que Lin Haoqing le dijo eran ciertas, que encontraría adónde quería ir y lo que debía hacer...

Era un día soleado, y Aji caminaba por el arroyo preguntándose qué peces pescar, cuando de repente oyó a una mujer llorando más adelante.

Aji se acercó corriendo.

 Una madre con un niño en brazos lloraba desconsoladamente junto al agua.

¿Qué pasa? preguntó Aji. La madre no contestó. Aji miro hacia abajo y vio que el niño tenia frio por todas partes y su piel era de un azul antinatural. Presiono con sus dedos la muñeca del niño y descubrió que tenia doble pulso.

Un niño con poder espiritual...

Está envenenado... está envenenado... gritó la madre. ¡Esta agua está toda envenenada!

Aji miró el arroyo del que ella también había estado bebiendo día tras día, pero sin embargo estaba bien. Podía sentir cómo el pulso del niño se debilitaba por momentos, y frunció el ceño. No podía usar su poder demoníaco para ayudarlo debido a su doble pulso, y Lin Haoqing le había dicho que nunca revelara su poder espiritual. Era la única en el mundo que tenía ambos, así que debía mantenerlo en secreto...

Pero...

¿Podría simplemente ver morir al niño?

El niño se retorció un par de veces, y su pequeño cuerpo parecía aún más indefenso en los brazos de su madre. Aji no dudó de nuevo y vertió poder espiritual en él.

Al poco rato, las convulsiones del niño cesaron y su respiración se estabilizó gradualmente. Aunque la mancha negra y azul no se desvaneció por completo, abrió lentamente los ojos.

¡Los ojos están abiertos! La madre rompió a llorar y miró al niño, acariciándole la cara una y otra vez. Está bien, estás bien, mamá está aquí, mamá está aquí.

Aji retrocedió dos pasos y sonrió, sintiendo la alegría de la madre.

Al anochecer, Aji siguió a la madre y a su hijo hasta un pequeño templo donde se refugiaban temporalmente.

La madre se hacía llamar Liang Li, y el niño se llamaba Liang Xiaoan. Habían escapado de su pueblo natal.

El padre de Xiaoan se ha ido... Liang Li miró al niño dormido y habló mientras se secaba las lágrimas. Cuando Xiaoan nació, el médico dijo que tenía doble pulso. Su padre y yo lo tomamos y huimos durante la noche para evitar que lo metieran a la fuerza en los cuatro barrios...

La hoguera la iluminaba, mostrando un rostro lleno de fatiga. Aji la miró y se desperezó. Por su mente pasaron una serie de imágenes: una pareja huyendo a toda prisa con su hijo...

El padre de Xiaoan fue capturado por los soldados imperiales en los primeros años y asesinado. Me llevé a Xiaoan y nos escondimos en las montañas, esperando cada día que el Gran Maestro muriera y la corte cayera, para poder salir de nuestro escondite. Finalmente la frontera norte se rebeló, pero inesperadamente, la princesa de la capital envenenó los ríos. Le dije que no bebiera el agua del arroyo. Recogíamos rocío todas las mañanas y guardábamos agua cuando llovía, pero no era suficiente. Tenía demasiada sed y bebió del arroyo mientras yo no vigilaba...

Liang Li se secó algunas lágrimas más.

Preferiría que bebiera mi sangre antes que este veneno...

Aji escuchó y sintió verdadero asco por la princesa.

¿Cómo puede ser esa princesa tan cruel y despiadada?

Liang Li negó con la cabeza.

Sea lo que sea lo que la princesa quiera hacer, sólo podemos aceptarlo como nuestra desgracia. Quiero llevar al niño al norte. Allí está lleno de nieve y hielo, al menos tendrá agua limpia.

Aji asintió y dijo:

Hermana Liang, no estés triste. Mañana por la mañana te ayudaré a recoger el rocío.

Liang Li la miró y dijo con gratitud:

Muchas gracias por lo de hoy...

No, hermana Liang, prométeme que te irás mañana y te olvidarás de mí. No te acuerdes nunca de esto.

Liang Li asintió.

Lo sé, cada uno tiene sus propias dificultades. Salvaste a mi hijo, definitivamente no quiero causarte ningún problema. Pero si tú también te escondes de algo, ¿por qué no vienes al norte con nosotros?

Aji hizo un gesto con la mano:

No gracias, tengo otras cosas que hacer.

Al día siguiente, Aji remontó el arroyo tras separarse de la madre y el hijo. Le había prometido a Lin Haoqing que no iría al norte o a la capital, además la princesa y el Señor del Norte eran demasiado encumbrados y poderosos para que ella los tocara, así que más le valía hacer algo que estuviera a su alcance.

Por ejemplo, encontrar la fuente de este arroyo y encontrar la manera de limpiarlo del veneno.

...

Aji siguió el arroyo durante dos días. Giró hacia el oeste, adentrándose en las montañas. Se instaló para pasar la noche y planeó seguir buscando la fuente de agua por la mañana.

Pero poco después de dormirse en un árbol, se oyeron gritos detrás de la montaña. Se incorporó y vio a mucha gente con antorchas a lo lejos, buscando por el bosque.

Aji se dio la vuelta y saltó del árbol. Nada más aterrizar, un grito de alarma le llegó desde el suelo. Era un joven vestido de blanco que había caído al suelo.

Ella parpadeó y lo miró. Antes de que ella pudiera decir nada, el hombre saltó de repente y le tapó la boca.

¡Shhh! susurró asustado. ¡No hables!

Aji no se asustó y siguió mirándolo. Por la mano que le sujetaba la boca, pudo detectar que tenía doble pulso. Un maestro demonio vestido de blanco... y el material de su ropa blanca era de tan alta calidad...

Aji penso en los libros que leyó de Lin Haoqing.

El joven vio que Aji no tenia intención de gritar, así que soltó su mano y dijo:

No temas, no te haré daño. 

¿Eres un discípulo de la casa del Gran Maestro? preguntó Aji y de inmediato éste se volvió cauteloso. Se arrinconó contra un árbol y la miró nervioso.

¿Quién eres...? ¿Vienes por mí?

Aji no le contesto. Olió un rastro de sangre y desvió la mirada. La manga del hombre estaba rasgada y un largo corte sangraba en su brazo.

No vengo por ti. Pero, ¿por qué te quieren esos hombres? ¿Pusiste el veneno en la fuente de este arroyo?

El joven negó repetidamente con la cabeza.

¡Yo no! Yo... bueno... quizá algo así... Se sentó contra el árbol como si ya no pudiera soportar su peso. A mi hermano y a mí nos ordenaron venir. Veníamos hacia aquí y vi a un niño envenenado... Estaba cubierto de negro y azul... Yo... No quería cumplir la orden, pero mi hermano... mi hermano mayor aún así puso la escarcha en el arroyo. Y entonces llegó la gente del norte... El hermano mayor fue asesinado por ellos y yo escapé...

Hablaba con cierta incoherencia, todavía asustado por su experiencia.

Se rascó la cabeza y continuó:

No sé qué hacer... Por qué tuvo que pasar esto... Se derrumbó emocionalmente. No quiero hacer daño a nadie, y tampoco quiero morir...

Este joven sólo tenía dieciséis o diecisiete años. Aji lo miró, lo examinó y luego le creyó. Se decidió y le dijo:

Vete. Ayudaré a confundir a esa gente del norte por ti.

Él la miró, con sus ojos cansados llenos de incredulidad.

Yo... yo soy un discípulo de la casa del Gran Maestro... todos nos quieren muertos... Tú, ¿quieres ayudarme?

Deja de hablar y vete. Pronto vendrán.

El joven se puso en pie con dificultad.

Yo... mi nombre es Ji Ning, mi maestro es Ji Chengyu de la casa del Gran Maestro...

Ji Chengyu...

Ese nombre le resultaba inexplicablemente familiar.

El joven no notó el cambio en su expresión.

¿Cuál es tu nombre? La próxima vez...

¿Todavía quieres tener una próxima vez?

Una risa fría vino de detrás de ella, y la cara de Ji Ning palideció inmediatamente.

Aji se giró y vio a un hombre fuerte y corpulento con un hacha gigante. Los miró fijamente y se burló:

¡Perro del Gran Maestro, ni se te ocurra escapar!

Los pies de Ji Ning se debilitaron y volvió a caer al suelo. Pero Aji se acercó y se puso delante de él, protegiéndolo del gran hombre.

Fue obligado a hacer esto, ¿cómo puedes matarlo por ello?

Humph, ¿de dónde salió este mocoso? No interfieras! Dio un pisotón y cargó contra ella con su hacha gigante. Cada paso que daba hacía temblar la tierra bajo ellos, y su hacha cortaba sin piedad.

Aji levantó una mano y su palma chocó con la muñeca del hombre. Una ráfaga de energía irradió del contacto y sacudió los árboles cercanos.

Aji le agarró la muñeca y ejerció algo de fuerza, la expresión del hombre pasó de la sorpresa al dolor.

Ella le dio un suave empujón y él retrocedió unos pasos con el brazo caído, su hacha cayendo al suelo.

La miró con incredulidad. Ji Ning también se sorprendió.

Aji era la única que seguía con el rostro tranquilo.

Te dije que fue forzado. Antes de matar a alguien, ¿puedes ser razonable?




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