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Bueno, después de 7 años terminamos Gamers!, hace poco también terminamos Sevens. Con esto nos quedamos solo con Monogatari Series como seri...

Rakuin no Monshou Volumen 4 - Capítulo 6



LUCHA EN TRES FRENTES 


PARTE 1

Después de subir corriendo, Doug miró al patético y tembloroso hombre que goteaba sangre y espuma.

Orba se había quitado la ropa hecha jirones y la estaba usando para limpiarse. No sonrió ni una vez cuando Doug dijo:

—Lo hiciste.

—¿Podrías conseguirme un cambio de ropa? 

—Claro, pero —Doug miró interrogativamente a Orba—, ¿Qué vamos a hacer con él?

—Dámelo.

—¿Por qué no has dado el golpe final? ¿Vas a torturarlo hasta la muerte?

Algo así, parecía decir la sonrisa sin emoción de Orba.

Doug se encogió de hombros. 

—Hah. Pero luchaste como un demonio. Te reprimiste cuando peleabas conmigo, ¿no?

—No me lo eches en cara. Las cosas se habrían complicado si te hubiera vencido.

—¿Tú, diciendo algo así? Tú que amabas pelear cuando eras un mocoso.

Por orden de Doug, trajeron una chaqueta y unos pantalones nuevos. Se dirigió a Orba, que se los estaba poniendo, 

—Esta vez lo dejaré pasar, pero la próxima vez, hazlo de verdad.

—Si hay una próxima vez. ¿Qué piensas hacer después de esto?

—No estoy seguro. Pero este es probablemente el fin de ser bandidos. Dividiremos el dinero que recibimos de Mephius en partes iguales y luego nos dividiremos. Empezar una vida normal en los pueblos de por aquí no suena tan mal. 

No sólo Orba fue llevado a la encrucijada del destino. Mientras los bandidos sonrientes se abrazaban entre sí, mirando de cerca, sus ojos habían perdido cierto ímpetu. El brillo de sus ojos, tan fuerte que parecía que desprendía calor, se había desvanecido.

Viéndolos, Orba podía entender objetivamente. Habían convertido en odio todo su dolor y desesperación al ver que les arrancaban a sus familias. Pero entonces, ¿qué quedó después de haber destruido el objetivo de ese odio, es decir, después de haber desaparecido?

Pelear, vengarse...

Inmediatamente después de que todo termina, tanto el cuerpo como el alma se sienten vacíos.

Orba, sin embargo, aún no había terminado completamente. Se dio una sacudida para sacar su cuerpo y su mente del letargo y salió de la aldea. Doug corrió tras él.

—¿Qué vas a hacer, Orba?

—Todavía tengo trabajo que hacer como príncipe heredero de Mephius.

—¿Y cuando esté hecho?

—Estoy harto de ser príncipe y gladiador.

Así que voy a recorrer un camino diferente, es como Doug interpretó su significado. Iba a llamarle de nuevo, pero luego, de alguna manera, Doug abandonó esa idea y observó la partida de Orba. Así, su primera reunión después de seis años llegó a su fin.

—Jefe, ¿Orba se fue?

Un hombre del mismo pueblo de Doug le preguntó. Aunque lo llamaba “Jefe”, era seis años mayor que Doug y conocía un poco a Roan, del pueblo vecino. Y, por supuesto, también conocía a su hermano menor, amante de las peleas.

—Sí.

—Y pensar que en este mundo podría haber una historia tan imposible. Que Orba se convirtió en un gladiador y luego en el doble del príncipe. Todavía no puedo creerlo. Y luego que nos vengamos gracias a esa historia imposible. Siento que una vez que me vaya a dormir, todo parecerá un sueño.

—Yo pensaba lo mismo cuando la aldea fue quemada. Y en ese sueño, pensé que sería bueno que fuera sólo un sueño.

Los ojos de Doug se oscurecieron y miró a sus alegres compañeros.

Siempre, siempre, siempre... sentí que estaba en medio de un sueño. Incluso cuando me retorcía de angustia ante la realidad, en cierto modo me sentía como si estuviera en una pesadilla de la que no podía despertar.

Y ahora, por primera vez, había sido capaz de despertar de esa pesadilla y finalmente podía reconocer claramente que los últimos seis años fueron reales.

—Aún así. Él...

—¿Él? —le preguntó Doug, y de repente volvió a la realidad.

—Orba. Parece que decidió no volver al pueblo. Por supuesto, la vida como príncipe debe ser más cómoda que volver a la vida en el campo.

Aunque Doug había vuelto a mirar hacia la dirección que Orba había tomado, de repente se estremeció.

—La próxima vez, hazlo de verdad.

—¿Jefe?

—Aunque lo dije yo mismo, paso. No quiero pelearme con alguien así

—¿Qué quieres decir?

—Él no es alguien que pueda vivir una vida normal. Así que tampoco volverá al pueblo. Puede que no lo volvamos a ver nunca más.

La predicción de Doug estaba destinada a ser incorrecta. Pero en ese momento, él lo creyó firmemente.

Habían despertado de su pesadilla. Pero Doug se preguntó si ese también era el caso de Orba. O tal vez el Orba que él conocía ya no existía. Incluso si se decía a sí mismo que habían pasado seis años, a veces se veía como una persona diferente. En esos seis años que Doug no conocía, Orba había vivido en un mundo que Doug no conocía.

No es el Orba de antes y por supuesto tampoco es Gil. Así que.... como eres ahora, ¿quién demonios eres?

Por orden de Doug, los soldados de la División Blindada Negra fueron despojados de sus posesiones y luego lanzados a las llamas. Y como él, por supuesto, estaba haciendo su parte del trabajo, cometió un descuido. El cadáver de uno de los miembros de la División Blindada Negra que Oubary había traído a la aldea - y además un hombre cuya cara era conocida por los aldeanos - no se encontraba en ningún sitio.

Tan pronto como salió de la aldea, Orba llamó a Shique y le dio algunas órdenes. Esta vez, Shique se llevó a muchos guardias imperiales con él y corrieron hacia el pueblo.

Orba los vio irse con la cara cansada y cuando finalmente se dio la vuelta, abrió bien los ojos al ver a Vileena y a Hou Ran de pie, juntas.

—¿Qué es esto....?

—Hice que Ran me trajera —la cara de Vileena estaba pálida y su voz apagada. Tenía una sensación de no poder decir qué era qué—. ¿Qué pasó allí? ¿El general?

Ante esa pregunta, Orba se aseguró de que Shique había usado su ingenio y mantenido a Vileena alejada de cualquier lugar al que pudieran llegar los sonidos.

Mientras esperaba el regreso de Shique y de los demás, Orba dio a la princesa una explicación práctica. Todavía se podían ver llamas saltando desde la dirección de la aldea. Esta vez le tocó a Vileena abrir bien los ojos.

—¿El general Oubary lo hizo?

—Sí. Cuando estaba inspeccionando Apta, escuché muchos testimonios de cómo hace seis años, aprovechando el caos de la guerra, él y su División Blindada Negra atacaron las aldeas de esta zona. Entonces esta vez, después de llegar a Apta una vez más, supe que Oubary repetiría lo mismo de nuevo y estaba en medio de una investigación.

—...

—Al enterarse de que estuve en contacto con los aldeanos, y con el fin de sellar nuestras bocas, trajo a sus soldados para un ataque repentino contra los aldeanos y contra mí. Pero pude enterarme de ello con antelación y tenderle una trampa, y pudimos, por así decirlo, darle la vuelta a la situación.

Orba pensó que fue bastante convincente. No hay nada más que cubrir.

—Exponer tal desgracia para Mephius fue insoportablemente doloroso, pero esto es la realidad. Personalmente, después de Taúlia, hubiera preferido no luchar contra el ejército de Mephius.

—Pero... —Vileena parecía insatisfecha y quería protestar. Orba estaba a punto de asentir con la cabeza comprensivamente,

—No dejar que la gente sepa nada es un mal hábito —una voz vino de una dirección tan inesperada que Orba se quedó boquiabierto—. Sin embargo, el príncipe tiene las circunstancias de un príncipe. No discutas con él aquí, Vileena. Está exhausto —cuando Ran dijo eso, aunque Vileena todavía parecía muy poco convencida, al menos por ahora suspendió su agresión verbal.

Tan pronto como Shique y los demás regresaron, Orba se dirigió a Apta. Por cierto, el grupo de Shique había traído un carruaje tirado por caballos con ellos y previamente había arrojado en él un objeto fuertemente atado con cuerdas y telas que habían traído de la aldea.

—Honestamente, concebiste menuda estupidez —llevando su caballo cerca de Orba, Shique maldijo en voz baja—. El más mínimo error y estarías muerto.

—Lo mismo de siempre.

—Cierto.

—Estoy agradecido.

El murmullo de Orba fue esparcido por el viento.

—¿Eh? —ante la respuesta de Shique, Orba aumentó la velocidad de su caballo—. De todos modos, me alegro de que sigas vivo.

—No —dijo Orba claramente mientras se movían por la tarde—: Moriré después de esto.

Toda la gente de la fortaleza salió a recibir al príncipe cuando éste regresó a Apta.

—¡Príncipe!

—Su Alteza ha regresado.

—¿Dónde diablos estuvo hasta ahora?

Levantando una mano, Orba detuvo la oleada de gente, todos clamando al mismo tiempo, les dio una enigmática sonrisa y luego se retiró a su habitación. Justo antes de eso, llamó a un soldado y le dio la orden de “Tener un mensajero listo para ir a Birac”.

Había innumerables cartas que Orba escribió hasta el amanecer. Cuando el cielo y el río Yunos se derritieron en el pálido amanecer, Orba abrió la puerta y salió.

—¿El mensajero para Birac?

—Sí. Me iré tan pronto como reciba sus órdenes —el guardia imperial que le esperaba contestó—. Debería llegar pasado mañana, no, incluso mañana.

—¿Oh? Entonces eso es bueno.

Orba llamó a las docenas de Guardias Imperiales que aún quedaban en la fortaleza y les pidió que se preparasen para partir. En la sala donde se habían reunido, además de los soldados estaban también Vileena, Hou Ran y Krau.

—Su Alteza —la princesa corrió a su encuentro—. Entonces, ¿será...?

—Rumbo a Garbera, sí.

Hubo una conmoción por parte de los soldados. Incluso ahora, los refuerzos liderados por el gladiador enmascarado Orba seguían retenidos en la frontera por las fuerzas de Odyne. Esto decía que el príncipe iría allí en persona.

El semblante de los soldados cercanos se alegró y sus espíritus se elevaron, ya que esto era ciertamente típico del príncipe, cuando,

—¿Estará todo bien?

La figura de Ineli Mephius apareció en la entrada de la sala. Sus manos sobre su delgada cintura, sonrió con desprecio.

—¿Qué estará bien?

— ¿No se ha resuelto ya? Los refuerzos que están detenidos por las tropas de Mephius, estas tropas que determinan si los refuerzos deben ser enviados a Garbera, están de acuerdo con los deseos de Padre - con los deseos de Su Majestad el Emperador. Hasta ahora, has sido demasiado libre para usar tu propio juicio, hermano, pero no creas que te saldrás con la tuya desafiando directamente a Su Majestad.

Los fuertes rayos del sol naciente brillaron repentinamente a través de las altas ventanas de la sala. Iluminaron los ojos de Ineli que brillaban triunfalmente.

Bueno, dijeron esos ojos, bueno, pues bien, Oh falso príncipe. Si incurres en el desagrado del emperador y te encuentras bajo restricciones, la probabilidad de que reveles lo que eres se incrementará. ¿Qué vas a hacer? Si como sospecho eres un impostor, no podrás caminar por esta cuerda floja.

Mientras el príncipe se quedaba callado, los soldados intercambiaron miradas. Vileena también contuvo la respiración mientras observaba atentamente.

—Ineli —al poco tiempo, el príncipe heredero de Mephius se acercó a su hermanastra, sonriendo—. Su Majestad me está poniendo a prueba.

—¿Poniéndote a prueba? —frente a él, Ineli también sonreía. ¿Qué tipo de palabras usaría el farsante para mantener las apariencias? Sin embargo,

—En efecto. En este momento en que Garbera, nuestro aliado, está en problemas, negarse a ayudarlos es una intención “fingida”. ¿No estás de acuerdo? Su Majestad está diciendo lo siguiente: “Si te tomas tan en serio una orden tan estúpida y de mierda, no mereces ser el príncipe heredero”.

—¿De mierda? —mientras Ineli todavía estaba sorprendida, Orba se acercó a ella y puso sus manos sobre sus hombros.

—Una mocosa —continuó Orba con una voz lo suficientemente baja como para no ser escuchado por nadie más a su alrededor. Pasó junto a Ineli, que estaba asombrada—. Dijiste que sabías sobre mí. No sabes nada de nada. Si sigues quejándote, te estrangularé con mis propias manos. ¿Entiendes, niñita?

Mientras Orba salía de la sala, los soldados, así como Vileena y los demás lo siguieron. Abandonada, la expresión de Ineli se había congelado, sus ojos comenzaron a llegar al límite. Sus hombros temblaron, y luego todo su cuerpo empezó a temblar.

—¿Princesa? 

Sus sirvientas que habían estado esperando detrás de ella se apresuraron a preguntar. Jadeaban al ver a su señora, sin mirar nada, su cara pálida, sus labios rojos encantadoramente realzados por el contraste.

—Cómo se atreve —murmuró con una voz demasiado baja, demasiado baja para que los que la rodeaban pudieran oírla—, cómo se atreve a insultarme un mero farsante. Recuerda bien esto, cuando se lo diga a Padre, te desgarrará miembro por miembro.


PARTE 2

Una fuerza liderada por Eric Amon Doria cruzó la frontera.

Como lo indica la información que ya había llegado a Garbera, de los dos mil soldados que Eric tenía con él, había dejado seiscientos en la frontera con Mephius. Se nombró a Belmor Plutos para comandarlas. Durante el ritual en el Santuario del Agua, había mostrado su “linda” voz, pero por supuesto ese no era su único logro y, como era de esperar del segundo hijo de la familia Plutos que durante generaciones había cruzado espadas con los bárbaros del Norte, era un hombre cuyo valor intrépido en la batalla le había ganado la confianza de Eric.

Naturalmente, era el propio Eric quien dirigía la fuerza principal de mil cuatrocientos. Actualmente se desplazaban hacia el sur a lo largo de la orilla oriental del río Yunos. El río que formaba la frontera con Mephius fluía hacia el oeste y pasaba por Zaim.

Sobrevolando majestuosamente las tropas de Eric estaba el gran acorazado de dragonstone “Venu”. Era de una escala para poder llevar ochocientos soldados, pero Eric no había permitido que se cargaran en ella ni hombres ni productos. Si el barco se volviera poco manejable por su peso, tendría que estar cubierto de una armadura ligera. Por lo tanto, los soldados avanzaban a caballo mientras los suministros eran transportados por el río en barcazas. Y la nave fuertemente blindada era como una fortaleza en el cielo.

—Garbera es un país acostumbrado a manejar aeronaves —esa fue la evaluación de Eric. También serían expertos en bombardear y atacar naves. Una nave de guerra vacía era más fácil de controlar.

Por otro lado, la nave Dragonstone de clase crucero “Regin” que había quedado con Belmor estaba desarmada y hecha de casi nada más que dragonstone, ya que había sido preparada con la mente puesta en la velocidad. 

— Garbera —un joven guerrero al servicio de la familia Plutos, se rió durante la marcha—, debe estar convencido de que el grupo de Belmor se utiliza para vigilar de cerca a Mephius.

— Eso es lo que espero —se sacudió sobre su caballo y Eric respondió en seguida. En su frente había un circulo en forma de casco. Cuando llegara el momento, obtendría el consentimiento del emperador Guhl de Mephius para cruzar la frontera. Si Garbera enviaba tropas para enfrentarse a ellos, la unidad de Belmor podría escapar por ahí. El enemigo no podría impedírselo, ni podría ignorarlos, y sus fuerzas se dividirían en dos inútilmente. 



Además, las tropas de Belmor estaban listas para atacar a la fuerza principal de Garbera desde atrás cuando cruzaran las montañas Nouzen. Por el contrario, tendrían la oportunidad de realizar un ataque de pinza.

—Pero.... es mortificante que parece que hubo un disturbio en Mephius.

Estaba la cuestión de los refuerzos enviados por el príncipe heredero, que fueron detenidos por el general Odyne. Sin embargo, los jóvenes guerreros que solían estar estacionados en Dairan no le prestaban atención,

—Con esto, tenemos pruebas de que el emperador está cumpliendo su promesa. No hay necesidad de preocuparse.

—Mostrémosle nuestro espíritu Dairan a esa insolente Garbera y a nuestro país Ende, que se hizo pobre por la desidia —Eric sonrió ampliamente a los chismorreos.

Era un hombre que había pasado su infancia y adolescencia en Dairan, una zona ferviente de espíritu militar. En lugar de celebrar ritos y banquetes en la capital, inmerso en las costumbres algo decadentes de Ende, prefirió ser como era ahora con compañeros de confianza, incitando a sus caballos de guerra a la batalla. Y creía que así tenía la capacidad de expandir el país de Ende.

Su objetivo actual era el fuerte que Noue Salzantes había construido apresuradamente. Según los exploradores, unos trescientos soldados estaban apiñados allí. Empezarían con eso.

¿Garbera quiere detenernos con esto y luego hará la salida con su fuerza principal desde Zaim?

Antes de partir hacia el frente, Eric había memorizado un simple mapa topográfico.

Pero Zaim es conocido por ser un fuerte poderoso. Mantenerse en su lugar y llevar a cabo una guerra defensiva sería una forma segura de jugar las cosas, sin embargo.... 

Mientras tanto, Eric no tenía la intención de dispersar a sus soldados más que esto. Si la fuerza principal sale de Zaim, hará que la tropa de Belmor pase por Mephius y ataque al enemigo por el oeste. En ese caso, aunque el enemigo redujera aún más sus soldados, no podrían retroceder. Con la fortaleza llena de soldados, esto era ventajoso en términos de número de tropas. 

Noue Salzantes recibió la información de que Eric estaba ascendiendo hacia el fuerte de la montaña.

Después de enviar de vuelta al mensajero de Zans de la Orden de los Caballeros de Acero Negro, se cruzó de brazos. Eric marchaba por las orillas del Wendt, por un sendero en el fondo de una garganta sobre la que se alzaban escarpados acantilados a ambos lados. Por su velocidad, podía convencerse de que incluso a costa de sacrificar su éter, estaban investigando a fondo el terreno por medio de aeronaves.

Significaba que la unidad de reserva estaba diseñada para cubrir todas las contingencias,

Es bastante capaz.

En cuanto a Eric Amon Doria, se rumoreaba que, aunque estaba dotado en las artes militares, estaba totalmente desprovisto de prudencia. Pero cualquiera que sea su capacidad política, cuando se relacionaba con la guerra, una intuición singular hacía su aparición.

Todavía no había recibido ninguna comunicación de Mephius. Llevaría demasiado tiempo aunque enviara un mensajero de aquí a Apta. Además, el verdadero señor de Zaim, Zenon Owell, desde el principio no tenía expectativas de Mephius.

Que estemos a punto de cruzar espadas directamente con Ende ya es la marca de mi derrota.

Siendo como era Noue, así pensaba. En esta guerra, por su naturaleza, no había otro camino hacia la victoria que el de no luchar. Garbera tenía poco que ganar de este conflicto, ya que aunque de alguna manera alejaran al ejército del Príncipe Eric Amon Doria, no tendrían la fuerza de reserva para hacer avanzar a sus tropas sobre las fronteras del enemigo. 

Y además.... si el centro del continente volviera a estar en guerra, esa gran potencia, Allion, podría ver una oportunidad para atacar desde el Este. La relación entre Allion y Ende es profunda.

Fue por esta razón que Noue había actuado intencionadamente para crear una deuda de gratitud con Gil Mephius, a la espera de refuerzos de su país. Puesto que el enemigo planeaba comunicarse con Mephius, sin duda causaría una alarma considerable si las tropas vinieran de ese mismo lugar. Ende pondría su estrategia de nuevo en el punto de partida, y Noue juzgó que, después de todo, deberían retirar sus tropas.

Es poco probable que Mephius llegue a tiempo.

Aunque le pareció vergonzoso, Noue ya estaba parcialmente preparado. Naturalmente, no era de los que se olvidan de hacer los preparativos una vez que la guerra había comenzado.

—Ni siquiera Eric querría una guerra prolongada.

Noue se acarició el pelo brillante y enfocó sus ojos en forma de almendra en el río Wendt. Esperando cerca, el capitán de caballería Rogier miró brevemente a su alrededor, pero no dijo nada, ya que Noue murmurando para sí mismo era la prueba de que estaba absorto en sus pensamientos.

—Debería ser posible limitar los movimientos del enemigo en los fuertes dobles. Seguramente Mephius no será tan descarado como para no sólo no enviar refuerzos, sino también para unirse a Ende en el ataque desde nuestro flanco. 

Por supuesto, si los refuerzos de Gil llegaran a tiempo, no habría necesidad de cruzar las montañas. El credo de Noue no era incorporar elementos poco fiables en sus estrategias, sino que recordaba la expresión intrépida de Gil.

No importa cuán mala sea la situación, existe la posibilidad de que el rescate aparezca tan repentinamente que sea anticlimático. No podía descartar tan fácilmente sus expectativas. 

Dos días antes de que las tropas de Ende cruzaran la frontera....

—¿Qué has dicho?

Solón, capital de Mephius.

Mientras se dirigía a una inspección de los trabajos de construcción en el santuario del Dios Dragón, la furiosa voz del Emperador Guhl resonó repentinamente. Inmediatamente, su entorno se quedó en un silencio mortal.

El vasallo arrodillado a los pies de Guhl se puso tan pálido como si estuviera a punto de morir. Sin embargo, lo peor de la furia de Guhl no estaba dirigido a quien corrió con la noticia, sino a su hijo, Gil Mephius.

—Así que no sólo no ha retirado los refuerzos, ¡sino que sacó el Dhum de Apta!

—S-Sí.

El Dhum era el buque insignia de la Guardia Imperial que el Príncipe Gil había recibido con motivo de su primera campaña. El hecho de que se hubiera ido de Apta significaba naturalmente que iba a enviar ayuda a Garbera.

Guhl regresó apresuradamente al palacio y ordenó que una unidad aérea también saliera de Solón. Al que envió era uno de los doce generales de Mephius y el eje de la fuerza aérea, el líder de la División de la Flecha Crestada de Ibis , Yuriah Mattah.

Tan pronto como se enteró, Simon Rodloom corrió al salón de audiencias.

—¡Su Majestad!

—¿Por qué haces tanto ruido?

—¿Qué órdenes le dio a Sir Yuriah? 

—Ese maldito comportamiento temerario de Gil se ha vuelto intolerable. Aunque soporté su actuación como le pareció con respecto a Taúlia, esta vez le di claramente una orden en nombre del emperador. Es evidente que se le debe reprender por su flagrante desprecio. Por lo tanto, le ordené a Yuriah que detuviera al Dhum. ¿Dónde está el problema? Tampoco creo que sea algo que justifique tanta agitación por parte del ex presidente del Consejo.

—El príncipe Gil debe sentirse responsable.

—¿Responsable en qué sentido?

—Pronto tomará a la princesa Vileena, la prueba de esta alianza, como su esposa. No puede abandonar a nuestro aliado Garbera en su desgracia. ¿De qué manera es este un mero comportamiento temerario? De ninguna manera el príncipe le está tomando a la ligera, Su Majestad. Por favor, yo, Simon Rodloom, se lo ruego por mi nombre. ¿No puede concederle a Su Alteza su perdón?

—Ho. El nombre de la familia Rodloom es algo muy barato, ¿no?

Sintiendo que algo inusual estaba ocurriendo entre los dos, los nobles y los chambelanes que estaban presentes en la sala de audiencias intercambiaron miradas. También estaban aquellos que, temiendo enredarse, sólo podían saludar y marcharse.

—No es una crítica hacia mí. ¿Es insatisfacción de que no se haya enviado ayuda a Garbera?

—Cuando el príncipe se encontró en una situación difícil en Apta, las tropas garberanas volvieron apresuradamente para ayudar. Ese es el “honor” entre los miembros de la alianza. Debería ser nuestro turno de mostrarlo.

—Idioteces —Guhl resopló a través de su bigote blanco—. He escuchado que el Príncipe Eric es el único que lidera las tropas del Ducado de Ende. No se convertirá en una guerra en la que cada uno apueste por su existencia, sino que se limitará a dividir el territorio alrededor de Zaim. Además Simon, olvidas que hay una relación entre Ende y Allion. Si metemos la nariz con indiferencia, puede ser una excusa para que el amigo de Ende, Allion, amplíe su alcance en esta dirección. Esta vez, no hay otra opción que dejar que Garbera se las arregle lo mejor que pueda.

Hoy en día, cuando daba una orden, el emperador Guhl era muy breve y decisivo en sus órdenes. Ahora mismo, a pesar de que enumeró explicaciones relativamente plausibles, aquel al que se refería como Simón, era consciente de que su decisión en esta ocasión estaba ausente en términos de la obligación que le correspondía a un socio de la alianza.

El público estaba inmerso en un sentimiento de tensión cada vez mayor, sin saber qué tipo de castigo se impondría a Lord Simon, quien claramente se oponía a ello. Algunos de los hombres oyeron algo así como un ronroneo.

Mientras Simón permanecía en silencio, el emperador continuó,

—Estoy al mando de este país. Con dos timoneles, una nave pronto perderá el rumbo. Los marineros también perderán la moral. Gil no es suficientemente consciente de ello. Eliminaré su autoridad para usar la fuerza militar. Nunca más permitiré que Gil reevalúe los deberes de la familia imperial.

—Su Majestad es quien debe reevaluarlos.

—¿Qué?

Sus ojos brillantes, Guhl estaba a punto de levantarse de su asiento. Con audacia como una prenda de vestir, Simón mantuvo su cara sin expresión agachada.

—Por favor, perdone mi insolente lengua. Estoy dispuesto a recibir cualquier castigo. Aunque de mala manera, quería decir esto una vez. Por favor, en mi nombre, Simon Rodloom.

—¡Silencio! —Guhl se levantó y empujó un dedo ante él—. Parece que Simon, de alguna manera u otra, favoreces a un timonel que no sea yo. Alguien como tú agita olas innecesarias y desorganiza el país. ¡Fuera de aquí! ¡No vuelvas a mostrar tu cara ante mí!

—¡Su Majestad!

—Lord Simon, qué impertinencia. Apresúrese y pida disculpas a Su Majestad para que le conceda misericordia.

Incluso los vasallos menores levantaron un griterío. El único que no armó un escándalo fue el interesado, Simón, que se quedó quieto, con la cara hacia abajo.

Cuando al cabo de poco tiempo Simón partió de la presencia del emperador, el viejo general, Rogue Saian, lo observaba atentamente desde el costado. Él también entró en la sala de audiencias, pero se detuvo al oír la furiosa voz del emperador que venía de dentro. Al final, le dijo al heraldo encargado de anunciar las entradas que cancelara el aviso de su llegada, y se dirigió hacia Simón cuando se marchaba. Sus hombros no se inclinaron ni su espalda se encorvó, Simón caminaba como de costumbre.

Quería llamarlo, pero al ver el estado en que se encontraba, no podía decir ni una palabra.

En términos de edad, Rogue era cinco años mayor. Sin embargo, siempre había tenido el mayor respeto por Simón. Esto se debía a que, a diferencia de él, que no tenía ninguna habilidad fuera de manejar armas o pilotear aeronaves, reconoció que Simón era un hombre con el talento para enfrentarse a cada una de las dificultades de Mephius.

Y esta vez también...

A una distancia tan cercana que sus hombros podían tocarse, los dos pasaron junto al otro en silencio.

Para la ocasión de su estancia en el palacio, Rogue estaba vestido con una armadura transmitida por las sucesivas generaciones de sus antepasados, y se llevó el puño a su pecho con armadura en señal de saludo.

El buque insignia de la Guardia Imperial del príncipe era la gran nave de dragonstone “Dhum”.

A pesar de ser un gran buque de guerra, sorprendentemente había poco espacio para más de doscientos soldados. Sobre el armazón de metal ingrávido se habían añadido repetidamente planchas de hierro para la defensa, mientras que para la propulsión tenía a bordo casi tres veces más motores de éter de lo habitual. De esta manera, el Dhum combinaba defensa y velocidad. Normalmente, su velocidad de crucero era de unos veinte kilómetros por hora, pero sacrificando la defensa y dando prioridad a la velocidad, podía superar los setenta kilómetros por hora. Para un buque de clase acorazada, ese número era excepcional.

Para interceptar la nave después de su salida de Apta, la flota de Yuriah Mattah, fue despegaba de una base entre Solon y Birac, había despegado inmediatamente en una red alrededor de los alrededores de Birac. Fue dos días después de que Simón se enfrentara con el emperador en Solón que la gigantesca sombra del Dhum fue capturada. Así como las tropas de Odyne lo habían hecho en la frontera de Garberan, Yuriah envió aeronaves para detener primero al Dhum.

Sabiendo cómo había sido el príncipe recientemente, la expresión de Yuriah era tan tensa ya que era posible que intentara abrirse paso a la fuerza, pero inesperadamente, el Dhum obedeció con prontitud la orden de que se detuviera.

Yuriah cruzó en persona hacia la nave y dejó que su gran estructura descendiera hacia el Dhum. Sin embargo, cuando entró en el puente, se quedó atónito. No había ni un solo soldado dentro. Sólo había el mínimo de oficiales necesarios para que la nave se moviera y la encargada de manejarla desde el puente era....

—¿¡Princesa Vileena!? —La voz de Yuriah se le escapó sin querer.

La princesa de catorce años lo miró con total desconcierto.

—¿He hecho algo que viole las leyes mephianas? —Inclinó la cabeza hacia un lado—. Le pedí a Krau que viniera a practicar para manejar una gran nave.... Ya veo, no hay más que un cielo. El cielo de Mephius debe tener sus propias reglas. Me disculpo por mi comportamiento precipitado.

—N-No. Ese tipo de cosas...

La mujer gorda de pie junto a Vileena la miró y al Yuriah avergonzado por turnos. Como se le permitió registrar a bordo, sus subordinados no encontraron, como era de esperar, ni un solo soldado armado. Por supuesto, lo mismo ocurría con el Príncipe Gil.

Nos han engañado.

Yuríah tenía unos treinta años y era el segundo más joven de los doce generales. Apretó los dientes con un rechinido. Ahora mismo, el príncipe seguramente se dirigía a Garbera por otra ruta.

Eso o podría ser que la princesa frente a él estuviera fingiendo inocencia y le hubiera instigado a enviar refuerzos a su país natal - mientras que Yuriah también consideraba que, en este momento, no había nada que pudiera hacer en esta situación.

— Las naves son interesantes. Pensar que uno puede bailar en el cielo como le plazca con algo tan grande. Oye, Krau. Me pregunto si algún día la gente podrá vivir en el cielo —Mientras tanto, la princesa Vileena actuaba con toda inocencia, aunque, por supuesto, ni Yuriah ni Krau, que no podían evitar sentirse incómodos al ser mencionados, se dieron cuenta de que el modelo para esa actuación era la princesa Ineli.


PARTE 3

Mientras tanto, como había especulado Yuriah, el grupo de Orba había ido por tierra y estaba cruzando las llanuras Domick. Habían dejado Apta la noche antes de que el Dhum volara como señuelo. Sin embargo, era una distancia que tomaría cinco días recorrer a caballo. Viajando de día y de noche, ese tiempo podía reducirse a la mitad, pero por supuesto era imposible que los caballos o las personas se quedaran sin descanso.

Por lo tanto, Orba había enviado un mensajero a Birac antes de dejar Apta. Habiéndoselo pedido al rico comerciante de Birac, Zaj Haman, que se dedicaba principalmente al transporte de mercancías por aeronave, después de un día a caballo galopando casi sin parar, se encontraban ahora en el crucero de alta velocidad que se había preparado.

A las varias docenas de soldados y caballos se les permitió descansar por una noche a bordo de la nave mientras ésta continuaba su travesía. En este momento no había nadie en Solón que supiera de la conexión entre Zaj y el príncipe. Por consiguiente, el convoy disfrazado de buque mercante no fue detenido. Una vez que las naves se quedaron sin éter, reanudaron su agotador recorrido a caballo.

Y así, tres días después de dejar Apta, el grupo de Orba llegó a las llanuras mirando hacia las montañas Nouzen y se reunió con las tropas de Kain.

—OR-

Cuando vio la figura de Orba galopando hacia ellos, Kain abrió ambos brazos con una alegría inimaginable. Gouwen le hizo callar ya que el que se suponía que era Orba estaba a punto de gritar "Orba" a otra persona.

Gouwen se arrodilló rápidamente contra el suelo y se inclinó adecuadamente ante un sujeto.

—Su Alteza, ciertamente no pensé que Su Alteza vendría en persona. Tampoco somos capaces de darle la bienvenida...

—Está bien —desmontando de su caballo, Orba era tan seco como siempre.

Oho. - De repente, al darse cuenta de que había algo diferente, Gouwen estableció contacto visual con Shique, que estaba detrás de Orba. El ex gladiador de rostro hermoso asintió con la cabeza. Sólo por eso, Gouwen pudo adivinar una serie de cosas sobre Orba y Oubary.

Así que realmente vino, ¿eh?

Con los brazos cruzados, Pashir miró al príncipe desde lejos. No tenía un conocimiento profundo de él, sólo una especie de presentimiento. Pero le preocupaba un poco que la cara del príncipe no tuviera ningún "espíritu".

A pesar de que en Apta, cuando tenía una apariencia de calma, su "espíritu" era tan deslumbrante que era aterrador.

Por alguna razón, daba la impresión de que todo el empuje y la ambición que había llevado a su alrededor se había desmoronado y caído. Pasando por los recuerdos de Pashir, un gladiador que siempre estaba hirviendo con `espíritu' un día de repente podía hacer esa clase de cara. Como la vida diaria de un gladiador era lanzarse a peleas de vida o muerte, era natural que llegara un momento en que se cansaran de esa rutina.

Esos gladiadores que perdieron su obsesión por la batalla,

O en otras palabras, que perdieron su obsesión por la vida, murieron.

Aunque Pashir se sentía algo incómodo por dentro, no se lo mencionó directamente al príncipe. No porque fuera el príncipe de ese Mephius al que nunca dejaría de reprochar, sino porque seguía sin saber el calibre de Gil Mephius, incluso de sus propios sentimientos hacia él.

El informe de que el príncipe había logrado llegar allí en persona también fue transmitido al campamento de Odyne Lorgo.

Unas dos horas después de la llegada del grupo de Orba, el propio Odyne, con sólo veinte jinetes presentes, estaba ante él como enviado. Aunque era de día, el cielo se había nublado de repente y las nubes proyectaban una sombra sobre las llanuras que rodeaban las montañas.

Odyne no esperaba que el príncipe viniera en persona. Después de expresar palabras de saludo con una expresión sombría, hizo una firme advertencia.

—Mis más sinceras disculpas, pero en esto también cumplo las órdenes de Su Majestad el Emperador. No puedo permitir que Su Alteza siga adelante.

Sentado en una silla plegable delante del crucero, Gil no miraba a Odyne. Estaba mirando el cielo.

—¿Va a llover? —le preguntó a Gowen quién estaba arrodillado a su lado. El antiguo supervisor de esclavos miró hacia el cielo,

—El clima aún debe aguantar hoy.

—¿Es verdad? Si llueve, el agua del río Wendt podría subir y bloquear el avance de Ende por el fondo del valle.

Durante el viaje, el enviado de Zaj le había hablado del avance de Ende. Por supuesto, era sólo el esquema general sin los detalles más finos. El color se elevó en la cara de Odyne Lorgo. Como se mencionó anteriormente, no apreciaba mucho a Gil por promover a los esclavos. Su tono se volvió más grosero de forma espontánea.

—Con el debido respeto, toda la gente sensata cuestiona por unanimidad las acciones de Su Alteza. Convierte a esclavos en sus sirvientes directos y forma alianzas con Ax. Si esta vez no obedece las órdenes de Su Majestad, no podrá explicarlo y será visto como rebelión.

Gil aún mantenía la boca cerrada.

Desde el punto de vista de Odyne, el príncipe creía que si venía en persona, podría anular la situación. Pero aunque el príncipe había empezado a mostrar cierta aptitud para la guerra, debería ser obvio lo que pasaría si desafiaba al actual emperador.

Esta es una misión estúpida.

Odyne personalmente no creía que la forma actual del emperador de hacer las cosas fuera apropiada para un soldado. Tampoco era el deber de un orgulloso comandante militar impedir que los refuerzos llegaran a un aliado. Sin embargo, en las circunstancias actuales, con Ryucown en Garbera y Zaat en Mephius casi encendiendo los fuegos de la rebelión, hay que tener cuidado de no actuar de tal manera que los asuntos internos queden fuera de lugar.

Orba, por su parte, tenía los ojos muy por encima de la cabeza de Odyne.

Así es, eh. Ya no hay necesidad de ello.

Sus pensamientos giraban. Con “necesidad” se refería a la necesidad de actuar. Cuando conocía a una nueva persona como Gil, era habitual que Orba fingiera tener mal humor. A partir de las palabras que salían de la otra persona, podía adivinar qué tipo de relación tenía con el Príncipe Gil. Parecía haberse convertido en un hábito arraigado.

—Odyne.

—Sí.

Orba miró al comandante militar a los ojos por primera vez. Como fue repentino, Odyne Lorgo se encogió un poco.

—En otras palabras, no te apartarás de mi camino.

—¿Necesito repetirlo? —Recuperándose, Odyne reprimió una mirada de desprecio—. No es una crítica a usted, mi príncipe, esta es la orden del emperador...

—Deja las tediosas reiteraciones. En otras palabras, no eres capaz de leer entre líneas los pensamientos más íntimos del emperador y sólo haces exactamente lo que se te dice, lo que te convierte en una vergüenza para el ejército de Mephius. Si actúas sin pensar, incluso en asuntos de tal importancia, probablemente disfrutarás convirtiéndote en el esclavo de alguien. Podrías comer la comida que te dan, moverte como te ordenan y luego dormir.

—Su Alteza. Alteza, ¿me llamó esclavo? —Su voz se ahogó en su garganta por la furia.

—¡Su Alteza!

Sonidos de conmoción surgieron de la Guardia Imperial. Recordaron la escena en la que el general Oubary había llegado a la fortaleza de Apta y un príncipe borracho blandió una espada contra él. Ahora mismo, Gil Mephius había sacado la espada corta de su cintura y la estaba sosteniendo contra la nuca de Odyne.

—Si estás diciendo que estoy equivocado, entonces en lugar de “Su Majestad, Su Majestad”, pronuncia tus propias palabras, Odyne. ¿Con qué alma resonarían tus palabras, esas palabras dicen que simplemente mirar mientras Garbera está en peligro no mancha el alma de un guerrero en lo más mínimo?

—...

Con las palabras de Gil Mephius, Odyne Lorgo tembló. No su cuerpo. Su corazón, como el de un guerrero que había mandado a través de los campos de batalla durante más de veinte años.

Luego vino la voz de alguien que no podía haber estado allí.

—Por abandonar a un aliado, este país estará abierto a toda crítica encarnizada. Con toda probabilidad, sólo dará a nuestros países vecinos una causa justa para atacar al inescrupuloso Mephius.

—¡Rogue-dono!

Por no mencionar a Odyne, que fue el primero en darse la vuelta, ni siquiera Gil pudo ocultar su expresión de sorpresa. Un nuevo grupo a caballo se estaba acercando. A su cabeza estaba el veterano general del ejército, Rogue Saian.

—Rogue-dono —la expresión de Odyne se volvió dolorosa mientras se arrodillaba—. Por mover voluntariamente una unidad militar, usted también será culpado severamente por Su Majestad.

—¿Qué significa eso? He escuchado que esta noche la luna será hermosa para contemplarla. Pensando que sería una pena venir solo a ver la luna, traje a este grupo conmigo. Ah, pero, llegamos un poco temprano, ¿no?

El veterano que una vez acompañó al Príncipe Gil en su primera campaña miró despreocupadamente al cielo. La luz se desvanecía mientras las nubes oscuras se reunían, y de ninguna manera era una posibilidad razonable poder ver la luna.

—Mis órdenes son detener los refuerzos enviados desde Apta.

—Odyne. Tú todavía-

—¡Sin embargo! —Odyne interrumpió a Rogue—, Hay lugares que mis ojos no pueden alcanzar. Allí, no importa adónde vaya usted o el príncipe, no podré detenerlos.

—Odyne.

— ... Naturalmente, informaré de esto a Su Majestad. ¿Dijo que la luna será maravillosa esta noche? Mirándola mientras se avanza por el camino, uno podría llegar a Solón mañana por la mañana —dijo Odyne Lorgo—. Entonces, por favor, discúlpeme, 

Se dirigió al príncipe antes de irse. Hizo un gesto con la mano a sus subordinados. ¿Cuántas palabras no dichas fueron condensadas de esa manera? Los veinte jinetes que había traído con él aún tenían expresiones severas, pero asintieron con la cabeza y dieron la vuelta a sus caballos.

Levantaron una nube de polvo cuando se fueron y mientras los despedían,

—Ese tipo no es un mal hombre —dijo Rogue con una expresión muy natural en su cara—, pero es demasiado honesto.

—Así que incluso en Mephius, encuentras de todo.

—¿Qué ha dicho?

—Na-Nada.

Shique y Gowen se sorprendieron al escuchar la voz abatida de Orba.

De hecho, varias sensaciones estaban brotando dentro del pecho de Orba. Como los mephianos quemaron su pueblo natal, Orba dudaba del "honor" que decían defender, pero quizás había mephianos que sí lo respetaban.

—Estoy agradecido, General.

—No hay necesidad de estar agradecido. Bien, ¿vamos? No he estado en Zaim desde la guerra. Pero la última vez nuestro destino también era Zaim, ¿no? Debe ser por algún extraño destino...

—No General, usted se retirará aquí.

—¿Por qué una orden así?

—No importa cómo lo mire, la verdad es que esto es un desafío a Padre. Es mejor que cargue con la culpa yo solo.

—Pero...

—Salude a su familia de mi parte. Podría ir a molestarlos con una visita pronto.

Al mencionar a su familia, la mirada de Rogue bajó un poco. Orba había visitado al general antes y se habían dado un festín con comida y vino. ¿Por qué fue que Orba había recordado algo de hace tanto tiempo?

—Oh, y también, su hijo y la hija de Odyne parecen estar muy unidos. Asegúrese de que esto no cause una ruptura en su amistad infantil.

—Príncipe.

Probablemente porque las emociones de repente se desbordaron, Rogue Saian se puso un dedo en la frente y volteó la cara.

También estoy siendo blando, pensó Orba. Sin embargo, considerando el futuro de aquí en adelante, no podía asumir nuevas “responsabilidades” ahora. Con esto....

Porque Orba había decidido que esta sería la última tarea que cumpliría.










1 comentario:

  1. Muchísimas gracias por el capítulo estuvo muy bueno n_n me puse muy triste leer que Orba se quedó sin ganas de vivir T-T y que aún tiene muchos aliados me sorprendió OoO

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