The Blue Whisper - Capítulo 99

                                                                     SEGUIRTE

 

Luo Jinsang y Qu Xiaoxing esperaban ansiosos en la orilla.

Ella estuvo a punto de saltar al mar varias veces, pero Qu Xiaoxing la detuvo.

—No sabemos lo que pasa ahí abajo, ¡no te precipites!

—¿Entonces qué hacemos? ¡Ha pasado un día entero!

Como en respuesta a su pregunta, el agua helada de abajo salpicó de repente, empapándolos antes de que tuvieran tiempo de darse la vuelta.

Changyi saltó a la orilla junto con unos cuantos peces vivos que flotaban en el suelo.

Ambos lo miraron durante un rato y Luo Jinsang se puso histérica.

—¡¿Dónde está Yunhe?! ¿Por qué trajiste peces hasta aquí? ¿Dónde está?

Qu Xiaoxing miró horrorizada al pez que rebotaba.

—Esta no puede ser Yun... Yunhe, ¿verdad?

Luo Jinsang jadeó:

—¿Qué?

Changyi se escurrió el agua del pelo y dijo:

—Ásalo.

—¿Asado? ¿Qué? —Exclamaron los dos al unísono.

Changyi finalmente les echó una mirada.

—Asa el pescado, yo se lo bajaré para que se lo coma.

Se relajaron un poco. Qu Xiaoxing se adelantó y cogió el pescado mientras Luo Jinsang seguía preguntando:

—¿Por qué no subió Yunhe contigo?

—Curándose.

—¿Durante cuánto tiempo?

—Tres días.

—¿Tres días? —Luo Jinsang desvió la mirada—. ¿Entonces cómo respira ahí abajo? ¿Le haces el boca a boca?

Changyi se congeló y giró la cabeza para reflexionar.

Luo Jinsang revocó su propia idea.

—Eres un jiaoren, seguro que no necesitas un método tan primitivo. Pero tres días... ¿sólo ustedes dos? Un hombre y una mujer solos en la oscuridad... Será mejor que no te aproveches de ella mientras no recuerde el pasado.

Changyi se congeló de nuevo y se sumió en la contemplación.

Qu Xiaoxing no pudo soportarlo más y se acercó a ella, murmurando en voz baja:

—Mi señora, ¿puedes dejar de darle ideas...?

Changyi los miró a los dos y dijo:

—Hablan demasiado. Limítense a cocinar el pescado.

El tiempo aquí, alrededor del Mar Helado, era más cálido que el amargo frío del norte. Changyi se adentró en el bosque para recoger algunas frutas frescas mientras Qu Xiaoxing se ocupaba del pescado.

—¿Desde cuándo le gusta a este jiaoren nuestra Maestra Guardiana? ¿No quería matarla? ¿Qué me perdí?

—Te perdiste mucho.

 ...

Zhu Ling ofreció una píldora a la Princesa Shunde.

Ella tomó la píldora negra y la hizo rodar entre las yemas de sus dedos.

—¿Tan rápido?

—Lin Haoqing dijo que todo lo que necesitaba era el proceso de producción de algunos componentes. Una vez que lo consiguió, hacer esta píldora fue pan comido. Excepto que esto no es un producto terminado.

La Princesa Shunde sonrió,

—¿Qué más quiere?

—Necesita infundirle el poder de un demonio y un maestro demonio.

—La capital está llena de ellos.

Zhu Ling dijo:

—Tiene que ser un maestro demonio y un demonio cuyos poderes sean compatibles con el arte que practica la princesa.

—Yo entreno en el elemento madera, no hay muchos maestros demonio aquí compatibles conmigo —dijo ella—. El maestro también usa magia de madera. ¿Lin Haoqing quiere que tome su poder?

Después de pensarlo, Zhu Ling dijo:

—Princesa, si es necesario, conozco a un maestro demonio que puedes sacrificar.

—¿A quién?

—Ji Chengyu.

—A él... —La Princesa Shunde pesó la píldora dentro de su palma—. No está mal. En cuanto al demonio... —Ella pensó un poco y luego dijo—: El fénix de jade es considerado un demonio del elemento madera..

—Me temo que su poder es demasiado brutal, y no es buen complemento para Ji Chengyu. Puede ser peligroso para la princesa usarla.

—Bueno, refinándome en un demonio, más el arte prohibido, seré capaz de aprovechar tanto el poder de otros maestros demonio como el de otros demonios. Eventualmente seré capaz de luchar contra el maestro de nuevo —Aferró con fuerza la píldora dentro de su mano—. Dile a Lin Haoqing que encuentre un demonio de madera y no dejes que nadie se entere de esto. Quiero ver los resultados mañana a más tardar.

—Sí.

...

Era de noche cuando el joven vestido con una polvorienta túnica blanca entró corriendo en el patio.

—¡Maestro! ¡Maestro!

Ji Chengyu salió de la casa y miró sorprendido a Ji Ning.

—¿Por qué estuviste fuera tanto tiempo?

Las lágrimas se acumularon en los ojos de Ji Ning.

—Maestro... Yo... Me capturaron y me llevaron hasta las Tierras del Norte. Me liberaron y yo...

—¿Las Tierras del Norte?

—Yo... también conocí a Ji Yunhe, ella no murió...

Ji Chengyu se estremeció.

—¿Qué?

—Ji Yunhe, se transformó en hombre y me salvó, y después... —Sus palabras eran incoherentes mientras intentaba recuperar el aliento. Ji Chengyu tiró de él hacia la casa—. Entra primero, luego hablamos.

No sabían que fuera de la puerta del patio, un general de armadura negra estaba de pie contra la pared. Sus ojos detrás de la máscara de hierro negro eran oscuros y sombríos.

—Ji Yunhe...

...

El viento y la lluvia del exterior no perturbaban la calma en las profundidades del mar.

Ji Yunhe disfrutaba de la comida traída por Changyi con cara de pura gratificación.

—Comer pescado asado en el fondo del mar, es una experiencia increíble. Principalmente porque este lugar es tan hermoso, tranquilo y apartado, y me traen la comida a domicilio.

—Entonces quédate aquí.

—De ninguna manera, eso sería como un encarcelamiento.

Ji Yunhe soltó la palabra y ambos recordaron algunas cosas del pasado.

Changyi se quedó en silencio y enseguida ella explicó:

—Pez de cola grande, no te estoy culpando.

—Lo sé.

Changyi se limpió con la manga un poco de jugo de fruta que tenía en la comisura de los labios. A Ji Yunhe la sorprendió un poco su acción. Se aclaró la garganta y dio otro mordisco al pescado.

Pero a Changyi no le importó su torpe reacción.

—Cuando te recuperes, al norte, al sur, al Valle Demonio o a cualquier parte del mundo, puedes ir adonde quieras.

Sus palabras la sorprendieron. Ji Yunhe miró su rostro serio bajo la luz resplandeciente del lingzhi marino, y escuchó su voz seria.

—Siempre has querido ser libre, tanto que incluso diste un paseo entre la vida y la muerte —hizo una breve pausa—. Ya no te mantendré encerrada.

Ji Yunhe preguntó:

—¿Y tú?

—Volveré al norte —dijo Changyi—. Ya no es una herramienta para mis propios deseos egoístas. Protegeré el norte.

—¿Como lo protegiste cuando llegó la lava?

 Changyi no lo negó.

Ji Yunhe lo miró a un lado de la cara y sonrió.

—Changyi, has cambiado.

—Tal vez —Bajó la cabeza y se miró la mano, como si ya la hubiera oído decir: de acuerdo, cuando me recupere, seguiremos caminos separados—. Llévate a Qu Xiaoxing, te es muy leal, y a Luo Jinsang...

Ji Yunhe se rió y sacudió la cabeza.

Changyi la miró con curiosidad.

Ella dijo:

—Tú has cambiado, y yo también.

Escuchó en silencio.

  —Crecí atrapada en el Valle Demonio y luego me encerraron en varias prisiones, así que nunca tuve libre albedrío. Por eso, odiaba la idea de estar atada a nada en este mundo, y siempre luché por esa ilusoria libertad como mi mayor deseo. Incluso hasta el punto de sacrificar mi vida por ella.

Ji Yunhe giró la cabeza y lo miró.

—Pero después de dar un paseo entre la vida y la muerte y haber tenido un nuevo comienzo, ahora sé que la libertad no consiste en poder ir a donde quieras —dijo—. Es ser capaz de decidir por ti misma.

Ji Yunhe acarició suavemente el dorso de su mano.

—Y yo decidí estar atada —le sonrió—, por ti.

La luz del lingzhi marino pareció más brillante de repente, iluminando sus ojos.

—¿Quieres seguirme hacia el norte?

—Al norte, al sur, al Valle Demonio —ella lo imitó—. A cualquier parte del mundo, puedes ir donde quieras.

Su mano se giró y diez dedos se entrelazaron. Changyi no volvió a hablar, pero las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa.

—Hasta el último confín del cielo y la tierra, hasta los rincones más profundos del mar... —Ji Yunhe le susurró al oído—: Siempre te seguiré.

—De acuerdo.

—Espera un minuto... ¿Esto se considera un rincón del mar? ¿Entonces ya hemos estado allí?

—Todavía queda el otro extremo del cielo y de la tierra.

Decenas de miles de montañas, ríos y mares. Una vez que se ocupara de los asuntos pendientes en el norte, la llevaría a todos los lugares a los que ella quisiera ir.

En cuanto al pasado, a ella no le importaba mencionarlo, y a él no le importaba recordarlo. Dejaba que todo se disipara en el viento o en las olas.

Haberse perdido y encontrado ya era la mayor bendición.



Si alguien quiere hacer una donación:

Ko-Fi --- PATREON -- BuyMeACoffe









No hay comentarios.:

Publicar un comentario