NOMBRE Y VIDA
Aji y Ji Ning fueron llevados a la parte superior del gran salón.
La Terraza Demonio fue creada originalmente por la corte para controlar a los demonios del norte. El salón era sencillo y estaba bien iluminado. Un jiaoren vestido de negro estaba sentado en el asiento principal, en lo alto, con un rostro frío y majestuoso. Lógicamente, debería infundir miedo a la gente de abajo, pero, por alguna razón, Aji no sintió miedo.
Aunque acababa de ser golpeada por él...
Incluso pensó que este jiaoren sentado allí arriba parecía tan solo, demasiado solo... Absurdamente le dolía el corazón por él.
Aji no sabía lo que le pasaba, pero sabía que este jiaoren tenía que ser la razón por la que Lin Haoqing no la quería en el norte. ¿Por qué si no se sentiría tan complicada al verlo? Este jiaoren debía haber estado en su vida antes, y era muy importante.
¿Un enemigo o un amante?
Aji no tenia ni idea, ya que no podía recordar nada. Solo podía hacer un juicio preliminar -- su relación con este jiaoren seguramente no era muy buena.
Porque Lin Haoqing fue quien la salvo. La trató bien, se convirtió en su maestro y le enseñó técnicas de supervivencia. Y lo más importante, no quería nada de ella...
Después de dejar el ciruelo, Aji pensó en su relación con Lin Haoqing. Él le ocultaba muchas cosas, pero de lo que podía estar segura era de que quería que ella estuviera a salvo. Así que cualquiera que Lin Haoqing no quisiera que viera debía ser algo perjudicial para ella.
¿Era el jiaoren su enemigo? Sentía emociones tan fuertes con él, pero no parecía conocerla... Entonces cayó en la cuenta.
Aji se tocó la cara.
Por eso tenía que dominar el arte de la transformación. Por eso nunca debía mostrar su verdadero rostro ni usar su poder espiritual. La entregarían a este jiaoren...
Aji fue escoltada a lo alto del salon y obligada a arrodillarse. El jiaoren que ocupaba el asiento principal cerró los ojos. Poco después, unos pasos llegaron desde atras junto con algunos gritos.
—¡Dejen de empujar! ¡Tengo pies!
Al oír esta voz familiar, Aji giro la cabeza y vio a dos personas siendo escoltadas hacia arriba con las manos atadas a la espalda.
Lu Jinyan y el demonio serpiente...
Sorprendentemente, ellos también fueron capturados de nuevo.
Así que... ¿esta fuga suya terminó inmediatamente en fracaso después de que se separaran?
También vieron a Aji y Ji Ning. Lu Jinyan tartamudeó de asombro mientras se veía obligado a arrodillarse junto a ella,
—¿Ustedes también...?
Ji Ning respondió débilmente:
—Nos topamos con el jiaoren...
Lu Jinyan miró al encumbrado señor sentado en lo alto, luego dio un largo suspiro y sacudió la cabeza.
Aji le preguntó:
—¿Y cómo los atraparon?
Lu Jinyan apretó los dientes.
—Este perro volvió a pelearse conmigo en el camino...
No hizo falta oír más, Aji lo entendió. Miró al demonio serpiente y a Lu Jinyan durante un rato.
—Ustedes dos están destinados a enfrentarse, ¿por qué no van por caminos separados?
El demonio serpiente dijo,
—Yo quería...
—¡Yo también quería, carajo! —Dijo Lu Jinyan enfadado—. ¡Cállate tú!
—¿Por qué no te callas tú?
Después de escuchar a los cuatro discutir durante un rato, el jiaoren abrió los ojos. Un sargento que estaba a su lado ordenó inmediatamente: "¡Silencio!".
La sala se quedó en silencio, y el jefe de la prisión se acercó junto con dos guardias. Se inclinaron y se arrodillaron:
—Alteza, le fallamos. Nos sometemos al castigo.
El jiaoren lo miró un rato y luego asintió con la cabeza.
—De acuerdo, maten.
En cuanto pronunció la palabra "matar", el jefe de la prisión se asustó tanto que le flaquearon las piernas y cayó al suelo. Todos los presentes se quedaron de piedra.
Aji se sintió increíble. Miró con el ceño fruncido al jiaoren y se preguntó cómo había podido dar aquella orden.
El jiaoren se giro hacia Aji.
—Si no quieres permanecer en la cárcel, puedes ser ejecutado inmediatamente.
Los otros tres se pusieron pálidos.
El jiaoren se levantó y se marchó. Aji lo observo dirigirse a la salida como si todos los presentes en el salón no fueran mas que un cadaver sin vida para el. Su indiferencia despertó en ella una oleada de turbulencias emocionales. No sabía si era ira o decepción, o el misterioso dolor que la perseguía desde el momento en que se conocieron.
Ella se levantó.
—Detente.
Una palabra, alta y clara. Todos la miraron.
Changyi hizo una pausa y giró ligeramente la cabeza.
Aji se adelantó.
Los guardias se llevaron inmediatamente las manos a la empuñadura de sus espadas, y la situación se volvió tensa.
—Aquí no se puede matar a nadie —El fuego del zorro se encendió y aparecieron cuatro colas negras mientras luchaba por mantener su rostro transformado.
Todos sabían que un demonio zorro se hacía mucho más fuerte con cada cola adicional. Miraron a Aji y vieron cómo su gas negro se arremolinaba de repente, rompiendo la cadena que rodeaba sus muñecas.
Sonidos de espadas saliendo de sus vainas llenaron instantáneamente la sala.
A los ojos de Changyi, Aji era obviamente un hombre. Pero hablaba con una familiaridad que él no podía ignorar, y la observó hasta que su negro gas demoníaco oscureció sus pupilas azules.
La familiaridad fue fugaz, pero bastó para que se quedara observando las colas detrás de Aji.
Un demonio zorro negro de cuatro colas...
Aún recordaba que la mitad demonio de Ji Yunhe era un zorro negro de nueve colas...
—¿En qué te basas? —le preguntó—. ¿Por qué debería permitirte vivir?
El fuego del zorro se apagó y Aji dio un paso al frente.
—En base a mi creencia de que las Tierras del Norte no deberían ser así —dijo—. También creo que el venerable Señor del Norte, capaz de convencer a un ejército de maestros demonio para que se unan a él, no es un tirano cruel.
Los ojos de Changyi fluctuaron.
Tras sellar a Ji Yunhe en el fondo del lago, Changyi se obligó a olvidarla a ella y a su pasado. Pero en momentos de debilidad, todas las imágenes y recuerdos que yacían latentes irrumpían y se abalanzaban sobre su mente.
Como ahora.
Dos caballos fuera de la Terraza Demonio, caminando a través del viento y la nieve, y la compostura y el comportamiento de Ji Yunhe, todos salieron a la superficie.
El demonio zorro frente a él hablaba con confianza, igual que Ji Yunhe cuando se enfrentó sin miedo al ejército aquel día.
—Lu Jinyan se unió al norte porque depositó su confianza en ti. El demonio serpiente sabía que el mundo estaba lleno de sufrimiento, venir al norte fue también una promesa de confiar en ti. Si lo matas, no sólo fallas a su confianza, también fallas a todos los maestros demonio y demonios que se han unido. Todos ellos vinieron en busca de supervivencia y dignidad. Si son ejecutados por rencores personales, y el carcelero es asesinado porque los prisioneros escapan, entonces este lugar no será diferente de la corte imperial. Y tú no serás diferente del Gran Maestre: temido por el mundo y abandonado por el pueblo.
Todos escucharon a Aji mientras hablaba. Lu Jinyan incluso asintió con la cabeza unas cuantas veces.
—Me niego a creer que no entiendas esto.
Changyi lo entendía, simplemente ya no le importaba...
Aji continuó:
—Creo que has estado sentado demasiado alto durante demasiado tiempo, y has olvidado por completo tu causa original. Me temo que ahora mismo no eres digno de todos los que han muerto por el norte.
Los guardias se miraron unos a otros, visiblemente conmovidos por sus palabras. Unos pocos reunieron el valor suficiente para mirar a Changyi. Se quedó solo y observó en silencio al demonio zorro en la sala.
Aji no había terminado.
—Con tu poder, puedes matarme fácilmente. Pero hoy también depositaré mi confianza en ti, y creeré que no me quitarás la vida.
Miró fijamente a Changyi. La sala estaba tan silenciosa que se podía oír la caída de un alfiler.
Finalmente, Changyi rompió el silencio.
—¿Cómo te llamas?
—Me llamo Aji.
Su mirada se desvió por un momento y luego se dio la vuelta para marcharse.
—Sus vidas están perdonadas —dijo en voz baja mientras se marchaba.
Bueno, eso fue mejor de lo esperado.
Tan pronto como Changyi se fue, Lu Jinyan se levanto y le dijo a Aji,
—¡Impresionante! ¡Menuda boca tienes! ¡Incluso yo creía que todos se rebelarían si nos mataba! Nunca me había sentido tan importante.
Ji Ning se secó un poco de sudor nervioso.
—Yo soy el que estaba realmente muerto de miedo. Hermano Aji, no parabas de argumentar por qué debían ser perdonados, pensé que yo sería el único arrastrado y decapitado...
Lu Jinyan rió y golpeó a Ji Ning en la cabeza.
—¡Gato miedoso! Hasta tu pelo está mojado!
Los tres guardias también se acercaron para mostrar su gratitud.
—¡Aiya! Gracias, Sr. Aji, ¡gracias!
En medio de los vítores de la multitud, Aji se rascó inexpresivamente la cabeza y miró hacia la dirección por la que se había marchado Changyi.
El demonio serpiente vio su expresión y se rió.
—¿Qué te pasa? Después de ese increíble discurso, ¿ahora te has quedado mudo?
Aji negó con la cabeza y sonrió.
—No... Es que creo que quizá no fue el discurso lo que nos salvó...
—¿Qué otra cosa podría ser? —Lu Jinyan también se rió—. ¿Tu nombre? ¡Jajajaja!
Aji miró fijamente a Lu Jinyan y dijo:
— Fue exactamente mi nombre.
Lo vieron como una broma y no la tomaron en serio.
Aji miró de nuevo hacia atrás mientras salía de la sala con todos los demás.
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