MENTIRAS, BENTO, PARTITA
A primera hora de la mañana, cuando nuestro profesor, apodado Jubilado (porque se parecía a Mito Koumon), trajo a esa chica al aula, el ambiente de la clase se congeló al instante. En ese momento, yo estaba dormitando mientras escuchaba mi discman, así que no me di cuenta del cambio en la atmósfera.
Solo después de que Chiaki, que estaba sentada frente a mí, se diera la vuelta y me pinchara en el hombro, me quité apresuradamente los auriculares. Independientemente de si era clase o no, el aula siempre estaba llena de charlas a primera hora de la mañana. Pero, en aquel momento, sólo podía oír a algunos de mis compañeros cuchichear.
—Oye, ella es......
—Sí, debería ser.
—Ebisawa-
—¿Eh~? ¿Esa misma persona? ¿No dijeron que su paradero era desconocido?
Eché un vistazo al atril. Mi discman casi se cae al suelo. La chica del atril llevaba el pelo hacia atrás, y como era exactamente el mismo peinado que se veía en los anuncios, todo el mundo la reconoció al instante. Efectivamente, era la mismísima Ebisawa Mafuyu. Llevaba nuestro uniforme escolar, pero parecía que alguien nos estaba gastando una broma. ¿A qué viene esto? No entendí lo que había dicho el jubilado y, por un momento, no pude comprender el hecho de que se trasladara a nuestra escuela.
—Hagamos que Ebisawa se presente.
Jubilado dijo eso tranquilamente y le pasó la tiza a Mafuyu. Ella apretó la tiza sólo con el pulgar y el índice, y la miró con inquietud durante un rato. Cuando su rostro palideció, se giró para mirar a la pizarra; pero en ese momento, la tiza resbaló de sus largos y delgados dedos, y el inesperado y agudo sonido de un fragmento rompió el silencio de la clase.
Siguió un silencio asfixiante. Mafuyu se quedó mirando inmóvil la tiza rota. Jubilado acariciaba lentamente su preciada barba de chivo y, aunque sólo llevábamos un mes en la escuela, todos sabíamos que aquel movimiento era señal de que no estaba seguro de lo que estaba ocurriendo.
—Mmm, bien...... —Nuestro profesor apenas emitió un sonido y cogió la tiza -que se había roto por la mitad- para entregársela a Mafuyu. Pero cuando Mafuyu tomó la tiza, sus dedos ya temblaban a la vista de todos.
Por fin, Mafuyu miró al suelo y sacudió la cabeza. Colocó la tiza en el soporte.
—No quiero escribir mi nombre.
Al decir eso, pareció como si el aire de la clase se hubiera electrificado. Espera, ¿qué está diciendo exactamente esa muchacha?
—Es sólo un nombre, así que debería estar bien, ¿no? —Dijo Jubilado. Hablaba despacio y en un tono bajo; era evidente que no sabía qué hacer, ya que tenía las manos inquietas junto a los muslos.
—No quiero.
—Mmmmm...... ¿Por qué?
—No me gusta el apellido de mi familia.
Las palabras de Mafuyu tuvieron un efecto similar al de verter aire líquido en el aula ya congelada. Me fijé en la expresión de Mafuyu mientras se mordía el labio inferior. Era la misma que aquel día, el día en que nos conocimos, la expresión que tenía cuando nos separamos.
Pero, por supuesto, no dije ni una palabra. La que salvó el día fue una compañera de clase sentada en la parte delantera del aula.
—No importa, profesor. Todos sabemos ya su nombre.
—Sí. Se llama Ebisawa Mafuyu, ¿verdad?
—Sip...
La atmósfera de la clase de repente se volvió muy extraña. Susurros como “Es esa pianista” y “La he visto en anuncios” se disparaban uno tras otro. Noté que los delgados miembros de Mafuyu temblaban ligeramente ante la reacción de nuestros compañeros. Yo era, tal vez, el único que se había dado cuenta de las señales de peligro.
—Ah, mmm, si entonces... —Jubilado miró a Mafuyu y dijo con calma—: Ebisawa, ¿tienes algo que decir a tus compañeros?
De repente, una chica levantó la mano y preguntó:
—¿Puedo preguntar cuándo sacarás tu próximo disco?
No recordaba bien el nombre de aquella chica, pero sí que era una charlatana. Esa pregunta fue la punta de lanza de una avalancha de preguntas.
—¿No dijiste que estudiarías en la Escuela Superior de Música?
—No hay ningún anuncio nuevo en el que aparezcas. ¿Por qué?
Algunos de los chicos que seguían confusos con la situación preguntaron:
—¿Qué anuncios?
—Es ese anuncio de seguros. ¿Quieres decir que no lo sabes?
—Ah, ese anuncio. Sí que lo sé.
—¿En serio? —El aula se volvió ruidosa de repente.
Mafuyu miraba al techo con rostro severo, y fue entonces cuando de repente habló con voz aguda y sonora.
—Por favor, olvídenlo todo.
El silencio que envolvió el aula era como la superficie helada de un lago.
La voz tensa de Mafuyu seguía resonando en el aula, igual que entonces.
—.....De todas formas desapareceré en junio, así que, por favor, olvídenme.
Ni una sola persona habló después de oír a Mafuyu decir eso, ni nadie supo qué decir. Lo que nos salvó de nuestra total confusión, fue la campana que señalaba el final de la clase.
—Ah, ¿es así? Entonces...... Mafuyu, por favor, siéntate allí.
Jubilado señaló hacia el fondo del aula, y cuando recobré el sentido, me di cuenta de que había un asiento desocupado a mi izquierda.
—La representante de la clase es Terada, así que no dudes en aclarar con ella cualquier duda que tengas.
Terada era la primera compañera de clase que le había hecho una pregunta a Mafuyu. A continuación, Terada recortó los registros de asistencia y los apuntes de clase ya empaquetados bajo sus brazos, y salió enérgicamente del aula.
Mafuyu tragó saliva y reguló ligeramente la respiración. Luego observó el aula con una mirada hostil y cautelosa, antes de bajar silenciosamente del atril. En el aula reinaba un silencio sepulcral. Todo el mundo observaba sus movimientos mientras caminaba por el pasillo entre los pupitres. ¿Podría ser que Mafuyu desapareciera en un instante si las miradas cesaran por un breve instante? No, eso suena increíblemente estúpido. Es imposible, pero aun así me uní. Quizá se debiera a las miradas, pero Mafuyu ocultó deliberadamente su rostro al pasar junto a mi asiento. El sonido de pasos de repente se detuvo a mi lado-.
—-¡Ah!
Se dio cuenta. Mafuyu me señaló con su dedo ligeramente tembloroso y gritó conmocionada:
—¿P-P-Por qué estás aquí?
Me abracé la cabeza con los brazos y me tumbé sobre la mesa. Me di cuenta de que todos en clase tenían sus ojos puestos en mí. Dame un respiro.
—¿Qué? ¿Ustedes dos se conocen?
Chiaki miró a Mafuyu, y luego a mí. Sacudí repetidamente la cabeza, como si quisiera limpiar la mesa con la frente.
—No, no, no, no la conozco. Se habrá equivocado de persona.
Pero Mafuyu dijo:
—¿Por qué mientes?
—Tú eres la que quería que te olvidara, ¿verdad?
—¡¿Ves?!, ¡te acuerdas! Yo te había pedido que me olvidaras!
Ahhhh...... Ya no sé más.
—Mmm, por eso te lo digo, ya lo he olvidado todo. ¿Quién eres?
—¡Mentiroso!
Supongo que nuestra conversación debió sonar muy estúpida. Las discusiones entre nuestros compañeros de clase eran cada vez más fuertes, mientras que la mirada curiosa de Chiaki se hizo aún más penetrante. La segunda hora era de literatura antigua, que era lo que más odiaba, pero en ese momento, la visión de esa vieja bruja profesora de lengua fue como una tabla de salvación.
Incluso teniendo en cuenta su rostro increíblemente bello y su estatus de celebridad, Mafuyu es el tipo de chica a la que no quiero acercarme voluntariamente. Desde que la trasladaron aquí, todos los días la rodeaban grupos de chicas curiosas que la bombardeaban a preguntas. Pero, salvo por los ocasionales “No lo sé” y “No quiero contestar”, apenas respondía a ninguna de las preguntas.
—¿Por qué se trasladó aquí en un momento tan extraño?
Durante nuestra pausa para comer, Chiaki miró al grupo de gente y preguntó en voz baja,
—Nuestra escuela es sólo una preparatoria ordinaria, y ella escogió bellas artes como su optativa. ¿Por qué?
En nuestra escuela, tenemos que elegir música, bellas artes o caligrafía como asignatura optativa. Sinceramente, es extraño que una pianista no elija la asignatura que se le da bien.
—Pregúntale a la persona en cuestión y obtendrás la respuesta.
Chiaki sacudió sus manos y dijo:
—No puedo traspasar ese muro humano que la rodea.
Entonces tomó algunas cosas de mi bento y las devoró a grandes bocados. Últimamente, preparo más comida en mi bento, en previsión de que ella agarre una porción.
—Entonces, ¿cuándo y dónde la conociste?
—...... ¿En mis sueños?
—¿Quieres ir a la enfermería?
—No. Vaya, explicarlo todo va a ser difícil.
—Todavía queda mucho para que acabe el descanso para comer, así que puedes explicarlo todo desde el principio —Los ojos de Chiaki emitían una mirada inflexible, a pesar de su sonrisa. Como yo estaba tratando de evitar el tema, ella terminó mi bento tan rápido como pudo.
Mafuyu continuó con su comportamiento antisocial durante las clases, sin preocuparse lo más mínimo por sus estudios; no tomaba apuntes y con frecuencia dejaba caer sus libros de texto al suelo. Había algunos profesores que no le daban ningún trato especial, a pesar de ser una alumna transferida, y enseguida le pedían que subiera al atril; pero ella insistía en quedarse en su asiento, contestando: «No quiero». Para ser sincero, me pareció muy genial, ya que yo no habría podido hacer eso aunque hubiera querido. Por lo que me contó Chiaki, lo único que hacía durante la educación física era sentarse y mirar desde un lado.
Durante el almuerzo del segundo día después de su traslado, parecía que a Mafuyu le resultaba un poco insoportable la situación de estar rodeada de chicas curiosas, y me había pedido ayuda varias veces mirándome suplicante a través de los huecos de la pared humana. Bueno, no puedo ayudar aunque tú quieras.
La mayoría de las preguntas de las chicas eran cosas mundanas, como qué clase de lugar era el estudio, qué famosos había en la emisora y si había conocido a alguno. Justo cuando estaba a punto de retirar mi silla para alejarme del grupo de gente, oí que alguien golpeaba la mesa con un repentino *bam*. Giré la cabeza y vi a Mafuyu de pie en el centro del grupo de chicas, señalándome a través de una rendija en la pared humana. Me dijo con lágrimas en los ojos:
—Vayan a preguntarle a ese tipo de ahí. Ese pervertido tiene todos mis discos y debe saber mucho sobre mí.
¿Eh? ¿Qué?
Mafuyu derribó la silla de una patada, pasó corriendo a mi lado y salió de la clase en un santiamén.
Incontables miradas se posaron en mí. La representante de clase Terada fue la primera en hablar:
—......¿Qué relación hay entre este pervertido y Ebisawa?
¿Por qué demonios me llamas pervertido?
—Por la conversación que tuviste con ella, parecía que la conocías de antemano.
—Sí.
Maldita sea esa chica, realmente dijo algo tan irresponsable como eso, sólo para poder huir de ellos......
Cierto tipo dijo:
—Este tipo probablemente la conoce porque su padre es crítico musical.
—Ah, música clásica, ¿eh?
—¿Entonces ya la conoce?
—Tu padre debe saber muchas cosas sobre ella, ¿no?
—¡Haz algunas preguntas cuando vuelvas a casa! Cosas como por qué Ebisawa eligió estudiar en esta escuela. Ebisawa se niega a decir nada sobre sí misma.
Es imposible que yo sepa cosas así, ¿verdad? ¿Realmente creen que el mundo de la música clásica es pequeño? Aunque pensaba eso, asentí ambiguamente para apaciguar a la multitud.
A pesar de ser tratado tan fríamente por Mafuyu, la representante de la clase aún deseaba hablar con ella. ¿Era ese el amable intento de la representante de la clase de integrar a Mafuyu con el resto de la clase, o se debía a su alta tolerancia nacida de la curiosidad? No tenía ni idea. Quizá fuera un poco de ambas cosas.
Tras volver a casa aquel día, por fin comprendí lo pequeño que era el mundo en realidad.
—Tetsurou, ¿aún recuerdas a Ebisawa Mafuyu?
Mientras preparaba la cena, lancé esa pregunta a mi padre, que en ese momento estaba en el comedor. Ya había olvidado cuándo empecé a llamar a mi padre por su nombre -¿seguramente en algún momento después de que mi madre se fuera de casa? No sé por qué, pero poco después ya no podía tratarlo como mi padre.
Tetsurou estaba en cuclillas en la silla con su jersey. Tamborileaba sobre el cuenco con los palillos, al ritmo del Vals de Chaikovski, que sonaba a todo volumen por los altavoces. Gritaba repetidamente:
—¿Aún no está lista la cena?
¿Es así como debería comportarse un hombre de cuarenta años que además tiene un hijo?
—...... ¿Qué acabas de decir?
Tetsurou giró la cabeza, pero sus manos seguían tamborileando sobre el cuenco. Una ira repentina se apoderó de mí. Le quité los palillos y apagué los altavoces. Tetsurou no hizo más que poner mala cara como un chiquillo.
—Lo que te pregunté es si aún recuerdas a alguien que se llama Ebisawa Mafuyu.
—¿Hmm? Sí, me acuerdo. Ebisawa Mafuyu, ¿eh? Bach sigue siendo el que mejor le sienta. Hay algunas partes que no fluyen bien en casi todas sus partita, pero eso es lo fascinante de ellas. De vez en cuando, surgen algunos jóvenes que pueden tocar la música de Bach asombrosamente bien. Tomemos por ejemplo......
—Basta, no quiero escuchar tus opiniones sobre eso.
Olvídalo. Probablemente sea sólo una de las muchas pianistas a los ojos de Tetsurou, así que es comprensible que sólo hable de cosas relacionadas con la música. Justo cuando volvía a la cocina mientras pensaba eso, Tetsurou volvió a hablar.
—¿Pero oí que la transfirieron a tu escuela?
—¿Cómo lo sabes?
Me di la vuelta sorprendido y casi me caigo después de darle una patada a la olla.
—Ebichiri y yo somos viejos compañeros de tu escuela. Y como Ebichiri es el director de la escuela, seguro que la obligaría a estudiar allí sin motivo alguno.
—Ah...... cierto, es su hija.
Ebisawa Chisato -comúnmente conocido como Ebichiri- era uno de los pocos directores de orquesta conocidos. Solía ser director a tiempo completo de la Orquesta Sinfónica de Boston y Chicago y también era un músico de renombre mundial. Por cierto, Tetsurou fue quien le puso ese apodo: los críticos son un grupo de gente que da mucho miedo. [Nota: Ebichiri es en realidad camarones en salsa picante, y obviamente sonaba parecido a su nombre original].
Uno de los temas que más se comentaron durante el debut de Mafuyu fue que su padre era “el mundialmente conocido Ebichiri». Hubo quien intentó que la pareja de padre e hija actuara en el mismo escenario, pero Mafuyu desapareció de la escena musical antes de que tal actuación se hiciera realidad.
—El caso es que nuestra escuela ya no tiene la música como asignatura troncal, así que ¿por qué se trasladó aquí?.
—Escuché que fue debido a las constantes quejas de su hija. Ya se había decidido que se matricularía en la Escuela Superior de Música, pero la hija dijo que no quería. No le quedó más remedio que permitirle estudiar en una preparatoria normal, y así, ella se transfirió a tu escuela. Ya no toca el piano, ¿verdad? Me pareció que era una de esas pianistas destructivas después de escuchar sus piezas por primera vez; su contramelodía suena como una pelea entre familiares.
¿Hmm? Pero......
La había oído tocar el piano ese día en <Los Grandes Almacenes de los Deseos del Corazón>.
¿Ella...... ya no toca el piano? ¿Por qué?
—Oye, ¿todavía no está lista la cena?
—¿La cena aún no está lista? —Tetsurou empezó a cantar esas palabras junto con la melodía de <Non più andrai> de <Las bodas de Fígaro>. Maldita sea, qué ruidoso eres. ¡Vete a masticar tus discos o algo!
Si realmente había dejado el piano por alguna razón, y había optado por inscribirse en mi escuela en lugar de la Escuela Superior de Música en el último minuto, entonces el extraño momento de su transferencia tendría sentido. Pero, ¿por qué había dejado el piano?
Sacudí la cabeza y ya no quise pensar más en ello. Si se enteraran de las cosas que mi padre acababa de mencionar, mis compañeros de clase probablemente pensarían que realmente sabía mucho sobre Mafuyu, pero sólo somos compañeros que se sientan uno al lado del otro. Parece que tiene algo que no quiere que nadie sepa, pero como sería imposible que se metiera en mi vida por su propia voluntad, lo único que puedo hacer es ignorarlo, ¿no?
Sin embargo, Mafuyu irrumpió en mi vida al día siguiente...
-de una forma totalmente inesperada.
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