LA DÉCIMA CARTA
Qiao Jing Jing y Zhai Liang jugaron juntos videojuegos durante todo el viaje de regreso. Como era de esperar, la red de Zhai Liang en el otro lado era realmente mala, pero al estar Qiao Jing Jing en la autopista, su velocidad de red no era mejor. Después de fastidiar una partida a un puñado de compañeros de equipo al azar, los dos fueron a jugar la nueva forma de juego de King of Glory, The Showdown of Five Armies, que se lanzó para el Año Nuevo chino.
The Showdown of Five Armies se juega con cinco equipos, dos personas en cada equipo para un total de diez jugadores, en un nuevo mapa cuerpo a cuerpo. Las redes de ambos eran deficientes, así que básicamente estaban regalando cabezas. Pero se negaron a reconocer la derrota y jugaron una partida tras otra. En las más de dos horas de viaje, no consiguieron el primer puesto ni una sola vez.
Una vez estacionado el coche en el garaje subterráneo, Qiao Jing Jing seguía enfrascada en su juego, concentrando toda su atención en sujetar el teléfono y salir del coche, por lo que activó su modo de seguimiento a ciegas tras el conductor Yu.
Pronto el "ding" del ascensor señaló su llegada a la planta y la puerta del ascensor se abrió. Qiao Jing Jing salió jugando con el celular. Sólo después de dar unos pasos descubrió que aquello no estaba bien. ¿Cómo es que era el vestíbulo del primer piso?
Levantó la vista, perpleja.
—No puedes haber olvidado en qué piso está mi casa, ¿verdad?
Zhai Liang, al otro lado del teléfono, se quedó estupefacto e inmediatamente hizo un recuento para expresar su conmoción.
—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? Yu Tu, ¿vas a casa de Cotton?
Sólo entonces Qiao Jing Jing se dio cuenta de que el chat de voz seguía encendido, así que apagó rápidamente su micrófono. Sin embargo, con esta interrupción, su Shouyue también murió.
Qiao Jing Jing dijo sombríamente un "aiya". Yu Tu suspiró, agarró su celular, se puso de pie y la ayudó a jugar.
Podía ser el mismo héroe, pero en sus manos no era lo mismo. En cuanto resucitó, tomó varias cabezas seguidas. No necesitaba para nada que Qiao Jing Jing le explicara las reglas del juego.
Zhai Liang se dio cuenta enseguida y gritó:
—¿Hubo una sustitución?
Yu Tu volvió a encender el micrófono y dijo tranquilamente:
—¿A qué jugaron ustedes dos durante todo el viaje? Simplemente un insulto para mis oídos.
Entonces tomó a I'm So Panicked junto con él y, whoosh, whoosh, whoosh, se hizo con el primer puesto.
Qiao Jing Jing se quedó a un lado, básicamente mirando con ojos brillantes. Tenía que decir que, cuando se trataba de jugar, el Maestro Yu seguía siendo el mejor. Cuando terminó el juego, I'm So Panicked envió otra invitación. Qiao Jing Jing agarró el teléfono con decisión y pulsó "Rechazar". Muy lista a la hora de elegir a quién invitar, halagó a Yu Tu:
—Tienes razón, I'm So Panicked es sólo mediocre. Sigues siendo el mejor. Es mejor para mí jugar contigo.
Diciendo esto, entró en el ascensor.
Vamos rápidamente a casa para que pueda ganar personalmente un primer lugar.
Yu Tu tiró de ella hacia atrás.
—Espera un momento. Voy a buscar una carta.
Qiao Jing Jing, con mirada perpleja, lo siguió hasta el buzón del vestíbulo. Lo vio encontrar su buzón, teclear la contraseña para abrirlo sin necesidad de pensar y sacar una carta.
Aunque su buzón y la puerta principal de su casa tenían la misma contraseña, su acción fue demasiado fluida, ¿de acuerdo? Ella básicamente no tenía privacidad.
—¿Cómo es que tu carta está en mi buzón?
Yu Tu la miró de mala gana.
—Juega menos y come más almidón.
—... ¿Qué quieres decir?
—El cerebro necesita azúcar para funcionar.
—......
¿El novio de quién tenía una lengua tan venenosa? Ella simplemente quería golpearlo varias veces al día. Pero finalmente se dio cuenta.
—¿Tú me enviaste esto?
—Mm. ¿Recibiste sólo nueve cartas antes de ésta?
—Sí.
—Esta es la décima carta. La envié tarde, así que sólo llegó ahora.
—¿Qué está escrito en esta carta? —Qiao Jing Jing alargó la mano para tomarla, pero Yu Tu se aferró a la carta y no la soltó.
La miró y le dijo:
—Jing Jing, ¿adivina en qué estaba pensando cuando escribí esta carta?
—¿Qué? —Qiao Jing Jing lo miró, con la cabeza ligeramente ladeada.
—Esta carta es un poco abstrusa*. En aquel momento, mientras la escribía, pensaba si ya sería capaz de leerte esta carta cuando la recibieras y explicarte cualquier cosa que te confundiera —Hizo una pausa. La comisura de sus labios se curvó ligeramente y le preguntó—: ¿Quieres escucharla? (NT*: Que es de difícil comprensión)
¿Qué era el juego?... ¿Qué era el primer puesto?... ¿Acaso eran importantes?
Qiao Jing Jing se olvidó por completo de ellos.
Por la noche, comieron algo sencillo. Qiao Jing Jing se sentó en el sofá y lo escuchó leer la carta. En algún momento, mientras escuchaba, él la estrechó entre sus brazos. El contenido de la carta era demasiado técnico. Incluso con la explicación de un experto, a menudo era incapaz de entender lo que oía. Pero no importaba, ya que no estaba muy concentrada.
Le pareció que la persona que leía la carta tampoco estaba concentrada en lo que hacía. La prueba de ello era que hacía pausas de vez en cuando, pausas muy, muy largas.
Las noches de invierno siempre llegan muy deprisa. Cuando las agujas del reloj señalaron las nueve, por fin terminó de leer la carta. Ella estaba tumbada en sus brazos, y su voz era un poco coqueta:
—Tu lectura me dio sueño.
Él bajó la cabeza. Su aliento sopló junto a la oreja de ella.
—Entonces vete pronto a la cama, que mañana tienes que tomar el avión. ¿No necesitas hacer la maleta?
—Hice que Xiao Zhu terminara de hacerla esta mañana, así que no necesitó venir por la tarde.
Uh-oh...
Una vez dichas las palabras, Qiao Jing Jing enseguida se dio cuenta de que era un error. Era suficiente decir la primera mitad de la frase. La última parte de la frase era simplemente superflua. Rezó en silencio para que no se diera cuenta. Pero, ¿cómo era posible? Alguien reaccionó muy deprisa e inmediatamente se rió en voz baja, con el pecho tembloroso. Qiao Jing Jing lo golpeó ligeramente con el puño una vez.
—Si sigues sin irte, no habrá más trenes subterráneos.
—Me quedaré aquí esta noche.
Qiao Jing Jing parpadeó, sospechando que había oído mal, y tenía la mirada perdida.
—¿Eh?
—Dormiré en el sofá.
Yu Tu dijo:
—Jing Jing, seré muy proactivo en el futuro.
Desde sus brazos, Qiao Jing Jing se sentó y lo miró fijamente. Yu Tu también se incorporó y sus dedos tocaron su mejilla.
Creía que nunca olvidaría su aspecto dolido, casi lloroso, de aquel día en la gasolinera. Y también las palabras que le dijo aquel día.
En el momento en que oyó esta frase, había sentido una punzada de dolor. Y después, cada vez que la recordaba, su corazón se hinchaba con un dolor interminable hasta el fondo.
Sabía muy bien que, aunque ya estaban juntos, había algunas cosas en el corazón de ella que aún no se habían calmado. Así que en el futuro, a cada paso, en cada momento clave, tendría que ser él quien tomara la iniciativa de acercarse a ella.
Ella no le había dado una fórmula de cálculo, así que tenía que encontrarla él mismo.
La habitación estaba muy silenciosa.
—Pero no tengo mucha experiencia en ser proactivo. Si me paso de la raya, acuérdate de recordármelo —Dijo seriamente—: Por ejemplo, hoy quiero quedarme a dormir. ¿He cruzado la línea?
Qiao Jing Jing guardó silencio.
Yu Tu suspiró, dio un paso atrás y explicó:
—Tu vuelo sale mañana a las ocho de la mañana. Quiero llevarte al aeropuerto. No me digas que quieres que vaya corriendo desde mi casa a las cuatro.
—¿Quieres despedirme? —preguntó Qiao Jing Jing.
—¿Me exiges tan poco? ¿Estoy de vacaciones en el trabajo y no voy a llevarte al aeropuerto?
—Oh.
Qiao Jing Jing volvió a quedarse callada un rato. Entonces Yu Tu la oyó decir,
—No has cruzado la línea.
Su voz era suave, pero especialmente clara y solemne.
—No has cruzado la línea. Me alegro mucho de que seas así.
En la mañana del quinto día del Año Nuevo chino, el tren avanzaba rápidamente por la vía férrea hacia la ciudad de Jing.
Yu Tu estaba sentado en un asiento de la ventanilla, leyendo un libro. No hacía mucho, había llevado a Qiao Jing Jing al aeropuerto para reunirse con los demás miembros del personal. Su vuelo ya debería haber despegado.
Al recordar las miradas atónitas de la hermana mayor Ling y otras personas cuando lo vieron, Yu Tu no pudo evitar sonreír ligeramente. Sin embargo, al recordar que Qiao Jing Jing estaría fuera durante tres meses, suspiró ligeramente.
Sintió que realmente había pensado demasiado las cosas antes. Había pensado que no podría cuidar de ella porque estaba mucho tiempo de viaje y ocupado en el trabajo. De hecho, el tiempo que la señorita Qiao pasaba fuera en viajes de trabajo era quizá más que el suyo.
¿Quién desperdiciaba la juventud de quién?
Los ojos de Yu Tu estaban fijos en el libro, pero inesperadamente sonrió.
Cuando el tren llegó a Ciudad Jing, recibió el mensaje de WeChat de Qiao Jing Jing.
Hizo clic para abrir un sticker de WeChat muy lindo enviado por la señorita Qiao.
Jing Jing: hola.jpg
Yu Tu tecleó: ¿Aterrizó el avión?
Antes de que lo hubiera enviado, llegó su segundo mensaje.
Jing Jing: "Conociéndote por primera vez. Adivina quién soy".
Yu Tu: "......"
Borró las palabras que ya había tecleado y le siguió el juego a su extraña novia:
"Te veo por primera vez. ¿Eres tú?"
La otra persona envió un sticker aún más lindo y luego dijo:
"Soy tu novia de celular ^_^, AI (Inteligencia Artificial) Jing Jing".
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