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Bueno, después de 7 años terminamos Gamers!, hace poco también terminamos Sevens. Con esto nos quedamos solo con Monogatari Series como seri...

Sayonara Piano Sonata - Volumen 1 Capítulo 1

 LA TIENDA DEPARTAMENTAL EN LOS CONFINES DEL MUNDO

 

 Con las ventanillas del tren subidas sólo unos cinco centímetros, el olor del mar ya entraba lentamente.

Era domingo por la tarde y no había más pasajeros a bordo que yo. Cuando llegaran las vacaciones de verano, habría muchos visitantes que se acercarían a la playa, pero sólo estábamos a principios de abril, así que todavía faltaba bastante para que las playas estuvieran repletas. Por eso, los únicos que iban a ir a la playa durante las vacaciones de primavera eran probablemente los estudiantes de secundaria......, entre los que me incluía yo.

El tren de dos vagones retumbó tras una suave curva. Las paredes de montañas y bosques de bambú desaparecieron de repente ante mis ojos, y mi línea de visión se amplió, trayendo consigo el creciente olor a mar. Los grupos de tejados y el mar de color óxido cobrizo se oscurecieron bajo el cielo sombrío.

El tren se tambaleó y se detuvo en una pequeña estación.

Agarré mi mochila del portaequipajes y, al entrar en el andén abierto, pude ver inmediatamente una franja gris entre las montañas de color verde oscuro a mi derecha.

No tenía ni idea de cuándo había empezado, pero el valle se había convertido en un enorme basurero. No sabía si el basurero era legal o no, pero muchos camiones de todas partes iban allí a deshacerse de electrodomésticos o muebles rotos. Y a medida que pasaba el tiempo, aquel lugar se volvió extrañamente silencioso. Era tan silencioso que parecía que te hubieras transportado a quince minutos después del apocalipsis, y por eso se había formado un espacio cerrado. La secundaria en la que estudiaba estaba situada cerca de la playa, y desde que tropecé con ese lugar especial por accidente después de perderme un día, secretamente llamé a ese lugar La Tienda Departamental de los Deseos del Corazón. Había tomado prestado ese nombre de cierta novela, y aunque era largo y poco manejable, no importaba, porque no pensaba decírselo a nadie.

Mi padre tiene una extraña ocupación como crítico musical (aunque eso es muy grosero para otros críticos, quiero hacer hincapié en lo poco común que es para mí el trabajo de mi padre), y por eso mi casa está llena de todo tipo de equipos de sonido, discos, CD, partituras y otros objetos relacionados. Mi madre abandonó la casa hace unos diez años porque no podía soportarlo mucho más; y aunque yo no tenía planes ni aspiraciones por aquel entonces, me había jurado a mí mismo la noche en que cumplí seis años que nunca me convertiría en crítico musical.

Pero por el momento dejemos todo eso a un lado. Los aparatos de nuestra casa son las herramientas del oficio y, sin embargo, mi padre siempre los maneja con descuido. Lo rompe todo, ya sean los altavoces, el tocadiscos o el reproductor de DVD. Pero cuando era pequeño, no había mucha gente que me comprara juguetes, así que recurrí a desmontar esos aparatos rotos para divertirme; y gracias a eso, poco a poco aprendí a montar y reparar cosas. Ahora, es como una afición parcial para mí.

Y debido a las necesidades de mi afición, visito La Tienda Departamental de los Deseos del Corazón, situada junto a la playa, una vez cada dos o tres meses para recoger algunas piezas útiles, dirigiéndome hasta allí a través del tren tambaleante. Me siento como si fuera la única persona viva que queda en este mundo cuando camino solo por el montón de basura, y esa sensación es bastante agradable.

Sin embargo, no era la única persona que visitaba el basurero aquel día.

Mientras caminaba por el bosque, en dirección al valle, vi una montaña formada por refrigeradores abandonados y coches desguazados que habían estado expuestos a la lluvia y al sol. Pero, sorprendentemente, también oí el sonido de un piano.

Al principio pensé que estaba oyendo cosas, pero al salir del bosque y mirar el montón de basura que tenía delante de los ojos, me di cuenta de que no estaba oyendo sólo el sonido de un piano. Los acordes graves del fagot eran como la superficie del mar en calma...... y los sonidos del clarinete llegaron a mí poco después.

No tenía ni idea de qué canción era, pero la había oído antes. Probablemente era un concierto para piano de la Francia del siglo XIX. Pero, ¿por qué la oigo aquí?

Me subí al techo de un coche abandonado y empecé a escalar el montón de basura. La melodía del piano empezó a transformarse en la de una marcha. Al principio pensé que el sonido del piano procedía de una radio a la que aún le quedaba energía, pero esa idea se desvaneció en cuestión de segundos. La profundidad del sonido no era la misma. Sin duda, era el sonido de un piano en vivo.

Miré hacia el estanque después de llegar a la cima del montón, y la visión que me recibió fue tan impactante que me hizo contener la respiración.

Un gran piano de cola estaba enterrado entre los armarios y las camas rotas. Su tapa desprendía un resplandor negro, como si estuviera empapada de agua, y se expandía hacia fuera como las alas de un pájaro. Al otro lado del piano, había un mechón de pelo granate que se mecía junto con los exquisitos sonidos del instrumento.

Era una chica.

Aquella chica estaba sentada frente al teclado inclinado, con la mirada fija en sus manos y las largas pestañas ligeramente echadas hacia atrás. Aquellos sonidos penetrantes y exquisitos que ella tocaba eran como las gotas de lluvia del final del invierno, rebotando gota a gota desde el interior del piano.



De alguna manera reconocí su cara.

Su rostro severo y blanco pálido era algo fuera de este mundo. Era tan hermosa que no podía apartar la vista de ella. Su pelo granate brillaba como ámbar fundido bajo el sol.

La había visto antes en alguna parte, pero...... ¿dónde?

No recordaba su nombre. Tampoco recordaba la pieza que estaba tocando.

No debería haber nadie más por aquí, así que sólo debería oír el sonido del piano y el rumor de las olas filtrándose por el bosque. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué oigo el sonido de una orquesta?

De repente me di cuenta de que el piano que tenía debajo emitía un temblor y un ligero sonido cada vez que tocaba las notas graves con fuerza. Pero no era sólo eso. La bicicleta enterrada bajo los escombros de allí, el contenedor de metal oxidado, las pantallas LCD rotas, todo: todo resonaba con el piano.

La basura enterrada en el valle estaba cantando.

Y aquellos ecos despertaron mis recuerdos del sonido de la orquesta que acompañaba aquella melodía.

Era sólo una alucinación auditiva, pero parecía demasiado real.

Conozco esa pieza musical de algún modo, pero ¿qué es exactamente?

¿Por qué me llega tanto al corazón?

La marcha allegro era como una ráfaga de pasos que fluyen hacia el extenso estuario antes del amanecer, que era la música en adagio. Innumerables burbujas diminutas de notas fluían hacia arriba, desde las profundidades del mar hasta la superficie, y se extendían gradualmente hacia el exterior. Entonces, los sonidos de la orquesta volvieron a sonar desde lejos, y deberían haber continuado sin cesar...

Pero la música se detuvo de repente.

Contuve la respiración y miré hacia el piano mientras me quedaba pegado como un percebe a la cima del montón de basura.

La chica dejó de tocar y me miraba con una expresión extremadamente severa.

La orquesta ilusoria, las reverberaciones del piano e incluso el sonido del viento que susurraba entre los árboles desaparecieron, haciéndome pensar, por un instante, que realmente había llegado el apocalipsis.

...... ¿Cuánto tiempo llevas ahí de pie?

Ella habló. Su voz era clara, como la rotura de una copa de vino en el suelo. Estaba enfadada. Perdí el equilibrio y resbalé del refrigerador sobre el que estaba de pie.

Te pregunto cuánto tiempo llevas ahí de pie.

Urm, bueno......

Por fin pude respirar después de exprimir mi voz.

...... Probablemente durante la cadenza.

¿La cadenza del principio?

Se levantó de un salto y su suave pelo granate le cayó por los hombros. Fue entonces cuando me di cuenta de que vestía un vestido blanco de una pieza.

¿Así que has estado escuchando desde el principio?

No pude evitarlo, ¡de acuerdo! ¿Qué querías que hiciera entonces? ¿Que bailara una danza india mientras gritaba para que me vieras? Mientras miraba su cara roja y su pelo alborotado, recuperé lentamente la compostura. No había hecho nada malo, sólo que alguien había llegado antes que yo, ¿no?

¡Idiota! ¡Pervertido!

¡No, espera!

¿Por qué tengo que cargar con esas acusaciones?

¡Y pensar que me acechaste hasta aquí!

Ace...... ¡Oye! Sólo estoy aquí para recoger algunos cachivaches!

En el instante en que golpeó la tapa del piano, algo resonó junto con ella. El refrigerador sobre el que estaba parado de repente emitió un violento temblor. Se inclinó ligeramente, y me deslicé hacia abajo junto con él.

¡Whoaaaaa!

Me alejé rodando del refrigerador inclinado y del techo del coche abandonado, hacia el fondo del estanque donde estaba el piano. Mis hombros chocaron contra la pata del piano.

...... ¡Ay!

Justo cuando estaba a punto de levantarme, me di cuenta de que su cara estaba justo delante de la mía. Sus ojos azul marino me miraban intensamente. Sorprendido e incapaz de moverme, sólo pude mirar sus labios, que temblaban suavemente como los pétalos de una camelia.

¿Por qué estás aquí si no me estás acechando?

¿Eh? Ah, no, ya ves......

Ella frunció el ceño. Los misteriosos poderes mágicos que me habían estado atando se debilitaron un poco, y por fin conseguí recuperar el control de mí mismo, y me escabullí hacia atrás mientras seguía sentado en el suelo.

¡¡Dije que venía a recoger unas piezas de audio!! De hecho, vengo aquí de vez en cuando. No es que te esté acechando.

...... ¿En serio?

¿Por qué iba a mentir? Entonces de nuevo, ¿esta chica sospecha que está siendo acosada por alguien?

En cualquier caso, abandona este lugar inmediatamente, y no le digas a nadie de mi presencia aquí. También debes borrar de tu mente el recuerdo de la melodía que acabas de escuchar.

¿Cómo es eso posible......

Tú definitivamente. No. Puedes contarlo Sus ojos brillaban con lágrimas, como si las estrellas cayeran del cielo. Habiendo presenciado eso, ya no podía decir nada más.

Entiendo, me iré, ¿de acuerdo?

Me subí la mochila a los hombros y empecé a trepar por el montón de basura. Entonces, el ruido de una máquina resonó de repente detrás de mí, seguido de sus gritos de:

¡Ah! ¡Ya!

Cuando giré la cabeza para echar un vistazo a lo que ocurría, me di cuenta de que había una grabadora del tamaño de la palma de la mano sobre el piano. Emitía un sonido extraño. ¿Podría ser que en realidad estaba grabando todo este tiempo......? La cinta que había dentro parecía girar de un lado a otro. No podía seguir viendo su cara de preocupación mientras sostenía la grabadora, así que me acerqué y pulsé el interruptor de la grabadora.

...... Es...... ¿Está averiada?

preguntó, con una voz cercana a las lágrimas, mientras levantaba con cuidado la grabadora y la ahuecaba como si fuera un huevo a punto de eclosionar.

Ah, no hagas eso. No puedes abrir así la grabadora.

Rápidamente dejó de intentar abrir la tapa. Puse mi mochila sobre el piano y saqué un desarmador. Sus ojos se abrieron de par en par al verlo.

...... ¿ Vas a desmontarla?

No te preocupes, la repararé con cuidado.

 Cuando le quité la grabadora de las manos, me di cuenta de que no era una grabadora normal, sino una grabadora y reproductora de doble pista. No sólo podía reproducir simultáneamente las caras A y B de una cinta, sino que también podía grabar en ellas por separado. Pero las etiquetas de la grabadora estaban impresas en un idioma que nunca había visto, y obviamente no era el inglés.

¿Qué idioma es?

Húngaro respondió en voz baja. Productos europeos, ¿eh? ¿De verdad puedo reparar esto?

Después de desenroscar los tornillos y quitar la carcasa exterior, lo que apareció ante mí fue un interior formado por piezas con las que estaba familiarizado. Los estándares internacionales son realmente útiles.

¿Se puede reparar ......?

Probablemente.

Bajé la tapa del piano para utilizarla como mesa de trabajo y empecé a desmontar lentamente la grabadora. Tal como pensaba, la cinta magnética se había salido del cassette. Estaba expulsada y se había agrupado en un montón -igual que los órganos expulsados de un pepino de mar-, así que me costó bastante esfuerzo sacar el cassette.

...... Oye, ¿esta grabadora está defectuosa?

¿Eh? Ah, mmm...... La cinta no deja de girar aunque llegue al final, así que se enreda aún más si no pulsas el botón de stop.

Ya veo, el dispositivo de stop automático ya estaba defectuoso.

Es porque tu repentina aparición me hizo olvidar pulsarlo.

¿Así que es mi culpa otra vez? Cómprate una nueva de una vez.

¿Esto es importante para ti? Ya que todavía lo estaba usando a pesar de estar defectuoso.

¿Eh? Me miró sorprendida, luego bajó la cabeza y dijo: Mmm.

Hungría, eh. Entonces esta chica no debe ser japonesa, ¿o sí? Los contornos de su cara me hacen pensar que es mestiza. Mientras pensaba eso, busqué piezas en el montón de basura. Después de encontrar las piezas necesarias, finalmente completé mi cirugía en la grabadora. Ya sea rebobinando la cinta o adelantándola, no debería descontrolarse más.

Y está hecho.

Eh...... Ah, mmm Su cara mostraba una expresión de incredulidad. Pero justo cuando estaba a punto de pulsar el botón de reproducción para confirmar que la grabadora funcionaba con normalidad, me la arrebató de repente.

No está permitido escuchar Puso el volumen al mínimo y pulsó el botón de reproducción para confirmar que funcionaba correctamente.

...... G-Gracias.

Abrazó la grabadora con fuerza y me dio las gracias con una vocecita mientras bajaba la cabeza con la cara enrojecida. Por alguna razón desconocida, yo también me sentí avergonzado, así que me di la vuelta y asentí con la cabeza.

Justo cuando terminé de guardar mis herramientas en la mochila, me preguntó de repente:

¿Por qué llevas tantas cosas contigo?

Acabo de decirte que me gusta juguetear con las máquinas. Por eso vine a buscar piezas.

Entonces, ¿...... es divertido?

Su repentina pregunta me sorprendió y no supe qué responderle.

Hmm...... No estoy muy seguro de que reparar una máquina descompuesta sea algo de lo que alegrarse, pero todo el mundo parece muy feliz cuando puede recuperar algo que creía haber perdido.

Mientras intercambiábamos miradas, su cara volvió a enrojecer, así que se apresuró a girar la cabeza. Mientras observaba su perfil lateral, tuve el repentino impulso de bombardearla con múltiples preguntas. ¿Qué haces aquí? O mejor..... ¿quién eres? ¿Cuál era el título de la pieza que estabas tocando? Y además, quiero escuchar lo que grabaste. ¿Quizá aquella orquesta que escuché no era una alucinación mía? Había pensado preguntarle todas esas cosas, pero probablemente se habría vuelto a enfadar si se las hubiera planteado.

Volvió a colocar la grabadora sobre el piano, luego se sentó en un armario como sustituto de una silla y se miró los pies. Quería seguir hablando con ella, pero el ambiente ya no era el adecuado y no encontraba la oportunidad de hablar. Olvídalo, de todas formas parece que le resulto molesto. Me iré a casa por hoy.

Probablemente no me la vuelva a encontrar la próxima vez que venga, ¿no? ¿O quizás viene aquí porque no hay piano en su casa? Pensé en todas estas cosas mientras me preparaba para subir al montón de basura. Pero de repente, su voz sonó detrás de mí,

Urm-

Giré la cabeza.

Estaba inquieta junto al piano. Esta vez no parecía enfadada, sino sonrojada por la vergüenza.

¿Vives cerca?

Incliné la cabeza.

...... No. Tardo unas cuatro horas en llegar en tren.

¿Entonces te diriges ya a la estación?

Al instante mostró una expresión de alivio en cuanto asentí con la cabeza. Se colgó la grabadora junto a la cintura y empezó a seguirme por detrás, escalando la pendiente hecha de enormes desperdicios.

¿Vas a volver? Entonces puedo quedarme aquí, ¿no?

¡No puedes! Muévete, ¡vamos!

¿Qué pasa con eso? ......

Maniobré más allá de los montones de basura infelizmente y lentamente caminé de regreso hacia el bosque junto al valle. Ella seguía quejándose de que le dolían los pies y de que estaba a punto de caerse, pero aun así me siguió.

Mira......

Me di la vuelta y la llamé. Se sobresaltó y se movió inquieta unos tres metros detrás de mí.

¿Qué?

¿Es posible que hayas olvidado el camino de vuelta?

Como su piel es mucho más clara que la de un japonés típico, era realmente obvio cuando se sonrojaba. Aunque negó con la cabeza furiosamente, parecía que yo había dado en el clavo. No pude evitar soltar un suspiro.

Bueno, yo también me perdí la primera vez que vine aquí.

Un solo paso en la dirección equivocada en el camino de la orilla del mar a la estación, era todo lo que se necesitaba para perderse.

No es mi primera vez. Probablemente ya he estado aquí tres veces.

Así que todavía no puedes recordar la ruta a pesar de haber venido aquí tres veces......

¡Ya dije que no es así!

¿Por qué no vuelves tú sola entonces?

Uh......

Apretó los dientes y me fulminó con la mirada. No tuve más remedio que dejar de discutir con ella y seguí caminando en silencio fuera del bosque. En el camino de vuelta, vi pasar un camión de color púrpura. Probablemente estaba allí para tirar la basura. A medida que el camión se alejaba, el bosque recuperaba lentamente su profundo silencio. Los débiles sonidos del camión, junto con los provocados por el roce de las ramas de los árboles, me hicieron recordar el rico conjunto del concierto para piano.

Aquella había sido, en efecto, una experiencia impresionante que me había dejado sin aliento. Pero aquel milagro probablemente no se habría producido si aquella chica no hubiera estado tocando el piano en un lugar tan especial. Le robé miradas mientras seguía caminando.

 Pero, ¿dónde la he visto exactamente antes? ¿Podría ser una amiga mía olvidada? ¿Por qué si no iba a ser tan descaradamente voluntariosa delante de mí?

No puede ser, ¿verdad?

Si hubiera conocido antes a una chica capaz de dejarme una impresión tan profunda, no la habría olvidado.

Después de caminar hacia la pequeña ciudad situada entre las montañas y el mar, llena de abundantes rampas y cuestas, de repente apareció a la vista un grupo de casas, junto con la estación de tren. Casi todas las luces decorativas del arco de la calle comercial ya no estaban encendidas, pero el edificio de cuatro plantas de altura -una reliquia de la era Shouwa- aún tenía un tablón de anuncios de Glico en el tejado. Qué nostalgia. A la izquierda, un cartel con el logotipo de JR, así como el nombre de la estación, colgaba de lo alto de lo que parecía una casa prefabricada. Aparte de nosotros dos y unos cuantos gatos callejeros buscando sobras, no había nada más en movimiento a la entrada de la tienda de soba.

Ya llegamos.

Ya lo veo.

Fue todo lo que dijo antes de correr hacia la entrada de la estación.

Me quedé allí de pie y pensé en lo que debía hacer a continuación, pero ni siquiera pude gritar su nombre. No pude evitarlo. Era la primera vez que la veía, y también me había pedido que me olvidara de ella.

Debería volver a recoger chatarra.

Me alejé de ella, y justo cuando estaba a punto de irme, alguien habló,

Oye tú.

La voz pertenecía a un policía de mediana edad que salía de la pequeña comisaría frente a la rotonda del autobús. Sin embargo, no parecía que fuera a mí a quien se refería. Se quedó petrificada y se dio la vuelta tímidamente. El policía se acercó a ella y le preguntó: «Eh, ¿no es usted la señorita Ebisawa?».

...... ¿Eh? Urm, bueno......

Su rostro estaba de un blanco fantasmal por la impresión.

Ahh, estoy en lo cierto. Incluso tu ropa encaja con la descripción. Tu familia te está buscando, ¿verdad? Parece que también viniste por aquí la última vez que te escapaste de casa. En cualquier caso, sígueme. Contactaré con los miembros de tu familia.

Una chica fugitiva ¿eh? ...... Parece que también es reincidente, así que es mejor que no me relacione con ella. Mientras reanudaba la marcha, pasando junto al policía, pude sentir cómo ella me miraba fijamente, solicitando mi ayuda. Maldita sea, al final todavía la notaba.

Era como si su mirada seria y llorosa dijera: Te odiaré de por vida si no me ayudas.

Basta. Ignórala.

Pero ya era demasiado tarde. No soy apto para ser un ser humano si decido alejarme en silencio después de ver esa mirada suya.

Urm......

Mirando la espalda empapada de sudor del policía, hablé. Estaba a punto de llevarla de vuelta a la comisaría, y la expresión de su rostro al darse la vuelta parecía sugerir que se había percatado de mi presencia justo en ese momento.

Creo que la ha confundido con otra persona. Verá, esta chica está de viaje conmigo.

¿Eh?

La expresión del policía se volvió divertida, como si hubiera masticado accidentalmente un caracol o algo así.

Eh, démonos prisa. Tendremos que esperar mucho tiempo si perdemos el tren que viene.

Ah, uh...... mmm.

Se apartó del policía mientras yo le hacía un gesto con la cabeza y, juntos, caminamos a paso ligero hacia la estación de tren. No sabía si había entendido lo que le había dicho, pero tampoco tenía sentido quedarse.

Después de comprar los pasajes y atravesar las puertas, echamos un vistazo en dirección a la rotonda de autobuses.

¿Va a funcionar? ...... ¿Seguirás el juego si el policía nos descubre, verdad?

Yo, Yo..... La chica se aferró a su boleto y apartó la vista de mi cara. ¡No te pedí ayuda!

«Bien, entonces iré a buscar al policía. No es bueno mentir».

La cara de la chica se puso roja. No dijo ni una palabra, pero me dio varias palmadas en la espalda.

¡La próxima vez que te escapes de casa, elige un lugar donde tus padres no te encuentren!

¡No es eso! Las cosas no son como tú crees......

Así que parece que era yo el que actuaba como un entrometido. ¿No puede ser que realmente me odie? ¡Oye, le ofrecí mi ayuda!

Ella reprimió su ira y me lanzó una mirada fulminante, luego caminó hacia la plataforma vinculada a la línea Kudari. La dirección opuesta a la mía, eh. Me sentí un poco aliviado, pero al mismo tiempo sentí un poco de lástima.

Justo entonces, la estación tocó una melodía que significaba la llegada del tren. Era una melodía muy familiar: Doce variaciones sobre Ah vous dirai-je, Maman de Mozart.

Ah......

La bombilla de mi cabeza se encendió de repente. Lo entendí. Recordé quién era. Sí, ¿no dijo antes el policía que su familia se llamaba Ebisawa?

Ebisawa...... ¿Mafuyu?

Estaba a punto de subir el segundo escalón, pero se sorprendió tanto que se detuvo en seco. Cuando se dio la vuelta, su bello rostro estaba teñido de rojo. Sus ojos eran como el cielo nublado justo antes de un aguacero atronador.

No me extraña que me resultara familiar: la había visto en portadas de CD y en la televisión. Era la chica prodigio del piano que se había convertido en la ganadora más joven del Concurso Internacional de Piano celebrado en Europa del Este, con sólo doce años. Su debut también fue recibido con aplausos. Ebisawa Mafuyu.

Aquella misteriosa dama había publicado bastantes álbumes hacía dos años y medio, pero desapareció de la escena musical a los quince años.

Y ahora, esa misteriosa figura estaba justo delante de mí, agarrada a la barandilla con una expresión cercana al llanto.

...... ¿Tú...... me conoces......?

Su voz balbuceante quedó casi ahogada por el paso a nivel, pero aun así asentí levemente con la cabeza. No sólo la conocía, sino que incluso recordaba todos los títulos de las canciones que había publicado.

Sí, te conozco. Porque tengo todos tus CDs, y......

¡Olvídalo todo!

¿Eh?

¡Sólo, olvídalo todo!

Quise decir algo, pero sólo pude mirar cómo subía corriendo las escaleras, con su pelo granate ondeando tras ella. Justo entonces, los *ding ding ding* que suenan durante la bajada de las barreras de cruce llegaron a mis oídos; y durante un rato, lo único que hice fue quedarme allí aturdido.

¡Oye!

Una voz humana sonó a mi lado. Giré la cabeza y vi una silueta blanca en el andén de enfrente. Intercambiamos miradas durante un momento, y entonces ella, Ebisawa Mafuyu, balanceó las manos y lanzó algo por encima.

Un objeto rojo voló sobre las vías. Extendí las manos para intentar atraparlo, pero me golpeó en las muñecas y cayó junto a mis pies. Era una lata de refresco de cola.

El tren se interpuso entre nosotros.

Ella subió al tren y éste salió de la estación tras cerrar sus puertas, dejándome solo en el andén. El refresco de cola rodaba por el asfalto y estaba a punto de caer a las vías, pero lo recogí antes de que fuera demasiado tarde. Todavía está fría, así que probablemente la compró en la máquina expendedora de allí. ¿Podría estar tratándolo como una especie de regalo de agradecimiento?

Ebisawa Mafuyu.

Ya había escuchado todos sus CD, aunque, obviamente, no los había comprado. Se los habían regalado a mi padre, que era crítico musical. Su colección de música aumentaba en unos cientos de CD cada mes, pero sus obras eran las únicas que nunca me cansaba de escuchar. De hecho, hasta el orden de las pistas me había dejado una profunda impresión. Disfrutaba buscando esos atisbos involuntarios de pulsaciones cálidas en medio de aquella melodía clara, firme e inanimada.

Entonces pensé en la pieza que había tocado en el basurero. Esa pieza no está en ninguno de sus CD, ¿verdad? Si lo estuviera, sin duda la habría recordado.

¿A qué se enfrentó exactamente?

No parecía alguien que tocara una melodía tan deprimente.

Sus últimas palabras retumbaban en mis oídos: «¡Olvídalo todo!».

Con el refresco en la mano, me senté en un banco. Su voz, y aquel intrigante concierto para piano, resonaron en mi cabeza hasta que llegó mi tren.

Eso era lo que me había pasado durante mis vacaciones de primavera antes de la preparatoria. Aquella increíble coincidencia.

Cuando volví a casa, toqué continuamente las <Doce variaciones sobre Ah vous dirai-je, Maman> que interpretaba Mafuyu en su CD. Y mientras lo escuchaba, recordaba los incidentes de aquel día y no podía evitar preguntarme si todo había sido un sueño. Porque era imposible que aquella chatarra pudiera resonar en un piano, o emitir los sonidos de una orquesta.

La única prueba que podía demostrar que todo lo que había pasado era real, era el refresco de cola que me había dado, que me explotó en el instante en que abrí la lengüeta. Caray, de verdad que no se pueden agitar ni tirar las bebidas gaseosas. Después de limpiar el suelo con un trozo de tela, sentí como si la única sensación de realidad que me quedaba también hubiera desaparecido.

Aunque ella no quisiera que lo olvidara todo, probablemente lo habría hecho de todos modos. Soy un hombre ocupado, y ni siquiera puedo recordar el sueño que tuve hace dos días.

En ese momento, obviamente no tenía ni idea de que volvería a reunirme con Mafuyu en esas circunstancias.


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