A PESAR DE ELLO, TENGO QUE HACERLO
La última vez que vi a Kushida-san fue a finales de la
semana pasada, durante el examen especial.
Una semana más tarde, después de las clases del viernes,
todavía no la he visto ni una sola vez. No era sólo eso. Tanto Wang-san como
Hasebe-san tampoco venían a la escuela. Los cinco días de lunes a viernes. Ya
pasaron cinco días. Durante ese tiempo, la vida siguió avanzando sin ellas.
Desde mi trabajo en el consejo estudiantil y mis estudios
habituales, hasta los cuidadosos preparativos y reuniones para el festival
deportivo, hubo momentos en los que sentí que mis rodillas se iban a doblar y
colapsar por enfrentarme a una ola tras otra de responsabilidades.
Sin embargo, no puedo permitirme el lujo de caer aquí.
Aunque declaré que sin duda la traería de vuelta, todavía no tenía ningún
resultado. No tenía derecho a quejarme.
Hubo muchas veces en las que quise acercarme a
Ayanokouji-kun, pero siempre me detuve. Si buscaba ayuda, existía la
posibilidad de que él respondiera y de que me guiara hacia la respuesta que
necesitaba. Aun así, el problema actual es algo que debo resolver yo sola, con
mi propio poder.
―Con esto concluye la clase.
Cuando Chabashira-sensei terminó la última clase del día y
salió del aula, la seguí rápidamente.
―Chabashira-sensei, ¿está
libre para hablar ahora?
―No me importa, pero...
caminemos y hablemos.
En estos momentos habrá muchos alumnos que abandonen sus
asientos para ir al baño, así que nos quedaremos fuera en el pasillo. ¿Fue por
eso que decidió que habláramos en movimiento?
―Es el quinto día que Kushida-san, Wang-san y Hasebe-san se ausentan de la escuela.
―Ah, sobre eso. Dos de ellas
siguen ostensiblemente enfermas; han seguido avisando como tales. Sin embargo,
todavía no han sido examinadas en la clínica como deberían. En cuanto a Hasebe,
sigue diciendo que va a estar ausente, pero no me ha contado ningún detalle.
No era una forma especialmente adecuada de tomarse una
licencia; su imprudencia se sentía como una especie de retribución contra mí.
―¿Estamos en un estado en el
que recibimos continuamente sanciones severas?
Probablemente no recibiría una respuesta concreta de ella,
pero intenté preguntar de todos modos.
―No te preocupes por eso.
Especialmente para las estudiantes diligentes como Wang y Kushida, existen
reglas que permiten ausencias algo prolongadas. Incluso con Hasebe, no es una
estudiante problemática, así que ahora mismo no es un problema tan grande. Si
no tuviera buenas notas o tuviera un historial de mal comportamiento, sería
otra historia.
―Es gracias a su
comportamiento habitual, ¿es eso lo que está diciendo?
―Exactamente. Además, puede
haber estudiantes sanos que abandonan la escuela sin hacer nada, pero también
hay estudiantes que se quedan deprimidos durante una semana debido a un
desamor. Distinguir entre ambos es difícil. Así que tenemos que tomar la
decisión mirando sus notas y cómo se han comportado en la escuela.
Sentí que mi corazón se aliviaba sólo con esa explicación.
―Además, la escuela no es
diabólica. No están conspirando para obligar a los estudiantes a venir a la escuela
y traumatizarlos mentalmente, ya sabes. De todos modos, esas tres ni siquiera
han llegado tarde a la escuela antes, y habían estado tomando sus clases en
serio. Se han ganado fácilmente el indulto.
Me explicó Chabashira con un tono amable. Parecía una
persona diferente a la normal, casi como si ocultara algo. Tal y como
rumoreaban mis compañeros, puede que sea cierto que algo cambió durante el
examen especial.
―Más que nada, la escuela
entiende que realizan exámenes especiales muy duros.
Supongo que una simple ausencia no se sale de lo normal,
así que lo estaban dejando pasar...
Asegurándose de que no había nadie a nuestro alrededor,
Chabashira-sensei dejó de caminar un momento.
―Dicho esto, el plazo está
cerca. Si siguen faltando la semana que viene, los 100 puntos de clase que
obtuvieron después de tanta desesperación, desaparecerán sin piedad.
En su declaración se escondía un mensaje: hagan algo al
respecto este fin de semana. Sin embargo, ¿podría realmente cumplir con ese
mensaje? Sólo pretendía preguntar por la situación actual, pero, poco a poco,
mi debilidad empezó a aflorar.
―Muchas gracias. Esto ha sido
de gran ayuda.
―Espera un momento, Horikita.
Me parece que todavía tienes algo que decir.
―...En absoluto. No puedo
molestarla más.
―No sabré si me molestará o no
hasta que lo sepa. Todavía me queda un poco de tiempo. Te sentirás mejor si lo
hablas con alguien, ¿no?
Chabashira-sensei debe haber notado mi débil estado mental.
Mentiría si dijera que no dudaba en sacar el tema, pero me armé de valor para
hablar de todos modos.
―Ganamos puntos de clase al
obligar a Sakura a abandonar. ¿Fue realmente lo correcto?
―¿Te arrepientes de tu
elección?
―En ese momento, creí que era
la decisión correcta. Pero... sinceramente, ahora estoy dudando.
―Quiero darte una respuesta,
pero no hay nada que pueda decir.
―Lo sé. Como profesora, no
puede decirme la respuesta, ¿verdad?
―No es eso. Es que, a estas
alturas, no puedes demostrar si tenías razón o no. Seguro que hubo alumnos que
pensaron que tu decisión era un poco despótica e interesada. Esas opiniones te
están pesando, y estás empezando a sentir que puedes haberte equivocado.
Sus palabras escuecen. No tuve respuesta.
―Sin embargo, ¿es realmente
tan importante? De entrada, nadie es perfecto, sea quien sea. Nos equivocamos
en la simple aritmética, aprendemos de ello y seguimos adelante. Yo misma he
vivido una vida llena de errores.
―¿Usted... también?
―Hasta cuando me presenté al
mismo examen especial, así fue. Ni siquiera pude averiguar si estaba bien o mal
antes de que se acabara el tiempo. Tú, en cambio, te las arreglaste para dar
una respuesta única. ¡Eso es algo que hiciste bien! Nadie puede sacar un 100
sin ganar experiencia antes. Durante ese examen especial, se te reconoció como
líder y se te dio la debida autoridad. Además, estuviste preparada para
sacrificar a alguien para proteger a Kushida. A partir de aquí es cuando haces
que todos reconozcan que tomaste la decisión correcta.
Mi maestra dijo algo propio de una maestra. No había hecho
mucho de eso hasta ahora, así que me quedé un poco desconcertada.
―Está bien que no apuntes a un
100 ahora. Después de todo, tus únicas dos opciones eran, lógicamente, dejar de
lado a la persona de menor rango en la OAA, o priorizar tu promesa y recibir
una desventaja.
―Yo... de hecho...
Lo entendí. Lo entendía, pero seguía teniendo dudas.
―Aun así, creo que podría
haber perdido de vista mi entorno. Si hubiera estado más abierta a las
opiniones, creo que podría haber llegado a una respuesta más acertada.
―Habrá momentos en los que
perderás de vista tu entorno. También habrá momentos en los que dudarás de si
tu decisión fue correcta una vez que te calmes.
Sin embargo, no tuve esa experiencia. Frustrada, apreté
inconscientemente las manos formando un puño.
―Hasta ahora, sólo has tenido
que tomar decisiones que, en un sentido positivo, podrían considerarse
adecuadas, pero, en un sentido negativo, también podrían considerarse
sencillas, ¿verdad? Por supuesto, eso es normal. Después de todo, la singularidad
de esta escuela es lo que te hizo buscar una nueva opción.
―Sí...
A pesar de recibir un consejo firme, todavía no pude llegar
a una respuesta adecuada. Aunque probablemente tenía una expresión de pena en
ese momento, Chabashira-sensei se acercó suavemente a mí sin parecer
decepcionada.
―Luchaste dentro de las reglas
que la escuela estableció, ¿no es así?
―Sí, pero rompí mi promesa y
expulsé a alguien que no era el traidor.
―¿Estabas decidida a proteger
a Kushida desde el principio, y la promesa era sólo una mentira para conseguir
el consentimiento?
―¡No! En ese momento estaba
realmente dispuesta a expulsar al traidor... realmente lo estaba.
―Si ese es el caso, entonces
no hay problema. Claro, mantener tu promesa es importante. Sin embargo, a veces,
incluso los adultos tienen que faltar a su palabra. Entiendo que tu forma de
pensar cambió, y que tomaste esa medida porque te diste cuenta de que sería
mejor que Kushida siguiera en la clase. Ahora la gente es libre de burlarse de
ti, de faltarte al respeto o de ignorarte. Al igual que hay gente que te
seguirá, también hay quienes no lo harán. Unificar una clase de casi 40
personas no es tarea fácil, ni siquiera para Ryuuen, Sakayanagi o Ichinose.
Incluso aunque algunos estudiantes actúen ostensiblemente como hombres que
dicen sí, no se sabe lo que realmente piensan en su interior.
Después de decir eso, Chabashira-sensei puso suavemente su
mano en mi hombro.
―No tengas miedo al fracaso.
No soy el tipo de adulto que no acepta ni perdona los errores de un niño.
―Chabashira-sensei, todavía no
he fracasado.
―... Supongo que sí. Pero eso significa que tienes que proteger hasta el final la decisión que tomaste.
Se puso nerviosa, pero entonces volvió a mirarme a los
ojos. Por un momento, no tuve palabras para su educado y estricto, pero
sincero, comentario.
―Ha cambiado, ¿verdad,
Chabashira-sensei?
No tenía intención de hablar de ello, pero lo solté de
todos modos. Era porque así lo sentía sinceramente.
―¿Es raro que, después de ser
fría durante mucho tiempo, ahora haya empezado a comportarme como una
profesora?
―Me sorprendió un poco, pero
no es raro.
―¿Es así? Entonces está bien.
Quizás también pensó que había hablado demasiado, porque se
aclaró la garganta y cambió de tema.
―¿Qué hace Ayanokouji con
respecto a Kushida?
―¿Ayanokouji-kun? No, no está
haciendo nada en particular. Si tuviera que hablar con franqueza, creo que
simplemente está observando lo que estoy haciendo.
―Ya veo. ¿Así que él cree que
esto es algo que debes resolver tú sola?
―Puede que simplemente no
quiera seguir mis planes egoístas.
―Hm, no estoy tan segura.
Durante el incidente con Kushida, tomó medidas drásticas. Si no confiara en ti,
probablemente te habría dejado sola.
―Tiene un buen concepto de Ayanokouji-kun.
Pero recuerdo que dijo que era el más defectuoso entre nosotros.
―Recuerdas muy bien ese
comentario de entonces.
―Es más sobresaliente de lo
que la OAA puede evaluar.
―Parece que ahora confías y lo
valoras mucho más.
―Puede que tenga algunos
problemas con su personalidad, pero no es el único... ¿Qué quiso decir cuando
dijo eso? ¿O se equivocó?
Él es, sin duda, brillante, y está más tranquilo y sereno
que yo. No puedo pensar en ningún aspecto de él que merezca ser ridiculizado
como defectuoso.
―No hay necesidad de tomar
todo lo que digo tan en serio. ¿No has pasado mucho más tiempo con él que yo?
―Aun así, quiero escuchar su
opinión.
―...Bueno, mi opinión sobre él
no ha cambiado. Más bien, creo que ahora estoy más segura de mi evaluación.
Es defectuoso. Ella seguía estando segura de que era un
hecho.
―Sin embargo, ¡es demasiado
pronto para que te preocupes por eso! Después de todo, hay otros problemas
urgentes que debes resolver.
―Sí, tiene razón.
Aunque sin duda sentía curiosidad por el tema, podría
volver a él más tarde. Tenía que hacer que Kushida-san, Wang-san y Hasebe-san
volvieran a la escuela.
―¿Es difícil tratar con
Kushida?
―Es como si golpeara el aire.
No importa cuántas veces vaya a su habitación y la espere, no abre la puerta.
―Eso es un problema.
Dejando a un lado los fines de semana, ella puede ir a la
tienda de comestibles o a otros lugares tanto como quiera mientras yo estoy en
la escuela los días entre semana. No tendría sentido esperar a que se le
acabaran las provisiones. Además, aunque intentara llamarla, su teléfono no
estaba encendido.
―Me alegro de haberla oído
moverse cerca de la puerta.
―No podemos decir que no se
mueva. Dicho esto, si no haces algo, la situación no va a mejorar, y poco a
poco va a empeorar.
―Entiendo...
―Si no puedes hacer nada por
tu cuenta, tienes la opción de tomar la ayuda de otros.
―Un compañero de clase que me
ayudaría felizmente a persuadir a Kushida... eso sería alguien como Hirata-kun.
Pero ahora mismo, pedirle ayuda está fuera de lugar.
En ese momento estaba tratando con Wang-san y mediando para
Shinohara-san y los demás.
―Si fuera Hirata, entonces...
no, no estoy segura cuando se trata de Kushida. Si le llevas a una persona
franca, bondadosa y virtuosa, no me la imagino abriéndole la puerta sin más.
―De alguna manera entiendo lo
que quiere decir, sensei. No es una persona honesta.
―Por desgracia, no se me
ocurre la persona adecuada para el trabajo, pero no sería mala idea intentar
buscar a alguien fuera de sus compañeros.
―Sin embargo, ir a persuadir a
Kushida significaría conocer su verdadera naturaleza. Contárselo a alguien de
fuera sería un perjuicio para nuestra clase.
―En definitiva, es necesario
equilibrar los pros y los contras. Aun así, eso no significa que no se pueda
contar absolutamente nada a nadie. Por ejemplo, algunos de los profesores ya
conocemos el pasado de Kushida y, entre los que no lo conocen, probablemente
haya profesores que se quedarían callados si los consultaras. No creo que sea
un secreto tan grande.
Alguien que pudiera influir en los sentimientos de
Kushida... No, incluso sin influir en sus sentimientos, si hubiera alguien que
pudiera hacer algún tipo de avance...
―Ya es hora de que me vaya.
Puede ser una molestia, pero déjame decir una última cosa. Lo más importante es
lo que quieres hacer con Kushida. Piénsalo bien.
Lo que quiero hacer con Kushida...
―Muchas gracias. Gracias a
usted, he encontrado mi determinación.
Todavía no había encontrado la respuesta, pero volví a
llenarme de energía para volver a intentarlo.
―No pienses en ello. Como
maestra, hacer al menos esto debería ser lo natural.
Tras decir eso, Chabashira-sensei se dirigió a la sala de
profesores. Seguí observándola desde las escaleras hasta que ya no pude ver su
espalda.
PARTE 1
Cuando volví del centro comercial Keyaki después de las
compras, vi a Ibuki de pie junto al ascensor, mirando fijamente a la entrada.
Ignorándola, pulsé el botón del ascensor, lo que la hizo estallar de ira.
―¡No me ignores!
Se acercó a mí, presionándome para que le respondiera con
tal vigor que casi me escupe en la cara. Me preparé para una larga batalla de
desgaste, pero honestamente, ¿de qué se trata esto? Por lo intensa que es,
estoy segura de que me seguirá aunque suba ahora al ascensor. Obligada a
detenerme, tuve que ver cómo se cerraba el atractivo ascensor y partía.
―¿Ignorarte? ¿Tienes algo que
necesites de mí?
―¡Esto! Este mensaje, ¿qué
significa? Contéstame.
Me miró fijamente y me puso la pantalla de su teléfono en
la cara. A pesar de que la luz brillante me daba en los ojos, todo lo que podía
ver era un brillo blanco.
―¿Eres idiota? Está demasiado
cerca, no puedo ver nada. ¿Apártate un poco?
―¡Bien! ¡Aquí!
Sólo lo apartó un poco, pero aún así pude leer rápidamente
lo que estaba escrito con sólo una mirada.
―Qué mensaje tan bien escrito,
estoy impresionada. Claramente, una persona muy inteligente debe haberlo
escrito.
―¡No te hagas la graciosa! Y
lo que es más importante, ¿qué parte de esto grita inteligencia?
―Pues si lo lees en voz alta,
puede que lo entiendas.
―¿HUH? 'Si te expulsan por
algo que no tiene nada que ver conmigo, naturalmente, contará como una derrota
en mi contra. No serás tan idiota, ¿verdad?'... ¿Cómo es esto inteligente? No,
olvídalo, ¡dime qué significa!
―¿Acabas de leerlo, pero
todavía no lo entiendes?
―No, en absoluto. Lo he
pensado toda la semana y todavía no lo entiendo. ¿Qué, eso es un problema?
Ella resopló con fuerza y se cruzó de brazos. Era un
consejo muy directo, y que ella no lo tomara como tal, era inesperado... Bueno,
me gustaría creer que al menos tuvo un efecto en su subconsciente.
―Bueno, aunque te lo diga
ahora, no tiene sentido. Y parece que no era un problema después de todo.
―¿Ja? ¿Qué significa eso?
Explícalo, para que pueda entenderlo.
Esta chica es realmente lenta en la comprensión. ¿Podría
ser realmente que sus habilidades atléticas y de pelea son todo lo que tiene...
―Te estaba dando una
estrategia secreta para que no te expulsaran. No parece que les gustes a tus
compañeros, y si hubiera una moción que implicara la expulsión, podría haber
significado problemas para ti. Pero con esto, podría animarte y asegurarme de
que te quedaras aquí aunque lo odiaras, ¿no?
―No me digas... ¿Estabas
preocupada por mí?
Se sorprendió... No, la mueca de su cara mostraba que
estaba disgustada desde el fondo de su corazón.
―No pongas palabras en mi
boca. Todavía hay cosas en las que necesito tu ayuda. Estar escaso de personal
podría ser un problema, y de todos modos, si te hubieran expulsado en el examen
anterior, la clase de Ryuuen habría ganado 100 puntos sin inconvenientes al
eliminarte. Si tuvieras que ser expulsada, sería mejor para mí que te fueras
durante un examen que tiene una penalización.
Incluso después de la explicación, no parecía que ella
entendiera ni lo más mínimo.
―De todos modos, es
suficiente. Vamos a casa.
Ella seguía furiosa en silencio, pero me dejó pasar. Siguió
mirándome de reojo mientras yo volvía a llamar al ascensor. Cuando entré en él,
me di cuenta de que Ibuki no me seguía.
―¿No vienes?
―No me apetece entrar en un
ascensor contigo.
―Qué niña. Ya hicimos esto
muchas veces, incluso como una coincidencia.
―Ahora mismo no quiero.
―Ya veo. Haz lo que quieras.
Pulsé el botón para cerrar el ascensor y me dirigí hacia la
planta en la que vivía Kushida-san. A partir de aquí, tendré que perseverar
hasta que abra su puerta. Mientras el ascensor subía, me pregunté si realmente
podría conseguir un avance hoy. Si no probaba diferentes tácticas, no creo que
nada cambie. Siendo así, lo que pretendía hacer sería sólo una pérdida de
tiempo.
El ascensor llegó a la planta de destino y se abrió. Sin
embargo, me quedé atrapada en el lugar, y no di un solo paso para salir. Qué
debía hacer, qué debía hacer para poder tener una conversación cara a cara con
Kushida-san... Sólo estaba perdiendo el tiempo, y finalmente las puertas del
ascensor se cerraron. Antes de que pudiera pulsar el botón para abrirlas de
nuevo, el ascensor se movió, dirigiéndose hacia abajo.
―De verdad, todo esto es
inútil.
Con mi mente divagando de esta manera, aunque lograra
ponerme cara a cara no puedo pretender convencerla de que vuelva. Me dio pena
desperdiciar las amables palabras que me dirigió antes Chabashira-sensei.
El ascensor regresó al primer piso. La puerta se abrió e
Ibuki entró en el ascensor. Estaba mirando su teléfono, así que no se había
fijado en mí. Al fin se dio cuenta de que no estaba sola, levantó la vista, me
vio y exclamó.
―¿Por qué estás aquí?
Sinceramente, no era raro que se sorprendiera por esto.
―¿No vas a subir?
―Lo dije, ¿no es así?
¿Intentas enfadarme?
Sacudí la cabeza, y luego alcancé el botón de cierre. En
ese momento, mi mente se fijó en Ibuki al ver que evitaba mi mirada. En el
último momento, opté por pulsar el botón de apertura y la miré intensamente.
Ella me miró, recelosa de que la puerta del ascensor no se cerrara incluso
después de tanto tiempo.
Tal vez la clave del avance se encontraba en un lugar
totalmente inesperado. ¿No era este el momento adecuado para utilizar el
consejo de Chabashira sensei?
―¡Qué pasa!
―... Si va a ser así, creo que
puedo usar tu ayuda.
―¿Eh?
Será una gran apuesta, pero ella podría ser exactamente lo
que necesito para romper este impasse. Una emboscada inesperada podría ser la
manera de hacer un avance invisible. Aunque pensaba que era una idea
descabellada, ahora mismo no tenía más remedio que hacer lo que fuera necesario
para intentarlo.
―Sube.
―¿Cuántas veces tengo que
decirte que no voy a subir?
―Ya es suficiente. Súbete.
―... ¿Qué te pasa?
Me aseguré de que Ibuki se subiera a pesar de su
irritación, y luego pulsé el botón de cierre.
―Hay algo para lo que necesito
tu consejo.
―¿HAAAHH? ¿Para ti? No, de
ninguna manera me encargaré de algo así.
―Pero te subiste al ascensor.
―¡Me arrastraste a él!
―Ya te subiste, así que ¿por
qué no aconsejarme en él también?
―Eso no tiene ningún sentido.
―No te hará daño ni nada. De
todos modos, se trata de...
―¡No sigas con lo tuyo! Aunque
el hecho de tener que darte un consejo me hace daño...
Mientras estábamos de aquí para allá, llegamos al piso de
Kushida-san. Me bajé primero y me giré hacia Ibuki-san, que seguía en el
ascensor.
―Bájate. Nunca se sabe quién
está escuchando aquí. Por si acaso.
―No me importa. Voy a volver.
Ni siquiera entiendo lo que está pasando.
Ibuki pulsó el botón de cierre para volver a casa, pero el
ascensor no se cerró.
―Mira, hasta el ascensor
quiere que te bajes.
―¡Eso es porque estás
impidiendo que se cierre pulsando el botón de Afuera!
―Por cierto, ¿tienes algo que
te guste? ¿Algo que te parezca importante?
―... ¿Qué tiene que ver eso
con esto?
―Sólo tienes que decírmelo.
―──un…
―¿Nu?
―No, umm, ¿qué era? La verdad
es que no se me ocurre nada, ¿fresas, algo así?
―Vaya, hay un lado
inesperadamente lindo en ti... Sigamos adelante y olvidemos esta conversación.
―¡Tú eres la que preguntó! Y
lo que es más importante, ya basta, suelta el botón.
Como ella estaba cada vez más irritada, decidí ir al tema.
Me había dado cuenta de que sería mejor para ella también si le hacía partícipe
rápidamente de la situación.
―Estoy a punto de ir a ver a
Kushida-san.
―¿Y? ¿Puedes ir sola?
Ella estaba presionando el botón de cerrar, pero por
supuesto, eso no tenía sentido.
―No puedo hacer eso. Durante
la última semana, no he podido verla, y no viene a la escuela. Aunque vaya a su
habitación, no da señales de salir. Quiero que la saques a rastras. ¿Entiendes?
―¿Eh? Espera, ¿por qué tengo
que hacer esto?
―Me estarías ayudando a
sacarla.
―No me importa. Ni siquiera
ayudo a mis propios compañeros, ¿así que no hay manera de que pueda ayudar a tu
clase?
Cuando saqué esta conversación, ya había predicho que Ibuki
no estaría inmediatamente de acuerdo. Pero si había algo para ella, era otro asunto
completamente distinto.
El ascensor había empezado a emitir un pitido de aviso ya
que la puerta estuvo abierta durante mucho tiempo.
―Bien. Si es así, te daré una
recompensa si tienes éxito.
―No la necesito. Si crees que
voy a trabajar por dinero estás muy equivocada.
―Sí, tienes razón en eso. Sin
embargo, mi recompensa será sin duda algo que realmente quieres.
―... Aunque no creo que haya
nada de eso...
No era fácil atraer a Ibuki, pero si usaba algo, su
pensamiento daría un giro.
―En el festival deportivo,
podemos elegir libremente 5 competiciones, ¿verdad? Eres libre de elegir en qué
competiciones quieres participar y en qué grupos. Esto era una disposición para
ayudarnos a superar las 5 pruebas requeridas, o, por decirlo de otra manera, su
propósito principal es permitir que uno evite a los oponentes poderosos... pero
por otro lado, también es un sistema que te permite elegir a tu oponente.
Ibuki había estado poco dispuesta hasta ahora, pero tras
esa explicación sus ojos se iluminaron.
―Conociéndote, para luchar
contra mí, no has reservado plaza en ninguna competición, y sólo me estás
esperando, ¿verdad? Por desgracia para ti, no voy a tomar mi decisión hasta el
último momento. Dependiendo de la situación, es probable que aspire al último
puesto libre en las competiciones. En otras palabras, nunca tendrás la
oportunidad de desafiarme, lo que precisamente quieres y estás esperando.
―... Si te ayudo, ¿me dejarás
luchar contra ti?
―Sí. Lucharé contigo en una
competición de tu elección. Por supuesto, por el bien de mi clase, no me
contendré, así que no ganarás ningún punto. Si te parece bien, lo haré.
―Ja. No es interesante. Pero
no me conformaré con uno. Como mínimo, tres. Si jugamos al mejor de tres, te
ayudaré.
―¿Tres? Eso es demasiado
codicioso...
Mientras la señal de aviso seguía sonando, fingí que
pensaba.
―Si no, no me rendiré.
No se equivoca. Si tuviéramos una sola competencia, no
serías capaz de aceptar el resultado. Estoy de acuerdo con eso. Dicho esto, con
dos o cuatro competiciones existía la posibilidad de un empate. Así que, desde
el principio, esperaba que acabáramos con tres encuentros, pero si hubiera
empezado sugiriendo eso, ella seguramente pediría cinco combates. Si está de
acuerdo con tres encuentros, entonces era exactamente donde yo quería estar.
―......Bien. Como deseas,
competiré contra ti en tres duelos. ¿Está bien?
―Hecho. No puedes echarte
atrás ahora.
Ella salió del ascensor después de eso. Solté el botón y la
puerta del ascensor se cerró lentamente.
―Por supuesto. Pero me
ayudarás hasta que se resuelva esta situación.
―¿Puedes decirme claramente
cuál es el objetivo?
―Hacer que Kushida-san venga a
la escuela a partir del lunes. Eso es todo.
―Suena bastante fácil. Espera,
¿por qué es un gran problema que Kushida se tome un descanso de la escuela? ¿No
podría estar simplemente indispuesta? Todo el mundo tiene días así.
Chabashira-sensei dijo que el secreto de Kushida-san
todavía no era muy conocido. Pero lo importante era no filtrar imprudentemente
la verdad. Teniendo en cuenta ese consejo, decidí contarle todo. Si Ibuki
resultaba ser del tipo que lo filtraba a la gente de su entorno, eso
significaría que estaba más ciega que un murciélago. Aunque me estuviera
arrinconando, ahora mismo necesitaba una forma de salir del atolladero.
Le conté los detalles sobre Kushida-san. Por supuesto, no
traté de ocultar extrañamente ninguna información. Incluso Ibuki debería estar
al tanto de cómo ha sido Kushida hasta ahora. Aun así, le expliqué la verdadera
personalidad de Kushida, cómo piensa e incluso los detalles de cómo hemos
llegado a esta situación.
Mientras yo hablaba, Ibuki parecía desinteresada, y
escuchaba mientras miraba en otra dirección. Normalmente, alguien que actuara
así me habría disgustado, pero verla hacerlo me hizo sentir aliviada. Cuando
terminé de explicarle por qué se había ausentado de la escuela y la situación
actual, Ibuki soltó un suspiro exasperado.
―Qué inútil.
No estaba especialmente interesada en la verdadera
personalidad de Kushida ni nada por el estilo, así que simplemente estaba
expresando ese pensamiento.
―No te sorprende, eh. ¿Sabías
algo?
―Nada. Pero no creo que nadie
sea tan buena persona. Ni Kushida, ni Hirata, ni siquiera Ichinose. Creo que
cualquiera que se ponga la imagen de '¡soy un buen tipo!' tiene garantizado un
lado oscuro debajo.
―Esa es una forma interesante
de verlo.
Puede ser sorprendentemente precisa en algunos aspectos.
―Entonces, ¿piensas bien de
Ryuuen-kun? No pretende ser bueno... o más bien, considerando cómo es por
dentro, no es una buena persona.
―Eso lo odio más. Y sobre ese
tema, también me empieza a disgustar la gente que parece inofensiva, como
Ayanokouji. ¡Esos pedazos de mierda me enfurecen!
Con todo eso, ¿acaso existe una persona de la que Ibuki
pueda tener una opinión favorable?
―Bueno, no odio arrastrar a
alguien así. En todo caso, me dan ganas de preguntarle qué sintió al ver que su
fachada de niña buena era falsa.
Puede que tenga que evitar que vaya demasiado lejos, pero
también puede que tenga que aprender de ella a ser así de contundente.
―Entonces, ¿Kushida está
escondida en su casa, y sólo tengo que sacarla a rastras?
―Sí.
Con bastante confianza, se dirigió casualmente a la
habitación de Kushida.
―¿Piensas hacerlo sola?
―Sólo cállate y mira.
Si ese es el caso, veamos lo que tiene.
Cuando Ibuki se acercó al frente de la puerta de Kushida,
de repente se agarró el estómago y se agachó.
―...... ¡Ah, me duele, ME
DUELE!
Sus gritos de agonía se oían por todo el pasillo. Por un
momento, no pude entender lo que estaba pasando, y me quedé con la mirada
perdida ante la escena que tenía delante.
―Me empezó a doler el estómago
de repente... ¡Yo... no puedo llegar a mi habitación....!
Eh... ¿un dolor de estómago? No me digas, ¿esto es lo que
se te ocurrió? ¿Intentas que te abra la puerta para poder usar su baño? Además
de lo cliché que es esto, tu actuación es desastrosamente atroz... Para
empezar, la habitación de Ibuki ni siquiera está en este piso. E incluso si su
piso fuera el mismo, definitivamente sería más rápido volver a su propia
habitación.
―Ba... Baño, ¡déjame usar tu
baño!
Ibuki llamó a Kushida-san mientras golpeaba el timbre. Ella
mantuvo esto durante 10 segundos, pero no parecía que Kushida-san fuera a salir
para nada.
Este era un problema que tenía desde antes de este caso...
Quería agarrarme la cabeza con las manos por lo mal que había hecho la elección
del personal. Después de que la actuación continuara durante otros diez o
veinte segundos, Ibuki se levantó, puso cara seria y volvió hacia mí.
―No salió, ¿verdad?
―En primer lugar, estoy muy
segura de que está en su habitación.
―¿De verdad? Si esa actuación
no funcionó, esa Kushida es una auténtica maravilla.
―A-ah, sí.
Parecía hablar en serio, así que me abstuve de replicar.
Le ordené que me siguiera en silencio y abrí la caja que
cubría el contador eléctrico de la habitación de Kushida-san.
―Puedes ver el disco que hay
aquí, ¿verdad? Si este disco está girando lentamente, entonces es probable que
ella no esté ahí dentro. Sin embargo, si ella está allí usando su TV o
computadora, entonces debería estar girando rápido.
El disco estaba girando bastante rápido.
―Con esto, entiendes que hay
una alta probabilidad de que ella esté ahí dentro, ¿verdad?
―Ese es el tipo de cosas que
un ladrón sabría...
―Busqué muchas cosas mientras
la esperaba el fin de semana pasado. Tienes prohibido abusar de este
conocimiento.
No, yo no haría eso, parecían decir los fríos ojos de Ibuki.
―Entonces, ¿has pensado en algún otro método? Si no es así, puede que
tenga que sentarte en el banquillo──
―Hemos ido por el camino
equivocado.
―¿Eh?
―Voy a obligar a Kushida a
salir de su habitación. Esto será todo o nada, pero está bien, ¿no?
Quería que me mostrara su base para esa afirmación, pero
después de verla toda revolucionada decidí confiar en ella una vez más. Me
distancié un poco de ella, y una vez más se dirigió a la puerta.
―Hola, Kushida. He oído todo
sobre ti. El hecho de que estuvieras engañando a todo el mundo hasta ahora se
reveló durante el examen, ¿verdad?
Mientras me preguntaba qué iba a hacer, empezó a reñir a
Kushida. Consideré detenerla por un momento, pero aunque lo hiciera, sería
inútil. Aunque la parara en este punto, probablemente Kushida-san ya la había
oído.
―¡Seguro que te lo mereces!
¿Qué se siente perder tu posición como la más popular hasta ahora? Bueno, si
estamos clasificando a la gente buena, entonces Ichinose probablemente esté por
encima de ti. ¿Qué se siente al caer al segundo puesto?
En comparación con su actuación inútil de antes, el método
que utilizó para irritar a Kushida-san fue mucho mejor. La parte más agravante
de esto era probablemente que Ibuki le estaba diciendo tales cosas. Sin
embargo, no hubo ni un sonido de respuesta. Supongo que una medida tan burda no
iba a funcionar...
Ibuki continuó hablando frente a la puerta, con la misma
expresión.
―¡Vamos, muéstrame tu
desagradable cara!
Usando los dedos de su pie derecho, golpeó la puerta con
una fuerza considerable.
―Tengo mucho estrés acumulado
por culpa de Horikita. No puedo evitar querer desahogarme.
Los verdaderos sentimientos de Ibuki no implicaban salvar a
Kushida en lo más mínimo. Ella desahogó esos sentimientos hacia Kushida-san,
que probablemente estaba al otro lado de la puerta.
―Patear la puerta de la
habitación de alguien podría no ser tan malo. En cierto modo entiendo cómo se
siente Ryuuen.
En este momento, parecía que golpear la puerta una y otra
vez era por su propio bien. Después de varias patadas, un sonido vino del
interior de la habitación. A pesar de ello, Ibuki se dispuso a patear, pero
entonces la puerta de la habitación se desbloqueó de repente.
―─── Me estás molestando, ¿podrías dejar de hacerlo, Ibuki-san?
Apareció Kushida-san, vestida con ropa informal. Pensar que
ella reaccionaría ante la violenta forma de hacer las cosas de Ibuki... ¿En qué
ha consistido todo mi esfuerzo durante toda esta última semana? Me quedé
ligeramente sorprendida.
―¡Eh, saliste! En definitiva,
supongo que eres esa clase de persona.
Después de conocer la personalidad de Kushida-san en
detalle, puede que haya algunas cosas que Ibuki entienda mejor.
―Ese malentendido es
irritante, ¿podrías parar?
―¿Eh? ¿Es ese el caso? Creo
que soy más agradable que tú con tu falsa personalidad.
―Nunca he pensado
positivamente en ti ni siquiera una vez. Lo mismo que Horikita-san de allí.
Al ver que ha añadido "san" a mi nombre, parece
haber recuperado la compostura. Como no tenía sentido esconderse, me dirigí a
su habitación sin reservas.
―Si está bien, ¿podemos ir a
tu habitación? Estoy cansada y harta de tanta espera.
―Bueno, aunque quisiera cerrar
la puerta, sería inútil.
Ibuki había metido un pie firmemente en el hueco de la
puerta, así que no podía cerrarla. Kushida se quedó mirando el pie que Ibuki
había metido y pisó con todas sus fuerzas.
―¡Ay!
Siguió apretando su pie contra el de Ibuki, pero ésta no
mostraba ninguna señal de sacar el pie.
―Realmente no se cierra, ¿eh?
―¡Para ya!
Mientras abría la puerta a la fuerza y entraba, Kushida-san
retrocedió rápidamente y nos mostró el camino hacia dentro con cara seria.
―Adelante. Puede que sea la
primera y la última vez que lo hagan, así que tómense su tiempo.
Era una forma exagerada de decir las cosas, pero yo ya
estaba preparada para ello.
Para Kushida-san sería sencillo dejar que el estado actual
de las cosas continuara para siempre y poner a la clase en un aprieto. No había
duda de que nos había invitado porque ya había tomado algún tipo de decisión.
Esta era probablemente mi primera y última oportunidad. De una mirada, pude ver
que ella mantenía una habitación ordenada. Me dio la impresión de que era mucho
más fanática de la limpieza que yo.
―¿Hmm? Bueno, bueno, seguro
que cuidas del lugar, ¿no?
Ibuki miró alrededor de la habitación, comentando con una
mezcla de admiración y sorpresa. Al ver a Ibuki así, Kushida respondió.
―Probablemente tu habitación
sea un desastre, con la ropa sucia esparcida por donde te la quitaste, ¿no?
―Ngh... ni siquiera has estado
en mi habitación, ¿cómo vas a saberlo?
Se mirara como se mirara, era evidente que había dado en el
clavo...
―Siéntate. No voy a
proporcionar ningún aperitivo o bebida, pero realmente no te importa, ¿verdad?
―Sí, está bien.
Cuando nos animó a sentarnos, Ibuki y yo nos miramos por un
momento antes de tomar una buena distancia entre nosotras al sentarnos.
Kushida-san se sentó en el extremo opuesto con la mesa entre nosotras, haciendo
que la configuración fuera de dos en uno.
―Pues bien. Llevas mucho
tiempo armando escándalo frente a mi habitación. ¿Qué buscas?
―Ya lo sabes, ¿no? Te has
quedado aquí, ausente de la escuela durante toda una semana. Se trata de eso.
―Huh.
Kushida continuó tras esa respuesta a medias.
―¿Esperas que vaya a la
escuela después de todo lo que ha pasado? No es que me sorprenda, pero también
dejaste que esa chica supiera de mí, ¿no? Algo que hiciste por despecho,
supongo.
―No es eso. Ella no va a
parlotear sobre esto a alguien más.
―¿Oh? ¿Confías en ella?
―No lo hago. Es sólo que le
costaría encontrar a alguien con quien hablar.
―Oye.
Ibuki golpeó su puño contra la mesa y me miró con
desprecio, pero la ignoré. Al fin y al cabo, era la verdad.
―Aunque ese sea el caso,
seguro que no estás pensando en cómo me siento. Estoy herida.
―¿Tienes derecho a decir eso?
―Aunque no lo tenga,
Horikita-san, eso no es razón para que ignores mis sentimientos.
Rápidamente lanzó una respuesta tajante.
―Pasemos de eso. Comprendo
perfectamente que puedo tener carencias en algunos aspectos, pero al principio
fuiste tú quien se dirigió a mí con hostilidad. ¿No es así, Kushida-san?
Para mí, Kushida-san era simplemente una compañera de
clase. Sin embargo, desde el principio hasta ahora, ella me vio como alguien a
quien tenía que expulsar.
―No voy a negar eso. Pero no
se podía evitar; no podía soportarlo.
―Me pregunto qué debería haber
hecho. Incluso recordándolo ahora, no se me ocurre una respuesta clara.
―Lo entiendo. Pensé en lo
mismo muchas veces y luego llegué a una conclusión. No podía soportar que
Horikita-san estuviera aquí, así que ¿no debería dejar voluntariamente la
escuela por mi bien?
―¿Podrías dejar de decir cosas
ridículas? Eso no es una conclusión, es simplemente absurdo.
―Era absurdo, ¿no? Sin
embargo, ese absurdo era la única opción que tenía.
Aunque estaba respondiendo a mis preguntas, era realmente
difícil llamar a esta una conversación amistosa. Sin embargo, esos debían ser
los verdaderos sentimientos de Kushida-san. Al principio había intentado seguir
la conversación, pero los ojos de Ibuki fueron perdiendo vida.
―¿No puedes dejar todo esto
atrás y cooperar?
―Sabía que dirías algo así,
pero no me hagas reír.
―Es que tienes tanta habilidad
y valor.
―Lo sé.
Respondió inmediatamente, sin mostrar el más mínimo indicio
de modestia.
―Seguro que piensas mucho de
ti misma...
Ibuki murmuró en voz baja, pero Kushida continuó en su
respuesta, sin reconsiderar lo que dijo.
―¿De verdad? Aunque no lo creo.
―Yo tampoco lo creo. No creo
que tus habilidades sean tan grandes. ¿Quieres lanzarte?
Diciendo eso, apretó los puños.
―Eres más idiota de lo que
imaginaba, Ibuki-san. Eso no es lo que significa la habilidad, ¿sabes? ¿Por qué
no echas un vistazo a la OAA? En esta escuela, nuestra habilidad está
determinada por lo buenas que sean esas notas. Creo que la diferencia entre tú
y yo es mayor de lo que crees.
Intrigada, Ibuki le tomó la palabra y sacó su teléfono para
comprobar la OAA. Y cuando vio y comparó sus puntuaciones de Habilidad General,
su cara se puso pálida y cerró el teléfono sin decir nada.
―Me gustaría que pusieras en
práctica esa gran fuerza tuya por el bien de nuestra clase. Si sigues
ausentándote sin permiso más que esto, eventualmente perderás tu asiento en
nuestra clase.
―Aunque ya está perdido. Puede
que tengas razón. Estabas preparada para la animosidad de la clase cuando te
opusiste a mi expulsión, ¿verdad? Por eso eres tú la que tendrá problemas si no
me convierto en un recurso. Entiendo perfectamente por qué estás tan
desesperada por convencerme así.
Kushida-san también debía ser muy consciente de que la
situación de la clase estaba en sus manos.
―Ya perdí. Ya no tengo un
lugar al que pertenecer. Sin embargo, la razón por la que me quedé callada al
final del Examen Especial de Consentimiento Unánime fue para herirte, aunque fuera
un poco. Si continúo ausente todavía en el futuro, ¿no castigará la escuela a
la clase que provocó que un alumno dejara de ir a la escuela? Y entonces la
responsabilidad de ese castigo será tuya.
Efectivamente, si continuaba ausentándose de esta manera,
la clase seguirá recibiendo daños, como si estuviéramos envenenados. Siempre
existía la posibilidad de que un examen especial la dejara sin poder continuar
con esta estrategia, pero aun así Kushida-san habría llevado a cabo su venganza
de forma brillante.
―No ganas nada con esto.
―Es un poco tarde para eso. Ya
no tengo nada que perder, así que ¿no es normal que intente arrastrarte
conmigo?
―¿Eh? Eso no es normal. No te
dejes llevar sólo porque tus estadísticas en la OAA son un poco buenas.
―Te invité a entrar como una
broma, Ibuki-san, y puede que haya sido la elección correcta. Es curioso. Si
sólo estuviéramos Horikita y yo, la conversación habría sido aburrida.
Ciertamente, puedo haberme equivocado al decir "normal". Lo que es
normal para mí es definitivamente anormal para otros.
―¿Así que admites que eres
anormal?
―No estoy satisfecha si no soy
la número uno. No puedo permitir las cosas que son inconvenientes para mí.
―Me das asco.
―No puedo evitarlo. No puedo
cambiar mi forma de pensar. Nací así.
Aunque la gente estuviera resentida o se desquitara con
ella, no le importaba.
Era incluso más inquietante que de costumbre verla tan
tranquila, como si hubiera alcanzado la iluminación. Estaba siendo más difícil
que cuando gritaba y exponía su debilidad.
―Hasta que la escuela me
obligue a hacer algo, voy a seguir saltándome las clases.
Proclamó que de aquí en adelante estaba dispuesta a
continuar su ataque hasta su último aliento. Kushida-san, que era -en cierto
sentido- invencible, nos lo explicó con desinterés.
―¿Qué vas a hacer?
―¿Qué voy a hacer? No tengo
más remedio que seguir hablando contigo así.
―Sin plan, ¿eh? Una gran
diferencia con Ayanokouji-kun.
Al escuchar el nombre de Ayanokouji-kun, las orejas de
Ibuki se agudizaron.
―Pensé que tenía ventaja, pero
él nunca perdió los nervios. Al contrario, elaboró un plan que utilizó en mi
contra. Creo que es alguien de quien no debería haberme enemistado.
―Él... eso es cierto. Puede
que tenga la capacidad de ver muchas posibilidades de cómo se desarrollan las
cosas en el futuro. Aunque me he dado cuenta hace poco.
―Entonces eres como yo.
―Correcto.
Después de eso, se produjo un poco de silencio.
―Tú también eres realmente una
idiota, Horikita-san. Las cosas habrían sido más fáciles si me hubieras
apartado.
―Supongo que puedo ser una
idiota. No se puede evitar que la gente piense que mi intuición o mi confianza
eran infundadas. Sin embargo, no tengo dudas en el hecho de que eres una
estudiante sobresaliente. Aunque tus acciones contra las personas que conocen
tu pasado -es decir, Ayanokouji-kun y yo- han tenido un impacto negativo, al
menos no se puede cambiar el hecho de que has contribuido a nuestra clase
durante el último año y medio.
Ella mantuvo sus calificaciones a un nivel en el que estar
orgullosa de ellas no sería vergonzoso.
―Si causar problemas a la
clase es realmente tu principal prioridad, entonces puedes tener éxito en tu
venganza si sigues ausente de esta manera. Pero, más importante aún, ¿es eso
todo lo que quieres?
―Me pregunto a qué quieres
llegar.
―Estoy preguntando si eso es
suficiente para satisfacerte.
―Es suficiente para
satisfacerme; actualmente no deseo más que eso. No importa cómo plantees tus
palabras para intentar convencerme, es inútil. No voy a aceptar nada.
"Convencer". Cuando escuché esa palabra, sentí
como si algo se me alojara en la garganta. Efectivamente, quería hacer que
Kushida-san viniera a la escuela. Quería que demostrara que mi elección no era
errónea. La persona que estaba frente a mí sabía eso más que nada. Sin embargo,
eso era sólo por mi bien. Era difícil decir que era la respuesta más adecuada
para Kushida-san.
―Puede que me haya equivocado.
―¿Qué quieres decir?
―Vine aquí con la intención de
"convencerte". Pero no es eso. Al final eso fue sólo por mi bien y el
de la clase. No tenía en cuenta cómo te sientes.
―¿Qué? ¿Esta vez pretendes
romper a llorar de pena?
―Es que me di cuenta de que
traerte a una escuela a la que no quieres ir es un error.
―Si ese es el caso, entonces
nuestra conversación ha terminado. Si te tomo el pelo entonces naturalmente
caerás. Estaré feliz si sufres tu larga vida escolar sin mí.
―Me parece bien. Pero acabarás
sufriendo al mismo tiempo.
―¿Sufriré? ¿Qué?
―Porque aunque todavía tienes
un lugar al que volver, vas a terminar perdiéndolo.
―Empiezas a decir cosas muy
egocéntricas. Ya no tengo un lugar al que volver.
Cuanto más pensaba en ella, más se agolpaba en mi interior
cierto sentimiento.
―Me irrita verte.
―... ¿Eh?
―Aunque me acerque a ti, es
inútil ya que eres una niña. En resumen, sólo has tomado las decisiones
equivocadas en cada momento. No iba a desvelar tu secreto, y ni siquiera lo
sabía todo, así que si no hubieras intentado expulsarme no habríamos llegado a
esto. Y lo mismo ocurre con Ayanokouji-kun.
―Te lo dije, ¿no? Que no podía
soportarlo.
―Eso es lo que te convierte en
una niña. Atacar porque no podías soportarlo... ¿no es eso lo mismo que ser una
niña?
A quien primero le llamó la atención esa palabra fue a
Ibuki, que estaba escuchando en silencio. Sin pensarlo, se echó a reír. Debió
de poner de los nervios a Kushida-san porque parecía irritada.
―Soporta al menos eso. Ya eres
una estudiante de preparatoria, ¿sabes? Ni siquiera puedes ir andando a la
clase. No te quedes tirada en el suelo haciendo un berrinche, vamos, levántate
y camina.
―Ah, no me digas,
Horikita-san. Pero sólo soy una pobre chica que está herida. Si voy a la
escuela ahora, entonces no me gustarán mis compañeros y las cosas no serán como
antes. Llevarme a un lugar tan doloroso es injusto. No te acercarás a mí.
―No estoy en posición de decir
cosas sobre los demás, pero esto es lo más lamentable que has hecho.
―...
―Mi pasado ya se ha
descubierto. Ya no puedo mantener mi apariencia. Así que voy a molestar a
todos. Tu aspecto llorando en clase parecía el de una niña, pero realmente eres
una niña. No, eres una niña pequeña. Me siento como si hubiera tratado con una
niña pequeña.
―¡Deja de burlarte de mí!
Ella levantó la mano y la dirigió hacia mi mejilla sin
piedad. Tranquilamente agarré su brazo y lo sujeté con fuerza.
―Por supuesto que quiero
burlarme de ti. Me molestas a mí y a nuestra clase para tu propio disfrute.
¿Quién más haría de eso su máxima prioridad si no fuera una niña pequeña?
―¿Sólo yo debo experimentar el
dolor, lidiar con él y cooperar como parte de tu clase?
―No te inventes una
interpretación conveniente, ¿de acuerdo? Tienes habilidades sólidas. Como tal,
debes usarlas únicamente por tu propio bien. Los que te rodean no importan. Si
actúas por tu propio bien y subes a la Clase A por tu propio bien, entonces ese
será sin duda tu logro. Puedes hacer lo que quieras con los privilegios
especiales de la Clase A como te plazca. Si quieres hacer la misma cosa, entonces
esta vez vete a un lugar donde nadie conozca tu pasado.
Mirándome fijamente, Kushida-san detuvo lo que iba a decir.
―Sólo nos queda un año y medio
de escuela. No debería ser tan difícil, ¿verdad? Durante el último año y medio,
sólo has mostrado a tus compañeros tu fachada de buena persona. Esto debería
ser más fácil que eso. ¿O es que acaso ese es el alcance de tus habilidades?
La rabia de Kushida-san se me transmitió a través de la
mano temblorosa que tenía apretada. Sin embargo, seguí con un punto más.
―Esta es la única vez que
vendré a visitarte aquí. El resto lo tienes que resolver tú. Si todavía quieres
convertirme en tu enemiga después de hablar tanto, entonces ya no hay remedio:
quédate como una niña por el resto de tu vida.
―Así que estás diciendo... que
mientras yo me detenga aquí, tú seguirás avanzando.
Aunque no se lo dijera todo, Kushida-san debería haber sido
capaz de ver la situación actual.
―Serás expulsada. Yo me
graduaré en la clase A y tendré mis sueños cumplidos. Es una diferencia bastante
grande.
La muy orgullosa Kushida-san imaginó el brillante futuro de
la persona que tanto odiaba y cerró los ojos. Si consideramos la vida escolar
en términos de nuestra larga vida, no representaría más que un pequeño
porcentaje.
―¿Realmente... crees que tengo
una oportunidad de volver a la escuela en este momento?
―Eso depende de ti. ¿Vas a
bajar ese puño levantado que tienes, o no? Decide.
Su brazo todavía estaba lleno de fuerza. Con el tiempo,
bajó el puño poco a poco.
―Te escucharé, al menos. Dime
qué estás planeando, Horikita-san.
Después de todas las idas y venidas, Kushida por fin estaba
dispuesta a escuchar lo que tenía que decir. Pero no podía limitarme a pasar
por encima de todo para hacerla sentir bien. Tenía que darle un plan para su
supervivencia y hacer que lo aceptara.
Construí y reconstruí las diversas soluciones hipotéticas
que existían y llegué a la ideal.
―Después de todo eso, ¿quieres fingir amistad y vivir tu vida escolar──
―En absoluto. De todos modos,
¿no será eso imposible? Mis compañeros han visto mi verdadera naturaleza, y
nada va a cambiar ese hecho, ¿verdad?
―Efectivamente. Pero, por
decirlo de otro modo, todavía puedes fingir que eres amable con la gente que no
ha visto tu verdadera naturaleza, ¿no crees?
Kushida-san se quedó pensativa durante un rato, pero luego
murmuró:
―¿Tal vez no? ―Continuó―: Hasta
ahora, sólo unas pocas personas conocían mi verdadero yo, como tú o
Ayanokouji-kun. Por eso nunca dudé en mantener las apariencias. Pero ahora, ese
número ha aumentado en una clase entera, ¿sabes? Y no sólo se trata de ustedes,
los sabios, hay bastantes idiotas y gente de mierda ahí.
Lo que dijo fue muy importante. Pero, Ibuki reaccionó antes
de que pudiera decir nada.
―¡Cómo me llamaste!
Ibuki reaccionó, enardecida por el comentario de
"idiotas y gente de mierda".
―No estoy hablando de ti, ¿por
qué te importa?
―Si no puedes quedarte
callada, Ibuki-san, ¿puedes irte a casa?
―Oh, claro. Entonces me voy.
¿Supongo que cumplirás esa promesa?
Estaba a punto de levantarse, así que le dije lo necesario,
por si acaso.
―No. Si te vas ahora, lo
consideraré como que te has rendido a mitad de camino y cancelaré nuestra
promesa.
―¿Huuuh? Estás bromeando...
Argh, bien, me voy a callar así que termina esto rápido.
―¿Promesa? Eso es interesante.
―Si me ayudaba a llevarte a la
escuela, prometí que lucharía contra ella en el Festival Deportivo. Eso es todo.
Terminé el apéndice de por qué Ibuki-san estaba aquí en
este momento.
―Oh, así que es así. Me
preguntaba por qué fue Ibuki-san, pero ahora está claro.
―De hecho, fue gracias a ella
que pude irrumpir en tu habitación, así que de algo sirvió.
Ibuki parecía tener bastantes cosas que decir, pero se
contuvo. Se notaba que quería competir contra mí, aunque requiriera mucha
paciencia. Ese espíritu es impresionante.
―Volviendo al tema principal,
¿puedo entender que te resultaría doloroso seguir fingiendo después de que se
haya conocido tu verdadera naturaleza?
―Sí. Si tuviera algún sentido,
no me importaría esforzarme, pero ¿por qué iba a hacerlo si no obtengo nada de
ello?
Hasta ahora, sobrevivía la esperanza de que pudiera seguir
actuando después de que Ayanokouji-kun y yo hubiéramos sido expulsados. Pero
era casi imposible expulsar a todos los de la clase. En la secundaria,
Kushida-san destruyó su clase para acabar con todo cuando se encontraba en una
situación similar. Por eso su plan hasta ahora había sido hacer lo mismo una
vez más.
―Si no estás dispuesta, no es
necesario que sigas tratando a tus compañeros de clase como lo has hecho hasta
ahora.
―¿Eh?
No era sólo Kushida, esta afirmación era sorprendente
incluso para Ibuki, por lo que ambas reaccionaron de la misma manera.
―Aunque tenemos una ley
mordaza, no podemos estar totalmente seguros de que funcione. Por lo tanto,
debemos trabajar desde la suposición de que para las otras clases, Kushida-san
es problemática y tiene una personalidad oculta.
Pero así Kushida-san perdería la mitad de su potencial como
arma. Era buena tanto en los deportes como en los estudios, pero no era de
primera clase en ninguno de ellos. En el mejor de los casos, sólo era una
estudiante de honor. Podría ganar a Sakura sólo con su talento en bruto, pero
carecía de cualquier otro punto de interés.
―Ya nadie confía en mí. No creo
que todo el mundo esté contento conmigo cuando sea así. ¿No crees?
―Por supuesto, no será como
hasta ahora. ¿Pero puedes decir realmente que has perdido completamente su
confianza? ¿Qué opinas, Ibuki-san?
―...
―Contéstame, Ibuki-san.
―¿No fuiste tú quien me dijo
que me callara?
―Te doy permiso para hablar.
―Por Dios... Decirme que me
calle, decirme que hable... no soy tu secuaz ni nada parecido, ¿sabes?
―¿No quieres competir conmigo?
Si es así, sólo dilo y...
―¡Argh, bien!
replicó Ibuki, casi arrancándose el pelo de la cabeza.
―Hasta ahora estabas
sobreactuando como la niña buena. No creo que nadie sea perfecto y, de hecho,
cómo eras antes me parece mucho más turbio. Si tuviera que confiar en la
antigua o en la nueva, quizá elegiría la nueva porque así eres más honesta.
Rápidamente soltó lo que estaba pensando. Como no había
intentado disfrazarlo torpemente, Kushida-san lo entendería directamente.
―Jajaja, esa es una respuesta
interesante. O debería decir que tienes una forma de pensar única. Pero no todo
el mundo es un bicho raro como tú, Ibuki-san. De hecho, la gente normal me
odiaría.
―Estoy de acuerdo, no es
normal.
― ¡Oye!
―Pero, en un grado u otro,
todo el mundo tiene dos personalidades. Ibuki-san ha reconocido que tu
verdadera naturaleza es actuar para ti misma en primer lugar. Y eso es porque
tu verdadera naturaleza no cambiará en absoluto.
Intentar cambiar esa verdadera naturaleza suya sería un
completo error.
―Y, si no cambias tu tono o tu
forma de hablar a los demás de cómo era antes, sería difícil que alguien que no
haya visto tu verdadero ser por sí mismo se lo imaginara. Aunque alguien se lo
explique con palabras, a la gente le cuesta entender algo que no ha
experimentado por sí misma.
―¿Qué quieres decir?
―Digamos, hmm. Considera a
Ichinose Honami-san. Ella es una buena persona, incluso más de lo que tú
pretendías. Pero si alguien te dijera que es una persona violenta que utiliza
un lenguaje soez y que no desea otra cosa que aplastar a sus enemigos, ¿le
creerías rápidamente?
―...Podría ser difícil. Parece
una persona genuinamente buena.
―Tengo mis dudas ―intervino
Ibuki.
―Pero esas dudas no son sobre
Ichinose-san, y más sobre si realmente puede existir una buena persona,
¿verdad?
―Bueno... Claro, tal vez sea
difícil entender algo sin experimentarlo por uno mismo. Sólo he oído hablar de
Kushida por lo que has dicho, y en realidad no he tenido esa sensación yo
misma.
―¿Verdad? Como mínimo,
Ichinose-san ha pasado el último año y medio siendo una buena persona. Aunque
alguien te hiciera una revelación impactante sobre ella, no lo creerías.
Digamos que toda su clase se alineara y te dijera que es ese tipo de persona,
entonces, naturalmente, también sospecharías de ella. Pero -incluso después de
eso- no lo verías en el fondo, ¿verdad?
'Ichinose-san es violenta y utiliza un lenguaje soez'.
Aunque alguien nos dijera eso, no lo creeríamos de verdad. Podríamos estar en
guardia, pero hasta que no viéramos ese lado de ella no lo creeríamos.
―Eso de que no se entiende
hasta que se experimenta, puede que tengas razón en eso. Hasta en las artes
marciales, alguien puede explicarte un movimiento y advertirte de que es
peligroso, pero no lo sentirás realmente. Pero cuando te golpea de verdad,
entonces sabes realmente lo poderoso que es.
―Usando las artes marciales
como ejemplo, qué parecido a ti, Ibuki-san.
―Pero mientras sigan teniendo
dudas, no podré conseguir su plena confianza.
―Ahí es donde demuestras tus
habilidades. No tienes más remedio que actuar bien a partir de ahora. Como mínimo,
es innegable que tu capacidad de comunicación y de mantener la distancia
adecuada está por encima de la mayoría de la gente.
En este momento se desconoce si será capaz de conseguir que
confíen en ella a partir de ahora.
―Eso puede ser cierto para las
otras clases, pero ¿qué pasa con nuestros compañeros? Algunas personas como
Shinohara-san, Wang-san y especialmente Hasebe-san deben estar resentidas
conmigo. ¿Trabajarán conmigo?
―Puede que sea imposible
conseguir que todos estén de acuerdo. Pero si sólo respondes con tus
habilidades, puedes producir resultados.
Sólo con hacerlo mejor que la media, Kushida-san hará que
los que no puedan lograr más que ella no puedan quejarse.
―Si su falta de confianza en
ti se vuelve importante, te ayudaré.
―... ¿Crees que me limitaré a
creer en tu palabra? Podrías traicionarme.
―Puedes tener tus dudas.
Sufriré tus quejas si te traicionan.
Dado que ya lo habían hecho y la habían traicionado una
vez, no tenía nada que temer en el futuro. Dependía enteramente de ella si
decidía estar a la altura de las circunstancias o no. Hubo una pausa -la más
larga del día- y Kushida-san cerró los ojos. Luego murmuró algo que no pude
entender. Finalmente, tras llegar a una conclusión, abrió los ojos.
―Lo entiendo. Yo, sólo por mi
propio bien, lucharé por esta clase y contribuiré a ella durante el próximo año
y medio. No lucharé por ti, ni por nuestros compañeros. ¿Está bien?
―No tengo ninguna queja. Estoy
bien mientras tus resultados estén a la altura.
Kushida-san se levantó, y esta vez no fue su puño, sino su
mano izquierda la que empujó hacia adelante.
―Aquella vez fue al revés,
¿no?
Yo había extendido la mano, pero ella no respondió.
―¿Sabes que un apretón de
manos con la mano izquierda significa animosidad?
―... ¿De verdad? Hm, ¿qué mano
ofrecí la última vez?
―La izquierda.
Ella respondió al instante, como si lo recordara como si
fuera ayer. Eso debe significar que era muy consciente del significado cuando
buscaba un apretón de manos con la izquierda. Me levanté también y, encontrando
su mano izquierda con la mía, la estreché.
―Es casi como si estuviéramos
conmemorando nuestra animosidad.
―¿No crees que eso nos viene
mejor?
―Tal vez sí.
Ella apretó mi mano con fuerza, y yo apreté la suya a su
vez.
―Eso me recuerda. Hay algo que
quería hacerte, Horikita-san. ¿Está bien?
―¿Una petición? ¿Qué es?
―Es...
Con una amplia sonrisa, estiró lentamente sus dos manos
hacia mí. Esas manos llegaron por encima de mi cuerpo y hacia mi cara. Y
mientras esperaba que me acariciara suavemente las mejillas... un dolor agudo
me atravesó la mejilla izquierda y la derecha.
Tardé un segundo en darme cuenta de que era el dolor de
ella tirando de mis mejillas a su antojo.
―¡¿Qué estás...?!
―Realmente te odio,
Horikita-san ―Ella tiró aún más fuerte al decir eso―. He estado tan molesta
desde que nos encontramos hoy, y aunque ahora seamos aliadas sigues siendo
molesta. Pensar que esto va a durar para siempre a partir del lunes me llena de
una cantidad increíble de estrés, así que tienes que darme una salida como
esta, ¡al menos un poco!
Me apretó las mejillas con más fuerza aún. No parecía que
fuera a aflojar pronto.
―¿No es suficiente?
―¡No, no! No estoy ni siquiera
cerca de estar satisfecha.
Iba a ser amable y dejar que se divirtiera al menos un
poco, pero ella se dejó llevar y no quería soltarme. Si ella no iba a parar, yo
tenía mis propios planes. Exactamente como ella había hecho, levanté mis dos
manos y tiré de sus mejillas.
―¿¿¿…???
―Creo que ya es hora de que te
detengas.
Actué asumiendo que ella se detendría después de probar su
propia medicina, pero...
―Ofofo, ¿puedes mantener las
bromas a esa tonta carrra?
No cedí, y con la suficiente fuerza como para arrancarle las mejillas, apreté aún más con las yemas de los dedos. A pesar de ello, Kushida-san no cedió ni un ápice, y tiró aún más fuerte, con una potencia superior a la que debería haber sido posible para ella.
Así que se convirtió en una batalla de quién podía ser más
terca.
―... ¿Van a seguir con esto
hasta que se destrocen? Parecen unas malditas estúpidas, así que me voy a casa.
Dijo Ibuki, la única persona calmada en la habitación,
mientras se giraba hacia la entrada y se iba.
Esta batalla de obstinación continuó durante dos o tres
minutos más, y para entonces incluso el dolor había empezado a adormecerse. Nos
dimos cuenta de que nos habíamos mostrado una visión realmente tonta, y
entonces ambas soltamos a la otra. Cuando vi que las mejillas de Kushida-san se
habían puesto rojas como la remolacha, me di cuenta de que seguramente yo tenía
el mismo aspecto.
―... Ven a la escuela el lunes.
―Eres persistente. ¿Sólo vete
a casa de una vez?
Me empujó la espalda, casi sacándome de su habitación, y
así salí al pasillo.
―Honestamente...
Me acaricié las mejillas doloridas y me giré hacia el
ascensor, donde vi a Ibuki entrar en él.
―Un momento, ¿me estabas
esperando?
Me adelanté al decir eso, pero Ibuki-san me sacó la lengua
y pulsó el botón para cerrar el ascensor.
―... Seguro que tiene talento
para molestar a la gente...
Pero no podía negar que gracias a ella pude reunirme con
Kushida-san. En el Festival Deportivo, debo ajustar cuentas como ella quiere.
PARTE 2
Levanto la cabeza aturdida y salgo de la cama.
No tengo fiebre ni nada por el estilo, pero tengo un dolor
leve y constante. La causa era obvia: la culpa que sentía por haber faltado a
la escuela durante cinco días. A pesar de que, hasta ahora, nunca me había
tomado un día libre a no ser que estuviera enferma. Acosada por la culpa,
intenté pensar en cualquier otra cosa para deshacerme de esos sentimientos,
pero no podía sacarlos de mi cabeza. Si fuera posible superarlo con sólo
intentarlo un poco, no habría tenido que tomarme cinco días libres...
Intentemos algo diferente para variar, pensé mientras
tomaba el teléfono. Dejando varios mensajes sin leer, toqué la carpeta de fotos
y fui a las más antiguas que tenía. Mientras me desplazaba por esas imágenes,
empecé a sentir nostalgia. Lo primero que detuvo mi mano fue una foto mía justo
después de empezar la escuela, cuando todavía no tenía a nadie a quien pudiera
llamar amigo.
Era la primera -y única- foto que tenía con Hirata-kun.
Todavía no podía sonreír bien, pero él estaba a mi lado, sonriendo amablemente.
Incluso ahora, no soy muy buena sonriendo, pero siento que he mejorado mucho
desde entonces.
―Lo extraño...
La vida escolar en Japón, donde yo era un pez fuera del
agua. El primero que me ayudó a deshacer mi nerviosismo fue Hirata-kun.
En ese momento, todavía no era consciente de que me había
enamorado. Sólo pensaba que era guapo, amable y una persona maravillosa. No me
di cuenta porque no tenía tiempo para el amor cuando estaba en China, donde los
estudios eran muy rigurosos y competitivos. No sé cuándo me di cuenta
exactamente de que estaba enamorada de él, pero, desde el día en que fui
consciente de ello, supe que nunca podría expresarlo con palabras.
Porque Hirata-kun es muy popular, y una persona como yo
nunca podrá llegar a él. Aunque me equivocara y le contara mis sentimientos,
sólo lo molestaría. Así que me lo guardé para mí y me conformé con estar a su
lado.
―Y sin embargo.
Sólo con pensar en ello de nuevo me sentí avergonzada y
asustada, y las lágrimas empezaron a correr por mi cara.
―¿Qué debo...?
Todos en la clase descubrieron que me gusta Hirata-kun.
Definitivamente se dieron cuenta de que intentaba estar al lado de Hirata-kun
cuando cambiamos de asiento, ¿no es así? No sé qué tipo de expresión debo poner
cuando vuelva a la escuela...
Después de llegar a ese pensamiento, me asaltó otro ataque
de culpa diferente.
Cuando la expulsaron, Sakura fue tan amable como dura con
Hasebe. Debió de ser inmensamente doloroso para ella, hasta el punto de que
sería insondable para alguien como yo. Y sin embargo, ya tenía bastante con mi
persona, y con la esperanza de que el examen se acelerara y terminara, pulsé el
botón de apoyo a la expulsión.
―Soy de lo peor...
Me odio a mí misma por ser una persona horrible, y me
duele, ¡me duele! Las insignificantes preocupaciones de una persona como yo...
El verme sonriendo torpemente me molestó, así que decidí
poner el teléfono a dormir, pero entonces recordé un email que recibí de
Ayanokouji-kun el lunes por la noche. ¿Cómo se sentirá Ayanokouji-kun ahora
mismo, me pregunto? ¿Sigue yendo bien a la escuela después de haber expulsado a
una valiosa amiga con sus propias manos?
Si va, qué tipo de... Me gustaría encontrarme en persona y
hablar con él... Eso era lo que pensaba cuando revisé lo que me envió.
Me gustaría encontrarme en persona y hablar.
―Ah...
El mensaje de Ayanokouji-kun estaba relacionado con lo que
yo había estado pensando, como si hubiera puesto mis propios pensamientos por
escrito. También incluía su número de teléfono y de habitación, por si acaso.
¿Podría aconsejarme?
Además de Ayanokouji-kun, había muchas otras personas que
estaban preocupadas por mí. ¿Estás bien? ¿Quieres hablar? No necesitas
forzarte, ¿sabes? Aunque agradecía sus amables palabras, no confiaba en que
responder a ninguna de ellas me llevara a una resolución. Pero si se trataba de
Ayanokouji-kun... quería que me escuchara, quería oír lo que tenía que decir.
―...Vamos... tal vez.
Todavía eran sólo las 5:30 PM. Un poco temprano para
cenar... No creía que fuera tan tarde como para ser descortés aunque lo llamara
de improviso. Me esforcé por hacerlo mientras caminaba de un lado a otro de mi
habitación durante un rato, y el reloj seguía avanzando. Me armé de valor y
decidí ir a visitar a Ayanokouji-kun.
Agarré mi teléfono y lo llamé nerviosamente. Cinco timbres,
seis timbres... después de escuchar diez timbres, me preguntaba si debía colgar
cuando... Ayanokouji-kun contestó la llamada y me puse tan nerviosa que las
palabras salieron de mi boca de inmediato.
―Ahh, um, ¡es Wang! Uh, ¿es
Ayanokouji-kun?
―Decidiste llamarme.
La voz de Ayanokouji-kun resonó ligeramente, y pude
escuchar débilmente el sonido de la ducha corriendo.
―...Sí. No he sido capaz de
salir de mi habitación, y estaba luchando, pero... sentí que podría ser capaz
de dar ese paso ahora... así que me preguntaba si tal vez podría hablar contigo
un poco...
―¿Ahora mismo?
―¿Es un mal momento...? Siento
haber llamado tan repentinamente... No tengo remedio, ¿verdad?
El momento era malo... Tal vez era imposible sin importar
lo que hiciera.
―No es el caso, pero ¿podrías
esperar un poco? 30 minutos, no, estaré listo en 20 minutos ―dijo
Ayanokouji-kun, quizá dándose cuenta de lo deprimida que estaba.
―¡Muchas gracias! ¡Estaré allí
en 20 minutos! Entonces, ¡si me disculpas!
Estaba extrañamente nerviosa y, sin poder aguantar más,
colgué inmediatamente.
―Uf... Mi corazón está
acelerado...
Quizá el hecho de no haber hablado con nadie durante una
semana me había afectado...
Me arreglé mientras esperaba, y después de unos 20 minutos,
terminé de prepararme y salí de mi habitación. La puerta de entrada se sentía
más pesada que de costumbre, y cuando la abrí-.
―Ah, otra vez...
Una bolsa de plástico estaba colocada junto a mi puerta.
―Hoy también viniste.
Dentro de la bolsa había gelatina, té, sándwiches y más. Lo
había notado por primera vez el lunes por la noche, cuando salí silenciosamente
de mi habitación para ir a la tienda. Al principio, pensé que alguien la había
dejado en el lugar equivocado, pero dentro había un pequeño papel con el número
de mi habitación escrito. Sin embargo, al no tener nombre, no sabía quién era
el responsable de estos pequeños paquetes asistenciales.
―Ah, hoy hay una ensalada...
pero... no es realmente mi tipo de comida...
Una ensalada de pechuga de pollo con muchas proteínas. Sin
embargo, había una bondad en el hecho de que a diario cambiaba un poco la
alineación.
―¿Quién podrá ser?
No había nada más en la bolsa de plástico que pudiera dar
una pista, y tampoco había un recibo. Sintiéndome agradecido con el señor sin
nombre, lo dejé en la entrada por ahora y bajé las escaleras hasta el cuarto
piso, donde estaba la habitación de Ayanokouji-kun. Ir al piso donde estaban
las habitaciones de los chicos me ponía extrañamente nerviosa...
Con esos pensamientos en la cabeza, entré en el pasillo
justo cuando se abrió la puerta de la habitación de alguien. Parecía ser nada
menos que la habitación de Ayanokouji-kun. Pero quien salió fue-
Por un momento me pregunté quién era, pero resultó ser
Karuizawa-san. En lugar de la hermosa cola de caballo que usualmente lucía, su
cabello estaba liso y recto. Y tras ella venía Ayanokouji-kun, vestido de
manera informal, haciendo pareja.
¿Estaban quizás en una cita dentro de su habitación? Si era
así, mi llamada debía ser increíblemente molesta... Mi estado de ánimo estaba a
punto de caer en picado de nuevo, pero no podía huir después de haber llegado
tan lejos.
Karuizawa-san revisó rápidamente sus alrededores, y
entonces nuestros ojos se encontraron.
―Ah, esto... esto es esa cosa
de 'hablando del rey de Roma', ¿no? Hasta luego, Kiyotaka.
Cuando respiré profundamente, Karuizawa-san también respiró
dos veces. Tal vez diría algo sobre Hirata-kun.
―¡Adiós!
―¿E-eh?
Me preparé, pero se despidió y pasó por delante de mí sin
hacer contacto visual. La llamé para detenerla mientras se alejaba a paso
ligero.
―¡Um, Karuizawa-san!
―¿Q-q-qué?
―...Siento haber llamado a
Ayanokouji-kun tan repentinamente... Te molesté, ¿no?
―¡No lo hiciste, para nada! De
verdad.
―Pero...
―Quieres un consejo, ¿verdad?
Kiyotaka lo dijo. Dijo que si no te buscaba ahora, tendrías que armarte de
valor para volver a salir de tu habitación.
Como pensaba, parece que fue capaz de averiguar mis
sentimientos desde el otro lado del teléfono. Karuizawa-san dejó de caminar y
se acercó un poco, sonriendo amablemente.
―Creo que está bien que te
sientas libre y pidas consejo. Se le da bien hablar, y aunque a veces puede ser
un poco torpe con sus palabras, creo que te dará las respuestas que buscas.
―Sí.
Llegué hasta aquí. Tengo que aplastar todos estos
pensamientos inútiles o no volveré a levantarme. Sentí que era todo gracias a
Karuizawa-san que podía endurecerme tanto.
―Bueno, entonces, te espero el
próximo lunes.
Me dio un discurso de ánimo para animarme y, sin más, pulsó
repetidamente los botones para llamar al ascensor. Sin embargo, cuando se dio
cuenta de que no llegaría pronto, utilizó la escalera de salida de emergencia
para volver.
―Muchas gracias, Karuizawa-san.
Al menos, no parecía estar enfadada conmigo. Siempre tuve
la impresión de que me daría miedo si la enfadaba, pero la Karuizawa-san de hoy
desprendía un sentimiento de dulzura y fue muy amable. De todos modos, no podía
permitirme pensar en nada innecesario ahora mismo, así que me apresuré hacia la
habitación de Ayanokouji-kun.
Pulsé el timbre y la puerta se abrió después de unos 30
segundos. Ayanokouji-kun se quedó en silencio después de darme la bienvenida,
así que inmediatamente me apresuré a hablar.
―U-um... Recibí tu mensaje,
y... uh, ¡quería hablar contigo un poco...!
PARTE 3
Mii-chan llegó casi exactamente a la hora que habíamos
programado. En realidad, quise enviar a Kei a su habitación un poco antes,
pero, aun así, fue bastante brusco. Creo que debería haberme dado unos minutos
más de gracia, pero no había forma de evitarlo, ya que debía tener cuidado de
que Mii-chan no cambiara de opinión.
―Siéntete libre de entrar.
―¡Perdón por la intromisión...!
Mii-chan no pudo ocultar su nerviosismo, pero no mostró
señal alguna de intentar echarse atrás. Sólo por esta pequeña interacción, pude
ver que se esforzaba por recuperarse. A diferencia de Kushida y Haruka, no
quería quedarse encerrada en su habitación.
―¿Quieres una bebida?
―No, estoy bien. Muchas
gracias por tu preocupación.
Se negó cortésmente y se sentó en la alfombra de forma
reservada. Me senté frente a ella y comencé la conversación.
―Viniste aquí por lo que
Kushida expuso sobre ti y Yousuke, ¿verdad?
Los hombros de Mii-chan se sacudieron al escuchar ese
nombre antes de asentir en silencio.
―También me gustaría saber
cómo va la clase. Al menos de aquellos que están sufriendo mucho más que yo,
como Shinohara-san, Matsushita-san y Hasebe-san. Y también tú, Ayanokouji-kun.
No pensé que mencionaría mi nombre, pero supongo que no fue
tan inesperado. Para un observador externo, parecía que hubiera tomado la
difícil decisión de descartar a un miembro de mi propio círculo de amigos.
―Debe haber mucha gente
intentando ponerse en contacto contigo.
―...Por suerte, hay mucha
gente que se preocupa por mí. Pero no puedo mirar. Porque si lo hago, tendré
que responderles.
Decía que no podía limitarse a leer sus mensajes y no
enviar una respuesta. Siendo ese el caso, lo único que podía hacer era no
leerlos.
―De acuerdo entonces. No hace
falta que le des demasiadas vueltas, pero si hay algo que quieras preguntarme,
no dudes en hacerlo.
Los dos rara vez hablábamos así a solas. No era necesario
que la conversación fuera fluida, pero si ella se mostraba demasiado reservada,
algo para lo que deberíamos haber encontrado una solución podría quedarse sin
resolver. Sería mejor que nos abriéramos mutuamente, aunque fuera un poco.
―Entonces, eh, me sentiré libre...
Ah, pero antes de eso... Sólo quería comprobarlo, pero ¿fuiste tú quien compró
y dejó todas esas cosas frente a mi habitación?
Al ver que no tenía ni idea de lo que estaba hablando,
Mii-chan continuó. Desde que empezó a faltar a la escuela, alguien le entregaba
comida una vez al día. Las provisiones venían con un trozo de papel que sólo
tenía escrito el número de la habitación de Mii-chan, y nada más que pudiera
servir para identificar al remitente.
Pensé en Yousuke por un momento, pero no había oído nada
parecido con Kushida o Haruka. Si él -que trataba a todos sus compañeros por
igual- estaba enviando suministros a Mii-chan, también lo habría hecho para los
demás, y me lo habría hecho saber durante una de las pocas veces que nos
encontramos desde el examen.
―Lo siento, pero no fui yo, y
tampoco sé quién lo está haciendo.
―Así es... Esa persona ha sido
de gran ayuda... Me gustaría darle las gracias.
―Sea quien sea, significa que
hay alumnos que están preocupados por tu ausencia.
Los que le envían mensajes, los que la llaman, los que le
llevan comida. Y aunque no se pusieran en contacto con ella, había muchos otros
estudiantes a su alrededor que estaban preocupados.
Después de asentir felizmente un poco, Mii-chan me hizo una
pregunta.
―Todavía vas a la escuela...
¿verdad?
Si ella no había estado en contacto con nadie de fuera, era
comprensible que ni siquiera supiera con seguridad si yo estaba asistiendo
correctamente. Por supuesto, no esperaba que la persona que se ofrecía a
aconsejarla se pasara el día abatida en la cama.
―Fui a la escuela esta semana
pasada como siempre.
―... ¿No te resultó difícil?
No, por supuesto que fue difícil, pero ¿no eras reacio a ir a la escuela?
―Me estás preguntando en
general, ¿no? Hasta ahora nunca he intentado ser un líder para mis compañeros,
así que cualquiera se sorprendería de cómo acorralé a Kushida o expulsé a un
amigo.
―... Sí. Eras diferente al
Ayanokouji-kun que yo conocía. Daba un poco de miedo.
Fue directa y honesta, y expresó con franqueza sus
sentimientos. No tenía sentido hablar de los amigos o de los méritos relativos
de nuestros compañeros de clase o del orden de prioridades. Ya había explicado
todo eso durante el examen especial, y no debíamos volver a sacarlo a relucir
en este momento.
―Me obligué a hacerlo,
mintiéndome a mí mismo que sería un cobarde si no lo hacía. Es que nadie lo
notó, ya que nunca fui bueno para expresar mis emociones. Creo que la razón por
la que puedo ir a la escuela y no falto es porque siento que no sería genial
hacerlo.
―Eso es algo que también pensé
un poco. No quería que todo el mundo pensara que -al faltar a la escuela-
estaba dolida porque lo que dijo Kushida daba en el clavo. Incluso el lunes por
la mañana me puse el uniforme y llegué hasta la puerta principal. Pero no pude
dar el siguiente paso. Después de tomarme ese primer día libre, la puerta se
fue haciendo cada vez más pesada y más lejana... Es decir, todo es culpa mía,
pero...
Entonces, como si acabara de recordar, Mii-chan bajó la
cabeza.
―Siento mucho haber perdido
una semana por algo así.
―No estaba pensando en nada de
eso. Hasta el hecho de venir aquí ha debido de suponer una gran dosis de valor.
Además, no has renunciado por completo a ir a la escuela, ¿verdad?
―¡Claro que no! Realmente
quiero ir a la escuela de inmediato. Sé que lo que estoy haciendo ahora no es
bueno. Pero... me da vergüenza, y me da pena...
Independientemente de que muchos estudiantes ya se habían
dado cuenta de esos sentimientos secretos suyos, era comprensible que se
sintiera profundamente traumatizada al ser expuesta públicamente de esa manera.
―No puedo decir que entienda
tu situación, o que pueda ocupar tu lugar. Pero, al menos, nuestros compañeros
están preocupados por ti.
―Sí...
―Y es un hecho que, ahora
mismo, estás causando problemas a la clase.
Sintiendo como si de repente le pusieran una cuchilla en la
garganta, su cuerpo se puso rígido y tragó saliva. No tienes que preocuparte.
Esperaremos el tiempo que necesites. Sería fácil enumerar palabras amables que
fueran agradables de escuchar, pero sólo tendría el efecto de retrasar su
regreso. Desde el punto de vista de un extraño, esto puede parecer pesado, pero
me permitiría intervenir y abrir su corazón.
―Sin embargo, afortunadamente,
Kushida y Haruka también están faltando a la escuela ahora mismo, así que tu
ausencia ha pasado a un segundo plano. Pero, ¿quién sabe la semana que viene?
¿Qué pasaría si esas dos vinieran a la escuela y tú fueras la única que se
quedara atrás? Lo sabes, ¿no?
Imaginar una situación en la que te dejaran atrás era algo
que podía hacer hasta un alumno de primaria.
Asintió con la cabeza mientras sus brazos temblaban
ligeramente, su miedo aumentaba. Iba a recalibrar si mi insistencia era
demasiado para ella, pero, sorprendentemente, no había señales de peligro. Era
menuda y tenía una disposición tímida, pero juzgué que su núcleo era
relativamente fuerte y no se doblegaría fácilmente.
―Puedes venir a la escuela con
una mirada indiferente. No tienes que decirle nada especial a Yousuke.
―Pero... yo... me siento
delante de Hirata-kun... estaremos tan cerca...
―Ahora que lo pienso, durante
el cambio de asientos, fuiste por el asiento justo enfrente del impopular
asiento del medio antes que nadie. ¿Fue porque pensabas que Yousuke tomaría el
asiento de atrás?
―¡Uf...!
Su reacción fue tan obvia que no tuvo que decirme que tenía
razón.
―Como era de esperar. Has
estado observando... Es decir, entiendes muy bien a Yousuke.
―Urghh, qué vergüenza...
Abrazando sus piernas, sacudió su cabeza de lado a lado.
Daba la impresión de que su vergüenza era el mayor problema.
―¿Hirata-kun... dijo algo
sobre mí...?
Ella personalmente dio el primer paso para averiguar la
parte que más le había inquietado todo este tiempo. Pero su rostro seguía
oculto tras las rodillas, y no podía atisbar su expresión.
―Naturalmente, está preocupado
por ti. Mucho, mucho más que por Kushida y Haruka.
―...Eso es... porque le
parezco una molestia... ¿no es así?
Como él estaba directamente involucrado, era natural que
Yousuke se preocupara más por su asunto que por el de los demás.
―No es que piense que eres una
molestia. Al contrario, se siente arrepentido ya que piensa que él es la razón
por la que faltas a la escuela.
―¡Eso es... pero Hirata-kun no
hizo nada malo...!
―Ya lo sé. Pero estoy seguro
de que sabes muy bien que él es ese tipo de persona. Desde mucho antes que yo.
Él era capaz de regocijarse en el deleite de otra persona
como si fuera el suyo propio. Por otro lado, si alguien era infeliz, empatizaba
con él y también se sentía infeliz. Ese era el tipo de personalidad que tenía.
Como Mii-chan estaba encerrada en su habitación, Yousuke también sufría.
Hacerle entender eso era lo más eficaz e importante para que superara su situación
actual.
Mii-chan levantó lentamente la vista, con los ojos un poco
enrojecidos, pero aún así bajó la rodilla que abrazaba sin mostrar ninguna
lágrima.
―No es que nunca lo haya
pensado. Que quizá Hirata-kun estaba sufriendo por mi culpa. Pero decidí que yo
no me daría prioridad...
Por lo visto, no era necesario que le contara todo desde el
principio: con que le diera el impulso sería suficiente. Viéndola como una
estudiante de segundo año de preparatoria, se podría decir que Mii-chan estaba
casi completa.
―Te veías un poco diferente de
hace un momento.
―Muchas gracias. Me siento
mucho más tranquila después de hablar contigo de todo esto. Todo es gracias a
ti, Ayanokouji-kun.
―No es gran cosa. Sólo estaba
allí por casualidad cuando te recuperaste, nada más.
―Eso no es cierto. Es porque
pensé que si me encontraba contigo, podría resolver mi problema ―Respondió con
firmeza y siguió con una profunda reverencia―. Definitivamente, el lunes iré a
la escuela como es debido.
―Lo sé. Pero cuando uno se resfría
de verdad, es mejor descansar.
―No. Sólo por el lunes, iré
aunque tenga que arrastrarme.
Sentí que eso podría ser un esfuerzo demasiado inútil, pero
era bueno que ella tuviera ese ánimo.
―La otra cosa que me preocupa
es la persona que deja la comida para mí. Dejé que me compraran bastante comida
durante esos cinco días... Creo que el total se acerca a los 10.000 puntos.
Si era una sola persona la que estaba detrás, podía
resultar bastante caro.
Intentó darme las gracias repetidamente a la salida, así
que la acompañé rápidamente y la envié a casa.
―Debe ser el resultado de la
educación de sus padres. Aunque es un poco exagerado.
A pesar de que somos compañeras de clase, fue demasiado
educada. Sin embargo, ese es el punto fuerte de Mii-chan.
Un problema se resolvió. No pude terminar de limpiar mi
habitación, así que tal vez debería hacerlo ahora. El número de personas que
visitan mi habitación ha aumentado últimamente, así que no puedo permitirme ser
complaciente. Horikita, Yousuke u otros estudiantes podrían visitarme en
cualquier momento.
Reanudé rápidamente la limpieza, pero poco después volvió a
sonar el timbre de la puerta. Comprobé rápidamente mi teléfono, pero no había
notificaciones de Kei ni de ningún otro amigo enviándome mensajes.
Una visita no anunciada, ¿eh? Qué momento más desagradable.
Intentaré estar en silencio durante un rato. Dependiendo de la situación, tenía
la opción de fingir que estaba fuera...
Sin embargo, al cabo de unos 30 segundos, el timbre volvió
a sonar. Era de noche y, tras apagar la luz de mi habitación, abrí la mirilla y
observé el pasillo mientras ocultaba mi presencia. Allí estaba, en cierto modo,
la última persona que quería ver: la estudiante de primer año Amasawa Ichika.
Ahora que lo pienso, hace un tiempo me pasó algo parecido.
Me acordé de aquel día: tuve una visita en un mal momento, cuando menos quería
que apareciera alguien. Al ver que vestía su uniforme a pesar de ser sábado, me
pregunté si habrá pasado por la escuela. ¿Debía pensar que la visita era
intencionada o que simplemente se había pasado por allí? Teniendo en cuenta lo
que pasó la última vez, no podía dejar de sospechar que esta vez también era
algo artificial.
Era obvio que me había llamado después de haber deducido
que estaba dentro. Mientras tanto, el timbre de la puerta sonó por tercera vez.
―Hola Senpaaii. Vengo a pasar
el rato ―llamó Amasawa con voz dulce cuando aún me negaba a responder.
―Lo siento, pero ahora estoy
ocupado. ¿Podemos hacerlo mañana?
―¡Eso no va a funcionar~! Me
enteré de que trajiste a una chica a casa y que estabas haciendo algo travieso,
Senpai, así que vine a investigar. ¡Si no abres, tendremos un problema!
Hablando con una voz tan alta que resonaba en el pasillo,
intentó obligarme a abrir la puerta. Si la dejaba seguir gritando sin control,
mis vecinos acabarían oyendo el alboroto. Sin más remedio, decidí abrir la
puerta y enfrentarme a Amasawa.
―¿Dónde escuchaste que traje
una chica a casa?
―¡La fuente de la información
soy yo~!
―Qué fuente tan poco fiable.
―¡Eso no es cierto! Hoy
trajiste a casa a Karuizawa-senpai y a Wang-senpai, ¿no es así?
No era mera intuición. No dudó en nombrar a ambas
visitantes. Aunque podía adivinar razonablemente que Kei pasó por aquí, ese no
era el caso de Mii-chan. Estaba claro que ella estaba al tanto de mis
movimientos.
―Ah, lo diré primero, pero no
he puesto ningún micrófono en tu habitación para nada, ¿ok? Y parece que la
escuela es minuciosa con sus inspecciones.
Ciertamente, no sería posible comprar algo tan peligroso
por correo o similar. Pero había un método para obtenerlas disponible sólo para
Amasawa.
―Sin embargo, si eres tú, con
tu conexión con Tsukishiro, no sería muy sorprendente que tuvieras uno o dos.
Incluso después de que se lo señalara, continuó registrando
mi habitación, sin dejar de sonreír.
―Por ahora, ¿podrías dejarme
entrar? Disculpa...
Amasawa se quitó los zapatos y entró enérgicamente en mi
habitación antes de que yo pudiera darle permiso. Entonces -sin contenerse-
empezó a mirar vigorosamente por la habitación...
―¿Qué estás haciendo?
―¿Eh? Nada, vamos, sólo estoy
comprobando un poco.
Me gustaría obtener una respuesta de por qué necesitaba
revisar mi habitación. Amasawa, que seguía rebuscando sin dudarlo, dirigió su
atención hacia la cama y se acercó a ella.
―Te estás preguntando cómo
supe lo de Wang-senpai, ¿verdad? ¿La vi salir por casualidad? ¿O lo supe por
algún otro método?
―¿Has venido sólo para
presumir de tu red de información?
Ella aceptó inmediatamente sin intentar negarlo, y luego se
acercó a la cama. Mientras arreglaba las arrugas de las sábanas, las yemas de
sus dedos recorrieron cada rincón, buscando algo. Me senté en la alfombra y
observé a Amasawa, que estaba segura de que seguiría examinando hasta quedar
satisfecha.
―Tu novia tiene el pelo largo,
¿verdad? Eso significa que te gustan las chicas con el pelo largo, ¿no? Por eso
yo también estoy dejando crecer el mío poco a poco.
Ella seguía moviendo las manos y los ojos mientras hablaba
de su situación capilar por la que nunca le pregunté. No podía obligarla a
detenerse, así que la vigilaba de mala gana cuando de repente dejó de moverse.
Entonces pellizcó algo de la vecindad de la almohada entre sus dedos índice y
pulgar y lo levantó.
―¿Qué es esto~?
Levantó triunfalmente un único mechón de pelo dorado y
brillante.
―Debe ser de Kei. Viene a
menudo a pasar el rato estos días.
―Seguro que es cierto, pero
¿qué significa que esté junto a la almohada?
―Se me ocurren varias razones,
pero ¿tengo que enumerarlas una por una?
―No, no. En realidad no tienes
que hacerlo, pero~
Entonces se puso de rodillas, miró al suelo y empezó a
buscar algo como un forense. No sé qué está buscando, pero dudo que sea capaz
de encontrarlo.
―¿La Habitación Blanca también
te enseñó a desvalijar las habitaciones de la gente?
Cuando hice una pregunta sobre la Habitación Blanca,
Amasawa se detuvo donde estaba.
―¿No tienes ninguna duda,
Senpai? ¿Sobre por qué nosotros -que fuimos enviados a esta escuela para que te
expulsaran- no te hemos puesto la mano encima y nos hemos integrado en la vida
cotidiana, aunque ya es el segundo semestre?
―Como mínimo, parece que te
han expulsado del equipo de la Habitación Blanca, y te han tachado de
innecesaria.
―No voy a negar eso, pero
entonces ¿qué piensas de los demás?
―No me interesa mucho.
―Bueno, supongo que es así. Si
te mantienes alerta, no harás nada descuidado~
―Te recomiendo que dejes de
preocuparte por mí, y simplemente disfrutes de tu vida escolar.
―¡Estoy de acuerdo! Yo también
estaba pensando que debería hacer eso...
Tras una ligera pausa, Amasawa continuó su búsqueda. De
espaldas a mí y con el trasero asomando, alcancé a ver su ropa interior debido
a la corta longitud de su falda. Era imposible que no se diera cuenta, pero
siguió arrastrándose por el suelo como si no se hubiera dado cuenta. Deslizando
la cabeza bajo la cama, su ropa interior quedó aún más expuesta.
―Mirar mis bragas de esa
forma, ¡qué lascivo, Senpai!
―Lo siento, pero más que mirar
tu ropa interior, estoy más pendiente de lo que me harás si te pierdo de vista.
Mientras yo mantenía mis ojos fijos en Amasawa, ella sacó
su cara de debajo de la cama y volvió a mirarme. Ataviada con un aura de
madurez que hacía difícil creer que tenía un año menos, Amasawa se acercó a mí,
todavía arrastrándose sobre sus rodillas.
―Creo que han empezado a
descarrilarse, confundiendo los medios con los fines. Están más centrados en
llevarte a la expulsión que en volver a la Habitación Blanca.
Murmuró a corta distancia, apenas unos centímetros
separaban nuestros labios. Un dulce aroma llegó a mis fosas nasales.
―Qué historia tan molesta.
―Para ti, Senpai, sí. Así que
he estado pensando estos últimos días. ¿No estaría bien decirte quién es y
dejar que lo envíes al otro mundo?
―No hagas que me envíen al
otro mundo.
―Jajaja, qué gracioso.
No era para nada gracioso.
―¿Qué vas a hacer? ¿Quieres
que te diga su nombre?
Amasawa se acercó un centímetro más y esperó mi respuesta.
― Te agradezco la proposición.
Pero paso.
―¿Es porque no confías en
ganar después de escuchar el nombre?
―Si su identidad se revelara
inesperadamente, tú serás la primera sospechosa. ¿Cómo acabaría eso?
―Por supuesto, probablemente
cambiarían de objetivo hacia mí.
―No hay necesidad de
desestabilizar tu vida escolar sólo para que pueda averiguar su identidad.
Si se interpusiera en mi camino como enemiga, no tendría
piedad, pero Amasawa no había dado muestras de ello hasta ahora.
―Eres muy amable, ¿verdad,
Senpai?
Además, confiar
demasiado en ella también sería un problema. Si estaban actuando con múltiples
estrategias en la mano, no podía negar completamente la posibilidad de que la
propuesta de Amasawa fuera también una trampa.
―Me rechazaron, así que me iré
a casa.
―¿Viniste hasta mi habitación
sólo para decirme eso? ¿O la búsqueda era tu propósito principal?
―¿Ahora cuál podría ser?
Riendo como un diablillo, Amasawa se dirigió rápidamente a
la puerta principal cuando sus ojos se dirigieron a la bolsa de basura apenas
llena que había en la cocina.
―Ya visité tu habitación
varias veces, pero veo que estás sacando la basura aunque hoy haya mucha menos.
Pensaba que eras de los que sólo la tiraban cuando la bolsa estaba llena hasta
los topes.
―Es que hay tantos restos de
comida de verduras y pescado que me da apuro dejarlo para la semana que viene.
―Si es así, ¿debo sacar la
basura conmigo de camino a casa?
―Lo siento, pero sacar la
basura antes de las 8 de la noche está prohibido.
―Sigues todas las reglas, ¿eh?
La visita de Amasawa fue inesperada, pero se había resuelto
un misterio.
―Ya veo parte de lo que has
venido a hacer. Viniste de visita para hacer tu propuesta. Y la razón por la
que registraste cada centímetro de mi habitación fue porque estabas al acecho
para ver si alguien más estaba escuchando.
Incluso su acto de intentar buscar algo privado sobre mí se
hizo por precaución. Amasawa estaba alerta por si el estudiante de la
Habitación Blanca ya había preparado un truco.
―Senpai. Estoy segura de que,
como eres tú, estarás bien, pero -sin embargo- si abandono la escuela, por
favor, que sepas que está ocurriendo algo que ni siquiera tú esperas.
Amasawa me dejó con esas palabras al salir de mi
habitación. Comprobé mi teléfono por si había habido algún cambio y me llegó un
mensaje de Akito.
[Haruka vendrá a la escuela a partir del lunes de la semana
que viene.]
Por el momento, había buenas noticias. Al ser alguien del
mismo grupo, debió de conseguir convencer a Haruka. El problema era que esto no
se enviaba en el chat del grupo con todos los miembros del grupo Ayanokouji.
Después de mirar la pantalla por un momento, recibí un nuevo mensaje.
[¿Podrías vigilar tranquilamente a Haruka durante un rato?]
El texto en sí era sencillo, pero el énfasis estaba en la
palabra tranquila. Iba a la escuela, pero no quería hablar conmigo. En ese
caso, si le hablaba sin cuidado, corría el riesgo de que volviera a faltar a
clase; eso debía ser lo que quería decir. Su razonamiento era bastante sencillo
de entender. Si ella estaba dispuesta a volver, yo no tenía ninguna objeción.
[Entendido. Prestaré mucha atención.]
[Eso ayuda. Espero que podamos volver a ser como antes.]
Durante un rato después de eso, recibí varios textos de
Akito que eran casi alentadores, y cuando fue el momento adecuado, terminó
nuestra charla.
―Es un problema resuelto.
Sin embargo, esta solución no era una verdadera solución.
Era mejor verlo sólo como un regreso temporal para Haruka.
Después de que esas agitadas horas llegaran a su fin, me
sentí mucho más fatigado que de costumbre.
―Vamos a ir a la cama temprano
hoy.
Sin embargo, no debería olvidar sacar la basura.
PARTE 4
Llegó de nuevo el lunes. El sábado resultó ser un gran día,
ya que me enteré directamente por Mii-chan e indirectamente por Haruka a través
de Akito de que estaban dispuestas a volver a venir a la escuela. Pero no había
ninguna garantía de que alguna de ellas viniera, y ahora dependía de la fuerza
de sus voluntades.
En cuanto a Kushida, hasta esta mañana no había recibido
ningún mensaje de Horikita sobre ella. Si venía al aula, no tenía ni idea de
cómo reaccionarían tanto ella como el resto de la clase.
Llegué a la escuela a la hora habitual, me senté y esperé a
que vinieran las tres a clase.
Cuando ya había llegado una cuarta parte de los alumnos, la
llegada de una persona sorprendió inicialmente a las chicas, pero luego la
recibieron con sonrisas. Mii-chan entró vacilante en la clase.
―Buenos... días...
Levantó la cabeza con cautela, preparada y esperando que se
burlaran de ella. Esas preocupaciones se desvanecieron cuando las chicas la
recibieron calurosamente sin tocar ese tema en lo más mínimo.
―¡Buenos días, Mii-chan!
―B-buenos días, Hirata-kun.
Y este chico también dio la bienvenida a Mii-chan con una
sonrisa que no había cambiado ni un poco. En este momento, no sabía si se había
abierto un camino para el amor de Mii-chan. Pero aunque no había comenzado, lo
cierto es que tampoco había terminado. Era totalmente razonable que, al
continuar su vida escolar, hubiera un momento decisivo para ambos.
Al cabo de un rato, Mii-chan continuaba viéndose
ligeramente nerviosa, pero las chicas se quedaron con ella y empezaron a
charlar alegremente sobre lo que había pasado en la escuela la semana pasada.
Y entonces, cuando la mayoría de los compañeros habían
llegado, apareció Haruka. Akito la acompañaba al lado, y parecía que ella
saldría corriendo en cualquier momento. Para evitar que eso ocurriera, él la
acompañó hasta su asiento. Keisei dudó
un poco, pero finalmente se armó de valor, se acercó a su asiento y la llamó.
Cuando me cambié de asiento, nunca pensé que me alegraría de no estar cerca de
ellos.
Haruka me miró por un momento, pero rápidamente apartó la vista
y miró su teléfono en su lugar. Después de comprobarlo, Akito y Keisei dijeron
un par de palabras y volvieron a sus asientos.
Mii-chan y Haruka vinieron a la escuela. Ambas tenían
amigos que venían a apoyarlas mientras sufrían. Para Mii-chan, eran muchas
chicas, y para Haruka eran Akito y Keisei. Aunque fueran pocos, tenía gente a
la que podía llamar amigos íntimos.
Por ahora, podíamos asumir que habíamos esquivado un
castigo importante por parte de la escuela.
Sin embargo, todavía quedaba Kushida. ¿Qué pasa con ella?
Cuando sólo quedaban tres minutos para que empezara la
clase, Horikita entró sola en la misma, con una expresión rígida en su rostro.
Miró una vez el asiento de Kushida, ocupó el suyo y miró directamente a la
pizarra. Como hoy no estaba en el vestíbulo, pensé que podría haber pasado,
pero supongo que no fue así. Posiblemente Shinohara y parte de la clase se
hicieron la misma idea al mirarla por detrás.
Al poco tiempo, sonó el timbre y llegó la hora de la clase.
Todos los asientos, excepto el de Kushida, estaban ocupados cuando
Chabashira-sensei entró en el aula.
―Parece que las dos se
encuentran mejor. Supongo que sólo ha sido un largo resfriado de verano, pero
cuiden su salud a partir de ahora.
Les hizo una ligera advertencia, pero no las regañó con
dureza cuando confirmó su asistencia.
―Así que Kushida está ausente
hoy. Tampoco he tenido noticias de ella─
En ese momento, oí cómo se abría la puerta del aula a mi
espalda. La persona que entraba jadeaba ligeramente, pero se recuperó rápidamente.
―Lo siento, llego tarde.
Kushida entró en la clase, con voz tranquila.
―Es la primera vez que llegas
tarde, Kushida. Has estado ausente mucho tiempo, ¿te encuentras bien ahora?
―Sí. Me cuidaré a partir de
ahora.
Respondió con suavidad, completamente imperturbable, y tomó
asiento. No habló con nadie y mantuvo su mirada al frente del salón. La clase
se había tensado de inmediato, pero no podían hablar entre ellos
descuidadamente, así que el silencio continuó.
―Seguro que han pasado muchas
cosas, pero después de una semana todo el mundo está reunido ―La clase seguía
siendo inestable, y Chabashira-sensei lo entendía, pero aun así asintió con
satisfacción―. El Festival Deportivo está a la vuelta de la esquina. Espero que
todos ustedes hagan grandes progresos y participen con éxito.
La jornada escolar terminó después de eso, y la clase
estalló inmediatamente. No hace falta decir que fue el efecto del regreso de
Kushida a la escuela. Todos los estudiantes la miraban como si fuera un tumor.
¿Seguiría manteniendo su silencio, o pondría su sonrisa habitual? O tal vez,
¿mostraría sus colmillos de nuevo? Por el momento, me levanté en silencio de mi
asiento, con la intención de salir al pasillo.
La puerta estaba cerrada, así que la abrí un poco. No sería
bueno que nuestros asuntos internos se filtraran a las demás clases. Eso había
pensado, pero─
Estoy vigilando. No te preocupes.
Recibí ese mensaje en mi teléfono. Asomé la cabeza por la
puerta, y tras divisarme, Chabashira-sensei asintió una vez en respuesta. Tras
confirmarlo, cerré la puerta para que nadie se diera cuenta. Chabashira-sensei
nos estaba cubriendo, haciendo todo lo que podía como profesora.
Nadie se movió, ya que la situación se convirtió en una en
la que podía pasar cualquier cosa. Horikita estaba a punto de apartar su silla
cuando Kushida se le adelantó y se levantó. Ese movimiento suyo podía verse
como una amenaza: "No metas las narices aquí".
La primera persona a la que se dirigió Kushida fue a
Mii-chan, cuyo asiento estaba cerca del suyo. Por fin, Mii-chan había vuelto a
la escuela, pero ahora estaba congelada como un ciervo frente a los faros.
―Me enteré por Horikita-san de
que has estado ausente por mi culpa.
―Um, er, erm...
―¿Me odias?
―N-No, no es así─
―No es que tenga que gustarte,
Wang-san. No puedo cambiar el hecho de que haya acabado exponiendo tu secreto a
todo el mundo, y tampoco tengo intención de llevarme bien contigo. Bueno, no es
que necesite decir eso, supongo.
No tengo intención de llevarme bien contigo.
Aunque su tono era amable, su intensa afirmación hizo que
Mii-chan se pusiera todavía más rígida. Los múltiples estudiantes que
observaban a Kushida se mostraron dudosos, descontentos y ansiosos con ella.
Normalmente, eso solo habría sido suficiente para hacer temblar a alguien, pero
no afectó a Kushida en lo más mínimo.
―No voy a decir que debas
entender lo que sentía en ese momento, pero esa era mi única opción entonces.
Me disculpo por haberte hecho blanco de eso, Wang-san.
Hizo una profunda reverencia después de decir eso. Me dio
la impresión de que esos no eran sus verdaderos sentimientos, y que sólo lo
hacía por obligación, pero al menos no parecía maliciosa.
―Shinohara-san, Matsushita-san
y los demás, siento haberlos molestado también. Parece que ya han conseguido
arreglar las cosas.
Ahora que lo mencionaba, los grupos de Shinohara y
Matsushita eran cercanos ahora. Durante el fin de semana, Yousuke, Sudou y el
resto debieron trabajar para unirlos de nuevo.
―¿Crees que una disculpa es
suficiente?
Shinohara contestó de forma algo brusca, manteniendo a raya
a Kushida.
―No lo creo, pero al menos no
podemos empezar sin una, ¿no?
―Eso es... de todos modos, ¿es
así como se disculpa?
―¿Quién sabe? Por lo menos,
así es como soy realmente.
La fachada que había mantenido hasta ahora, Kushida el
Ángel, ya no existía. Sólo ese hecho, y la tensión asociada, debería haber
llegado alto y claro a toda la clase.
―Por el momento, pienso seguir
manteniendo la fachada que tenía hasta ahora en cierta medida. Así, dependiendo
de las circunstancias, podré incluso recabar información de las otras clases.
Pero si alguno de los de la clase va a interponerse en mi camino mientras lo
hago, también me parece bien no hacerlo.
No importaba lo mucho que Kushida intentara mantener las
apariencias: si la gente de dentro de la clase interfería, no podría establecer
conexiones.
―Dejaré que todos ustedes
decidan si debo o no usar el arsenal que he acumulado.
Si Kushida fuera el tipo de chica que aprecia a sus amigos
y tiene miedo de estar sola, recluirla sería una forma de vengarse de ella.
Pero Kushida no estaba siendo pasiva, y en cambio mostraba una actitud
agresiva.
―Y si alguien se dirige a mí
con hostilidad, no tendré piedad, sea quien sea. Sólo he expuesto una pequeña
parte de sus secretos durante el Examen Especial. Estoy segura de que muchas
otras personas tienen cosas que quieren mantener en secreto, ¿verdad?
Murmuró desapasionadamente, dirigiendo su amenaza a nadie
en particular, sino a toda la clase.
―Pero sólo les prometo una
cosa. A menos que caiga, no trataré de exponer ningún otro secreto. No lo hago
por la clase, lo hago por mí. Para poder graduarme en la clase A. Es mi última
línea de defensa, para no perder mi valor como yo misma.
Al estar resentida, desconfiada y mal vista por sus
compañeros de clase, dependiendo de las circunstancias, podría acabar estando
en el bando de los expulsados. Para evitarlo, no iba a revelar más secretos,
pero si alguien la apuñalaba por la espalda no tendría piedad.
Nos dijo cómo se protegería y, al mismo tiempo, prometió
contribuir a la clase. Kushida Kikyou estaría fácilmente en el nivel superior
en términos de estatus general. Por lo menos, en las materias académicas o
físicas, ella no frenaría a la clase.
―Hasebe-san. ¿Te parece bien?
Kushida intentó hablar con Haruka, que no se había movido
ni un centímetro de su asiento y ni siquiera la había mirado. Pero Haruka no
respondió y siguió mirando por la ventana.
PARTE 5
Desde la semana pasada, mi vida diaria comenzó a cambiar
significativamente. El grupo Ayanokouji no se ha reunido ni una sola vez.
Incluso hoy, con la llegada de Haruka a la escuela, no ha habido ningún cambio
de - no, retorno de ese hecho.
Ahora que las reuniones que antes parecían naturales han
cesado, la forma de pasar el tiempo en la escuela ha cambiado por completo.
Durante los descansos de diez minutos, pasaba el tiempo solo o hablaba con Kei.
A veces, puedo charlar con algunos compañeros como Sudou o Matsushita, pero mis
posibilidades de hablar con Akito o Keisei han disminuido claramente.
Aunque al principio este estilo de vida me resultaba
extraño, poco a poco mi cuerpo empezó a aceptarlo y a acostumbrarse a él. Sigo
el mismo ciclo durante los descansos de la tarde, pero si Kei se va a comer con
sus amigas o algo así, yo me dirijo a la biblioteca. Ese seguía siendo el
receso en el que podía descansar a solas. Sin embargo, parece que Hiyori no
viene a la biblioteca últimamente, así que es una pena que no hayamos podido
hablar de ningún libro.
Además, el flujo de esta cadena de acontecimientos continuó
también después de clase. En cuanto al día de hoy, Kei ya me había mandado un
mensaje diciendo que saldría con sus amigas y se iría a casa, así que no tenía
ningún plan especial. Si me quedaba desconsideradamente en la escuela,
aumentaría la carga emocional de Haruka, así que decidí volver rápidamente a la
residencia. Sin embargo, se produjo un acontecimiento inesperado cuando alguien
me vio haciendo eso.
―Kiyopon, ¿tienes algo de tiempo?
No esperaba que Haruka se pusiera en contacto conmigo, pero
se acercó a mí cuando estaba en el pasillo intentando salir. Su voz contenía
una contundencia que demostraba que no le importaba si tenía o no tiempo. Su
objetivo al venir a la escuela por primera vez en una semana era quizás hacer
contacto conmigo en un lugar público. Sin siquiera mirar hacia atrás para
comprobar su expresión, respondí con franqueza.
―Si es necesario, haré tiempo.
Para tantearla, intenté parecer que tenía planes, pero...
―Entonces hazlo. Está bien,
¿verdad? ―Ella no mostró ninguna señal de contener esa contundencia en su voz―.
Ya hablé con Horikita-san. Me adelantaré y esperaré en la cafetería del centro
comercial Keyaki.
Diciendo sólo esas palabras, Haruka salió del aula.
Inmediatamente después, Akito vino hacia aquí como si siguiera a Haruka.
―¿Siempre tuvo la intención de
venir a la escuela para hablar conmigo? ―Dije.
―No estoy seguro... es la
primera vez que me entero de ello. Por eso no estoy seguro de lo que quiere hablar.
Pero, dependiendo de cómo vaya, no creo que pueda estar de tu lado.
Akito se disculpó, aunque me preocuparía que no estuviera
al lado de Haruka como su aliado.
―Está bien.
Dejando la conversación lo suficientemente corta como para
no levantar sospechas, tanto Akito como Keisei salieron del aula. Supongo que
ha reunido a todos los miembros del Grupo Ayanokouji y llamó también a
Horikita. Por supuesto, es seguro que la
discusión será sobre la expulsión de Airi. Horikita esperó a que esos tres se fueran
antes de acercarse a mí.
―Comprobé si estaría bien sólo
conmigo, pero dijo que eras completamente imprescindible y no me escuchó para
nada.
Se estaba encargando de intentar resolver el problema ella
sola, pero bueno, esta vez las circunstancias son distintas.
Salimos juntos del aula y nos dirigimos a la cafetería que
Haruka nos indicó. Antes de que entráramos en una pesada conversación, decidí
terminar con algo que tenía en mente.
―Parece que lograste traer a
Kushida de vuelta a la escuela. Estoy sinceramente impresionado.
―Técnicamente ha vuelto por el
momento. Sin embargo, todavía hay muchas cosas que son inciertas. Las cosas no
serán como antes.
―Pero aún así, no podríamos
desear un mejor desarrollo que en este momento.
Incluso su estilo de hablar había cambiado drásticamente,
pero es seguro decir que Kushida volvió casi con la mejor respuesta para que la
clase se desarrolle sin problemas a partir de ahora. El consejo de Horikita fue
sin duda parte de cómo llegó a esa respuesta. La parte difícil será mantener al
mínimo la información que se filtre a las otras clases. Incluso si algún día se
diera a conocer ampliamente, era muy posible que el paso del tiempo hubiera
desvanecido parte de ella.
―¿Cómo la convenciste? No me
la imagino haciéndose obediente sólo con un buen plan.
Aunque el destino final era la declaración que ella hizo
hoy, debió haber giros y vueltas antes de llegar allí. En todo caso, eso era lo
que me interesaba, pero la expresión facial de Horikita parecía complicada.
―La traté como una niña
impropia de su edad. Hasta el punto de no querer hablar de ello.
Al ver que evitaba hablar de algo concreto, supongo que
realmente hizo cosas de las que no quería hablar. No parecía que fuera a
responder aunque insistiera más en el asunto, así que no tuve más remedio que
rendirme.
―Sin embargo, teniendo en
cuenta con quién estás tratando, puede que haya sido la elección correcta.
Tal vez recordando algún detalle, se frotó la mejilla con
la mano izquierda y respondió.
―De todos modos, nos ha
costado una semana, pero conseguimos reunir a todos los de la clase.
―Hablando de eso, parece que
el problema con las chicas también se calmó.
Yousuke dijo que se apoyaría en Horikita, así que sin duda
ella también participó en eso.
―Para el asunto con
Shinohara-san y los demás, Hirata-kun tomó la iniciativa y las llevó a todas al
centro comercial Keyaki el domingo.
―¿Tú también estuviste
presente?
Fingí que no sabía nada al respecto y respondí como si
nunca hubiera imaginado que pudiera ocurrir.
―Sí. Además, estuvieron de
acuerdo en que lo de las malas formas fuera cosa del pasado. Shinohara-san
estuvo en contra durante un tiempo, pero que Ike-kun la calmara fue de gran
ayuda ―Incluso por la forma de hablar de Horikita, puedo decir que Ike está
cumpliendo su papel de novio. Continuó―: Seguro que muchos estudiantes están
creciendo mientras no miramos.
―No pareces feliz por ello.
―Creo que soy feliz. Es sólo
que por eso, me siento patética en comparación. Cuando pienso en si he
conseguido crecer... me siento ansiosa.
Es fácil valorar a los demás, pero juzgarse a uno mismo es
difícil. Si quieres ser optimista, puedes juzgarte generosamente. Si quieres ser estricto, puedes juzgarte con
dureza.
―Algún día, alguien más podrá
darte esa respuesta.
―...Cierto.
Lo primero es volcar su energía en la recuperación de la
clase, ya que su propia evaluación vendrá por sí sola después.
―No pudimos localizar a
Wan-san, pero parece que la ayudaste. Gracias.
―Sólo le di un consejo. Aunque
no hubiera hecho nada, alguien la habría ayudado.
―Aunque sólo haya sido un día,
tienes que agradecer que haya vuelto más rápido. También esta vez me salvó mucha
gente. Siento que me han vuelto a echar en cara que no puedo hacer nada yo sola.
Lo que decía era deprimente, pero en todo caso su tono era
alegre.
―Ah, sí. Quiero que le envíes
un mensaje al presidente del Consejo Estudiantil, Nagumo.
―¿Yo? Me usas constantemente
como intermediaria. Bueno, está bien. ¿Qué debo decirle?
―Sólo dile que acepto su
propuesta.
―...¿Aceptar su propuesta?
―Lo entenderá si le dices sólo
eso.
―De acuerdo. Iré a la sala del
consejo estudiantil después de esto, así que le diré lo que me acabas de decir.
Todavía estoy decidiendo si voy a participar en el Festival
Deportivo de este año. Pero el plazo de una semana ya pasó, así que al menos
debo responderle que acepté. Si no reto a Nagumo a algún tipo de duelo en algún
momento, probablemente no estará satisfecho.
―Lo que queda es el problema
con Hasebe-san. Sinceramente, no puedo saber de qué vamos a hablar, no puedo
leerla.
―Por cómo se ha comportado
hoy, no me sorprendería nada de lo que nos lance.
―Parece que es mejor no ser
ingenuo en esto.
Mii-chan y Kushida superaron sus retos y vinieron a la
escuela. Sin embargo, Haruka es diferente. Es probable que de aquí en adelante,
ella se convierta en un obstáculo y se interponga en nuestro camino.
―Mientras esperaba para reunirme
con Kushida-san, también vigilé a Miyake-kun y a Yukimura-kun muchas veces ―Así
que estaba vigilando no sólo a Shinohara y a los demás, sino también a los
miembros del grupo Ayanokouji―. La que tuvo los sentimientos más difíciles
durante el examen especial fue Hasebe-san. Es necesario hacer un seguimiento de
ella ―A pesar de eso, la razón por la que Horikita no parecía tan alegre
mientras caminaba a mi lado era probablemente que no había conseguido nada con
ello―. Nos encontramos en su puerta, pero no pudimos hablar de nada. Miyake-kun
me había pedido que la dejara en paz, así que me mantuve alerta durante la
última semana.
¿Está hablando de hoy? Que Haruka viniera a la escuela
también debía estar fuera de las expectativas de Horikita.
―Al final, Akito logró
convencerla y consiguió llevarla con él a la escuela, y ahí termina ese
capítulo ―Dije.
―Estaría bien si eso fuera
todo... pero no es el caso.
Dado que nos llamó así a los dos, naturalmente pensamos que
algo pasaba.
A partir de ahora, ¡trabajemos duro juntos! - Sí como no.
―En esa situación, yo fui
quien nominó a Airi y la acorraló. Está bien si sólo escuchas nuestra
conversación.
―No puedo hacer eso. Yo fui de
la misma opinión, así que soy igualmente responsable. No, la razón por la que
todo esto sucedió fue porque rompí mi promesa. Tengo que aceptarlo todo.
En comparación con entonces, parece que ha conseguido
recuperar la compostura, pero el hecho de estar demasiado ansiosa también era
motivo de preocupación.
―Haruka es importante, pero
también es necesario cambiar de mentalidad y mirar hacia el Festival Deportivo.
Ya hemos pasado una semana tratando de resolver nuestros
problemas de clase. En ese tiempo, las clases como la A ya habían empezado a
prepararse para ganar en el Festival Deportivo, así que no podíamos permitirnos
quedarnos atrás.
―Tienes razón. Por supuesto,
he estado pensando bien en cómo luchar en el Festival Deportivo. Creo que lo he
resuelto hasta cierto punto.
Mientras apoyaba a Kushida o a Shinohara y a los demás, no
pasó por alto esa parte.
―Entonces preguntaré. ¿Cuál es
tu objetivo para el Festival Deportivo?
Intenté preguntarle a Horikita su objetivo.
―No hace falta decirlo─ aspiramos al primer puesto. No, definitivamente nos
llevaremos el primer puesto. Tenemos que hacerlo.
Por el perfil de su rostro que miraba hacia delante, se
veía asomar la confianza.
―No es malo poner las miras
altas; no perdemos con nadie más en términos de mano de obra. ¿Has pensado en
una estrategia? Está la batalla entre años escolares completos, pero
fundamentalmente, la lucha por nuestros puntos acumulados dentro del mismo año
será el objetivo. Sakayanagi y Ryuuen pondrán en práctica estrategias en las
que ni siquiera has pensado.
―Si uno no completa cinco
eventos, entonces todos sus puntos se perderán. Teniendo en cuenta a Ryuuen, no
sería raro que se propusiera fingir un accidente durante la competición, herir
a alguien y que lo eliminaran por ello.
Al igual que Horikita fue el objetivo el año pasado, no
sería extraño que Ryuuen eligiera el tipo de métodos que uno llamaría cobardes.
Si fuera Sakayanagi, probablemente mirará a los que participan en la
competición y guiaría a sus compañeros con los arreglos más apropiados.
―Considerando todas las
posibilidades, ¿qué mano pretendes jugar?
―Para ser específicos, será un
ataque frontal. Sudou-kun y Onodera-san nos harán ganar puntos, y estudiantes
como Kushida y yo también ganaremos puntos de forma constante. Haremos lo
necesario para ganar.
―No habría ningún problema si
pudiéramos ganar con eso, pero que nuestra clase tenga sólo 38 personas también
es una desventaja.
Horikita asintió inmediatamente. Su respuesta indicaba que
había tenido en cuenta eso.
―Por eso decidí correr un solo
riesgo. Estoy en medio de los preparativos para eso ahora.
―¿Riesgo?
―Para una conversación más
detallada, ¿quizás quieras venir conmigo mañana después de clase?
―¿Quieres decir que quieres
que te ayude con algo?
―No. Será suficiente con que
vengas y escuches la conversación. Y después de eso, sólo quiero que evalúes
objetivamente si vale la pena o no correr ese riesgo y me lo digas.
―¿De verdad te parece bien
sólo eso?
―No puedo permitir que me
asesores una y otra vez, como la última ocasión.
Como ella ya pensó en esto hasta cierto punto, no necesita
ninguna sugerencia o consejo. Si ese es el caso, esperaré con interés la
estrategia que Horikita está pensando para el Festival Deportivo.
―Entendido. Te escucharé
mañana después de clase.
Cuando finalmente llegamos a la cafetería, los tres
miembros del grupo Ayanokouji estaban esperando en sus asientos. No parecía que
hubieran estado charlando, y tres bebidas estaban colocadas en vano. Si
queríamos usar la tienda, necesitábamos conseguir al menos una bebida. Uno a
uno, elegimos las bebidas al azar y nos dirigimos a nuestros asientos.
―Siéntense ―Nada más llegar,
Haruka nos instó a sentarnos en los dos asientos vacíos―. Mientras estaba
fuera, parece que han querido hablar conmigo varias veces, así que pensé en
preguntarles sobre eso ―Haruka abrió con eso de forma desapasionada, con su
mirada dirigida ni a mí ni a Horikita. Creo que nos lo preguntaba a los dos,
pero el foco estaba obviamente en Horikita―. ¿De qué quieren hablar?
―En cierto modo, el problema
ya está resuelto. Llevabas varios días sin ir a la escuela.
―Así que estabas preocupada.
Después de todo, la evaluación de nuestra clase puede bajar.
―Por supuesto que eso no es
todo. Debes haber tenido una buena razón para estar ausente durante una semana,
¿verdad?
―No me sentía bien. Se lo dije
a la escuela, así que no debería haber ningún problema... Miyacchi me dijo que
podríamos recibir una sanción si estoy ausente más de una semana, así que vine
a la escuela hoy.
¿Hay algún problema con eso? dijo el lenguaje corporal de
Haruka, mientras seguía sin mostrar ninguna emoción.
―En efecto. Sin embargo, la
razón por la que faltaste a la escuela no fue porque no te sentías bien.
―¿Cómo puedes decir eso?
Podría haber estado simplemente enferma, ¿no?
Sin negar nada, Horikita se llevó la taza a la boca.
¿Estaba ausente porque no se sentía bien, o no era el caso? Eso no es más que
el paso previo al problema. Con la forma en que Horikita contestó, no hay forma
de que esté satisfecha.
―Parece que tienes tus dudas,
pero realmente no me sentía bien. Pero no era una lesión o una enfermedad.
Despertarme fue emocionalmente difícil, no pude dormir y simplemente me fui de
la escuela.
Akito y Keisei parecen escuchar con calma, pero no es así.
Aunque están sufriendo de la misma manera, entienden que su sufrimiento está
muy lejos del de Haruka. Por eso no tienen más remedio que callar y escuchar.
―¿Podrías dejarte de rodeos y
decir lo que quieres decir?
En lugar de volverse deferente, Horikita se volvió más
asertiva. Sería normal que esa actitud tuviera el efecto contrario, pero a
Haruka no parece molestarle. Tengo la fuerte impresión de que ha sellado sus
emociones en lo más profundo de su corazón. Horikita, que estaba sentada a mi
lado, probablemente dio esa reacción excesiva porque sentía lo mismo.
―¿Estás satisfecha de haber
ganado puntos de clase durante el examen especial?
―No estoy satisfecha. Todavía
hay una brecha de más de 500 puntos entre nosotros y la Clase A. Además,
aspirar a la Clase A sin perder a nadie si es posible era mi ideal... mi
visión. Sin embargo, hablar de esas cosas no tiene sentido en este momento.
Nadie quiere expulsar a otro. En medio de la lucha,
simplemente nominé a Airi por una razón inevitable. Ya terminamos de
confirmarlo.
―Mi querida amiga fue
sacrificada debido a tu juicio egoísta. ¿Eres consciente de ello, Horikita-san?
Por primera vez en el día de hoy, las cosas que Haruka ha
estado queriendo decir salieron a borbotones.
―Efectivamente.
Durante la más de una semana que había pasado desde el
final del examen especial, Horikita se enfrentó a su decisión y siguió
luchando. Eso es algo que se entendería al observarla cada día, incluso sin
escucharla cara a cara. Por supuesto, eso es algo que no le importa a Haruka.
No la perdonará sólo porque se haya esforzado al máximo; no la perdonará sólo
porque haya dado resultados.
―Qué buen líder. No cuestionas
los métodos que tomas para que tu clase gane.
―Todavía me queda camino por
recorrer.
―¿Entiendes que estaba siendo
sarcástica?
―Por supuesto que lo entiendo.
―¿Dónde quedó tu promesa
original de eliminar al traidor -el estudiante que seguía presionando “Apoyo”-?
―Respecto a eso, creo que mi
previsión fue inadecuada. Sin embargo, mientras no podamos hacer como si el
examen especial del otro día nunca hubiera ocurrido, no tenemos más remedio que
seguir viviendo.
―Hay errores que no se pueden
perdonar.
―No voy a negar eso. Es como
tú dices.
―¿Aunque el hecho de que
Kyou-cha- Kushida-san permaneciera en la clase fuera la decisión correcta?
―Es porque consideré que era
la opción correcta que tuve la determinación de mantenerla en la clase,
asumiendo la animosidad de todos los demás. Esto se está volviendo redundante.
―Ah, ya veo.
Horikita no se echaba atrás, así que Haruka endureció su
forma de hablar.
―No pretendo dar una disculpa insuficiente. Por mucho que me disculpe, es un hecho que cambié mi opinión y juzgué que Kushida-san debía permanecer en la clase. Es natural que estés resentida conmigo, y un día podría recibir una dolorosa represalia. Sin embargo, decidí que la persona que puede convertirse en fuerza de combate para nuestra clase era Kushida. Poco a poco me he ido convenciendo de ello.
―Aunque Kushida-san sea una
estudiante sobresaliente, hay otros que no tienen habilidades. No era necesario
que fuera ella ―La persona que debería haber eliminado era otra. Horikita no
había llegado a esa conclusión, así que frente a ella Haruka continuó―. No lo
aceptaré. No importa cuánta gente te apruebe de aquí en adelante, nunca lo
aceptaré.
Manteniendo esa posición mientras conservaba sus
sentimientos, Haruka no mostraba ningún signo de perdonarla.
―Entonces no tengo más remedio
que esforzarme para que me apruebes.
―Acabo de decir que no te
apruebo.
―La única responsabilidad de
expulsar a Sakura-san es mía. Sí, no voy a negar eso. No puedo negar eso. Por
otro lado, ¿qué debo hacer? ¿Vas a decirme de aquí en adelante que deje la
escuela? ―Incluso si ella hiciera eso, no significa que Airi volvería. Esa
acción haría que los 100 puntos de clase que quedaron de que ella tomara la
iniciativa por el bien de la clase también desaparecieran en la nada―. ¿Quizás
quieres que me ponga de rodillas? ¿Te sentirías mejor con eso?
Una fuerte voluntad. La voluntad de no perder. Eso es lo
que pudo parecer, pero no fue así. Horikita está luchando. Aunque está
luchando, está poniendo una fachada y enfrentándose a Haruka. Al estar sentado
a su lado, pude ver la verdadera intención detrás de sus ojos temblorosos.
―Devuelve a Airi.
―...No puedo cumplir una
petición que es imposible de hacer.
―Eso es todo lo que deseo. No
me importa lo que pase con la clase ―Agarró unos mechones de su propio pelo y
los arrancó con todas sus fuerzas―. La decisión de aquella vez fue equivocada.
―Si estás insatisfecha,
entonces quizás deberías haber luchado ―Justo después de soltar lo que era casi
una burla, Horikita siguió con un golpe final―. Pero esa es una conversación
inútil. Aunque hubieras luchado, no tenías medios para resistirte a nosotros.
―Supongo que sí. Ciertamente,
no hay mucho que yo pudiera haber hecho. Kiyopon utilizó los sentimientos de
Airi y la acorraló sin piedad. Ese tipo de comportamiento es algo que una
persona normal no podría haber hecho ―Aquí, por primera vez, envió una mirada
de desprecio en mi dirección. Sin embargo, como no parecía tener intención de
hablar conmigo, lo dejó así y volvió a mirar a Horikita―. ¿De verdad vas a
trabajar con Kushida-san por el bien de la clase? Seguro que te traiciona.
―Si Kushida-san nos hunde en
el futuro, me arrepentiré.
En efecto, no hay garantía de que Kushida sea realmente
útil para nuestra clase. Si Horikita comete un error en su liderazgo después de
este punto, entonces puede llegar un día en el que se arrepienta de su decisión
de deshacerse de Airi.
―Sin embargo, aunque fuera al
pasado con mis recuerdos tal y como soy ahora, lo que haría seguramente no
cambiaría mucho. Repetiría mi decisión de salvar a Kushida-san y elegiría a
Sakura-san para ser expulsada. Si tuviera que hacer un solo cambio, no habría
hecho una promesa descuidada.
Ella declaró que no haría ningún cambio en su decisión.
―¿Por qué? ¿Por qué Airi?
Incluso si ella está en silencio probablemente dará una
respuesta, pero decidí mencionar mi opinión aquí.
―La cuestión es cómo pensamos
en las cosas. Los eventos de esta vez se han convertido en un fuerte estímulo
para los estudiantes cuyos nombres están más abajo en la OAA. Si continúan
volando bajo de esta manera, entonces pueden convertirse en los próximos en ser
expulsados. Incluso el mero hecho de que posean una mayor sensación de peligro
puede considerarse una ventaja.
Eso también es parte de mi papel como quien nominó a Airi.
―Es como si fuéramos como la
clase de Ryuuen. ¿Desechando a la gente sin ninguna habilidad?
―Me pregunto sobre eso. No
estoy seguro de qué principios sigue Ryueen, pero es un hecho que se acerca a
su reinado con el miedo en algún sentido. Nuestra política de clase hasta ahora
ha sido vaga y demasiado débil.
―Me recuerda a cuando empezamos
la escuela. Es lo mismo que cuando todos actuábamos por nuestra cuenta y no
teníamos ni una pizca de cohesión.
Puede decir que se parece, pero es algo diferente que
simplemente se parece.
―La situación de entonces era
diferente. Prevenir las expulsiones evitables antes de que se produzcan es
importante, pero mantener al mínimo a los que tenemos que expulsar era la
cuestión en esta ocasión.
―¡Pero...!
Haruka alzó la voz por primera vez.
―Es porque Horikita sintió que
la posibilidad de que los beneficios obtenidos al convertirse Kushida en una
aliada pesaban mucho más que los de Airi, por lo que llegó a esa conclusión.
También es porque vi ese futuro que respeté su opinión y le lancé un salvavidas.
Fundamentalmente, nunca se puede encontrar un futuro definitivo.
Sólo podemos actuar para captar un futuro que vemos e imaginamos. La gente no
es todopoderosa.
―Aunque Airi desapareció, la
clase volvió a su vida cotidiana antes de que me diera cuenta.
―Entiendo tu descontento, pero
¿pensaste lo mismo cuando expulsaron a Yamauchi-kun?
―Tuvo su merecido. Esta vez es
diferente.
―Es lo mismo. Sólo estás
enojada porque una de tus amigas fue sacrificada.
―¿Qué hay de malo en eso? ―No
hay un objetivo claro en este vaivén. Estrictamente hablando, no hay ninguna pista
para resolver esto aparte de que Haruka se eche atrás―. No puedo aceptar ese
tipo de realidad. No puedo aceptarla ―Y si Haruka no cede, entonces nos espera
un gran problema―. Kushida-san, de hecho, puede haber sido una amenaza. Puede
que ahora cambie de opinión y trabaje para la clase a partir de ahora. Sin
embargo, ¿piensas seriamente que voy a ver eso y cooperar?
―Tienes razón. Cuando
estuviste fuera una semana entera, parecía que te convertirías en un problema a
largo plazo más que nadie ―Había que lidiar con Kushida rápidamente, pero
Horikita dice que Haruka estaba decidida a largo plazo. Después de perder a Airi
en el examen, Haruka no tiene miedo de nada―. Sin embargo, viniste a la
escuela. Si querías esforzarte en hablar conmigo, podías haberlo hecho mientras
seguías ausente. ¿No es así?
Es poco probable, pero si Haruka cambiara ella misma de
actitud y viniera a la escuela, sería un giro bienvenido de los
acontecimientos. Sin embargo, el mundo no es tan sencillo.
―Todavía no he encontrado una
respuesta, así que simplemente intenté venir aquí.
―¿Una respuesta?
―Vine a la escuela para buscar
la respuesta que no pude encontrar mientras estaba encerrada en mi habitación.
Akito bajó los ojos después de escuchar esas palabras.
―¿Qué debo hacer para lograr
la venganza contra Horikita-san y Kiyopon? Estoy buscando esa respuesta.
Esto fue lo más frío que Haruka había dicho hasta ahora.
Las palabras que salieron de sus secos labios no estaban a la altura de una
amenaza o un farol.
―...Hablas en serio, ¿verdad?
Horikita también notó el peso de esas palabras.
―Quería decírtelo hoy: Haré
que te arrepientas de haber expulsado a Airi.
Haruka abandonó su asiento, dejando su bebida sobre la
mesa. Akito también fue tras ella, esperando alcanzarla.
Horikita no fue la única que se quedó boquiabierta. Keisei
compartió su sorpresa.
―No creo que ninguna de las
dos, Horikita o Haruka, se equivoque. Puede parecer injusto, pero son mis
pensamientos sinceros. A fin de cuentas, mientras yo sobreviva está bien, eso
es lo esencial.
Keisei se avergonzó de sí mismo, pero no intentó ocultar la
verdad y nos la contó.
―Todo el mundo es así. No es
extraño querer salvarse ―dijo Horikita.
―Por eso no puedo entender los
sentimientos de Haruka ahora mismo. Pero a pesar de eso, no creo que tenga
derecho a decirle que se detenga. Aunque acabe causando problemas a la clase ―Keisei
golpeó débilmente la mesa con el puño antes de levantarse―. El grupo está medio
roto ahora. Pero aun así, seré útil a la clase como yo mismo. Aunque no lo haga
bien en el Festival Deportivo, a cambio estudiaré más y más para contribuir a
la clase. Si no lo hago... no podría descartar la posibilidad de que me echen.
Si bien era bueno en lo académico, Keisei nos frenaba
cuando se trataba de deportes o contribuciones sociales. Estaba claro que
jugaría con desventaja si se trataba de cuántos amigos se tenían.
ANTERIOR -- PRINCIPAL -- SIGUIENTE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario