tender (tierno) [ten-dər]
Adjetivo
1) marcado por las emociones más suaves, que responde a ellas o las expresa
2) que muestra cuidado; muy susceptible a impresiones o emociones
3) fácil de masticar; de textura blanda o flexible; se rompe, corta o daña con facilidad
4) sensible al tacto o a la palpación; sensible a heridas o insultos; requiere un trato cuidadoso y delicado
5) físicamente débil: incapaz de soportar dificultades; inmaduro, joven; incapaz de resistir el frío.
...y otros significados similares. Sin embargo, hay algunas otras partes de la oración unidas a la palabra, como:
Verbo
1) presentar para su aceptación
Sustantivo
1) oferta o propuesta hecha para su aceptación
2) enfermero, vigilante o guardián
3) un barco empleado para atender a otros barcos (como para suministrar provisiones)
4) vagón acoplado a una locomotora de vapor para transportar combustible y agua.
...y así sucesivamente. Es una palabra que tiene aplicaciones muy diversas y matices sutiles e intraducibles.
1
Había, en una época en la que nunca se veía una, una casa de estilo occidental que parecía un castillo.
—Vaya, qué bonito.
Parado frente a un edificio que parecía hecho de escombros apilados toscamente, Kyouichirou Teratsuki lucía genuinamente impresionado.
—S-Señor, nos enteramos de que iba a venir, así que intentamos prepararnos todo lo que pudimos, pero todo esto es muy... —dijo con reproche el abogado que estaba detrás de Teratsuki.
Aparte del abogado, no había ni una sola figura en los alrededores de la mansión sellada.
—Así que te enteraste de que venía y trataste de limpiar las cosas a toda prisa, ¿Mhm? Menos mal que vine con tan poca anticipación entonces —La persona a la que el abogado llamaba “señor”, Teratsuki, hizo una mueca.
Su apariencia exterior hacía casi imposible adivinar que, oficialmente, tenía 52 años. Los que no lo conocían bien podrían haber supuesto que sólo tenía unos 30, la mitad. En cualquier caso, había sido, y seguía siendo, el propietario de una empresa de éxito que había extendido su influencia a todos los mercados imaginables en una sola vida. En cierto modo, era un líder individual.
—Lugares como éste se ven mejor cuando no han sido tocados por manos humanas.
Teratsuki hizo girar en el aire el bastón que llevaba en la mano. En realidad no parecía que tuviera una pierna mal, así que probablemente era sólo para aparentar.
—O...kay......
La cara del abogado era sombría. Sólo había podido verificar este lugar a nivel de papeleo. Estaba seguro de que era la casa de su antiguo empleador. Sin embargo, ese empleador, del que nunca pudo identificar un pariente cercano, murió dejando una deuda, y ahora uno de los acreedores de esa deuda, Teratsuki, exigía que le mostraran el interior. Pero era demasiado pronto. Ni siquiera tuvo la decencia de esperar hasta después del funeral.
—Veo que está cerrado. ¿Tienes una de repuesto?
—No, no tengo. El Sr. Kigawa no quería que nadie entrara aquí porque... era bastante raro.
—Bueno, entonces entraremos por la ventana. La alarma está apagada, ¿verdad?
—Ah... sí, eso espero.
De repente, Teratsuki golpeó la ventana de una habitación cercana con su bastón. La ventana hizo un ruido especialmente fuerte cuando los fragmentos de cristal cayeron al suelo.
—¡Ah! —Sorprendido, el abogado se apartó del repentino ruido. Mientras tanto, Teratsuki se metía en el edificio por el agujero que había hecho.
Luego miró alrededor de la habitación y resopló con un insatisfecho “hmph”.
—Sorprendentemente normal, aunque no puedo decir lo mismo del exterior.
—¿No es de su agrado? —preguntó el abogado mientras seguía a Teratsuki, pero éste avanzó con paso firme hacia el interior de la habitación sin contestar. Luego, presuntuosamente, se puso a inspeccionar la casa del difunto.
Mientras lo seguía de cerca, el abogado pensó:
—Este tipo da más miedo de lo que pensaba.... —mientras miraba fijamente la espalda de Teratsuki. ¿De verdad iba a picotear la herencia del señor Kigawa como un buitre hasta que no quedara nada? Era como si no tuviera piedad.
Entonces, al llegar a cierta habitación, el paso de Teratsuki se detuvo de repente.
—Oye.
Al ser llamado, el Abogado dejó escapar un sorprendido
—¿S-sí?
—Este lugar tampoco tiene plano, ¿verdad?
—N-No, no lo tiene.
—Ya veo, parece que nos llevaremos bien —murmuró con una sonrisa burlona.
—¿Eh......?
Teratsuki avanzó hacia la habitación. Parecía un almacén, ya que había varias cajas apiladas por todas partes. En algún momento trajeron algunas cajas, todas etiquetadas con cosas como “extracto de vainilla”, “miel”, “chocolate” y “gomitas”. Las etiquetas eran sin duda correctas, dado el extraño olor dulzón y enfermizo que envolvía toda la habitación.
—¿......? —El abogado frunció el entrecejo. El señor Kigawa Norisuke tenía fama de bebedor y de no comer dulces.
Entonces, ¿por qué? ¿Por qué tenía una montaña de ellos apilados en su casa?
Teratsuki, que había estado golpeando metódicamente el suelo con su bastón mientras caminaba, se detuvo.
—¿Aquí?
Allí no había nada; era una baldosa común y corriente adyacente al lugar donde terminaba la alfombra.
Justo cuando el Abogado empezaba a preguntarse de qué estaba hablando con expresión perpleja, Teratsuki Kyouichirou habló bruscamente,
—Oye, ya has hecho suficiente. Lárgate de aquí — La forma en que lo dijo fue fría.
—¿Qué? No, no puede simplemente...
—Lo tomaré. Todo el lugar. Eso debería cancelar su deuda conmigo. Me encargaré de los otros acreedores también. Lo que significa que ya no estarás a cargo de las finanzas de Kigawa Norisuke.
—Ah, no, eso es...
—¿Tienes algún problema con eso? Si es así, tendrás que encontrar un nuevo comprador. ¿Crees que puedes hacerlo? Si crees que puedes, puedes intentarlo...
Teratsuki fulminó con la mirada al abogado, que retrocedió como una rana que acaba de ser sorprendida por la mirada de una serpiente.
—Ah, no, entiendo. Lo prepararé todo enseguida.
—Entonces deberías darte prisa y ocuparte de todo eso —Teratsuki perdió interés en el abogado después de eso y fijó sus ojos en el suelo una vez más. El abogado evacuó rápidamente la zona, y desapareció.
—Ahora bien...
Ya solo, Teratsuki empezó a golpear laboriosamente el suelo con su bastón una vez más. Era vago, pero la forma en que resonaba el sonido cambiaba cuando golpeaba esta baldosa en comparación con las otras. Estaba claro que había una especie de gran cavidad al otro lado del suelo.
Cuando la puerta del techo se abrió con un “clank” audible, un hombre joven, que estaba sentado en un sofá y colgaba la cabeza, dejó escapar un profundo suspiro.
—Es inútil, Norisuke. Sigo sin saber cómo saldrá todo —Su voz tenía un tono más agudo, como el de un niño, pero su estatura era la de un adulto refinado.
—El Sr. Kigawa Norisuke no vendrá más —La voz venía de arriba.
Sorprendido, el joven levantó la vista. Teratsuki, que estaba de pie en la escalera de caracol que conducía a la habitación, parecía intrigado.
—Tienes una cara muy bonita. Me recuerda un poco al 'David' de Miguel Ángel —asintió con un gruñido.
—......... —El joven siguió mirándolo sin comprender.
—¿Es tu primera vez? —preguntó Teratsuki.
—......¿Huh?
—Te preguntaba si era la primera vez que conocías a alguien que no fuera Norisuke.
—......A, ah. Sí, pero...
—Me llamo Teratsuki Kyouichirou. Puedes llamarme Kyouichirou. ¿Y tú te llamas?
—Tosuke. Kigawa Tosuke —Se presentó con un susurro.
—Supongo que me entiendes. ¿Has visto algo bueno en la tele?
—Yo... lo dejé porque era aburrido.
—¿Oh? ¿Por qué era aburrido?
—Todo el mundo dice y hace lo mismo. Y todo el mundo parece igual. Es estúpido.
—Así de duro, ¿no? —Teratsuki sonrió alegremente.
Luego, echó otro vistazo al sótano.
El techo era de cristal, así que entraba mucha luz del exterior. El espacio no parecía insular. También había una cocina equipada tan extravagante que podría haber estado en un restaurante de primera clase. Sin embargo, estaba claro que nada de aquello había sido instalado profesionalmente. Después de todo, el equipamiento estaba bastante desordenado.
Y luego estaban los refrigeradores.
Cinco cosas enormes, todas alineadas, y todas haciendo un zumbido bajo que resonaba por toda la habitación.
—¿No te gustan los demás? —preguntó Teratsuki.
—...... —El joven, Kigawa Tosuke, volvió a sumirse en el silencio.
—¿Qué te pareció el señor Kigawa Norisuke? Te encerró aquí, ¿verdad?
—No digas 'encerró. En primer lugar, fui yo quien eligió estar en un sitio así.
—¿Afuera da miedo?
—........ —Tosuke fulminó a Teratsuki con la mirada, y Teratsuki le devolvió la mirada.
—Esa piel tuya... —al oír eso, el cuerpo de Tosuke se puso rígido—. ¿Será esa la otra razón por la que no te gusta la televisión?
—.........
—Verde menta. Las únicas personas con ese color de piel se pintan así para parecer extraterrestres. La gente como tú fundamentalmente no pertenece a este mundo.
—...... Sé que soy diferente a los demás.
—Hmm.
—Y, sé que si salgo fuera la gente me mirará raro.
—No pasa nada.
—Pero no me importa. Desde que Norisuke está aquí. Él me dio una razón para vivir.
—¿Y cuál es?
—Se come mi helado —Extendió sus manos algo translúcidas, de color verde pálido—. Hacer todo tipo de helados es muy divertido, y me gusta cuando Norisuke me da su opinión al respecto. Aunque a veces dice cosas duras, como 'Esto es lo mismo que hiciste la última vez'. Pero, cuando me elogia, me siento muy bien.
—Entonces, ¿llevas más de 10 años haciéndolo?
—Llevo haciéndolo desde que tengo uso de razón, pero nunca me parece tedioso y la verdad es que no quiero hacer otra cosa. Aunque Norisuke me trae cosas como juegos y libros, empiezo a perder interés en ellos cuando lo comparo con hacer helados. Todas esas cosas no son para mí. Pero hacer helado es diferente. Es algo que hago con mis propias manos.
— Ya veo...... —Cuando Teratsuki bajó la cabeza, Tosuke preguntó,
—¿Qué le pasó a Norisuke?
—Murió —Teratsuki respondió rápidamente y sin piedad.
—........ —Tosuke volvió a sumirse en el silencio, con el rostro cubierto por una oleada de angustia.
Teratsuki le dijo:
—Sabes lo que significa, ¿verdad? ¿Morir?
—Lo sé —Tosuke parecía molesto mientras negaba con la cabeza—. Y yo también estoy acabado, ¿no? —No parecía muy triste. Puede que no fuera el momento adecuado, o puede que ni siquiera pudiera sentirse así.
— ¿Acabado, eh?
—Sólo viniste aquí por el espectáculo, ¿no? Norisuke ya no está por aquí, así que no hay nadie que proteja mi cuerpo verde. Sabía que era cuestión de tiempo que llegara este día —murmuró débilmente. Teratsuki lo miró con calma.
—¿Desde cuándo sabes que no eres normal?
—Siempre lo he sabido.
—¿Te ha dicho algo sobre dónde naciste?
—No, probablemente no soy hijo de Norisuke, pero él siempre actuó como si lo fuera.
—Entonces, me pregunto... —Teratsuki se acercó a Tosuke y pasó de largo. Se encaró a los refrigeradores.
—¿......?
Mientras Teratsuki abría uno de los refrigeradores, Tosuke lo miró extrañado.
Se había convertido completamente en un congelador, y en él había cuencos y bolsas llenos de helados de varios colores. Estaba absolutamente abarrotado.
—Fuera de aquí, el señor Norisuke casi nunca parecía comer dulces. Pero a pesar de eso, por alguna razón, se comió tu helado. Lo encuentro extremadamente intrigante.
—Si- —Tosuke sonrió sugestivamente—. Había una razón bastante simple para eso.
—¿Y es...?
—Es porque mi helado era así de bueno. Después de comer lo mío, ninguno de los otros dulces que comía se le acercaba —Lo dijo con total confianza y sus ojos brillaron con un orgullo inocente.
—¿Oh? ¿entonces te importa si tomo una muestra?
—¡Ah, dame un segundo!
Tras levantarse del sofá en el que estaba sentado, Tosuke sacó un paquete del interior de uno de los frigoríficos. Luego, tras sacarlo con un utensilio tomado de un surtido de ellos, eligió un plato de una vajilla notablemente completa y dispuso el helado en él. Mientras colocaba suavemente una hoja de menta, dijo,
—¡Toma, disfrútalo! —Tosuke añadió una cuchara y le presentó el helado a Teratsuki. Era realmente hábil.
—Gracias. Ahora veamos —Teratsuki, al igual que Kigawa Norisuke antes que él, supuso, se sentó a la mesa y probó el postre helado.
Su cara se tornó en sorpresa.
—¡Esto...! —Empezó a meterse más en la boca.
Tosuke sonrió mientras miraba fijamente a Teratsuki.
—¿Qué tal está? Estoy muy orgulloso de él, si me permites decirlo.
—Sí, y con razón. Nunca me había encontrado con algo así. Es increíble.
—Jeje... —Tosuke se rascó la punta de la nariz con confianza.
Entonces, cuando Teratsuki dejó la cuchara, una leve sonrisa apareció en su rostro.
Volvió a examinar lentamente su entorno.
Cualquiera diría que este lugar es un pequeño imperio; es como un país de los sueños en miniatura donde reina el helado. Kigawa Norisuke debe de haber hecho un gran esfuerzo para preparar todo esto.
Teratsuki se llevó la cuchara a los labios y saboreó el gusto frío y sensualmente dulce que se extendía por su boca.
—¿Era éste el favorito de Norisuke?
—¿Eh? Ah- no. Ese era demasiado fuerte para él.
—-Entonces, ¿por qué me lo diste a mí?
—Pensé que te quedaría mejor.
—Definitivamente me gusta, pero ¿cómo te diste cuenta?
—Hmmm —La cara de Tosuke empezó a mostrarse preocupada. Entonces, dijo algo que no tenía sentido—. ¿Cómo? Es el dolor que llevas.
—...¿Dolor? ¿Qué quieres decir?
—Tu dolor. Cuando te miro, siento algo en el pecho, justo aquí...
Tosuke dio unos golpecitos por encima y al lado de su plexo solar mientras decía esto.
—Es como si sintiera que allí hay un dolor ligero, casi difuso. Ese dolor me hizo pensar que te gustaría este helado. Siempre cambiaba el helado que le daba a Norisuke dependiendo del tipo de dolor que tuviera en ese momento.
—......... —Estremeciéndose, Teratsuki asimiló las palabras de Tosuke.
—...¿Puedes realmente sentir las preferencias de una persona? Es decir, ¿qué es lo mejor para su mente y su cuerpo? Sentirlo físicamente, quiero decir.
—...... No sé, suena demasiado difícil, pero tengo bastante confianza en averiguar qué tipos de helado le gustan a la gente. No era sólo Norisuke, a ti también te gustó, ¿verdad?
—Desde luego que sí —Teratsuki dejó que su mirada se posara en el helado.
Esto ya no era una comida ordinaria y deliciosa. Ahora, a los ojos de Teratsuki, esto era un “arma”.
El hombre cerró los ojos y dejó escapar un pequeño suspiro.
—Todo lo que me dijeron fue que Kigawa Norisuke se encargaba de guardar un experimento fallido del que había que ocuparse, una más de esas cosas que hay que hacer como parte de la Organización Towa. Pero nunca esperé esto... Diablos, con esto probablemente podría enfrentarme al mundo entero —murmuró en voz baja.
—¿Qué fue eso? ¿Qué fue eso? —Tosuke no captó muy bien las enigmáticas palabras de Teratsuki. Teratsuki abrió los ojos y se volteó hacia Tosuke.
—Supongo que habrá muchos más helados de donde salió eso.
—Por supuesto.
—Bien, bien... ¿Entonces qué tal esto? Tosuke, ¿no quieres mostrar tu talento al mundo?
—¿Eh? —Tosuke parpadeó.
—¿Qué quieres decir?
—Si tu piel es un problema, podríamos encontrar una forma de cubrirla con bastante facilidad. Hay muchas formas de hacerlo. Pero, sobre todo, ¿has pensado alguna vez en conquistar el mundo con helados?
—......¿Te estás burlando de mí? —Tosuke empezó a mostrarse un poco molesto.
Sin embargo, Teratsuki dijo suavemente,
—No, no. Hablo muy, muy en serio —mientras extendía un poco las manos—. Estaba pensando en incorporarte a una división de mi empresa -la división de comida rápida, para ser exactos- y también te nombraría rey de esa división.
—¿.....? —Incapaz de entender lo que decía, Tosuke se limitó a parpadear.
......Y así comenzó la caída de Kigawa Tosuke.
* * * * *
Mi nombre es Capitán Walker*. Llámame Capitán. Soy el narrador de esta historia.
(NTI: * Lo más probable es que Capitán Walker sea una referencia a la ópera rock Tommy, de The Who, de 1969. En ella, hay un personaje llamado Capitán Walker, que es el padre del protagonista.)
¿Crees que es un nombre raro? Bueno, es lo que quieras. Me suena bien. Aunque no significa que sea capitán ni nada de eso. Jejejeje.
De todos modos-
En lo que respecta a nuestro mago, encontrar a ese Teratsuki Kyouichirou al principio de esta historia fue una suerte de locos. Quiero decir, ese tipo no sólo lo salvó de ser molido a palos, sino que incluso le dio un lugar para mostrar sus cosas. Claro que, al mismo tiempo, conocer a Teratsuki también fue un pozo sin fondo de desgracias para nuestro hechicero. ¿Quieres saber por qué? Bueno, es porque, esencialmente, Teratsuki no tenía futuro... Cuando lo piensas, es bastante jodido. Sobre todo porque el propio hombre era muy consciente de ello.
¿Y sabes qué?, creo que eso es lo que lo hace superior al resto, porque adivina qué, hechicero, tal y como yo lo veo, en el fondo, Teratsuki siempre iba a traicionar exactamente a la organización de la que una mierdecilla como tú formaba parte.
Pero en serio, Teratsuki, era un tipo que sabía lo que hacía. De hecho el informe sobre Tosuke fue algo así:
—Es demasiado valioso para deshacerse de él. La capacidad de producir un sabor que encante a otras personas podría ser de gran utilidad para los experimentos de la Organización Towa.
También dijo,
—Los sabores que produce tienen una particularidad que no se puede encontrar en ningún otro lugar, y, con ese fin, al estimular los nervios responsables del gusto, puede dejar que se despierten rasgos antes dormidos, dando lugar a la posibilidad de un nuevo cambio en la mente de los humanos.»
Y así sucesivamente. El punto es que él seguía diciendo que todos estos sabores podrían tener alguna parte peligrosa que podría cambiar la estructura de una persona. ¿Era cierto? Nadie podía decirlo en ese momento, pero dijo que iba a hacer algunos experimentos para averiguarlo. Demonios, podría haber sido sólo una excusa de mierda, pero realmente no teníamos los datos para demostrar lo contrario.
Pero era bastante creíble, así que el sistema se lo creyó. Al fin y al cabo, podían hacer lo que les diera la gana. Pero no eran idiotas, así que secretamente plantaron un agente para monitorear todo...
Bueno, en fin, a través de esto y aquello, Tosuke Kigawa consiguió escapar de la muerte por muy poco; aunque, por supuesto, él no entendía nada de eso. ¿Y su papel de colocar una “bomba” dentro de cada persona? Tampoco entiende nada de eso. La ignorancia es una bendición, ¿eh?
Al final, gracias a los tejemanejes de Teratsuki, a Tosuke nunca le dijeron nada, ni siquiera quién era realmente. ¿Teratsuki pensó que era lo mejor? ¿O su alma era tan maliciosa? Bueno, ahora no hay forma de saberlo. En cualquier caso, Kigawa Tosuke, un chico que había pasado todo su tiempo en esa propiedad, fue engañado por Teratsuki, y salió al mundo exterior sin entender nada.
* * * * *
—Antes que nada, ¿te importaría ponerte esto en la cara?
Mientras Teratsuki le entregaba una base y maquillaje, Tosuke parpadeó.
—......¿Me conseguiste todo esto?
—No, no, ya lo tenía por ahí. A decir verdad, también me gustan bastante los disfraces —Teratsuki sonrió.
—¿Ah, sí?
Tosuke, que no había captado de qué estaba hablando, cubrió su piel verde con maquillaje tal y como le habían dicho. Gracias a su destreza, consiguió aplicárselo limpiamente sin estropearlo.
Los dos salieron de la propiedad y entraron en el BMW de Teratsuki. No había chófer. A pesar de ser increíblemente rico, prefería conducir él mismo.
—Por cierto, sobre ese helado —Teratsuki empezó a hablar con Tosuke—, eres realmente bueno eligiendo un sabor para cada persona; pero, ¿estarás bien eligiendo un sabor que se adapte a una multitud de personas?
—¿Qué quieres decir?
—Si no puedes hacer eso, entonces no sería comida rápida. Tiene que ser siempre lo mismo. Puedes tener algo de variedad, pero tener infinidad de sabores sutiles y variados no es realista.
—Huh —Tosuke asintió—, ¿Es así como funciona?
—¿Puedes hacerlo? —Mientras Teratsuki preguntaba esto, Tosuke levantó el borde de los labios y resopló por la nariz, como si Teratsuki lo estuviera llamando idiota.
—Es una pregunta estúpida.
—¿Quieres decir...?
—¿Cómo me las arreglaría con todo el mundo? No me haría falta. Será fácil encontrar un sabor que se adapte a todos.
—¿En serio? ¿Y cómo lo harás?
Tosuke levantó el dedo en el aire y declaró,
—Todo lo que tengo que hacer es tomar algunos atajos —con una mirada de suficiencia en su rostro.
......Y así comenzó la gloria de Kigawa Tosuke.
2
—Huh...... Bueno, no creo que sea malo per se... —Tras probar un poco del helado que tenía delante, el director general de la Confitería Suzukuni, Kinoshita Shigeru, puso cara de preocupación.
—¿Y? Yo diría que está casi listo para pasar a producción, ¿no? —dijo Kageyama, un hombre que había sido enviado desde MCE.
En una sala de reuniones donde se congregaba la junta directiva de la Confitería Suzukuni, en cada asiento había una porción de helado traído de MCE. Todos lo probaron en silencio.
—Hmm, bueno, ¿qué opinan los demás? —Tras acabarse el helado, la respuesta de Kinoshita fue indecisa. Además, desvió engañosamente la conversación hacia todos los demás—. ¿Y usted, director Sakaguchi?
—Hmm...... Bueno, no tengo ningún problema con el producto en sí... —Sakaguchi tampoco se comprometió a dar una respuesta—. Sin embargo, según estos datos, costaría bastante fabricarlo. Creo que la pregunta que deberíamos hacernos es cómo podríamos siquiera producirlo.
Por alguna razón, el comentario de Sakaguchi hizo que toda la sala se sintiera tranquila. Por fin, todos los presentes empezaron a hablar, a pesar de haber estado tan callados antes.
—Sí, esa es la cuestión, ¿no?
—Ajustes como este excederían claramente el rendimiento promedio de la línea de producción de nuestra empresa.
—Por supuesto, si le preocupa el coste inicial, Teratsuki me dijo que estaba “dispuesto a asumir todo el peso de cualquier gasto ajeno” —replicó Kageyama.
—¿El señor Teratsuki dijo eso? Bueno, si es así, estoy seguro de que todo irá bien; sin embargo, nuestra empresa no tiene precisamente precedentes de participar en ningún tipo de asociación con él —Kinoshita miró su tazón de helado. Aunque ya estaba vacío.
—Ah, todavía me queda un poco, ¿le importaría probar otra de nuestras muestras? —Kageyama era rápido de reflejos. Sacó un plato de su hielera, se lo acercó a Kinoshita y colocó otra porción de helado encima.
—.....¿Qué demonios? —Mientras veía un vídeo que documentaba los acontecimientos ocurridos en la sala de conferencias. Tosuke resopló con desagrado.
—¡¡Vamos!! ¿Por qué no hablan de lo bueno que es?
El vídeo había sido grabado con una cámara colocada sigilosamente en una bolsa cercana, por lo que los directores de la Confitería Suzukuni obviamente no tenían ni idea de que su reunión había sido grabada.
—Ve a grabárselo —dijo Teratsuki—, será interesante —Así que, a instancias suyas, Kageyama lo grabó todo a regañadientes y en secreto.
—Así son las cosas. Al fin y al cabo eran negocios, no un juego.
—Aún así...
Tosuke llevaba un jersey de cuello alto y un par de guantes de seda, obviamente intentando ocultar el color de su piel. Sólo su rostro estaba cubierto por un maquillaje de aspecto natural. Así era como se presentaba; nunca mostraba su verdadera piel a nadie, ni siquiera a los demás empleados.
Kageyama, empleado de la nueva división de desarrollo de MCE, suspiró. Su reasignación había surgido de la nada. Un día le dijeron que ayudaría a fabricar cualquier helado que se le ocurriera a Tosuke, y al siguiente ya estaba lidiando con todo el dolor que le estaba causando la ignorancia mundana de Tosuke.
—¡Oh! ¿De verdad lo vas a sacar?
Los ojos de Tosuke brillaron. La pantalla mostraba ahora a Kageyama pasando un segundo plato a Kinoshita.
—Sí...
Kageyama frunció un poco el ceño. Sabía lo que pasaría a continuación, y no quería que Tosuke lo viera, ya que últimamente se había vuelto cada vez más engreído. Sin embargo, le dijeron que se lo mostrara por orden de Teratsuki, así que Kageyama no podía detener la cinta aquí.
Detrás de la pantalla, en cuanto se llevó el nuevo helado a la boca, Kinoshita se quedó paralizado. Sus ojos se abrieron de par en par con asombro.
—...Esto es... —Se quedó de piedra, petrificado sin poder decir nada.
Al verlo, Tosuke soltó una carcajada.
—¡Jaja ! El viejo se quedó de piedra, ¡literalmente!
¿Qué fue eso? Me dijiste que sólo le diera otra ración».
—Ah, vi una foto de ese viejo con anterioridad, así que pude saber cuáles eran sus preferencias. Pero no vi la foto de nadie más. Él tiene un dolor que es una especie de 'crack', ¿sabes? Añadir un poco de acidez tiende a funcionar bien en ese tipo de sensación.
—Huh...... —Tosuke dio una explicación que no explicaba nada, pero a pesar de su desconcierto, Kageyama tampoco estaba interesado en seguir con el tema. En consecuencia, decidió permanecer en silencio.
Al fin y al cabo, fue Tosuke quien, para empezar, eligió la Confitería Shizukuni como fabricante de sus helados. Había pedido sistemáticamente todos los helados del mercado y los había probado todos. Al final, eligió la Confitería Suzukuni.
—Sus fundamentos son sólidos. El sabor es un poco simple, pero sin duda tienen habilidad —dijo, o algo parecido. Kageyama y su departamento se encargaban de la logística de la asociación. Tosuke solía dar órdenes a su antojo.
Sí......Si este tipo entra en una reunión o algo así, lo va a estropear. Kageyama miró a Tosuke, que aplaudía encantado, y suspiró. Era como un niño.
—¡Mira su cara! Es todo como, '¡dame más! Jajaja —Señaló la pantalla y se rió histéricamente.
Kageyama se aclaró la garganta.
—......De todos modos, parece que van a tener una discusión formal al respecto. Supongo que tardarán una semana en darnos una respuesta —Cuando Kageyama dijo eso, Tosuke giró repentinamente la cabeza hacia él, sorprendido.
—......¿Una semana?
—Sí, deberían tardar más o menos eso, o eso me dijeron.
—......¿Por qué? —preguntó, serio.
—Por qué, dices...
—¿Después de todo no les gustó? —le temblaba la voz; parecía a punto de llorar—. ¿No basta con mi helado para que trabajen con nosotros?
Se agarró las rodillas con las manos y las acunó. Sus manos temblaban; no estaba bromeando. De hecho, estaba realmente asustado.
......¿Qué le pasa a este tipo?
Había estado tan seguro de sí mismo hasta ahora y, sin embargo, por alguna razón, había dado un giro de 180 grados. Ahora estaba allí, temblando.
—......No, no es eso, reservar algo de tiempo así es bastante común; no significa que vayan a rechazar la oferta —Tosuke levantó la cabeza para observarlo con una mirada de desconfianza.
—...... ¿De verdad? ¿De verdad crees que aceptarán?
—¿Mi opinión personal al respecto? Creo que podrían seguir adelante.
—......Ya veo. Entonces eso es genial, pero... —Seguía mostrando una expresión preocupada. Kageyama, que empezaba a deprimirse, intentó cambiar de tema.
—Por cierto, todavía tenemos que encontrar y contratar personal, ¿no? No creo que sea muy buena idea que intentes dirigirlo todo tú solo. ¿Alguna idea de lo que harás al respecto?
—¿Personal? ......Ah, claro, para hacer el helado —Tosuke sacudió la cabeza dos o tres veces—. No estoy seguro... ¿De verdad hay alguien por ahí que sea tan bueno como yo haciendo helados? —Dijo con expresión seria.
Era una afirmación extremadamente atrevida, pero no sonaba arrogante ni engreído. Lo hizo sonar como si sólo estuviera afirmando lo obvio, pero eso era también exactamente lo que hacía que sonara tan escandalosamente ofensivo.
—En realidad no necesitamos a alguien que esté a tu nivel. Lo que quiero decir es que sólo necesitamos a alguien en plantilla que nos ayude, como un ayudante, ¿entiendes lo que quiero decir? —dijo Kageyama, finalmente harto de Tosuke.
—Hmm..... —Tanto si estaba escuchando como si no, Tosuke se cruzó de brazos y empezó a darle vueltas a todo aquello—. En realidad no diría que tengo algo en mente, pero...
—¿Qué pasa?
—Una persona, alguien a quien quería hacer probar mi helado. Por lo visto también hace helados y otros dulces.
—¿Y quién sería?
—Ella apareció en un artículo que leí. Estaba mirando una foto de ella, y el dolor que sentí de ella fue interesante. Bastante seguro de que su nombre era algo así como ... Kusunoki Rei.
* * * * *
......Y bien, estoy seguro de que ya te habrás dado cuenta de que aquí es donde Kusunoki Rei entra en nuestra historia.
Por aquel entonces, la chica sólo tenía unos veintiún años, e incluso a una edad tan temprana, ya era profesora en una escuela culinaria. No era exactamente un trabajo a tiempo parcial en una tienda. La escuela la contrató para quedar bien. Por eso decían que era profesora, pero en realidad todo lo que había enseñado este año eran unas pocas clases aquí y allá. La mayor parte del tiempo, se dedicaba a visitar distintos países para probar dulces con el pretexto de entrenar y ganar todo tipo de concursos en nombre de su escuela, entre otras cosas. A partir de la adolescencia, diezmaba todos los concursos de repostería y helados que se le cruzaban, y los rumores sobre su talento se extendieron a raíz de ello. Al presidente de la escuela hasta le gustaba que entretuviera a los invitados haciendo pasteles y otros postres cuando asistía a las cenas de empresa. Ni que decir tiene que era muy popular.
Por todo ello, tiene mucho sentido que la escuela no estuviera muy contenta cuando la gente de Kageyama intentó ponerse en contacto con Kusunoki Rei.
—Esa chica es el orgullo de esta escuela, no puede irse así como así.
—Debemos pedirle que deje de intentar robárnosla.
......y así sucesivamente. Todo era tan amenazador. La gente de Kageyama se dio cuenta de que no había forma de conseguirla, así que intentaron apelar a Tosuke.
—Señor, esto no tiene sentido. Busquemos a otro —Ante eso, Tosuke soltó algo parecido a un gemido y pensó un poco antes de finalmente preguntar algo en respuesta.
—Conocemos la dirección de Kusunoki Rei, ¿verdad?
—Bueno, más o menos. Hicimos que el MCE comprobara sus antecedentes hace un tiempo. Pero, señor, no estará pensando en ir allí, ¿verdad? Si lo hace, puede que ni siquiera quiera...
—Bueno, entonces —continuó Tosuke, como si no oyera lo que decía la otra persona—, ¿qué tal si vemos la posibilidad de enviarle algún helado alguna vez? —Mientras decía esto, sonreía de una manera que hacía que todo pareciera muy divertido.
—Aaah......
De todos modos, tal y como Tosuke había ordenado, la gente de Kageyama envió algunos helados que Tosuke había hecho a donde ella se alojaba utilizando un servicio de entrega a domicilio completo con un congelador. Y, bueno, en cuanto a lo que fue de todo esto....
* * * * *
—¿Este es el lugar? —Kusunoki Rei miró a Kageyama, que estaba a su lado.
—Sí, bueno... —Kageyama parecía avergonzado.
Las dos se encontraban frente a un edificio derruido y en ruinas, con ventanas reventadas en todas direcciones. Era difícil imaginar a alguien viviendo en aquel lugar; de hecho, no parecía más que un ejemplo de edificio abandonado.
—¿Así que dice que el tipo que hizo ese helado está por aquí en alguna parte?
Rei llevaba un vestido violeta y un gran sombrero azul marino. Con la forma en que estaba de pie, su figura parecía un hongo. Era ciertamente hermosa, pero la forma en que hacía pucheros la hacía parecer una niña malcriada.
—Oh, bueno, es un tipo excéntrico. Dijo que no quería mucha gente a su alrededor —respondió Kageyama mientras se secaba el sudor de la frente con un pañuelo.
—Mhm —Rei asintió y, sin ningún tipo de inquietud, entró en el edificio.
Kageyama la siguió rápidamente.
Hacía una hora, Rei se había presentado de repente y había preguntado por la oficina para hacer alguna declaración atrevida.
—Traiga al tipo que hizo ese helado.
—¿Qué?
—Ya me escuchó.
Después de que él le dijera que no estaba allí en ese momento, ella le exigió:
—Entonces lléveme adonde está.
Así que, desconcertado, llamó a donde estaba Tosuke, pero no conectaba. Estaba claro que no llegaría a ninguna parte haciendo eso, así que acabó llevándola con él directamente.
—¿Funciona este ascensor?
—Sí, sí...
—Odio subir escaleras. Requiere demasiada resistencia —Todo lo que decía sonaba como una declaración.
—No te preocupes. Este edificio recibe mucho gas y electricidad...... sólo que no tiene otros residentes. Aunque no es ninguna sorpresa, teniendo en cuenta que este inmueble iba a ser derribado en un principio.
Kageyama llamó al ascensor. Sin embargo, incluso después de esperar un buen rato, el ascensor nunca llegó. No estaba seguro de lo que pasaba, pero a Kageyama no le gustaba nada la sensación.
—No viene, ¿verdad?
—......No, supongo que no.
La pantalla del ascensor mostraba que estaba parado en el séptimo piso, y ese no era otro que el piso exacto que ocupaba Tosuke.
—Bueno como sea. Las escaleras entonces —Y con eso, ella inmediatamente se dirigió hacia las escaleras.
—¿Eh? ¿No acabas de decir......
—Puede que odie caminar, pero odio aún más esperar. Prefiero caminar un poco más —Su voz no tenía ni una pizca de irritación al decir esto. Una vez más, sonaba increíblemente asertiva.
—O-oh —Kageyama la siguió.
Entonces, diez segundos después de que los dos se hubieran ido, el número en la pantalla del ascensor comenzó a caer como si estuviera perfectamente sincronizado con su salida.
Para alguien que decía odiar caminar, Rei era extrañamente rápida con los pies, y Kageyama estaba teniendo problemas para seguirle el ritmo. A pesar de subir hasta el séptimo piso a lo que parecía ser medio galope, Rei estaba tranquila, y ni siquiera le faltaba el aire.
—¿Es aquí? —Parada frente a una puerta negra cerrada, miró a Kageyama.
—S-sí, eso es. Lo llamaré ahora..... —Y, en ese momento, justo Kageyama alargó la mano para pulsar el intercomunicador...
Ding. Los dos oyeron un débil sonido procedente de detrás de ellos.
Ni que decir tiene que el sonido procedía del ascensor. Había estado subiendo desde el piso inferior, y ese sonido significaba que por fin había llegado a su destino.
—.........
Los dos se miraron.
Mientras lo hacían, la puerta del ascensor se abrió lentamente, como disculpándose por lo que vendría a continuación; y entonces, de repente, la persona que estaba dentro del ascensor saltó.
—¡Eh! ¡Bienvenida! Sabía que vendrías a visitarme.
Al echar un vistazo a la figura, Kageyama se quedó boquiabierto. La mayor parte del motivo era que tenía delante a un payaso.
Sí, un payaso. No, en serio, un payaso. Esa es la única forma en que realmente se podía describir.
Alrededor de su ojo había una gran marca en forma de corazón, y toda su cara estaba coloreada uniformemente de un descolorido verde esmeralda. El color de su piel era demasiado brillante y translúcido para ser maquillaje, pero eso no era algo que la gente notara.
—¿K-Kigawa-san?
—¿Sorprendido? ¡Jajaja! —Kigawa sacó pecho y se rió.
En su asombro, Kageyama no pudo decir una palabra. Sin embargo, la persona a la que Tosuke estaba saludando, Kusunoki Rei, estaba tan serena como siempre.
—Entonces, ¿tú eres Kigawa Tosuke? —dijo desapasionadamente. No parecía tener ni una pizca de interés o confusión por la aparición ante ella. « Detuviste el ascensor, ¿verdad?
—Fue un buen ejercicio, ¿verdad? Deberías trabajar más la parte inferior de tu cuerpo si vas a seguir haciendo todos esos deliciosos dulces.
—¿Cómo hiciste ese helado? —Le preguntó Rei bruscamente, ignorando los comentarios de Tosuke.
«¡Ahhh, eso!» Tosuke se cruzó de brazos y canturreó.
—Supongo que ha sido mi magnífico helado lo que te trajo hasta aquí, ¿eh?
—No era 'magnífico'. Más bien de tercera —dijo Rei con rotundidad. El elogio hizo que Tosuke titubeara dramáticamente, con efectos de sonido incluidos, pero Rei no prestó atención a su reacción—. Sin embargo, ese helado era raro, ¿qué demonios usaste?
—Ahh, bueno, fue sólo un poco de magia —Tosuke agitó las manos—, Después de todo, soy un mago.
—No, eres un fraude —Rei le frunció el ceño—. No tenía nada de azúcar. No puedes llamar a eso helado.
Kageyama miró a Tosuke confundido. Había catado el helado antes de que lo enviaran a probarlo, y la verdad es que le había parecido casi asquerosamente dulce. ¿Cómo es que no tenía azúcar?
—Bastante útil para cualquiera que esté a dieta, ¿eh? —dijo Tosuke sonriendo, lo que sólo hizo que Rei sacudiera la cabeza.
—¿En serio? Porque estoy bastante segura de que ese helado tenía muchas más calorías que cualquier helado preparado normalmente. Además, es bastante malo para la digestión. Demonios, yo diría que es muy poco saludable en general. Por eso eres un impostor. Crees que es divertido engañar a la gente así. Usaste arroz como base, ¿verdad? Lo fermentaste, lo encurtiste, luego usaste sal como acento para que pareciera dulce. Sin embargo, lo que quiero saber es qué demonios le hiciste al arroz antes de eso —Mientras ella enumeraba todo eso sin esfuerzo, Tosuke sonreía cada vez más.
—...Tal como pensaba, no se te escapó nada. Me descubriste.
—En fin, dejando a un lado mi pequeño truco de magia. Esperaba que pudieras probar alguno de mis lotes más serios —Tosuke ofreció todo tipo de helados a Rei, que ahora estaba en su habitación. Seguía vistiendo el traje de payaso, por supuesto.
Rei no dijo nada mientras probaba un solo bocado de cada tipo.
Kageyama observó toda la escena con nerviosismo; sin embargo, Rei no tuvo ningún tipo de reacción, mientras se metía mecánicamente en la boca uno a uno los distintos tipos de helado. La escena hizo que Kageyama se preocupara por no entender realmente ninguno de los sabores que tenía delante.
En poco tiempo, terminó de probarlos todos y procedió a lanzar una aguda mirada hacia Tosuke.
—...... ¿Estás cuerdo?
—No estoy seguro. Kageyama, ¿estoy cuerdo?
—Ah, bueno... —Kageyama gimió confundido. No era exactamente un tema en el que tuviera confianza. Sin embargo, ignorando al dúo cómico de dos hombres, Rei continuó.
—¿Quién demonios se va a comer un helado de 10.000 yenes por ración? —Al probar el helado, parecía que había determinado qué tipo de ingredientes se utilizaban y el costo aproximado de todo ello para cada uno.
—Así es. Al menos lo hice pensando en eso.
—Vas a tener que hacer alguna reforma considerable en cómo lo haces si quieres venderlo.
—Sí, eso parece. Realmente no entiendo cómo funciona ese tipo de cosas.
—Un novato entonces —Rei resopló burlonamente—. Parece que hasta ahora te has limitado a hacer helados para los que te rodean.
—Aun así, estoy seguro de que mi producto tendrá mucha variedad. Lo que estás comiendo ahora es sólo una fracción de lo que puedo hacer.
—Por eso eres tan ingenuo. Mira, si todo lo que haces es fabricar este tipo de cosas, entonces sí, empezarás a conseguir clientes, y las cosas se venderán. Pero no me vengas presumiendo de tener muchísima variedad. La mayoría de tus clientes no se van a dar cuenta de pequeños matices como ese, y es ingenuo pensar que puedes conseguir que lo entiendan.
—Ajá, así es como se supone que funciona el trato con mucha gente, ¿no? Pero estoy seguro de que no importará quién sea. Un bocado y todos estarán encaprichados con mi helado.
—¿Cuántos clientes crees que van a estar dispuestos a venir a comer lo mismo una y otra vez? Todo lo que vas a conseguir es el tipo de gente que se lanza por su sabor favorito, y el precio de tu helado sólo va a reducir ese número.
—Jaja, ya veo —Sin inmutarse, Tosuke asintió.
Mientras tanto, Kageyama seguía asombrado por la situación actual.
¿Realmente están en la misma onda?
Hasta ahora, no había ninguna persona que pudiera mantener una conversación así con Tosuke. A pesar de que ambos tenían una extraña sensación de confianza en sí mismos, su conversación fluía sin llegar a convertirse en una pelea.
Se podría decir que era... una especie de camaradería, tal vez.
Parecía que los dos hablarían eternamente si los dejaba solos, así que Kageyama se introdujo nerviosamente en la conversación.
—Entonces, uhhh, Kusunoki-sensei, esto significa que trabajarás con nosotros, ¿verdad?
—Responderé a eso si responde una pregunta.
—¿Una pregunta para mí?
—¿A quién más le preguntaría? —Era como si Rei no se hubiera dado cuenta de que había alguien más, incluyendo a Kageyama. Una vez más, Kageyama parecía incómodo.
Encantado, Tosuke respondió:
—Hhm, entonces, ¿cuál es tu pregunta?
—¿Cómo decides lo que es 'delicioso'? —La pregunta de Rei era un poco difícil de entender.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Quise decir lo que dije —Su pregunta era casi inabordable, pero Tosuke no se quedó perplejo en lo más mínimo.
—Hhm, bueno, podría explicarlo, es sólo que nadie además de Kyouichirou lo ha entendido realmente.
—Dímelo de una vez.
—El dolor. Es el dolor en las personas. Apuntar a eso es la mejor manera de forzar a una persona a pensar que algo es delicioso. Por alguna razón, tu dolor es inmenso, aunque me cuesta entenderlo.
—¿Dolor? ¿Qué te hace pensar eso?
—En lo profundo de mi pecho, es, cómo lo diría...... palpita de dolor. Por eso lo sé.
—......... —Rei miró inquisitivamente a Tosuke. Kageyama, mientras tanto, no tenía ni idea de lo que estaba pasando—. ......¿Mi dolor es enorme? —preguntó Rei, finalmente, con voz apagada. Tosuke asintió.
—O es muy grande o, si no es eso, es algo sordo.
Tomadas al pie de la letra, sus palabras podían parecer asombrosamente groseras, pero estaba claro que Tosuke no se estaba burlando de ella.
—........ —Por fin, Rei apartó la mirada de Tosuke—. ......En realidad, estoy segura de que son las dos cosas —Murmuró.
Los ojos de Tosuke se abrieron de par en par con un pequeño
—¿Eh? Es la primera vez que alguien entiende así lo que quiero decir.
—Soy rara, ¿verdad? —Dijo ella, y los extremos de sus labios parecieron curvarse hacia arriba en una leve sonrisa—. Apuesto a que hasta te he ganado.
—¿Hm?...... Bueno, da igual. Dime, ¿cuál es tu criterio de exquisitez? —Tosuke hizo su pregunta, y la chica lo ignoró. En su lugar, se volteó hacia Kageyama.
—¿Cuáles fueron los términos de MCE para contratarme de nuevo?
—¿Eh? - A, ahh, bueno, te ofreceremos todo lo que quieras, o, bueno, todo lo que podamos...
—¿Entonces no te importaría que hiciera algo como, por ejemplo, idear cómo será la tienda?
—Ah, bueno...... Si tienes una idea que te gustaría compartir, entonces adelante...
—Entonces, ¿está bien si te doy una idea que tengo para el logo?
—A, ahh...... ¿qué tienes en mente? —preguntó Kageyama; aunque, ya tenía un mal presentimiento sobre lo que ella diría a continuación. Mientras hablaba, se le pasó por la cabeza la idea de que ella sugiriera su propia cara. No haría algo tan ridículo, ¿verdad?
Sin embargo, lo que Rei dijo a continuación no fue nada de eso. En cambio, fue algo mucho más inimaginable.
—Un crucifijo.
—...... ¿Perdona?
—Un crucifijo, ya sabe, esa cruz o poste o lo que sea en la que se clava a la gente. Ese.
Kusunoki Rei; veintiún años. Esta hermosa joven -una talentosa cocinera y artesana de dulces- tenía, en ese preciso momento, su corazón puesto en una imagen sinónimo de muerte. Dijo Rei sin apartar la mirada de Tosuke.
3
—...... ¿Un crucifijo? Eso es terriblemente vanguardista —dijo Semigasawa Suguru, a quien parecía divertirle toda la odisea.
—Aaaah...... —Kageyama asintió vagamente mientras se secaba el sudor de la frente.
La sala de descanso de la oficina principal de MCE, y la zona que la rodeaba, era un lugar que mucha gente de todas y cada una de las muchas secciones de MCE utilizaba como una especie de sala común para reuniones y charlas rápidas.
—Esa chica, ¿cómo se llama? ¿Rei-chan? Parece muy decidida, aunque quizá decidida no sea la palabra adecuada. Es más como si se elevara por encima de nosotros, con la cabeza en las nubes. Huhuhue.
Semigasawa es un diseñador que, en estos momentos, está asesorando sobre cómo sacar adelante la nueva imagen de la división de helados. Naturalmente, es un hombre bastante maduro, aunque tiende a hablar como una mujer. Por supuesto, a pesar de ser considerado afeminado, sus rasgos más masculinos le impiden maquillarse como Tosuke. No había ninguna historia circulando sobre él ligando con chicos, y aun así seguía soltero. Tal vez sólo sea un narcisista.
—Bueno, ¿crees que serán capaces de lograrlo? —A Kageyama le resultaba fácil hablar con él. Puede que fuera extraño, pero, comparado con gente como Tosuke y Rei, al menos tenía algo de sentido común.
—Bueno, el sentido común me dice que es demasiado imprudente.
—Sí, me lo imaginaba —Kageyama suspiró—. Pero ella exige que sigamos adelante con su condición. Si no, no trabajará con nosotros.
—Supongo que no puedes simplemente dejarla y seguir adelante, ¿verdad?
—Sí, el director Tosuke ha acabado tomándole bastante cariño. No para de decir que es insustituible, un recurso indispensable, etc... pero ni siquiera él puede con ella. Amigo, ¿dónde diablos la encontró?
—Debe ser duro. ¿Alguna vez te arrepentiste de haber sido contratado para este trabajo?
—Es un poco tarde para decir eso.
—Jajaja. Bueno, la vida es como un camino recto en el que no puedes volver atrás, ¿no? Pero... ¿Helado y un crucifijo eh? Yo no diría que funciona tan bien como las galletas Oreo y el queso para nachos, —Semigasawa se rió entre dientes—, ...Pero nunca se sabe; podría ser interesante. Algo tan excéntrico incluso podría atraer buena publicidad.
—¿Crees que será tan fácil? Quiero decir, no saldrá muy bien si sólo atraemos a unas pocas personas, ¿no?
—En cualquier caso, tienes que hacer algo para empezar a atraer gente que compre algo. ¿Qué tal si empiezas a acercarte por detrás a los clientes que se mantienen alejados de la tienda y les das un susto de muerte?
—¿Qué demonios? No somos una casa encantada —Kageyama arrugó la cara ante la tonta broma de Semigasawa mientras éste se reía.
—¡Sí, una casa encantada, exactamente! —Dijo.
* * * * *
......Y con eso, la empresa de atracciones de un tal Kigawa Tosuke empezó a tomar forma.
La tienda en sí era un local bastante común, pero lo que la hacía destacar era su decoración temática de monstruos. Naturalmente, el logotipo era un crucifijo inclinado en diagonal del que colgaba un payaso. Pequeños fantasmas flotaban a su alrededor, mientras que criaturas como un hombre lobo y una figura fea al estilo de Drácula se dibujaban aquí y allá. Bueno, por supuesto, todo estaba dibujado y construido con un estilo simpático y extravagante, pero si se preguntaba qué significaba todo aquello, bueno, la respuesta es obvia:
—¡El helado es frío, y el horror produce escalofríos!
Era un chiste tonto y cliché.
Por supuesto, por lo que he oído, Teratsuki Kyouichirou, el tipo que lo pagó todo en cuanto se enteró, se limitó a sonreír y decir “buen trabajo”, como hacía siempre. Aunque hay que reconocer que ese cabrón hace “un buen trabajo” de vez en cuando.
La tienda estaba empezando a despegar, así que tuvieron que empezar haciendo negocio en supermercados y grandes almacenes en decadencia y, bueno, no fue ninguna sorpresa que los transeúntes se rieran de ello.
—¿Qué se supone que es eso? Es una tontería.
Apenas venía nadie a la tienda. Kusunoki Rei había ajustado mucho el precio de los helados; sin embargo, seguían siendo más caros que en la mayoría de las tiendas, y eso no hacía que la gente quisiera entrar a probarlos...
Y así, ......, no podían hacer otra cosa que esperar a que apareciera algún loco y lo probara por algún capricho. Entonces, justo cuando la tienda luchaba por encontrar su equilibrio...
* * * * *
—¡Ah! Por aquí, Miyashita.
Un Takeda Keiji de diecisiete años se detuvo frente al puesto de helados.
—¿Qué pasa con todas esas decoraciones?
A su lado estaba Miyashita Touka, de dieciséis años, que pinchaba los fantasmitas del escaparate. Mientras lo hacía, rebotaban en la cuerda de piano de la que colgaban.
—Es muy raro.
Mientras tanto, la trabajadora a tiempo parcial de la tienda, una chica de preparatoria, miraba a las dos con un poco de desdén.
—.........
La chica se preguntaba qué hacía allí. Para empezar, apenas viene nadie. Quiero decir, mira a esta pareja. Parece que tienen algo bastante bueno. ¿Por qué ella no tenía novio?
Aunque, en un segundo vistazo, se dio cuenta de que los dos no estaban exactamente aferrados el uno al otro.
—Así que este lugar fue diseñado por un tipo que conozco llamado Semigasawa. Trabaja para MCE. Ya sabes, esa gran empresa que sale a veces en la tele.
—Nunca he oído hablar de ella.
—¿En serio? Bueno, he estado intentando echarle un ojo a su trabajo. No hay nada malo en hacerlo. Bueno, eso es lo que mi sempai sigue diciéndome.
—Es agradable oír que tu trabajo va tan bien sempai, pero ya estás en tu tercer año. ¿Qué pasa con los exámenes? ¿De verdad no vas a ir a la universidad?
—...... No, yo... Bueno, he estado pensando en muchas cosas últimamente.
—Hmph.
La chica detrás del mostrador tuvo la sensación de que sus conversaciones tendían a convertirse en riñas. Te lo mereces. La vida no es tan fácil, ¿verdad? pensó, y ese pensamiento la hizo sentirse un poco mejor.
—De todos modos, ¿por qué no tomamos algo?
—No lo sé. Es bastante caro.
—No te preocupes, yo invito. De todas formas me acaban de pagar hace poco.
—......Bien por ti .
—......Miyashita, ¿estás enojada conmigo?
—En realidad no.
Como por fin los dos estaban interesados en comprar algo, la chica del mostrador esbozó una sonrisa agradable y refrescante y, de un tirón, saludó a la pareja como si acabara de leer una línea de un manual.
—Hola y bienvenidos. ¿Hay algo en que pueda servirles hoy?
—¿Ves algo que te guste?
—Ni siquiera sé qué es la mayoría de estas cosas. Bueno...... supongo que entonces tomaré el de menta con chocolate.
La chica del mostrador se quedó impresionada con la elección de la otra chica. Sin que nadie se lo pidiera, había elegido el helado de menta con trocitos de chocolate, que era muy apreciado por los pocos clientes que tenían. De hecho, era uno de los productos estrella de la tienda, aunque aún no habían vendido nada de su último lote.
—De acuerdo, entonces tomaré yogur helado.
—¿Qué tamaño quieres? ¿Mediano?
—Claro
—¿Será en cono o en vaso?
—Cono.
—Muy bien, aquí tiene. Gracias y que lo disfruten —La chica entregó sus respectivos pedidos a la pareja.
Adelante, asómbrense... pensó mientras los dos tomaban sus pedidos.
Ambos probaron inocentemente sus helados, y de repente se encontraron sin palabras.
—¿Qué es esto? —El novio estaba absolutamente estupefacto. Esto es increíble».
—... Sí, realmente lo es. ¿Qué contiene? —La chica estaba igual de sorprendida.
En su mente, la chica que atendía la tienda sacó pecho y se rió entre dientes. Por supuesto que su helado era delicioso. Puede que la clientela de la tienda sea pequeña por ahora, pero seguro que algún día serán la comidilla de la ciudad.
Después de un tercer pedido, la pareja se encontró riendo y comiendo juntos, y a la chica del mostrador no pareció importarle lo más mínimo. Al contrario, estaba encantada de ver que se llevaban tan bien, a pesar de que antes parecían un poco tensos».
Al fin y al cabo, nuestro helado puede hacer verdaderamente feliz a la gente, pensó, mientras se permitía sentir un poco de orgullo por lo que hacía. Ojalá la tienda no tuviera extraños adornos de monstruos. Si no fuera por eso, no tendría ninguna queja.
Los dos adolescentes volvieron a casa sonriendo, y la tienda se quedó sin clientes una vez más.
—Aaah... —La chica soltó un pequeño suspiro y agachó la cabeza.
Cuando levantó la vista, vio que la chica se había detenido a mitad de camino y miraba hacia la tienda.
Se sobresaltó.
No debería, no había nada de lo que sorprenderse en particular, pero la mirada de la chica era extraña... Era aguda, como si la estuviera atravesando con la mirada..
— -delicioso de verdad, pero... tal vez llega un demasiado lejos en las profundidades del corazón...... —Murmuró.
La voz provenía claramente de la chica, y sin embargo sonaba como si viniera de una persona completamente diferente. En realidad, ni siquiera sonaba como si viniera de una chica. Si ella no dijo eso, ¿entonces qué lo dijo? Era algo que esta chica nunca entendería. Era una voz no identificada. Sí, como la de un verdadero monstruo.
¿Qué demonios?
La chica devolvió la mirada a la tienda. Era como si estuviera enzarzada en una lucha mortal, lista para matar en cualquier momento.
¿Qué demonios?
Si seguía haciendo eso durante mucho más tiempo, la chica probablemente acabaría gritando tan fuerte como pudiera. Aunque, en el mejor de los casos, toda la situación sólo duró unos instantes.
—Hm, ¿Algo va mal? —El novio miró a su novia, y ella respondió,
—Nah, no realmente —En su voz original. Entonces, ella se giró hacia donde iba, y los dos se alejaron.
Los rumores sobre la tienda empezaron a extenderse gracias a que otras personas probaron el helado por capricho, como había hecho antes aquella pareja. A medida que otras personas se acercaban a la tienda para «probarlo», y en gran parte gracias a la abrumadora calidad de su producto en comparación con la competencia, el helado de Kigawa Tosuke fue adquiriendo una aprobación tras otra.
—El boca a boca está haciendo que despegue.
Teratsuki Kyouichirou asintió satisfecho ante el informe de Kageyama.
—No me sorprende; su sabor es realmente especial. En cualquier caso, parece que todo va por buen camino.
—Los diseños de Semigasawa también han ayudado. Ahora que el público está acostumbrado a ellos, parece que han adquirido popularidad propia. Sinceramente, antes estaba muy preocupado, pero ahora...
—¿Serán tal vez las bendiciones de esa joven con talento? ¿Cómo se lleva Tosuke con ella? Su rivalidad no está haciendo que se peleen ni nada parecido, ¿verdad?
—No, la verdad es que no. Se llevan tan bien que cualquiera diría que son gemelos. Aunque puede que sea porque sólo se preocupan por hacer dulces. Son muy parecidos, esos dos.
—Ya veo..... —Teratsuki sonrió irónicamente—. Bueno, es bonito que se lleven bien. No es que vaya a durar. Después de todo, es... —Teratsuki empezó a decir algo, pero se interrumpió a la mitad.
—¿Eh?
—...... No es nada. Todo esto me da ganas de reunirme con ellos.
—S-seguro. ¿Debería encontrar algún sitio para reunirse?
—No, iré para allá.
—¿Eh? Ah, p-pero señor...
—Después de todo, dudo sinceramente que vaya a entorpecerlos sólo por estar allí, ¿verdad? —Teratsuki se rió, y Kageyama no se atrevió a decir nada.
* * * * *
..... Por lo que podía deducir el gran capitán Walker, aquel bastardo sabía exactamente qué destino le esperaría cuando llegara.
* * * * *
—Entonces, ¿qué, se supone que sólo debo usar aderezos de colores? Eso es estúpido —Tosuke alzó la voz hasta casi gritar.
Por el contrario, Semigasawa mantuvo la calma y dijo:
—Entiendo lo que dices, pero la opinión que tienen nuestros clientes de la tienda es muy importante, y el aspecto del producto es una parte clave.
En la cocina de desarrollo de la empresa, Semigasawa, coordinador de la tienda, y Tosuke discutían por una diferencia de opiniones. A su lado estaba Kusunoki Rei, a quien “le daba igual elegir un bando”. Como resultado, permaneció como espectadora en esta situación.
—¡Pero los colores deben encajar con la imagen que te haces al probarlo!
—Nuestros clientes también buscan una sorpresa. Escenificar esa sorpresa es importante.
Ninguno de los dos cedía terreno.
Mientras tanto, Rei mezclaba ingredientes en un tazón para hacer algunas tandas de prueba de helado. Mientras trabajaba junto a la discusión en curso, murmuraba comentarios para sí misma como: “Es un poco fuerte......” mientras probaba cada uno.
Y en este tumulto, entró Kageyama acompañado de Teratsuki Kyouichirou.
—O-Oigan, chicos —Kageyama alzó tímidamente la voz, pero ni uno solo de los presentes lo escuchó—. Eh, uhhh-
A pesar de su desesperación, Kageyama no tenía ninguna influencia sobre la habitación.
Más o menos cuando Kageyama empezó a temblar, Teratsuki anunció:
—Vaya, esto sí que es una fiesta —riendo. Al hacerlo, todos los demás giraron la cabeza hacia él, sorprendidos.
—¡Ah! ¿Kyouichirou? —dijo Tosuke, dejando que su tono bajara a un nivel más normal.
—¡Presidente! ¡No me dijo que venía! —Naturalmente, Semigasawa no pudo ocultar su sorpresa.
—No te preocupes, me enteré de que todo iba bien, así que pasé a verlo con mis propios ojos —contestó Teratsuki, mirando alrededor de la habitación. Su rostro era relativamente inexpresivo, pero había una severidad en su mirada que incomodaría a cualquiera. A cualquiera menos a Tosuke, claro—. Hola, Kusunoki. Es la primera vez que nos vemos, ¿verdad?
Después de que Teratsuki se presentara, Rei hizo una vaga inclinación de cabeza y un “...hola”. A pesar de su tendencia a hacer lo que le da la gana, incluso ella sabía cómo actuar ante Teratsuki Kyouichirou. Sin embargo, lo que dijo a continuación estaba mucho más dentro de su carácter.
—Eres bastante apuesto, ¿eh? Supongo que todas las fotos que veo de usted no son falsas.
Semigasawa espetó mientras su mente no lograba detenerlo a tiempo, el rostro de Kageyama palideció, pero a Teratsuki no pareció importarle y se limitó a reírse.
—¿Me estás haciendo un cumplido? —replicó.
—No lo sé, ¿lo hago? A veces me pregunto si decir que un chico tiene buen aspecto constituye realmente un cumplido —Rei lanzó una breve mirada a Tosuke, lo que parecía dar a entender que él era un ejemplo para su afirmación. Semigasawa intentó, sin conseguirlo, contener otra carcajada. Mientras tanto, Tosuke no parecía entender mientras inclinaba la cabeza hacia un lado.
—¡Jajajaja! Supongo que sí! —Los comentarios de Rei parecieron encantarle mientras Teratsuki reía con altanería.
Después, los cinco se sentaron a cenar en el hotel donde se alojaba Teratsuki. En un reservado, por supuesto.
—Muy bien, ya que hoy tenemos aquí a algunos expertos en comida, vamos a intentar que al chef le tiemblen un poco las piernas, ¿quieren? Siempre les digo lo buena que es la comida, pero pensé en hacérselo pasar mal por una vez —El camarero hizo una reverencia en respuesta a la afirmación de Teratsuki y le pidió que “fuera amable” con ellos como una especie de falso gesto de cortesía carente de interés.
Mientras tanto, Tosuke miraba ansiosamente alrededor de las inmediaciones de su mesa.
—¿Qué ocurre? —preguntó Rei.
Tosuke frunció el ceño:
—¿Qué es este sitio?
—¿De qué estás hablando?... Es un restaurante.
—¿De verdad es un sitio para cenar? —Tosuke extendió las manos a los lados.
La decoración del restaurante era extravagante. Las mesas tenían un estilo antiguo y eran de roble, y todas estaban sobre una alfombra peluda. Incluso había colgado un candelabro encima de cada mesa.
—¿Qué quieres decir?
—Es intimidante. Siento que el lugar me pesa. Dudo que sea bueno para la digestión de nadie.
—......Eres un niño.
—¿Qué? Hablo en serio.
Teratsuki tomó eso como su línea para interrumpir la conversación.
—Seguro que lo haces, pero como ella dijo, lugares como este suelen ser buenos sitios para comer.
—¿Por qué?
—Bueno, el tipo de gente que visita estos lugares tiende a ser gente muy nerviosa. Esto es bastante normal para gente así.
—¿Ah, sí? ¿Entonces eres una de esas personas? Siempre estás viviendo con todas esas cargas y esas cosas.
Las palabras de Tosuke no parecían dirigidas al jefe de un conglomerado de empresas y, sin embargo, en lugar de reírse, Teratsuki replicó: «Puede que tengas razón» con tono desapasionado. Justo enfrente, el rostro de Kageyama palideció y se ruborizó a la vez.
Rei intentó cambiar de tema.
—Bueno, la verdad es que no me importa el aspecto de este sitio. El sabor de la comida, sin embargo...
—Realmente eres la coordinadora de cocina, ¿no? —La conclusión de Semigasawa hizo que Rei lo fulminara con la mirada.
—Supongo —asintió.
—Sabor, ¿eh? —Tosuke torció la cabeza, su cara daba a entender que aún era reacio a estar de acuerdo.
Finalmente, llegaron los aperitivos, y todos empezaron a comer de inmediato. Sin embargo, Tosuke se movía a paso de tortuga en comparación con el resto del grupo. Le costaba usar el cuchillo y el tenedor, y aunque intentaba observar a los demás e imitar sus movimientos, seguía teniendo problemas para avanzar en la comida.
—¡Ahh! —exclamó Tosuke cuando su mano resbaló y su cuchillo golpeó el plato con un sonoro tintineo.
A su alrededor, los comensales de otras mesas lo miraban con curiosidad, pero la persona a la que miraban seguía golpeando su plato sin preocuparse por nada. Su concentración hacía que pareciera que sólo estaba jugando.
Los que se inclinaban del lado de Kageyama miraban la escena con desagrado, pero Rei no se inmutaba, y Semigasawa permanecía sentado y sonriente.
Entonces, Teratsuki preguntó:
—¿Norisuke te enseñó alguna vez a usarlos?
—No, lo hizo, pero lo olvidé.
Como las dificultades de Tosuke para comer continuaban, de repente tuvo un gran avance en forma de llevarse un bocado a la boca. Semigasawa aplaudió.
—¡Ah, bien hecho Tosuke! ¿Qué tal sabe?
—¿Sabe? Hmmmm, no estoy muy seguro —Dijo con expresión insegura.
—......¿Quién es Norisuke? —Preguntó Rei.
—Oh, cierto, Norisuke es...
—Kigawa Norisuke. Era el padre de Tosuke, pero falleció —Parecía que Tosuke iba a decir algo al respecto, así que Teratsuki intervino—. También era conocido mío, y un buen hombre.
—¿Hm...? —Rei no parecía satisfecha con aquella respuesta. Aquel momento era la primera vez que los orígenes de Tosuke pesaban en su mente.
Después de eso, los siguientes platos salieron uno tras otro, y Tosuke también los comió descuidadamente; sin embargo, Teratsuki tenía influencia, así que ni una sola persona, desde el personal hasta los invitados, le hizo ningún reproche.
—...... ¿Sabes?, realmente no puedo decir qué se supone que es —Tosuke pareció gemir mientras se llenaba la boca con un poco de lubina que había sido horneada en un pastel—. ¿Se supone que este tipo de cosas son buenas?
—Bueno, no está mal. Yo creo que no —En el extremo de la mesa donde estaba Rei, ella estaba cortando meticulosamente su comida y hablaba mientras la consumía hábilmente—. La lubina está buena, y no la desperdiciaron poniéndole otra cosa para enmascararla.
—...... No lo entiendo. ¿Es que estoy demasiado acostumbrado a los dulces? —Tosuke estaba como un mono almacenando pienso en sus mejillas.
—Es que eres un ignorante de lo que está fuera de tu especialidad. ¿Me equivoco?
—......Hmm —Tosuke seguía sin parecer satisfecho por la respuesta de Rei.
Teratsuki dejó caer su mirada sobre Tosuke y lo contempló con ojos brillantes.
—Ahora, Semigasawa —mientras la comida llegaba a un punto de descanso, Teratsuki entabló conversación.
—¿Sí? —Semigasawa levantó la cabeza al oír su nombre.
—¿Cómo va tu actual misión?
—Va bien. Estoy poniendo todo mi empeño en ello —No mentía. Semigasawa lo encontraba tan satisfactorio como algunas de las personas más motivadas de la mesa.
—Ya veo, ¿es diferente de los otros trabajos que has tenido?
—Bueno, sinceramente, hacía mucho tiempo que no me sentía así. Se siente tan gratificante.
—¿Es así? ...Bueno, ¿qué te parece esto entonces, te gustaría trabajar en la tienda a tiempo completo? —Las palabras y el tono de Teratsuki eran suaves, con todo el peso de un hombre de su posición social oculto entre sus capas de sutileza.
—...Creo que podría funcionar —La respuesta de Semigasawa fue vaga.
—Voy a ser sincero con todos ustedes. Estoy pensando en cortar lazos con la división de helados de MCE y convertirla en una entidad independiente —El anuncio de Teratsuki surgió de la nada.
Tosuke en particular estaba visiblemente sorprendido.
—Pero Kyouichirou, eso es...
—Escúchame, por favor. Tal y como están las cosas, estoy mucho más involucrado en esta división que en cualquier otra. No es normal, y no queda bien con el resto de la empresa. Si voy a satisfacer a todas las demás divisiones de la empresa, creo que independizar este lugar de MCE es la mejor solución —continuó Teratsuki, ignorando a Tosuke—. Y Semigasawa, cuando eso ocurra, este lugar va a necesitar a alguien con experiencia que asuma un papel ejecutivo. Creo que tú eres esa persona.
—... Ya veo. Está claro que lo ha pensado mucho —Semigasawa sonrió—. ¿Podría darme algo de tiempo para pensarlo?
—No hay ningún problema.
—...
Kageyama observó atentamente toda la escena. Teratsuki ya había confiado en él hacía algún tiempo, y estaba bastante seguro de que Semigasawa aceptaría la oferta de Teratsuki.
Rei permaneció en silencio.
Si la tienda se convertía en su propia empresa, la posición de Rei dentro de ella cambiaría, y no le cabía duda de que sería una de bastante alto rango. Aunque, si estaba emocionada, no lo demostró y se limitó a dar un sorbo a su café.
—... Entonces, ¿qué significa todo esto? —Tosuke era la única otra persona en la mesa con algún tipo de reacción. Estaba claramente perdido y confundido.
—Son sólo formalidades. Cosas aburridas —Teratsuki se volvió hacia Tosuke y le explicó.
—...Huh —Tosuke parecía preocupado—. Bueno, si son sólo formalidades, no irás a ninguna parte, ¿verdad Kyouichirou? —Los demás se fijaron en él, sorprendidos por lo abiertamente que hablaba.
Pero Teratsuki no se inmutó en absoluto.
—Bueno, en realidad no importa si estoy allí o no —proclamó.
Tosuke se sintió claramente aliviado por sus palabras.
—Entonces deberías quedarte. Me siento un poco solo cuando no estás aquí.
—Muy bien, mira —Rei interrumpió rápidamente tras el comentario fuera de lugar de Tosuke—, El Presidente nos está dando la oportunidad de dirigir este negocio nosotros mismos, deberíamos...
—Realmente no me importa. No entiendo esas cosas, pero sí entiendo que Kouichirou me haya dado un lugar para trabajar. Claro que puedo hacer helados para los demás todo lo que quiera, pero, en realidad, lo que más quiero es que Kyouichirou los pruebe —dijo Tosuke con una sonrisa radiante.
Rei no pudo decir ni una palabra; estaba completamente desarmada ante la total indefensión de Tosuke.
—Es un honor —Teratsuki respondió con un movimiento de cabeza.
—¡Oh, ya lo sé! Deberías venir a mi casa más tarde. Tengo un helado especial para ti. ¿Quieres venir a probarlo? ¿Por favor?
—Ah, me encantaría, pero tengo asuntos de los que ocuparme hoy más tarde. Quizás en otro momento.
—Ah, está bien... cosas que pasan, supongo —Tosuke parecía increíblemente decepcionado.
Teratsuki le dedicó una cálida sonrisa.
—Así que... señor, escuché que ha estado trabajando en el proyecto de una nueva empresa —Semigasawa hizo todo lo posible por cambiar de tema y, por tanto, de ambiente.
—Ah, sí. Hace tiempo que tengo un edificio en construcción, pero creo que por fin va a estar listo pronto. Llevo tiempo pensando qué voy a hacer con él cuando se inaugure. Espero que salga bien —Teratsuki terminó su declaración con una sonrisa. Una sonrisa fría que parecía casi impenetrable. Era una mirada que destilaba confianza; sin embargo, había algo en ella que desafiaba a cualquiera a intentar romper esa confianza. Era una sonrisa con muchas capas, más de las que los comensales imaginaban.
La comida terminó poco después. Más tarde, en el salón del vestíbulo principal, Teratsuki apartó a Tosuke para decirle unas palabras de despedida.
—Lo digo en serio, en el momento en que haga algo realmente increíble, vas a ser el primero en probarlo, ¡así que espéralo!
—Seguro que será genial —Teratsuki asintió. Pero entonces, bajó la voz y dijo—. Oye, Tosuke.
—¿Eh? ¿Qué pasa? —Tosuke respondió, despreocupado.
—¿Cómo te sientes sobre el mundo?
—¿Sentir... qué quieres decir?
—¿Te sientes con la confianza suficiente para luchar contra el mundo si tuvieras que hacerlo? —El rostro de Teratsuki era severo.
—¿Qué? ¿Sabes? Dijiste algo así cuando nos conocimos... Bueno, si te refieres a mi helado, sin duda voy a asegurarme de que todo el mundo piense que es genial. Algún día ocurrirá, ¡espera!
—Ya veo... Sabes qué, creo que eso servirá —Teratsuki sólo pudo asentir con la misma expresión seria de antes.
Tosuke no sabía qué pensar de la repentina pregunta y expresión de Teratsuki. Lo único que pudo hacer fue soltar una risa avergonzada.
* * * * *
...Y ésa fue la última vez que ambos se vieron. Unas semanas más tarde, Teratsuki Kyouichirou sería objeto de una muerte repentina y misteriosa.
4
Cuando le asignaron este reportaje, Furukita Sonoko no esperaba nada más que la típica entrevista promocional, pero, según su estilista, el helado que le sirvieron era absolutamente fantástico. Tan bueno, de hecho, que cambió por completo su forma de pensar sobre el helado. Sokoko no pudo evitar sentirse un poco intrigada por ello.
La prometedora celebridad idol había debutado hacía unos dos años; sin embargo, en ese tiempo, nadie se había molestado en darle ningún trabajo que la hiciera destacar. Le seguían dando historias como: “La vuelta a Japón en 80 comidas” y “Una casita cerca de la estación de tren”. Tampoco tenía una presencia real en los programas de variedades, por lo que rara vez la llamaban para participar en ellos.
—No estoy muy segura de esto. No me gusta el helado, es demasiado dulce. En realidad, no me gustan los dulces en general. Quiero decir, ni siquiera me gustan los pasteles —Sonoko refunfuñó mientras le arreglaban el pelo para la cámara.
Su estilista sonríe.
—Pruébalo. Si quieres, puedes hacer como si nadie te lo hubiera dicho. Pero no actúes demasiado sorprendida y hagas que parezca falso, ¿bien?
La heladería que servía de telón de fondo para su entrevista había estado recibiendo mucha atención últimamente. Al parecer, acababan de terminar su “periodo de prueba” y estaban intentando expandirse por todo el país. Sonoko esperaba poder participar cuanto antes; podría ser el próximo gran éxito.
Tras terminar de maquillarse, salió de su furgoneta y vio a una multitud de gente rodeando el local. Bueno, en realidad era más bien un puesto, pero la gente se agolpaba a pesar de todo. Las cámaras solían atraer a ese tipo de gente. Cualquier cosa con tal de salir en cámara.
Se dirigió hacia donde debía reunirse con el gerente y el director de la tienda. Cuando llegó, soltó un alegre: “¡Buenos días!”, aunque enseguida se dio cuenta de que su alegre saludo no encajaba del todo con el ambiente.
—Mira, si esto sigue así ninguno de los dos vamos a conseguir la cobertura que queremos.
—Sí, pero entiende que la cobertura que quieres no es la que acordamos.
—¡Cómo voy a entenderlo si lo que dices no tiene sentido!
Sonoko preguntó al asistente que tenía al lado qué estaba pasando.
—Bueno, tiene que ver con el aspecto de la tienda. Te has dado cuenta de que tiene temática de terror, ¿verdad?
—Sí, me acabo de dar cuenta. Tiene fantasmas y cosas así. ¿Por qué?
—Algunos del equipo quieren centrarse en ese ángulo. Quieren que la entrevista sea sobre lo que hace que la gente se sienta atraída por un lugar tan espeluznante —El gerente de la tienda no se lo tomó muy bien».
—Vaya, ¿en serio?
—Sí... parece que va para largo —se quejó el ayudante.
Sonoko se limitó a encogerse de hombros.
—Bueno, da igual. Entonces voy a esperar. Estaré en la furgoneta, así que llámame cuando me necesites —Después de eso, se dirigió de nuevo a la furgoneta.
Sin embargo, en su camino de regreso, vislumbró a un payaso solitario sentado en un banco junto al camino. No llevaba la nariz roja ni el pelo alborotado, así que parecía más bien un bufón, pero tenía la cara pintada de verde con dibujos de estrellas alrededor de los ojos. Sus rasgos también estaban bien definidos. Todo ello lo hacía parecer casi un muñeco.
Parecía estar mirando algo en dirección a Sonoko. Parecía bastante abatido.
Sonoko no soportaba dejarlo así, así que se acercó a él.
—¡Hola! ¿Por casualidad trabajas en ese puesto de helados? —Se dio cuenta de que los colores de su atuendo coincidían con los de la tienda, así que le preguntó.
—¿Eh? Ah, sí. Se podría decir que sí. Y tú eres... Ahh, debes de ser de la cadena de televisión. Sí... dijeron que vendrías, ¿no? —respondió. Aunque parecía distraído, como si toda su atención se centrara en la tienda que había justo detrás de Sonoko.
—Trabajar a tiempo parcial con ese tipo de gente debe ser duro, ¿eh?
—Eh, supongo que se podría decir eso —dijo, despreocupado—. Me pregunto. ¿Por qué está todo el mundo tan ansioso por tomar nuestro helado?
—¿Eh? ¿No lo quieren porque les gusta el sabor?
—¿Crees que sabe bien? —preguntó; aunque, no parecía que realmente le importara.
—Uhh... Bueno, en realidad, todavía no he probado ninguno.
—Así que no has venido a informar porque te gusta, ¿eh? —Dejó escapar una risita, pero se sentía hueca y solitaria—. Bueno, entonces veamos... Si lo pruebas, yo diría que pidas el de ron con pasas.
—...¿Qué te hace decir eso? Además, no me van los sabores fuertes.
—Eso no lo sé... pero, claro, puede que al final no importe —dijo, distraídamente—. No te gustan mucho los helados, ¿verdad?
Sonoko no pudo evitar dudar un momento.
—Bueno, en realidad no lo odio, pero... bueno, sinceramente, no se me dan muy bien los dulces —Su languidez al hablar había empezado a cansarla; tanto, que sintió ganas de decir la verdad. Poco después, se dio cuenta de que no debería haber cedido así. Después de todo, estaba a punto de hacer una entrevista. Aun así, a pesar de sus recelos, el hombre permaneció completamente impasible.
—Ah, eso tiene sentido... Sí, ron con pasas suena bien —Murmuró.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, es porque no te gustan los dulces. Y... y eso significa que necesitas algo muy dulce para sobrellevar todo ese dolor. Jaja, sí, ¡igual que Norisuke!
Para Sonoko, su murmullo era prácticamente incomprensible, pero en realidad no parecía peligroso. Era extraño, claro, pero no irracional. Quizá fuera por lo tranquilo que estaba.
—... —Es raro, pensó.
—Oye, ¿qué está pasando allí? —Desvió su atención hacia el director de televisión y el personal de la tienda.
—Ah, eso. Parece que ahora no estamos todos de acuerdo...
—¿En serio? No deberían ser tan tercos —Se levantó justo cuando terminó su declaración.
—¿Eh? —Sonoko, por su parte, se quedó perpleja mientras se dirigía al personal de la tienda; entonces, alguien gritó sorprendido.
—¡¿Jefe?! —Gritó el encargado, dejando que se le quebrara la voz.
—¿De verdad es tan importante lo que estás diciendo? Déjalos hacer lo suyo.
Las pupilas de Sonoko se redujeron a puntos diminutos mientras escuchaba hablar a los dos hombres.
¿Acaba de decir “jefe”? ¿Ese payaso era su jefe? Había perdido toda capacidad de comprender lo que estaba pasando.
—Usted es Kigawa-san entonces, ¿correcto? —Preguntó el director de televisión. Kigawa Tosuke asintió.
—Realmente no me importa cómo quieras retratar la tienda; sólo quiero una cosa.
—¿Y qué es?
Señaló hacia Sonoko.
—Quiero que sea ella quien pruebe mi helado.
Sonoko prácticamente brincó fuera de su piel.
—¿Yo?
—No hay ningún problema —asintió el director—. ¿Por qué lo preguntas?
Tosuke sonrió.
—Espero que no te importe, pero quiero darle algo especial. Tengo justo lo que necesita.
—¡Eso fue cruel! No sabía que eras su jefe —susurró Sonoko a Tosuke unos minutos antes de que empezaran a rodar.
—Supongo que lo soy, pero en realidad sólo hago el helado. Dejo que Kageyama se encargue de todo. La verdad es que no hago mucho —sonrió. Este hombre, vestido de payaso, era el máximo accionista de toda la empresa.
—Pareces muy joven. ¿Te importa si te pregunto tu edad?
—Bueno, tengo veinte años según el registro familiar.
—¿Qué... ¡Veinte!? ¡Eso es sólo 2 años más joven que yo!
—No creo que sea para tanto. Has visto mucho más que yo, así que diría que eres mucho mayor que yo.
—¿...? —Sus comentarios seguían siendo igual de extraños.
—¡Sonoko, prepárate! —Alguien la llamó y rompió su hilo de pensamiento.
Respondió con un:
—¡Entendido!
—Bueno, es hora de empezar. No seas duro conmigo, ¿de acuerdo? —Tosuke dijo antes de moverse a su posición.
—Bien, ¡empezamos en 5!
Y tras una breve cuenta atrás, las cámaras empezaron a rodar.
—Ah, sí, así es. Hoy estamos frente a la tienda de la que todo el mundo habla —Hizo una breve presentación de la tienda y sonrió a la cámara. No tenía ninguna razón para hacerlo, era lo que siempre hacía—. ...Ahora, con eso fuera del camino, ¡echemos un vistazo a la tienda! Parece bastante espeluznante, ¿eh? Siento escalofríos. Aunque, tal vez eso es sólo el helado. Hablando de helados, ¡vamos a probarlos!
Mientras miraba hacia el mostrador, Tosuke le tendió una copa de helado desde detrás.
No era de ron con pasas. A pesar de la recomendación anterior de Tosuke, era la especialidad del propio Tosuke: con trocitos de chocolate y menta. Estaba jaspeado con vetas blancas; probablemente lo había mezclado con algo de vainilla.
Sonoko se sorprendió, por supuesto, pero estaban al aire. Tuvo que dejarlo pasar y seguir adelante.
—Entonces, ¿qué sabor me tienes para hoy?
—Bueno, aún no está a la venta, así que considéralo una degustación. Si lo pruebas y te gusta, puede que lo ponga en el menú —La cara de Tosuke estaba radiante de expectación. A pesar del extraño maquillaje y la ropa, la sonrisa de su atractivo rostro era casi tan dulce como el helado.
—Oh, vaya... Es toda una responsabilidad. Uf, ¡me estoy poniendo un poco nerviosa! —Hizo una pausa y miró a su alrededor. Esto no formaba parte del plan, pero la cámara siguió rodando y nadie intervino. El director debía estar de acuerdo con el cambio—. De acuerdo entonces, probemos...
Tímidamente, acercó la punta de la lengua a la sustancia verde pálido y la lamió. No era muy dulce. Se sintió aliviada por ello, hasta que -¡BAM!- al momento siguiente una dulzura le llenó toda la boca como un golpe en la cabeza. Había quedado oculto por el sabor de la menta.
—¡Whoa...!
Apartó la boca, sorprendida. Pero, por alguna razón, su boca volvió directamente al helado por su propia voluntad y lo comió a mordiscos. Tuvo la sensación de que el helado se derretía en su boca, y luego otra sorpresa:
la dulzura retrocedió. Justo cuando pensaba que el impacto de la menta amplificaría la oleada de dulzura, ésta desapareció sin más. Fue como magia.
—¿Cómo describir esto? Es... un sabor tan extraño... —dijo, dando otro mordisco sin darse cuenta—. Pero... pero está bueno. Sí, ¡muy bueno! Es casi como...
Levantó la vista para hablar, pero se detuvo. Por un momento, se quedó sin palabras. Su mano empezó a temblar violentamente antes de dejar caer el helado sobre su ropa.
—¡A-ahh!
Eso la hizo volver en sí. Y no un momento después, empezó a entrar en pánico. Sin embargo, la cámara no se detuvo. Las audiencias encontraban divertidos accidentes como este, por lo que tendían a atraer más audiencia.
—¡Oh no, qué debo...!
La cámara se mantuvo en Sonoko a lo largo de su frenesí de pánico. Finalmente, la situación se resolvió y, tras unas palabras finales, la grabación terminó.
—Lo siento mucho. La fastidié bastante, ¿verdad? —Sonoko agachó la cabeza, totalmente abatida, delante de Tosuke.
—En realidad, parece que a todos les gustó —dijo Tosuke. Se estaba riendo a carcajadas, como la mayoría de los miembros del equipo—. Eres muy graciosa, ¿lo sabías? Debes de ser popular.
—No, la verdad es que no lo soy... —Sonoko negó dócilmente con la cabeza—. Sólo fui torpe, un desastre total.
—¡Vamos, estuvo bien, de verdad! ...Por cierto, ¿qué tal el helado? ¿Estaba bueno?
—¡Sí! —De repente, asintió con la cabeza con bastante fuerza—. Estaba buenísimo. ¡Malditamente.Bueno!
—¿Ah, sí? Entonces, ¿qué ibas a decir?
—Oh eso... iba a decir algo... extraño. En realidad es la razón por la que lo tiré...
—Bueno entonces, dime. Quiero saberlo.
—Pero...
—¿Sabes? —mientras Sonoko seguía tartamudeando, Tosuke dijo—: Se suponía que ese helado era para otra persona. Pero murió.
—¿Qué? —La declaración de Tosuke fue tan inesperada que dejó a Sonoko estupefacta.
—Eso significa que eres la única que lo ha probado. Quiero saber qué piensas.
—...
—¿Todavía no quieres? —Tosuke miró directamente a los ojos de Sonoko, como si estuviera escudriñando en sus profundidades, sus propios ojos llenos de asombro.
—De acuerdo... Pero prométeme que no te reirás.
—Puedo hacerlo. Te lo prometo —Tosuke asintió feliz.
Sonoko se armó de valor para hablar antes de decir:
—Fue como... Como si me estuviera comiendo la Tierra entera. Eso es lo que sentí.
La cara de Tosuke se puso rígida.
—...E-espera, ¿qué dijiste?
—¡Ah, perdón! Fue demasiado raro, ¿verdad? —Sonoko se estremeció ante la seria reacción de Tosuke, pero a él no pareció importarle en absoluto.
—¡¿Realmente sentiste como si te estuvieras comiendo el mundo?!
—Eh, n-no... nada de eso. Sólo... eso es lo que sentí. Pero tal vez... sí. El mundo podría estar bien, algo grande y vasto... —podía decir qué se estaba consumiendo realmente, si el mundo o ella, pero en cualquier caso, sentía como si se hubiera fundido con el mundo, fundiéndose y filtrándose el uno en el otro, convirtiéndose en uno... Esa era la sensación que tenía—. ...Realmente no tiene ningún sentido, ¿verdad? Pero me sorprendió mucho. En serio.
Mientras hablaba, poco a poco se encontró a sí misma queriendo más. Incluso el mero pensamiento de ello resucitó la sensación que tenía, y sus ojos comenzaron a brillar.
—El mundo, ¿eh...? Interesante —Tosuke asintió pensativo—. Bueno, me alegro de que hayas podido probarlo, aunque Kyouichirou nunca tuvo la oportunidad...»
—¿Vas a venderlo? —Sonoko hizo la pregunta candente en su mente.
—Hmm... Será un poco difícil.
—¡Pero es tan bueno! Seguro que a la gente le gustará —Sonoko dijo eso, pero en el fondo pensó en lo bonito que sería que nunca saliera a la venta. Podría tenerlo todo para ella.
—Es que es muy caro. Hacer un plato así nos costaría 100.000 yenes por ración.
—¿Tanto? —Y se le había caído. Qué desperdicio...
—Aunque, supongo que producirlo en masa abarataría los costos... —Dijo, permitiéndose sonreír.
—¿En serio? —A Sonoko se le iluminaron los ojos.
—Sí. Ver a alguien como tú comiéndose mi helado hace que todo esto valga la pena —Tosuke asintió, con el ánimo por las nubes.
—Vaya, qué contento estás —Cuando Setsuko, la estilista de Sonoko, vio que ésta volvía a la furgoneta con una enorme sonrisa en la cara, empezó a provocar.
—¡Sí! Ahora mismo no podría estar más contenta —Estaba radiante de oreja a oreja.
Setsuko empezó a preguntarse si el dueño de la tienda estaba ligando con ella; su euforia era tan obvia que daba un poco de asco.
—Sabes?, la última toma que conseguimos fue realmente buena —observó Setsuko.
—¿En serio?
—Mhm. Realmente demostró lo mucho que te gusta. Lo estropeaste, claro, pero no fue realmente divertido. Fue más como, 'woah, es así de bueno ¿eh?
—¡Oh vamos, podrías no hablar de ese estúpido accidente!
—Jaja, lo siento, pero es verdad. Y eso no es todo, es... —Intentó continuar, pero de repente dejó de hablar. Sentía que estaba a punto de decir algo realmente extraño.
—¿Qué?
—Oh, uhh, no es nada —Setsuko negó con la cabeza.
Después de eso, el director, el camarógrafo y el resto del equipo comenzaron a regresar de terminar el rodaje. Las chicas terminaron de hablar y volvieron a sentarse en sus asientos. En el accidentado viaje de vuelta a casa, Setsuko no pudo evitar pensar en lo que iba a decir.
Allí atrás, parecía como si te estuvieras comiendo el mundo, el mundo te estuviera comiendo a ti, y los dos se fundieran juntos...
Pero... ¿por qué se le ocurriría algo así...?
* * * * *
...Entonces, es bastante obvio que, los primeros signos de la «magia» de nuestro mago estaban empezando a tomar forma dentro de Sonoko. Si, jeje, justo ahi, en esa joven y bonita, pero sencilla y discreta damita.
* * * * *
Tras estos acontecimientos, Furukita Sonoko empezó a desplazarse a la oficina de Tosuke Kigawa como su nueva encargada de probar los productos. Sin embargo, su trabajo no consistía en probar los helados que había en el mercado. Más bien, su responsabilidad era probar las nuevas creaciones de Tosuke y evaluarlas. Por supuesto, como ya había dicho antes, no le gustaban mucho los dulces, así que sus opiniones solían alejarse de las de la clientela habitual de la tienda.
Una vez probó el “Rainbow Fresh”, un helado hecho con varias salsas de frutas y chocolate. Era el helado más popular del momento, pero cuando lo probó, no pudo decir nada mejor que:
—¿Sinceramente? Sabe un poco asqueroso.
Tosuke era quien lo preparaba todo, por supuesto, y aunque sonreía irónicamente a cada comentario que ella le hacía, seguía recibiéndola con una sonrisa radiante cada vez que venía.
Sin embargo, había alguien que no se tomaba demasiado bien las visitas de Sonoko. Desde que Sonoko había empezado a venir, Kusunoki Rei había estado recibiendo un flujo constante de críticas, todas las cuales afirmaban que sus creaciones eran “demasiado dulces”.
—Muy bien, ¿qué demonios está pasando aquí? —le preguntó finalmente a Tosuke un día.
—¿De qué estás hablando?
—¡Estoy hablando de esa mujer! ¿En qué estabas pensando al ponerla a probar? No tiene ni idea de lo que hace y sus comentarios son inútiles.
—No sé nada de eso. En realidad tiene muy buen sentido del gusto.
—Esa no es la cuestión, su gusto es demasiado diferente al de los demás. Si sigues su opinión, ¡sólo vas a conseguir quejas del resto de nuestros clientes!
—Bueno, en eso no te equivocas. ¿Pero no te estás preocupando demasiado? Quiero decir, estoy pensando con originalidad, como me dijiste, ¿no? —A Tosuke no parecía importarle nada de eso. Era como si ni siquiera se hubiera molestado en darse cuenta de lo enfadada que estaba Rei.
—¡Eso no es lo que quise decir con eso!
—Oh, en realidad, le gustó mucho el de crema de almendras que hiciste el otro día —dijo riendo entre dientes. Rei ahogó un resoplido de frustración, antes de suspirar finalmente.
—... Da igual. Pero no me culpes si empieza a dar problemas.
—¿Qué problemas? ¿Qué problemas?
—¿Qué...? ¿Te has dado cuenta de lo popular que se está haciendo últimamente? —espetó en un arrebato virulento.
Y tenía razón. Por extraño que parezca, Furukita Sonoko se estaba volviendo popular a pesar de que nunca antes había sido tan notable.
—Es tan relajante verla sonreír.
—Es tan refrescante, ¿sabes?
—No dejo de pensar: 'ahh, algún día quiero sonreír como ella'.
Ese tipo de comentarios tan positivos empezaron a sucederse uno tras otro; incluso había gente hablando de ella en la televisión y en la radio... Se había convertido en un nombre muy conocido casi de la noche a la mañana, y nadie que la conociera de antes podía decir con exactitud qué había cambiado en ella. Sin embargo, estaba claro que había cambiado de alguna manera, y ese cambio había encantado a todo el mundo. Y entonces, un día...
—Jajaja, está bien, está bien. Pero oye, Sonoko. Dime, ¿siempre has sido así? —Un día, le habían pedido que apareciera como invitada en un programa de televisión. Durante la entrevista, el presentador le preguntó eso.
—¿Eh? ¿Cómo qué? —Se rió, burlándose del anfitrión.
—Bueno, ¿cómo decirlo? Quiero decir, pareces una cabeza hueca.
—Oh, eso. Sí, la verdad es que últimamente no pienso mucho.
—Espera, ¿solías pensar antes?
—¡Ah! ¡Grosero! —dijo, riendo—, pero veamos... creo que es sólo porque en realidad ya no tengo nada de qué preocuparme. Simplemente se alejaron. Ahora no me molesto en pensar demasiado en las cosas.
—Entonces, ¿cuál es tu secreto?
—¡Secreto, vamos, no hay ningún secreto!
—¿En serio? Vamos, debe haber algo....
—¡En serio, no lo hay!
— Bueno, entonces ¿qué pasa con tu imagen? Pareces tan libre de estrés. ¿Cómo alivias tu estrés?
—Hmm... En realidad no tengo nada... ¡Ah! En realidad...
—¿Ohhh? Continúa...
—Pues no soy muy fan de los dulces, ya sabes, pero la verdad es que a veces tomo helado. Es un sabor muy específico.
—¿Helado? ¿Como helado de chocolate o algo así?
—No, no, no, es... lo hace este tipo, y, bueno, supongo que lo hace sólo para mí. Oh, ¡pero lo vende públicamente!
—¿En serio? ¿Se vende en una tienda?
—Probablemente no debería dar detalles. Podría causar algún problema.
—Ya veo, ya veo... ¿Helado eh? Sabes, en realidad eres como un helado. Eres tan esponjosa, derretida y cremosa.
—Oh, sí, puede que tengas razón. Yo siento lo mismo. Tal vez soy la reencarnación de un cono de helado o algo así.
—Renacido de la comida, ¿eh? ¿Qué sería yo?
—Um, déjame pensar...... ¿yakiniku?
—Hmm... tan gordito y grasiento ¿eh? Bueno, me gusta el yakiniku.
El personal y el público se rieron a carcajadas.
... Al cabo de un tiempo, las apariciones de este tipo se hicieron habituales, y Tosuke Kigawa se encontró de repente con que su helado era más popular que nunca. Nunca se mencionó su puesto, pero era cuestión de tiempo que lo identificaran. Después de todo, Sonoko había hecho un reportaje sobre él, así que habría sido más raro que la gente no lo descubriera. La mecha se había encendido hacía mucho tiempo, y ahora su popularidad estaba explotando. Su helado era ahora una sensación.
Los clientes prácticamente abarrotaban todas las tiendas, hasta el punto de que había que emitir tickets especiales en determinados lugares. Los problemas del puesto habían pasado de no poder mover suficiente helado a no tener suficiente.
Y a medida que crecía el interés por su helado, también lo hacía el interés por su creador. El genial repostero sólo tenía 20 años, era lo bastante guapo para ser una estrella de cine y había heredado la empresa del mismísimo Teratsuki Kyouichirou, ya fallecido. Dados estos elementos, habría sido más extraño que la gente no lo convirtiera en un tema candente.
Mientras tanto, Semigasawa, el coordinador de todo este lío, tenía la cabeza entre las manos. Intentaba averiguar cómo manejar la imagen de su director.
—Quiero decir, me alegro de que se esté haciendo popular y todo eso, pero esto se está volviendo una tontería —dijo, volcando sus preocupaciones en Kageyama—. Todo el mundo y su perro le están pidiendo una entrevista.
—¿Cuál es el problema? Simplemente acéptalas.
—¡El problema es que se trata de Kigawa! ¿Quién sabe lo que va a decir? Sigo rechazándolos pero ellos siguen pidiéndolo...
—De acuerdo, entonces acéptalas, pero dale un guión para que lo lea; haz que lo memorice. Eso debería funcionar.
—No creo que lo acepte —dijo antes de soltar un largo y profundo suspiro—. ... ¿Sigue encerrado en la sala de desarrollo?
—Sí, sigue inmerso en la fabricación de helados. Todo su esfuerzo se está dedicando al material que Furukita Sonoko ha estado probando.
—... Nuestra experta en repostería tampoco está precisamente en su mejor momento. ¿Cómo lo está llevando? ¿Tosuke y ella se las arreglan para llevarse bien?
—No lo sé, pero supongo que no muy bien...
—Si todo sigue así, siento que todo va a ir cuesta abajo... —Semigasawa se mordisqueaba las puntas de las uñas.
* * * * *
Oye, echa un vistazo a esto. Hay una historia de un tipo llamado Kurt Vonnegut -y créeme, este tipo escribe cosas raras- llamada “La cuna del gato”. En él, hay esta cosa loca llamada “Ice-Nine” que lleva un “patrón de cristalización en el que las moléculas se congelan por encima de la temperatura ambiente”. Es todo un montón de mierda, pero, básicamente, si toca el agua, las moléculas se reestructuran y, así como así, todo se convierte en Ice-Nine y el mundo se congela. Es como, santa mierda amigo, ¿de dónde sacas estas cosas? En la historia, es lo que causó el fin del mundo.
Como dije, es todo mentira, pero hay algo en el mundo real que funciona como esas cosas. No puede causar el fin del mundo ni nada, pero puede cambiar el mundo.
¿Quieres saber qué es? Es la forma en que la gente vive sus vidas.
Verás, cuando a la gente se le presenta una nueva forma de vida, más eficiente, simplemente dejan como vivían antes y la cambian por la nueva. No estoy bromeando, casi todos los productos de la civilización moderna han aparecido en el último siglo como mucho, y sin embargo la mayoría de estas cosas han cambiado el mundo. Este patrón tiene que ver con lo que pasa en nuestras cabezas... o, bueno, más bien con cómo vemos la mierda. Es un poco como cuando dices, “amigo, me gustaría tener lo que ese tipo hace”, y luego todo el mundo lo tiene. La forma de pensar de la gente es exactamente igual. Mucha gente ni siquiera piensa en otras personas tiradas en la calle, pero eso es sólo porque a nadie más le importa una mierda tampoco. Está establecido. Y la verdad es que la mayoría de la gente simplemente vive su vida de acuerdo a estos patrones. Créeme, hay un montón de ejemplos. Pero, en realidad, todo se reduce al pensamiento de “amigo, me gustaría tener eso”.
... De acuerdo, estoy tardando mucho en llegar a ello, pero lo que quiero decir es que Furikawa Sonoko es un poco como Ice-Nine. Puede que sólo tuviera un pequeño papel, pero las chicas que veían sus interacciones con los famosos empezaban a querer ser como ella. Imitaban su forma de hablar, su comportamiento, su actitud, y esa imitación empezaba a arraigar como un patrón.
... Por supuesto, probablemente te estés preguntando qué acabaría ocurriéndole a Sonoko por todo esto, ¿verdad? Jejeje... Bueno, ¿y tú?
5
La primera vez que el periodista Nonomura Haruto conoció al director general, se quedó boquiabierto y sin habla.
—U-uh... Ese maquillaje...
—Es sólo mi sentido de la moda —Kigawa Tosuke había recibido a Haruto con su típico maquillaje de payaso. Por supuesto, en realidad era casi totalmente natural, salvo por las marcas en forma de lágrima pintadas bajo sus ojos.
Estaban solos en el despacho del director general, pero era tan amplio y abierto que parecía extrañamente desierto. Prácticamente no había más mobiliario que los sofás en los que estaban sentados, uno frente al otro. En esta sala, el excéntrico Tosuke parecía muy... fuera de lugar.
—Ya veo... ¿Empezamos tomando una foto? —Haruto mientras sostenía su cámara. Su dedo ya estaba presionando el botón del obturador.
—Adelante. Entonces, ¿tú eres el que toma las fotos?
—Así es. Hago entrevistas y algunas otras cosas, pero la fotografía es mi principal línea de trabajo —respondió, sacando fotos mientras hablaba. Después de tomar un buen número de ellas, levantó la vista del visor.
—Muchas gracias.
—Su carta era muy interesante. Me habría encantado conocerte antes, pero fue un poco difícil conseguir que Suguru diera el visto bueno.
—¿Suguru...? Ah, te refieres al señor Semigasawa. Le estoy muy agradecido por habernos dado permiso para hacerlo.
—¿Cuál era el titular que tenías planeado? ¿'Magos de la Edad Moderna'?
vSí, esa es la dirección que estaba considerando. Pues bien, me preguntaba si podría responderme a algunas preguntas.
—¿Ah, sí? Si se trata de cómo hago mis helados, estaré encantado de contárselo todo. Sobre todo, lo más importante es que lo mezcles bien...
—Ah, no, no va a ser tan técnico —Haruto sacudió la cabeza con una débil sonrisa, luego fijó lentamente los ojos en Tosuke y empezó a hacer sus preguntas. Su grabadora había estado funcionando desde el momento en que entró en la habitación—. ¿Qué te hizo decidirte a fabricar tu propia y exclusiva marca de helado? Es bastante peculiar, ¿no crees?
—Quiero decir, lo hago porque es sabroso. Lo es, ¿verdad? —contestó con aire relajado.
—Sí, eso es muy cierto, pero imagino que hay que ser muy valiente para poder comercializar ese tipo de sabores al público. Los costos de producción son muy altos, ¿no?
—Mi personal, con mucho talento, se ocupa de ese problema. Pero es cierto que parece costar mucho dinero.
—Y a pesar de eso, ¿sigue intentando elevar aún más la calidad? Espero que no te importe que te lo diga, pero debes de estar escatimando en gastos. Para alguien con tu nivel de experiencia, quiero decir.
—Hmm, no entiendo muy bien qué quieres decir con eso, pero si sabe bien, sabe bien, ¿no? En realidad es difícil para mí tratar de hacerlo de otra manera.
—Entonces, ¿estás diciendo que no es un enfoque estratégico?
—Mmm... Bueno, supongo que no estoy pensando especialmente en ello, no.
—¿Acaso tienes algún tipo de convicción de que tus clientes han llegado a esperar un cierto nivel de calidad?
—¡Creo que sí! Si lo hago bien, seguro que la gente lo disfrutará. Eso es algo que he pensado, ¡sí! —Tosuke asentía a sus palabras mientras hablaba. Era difícil saber si realmente sabía de lo que hablaba.
—¿Y cómo averiguas lo que les gusta? Debes de haber investigado mucho.
—Es el dolor, en realidad.
—¿Eh?
—El dolor que la gente siente en lo más profundo de su corazón. Si hago mi helado teniendo eso en cuenta, está garantizado que será algo que les guste.
—...Eso es muy metafórico.
—¿En serio? ¿Eso crees?
—Por dolor, ¿te refieres a algo como el estrés que todos compartimos en la sociedad moderna?
—No sé mucho sobre la sociedad moderna, pero es algo que está tenuemente presente en todos, ¿no? Como si te atenazara el corazón, ese tipo de sensación.
—Eh, bueno...
Mientras Haruto luchaba por encontrar las palabras adecuadas, Tosuke continuó con su hermosa voz cadenciosa.
—Es eso, o nadie se ha dado cuenta en absoluto. Pero seguro que está ahí. Así que, cuando todo el mundo lo ha olvidado y vuelve a aparecer justo delante de ellos, se sorprenden y luego se encuentran disfrutando de mi helado.
—...¿Estás diciendo que sientes que tu misión es responder a las necesidades de tus clientes? ¿Que hay algún tipo de demanda latente? —Haruto hizo todo lo posible por intentar arrancar la pregunta a la fuerza.
—¿Misión? ¿Qué quieres decir con eso? —Tosuke lo miró con suspicacia.
—Algo que sientes que tienes que hacer. Como una... especie de sensación apremiante.
—...¿Eh? No lo entiendo —Tosuke se quedó con la mirada perdida. En este punto, Haruto estaba empezando a sentir que debía terminar la conversación.
—...Muy bien, entonces. Supongamos, sólo hipotéticamente, que tuvieras algún tipo de problema. ¿Cuál podría ser?
—Un problema, ¿eh? —Tosuke se cruzó de brazos, pensando—. ¿Te refieres a algo que se interpone en el camino?
—Sí, eso es. Ahora mismo no pareces tener competidores rivales, pero si hubiera algo en lo que sintieras que tienes que mejorar, ¿qué crees que sería?
—...El helado, supongo... —murmuró—. Me gustaría que supiera aún mejor, o incluso podría hacer algo diferente.
Los ojos de Haruto se abrieron de par en par, al ver lo serio que estaba Tosuke.
—¿De verdad? Pero todo el mundo dice que está encantado con los sabores actuales. Si los cambias, podría haber una reacción violenta.
—Ya lo sé, pero aun así... —murmuró Tosuke, con la boca entreabierta y el ceño profundamente fruncido—. Tal y como están las cosas ahora, puedo mirar a tanta gente como quiera, pero eso no curará el dolor de mi corazón, ¿verdad?
—...¿Perdón?
—Cuando hacía helados para Norisuke y Kyouichiro, nunca sentí dolor. Ahora que estoy con toda esta gente, es difícil no sentirme así... Dondequiera que me gire, hay gente comiendo mi helado. En muchos sentidos, empiezo a sentir como si todos me clavaran un cuchillo en el corazón. Me pregunto si realmente no hay forma de hacer algo con este dolor... Si todo lo que hago es fabricarlo para que la gente lo disfrute, ¡nunca podré progresar!
—Uh...um...
—He estado teniendo pensamientos como estos muchas veces cuando le doy cosas para que pruebe. Ella responde bien, pero por mucho que la alegre, el dolor que me produce no desaparece, sino que empeora. Es lógico, ¿no? Quizá cuanto más sensible me vuelvo al dolor, más empiezan a pensar los demás que no les importa...
Tosuke ya no hablaba de tú a tú con Haruto, sino que se limitaba a divagar sobre sí mismo.
* * * * *
...Así que sí, la mayor parte de la interacción de Tosuke con el mundo exterior era algo así, desconectada hasta lo absurdo. Aún así, Nonomura Haruto era un profesional consumado. No podía decepcionar a Semigasawa, que le había dado el visto bueno, así que elaboró un artículo completo. Aunque mencionaba cosas que el propio Tosuke nunca había dicho:
—Me tomo muy en serio el helado que hago. La sociedad actual está tan plagada de incertidumbre que es necesario que existan artículos de lujo como el helado para aliviar el dolor en los corazones de la gente.
Cuando Tosuke lo leyó, ladeó la cabeza, perplejo.
En cualquier caso, esta publicación en particular fue muy bien recibida, y el artículo se citó por todas partes, difundiendo la opinión general de que, aunque Kigawa Tosuke era un bicho raro, también era un individuo muy diligente. Aunque en realidad no fueran sus propias palabras. Si hubiera pasado el resto de sus días haciendo helados, quizá no habría pasado nada. Oh, si sólo hubiera elegido hacer eso...
Ahora bien, déjenme decirles lo que sucedió alrededor de, digamos, tres meses después de que había comenzado a alimentar a Furukita Sonoko con helado...
* * * * *
...¿Eh?
De repente, Sonoko no recordaba quién era el hombre que tenía delante.
—¿Qué le apetece hoy, señorita?
No podía concentrarse en su pregunta mientras se preguntaba quién era. De hecho, ¿dónde estaba?
—Sí, lo siento —se disculpó por reflejo. Pero al momento siguiente recordó que estaba en un restaurante y que la persona que tenía delante era un camarero que intentaba tomarle el pedido.
El camarero ahogó una carcajada al oír su confusa respuesta, pero estaba claro que no tenía ninguna malicia y que simplemente le había parecido entrañable.
—Vaya, ¿qué estoy diciendo? A ver...
Abrió el menú y eligió la comida que deseaba, con las mejillas ligeramente sonrojadas por la vergüenza.
—Eres graciosa —se rió su senpai, una celebridad femenina, sentada detrás de ella.
—Parece que últimamente estoy muy distraída. Debo de parecer muy tonta, ¿eh? —Sonoko respondió con una risita avergonzada.
—¿Eh, así que eres tan tonta? Y yo que pensaba que tu cabeza hueca era sólo una actuación —se rió también el hombre de la misma mesa.
—Quiero decir, estoy intentando que sea una actuación —dijo ella, preguntándose exactamente quiénes eran esas personas.
No se acordaba. Estaba segura de que acababan de presentárselos, pero era como si toda la información sobre ellos hubiera desaparecido de su cabeza.
—Te has convertido en toda una estrella últimamente, Furukita-chan. En gran parte gracias a tu carácter tontorrón.
—Gracias —respondió ella con una sonrisa.
—Espera, no creo que eso sea un cumplido, cariño. Se está burlando de ti, ¿no? —dijo su senpai con una sonrisa. Ahora que lo pensaba, Sonoko tampoco recordaba su nombre.
—¿Ah, sí? —dijo, y todos se echaron a reír.
—¡Muy bien, brindo por el futuro éxito de nuestro nuevo trabajo!
El hombre levantó una copa, y las dos mujeres lo siguieron.
—¡Por el éxito!
Y mientras todos chocaban sus copas, el único pensamiento en la mente de Sonoko era, ¿quiénes son estas personas...?
Tampoco recordaba la razón por la que estaba en el restaurante. Aun así, comió tranquilamente, asintiendo, riendo y bromeando con los otros dos, casi olvidando el hecho de que no recordaba quiénes eran.
A veces, también olvidaba lo que estaba haciendo durante algunas de sus grabaciones de televisión. Naturalmente, eso significaba que olvidaba sus diálogos, pero normalmente conseguía hacerse una idea del contexto e improvisar para salir de la situación. A veces no funcionaba, por supuesto, pero el personal lo achacaba a que se había despistado y lo encontraba divertido.
Incluso habiendo olvidado sus nombres, podía responder decentemente a sus preguntas. No lo decía por desprecio, sino porque creía que podía seguirles la corriente si se adaptaba a los sentimientos de la otra parte. Aunque hubiera olvidado su nombre, su cargo... todo, aún podía entender esos sentimientos. Por eso, sus respuestas parecían salidas del corazón. A menudo, los demás la veían como una persona inteligente y con sentido del humor, pero en realidad sólo estaba disimulando su propia falta de memoria.
Ni que decir tiene que todo empezó después de conocer a Kigawa Tosuke.
Rodeados de un agradable ambiente, la comida se prolongó hasta que, por fin, llegó la hora del postre: helado.
—Ahora que lo pienso, eres una auténtica sibarita de los helados, ¿verdad? —preguntó el hombre.
—¿Qué? Eso no es verdad. Lo único que hice fue comer un poco en la tele y decir lo contenta que me hacía sentir.
—Estás hablando del helado de Kigawa Tosuke, ¿verdad? Ese sitio es realmente divino.
—Oh, ¿tú también lo has probado?
—Una vez que has probado sus helados, ya no puedes volver a nada más. Aunque debo admitir que este postre tampoco está nada mal... —dijo la mujer, metiendo la cuchara en el helado italiano. Sonoko hizo lo mismo, sonriendo exteriormente junto al resto. Sin embargo, no pudo evitar la sensación de que carecía por completo de sabor.
Realmente preferiría comer el de Kigawa...
En el momento en que ese pensamiento cruzó por su mente, volvió por fin en sí y, lanzando un grito ahogado, recordó quiénes eran ellos dos.
Así es. Es el guionista de la emisión que formó parte del jurado que me reprobó cuando hice la audición el año pasado. Y se rumoreaba fuertemente que esta mujer era su amante...
En ese momento, ella pensó que tenía una buena oportunidad de ganar, pero, más tarde se enteró de que había insistido en un aficionado con conexiones personales con él. Le guardaba bastante rencor.
¿Cómo pudo olvidarlo? Al recordarlo, la indignación que sintió volvió a ser clara como el agua. Fue como una puñalada en el corazón.
¿Cómo...?
Sin palabras, se quedó mirando a los dos. Así era. Ahora que se había hecho popular, el guionista intentaba sentar las bases para serle útil en el futuro. De eso se trataba esta comida.
—...¿Hm? ¿Te pasa algo, Furukita? —preguntó el hombre con indiferencia, al ver que el rostro de Sonoko se tensaba de repente.
—Ah, eh... no es nada. Creo que quizás comí demasiado... —Lo único que pudo hacer fue sacudir la cabeza con torpeza.
Cuando Sonoko llegó a casa esa noche, vomitó toda la comida que había ingerido durante la cena. Jadeando, de repente no pudo evitar sentir que todo en el mundo era total y absolutamente detestable.
¿Qué me está pasando?
Sentimientos de ira y rabia afloraban en su interior sin motivo aparente. Se sentía fatal.
Mientras agarraba una botella de agua mineral del refrigerador para enjuagarse la garganta, se le vino un pensamiento a la cabeza.
Ah, sí, la última vez aparté un poco, ¿no?
Se acercó al congelador y sacó una tarrina de helado.
Aunque aún sentía un cosquilleo en la boca por el convulso contenido de su estómago, paladeó sin descanso cucharadas del helado de vainilla. Una vez que probó la dulzura que se extendía por su boca, sus ojos se entrecerraron y su cuerpo tembló.
—Ahh, qué bueno...
Sintió que su ira se desvanecía junto con el helado. Una sensación agradable, como si todas las piezas del rompecabezas de su fragmentado corazón volvieran a encajar.
Un bocado bastó para contentarla, e inmediatamente devolvió el helado al congelador. No se trataba de una adicción, sino más bien de un obrero que recupera la compostura sosteniendo en la mano una herramienta conocida después de que le hayan hecho utilizar una desconocida. Recuperar sus propios hábitos, sus propios patrones...
—Sheesh... Oh sí, es verdad, yo...
Cuando se sintió aliviada, no supo por qué se había enfadado tanto antes. Así que había tenido una pelea en el pasado. Gran cosa.
—¿Verdad? Qué tonta fui al alterarme por eso. No tiene sentido guardarle rencor ahora. Uhh... ¿Él? ¿Quién era?
Había olvidado el nombre del hombre. Pero en ese momento, su interés ya había disminuido.
—Bueno, lo que sea.
Caminó por el pasillo para llenar la bañera, tarareando para sí misma en el camino.
* * * * *
...¿Qué significa ser “amable”?
El gran capitán Walker ha trascendido toda esta mierda del bien y el mal, así que no lo sé realmente, pero... si vas a decirme que se trata de no odiar a la gente, que se trata de ayudarles cuando lo necesitan... Pues entonces, ¿en qué demonios se diferencia de hacer la vista gorda ante los defectos de la gente?
Digamos que tienen un “talento”: un perro, por ejemplo. Tiene buen olfato, pero no ve una mierda. Un pájaro puede ver a kilómetros, pero cuando oscurece es casi inútil. Es normal que las cosas sean así.
Es fácil ser amable con alguien. No hace falta saber lo más mínimo sobre ellos - je je, esto es como una especie de proverbio duro.
¿Dónde está el problema, mientras sean amables?
Oye, tal vez, sólo tal vez, si fuera hasta el final e hiciera que todo el mundo fuera completamente incapaz de entenderse, y a nadie le importara una mierda, ¡la gente podría divertirse de verdad por una vez mientras se preguntan quién demonios son los demás! Fuhihihihihi.
...Ahora, la gente que vigilaba a Tosuke, sólo habían oído rumores de tal tendencia. Habían oído hablar de ello, pero no tenían ni idea de dónde estaba la causa. Sabían vagamente que el helado de Tosuke tenía algo que ver, pero no era una droga propiamente dicha, en todo caso. Cuando lo analizaron, ni siquiera pudieron encontrar una base común; como dijo Tosuke, “cada uno tiene sus preferencias”.
¿Cómo se supone que se puede resolver algo así?
Para llegar al fondo del asunto, estos chicos decidieron ponerse un poco brutos. Y lo primero que hicieron para intentar determinar si Kigawa Tosuke era la raíz de la tendencia fue un poco de “criba”. Un pequeño refinamiento de los componentes, del tipo que siempre hacen en los experimentos de química. En términos sencillos, querían ver qué pasaría si Tosuke fuera el único que hiciera el helado. Y naturalmente, lo primero en eliminar fue uno en quien Tosuke confiaba más que en nadie...
* * * * *
...Era tarde por la noche, y Tosuke estaba encerrado en su cocina especial, probando su helado, como de costumbre. La única luz de la habitación lo iluminaba a él, dejando el resto en la más absoluta oscuridad.
—Hmm... —refunfuñaba mientras removía la sartén caliente, deteniéndose de vez en cuando para rascarse la cabeza.
—No es lo mejor que he hecho... —murmuró en voz baja, cuando de repente toda la habitación se inundó de luz.
Tosuke se sobresaltó. Cuando se dio la vuelta, Kusunoki Rei estaba allí de pie.
—¡W-waah! —Tosuke se asustó. Como estaba solo, no tenía la cara pintada ni llevaba guantes. Su verdor estaba al descubierto.
—Buenas noches —Incluso viéndolo en ese estado, Rei habló con calma.
—Ah, sí. Buenas noches... Quiero decir, esto es...
—La misma cara estúpida de siempre, las manos cubiertas de salsa de menta, ¿verdad?
—¿Eh? ...Eh, sí, más o menos —asintió, provocando que Rei se riera por la nariz.
—Eres un idiota.
v¿Eh...?
—¿Crees que no lo sabía o algo así? Me di cuenta hace mucho tiempo.
—¿Eh?
vHacía tiempo que sabía exactamente quién eras. Puede que Kigawa Norisuke te reconociera como su hijo, pero en el registro, el espacio donde debería haber estado el nombre de tu madre estaba en blanco. Probablemente ni siquiera tú sepas de dónde vienes, ¿verdad?
Parecía harta de él. Tosuke se quedó perplejo, pero luego empezó a reír débilmente.
—...Jaja. Cierto. Claro que lo sabrías... Llevas mucho tiempo a mi lado. Y además eres mucho más inteligente que yo. Supongo que no tenía mucho sentido que lo mantuviera en secreto —Bajó la cabeza lánguidamente.
—Está burbujeando —respondió Rei con naturalidad.
—¿Eh?
—La sartén. Está burbujeando —Ella señaló a la sartén junto a Tosuke, que había dejado encendido, y que ahora estaba haciendo espuma.
—¡Wa-waaah! —Tosuke intentó apagar el fuego. Rei suspiró.
—¿Sabes?, cuando eres tonto, eres muy, muy tonto —Su tono era serio.
Tras apagar la estufa, Tosuke se calló.
—Lo siento —murmuró débilmente.
—¿Por qué lo sientes?
—Por no habértelo dicho. Debería habértelo dicho directamente.
—¿Y si lo hubieras hecho? ¿Qué habría cambiado? —dijo Rei, encogiéndose de hombros—. Desde el día en que nos conocimos, nunca esperé que hicieras algo tan inteligente.
—¿En serio?
—En serio. Eres un maldito tonto —Lo miró fijamente y por fin esbozó una sonrisa—. Supongo que ya somos dos. Pero sabes qué, tú ganas.
—Pero tú no eres tonta, Rei —dijo él con expresión acomplejada.
Rei frunció ligeramente el ceño, y luego apartó la mirada.
—Eso me pregunto...
El ambiente era tan triste que Tosuke empezó a titubear.
—¿Qué ocurre?
v...¿Vas a estar bien así? —dijo ella, volteándose y mirando fijamente a Tosuke—. Puede que seas un genio, pero puedes ser demasiado descuidado... Pero supongo que si no lo fueras, ya no serías tú, ¿verdad?
—¿...?
Tosuke parpadeó. Realmente no lo entendía.
—Uhh... ¿Hay algo que quieras de mí, Rei? —se aventuró a preguntar, pero Rei negó con la cabeza.
—No quiero que hagas nada por mí, ya no. Ya hemos hecho juntos todo lo que podíamos. Así que no tiene sentido que intentes hacer nada más por mí... —La voz de Rei temblaba ligeramente—. Esto es una despedida, Tosuke. Eso es lo que he venido a decirte.
Tosuke se quedó allí, con la boca abierta. Ella apartó la mirada de su estado de indefensión y continuó.
—Conoces mi afición, ¿verdad? Mi interés por las imágenes relacionadas con la muerte. Te diré por qué me interesa tanto. Estuve así de cerca de la muerte cuando era pequeña. Cuando estaba en el extranjero, me vi envuelta en una guerra. Mis padres murieron allí.
—...
—Eran directores de una sucursal de una empresa en el extranjero. Eran buenos padres, creo, pero en realidad no los conocí bien. Estaban tan ocupados con su trabajo que no podían ocuparse de mí... así que el recuerdo más vívido que tengo de ellos fue después de que la bomba los volara en pedazos... Era el de sus restos esparcidos.
Sus palabras eran frías.
—Esa imagen está grabada a fuego en mi mente. Después de eso, fui pasando de un padre adoptivo a otro, y creo que ahí es donde mi personalidad se estropeó. Pero no pasa nada. No sufrí por ello. Así eran las cosas. Es inútil pensar en la vida de los demás. Una vez que estás muerto, todo el mundo es igual...
—... —Tosuke seguía aturdido. Rei lo ignoró y continuó.
—Pero aquí estoy, ¿no? Viva. Por eso empecé a hacer dulces. Por fin me acordé, justo el otro día. Era mi cuarto cumpleaños, creo. Hicimos un pastel todos juntos, mamá, papá y yo. No recuerdo a qué sabía, pero lo horneamos demasiado y acabó tomando una forma espeluznante, y me eché a llorar cuando lo vi... No fue para tanto, pero por eso empecé a hacer dulces. Y creo que la razón por la que me acordé es probablemente por comer tu helado.
Rei asintió para sí misma.
—Mi dolor es tan ambiguo, ¿verdad?
—...
—Si eso es cierto, tengo que hacer algo para concretarlo, a mi manera. Con mis propios sabores. Así que ya no puedo estar contigo...
Rei apretó los labios con fuerza, como si su fría expresión estuviera reteniendo algo.
—¿Pero por qué? —Tosuke habló, por fin—. Esta es tu empresa, Rei. Puedes hacer lo que quieras con ella.
—Este es tu reino, Kigawa Tosuke. Todos los demás aquí son como un extra comparados contigo.
—¡Pero Rei, tú eres...!
Tosuke intentó replicar, pero Rei respondió fríamente.
—He divagado, pero básicamente lo que pasó es que me contrataron... Por una nueva empresa de pasteles. Nunca fui exclusivamente especialista en helados. Pensé que la oferta llegaba en el momento perfecto, ya que yo también he decidido volver a estudiar —continuó, como si lo apartara.
v¡Entonces te dejaré ir allí! Todavía puedes venir aquí, ¿no? —Tosuke habló con desesperación en el rostro—. ¡Nunca hubo ninguna regla sobre que siempre tuvieras que ayudarme con cada cosa! No, puedo ayudarte, así que... por favor... ¡Por favor, no te despidas!
—No puedo. Tú no te conoces. Cuando estoy contigo, lo único que acaba pasando es que... empiezo a olvidar el dolor.
Sus palabras eran tensas, pero directas.
—Todavía tienes a Furukita Sonoko trabajando contigo. Odio admitirlo, pero tiene unas papilas gustativas interesantes. Si los dos trabajan juntos, estoy segura de que podrán hacer todo tipo de sabores nuevos. Ya no me necesitas.
—¡Sonoko no eres tú! Ella... ella no es alguien como tú, que tiene el mismo...
—Es porque somos iguales por lo que no puedo quedarme aquí —interrumpió ella, aflojando el tono.
Tosuke estaba a punto de protestar de nuevo, hasta que Rei se puso delante de él, extendió rápidamente la mano y le tocó la mejilla.
—Te siento como una persona normal... Estás caliente. Creí que estarías frío, como un helado.
Sus palabras fueron suaves.
—Si alguna vez pensaste que no eras humano, puedo decirte aquí y ahora que estás equivocado. Porque si tú no eres humano, y los dos nos parecemos, entonces seguro que yo tampoco lo soy...
Los dedos de ella le acariciaron lentamente la mejilla. Él apretó esa mano con fuerza, pero no encontraba las palabras que debía decir.
—R-Rei...
vLo siento, Tosuke.
Suavemente, apartó los dedos y se soltó del agarre de Tosuke, y durante un brevísimo instante sus labios se encontraron. Luego se apartó y desapareció.
Así fue como se separaron.
Durante un tiempo, Tosuke estuvo destrozado, pero medio mes después ya se había recuperado y había reanudado su trabajo. Furukita Sonoko había alcanzado tal nivel de estrellato que rara vez podía realizar las pruebas de monitorización, y antes de que Tosuke se diera cuenta, la mayoría de las veces estaba trabajando completamente solo. Aparte de Kusunoki Rei, el resto del personal apenas hablaba, lo que agravaba aún más su aislamiento.
Por otro lado, los medios de comunicación llamaban a su puerta cada vez con más frecuencia. Se había labrado una buena reputación, así que decidió que ya era hora de dejar de preocuparse por todo y sacar las cosas a la luz.
—Es cierto. Muy pronto lanzaremos un nuevo producto —dijo Tosuke sonriendo, luchando por promocionar su marca. En realidad, estaba llegando a un callejón sin salida.
* * * * *
...Bueno, no hay sorpresas, ¿eh?
Tosuke era en el fondo un tipo de hombre a hombre, siempre deseoso de complacer a sus allegados. Sólo aceptó la tarea de servir a las masas porque Terasuki Kyouichirou lo había tentado a ello, y porque Kusunoki Rei había estado constantemente a su lado para apoyarlo con el desarrollo de los productos y aconsejarlo. Ahora que los había perdido a ambos, no sabía qué hacer a continuación.
En el sector, es un hecho que en cuanto sacas un buen producto, alguien empieza a copiarte, y el helado de Tosuke, aunque era “increíblemente delicioso”, empezó a perder su atractivo. Por supuesto, estaba en su propia liga, con todos esos ingredientes afinados a la perfección, pero como Kusunoki Rei le había dicho, “los clientes no entienden los entresijos”, ¿verdad?
Gracias a los productos de Tosuke, los consumidores aprendieron el placer de comer un buen helado. No se les puede culpar por querer ampliar un poco sus horizontes después de aquello. Tosuke había dejado el desarrollo de nuevos productos a otras personas; él, en cambio, sólo fabricaba los que le resultaban especialmente interesantes. Y gracias a eso, aunque apenas se notara, el ritmo constante había empezado a ralentizarse poco a poco.
Por supuesto, Tosuke lo sabía mejor que nadie. Cuando se trataba de helados, él tenía que saberlo. Tenía que saber que, en el fondo, sus productos no eran tan diferentes de los de otros fabricantes. Fue en ese momento cuando la gente que vigilaba a Tosuke decidió entrar en la segunda fase de su plan. Una cuarta persona aparecería ante Tosuke.
En realidad, eso no es exactamente correcto. No era una «persona». Era un auténtico monstruo, tan alejado de Teratsuki Kyouichirou como se pudiera imaginar. Y se llamaba Spooky E.
6
—Helado, ¿eh? Qué afición más rara tienes —Spooky E tuvo que reírse de la misión que le habían encomendado desde arriba.
Su cuerpo tenía una forma curiosa. Su torso hinchado sobresalía tanto que era casi redondo, pero sus extremidades eran largas y delgadas como palos. Normalmente, la tarea de este humano sintético era, en algunos aspectos, como la de Tosuke; sin embargo, Tosuke no era consciente de lo que estaba haciendo. En pocas palabras, mezclaba drogas en la comida de gente normal sin que ellos lo supieran. Comparativamente, la idea de que ese “cambio” ocurriera sólo porque a alguien le gustara o no el helado era difícil de creer.
No es que necesitara creer, por supuesto. Le habían encomendado esta misión para poner a prueba su lealtad. Si el esfuerzo tenía algún significado o no, era irrelevante.
—Por ahora, Furukita Sonoko parece ser la posibilidad más probable. Deberías empezar por ella —dijo el hombre que había venido a dar la orden a Spooky E, entregándole unos documentos. También era uno de “ellos” y le llamaban comúnmente Squeeze.
—Sí, sí. Creo que me lo voy a tomar con calma. ¿Crees que puedo convertirla en una terminal?
—No creo que sea una buena idea. No hemos recibido órdenes oficiales del Eje, pero puede que la quieran como muestra. Puedes interactuar con el objetivo, pero será mejor que te abstengas de usar tus poderes vdijo Squeeze.
Spooky E asintió con un “entiendo”.
El rotundo hombre tenía la capacidad única de liberar ondas eléctricas de sus manos, lo que le permitía manipular la mente de las personas y “lavarles el cerebro”. De este modo, podía convertir a muchas personas en “terminales” que cumplían sus órdenes.
—Aún así... has conseguido un buen trabajo aquí, ¿eh, Squeeze? ¿Un tipo de erradicación y un tipo de combate juntos? Menudo amuleto de la suerte.
Spooky E abrió mucho los ojos, riéndose para sí mismo con un vulgar “je, je, je”.
—Un trabajo es un trabajo —afirmó Squeeze con indiferencia.
Spooky E se limitó a encogerse de hombros con sorna.
—De todos modos, creo que hasta yo voy a tratar de tener cuidado esta vez. No quiero verme envuelto en nada de lo que ustedes estén haciendo.
Spooky E hojeó los documentos y luego los arrugó haciendo una bola. A continuación, el papel empezó a arder, encendido por las ondas de choque liberadas por la palma de su mano, hasta que desapareció sin dejar rastro. Con un soplo de aire, el polvo de su mano se esfumó, sin dejar nada. Su mano, por supuesto, no se había quemado.
—¿Dijiste Furukita Sonoko? —Todo el rostro de Spooky E se descompuso en una sonrisa retorcida.
—Tosuke-san, permíteme presentarte a Marco-san. Lo traje porque creo que será útil para tu trabajo.
Furukita Sonoko, que había venido para las pruebas de monitoreo como de costumbre, trajo a Spooky E con ella.
—¿Marco...san? —Los ojos de Tosuke se abrieron de par en par al ver el extraño aspecto de Spooky E.
—Marco D'Ambrosio es mi nombre. Es un placer conocerle.
Spooky E dio su alias, habló con acento extranjero y agarró la mano de Tosuke con las dos suyas, haciéndola girar arriba y abajo. Tosuke se preguntó si ésa era su idea de un apretón de manos.
—Gracias. Soy Kigawa Tosuke. Así que...
Con expresión preocupada, miró a Sonoko, que asintió y le devolvió la sonrisa.
—Marco-san dice que trabaja en el negocio del comercio, así que tiene mucha experiencia con todo tipo de sabores. Me encontré con él en el canal de televisión el otro día y casualmente llevaba un poco de helado encima, así que lo dejé probarlo...
—Le eché mis patatas fritas, una receta secreta. ¿Y sabes lo que pasó? ¡El helado de Sonoko se volvió tres veces más sabroso que antes!
—¿Tres veces? —A Tosuke le sorprendió la precisión de la cifra, pero se había interesado por el sabor secreto—. ¿Qué son esas patatas fritas de las que hablas?
—Prueba un poco —Spooky E abrió la bolsa que había traído consigo y sacó un frasco. Estaba lleno de finos gránulos de un color púrpura apagado—. Lo llamo 'Spunky'.
—'Spunky', ¿eh...? —tomó el frasco, vertió ruidosamente los gránulos en su mano y los olió—. Ya veo. Tiene un olor bastante inusual.
—Tiene un efecto relajante en la gente.
Resumiendo, era como una droga depresiva. Pero, al estar fabricada especialmente, era indetectable al examinarla. Originalmente se usaba para medir el grado de “cambio” en una persona. Spooky E había estado creando “terminales” para esparcir esta droga por toda la ciudad.
Tosuke intentó probarla con la punta de la lengua y sonó impresionado.
—Tiene un sabor a menta, ¿eh?. Como a menta.
—Ésa es tu especialidad en helados, ¿no? —rió Spooky E, haciendo que sus ojos, ya de por sí grandes, se abrieran aún más.
Parecía amistoso, pero su risa insinuaba profundidades indecibles.
—Sí, creo que podría merecer la pena probarlo —dijo, iluminándosele la cara como cada vez que se le ocurría una buena idea para un helado.
—A mí también me encantaría poder probar algo en lo que se pudiera utilizar —añadió Sonoko, sonriendo. Ella, por supuesto, era completamente inconsciente.
—¡Ya lo sé! Marco-san, ¿te gustaría probar mi helado junto con Sonoko hoy?
—¿Seguro?
Vaya, ¿quieres que me coma lo que forma parte del experimento?
Por dentro, Spooky E estaba preocupado, pero mantenía una fachada alegre.
Les prepararon una mesa y se sentaron delante del helado que Tosuke les había preparado tan amablemente. Sonoko, como siempre, se lo zampó sin pensárselo dos veces, pero Spooky E tenía ligeras dudas.
—Esto... me pone un poco nervioso...
—No hace falta que te pongas nervioso. Aquí no se va a vender nada; de todas formas, después se va a tirar todo.
—¿Te has vuelto a pasar del presupuesto? —preguntó Sonoko, riendo. Tosuke respondió con una sonrisa pícara.
Spooky E suspiró y se llevó vacilante el helado a los labios.
Y entonces... expresó una reacción como la de todos los demás humanos que lo habían probado antes que él: se quedó sin habla, agitó los labios como un pez de colores y, antes de darse cuenta, se había llevado otro bocado a los labios.
—¡Jajaja! ¿Qué te parece? Es un poco diferente de lo que venden en la tienda, ¿verdad?
Spooky E permaneció en silencio, pero en el fondo lo entendía.
Así que eso es... Podría designar esto como un objetivo... Excepto...
Descubrió que había algo que lo retenía. Aunque había puesto sus esperanzas en ello, y aunque lo había señalado con precisión, en realidad no había casi nada que la Organización Towa reconociera como potente. Y una vez tomada una decisión, no podía ser anulada. Si se llegaba a eso, el periodo de prueba habría terminado y comenzaría la “eliminación”.
Me pregunto en qué dirección acabará este tipo.
—Delicioso», ¿verdad? Pero esto es una prueba de monitoreo, así que eres libre de expresar tus opiniones. ¿Verdad, Tosuke-san?
—Más o menos.
Los dos se quedaron mirando a Spooky E expectantes.
—Déjame pensar... —Sinceramente, Spooky E pensaba que el helado estaba bueno, pero hubiera preferido que fuera más dulce. Su lengua disfrutaba con la comida chatarra.
—Creo que puede ser demasiado refinado para mi gusto.
—Hmm, ya veo. Supongo que es porque prefieres el chocolate por naturaleza.
Al oír eso, Spooky E se sobresaltó de alguna manera.
—¿Por naturaleza? ¿Qué significa eso? —respondió, olvidando su acento de tapadera.
—Hmm, cómo decirlo...
—Este tipo puede ver la cara de una persona y predecir sus preferencias —respondió Sonoko en su lugar.
—¿Predecir sus... preferencias?
Por alguna razón, sonaba increíblemente inquietante. Parecía como si Tosuke se hubiera asomado a su mente y le hubiera asestado algún tipo de golpe fatal. En cierto modo, tal vez era similar a su poder de lavado de cerebro. Y, aunque podía manipular la mente de la gente, no tenía forma de saber lo que realmente pensaban.
¿Me estás diciendo que este tipo lo sabe?
—¿”Predecir”? No puedo predecir. Es sólo... Ah, olvídalo. Es sólo una corazonada que tengo.
Tosuke no siguió con lo del “dolor”, porque sentía que ésa era la razón por la que Rei se había marchado. Había decidido no volver a contarle eso a nadie.
—.........
Spooky E estaba confundido. No sentía el menor atisbo de animadversión hacia aquel hombre, aunque normalmente siempre la sentía cuando se enfrentaba a chicos guapos como él. Él, con su barriga exagerada, grotescamente regordete y desproporcionado, y este chico, delgado, alto y guapo... Era extraño, pero sentía que estaban deformados de una forma parecida.
* * * * *
Y así, esta sustancia “Spunky”, que había pasado de Spooky E a Tosuke a bajo costo a pesar de no ser menos cara que su competencia, acabó mezclándose con el helado de Tosuke en la planta de fabricación y se distribuyó por toda la cadena. Al mismo tiempo, los terminales de Spooky E observaban cómo cambiaba el comportamiento de la gente al probarlo. Je. Había sido mucho trabajo, pero Spooky E lo había conseguido.
Fue un gran éxito, y fue por aquel entonces cuando el helado de menta clásico de Tosuke se convirtió en un producto de éxito. Hasta ese momento, no se había vendido mal per se, pero las cifras de ventas de otros sabores como el chocolate, la fresa o la vainilla habían sido mejores por un amplio margen.
Y había una sencilla razón para ello. Básicamente, los que lo habían probado empezaron a mostrar signos de adicción. Jajaja. No tenía nada que ver con la habilidad de Tosuke. El hecho es que el mundo no es tan amable. Piensa, el sabor que había perfeccionado tras años de trabajo y estudio diligente perdido tan fácilmente por las drogas...
Y quién más se llevó la peor parte sino la que también había sido objeto de la vigilancia: Furukita Sonoko.
* * * * *
—Espera un momento, Sonoko. ¿No has adelgazado demasiado últimamente? —preguntó el director mientras Sonoko se tomaba un descanso en el camerino de la cadena de televisión.
—¿Eh? —respondió ella, levantando la vista de su guión—. ¿Tú crees?
—¿Eso creo? ¿Cuánto pesas ahora? Espero que no estés a dieta.
—No, no especialmente.
—¿Estás comiendo bien? Este trabajo ya es bastante duro. Vamos, toma este bento. Se supone que los de aquí son sabrosos —dijo la mujer, intentando darle un bento y unos palillos a Sonoko.
—Ahora mismo estoy bien. De todas formas, pronto estaremos en vivo.
—Por eso digo que tienes que comer algo.
Insistió con fuerza. Realmente parecía preocupada por Sonoko, cuyos pómulos estaban a punto de sobresalir. Sonoko sonrió, cogió el bento y empezó a comer lentamente.
Al poco rato, llegó el ayudante del director y les dijo que pronto saldrían al aire.
—¡Sí, señor!
Sonoko bajó los palillos. El director quería decir algo, pero Sonoko se había levantado antes.
—Voy al baño —dijo al salir.
El encargado exhaló un suspiro audible tras ella, pero ella ya había echado a correr a medias y, en cuanto entró en el retrete cercano, se agachó e intentó agarrarse a la taza del baño, con arcadas, mientras expulsaba todo lo que había ingerido antes.
Últimamente sólo había podido comer el helado de Tosuke. No tenía sabor y, después de tragarlo, tenía la sensación de que se quedaba ahí, en el estómago, sin poder digerirlo. Había tenido síntomas similares, como la vez que comió el helado malo, pero ahora eso se había extendido más allá del helado. Para Sonoko, toda la comida se estaba convirtiendo en una sustancia extraña.
—Aaah, aah, aah...
Sin embargo, la razón de su popularidad, su aguda intuición que le permitía percibir los sentimientos de los demás al comunicarse, brillaba cada vez más, y cada vez caía mejor a casi todo el mundo en la industria.
—Aaah, aah... Contrólate... Tienes que controlarte... Todo el mundo me está esperando...
Se comportaba como si traicionar sus expectativas significara perder su razón de vivir. Con los dedos temblorosos, Sonoko tiró de la cadena. En ese momento apareció su manager.
—Sonoko, ¿estás bien? —preguntó preocupada desde el otro lado de la puerta. Pero Sonoko siguió murmurando durante un rato, incapaz de contestar.
—Contrólate, tienes que controlarte...
—...No debería tardar mucho a este paso.
Sonoko estaba en el estudio, de pie frente a la cámara, sonriendo a todo el mundo. Detrás de ella, su mánager se ponía en contacto con alguien por el celular.
—¿Qué tendencia muestra? ¿Es por la droga?
Al otro lado de la línea se oía la voz de Spooky E.
—Lo más probable. Parece que se está volviendo incapaz de ingerir otros alimentos. Al ritmo actual, yo diría que morirá en un mes por desnutrición.
El tono de voz de la manager era frío, como si fuera una máquina.
—¿Es su cuerpo el que está en mal estado? ¿O estamos hablando mentalmente?
La voz de Spooky E era igualmente insensible. Sonaba como si no pudiera importarle menos si Sonoko vivía o moría.
—No puedo asegurarlo, pero no he encontrado nada especialmente indicativo de un cambio físico. Mentalmente, tiene una notable tendencia a no defraudar a los demás, en un grado excesivo. Sin embargo, al principio se comportaba así, por lo que ha habido quien la ha llamado “lenta”, “aburrida” y cosas por el estilo.
—...Ya veo. Incluso antes de comerse el helado, ¿eh?
Este fenómeno de volverse incapaz de comer otros alimentos no era algo que se manifestara sólo en Sonoko. Un gran número de chicas de prearatoria, mujeres trabajadoras y similares también mostraban síntomas similares por aquel entonces. Pero como ellas mismas respondían alegremente que habían estado haciendo demasiada dieta y decían a los demás que no se preocuparan, el público en general no se daba cuenta de que la causa era el helado. Simplemente lo atribuyeron a la desnutrición. Bueno, nadie se dio cuenta a estas alturas...
* * * * *
—¿Un evento de agradecimiento? —dijo Tosuke con poco entusiasmo, ojeando la propuesta de negocio que Kageyama le había mostrado.
—Así es. Teniendo en cuenta que nuestros competidores están empezando a alcanzarnos, ésta podría ser nuestra forma de conseguir que la gente hable por aquí —dijo Kageyama con confianza.
—¿Pero qué haremos exactamente? Si alquilamos un salón entera...
El lugar indicado en la propuesta era un salón de actos con un aforo considerablemente grande, de 20.000 personas.
—Podemos empezar con un festival de degustación. Ofreceremos muestras a los invitados sin costo alguno. También podríamos tener otras cosas, como regalos de productos con personajes de mascotas en ellos, y regalos decididos por sorteo. Ah, y estaba pensando que podríamos hacer que Furukita-san nos presentara un programa de entrevistas.
—¿Sonoko? No sé si vendrá...
—Vendrá. Después de todo, nos ha estado ayudando como probadora en la monitorización. Pregunté formalmente en su oficina. También tenemos su agenda.
—Has sido muy meticuloso, eh... Bien. Entonces está casi decidido, ¿no? ¿Por qué te molesté en preguntarme?
—Porque me gustaría que asistieras también.
—¿Eh? —La cara de Tosuke se puso rígida en respuesta a las palabras de Kageyama—. ¿Yo?
—Eres popular, jefe. Si das algún discurso con tu atuendo habitual de payaso, les va a encantar.
—¡Dame un respiro! ¿Quieres que salga ahí afuera delante de toda esa gente? —Tosuke hizo un amplio gesto con las manos.
—¿De verdad dices eso ahora? Has estado apareciendo en los medios todo el tiempo, ¿no?
—Eso es... Quiero decir, entonces no tenía que conocer a tanta gente...
—Decenas de miles de personas estaban mirando, ya sabes.
—No, eso no es lo que quiero decir... Quieres que me ponga delante de un gran número de personas a la vez, ¿verdad?
Si tuviera que sentir el dolor de tantos de una sola vez, entonces...
—Ni siquiera importa si metes la pata en tus líneas. De hecho, al contrario, eso podría generar intimidad.
Kageyama no tenía ninguna consideración por el malestar de Tosuke. Aunque Tosuke intentó protestar, se limitó a reírse.
—Vamos, no hay necesidad de darle demasiadas vueltas a las cosas. Bastaría incluso con servir el helado. ¿No es eso lo que siempre vas a hacer a las cadenas de tiendas? —dijo despreocupadamente.
—Hmm...
Tosuke no le dijo que hacía eso sólo porque a veces no podía seguir haciendo helados sin ver directamente las caras de los que se los comían. Incluso Tosuke podía decir que no había ninguna esperanza de que lo entendiera.
—De todos modos, nuestros productos tienen algunos fans muy acérrimos. Tenemos que darles una pequeña recompensa por disfrutar siempre de nuestros helados. De eso se trata este evento.
—...Hmm.
Hacerlo por la gente que disfrutaba de su helado. Tosuke era débil a ese tipo de palabras, porque era todo lo que le quedaba.
Diez minutos después, Tosuke terminó firmando la propuesta.
* * * * *
De: CAP1755963W
To: OPF699
Solicitud de Caso M
En relación con la situación de vigilancia en curso, procederemos al borrado de acuerdo con su decisión, antes de comenzar la fase 002.
El alcance del borrado incluye la unidad en el centro de la vigilancia, Notorious I.C.E., extendiéndose a las unidades relacionadas (aprox. 20.000 afectados), o bien todas las zonas relacionadas en su totalidad. El objetivo es el cese de la actividad vital de todos los objetivos.
Se pretende llevar a cabo con extremo prejuicio la eliminación del individuo “Furukita Sonoko”, observado como el de mayor influencia de todos los objetivos. Notorious I.C.E. considerado no tan prioritario, pero aún un objetivo de eliminación, de acuerdo con XE23. Cambio.
* * * * *
De: OPF699
Para: CAP1755963W
Veredicto relativo a la solicitud del caso M
Permiso de solicitud concedido. Cambio.
* * * * *
...Era el principio del fin. La gloria de Kigawa Tosuke había comenzado a tambalearse hacia sus últimos momentos.
7
—Oh, oye Kazuko, ¿quieres ir a tomar un helado?
Un par de chicas de preparatoria que caminaban por una calle principal de la ciudad se detuvieron frente a la heladería de Tosuke.
—¿En serio? ¿Con este frío?
—Este sitio casi siempre está lleno de gente. Vamos, te invito.
—Bien entonces. Pero Touka, ¿no te gusta este sitio por tu novio? Deberías comer con él.
—Eh, a mí me parece bien. Nos sentamos uno al lado del otro en la misma escuela intensiva. ¿No es lo suficientemente cerca?
—Honestamente...
Una de las chicas de preparatoria, Suema Kazuko, parecía exasperada, pero no estaba del todo en contra de la alegre insistencia de su amiga, así que se unió a ella, y ambas hicieron cola para el helado, mirando por encima del mostrador.
—Me tomaré ese con salsa de kiwi.
Suema había decidido rápidamente, pero la otra chica, Miyashita Touka, estaba escudriñando los sabores atentamente, luchando por elegir.
—Hmm, déjame ver...
—Vamos, date prisa. Llegaremos tarde a clase.
—Mmmm... ¡Entonces me quedo con el de chocolate y menta! Siempre es un clásico.
—'Clásico'. Sólo lo dices porque es el primero que te comiste con tu novio, ¿no?
—Oye, no te preocupes por los detalles —dijo Touka, riendo avergonzada.
Les sirvieron el helado. Dinero y helado se dieron la mano, y las dos empezaron a comer mientras caminaban por la carretera.
—¡Sí que sabe bien, eh! —dijo Suema con admiración. Mmm-mm, asintió como saboreando la delicia, y se voteó hacia Touka—. ¡¿Verdad que sí?!
En ese momento, Touka estaba, por alguna razón, mirando fijamente el helado.
—...Esto es extraño —susurró.
—Qué pasa?
—No sabe igual... ¿Qué significa esto?
Su tono no era el de una chica; parecía la voz de un hombre. Suema frunció el ceño, perpleja, pero Touka siguió murmurando.
—¿Por qué razón podría haber cambiado? ...Algo debe de haber pasado.
Todavía pegada a su helado verde con virutas negras, Touka, como si alguien más que ella hubiera ocupado su lugar, dio cautelosamente otro mordisco al helado, como si quisiera confirmarlo.
* * * * *
Aquella mañana el clima no se decidía. Uno podía decir que hacía sol, otro que estaba nublado, y ninguno de los dos se habría equivocado.
La inauguración del evento estaba prevista para las dos de la tarde, pero los visitantes ya se habían reunido poco después de las doce. Había muchas chicas y parejas, pero también un buen número de hombres mayores. Era una prueba del alcance de la popularidad del helado. Aunque la entrada gratuita fue eficaz, provocó que la afluencia fuera mucho mayor de lo esperado.
El horario se adelantó y las grandes puertas del pabellón se abrieron a las 12:30 horas. Los visitantes entraron, bullendo de charla y emoción.
Fantasmas, Frankensteins, Dráculas, brujas... El personal se disfrazó de todo tipo de mascotas un tanto espeluznantes mientras distribuían los helados. Todo el mundo se dirigió a sus favoritos y empezó a comérselos satisfecho.
Veinte minutos después de la apertura, el aforo ya estaba completo. Uno podría incluso estar convencido de que prácticamente todos los que frecuentanan los establecimientos de helados de Tosuke estaban presentes.
—Parece que tenemos una buena asistencia...
El clamor había llegado incluso hasta la sala de espera. Tosuke dejó escapar un gran suspiro. Tenía sentimientos complejos sobre todo esto. Se sentía reacio a salir ahí fuera delante de todo el mundo, pero era realmente gratificante pensar en lo mucho que les gustaba a todos su helado. Ambos pensamientos se entremezclaron y su pecho se llenó de una sensación indescriptible.
Nadie más que Tosuke estaba presente en su camerino privado.
—.........
Aun así, Tosuke pensó en las personas que deberían haber estado con él en aquella habitación, si las cosas hubieran sido como antes. Pero Kusunoki Rei era ahora la directora general de desarrollo de productos de una empresa de pasteles, y Teratsuki Kyouichirou ya no estaba en este mundo.
No sólo eso, sino que en febrero se produjo un incidente relacionado con una construcción defectuosa en uno de los edificios que había construido póstumamente, en el que las primeras personas que entraron acabaron atrapadas dentro durante varias horas. Causó tal revuelo que incluso hubo que enviar a la policía. Por todo ello, Teratsuki se había convertido en el hazmerreír de todos. Las empresas afiliadas también habían sufrido las repercusiones y estaban cerrando de forma generalizada. Sus logros en la vida se habían esfumado, y ahora eran ignorados por el público en general.
La compañía de Tosuke se había apartado por completo de la de Teratsuki, por lo que no se vio afectada por la conmoción, pero Tosuke no sabía en absoluto cómo sentirse al respecto. ¿Debía sentirse triste? ¿Enfadarse? ¿O ignorarlo todo fríamente? ...No podía concentrar sus sentimientos en una emoción concreta.
—Kyouichirou, ¿hasta dónde se supone que debo llegar...? —murmuró para sí mismo.
—Oh, no creo que vayas a ninguna parte —Era la voz de un hombre.
Se giró y se encontró con un hombre de extrañas proporciones corporales, mórbidamente obeso, pero de extremidades largas y esbeltas.
—¿Marco-san? —Tosuke parecía sorprendido—. No te había visto. ¿Cuándo entraste?
—¿Acaso importa cuándo? Estás tan desprevenido que podría haber entrado a hurtadillas en cualquier momento en que no estuvieras mirando —dijo burlonamente Spooky E, con un áspero gruñido escapándosele de la garganta. Globos de helado de chocolate estaban pegados alrededor de su boca.
—¿Hm? —Tosuke entrecerró los ojos. Algo no encajaba. El Marco que él conocía no hablaba un japonés tan fluido.
—Ya se ha acabado todo para ti. Sólo se me ocurrió pasar a saludarte —dijo Spooky E, lamiéndose el desastre que tenía alrededor de la boca con su lengua babosa.
—¡...! —La cara de Tosuke se puso rígida—. Se... acabó, ¿verdad?
—Claro que sí.
—Ya veo... Lo sabía. Suponía que sería algo así —dijo abatido, con los hombros caídos.
—¿Eh? —Spooky E frunció el ceño—. ¿Qué, sabías que esto iba a pasar? —preguntó el engendro, sorprendido.
—No lo sabía. No cómo iba a ocurrir... Pero sabía que al final las cosas acabarían así. Siempre resulta así —Suspiró profundamente—. Siempre...
Sus modales eran los de un anciano, cansado por los años, más que los de su habitual carácter infantil.
—Cada vez, sin falta, la gente en la que confiaba, de la que dependía... Todos me abandonaron. Norisuke, Kyouichiro, Rei, todos... Todos se van en un momento u otro. Y ahora es tu turno. Tengo que preguntarme... ¿En qué me equivoqué?
Al escuchar a Tosuke lloriquear con la cabeza gacha, los ya de por sí grandes ojos de Spooky E se agrandaron aún más, hasta que por fin estalló en una estridente carcajada.
—...¡Bwjujujajajajajajajaja! Qué, quieres decir... que en realidad confiabas en mí y en mi brillantez, ¿verdad?
Tosuke estaba desconcertado por la repentina provocación.
—¿Eh?
—Realmente eres una causa perdida, ¿verdad? Un tonto hasta el final. Keh! —gruñó con rencor, y miró a Tosuke con los ojos entornados—. ¡Idiota! La gente en la que confiabas y que se marchó sólo te estaba utilizando a su conveniencia. Se aprovecharon del hecho de que no tenías futuro y te ordeñaron por todo lo que valías. Eso fue todo. ¿“Se fueron”, dijiste? Keh. Lo único que se les pasó por la cabeza fue: 'No tiene sentido seguir utilizando a este tipo', ¡así que te tiraron como a un juguete desechado!
Estalló en otro rugido de risa, y luego su expresión cambió bruscamente en algo hosco.
—........ —Tosuke se quedó estupefacto—. ...¿Qué quieres decir con que 'no tengo futuro'?
—¿Qué crees que quiero decir? Significa que estás acabado. ...En realidad, significa que, para empezar, nunca tuviste futuro —Spooky E resopló burlonamente por la nariz. Pero su cara seguía agria, como si hubiera mordido un insecto amargo mientras comía su helado—. Lo mismo que yo...
En ese momento, Spooky E se rascó un lado de la cabeza cubierto por su larga cabellera. Tosuke se sobresaltó. Rezumaba sangre, entre otras cosas porque le habían cortado limpiamente una oreja.
—¡Tu oreja...!
—Un enemigo sacó lo mejor de mí. Maldita sea, metí la pata hasta el fondo —La cara de Spooky E se contorsionó en una expresión de tal rabia que casi se podía oír crujir.
—¿Un enemigo...?
Spooky E ignoró la pregunta de Tosuke y continuó.
—Ese bastardo shinigami. Lo encontraré, ¡lo juro...! ...Pero ahora mismo, ¿Sr. Helado? Se trata de ti —dijo, mirando a Tosuke.
—¿Sobre... mí?
—Has sido declarado como un fraude que engañó a Axis. Está decidido. Y ahora vas a ser 'eliminado' —espetó Spooky E, que había terminado su helado y ahora estaba crujiendo el cono.
—¿De qué estás hablando? ¿Quién es Axis?
—Es mejor que no lo sepas. No lo entenderías aunque te lo dijera. En cualquier caso, probablemente pensabas que habías llegado hasta aquí por méritos propios, pero todo está preestablecido. Sólo te has movido por los raíles que te han trazado. Keh. ...Pero ahora estás fuera de la pista. Todo se ha ido —Spooky E soltó un pesado suspiro mientras miraba a Tosuke con los ojos entornados—. Ya están en marcha. Van a matarte, y a todos los que alguna vez estuvieron relacionados contigo. Y no hay esperanza de escapar.
—.........
Tosuke no dijo nada, limitándose a abrir y cerrar la boca como un pez.
—Si alguien se entera de que te dije estas cosas, voy a estar en aguas profundas también. Bueno, prácticamente no hay posibilidad de que eso ocurra. Dudo que tengas tiempo siquiera de decirles algo... Entonces, ¿qué hace una leyenda como yo contándote todo esto?
Aquí la sonrisa de Spooky E parecía ligeramente autodespectiva. A diferencia de su bramido anterior, era increíblemente débil e impotente.
—......... —Tosuke se quedó brevemente aturdido, pero pronto recobró el sentido—. ¿Matar...? ¡¿Qué quieres decir con matar?!
—Significa exactamente lo que significa. A ti, a todos los presentes, y también a Furukita Sonoko. Especialmente a ella, supongo.
—¡¿Qué?! —gritó Tosuke.
En ese momento, Spooky E le agarró del brazo, y él salió volando por los aires por la onda de choque eléctrica liberada por la palma de la mano del monstruo.
—¡¿Guh...?! —Mientras Tosuke rodaba por el suelo lejos de él, oyó la voz del bruto.
—Fuiste un fracaso desde el principio, y los demás se han convertido en fracasados. Hmph, realmente eres patético. Para gente como nosotros, no hay adónde ir. ¿Entendido?
Para cuando Tosuke se levantó y alzó la cabeza, Spooky E no se veía por ninguna parte.
—¡Hola a todos! Soy Furukita Sonoko.
Cuando Sonoko subió al escenario especialmente preparado y saludó a su público con el micro, los invitados, cada uno comiendo su helado de preferencia, se giraron hacia ella y lanzaron una ovación.
—¡Gracias por venir hoy! Resulta que me encanta el helado de aquí. ¿No les encanta a ustedes también? —dijo Sonoko, como si fuera la presentadora de un programa de juguetes para niños, e incluso los adultos mayores respondieron con un sincero “¡Sí!”
—Creo que muchos de ustedes ya lo saben, pero he estado haciendo pruebas de control para los helados de aquí, y de los helados que están comiendo ahora, hay uno en particular que una vez dije que quería que todo el mundo probara también, porque estaba así de bueno. Si lo disfrutan por mí, ¡me quedaré extasiada!
Las palabras de Sonoko provocaron una reacción increíble, los asistentes al evento movían la cabeza y gritaban cosas como “¡Eso es!” y “¡Está delicioso!”. Y no parecía que se hubieran dejado llevar por la exageración, sino que realmente entendían lo que estaba diciendo. Fue un espectáculo poco frecuente en un evento de tal magnitud.
Incluso el personal, al que se hizo vestir con todo tipo de extraños disfraces de monstruos, lucía sonrisas que no eran sólo para aparentar.
En el recinto también había varias cadenas de televisión que lo estaban grabando todo. También su personal sonreía. Incluso podría decirse que no había ni un alma de mal humor en el lugar.
Excepto una persona... Un humano sintético de combate que se había colado en el evento: Squeeze.
—.........
Por fuera, Squeeze parecía un humano normal. Llevaba un brazalete y vestía un traje sencillo con corbata. Si alguien lo mirara, nunca hubiera imaginado que fue creado con el propósito de masacrar. Pero la razón por la que estaba aquí ahora era cumplir exactamente ese propósito, y para eso vivía: para borrar sin dejar rastro el experimento en el que la Organización Towa había utilizado a Tosuke. A estas alturas, aproximadamente el setenta por ciento de los fans de los helados de Tosuke -en otras palabras, los que se consideraba que habían demostrado una buena reacción- deberían haber estado presentes. No había forma de que se perdiera una oportunidad tan buena.
Masacre.
Esa era la misión que le habían asignado a Squeeze esta vez. Si por casualidad fracasaba, otro humano sintético, un tipo erradicador con un poder mucho más aterrador que el de cualquier otro, que estaba controlando toda la situación, seguramente acabaría con él, así como con todos los demás, de un solo golpe. Esta gente estaba rodeada por una trampa de doble capa.
—...Furukita Sonoko —susurró Squeeze, mientras observaba a la chica en el escenario, sonriendo radiante, con una mirada oscura—. No tengo nada contra ti ni contra Kigawa Tosuke personalmente... pero ésta es mi misión. No me odien por esto.
Se puso en una postura que ocultara su presencia.
Hubo un fuerte golpe en una esquina del lugar. Una pila de materiales se derrumbó.
Al darse cuenta, los asistentes miraron con curiosidad, y Squeeze se volteó para mirar hacia allí. Allí estaba Kigawa Tosuke corriendo hacia el escenario, pálido como un fantasma, sin prestar atención a su aspecto. Todos estaban familiarizados con Tosuke y su aspecto de bufón, así que empezaron a murmurar.
—¿Eh? ¿Qué está pasando?
Y mientras todos los ojos estaban puestos en él, gritó,
—...¡Esto es terrible! A este paso, ¡vamos a morir todos!
¿Qué...? ¡Maldita sea! ¡¿Cómo lo sabe?! Toda la fría compostura de Squeeze saltó por los aires.
Tosuke corría hacia el escenario a toda velocidad, abriéndose paso entre la gente y gritando a todo el mundo que corriera. Se dirigía hacia Furukita Sonoko. Squeeze estaba ahora seguro de que Tosuke sabía que se le había ordenado acabar con Sonoko.
Se puso a trabajar en su habilidad “Enchufar”. Tenía un defecto: se necesitaba un ligero retraso antes de que pudiera lanzar su ataque.
—¿K-Kigawa-san? —Sonoko lucía desconcertada. Tosuke llegó hasta ella con un sprint que superaba con creces al de cualquier humano.
—¡Sonoko, corre! Es peligroso que él...
...Pero era demasiado tarde. Justo cuando Tosuke tendía una mano a Sonoko, Squeeze había lanzado su primer ataque hacia ella.
Fue una onda de choque invisible. La gente de alrededor no se habría dado cuenta de que había disparado. Lo único que habría llegado a sus oídos era un chillido agudo, pero, de hecho, se trataba de un arma asesina con un poder destructivo capaz de desgarrar la carne y cortar los huesos en pedazos...
Tosuke no podía saberlo. Ni siquiera Spooky E se lo había dicho. Pero de alguna manera, fue capaz de percibir su aproximación, pues esa es la única explicación para la acción que realizó a continuación.
Se lanzó directamente contra Furukita Sonoko. Sucedió justo cuando se lanzó el ataque. Sonoko salió volando, dejando al propio Tosuke directamente en la línea de fuego. Su cuerpo fue despedazado y giró por el aire.
—¡¡....!! —Squeeze se dio cuenta de su error.
Del cuerpo de Tosuke brotaron chorros de sangre que se esparcieron por el aire. Arrojado al escenario, se desplomó. Y debajo, se acumuló el líquido del experimento fallido con la piel verde pálido. Su color era...
—... ¿Eh?
Todo el mundo estaba estupefacto, y luego asombrado. Entonces alguien gritó,
—¡Su sangre... es azul!
Por un momento, se hizo un silencio total. Pero pronto se convirtió en una conmoción.
—¿Q-Qué demonios es...?
—¡No es humano!
—¡M-M-Monstruo...!
Todos lo habían visto. Y todos se dieron cuenta de que por un momento, este lugar en el que estaban se había convertido en un mundo diferente, uno que no era una extensión de sus vidas cotidianas. Y al darse cuenta de esto, perdieron su capacidad de tomar decisiones racionales.
—¡Kyaaaaaaaaaaaaaaa! —se elevó un grito.
Con eso como señal, todos arrojaron lejos el helado que habían estado sosteniendo e hicieron una carrera loca hacia la salida.
* * * * *
Lo que pone fin a la historia de Kigawa Tosuke.
Je, je, je.
En circunstancias normales, yo, el gran capitán Walker, me habría limitado a desempeñar el papel de espectador. No tenía intención de intervenir directamente. Pero desde que ese imbécil de Squeeze la cagó, me vi obligado a mostrar mi verdadera habilidad. Eh, ¿qué puedes hacer?
Es cierto. He estado monitoreando a este tipo todo este tiempo. Desde el principio, desde que se mostró al mundo y empezó a hacer su helado. Había estado observando y esperando el momento adecuado para “nivelar el campo de juego”. Bueno, rara vez tenía la oportunidad de mostrar mis habilidades, así que si somos sinceros, estaba deseando que ocurriera algo así. Jijijijiji.
Mi poder es la “erradicación”. En términos simples, la forma en que funciona es como un “motor de gasolina”. Esparzo un tipo de gas en un lugar determinado, luego lo “enciendo” y todo el mundo hace kaboom. Es fundamentalmente lo mismo que arrancar un motor introduciendo gas combustible en una cámara de combustión y encendiéndolo con una bujía.
Y este gas, sale de mi cuerpo, ¿ves? Bueno, para la gente común sería algo así como “sudor”, pero esta cosa no tiene que estar en un lugar sellado porque puedo ajustar la concentración y la propagación a un grado. Podría esparcirlo a lo largo de kilómetros y matar a decenas de miles de personas, y eso es exactamente lo que intentaba hacer aquí.
Cuando digo encender, en realidad no lo hago explotar. Sólo hay un componente que destroza los organismos vivos, y el gas que esparzo de antemano desencadena una reacción química que ocurre en un instante. Así es. Es como si todo el mundo tuviera la piel cubierta de ácido sulfúrico, y llevar ropa no significara una mierda... De hecho, imagínate eso pero decenas de veces más destructivo. Jeje, sí, ¿recuerdas lo explosiva que es la velocidad de ese tipo de reacción química? ¡Apuesto a que le daría a Ice Nine una carrera por su puto dinero!
Te convertirías en lodo así. Humano, oso, tigre, humano sintético. No importa. No sé si Tosuke sigue vivo ahí fuera, pero no importa. Todo se convertirá en sopa pronto. Eso es, excepto por cierto poderoso Capitán Walker. El “sudor” que descompone el gas proviene de mi cuerpo, así que estoy completamente bien. Todos los seres vivos a mi alrededor encuentran la muerte, mientras yo permanezco allí sin un rasguño. ¿Es eso un poder divino o qué, eh?
Los preparativos ya están listos.
Los idiotas hacinados en la sala de eventos se apresuran hacia la salida, donde estoy. Pero es demasiado tarde para ustedes. Porque nadie puede salvarlos ahora.
* * * * *
—Jaja...
De pie frente a la salida estaba, en el exterior, un hombre perfectamente ordinario. Iba vestido de traje, sus rasgos eran serios y llevaba un bastón en el brazo. En el pecho llevaba una etiqueta con su nombre, para que los asistentes supieran cómo dirigirse a él.
Decía “Kageyama”.
Había estado al lado de Tosuke y los demás todo el tiempo, y siempre había estado controlando la situación. Y ahora, estaba a punto de revelar sus verdaderos colores.
—¡Kageyama-san! ¡¿Q-qué debemos hacer?!
Un miembro del personal vestido con cosplay se aferró a él. Pero Kageyama los miró con frialdad.
—¿Qué demonios me estás preguntando? Muérete —declaró sin rodeos.
Era la primera vez en todo el transcurso de los acontecimientos que mostraba su verdadero rostro. Y entonces...
—Ya veo... Así que el de la entrada era, efectivamente, de los de erradicación. El supervisor de este caso, 'The Tender'...
...dijo el del cosplay en voz baja.
¿Eh? ...Kageyama los miró, y notó que algo era extraño. El cosplayer llevaba un sombrero negro y una capa negra. Parecía un personaje mascota de su empresa, pero él nunca había visto a este en concreto.
Su rostro blanco podría haber sido el de un hombre o el de una mujer; era difícil saber cuál. Era, casi como si un shinigami...
—Tú eres... —Intentó preguntar, pero ya era demasiado tarde.
- Crrick.
Por un instante, resonó el sonido de un hueso rompiéndose en el cuello, e inmediatamente vino la oleada de asistentes que se apresuraban a salir mientras todo era arrastrado por una vorágine de caos.
8
Había un aire de algo astillado que flotaba tenuemente sobre la zona. El aire de una secuela de balas descargadas violentamente; de silencio, pero de una reverberación débilmente persistente; de un zumbido constante que resonaba en los oídos.
—.........
Una expresión de incredulidad pintó el rostro de Squeeze al contemplar el cadáver de Kageyama... del capitán Walker. Se suponía que ellos dos habían masacrado a todo el mundo.
No había heridas externas. Sólo su cuello estaba doblado en un ángulo extraño. Su médula espinal y la médula se habían torcido en un instante y había muerto en el acto. ¿Se había metido en una pelea con la multitud que escapaba...?
—Esto es imposible...
Pero, ¿qué otra explicación podía haber? Ya casi no quedaba nadie en el salón de actos, y los pocos que quedaban miraban alrededor con ansiedad, incapaces de calmarse. La gente de la cadena de televisión que había estado retransmitiendo en vivo no había huido debido a su posición, así que las cámaras seguían grabando, pero estaban tan aturdidos que no tenían ningún objetivo en el que centrarse.
—Nn, nngh...
Furukita Sonoko, que había sido empujada por Tosuke y había quedado inconsciente, recobró el sentido al cabo de unos minutos. Pero su cabeza estaba confusa, y después de ver lo que la rodeaba, ladeó la cabeza, perpleja.
—...¿Qué?
No recordaba qué estaba haciendo aquí. Lo único que podía hacer era mirar a su alrededor confundida, sin saber qué era el charco de líquido azul que se extendía a su lado. No recordaba nada.
Y no había nadie más cerca.
Nadie desplomado en el suelo, ningún cadáver, nada. Había débiles rastros de rozaduras en el charco de líquido, pero cualquier indicio de huellas como pisadas ya se había borrado, hasta el punto de que incluso saber adónde conducían era insondable.
* * * * *
...Así que al final, aunque al principio hubo un gran revuelo sobre si se trataba de algún tipo de invasión extraterrestre o de una conspiración mutante, se anunció públicamente que algún equipo del escenario había funcionado mal, provocando una explosión que había derramado un montón de salsa de arándanos que había allí apilada. No había nada anormal en ello. Las descabelladas afirmaciones de que la sangre de la gente que había estado comiendo el helado empezaba a volverse azul empezaron inmediatamente a convertirse en rumores infundados y acabaron reduciéndose a la nada. La imagen de la empresa de helados en cuestión había empeorado hasta tal punto que se disolvió temporalmente, y sus componentes fueron absorbidos por otros de la profesión.
* * * * *
Nadie intentó indagar especialmente en qué había sido de Kigawa Tosuke. Su existencia se había desvanecido en el aire.
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