Youkoso Jitsuryoku Shijou... Segundo Año Volumen 3 - Epílogo

 LAS SEMILLAS DEL MALESTAR

 

—Qué molestia...

Eran poco más de las 7:00 de la mañana del séptimo día del examen, una hora en la que la mayoría de los grupos ya se estarían dirigiendo a su primera área designada. Ichinose Honami, sin embargo, se limitó a soltar un profundo suspiro mientras miraba el reloj que llevaba en su muñeca derecha. Unas nubes grises y oscuras se alineaban en el cielo encapotado, amenazando con dejar caer la lluvia de un momento a otro.

—Ichinose, ¿está realmente roto? —preguntó Shibata Sou, un compañero de grupo, mientras miraba su reloj.

—Sí, eso parece. Creo que ocurrió esta mañana cuando me caí junto al río y me golpeé con una roca.

Ya había intentado todo lo que se le ocurrió para arreglarlo una vez que se dio cuenta de que no funcionaba bien. Pero, a pesar de sus esfuerzos, no consiguió que el GPS y el pulsómetro funcionaran. Tampoco aparecía nada en el mapa cuando intentaba confirmar su posición actual en su tableta.

Con un reloj estropeado, no podría ganar puntos de ninguna área o tarea designada. Nada bueno saldría de dejarlo así.

—Supongo que debemos agradecer que no estamos en el otro lado de la isla, ¿eh?

—Sí, eso es seguro.

Ichinose y sus compañeros de grupo se encontraban actualmente en el suroeste del área E6. Aunque el camino de vuelta al área de partida sólo les llevaría unas dos horas, sería bastante peligroso para ella hacer el viaje sola con un GPS estropeado.

—Por el momento, no tenemos más remedio que volver.

Shibata sonaba un poco molesto, pero por el tono de su voz era obvio que no estaba echando la culpa a Ichinose.

—Pero

Su primera área designada del día era el área D5. En otras palabras, tendrían que moverse en dirección prácticamente opuesta al área de salida.

Así que no sólo tendría que perderse la valiosa bonificación de llegada, sino que todo el grupo perdería la oportunidad de ganar cualquier bonificación de Madrugador. Aunque Ichinose comprendió lo que tenía que hacer, miró a las tres personas, Kamuro, Hashimoto y Ninomiya, que estaban esperando para partir detrás de ella.

—Bueno, ya que está averiado supongo que no se puede evitar, ¿verdad Masumi-chan?

—Si te vas ahora, puede que llegues a tiempo para la tercera área.

Mientras Hashimoto y Kamuro se sumaban, Ninomiya, una compañera de clase, también asentía conforme. Por lo visto, ninguno de ellos le echaba en cara esto. Ichinose se sintió feliz por ello, pero al mismo tiempo un sentimiento de culpa comenzó a brotar en su interior.

Dos días antes, en el quinto día del examen, el grupo de Ichinose obtuvo el primer puesto en una Tarea que permitía a los grupos aumentar su tamaño máximo, ganándose el derecho a aceptar a tres personas más. Y el sexto día, utilizaron la función de búsqueda por GPS para fusionarse con el grupo de Hashimoto, sólo para que surgieran problemas a la mañana siguiente.

—Lo siento, chicos. Volveré a tiempo para la tercera designación.

Ahora que se decidió un curso de acción, cada segundo importaba. Tendría que moverse rápidamente para poder volver con sus amigos lo antes posible.

—Bueno, supongo que me quedaré con Ichinose.

Después que Shibata se nominara, Ichinose se abrochó el cinturón de su mochila y juntos, los dos partieron hacia el sur.

—Lo siento Shibata-kun, por la necesidad de acompañarme así.

—No hay nada que pudieras haber hecho al respecto, así que no te preocupes por las disculpas.

—Sí, es justo, supongo.

Sin más, Ichinose y Shibata pasaron la siguiente hora más o menos caminando hacia el sur a lo largo del río hasta llegar al área E9. Para cuando pisaron la playa de arena, el área de salida estaba cerca.

—Vamos mucho más rápido de lo que esperaba. Buen trabajo.

Todo lo que tenían que hacer ahora era avanzar hacia el oeste y finalmente aparecerían cerca del puerto. Aunque se movieran lentamente, este tramo final del viaje sólo les llevaría menos de media hora. Sin embargo, eso significaba que el viaje de ida y vuelta les llevaría alrededor de una hora, así que el tiempo seguía siendo esencial.

—Shibata-kun, ¿por qué no te diriges a la siguiente área designada desde aquí?

—De ninguna manera. Aunque esté cerca, ¿no es peligroso que vuelvas sola? El bosque es como un laberinto, ya lo sabes. Y sí, todavía es de día y todo eso, pero hoy está muy nublado, así que la lluvia...

Shibata miró al cielo mientras se quedaba callado. Eran las 8:00 de la mañana y, aunque todavía no llovía, no se sabía cuándo iba a empeorar el clima.

—Sí, sé que es peligroso, pero debería poder volver al puerto desde aquí sin perderme. Si queremos alcanzar a los grupos punteros, no podemos permitirnos perder ni un solo punto. Además, si empieza a llover, puede que no podamos reunirnos con los demás.

Aunque era algo codicioso, Ichinose estaba convencida de que debían ir en busca de todos los puntos posibles.

—Sólo necesito caminar en línea recta. Estaré bien.

Como mínimo, quería que Shibata volviera al escenario rápidamente para que pudiera ganar puntos para el grupo. Como la que retiene a todos, simplemente quería minimizar la carga.

—...De acuerdo, pero por favor no hagas ninguna tontería. Si empieza a llover, no intentes esforzarte, sólo espera a que pare, ¿sí?

—Sí, definitivamente no me excederé. Al fin y al cabo, no será nada divertido si me lesiono y me obligan a retirarme por ello.

Tras prometer que tendría cuidado, Ichinose hizo un gesto con la mano, instando a Shibata a reunirse con Hashimoto y los demás. Y entonces, con las indicaciones generales que Shibata le dio aún frescas en su mente, puso el pie en el bosque. Aunque no pudiera llegar a tiempo a la siguiente área designada, su determinación de volver a tiempo para la tercera la impulsó a seguir avanzando.

Sus pies se movían aún más rápido que su acelerada mente, deseosa de no perder tiempo. Como no había visto a nadie desde que se separó de Shibata, era evidente que no había nadie más en el área. En un principio, pensó que podría pedir ayuda a otro grupo en caso de necesidad, pero a medida que pasaba el tiempo, se dio cuenta de lo ingenua que había sido esa línea de pensamiento.

Después de avanzar a duras penas durante unos diez minutos, la ya escasa visibilidad del bosque poco iluminado empezó a deteriorarse gradualmente. La causa era obvia: las nubes grises que cubrían el cielo se habían vuelto todavía más gruesas y oscuras que antes.

Aunque Ichinose tenía toda la intención de caminar en línea recta, la densa espesura de árboles que se interponía en su camino tenía otros planes. El camino, si es que puede llamarse así, era traicionero. En el momento en que sorteaba un árbol, otros dos estaban al acecho. A medida que pasaba el tiempo, empezó a perder la confianza en que estaba caminando en línea recta.

—¿Por qué parece que todo va terriblemente mal?

Una risa silenciosa de desprecio hacia sí misma se deslizó por sus labios. No tuvo más remedio que seguir avanzando. Después de todo, el puerto debería estar teóricamente a sólo un par de cientos de metros.

Siguió caminando durante unos veinte minutos más antes de detenerse, sin saber qué hacer. Si no se hubiera equivocado de camino, ya habría llegado al puerto.

—¿Qué... qué estoy haciendo...?

Intentó comprobar su tableta de nuevo, pero al igual que antes, su ubicación actual no aparecía en el mapa. Aunque intentara volver por donde vino, no había ninguna garantía de que pudiera hacerlo. Ichinose no solía ser de las que toman decisiones precipitadas como ésta, pero desde que su clase descendió a la clase C, se encontraba cada vez más impaciente.

Pero a pesar de esta impaciencia, consiguió formar un grupo formidable a petición de la líder de la clase A, Sakayanagi. Por lo tanto, para mantener la paridad con la Clase A, necesitaba ahora más que nunca demostrar su competencia. No tenía ni idea de dónde estaba ni a dónde iba, pero tenía la obligación de seguir adelante.

¿Hacia dónde debe ir? ¿En qué dirección? Para disipar las ansiosas preguntas que pasaban por su mente, Ichinose se armó de valor y dio un paso al frente. En ese momento, un ruido, muy débil, llegó desde algún lugar más adelante.

Debatió momentáneamente si gritar o no, entusiasmada por la perspectiva de encontrarse con alguien más, pero no podía descartar la posibilidad de que hubiera sido algún tipo de animal salvaje.

Pensando en que podría simplemente acercarse y comprobarlo con sus propios ojos, Ichinose comenzó a moverse en silencio hacia la fuente del sonido. Al poco tiempo, las figuras de dos personas aparecieron: Tsukishiro, el director interino de la escuela, y Shiba, el profesor de la clase 1-D.

Al verlos, Ichinose dejó escapar un profundo y prolongado suspiro de alivio, ya que ahora podía pedir indicaciones para llegar al puerto. Sin embargo...

Rápidamente se dio cuenta de que esa era la misma línea de pensamiento ingenua que la había metido en esta situación. Aunque se tratara de un accidente, eso no cambiaba el hecho de que se encontraba en medio de un examen especial. Por ello, no parecía muy probable que le dieran indicaciones si les decía que se había perdido.

Y aunque una cosa sería que su reloj se hubiera estropeado por algún problema técnico, dado que fue ella quien lo rompió, bueno... Si lo atribuían a su propia responsabilidad, esta preciosa oportunidad de salir del bosque se le escaparía de las manos. Por lo tanto, quería encontrar una manera de aferrarse a la oportunidad. Se le ocurrió una idea: que tal vez lo mejor sería seguirlos.

Lo ideal sería que volvieran al área de partida desde aquí, pero si terminaban dirigiéndose a un sitio de tareas próximo, otros estudiantes aparecerían tarde o temprano. En cualquier caso, siguiéndolos lograría evitar el peor de los escenarios. Después de pensarlo un poco más, decidió seguirlos desde atrás.

Como se veían inmersos en algún tipo de conversación mientras caminaban, pensó que sería relativamente difícil que la vieran. E incluso en el caso de que la descubrieran, no creía que fuera un gran problema siempre que fingiera ignorancia.

—Te pedí que confirmaras si estamos o no en condiciones de actuar libremente. ¿Qué te parece?

—Por lo visto, eso será difícil. Encontré pruebas que sugieren que los profesores nos están vigilando. Entre ellos, Mashima parece estar en alerta particularmente alta...

El sonido de sus voces viajaba claramente por el tranquilo bosque, permitiendo a Ichinose distinguir la mayor parte de lo que decían. Sin embargo, no estaba muy interesada en el contenido de su conversación, así que no escuchó con mucha atención, sino que prefirió concentrarse principalmente en permanecer oculta.

—Aparte de él, hay otro profesor importante: Chabashira, la profesora de la clase 2-D. Ha estado buscando en todos los registros y archivos.

—Es porque arrastrar a los profesores a esto era una de las pocas opciones viables que le quedaban. Ya sea Chabashira-sensei o Mashima-sensei, no hay duda en mi mente que sus acciones se vinculan a Ayanokouji-kun. Dado que Ayanokouji-kun estaba por casualidad en el lugar de los hechos entonces, es natural que se las arreglara para averiguar la verdad.

Sin embargo, todo cambió en el momento en que surgió cierto nombre inesperado.

Ichinose contuvo la respiración con un nuevo interés.

Ayanokouji.

Un nombre que inconscientemente hacía palpitar su corazón cada vez que lo escuchaba. Los dos hombres se detuvieron por completo antes de continuar, quizás debido a la repentina mención de este mismo nombre.

—Ya modifiqué nuestros registros, así que no creo que puedan rastrear nada.

—Gracias por eso. Sin embargo, todavía podrían poner sus manos en algo. Si es así, no vamos a tener otra oportunidad. Tenemos que asegurarnos de acorralarlo esta vez.

—¿Sin embargo, será realmente tan sencillo forzar su expulsión? Es el ── de la Habitación Blanca.

—La gente siempre está tan pendiente de los títulos. Sólo es un ───, eso es ────.

¿Habitación Blanca? A pesar de aguzar el oído para tratar de comprender lo que se decía, Ichinose no lograba descifrar algunas de las palabras. El viento había cobrado fuerza de repente, el sonido del vendaval ahogaba sus voces. El nombre de Ayanokouji junto con la palabra "expulsión" resonaban incesantemente en su mente. De entre todas las personas, ¿por qué estaban el director interino y un profesor de primer año hablando de algo así? Desesperada por entender sólo un poco más de su conversación, Ichinose inconscientemente comenzó a acortar la distancia, una distancia que por otra parte sabía que debía mantener.

—Si se mantiene ─── hasta el último día, vamos ─── a que desaparezca en I2 ─── planeado.

Ichinose se sintió bastante segura de que no podrían oírla, pero justo cuando se acercó lo suficiente como para distinguir lo esencial de lo que se decía... En ese mismo momento...

La cabeza del Director Interino se echó hacia atrás, mirando fijamente con una mirada aguda y penetrante.

"Peligro".

Su intuición, o tal vez sus instintos, gritaron esta palabra, obligándola a dar la espalda y salir corriendo tan rápido como sus piernas pudieran llevarla. Sin embargo, su mochila pesaba demasiado, lo que le impedía ganar velocidad. Como una decisión rápida, desabrochó los cierres y la arrojó a la espesura con toda la fuerza que pudo reunir. Si la recogían, podrían averiguar su identidad mirando la tableta que había en su interior, pero Ichinose estaba demasiado desesperada para actuar con ese nivel de previsión. Aunque estaba bastante segura de que no habían visto su cara, no le cabía duda de que se habían dado cuenta de que alguien los estaba espiando. Sólo de eso estaba segura. Toda la conversación que acababan de tener... era algo que ella no debía escuchar.

Era una premonición que la helaba hasta los huesos mientras seguía corriendo. Definitivamente, podría escapar de ellos sin problemas, ¿verdad? Y seguramente no había forma de que ellos, de entre toda la gente, vinieran a perseguirla, ¿verdad? Sí, definitivamente todo iba a estar bien... ¿Cierto? Definitivamente. Definitivamente. Definitivamente...

Desde atrás, se escuchó el sonido de ramas rompiéndose y hojas desmoronándose bajo los pies. Aunque Ichinose no confiaba tanto en sus capacidades físicas, estaba muy orgullosa de su velocidad. Izquierda, derecha, recto, la dirección ya no importaba. Siguió corriendo, completamente perdida en el bosque, perdiendo más el control con cada paso que daba aleatoriamente. Había una sensación extraña, casi surrealista, al ser testigo de algo que no debería verse. Y fue esa misma sensación la que la impulsó a seguir adelante.

—¡¡¡…!!!

Los ojos de Ichinose habían estado pegados al camino mientras corría, sin escatimar ni una sola mirada hacia donde había puesto sus pies. Así que, en medio de su delirio, inevitablemente su pie se enganchó en algo, haciéndola caer al suelo del bosque. Cuando miró hacia atrás, vio al aparente culpable: una gran raíz de árbol que sobresalía del suelo.

Aunque sentía un dolor agudo y punzante en la rodilla debido a la caída, lo soportó, haciendo lo que pudo para intentar volver a ponerse en pie.



En el momento en que empezó a recuperar el peso de sus piernas, una gran mano la agarró por detrás en el hombro izquierdo. Ichinose se congeló inmediatamente en donde estaba, sorprendida hasta el punto de que su corazón casi se detuvo, y miró con miedo por encima de su hombro.

—...Si no me equivoco, eres Ichinose Honami de la clase 2-C, ¿correcto?

Intimidada por la fuerte mirada de Shiba, Ichinose se hundió de nuevo en el suelo.

—Ah- Uh- S-sí, eso es correcto...

Con su trasero en el suelo del bosque, trató desesperadamente de retroceder, pero simplemente no podía escapar de su perspicaz mirada. Él estaba de pie, imponiéndose sobre Ichinose, con los ojos llenos de una emoción indescifrable.

—¿Por qué estás aquí?

—U-uhm, bueno, mi reloj está roto, así que... iba a hacer que me lo revisaran...

—Ya veo. Así que por eso no hay señales de GPS cerca.

Tras una breve pausa, continuó.

—En realidad no importa lo que hayas oído. Aunque solo fueran un par de palabras, que te veas involucrada en esto, bueno... simplemente significa que tuviste mala suerte.

—¿Está... está diciendo que voy a ser penalizada por algo?

—No tiene nada que ver con las reglas o sanciones de la escuela. Simplemente vamos a tener que deshacernos de ti. Inmediatamente.

Ante eso, Shiba lentamente comenzó a acercarse a Ichinose.

—Es un poco prematuro recurrir a métodos tan violentos, Shiba-sensei.

Tsukishiro, que apareció un poco después con la mochila de Ichinose en la mano, habló para frenar a Shiba.

—Sí, perdóneme.

En ese momento, el director interino se giró y miró a Ichinose con una sonrisa siniestra en su rostro.

—Vamos a hacer esto formalmente. ¿Escuchaste algo, Ichinose-san?

—N-no, en absoluto. No escuché nada...

Por supuesto, eso era una mentira. Aunque sólo habían sido algunos fragmentos, Ichinose sí había escuchado su inquietante conversación. Pero no importaba lo que ella decidiera decir en respuesta, seguramente no iban a creerle.

—No soy tan ingenuo como para confiar en esas palabras tuyas. Como adultos, siempre tenemos que asumir lo peor y actuar en consecuencia, así que no tengo más remedio que proceder bajo la premisa de que lo has escuchado todo.

Tsukishiro se puso delante de Ichinose con una mirada evaluadora en sus ojos. Y entonces, se agachó para igualar su mirada con la suya.

—Por muy accidental que haya sido, lo has escuchado todo. Información que nunca debería haber llegado a tus oídos, y sin embargo, aquí estamos.

Shiba se limitó a apartarse mientras observaba a su superior, temiendo por el rumbo que estaba tomando la situación.

—Si nuestra conversación de antes se filtrara al público, Shiba-sensei y yo estaríamos en un gran problema.

Yo-yo realmente no escuché nada

—Eso no es cierto. Estoy hablando ahora bajo la firme premisa de que lo hiciste, ¿recuerdas?

Cuando le dijeron esto, Ichinose sólo pudo tragar saliva.

—¿Deberíamos tal vez maltratarte un poco hasta que olvides el recuerdo, Ichinose-san? Tu retirada no tardaría en llegar.

Al ver que se encogía de miedo, Tsukishiro sonrió y se levantó.

—Lo digo en broma, por supuesto. Como encargado de proteger esta escuela, nunca diría algo así de verdad. A mí también me gustaría evitar una solución violenta si es posible. Por lo tanto, te ofreceré una propuesta. Si cuentas algo de esto, me encargaré personalmente de que un grupo compuesto enteramente por estudiantes de la clase 2-C se retire del examen.

—¡...!

—Naturalmente, este sería un grupo que no tiene los puntos privados que necesitarían para salvarse.

Esta era una forma un poco más amable de decir que serían objeto de "expulsión a la fuerza".

—¿Acaso crees que me sería imposible hacer algo así? Como hombre que controla las reglas, fabricar una justificación sería trivial. No se sabe lo que puede pasar, especialmente aquí, en una isla desierta tan grande y sin supervisión.

Tsukishiro estrechó la mirada, observando a la aterrada Ichinose. Era su forma de preguntarle tácitamente si lo entendía.

—Director interino Tsukishiro, en lugar de mostrar tanta indulgencia, ¿no sería mejor ejercer su autoridad aquí? Si Ichinose desaparece, dudo que Chabashira y Mashima se den cuenta. Esos dos sólo son precavidos cuando se trata de asuntos relacionados con Ayanokouji.

—Tienes razón. Bien, entonces, ¿qué crees que debería hacerse en su lugar, Shiba-sensei?

Sin siquiera pensarlo dos veces, Shiba sacó un par de guantes de goma de su bolsillo.

—Si está dispuesto a dejármelo a mí, me encargaré de ella yo mismo.

Todas las esperanzas que Ichinose tenía de escapar se habían esfumado ya, dejándola sin otra opción que esperar su sentencia mientras los dos hombres discutían cómo lidiar con ella. Por la mirada mortificada que tenía, estaba claro que no podía ni imaginar lo que Shiba pretendía hacer una vez que se pusiera los guantes.

La visión hizo que Tsukishiro dejara entrever una tierna sonrisa.

—Bueno, prefiero no perder más tiempo en esto.

Diciendo eso, Tsukishiro dejó la mochila que sostenía frente a Ichinose antes de alejarse de nuevo.

—El puerto se encuentra a unos 150 metros delante de nosotros. Ponte en marcha, por favor.

—¡Si señor...!

Invadida por una sensación de pánico, Ichinose se puso apresuradamente la mochila, desesperada por alejarse lo antes posible.

—No es a tus enemigos a quienes debes proteger, sino a tus propios compañeros. Te vendría bien tenerlo en cuenta.

Ichinose asintió con la cabeza antes de salir rápidamente en la dirección que Tsukishiro indicó. Una vez que desapareció en el bosque, Shiba lanzó una mirada confusa hacia Tsukishiro.

—Está bien. Déjala en paz.

—¿Está seguro? Si ella menciona esto a Ayanokouji, interferirá con el plan.

Simplemente no podía deshacerse del pensamiento de que todavía había cabos sueltos que debían ser resueltos de alguna manera.

—Los contratiempos inesperados ocurren todo el tiempo. Siendo así, tendremos que adaptarnos.

Shiba aún se mostró visiblemente aprensivo al respecto, incapaz de percibir las verdaderas intenciones de Tsukishiro.

—¿De verdad estás tan preocupado? Pensé que le había dado una advertencia bastante efectiva.

Si se retractara de su palabra, varios de sus compañeros serían expulsados. Aunque sólo era una amenaza, para alguien como Ichinose que priorizaba a sus compañeros por encima de todo, habría parecido mucho más real.

—Independientemente de su relación con Ayanokouji-kun, la eliminación de un formidable enemigo como él sería genial para la clase C. Ella misma lo asumirá con el paso del tiempo, así que mantengamos la calma y veamos qué pasa, ¿de acuerdo?

Una gota de lluvia cayó sobre la mejilla de Tsukishiro.

—Estaba seguro al 99% de que Nanase-san iba a fracasar, pero al final resulta que tomó cartas en el asunto. Si todo va según el plan, la Alerta de Emergencia de Ayanokouji-kun debería saltar en cualquier momento.

Tsukishiro estaba perfectamente calmado mientras hablaba, sin el más mínimo rastro de incertidumbre en su voz. Una perspectiva que era posible gracias a su inquebrantable convicción.



 PARTE 1

 

La lluvia torrencial comenzó a hacerse más fuerte.

Después de tomarse el tiempo para enfriar su cabeza y llegar a un acuerdo con sus propios sentimientos, Nanase habló con un tono pesado.

—Es mi derrota... Ayanokouji-senpai.

—¿Puedo entender que eso significa que finalmente estás convencida?

—Sí. Parece que, a pesar de mis mejores esfuerzos, realmente no es posible para mí vencerte Senpai.

Después de haber sido examinada hasta el núcleo, parecía resignada, como si todo el rencor y la malicia de antes se hubieran desvanecido. Hacerla retroceder sin ponerle un dedo encima fue, en cierto modo, un éxito.

—Si es posible, ¿qué tal si me explicas todo con detalle? ¿Por qué me atacaste? Si no aclaramos esto, habrá varios problemas después.

—Es justo. Tienes derecho a saberlo No, quiero que lo sepas, Senpai.

Se sentó mientras hablaba, tras perder las fuerzas para seguir de pie. Si bien sus movimientos no fueron los de una persona ordinaria, tampoco se parecía a una estudiante de la Habitación Blanca. Su fuerza era definitivamente digna de elogio. Tanto que no perdería contra un oponente como Horikita o Ibuki.

Sin embargo, comparada con alguien que proviene de la Habitación Blanca, era demasiado tosca. Además, sería extraño que la estudiante de la Habitación Blanca sacara a relucir el nombre de Matsuo, entre otras cosas. Así que, para averiguar la verdad, esperé pacientemente su respuesta.

—Yo... me inscribí en esta escuela porque quería vengar a mi amigo de la infancia.

—¿Tu amigo de la infancia? Quieres decir

—Sí. Matsuo Eiichiro.

Estaba casi seguro de que se refería al hijo del mayordomo que me había cuidado en el pasado.

—No me había dado cuenta de verdad antes de matricularme aquí, pero como esta escuela está completamente aislada del mundo exterior, no hay forma de que pudieras saber lo que pasó, ¿verdad?

Para darle crédito, Nanase no estaba exactamente equivocada por pensar esto. Sin embargo, en este caso, resultaba que sabía al menos un poco de lo que le había ocurrido a la familia Matsuo. Después de todo, "ese hombre" lo mencionó cuando se presentó para llevarme de vuelta a la Habitación Blanca.

En ese momento, Nanase comenzó a contarme todo con calma. Cómo Eiichiro fue expulsado a la fuerza de la preparatoria en la que había trabajado tan duro para entrar debido a las implacables maquinaciones de mi padre.

Y que, fuera cual fuera la escuela a la que se presentara después, sufría exactamente el mismo destino, lo que le llevó a renunciar por completo a cursar estudios superiores. Cómo, al enterarse de esto, su padre se suicidó, quemándose por completo.

Y cómo, tras la muerte de su padre, se vio obligado a hacer lo que podía para llegar a fin de mes con un trabajo a tiempo parcial. A pesar de que "ese hombre" ya me había contado todo esto, opté por callarme y escuchar.

—Desde el jardín de niños hasta el día en que se graduó de la secundaria, siempre estuve junto a Eiichiro-kun. Estaba un año por encima de mí y era mejor que yo en casi todo, desde los estudios hasta los juegos que jugábamos juntos... Era mi inspiración, mi modelo a seguir. La voz calmada de Nanase empezó a hacerse gradualmente más pesada.

—Incluso después de que lo echaran de su casa, Eiichiro-kun dijo que no se rendiría hasta el final, y fue entonces cuando empezó a trabajar. Aunque no pudimos vernos tan a menudo, no pensé que la relación entre nosotros fuera a cambiar.

Continuó sin pausa, hablando como si estuviera reviviendo el pasado.

—Aunque había renunciado a su educación... Aunque había perdido a su padre... Me dijo que no se rendiría... Que miraría hacia el futuro y se esforzaría al máximo... Incluso sonrió... Y sin embargo...

La voz de Nanase empezó a temblar, sus puños se cerraron.

A principios de este año, la noche del 14 de febrero, hice una visita al apartamento de Eiichiro-kun. Él se esforzaba mucho, así que esperaba al menos hacerlo sentir un poco mejor, pero

Incluso sin escuchar el final, pude saber exactamente a dónde quería llegar con esto: Que, a pesar de todo su esfuerzo, Matsuo Eiichiro optó finalmente por renunciar a su propia vida.

—"Si no puedes reunirte... ¡entonces nunca podrás decirle que lo amas de nuevo!" Tú misma lo dijiste.

Me acordé de lo que dijo cuando consolaba a Ike el segundo día del examen. En su caso, llegó demasiado tarde y se lamentó. Las palabras sinceras no tenían sentido si se le dicen a un cadáver.

—En aquel momento no sabía mucho de ti ni de tu padre. De hecho, acababa de enviar mi solicitud a otra preparatoria cuando... esa persona apareció ante mí.

—¿Te refieres a Tsukishiro?

—Sí. Por aquel entonces, el director interino Tsukishiro me dijo por qué la vida de Eiichiro-kun se había sumido en la confusión. Dijo que la causa fundamental de todo ello fue que alguien llamado Ayanokouji Kiyotaka se había escapado de un establecimiento llamado "La Habitación Blanca" matriculándose en una escuela llamada "Escuela Preparatoria de Educación Avanzada", y que había hecho los arreglos para que yo también me matriculara allí.

Y así, ella aceptó la oferta para buscar venganza por la muerte de su amigo de la infancia.

—Si conseguía que te expulsaran, me prometió que me permitiría conocer a tu padre, Senpai. A decir verdad, iba a pedirle a tu padre que agachara la cabeza y se disculpara con Eiichiro-kun, pero...

Aunque de algún modo consiguiera expulsarme, era imposible que "ese hombre" decidiera inclinar la cabeza. Sus palabras nunca habrían conseguido llegar a él. De eso estaba seguro. A estas alturas era capaz de ver el panorama general, pero todavía había varias cosas que no entendía.

—Tsukishiro me dijo que envió a un estudiante de la Habitación Blanca. ¿Era sólo un farol?

—Uhm, ¿qué quieres decir con eso, Senpai? Para empezar, no sé mucho sobre eso de la 'Habitación Blanca'.

No me pareció que estuviera mintiendo cuando dijo esto, así que siendo ese el caso, sólo había dos posibles explicaciones que se me ocurrían. La primera era que el ejecutor que había enviado no era Nanase, sino alguien totalmente diferente, fuera o no de la Habitación Blanca.

Mientras que la otra era que el mismo "ejecutor" que había mencionado era realmente Nanase, y que sólo quería que yo pensara que era de la Habitación Blanca. Si era esto último, entonces ya no habría nadie más atacándome. Sin embargo, eso era bastante difícil de imaginar.

En comparación con la población en general, Nanase tenía un talento excepcional, pero sus habilidades se quedaban cortas para un ejecutor encargado de forzar mi expulsión. Incluso Tsukishiro debería haberse dado cuenta de que acabaría así.

—Sabía que tú no eras la culpable, Ayanokouji-senpai, pero... quería... no, necesitaba a alguien con quien desahogar... toda mi ira y frustración contenidas...

Al escuchar esto, todo tipo de cosas comenzaron a tener sentido. Su comportamiento desde que llegó aquí. A lo largo de todos sus intentos de expulsarme, también hubo varias ocasiones en las que intervino para ayudarme.

Un comportamiento contradictorio que surgió porque la misma Nanase no creía que realmente estuviera haciendo lo correcto.

Y hoy, convencida de que tenía la última voluntad de Matsuo Eiichiro en el corazón, lo desató todo. Estábamos en lo alto de la montaña y la lluvia que caía había enfriado el suelo bajo nuestros pies, haciendo que una espesa niebla envolviera el área.

—Yo... no sé cómo puedo seguir mirándote a la cara, Senpai... Lo siento tanto, tanto...

Avergonzada de sí misma y de lo que había hecho, Nanase se cubrió la cara con las manos, incapaz de mirarme. Sin decir una palabra, esperé pacientemente hasta que se calmó.

—No hace falta que te disculpes. El enfado que sientes está perfectamente justificado.

Lo cierto es que "ese hombre" en realidad cometió un crimen tan grave sólo para traerme de vuelta. Un ser frío y calculador que ni siquiera ve a los demás como humanos. Pero, irónicamente, eso también era una proyección de mí mismo.

—He fallado en el cumplimiento de las órdenes del Director Interino. No tiene sentido que siga aquí.

—¿Vas a retirarte?

—Es lo menos que puedo hacer para expiar mis actos.

"Ese hombre" y yo siempre hemos sido similares. Mientras pudiéramos protegernos, nuestra propia existencia, no importaba lo que le pasara a los demás. Y ninguno de los dos creía en revelar casualmente nuestra verdadera naturaleza a los extraños.

Sin embargo, a pesar de nuestras similitudes, había una diferencia clave. Todo se reducía a si elegíamos o no descartar a los ignorantes que se interponían en nuestro camino. Es decir, si éramos capaces o no de tender la mano. Extender la mano a un ignorante era algo que "ese hombre" no haría jamás, y esa era la diferencia decisiva entre nosotros.

Lentamente extendí la mano a Nanase.

—¿Senpai...?

—Si realmente lo sientes, entonces por favor retira lo que acabas de decir.

—¿Qué... significa eso...?

—No tienes nada de qué avergonzarte. Simplemente intentaste vengar a tu amigo. Pero hay una razón por la que no puedo perder contra ti, porque creo que quedarme aquí en esta escuela es la única manera que tengo de ir contra 'ese hombre', mi padre.

Aunque todavía no estaba dispuesta a encontrar mi mirada de frente, levantó la cabeza lo suficiente para mirar mi palma extendida.

—Si puedo ser un poco egoísta, preferiría no oír hablar de tu partida de la escuela. En cambio, me gustaría que trabajaras conmigo. Seguramente, Tsukishiro está planeando utilizar este examen especial para expulsarme y ofrecerme como regalo a mi padre. Si eso ocurriera, todos los esfuerzos que hizo Matsuo Eiichiro para que yo entrara en esta escuela serían en vano.

—¿Estás diciendo que... debería haber hecho lo contrario todo este tiempo?

—¿Puedes ayudarme?

Su delicada y suave mano se apoderó de la mía.

—Es una promesa.

Aunque su mano estaba fría debido a la lluvia, todavía había un toque de calidez contenido en ella. Nanase, que llevaba un rato con la cabeza gacha, finalmente me miró a los ojos. Esto no tenía nada que ver con si ella sería capaz de ayudarme o no. Sólo necesitaba hacer un buen uso de ella para lo hiciera, incluso si terminaba usándola sólo una vez y tirándola a la basura.

—Vas a resfriarte si te quedas en la lluvia durante mucho tiempo, así que vamos a ponernos en marcha.

—...De acuerdo.










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