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Bueno, después de 7 años terminamos Gamers!, hace poco también terminamos Sevens. Con esto nos quedamos solo con Monogatari Series como seri...

The Blue Whisper - Capítulo 114

 DORMIDO

 

Linternas flotantes flotaron en el cielo estrellado durante toda la noche.

Después de la ceremonia nupcial, Ji Yunhe y Changyi ofrecieron un sencillo "banquete", bebieron un poco de té y despidieron a los invitados. Todos estaban muy ocupados, nadie tenía tiempo para quedarse a charlar.

Dentro de su habitación, Ji Yunhe se refrescó y se giró para ver a Changyi sentado junto a la cama. Acarició suavemente el bordado de cola de pez de su túnica, las yemas de sus dedos eran suaves y su mirada cálida.

Se acercó a su lado y lo estrechó entre sus brazos.

—Un abrazo —le dijo mientras le acariciaba el pelo.

Changyi soltó la esquina de su túnica y abrazó la cintura de Ji Yunhe, apretando su cara contra su vientre. Era la parte más suave de su cuerpo, y también la más cálida. Calentó la frialdad que lo rodeaba.

Se abrazaron sin decir nada, el silencio ya era mejor que mil palabras.

Después de un largo rato, Changyi dijo:

—No perdí mi cola.

—¿Hmm?

—Está aquí contigo. Tú eres mi cola.

Su cara se frotó suavemente contra ella y Ji Yunhe lo abrazó con más fuerza.

—Tú también eres parte de mí —dijo.

Changyi cerró los ojos.

—Mhm.

Ésta era quizá la noche más cálida que el norte había visto jamás.

Como Ji Yunhe tenía dificultades para dormir, Changyi le tarareó una canción al oído. Su voz susurrante sonó primero como las olas del mar, luego como un claro manantial de montaña, tranquilizándola. Cerró los ojos lentamente.

Se alejó de la realidad y se acercó al mundo de los sueños bajo su canción de cuna. En el sueño, Ji Yunhe se vio de nuevo junto al ojo de la Formación de los Diez Cuadrados. Tiró de Changyi hacia un oscuro estanque de agua con el corazón lleno de esperanza, como si lo que les esperara al final de la oscuridad fuera un mundo de sol.

Ji Yunhe se durmió al son de su canción con una sonrisa en la cara.

La voz de Changyi se fue apagando poco a poco y la habitación quedó en silencio.

Miró la sonrisa de Ji Yunhe bajo la luz de la luna.

Era contagiosa y lo hizo sonreír a él también. Levantó la mano para tocarle la cara, pero entonces vio las yemas de sus dedos...

La escarcha se había solidificado formando carámbanos en sus uñas, lo bastante afilados como para atravesarle la piel.

Changyi retiró la mano. No sentía lo frío que se había vuelto su cuerpo en los últimos días.

Para evitar que Ji Yunhe viera sus anormalidades, adquirió algunas hierbas de Kongming que le quitaban los sentidos para que ya no sintiera dolor.

Si no podían estar juntos por mucho tiempo, entonces más valía darle lo mejor que pudiera en el tiempo que les quedaba.

Como el hermoso cielo de esta noche.

Era el mejor regalo que su pueblo podía hacerles.

Changyi se acurrucó junto a Ji Yunhe y se esforzó por no tocarla, temeroso de que la frialdad la despertara del sueño. Quería verla sonreír hasta el último momento...

Al día siguiente, Ji Yunhe abrió los ojos antes del amanecer.

Aunque era el primer día después de su boda, aún le quedaba mucho trabajo por hacer. Ji Yunhe estaba decidida a no volver a llegar tarde después de la última vez, así que se sentó rápidamente para despedirse de Changyi. Pero cuando giró la cabeza, se quedó helada.

Toda la cama estaba cubierta de hielo, incluido él. Sólo la parte en la que ella estaba tumbada no lo estaba. Su cuerpo de demonio estaba demasiado caliente para congelarse.

Ji Yunhe se entumeció y murmuró para sí misma:

—¿Por qué sucedió tan rápido...?

Nueve colas negras se desplegaron y de su cuerpo brotaron llamas negras. Derritió el hielo de su rostro y se inclinó hacia él.

—Changyi... —lo llamó mientras se apretaba contra su cuerpo—. Está bien, está bien... —continuó murmurando de forma ininteligible.

Su fuego de zorro se arremolinó y lo envolvió.

Pero sólo pudo derretir la capa exterior de hielo. Su piel no se calentaba por mucho que ella lo intentara.

Tenía los ojos cerrados y el rostro contento, como si estuviera dentro de un sueño tan hermoso que simplemente no quisiera despertar.

—Changyi, Changyi... —Ji Yunhe lo levantó—. El sol está saliendo. Vamos a ver el amanecer, no duermas más —Su voz era áspera y sus pensamientos dispersos.

Su cuerpo se había ablandado lo suficiente como para que ella pudiera cargarlo en su espalda.

—Vamos, yo te llevaré. Cuando veas salir el sol, te despertarás...

Las manos de Changyi colgaban sueltas por sus hombros, cubiertas por una gruesa capa de hielo. Los ojos de Ji Yunhe se pusieron rojos mientras intentaba desesperadamente contener las lágrimas.

—No pasa nada si no me sujetas, soy fuerte, puedo llevarte sin problemas —dijo mientras caminaba paso a paso hacia la puerta.

Pero no se sentía muy fuerte. Todo su cuerpo temblaba y se estremecía de pies a cabeza.

Changyi se zafó de la espalda de Ji Yunhe en cuanto ella levantó una mano para empujar la puerta. Inmediatamente se dio la vuelta y tiró de él hacia sus brazos.

Se sentó contra la puerta y apoyó la cabeza de él en sus piernas. Las lágrimas brotaron finalmente de sus ojos mientras lo miraba, cayendo gota a gota sobre su rostro.

Se solidificaron al contacto y se convirtieron en pequeñas puntas de hielo contra su piel.

Ji Yunhe alargó la mano para limpiar el hielo mientras caían más, una tras otra.

Ahora se daba cuenta de que no era tan fuerte como creía. Perder a Changyi y seguir viviendo sólo con su identidad y sus recuerdos era mil veces más difícil de lo que había imaginado.

El sol de la mañana iluminó la puerta detrás de ella y las sombras empezaron a retroceder. Vio cómo la luz se movía lentamente hacia el rostro de Changyi.

—Ya salió el sol...

La voz de Ji Yunhe se quebró.

Pero Changyi no se despertó.

Sus ojos azul hielo nunca más se abrirían.





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