CAPÍTULO 3
Nos tomamos de las manos en la oscuridad. La única prueba de que estábamos vivos era la temperatura de nuestro cuerpo. Cada vez que decía que estaba asustada, yo le respondía: "Está bien". Le decía "Tu Hermano Mayor hará algo al respecto".
La que había afirmado mi existencia era mi hermana pequeña. Me las arreglé para obtener valor del hecho de que se podía confiar en mí. Que, sí, yo era un hermano mayor. Que no era buena sin mí, así que tenía que seguir viviendo.
Pero no me acordé. No lo sabía.
¿Alguien me había roto? ¿Me había roto yo solo? No lo sabía.
Aun así, ella definitivamente existió. Si la encontrara algún día, sabría que es ella. Aunque lo olvide, aunque no pudiera recordarla, la reconocería si la viera. Deseaba que lo mismo fuera válido para ella.
Ese sentimiento de soledad se quedó dentro de mí como una hoguera.
El hecho de que los continentes dispersos alrededor del mundo fueran grandes o pequeños no suponía una diferencia particular para las personas que vivían en ellos. Cualquier lugar era igual si había humanos viviendo en él. Arar y crecer. Cosechar, construir y pintar. Crear y fallar. Esconderse, interactuar, destruir, morir de hambre, tener éxito. Deprimirse. Derramar lágrimas, coaccionar. Brillar, actuar inmoral. Arrepentirse, marcharse, adorar. Aclamar, reproducirse, lamentarse. Volverse holgazán. Sentirse nostálgico. Se quieren y se matan.
Y él también lo hará.
Cuando determinado continente puso fin de una vez por todas a una guerra que se había prolongado durante mucho tiempo, la "Guerra Continental", las batallas continuaron en otro continente como si fuera algo natural. Sobre el tema de los oficios que tenían profundos vínculos con las llamadas "guerras", estaban los mercenarios.
Aunque existían diferentes tipos de ellos, los mercenarios que deambulaban por ese continente eran en su mayoría guerreros libres que se unían a cualquier facción dependiendo de la paga. Se dirigirán al oriente hoy y al oeste mañana. No importaba si, por ejemplo, un compañero mercenario con el que habían bebido juntos se convertía en enemigo. Dependiendo del dinero, tampoco les importaba lo que le pasaba a la cabeza del señor cuyo favor se habían ganado, o a la aldea de la mujer con la que se habían acostado.
Y ahora mismo, un mercenario estaba siendo conducido a la muerte, que sin duda les llegaría a muchos otros.
—Hace demasiado frío.
Pelo rubio arenoso sacudido por el viento mezclado con polvo ceniciento. Un hombre con una apariencia que sería un desperdicio si se perdiera en un lugar así, se derrumbó de la forma en que había nacido. Su piel de marfil, con sus dorados pelos de punta, fue expuesta sin piedad a las amenazas naturales. El hombre gimió en medio de sus recuerdos nublados, preguntándose cómo demonios resultaron ser así las cosas.
--Hace tres días, estaba matando. Hace dos días, también mataba.
Recordó varias batallas en las que renunció a su cuerpo para unirse en un momento dado.
--Ayer.... así es, estaba en el bar de un pequeño pueblo de la calle bailando con mujeres, bebiendo....
El hombre podía entender más o menos lo que pasó. Extravagantemente malgastó la recompensa que recibió por sobrevivir al fuego de la guerra y pasó la noche con una mujer absurdamente hermosa, que se había dado cuenta de su espléndido festín. Su alojamiento y las bebidas que había consumido fueron arreglados por dicha mujer. Lo más probable es que le hubiera administrado algún tipo de droga.
—Me siento mal... oeh...
El hecho de que le hubieran quitado todas sus pertenencias, que le hubieran arrebatado la recompensa que ganó a costa de su vida, y que lo dejaran a su suerte en un lugar así, sin que nadie se molestara en acabar con él, no podía llamarse otra cosa que mala suerte. Sólo que su cuerpo no estuviera atado era buena suerte, pero incluso si lo estuviera, no se habría movido. Parecía que no tenía en absoluto la energía para ponerse de pie.
—Algui... —intentó decir, pero cerró la boca.
--Aunque llame a alguien, no hay nadie alrededor. ¿Quién es "alguien" para mí?
El hombre no tenía camaradas ni familia que lo ayudaran en ese momento.
Eso era lo que significaba vivir como a uno se le antoja. Hacía su equipaje lo más ligero posible y simplemente avanzaba hacia donde le parecía conveniente. Si tuviera una suerte de grandioso objetivo, podría llevarle a buenos resultados. Una existencia poco entusiasta a veces se convertía en un obstáculo para las decisiones de la vida. Aquellos que no tenían nada podían ver un mundo mucho más amplio que aquellos que lo tenían todo. Sin embargo, no tener a nadie que se afligiera por ellos cuando se saboreaban esos últimos momentos era algo solitario.
Un dolor recorrió en algún lugar de las profundidades de su pecho, el lugar que se denomina "corazón".
—No, no me estoy muriendo.
El dolor se extendió, pero el hombre no tenía el espíritu de alguien que percibiera obedientemente el destino como destino. Cerró los puños, exhortando a su cuerpo e intentando ponerse en pie de alguna manera.
—¡Como si fuera a morir.... como si fuera a morir, como si fuera a morir!
Quizás porque ese rugido era la última de las fuerzas que le quedaban, con la cabeza hacia abajo, el hombre volvió a caer sobre su espalda después de gritar. Enterrado por la arena, perdió el conocimiento. En sus circunstancias extremas, habría muerto allí. Sin embargo, hay cierto número de individuos amados por la Diosa de la Fortuna hasta el punto de distorsionar sus destinos. El hecho de que una motocicleta estuviera transitando por ese lugar sin camino y que se encontrara con un transeúnte de buen corazón que se detuvo al encontrarlo fue todo obra de la Diosa de la Fortuna.
El hombre volvió a abrir los ojos al cabo de unas horas.
—¿Quién... eres, en serio? —Debido a la sorpresa, pero también porque estaba sentado, su voz era ronca.
—Soy Hodgins, un veterano en medio de un viaje. Soy a quien le debes la vida por levantar tu trasero desnudo del desierto.
Era un hombre un poco rico, un hombre despreocupado que podía fácilmente unirse a los demás, extremadamente calculador y amante de las intrigas, que obtenía grandes ganancias en las apuestas de guerra y que tenía gran ventaja inicial. Era un empresario que se encontraba actualmente en medio de la creación de su negocio. Ese fue el primer encuentro del hombre con Hodgins, su salvador.
—¿Por qué me ayudaste, Viejo? —Su voz áspera resonó por todo el interior del establecimiento.
Los dos estaban en un restaurante con terraza abierta situado en el primer piso de una posada a la que el hombre se dirigía. Era demasiado tarde para desayunar y demasiado temprano para almorzar. El hombre era llamativo. Después de todo, no importa cómo se mire, estaba vestido con camisa y pantalones holgados y obviamente prestados.
—Ah, lo siento. Este chico es un poco maleducado. Sí, se calmará... ¿Hm? Espera un momento. ¿'Viejo'...? ¿Yo....? —Hodgins abrió bien los ojos y se acercó al hombre.
¿A eso va a reaccionar?
El joven y el hombre demasiado alegre eran una combinación inigualable dentro de la refinada posada. Era inevitable que las miradas de los clientes se concentraran en ellos de una manera natural, pero al oír un gruñido del joven, que decía:
—No somos un espectáculo —todo el mundo miró hacia otro lado—. Viejo, escúchame.
—No, no, más importante, ¿qué tal si aclaramos la cuestión de si parezco o no un viejo? Ya he pasado los veinte años, pero soy más joven que la gente de mi generación que está casada, mi estómago no sobresale todavía, y más que nada, soy un buen hombre, ¿verdad? ¿Realmente parezco un hombre viejo? ¿No un hermano mayor? ¿Qué tal si intentas pensarlo? Listo, en posición...
—¡VIE... JO!
Como si lo hubiera apuñalado en el corazón con sus palabras, Hodgins se agarró el pecho y gimió.
—¿Qué pasa... jovencito...? —Hasta su voz estaba acongojada.
—¿Por qué me ayudaste? Incluso me estás invitando a comer... ¿Qué hay después? Te digo que no tengo dinero.
Era verdad. Si al hombre le cobraran por una comida en ese lugar ahora, sería su fin.
En contraposición, Hodgins hizo un gesto con la mano hacia un costado.
—No, no estoy detrás de nada.
—¿Entonces quieres mi cuerpo?
—Tienes.... demasiada confianza en ti mismo. Bueno, cuando te vi por primera vez, tu cuerpo estaba enterrado en la arena y no podía ver nada más que tu cara... así que pensé que eras una chica bonita desnuda que se había desmayado —Después de mirar fugazmente al hombre, giró la cabeza en otra dirección, con ojos distantes—. Cuando te levanté en mis brazos, noté que tenías algo extra allí... pero aún estabas vivo, así que te traje de vuelta a la posada conmigo, toqué tu cuerpo ya que tenías hipotermia... y cuando me di cuenta, ya era de mañana. Sabía que no tenías dinero con sólo mirar. No tenías nada contigo.
Esta vez, el que tenía el pecho revuelto era el hombre.
—Lo siento mucho. Por.... no tener nada —Como el tono de su voz cambió bastante, quizás lo que fue tocado fue un punto muy doloroso.
—Joven, ¿por qué estabas dormido en ese lugar?
—¿“Por qué” preguntas...?
Aunque dudaba en hablar de su desgracia, habló de su situación de forma resumida. Hodgins escuchó seriamente al principio, pero desde la mitad, giró la cara hacia un lado y sus hombros temblaron como si estuviera reprimiendo la risa.
—¡Si quieres reírte, hazlo...!
—Eh, ¿puedo? ¡Jaja! ¡Jajajajajajaja! ¡¿Finalmente te habías ganado algo y lo perdiste todo?! ¡Eso es demasiado lamentable! Me duele el estómago... Ah, espera, espera. ¿Qué tal si no levantas esa silla? Vamos a calmarnos. Fue terrible, ¿verdad? Tú también tienes hambre, ¿verdad? Come, come, come. Hablando de eso, tampoco te pregunté tu nombre. Joven, ¿cómo te llamas?
Silencio.
—Oye, oye, no importa lo mal que te portes, al menos deberías dar tu nombre.
Enfurruñado, el hombre murmuró secamente:
—No tengo —Como estaban hechos de los colores del cielo veraniego y convertidos en una bola de cristal, sus notables ojos se nublaron, y volvió a hablar desafiante una vez más. Cruzando los brazos, apoyó los pies en la mesa —No tengo nombre. Puede que me hayan dado uno, pero no tengo ninguno. Llámame como quieras. Mi nombre de registro de cuando era mercenario era 'Blue'. Como no sé mi nombre... escogí el color de mis ojos.
Hodgins mostró nerviosismo por primera vez delante del hombre, que se había convertido en una masa disgustada.
—“No tengo”... ¿Qué quieres decir?
—Amnesia. Mi memoria no tiene nada más que lo que pasó hace unos años. No sé dónde estaba, qué hacía, de dónde vengo o quién era antes de esto. Cuando desperté, estaba tumbado en la orilla de un río en las fronteras de este continente. En ese entonces, llevaba una armadura y una túnica.... Si no me hubiera recogido una gitana, habría muerto sin más.
Hodgins por fin se dio cuenta de que sus palabras fueron un error verbal.
—¿No recuerdas nada? ¿Ni una sola cosa?
Silencio.
—¿Hay algo que puedas hacer?
Eso podría ser lo suficientemente importante para el hombre como para hacer que titubeara incluso al ponerlo en palabras. Después de mostrar una expresión de vacilación, finalmente abrió la boca.
—Probablemente.... tenía una... hermanita —Su actitud era casi la de confesar un pecado—. Aun así, no la recuerdo. Sólo tengo el recuerdo de que existió, y no sé qué clase de persona era. Pero definitivamente estaba allí. Me acuerdo de eso.
Hodgins terminó agarrando su propia camisa en el área del pecho.
—Me uní a los gitanos por un tiempo, aprendiendo de ellos a cantar, bailar y demás. Luego, al final, cambié de trabajo a mercenario. Parecía que la lucha encajaba mejor con mi naturaleza. Mi apodo es “Chiflado Hambriento de Batallas”. Soy famoso en el mundo de los mercenarios —Al decirlo, el hombre se encogió de hombros—. Bueno, ese no es un nombre...
No sabía quién era. ¿Qué tan preocupante era eso para él? El hombre no parecía tener una personalidad encomiable en absoluto, pero le preocupaba no tener un nombre.
—Hu~n.... ¿eso es todo? Así que, tú.... eras un mercenario, ¿no?
—Así es. ¿Es malo?
—No estoy diciendo que sea malo per se. Pero aun así, ¿no tienes dinero, ni nombre ni nada?
—No, no, no —La rabia del hombre hacia su propia vida estaba presente en las muchas clases de "no"—. ¿Quieres que te maten, viejo? Sólo lo digo, pero no tengo ningún sentido de obligación moral, así que si no me gusta alguien, no tengo problema en golpearle.
—Sí, eres así. Ni un “gracias”. Pero yo... no odio a los tipos poco sinceros como tú.
—¿Qué pasa con eso?
—Veras, también tengo una conocida... es una chica que se parece a ti... Aunque soy su tutor legal, la dejé con otras personas y me fui de viaje como si estuviera huyendo. Tengo la sensación de que no puedo dejarla sola.
--¿Alguien que se parece a mí?
¿Existe una persona así en el mundo?
—¿Qué clase de persona es?
Sin responder a la pregunta del hombre, Hodgins dio migajas de pan a una paloma que estaba a sus pies esperando que las sobras de su comida cayeran al suelo. Pensara lo que pensara, se quedó callado durante un rato y de repente se levantó de su asiento, persiguiendo a la paloma. Las otras palomas no pudieron soportar su imponente acción, batiendo sus alas y huyendo hacia el cielo.
Su grito de enojo se superponía con la risa inocente de Hodgins y el sonido de las plumas de los pájaros.
Con la ciudad hacia la que habían volado las palomas a su espalda, Hodgins se dio la vuelta. Sus ojos parecían estar mirando al hombre, pero no lo estaban.
—La más fuerte y la más débil del mundo.
Como era de esperar, Hodgins estaba sonriendo, pero sus ojos no se arquearon. Independientemente de si la persona a la que se refería era mala o buena, el aire a su alrededor transmitía el hecho de que ella era alguien importante.
El hombre frunció el ceño.
--¿Qué es eso...? ¿Un acertijo...?
Cada vez era menos capaz de entender al salvador que tenía delante.
—También tengo que ir y enfrentarla —Hodgins dijo que tenía treinta y tantos años, pero parecía más viejo que eso cuando hablaba de los "más fuertes y más débiles del mundo—. No puedo decirle.... que me cuesta mirarla a la cara cuando parece triste.
Con los ojos entrecerrados, el hombre pensó:
--Este tipo... finge ser decente, pero algo le pasa.
Sintió un giro en el otro hombre que se estaba riendo. Este último habló mucho al principio, pero parecía estar dando rienda suelta a sus pensamientos en lugar de tener una conversación. ¿Acaso no tenía la carga de algún tipo de problema enorme? Y uno con el que realmente no podía hacer nada, ni más ni menos.
—Está decidido —Hodgins apuntó con el dedo índice al hombre y cerró con un chasquido uno de sus párpados—. Si no eres nada, ¿no me acompañarías?
—¿Significa.... que vas a contratarme?
—Así es. Te falta demasiado de todo. Ven a mi negocio a ganar dinero. Necesitas dinero para buscar a tu hermana y vengarte de los tipos que te arrojaron desnudo al desierto, ¿no? A cambio, ¿puedes prestarme tu vida por un tiempo?
—¿Hah?
—Ahora mismo, sólo tienes tu vida, ¿no? La compraré.
Con esas palabras, el corazón del hombre empezó a hacer sonidos agitados. Supuestamente estaba acostumbrado a que su vida se comprara con dinero, pero cuando se le pidió cara a cara, sentía que su respiración se detendría.
—¿Cuánto es?
Al preguntárselo, el hombre se quedó sin respuesta.
Después, el hombre adquirió un nombre.
"Benedict Blue".
También se aseguró una profesión y un lugar para dormir.
La Compañía Postal CH.
Tenía un salvador que le era muy querido.
Claudia Hodgins.
También consiguió camaradas.
Había seguido un largo prólogo, pero esa era su historia.
BENEDICT BLUE
—La explicación aproximada termina aquí. El cliente que hizo esta solicitud sólo quiere que definitivamente se envíe la carta. Pequeña Violet hará la escritura fantasma. Benedict hará la entrega. Es una comisión repentina, pero es bueno que ustedes dos vayan a trabajar al mismo lugar. También puedo contar con Benedict para terminar y reunirme a su regreso con Pequeña Violet. Te daré unos días de descanso cuando termines, así que hazlo lo mejor que puedas. ¿Qué tal eso? ¿Les parece bien?
Benedict observó a la chica de pelo dorado que inmediatamente respondió "Sí" con ojos azules similares a los suyos. Estaban sentados uno al lado del otro en un sofá en la habitación de Hodgins. Era una mañana lánguida. El trabajo estaba a punto de comenzar ese día también.
El clima, la atmósfera y la comida de Leidenschaftlich, a la que Benedict no estaba acostumbrado por haber llegado de otro continente, ahora penetraba en su cuerpo sin ninguna sensación de desarraigo.
—Bien.
No tenía ninguna razón y no estaba en condiciones de negarse. El que estaba frente a él era su salvador y superior. No le mostraba respeto a este último, pero sentía su familiaridad. Lo más probable, del más alto grado.
—V, no hagas tu equipaje demasiado pesado. Eso debilitará los movimientos de mi amada motocicleta.
La chica al lado del amnésico Benedict era una persona que acababa de aparecer en su corta vida. Desde el momento en que se conocieron, para Benedict, ella se afianzó en la clasificación de las personas que él "de alguna manera no podía dejar solas". Era una impresionante Auto-Memories Doll. Dejando de lado su impudencia, era una chica ignorante que desconocía los caminos de la sociedad. Al principio, dudó de que una persona tan mecánica proveniente de las fuerzas armadas se las arreglara para trabajar en el negocio del servicio, pero actualmente es la figura más popular de la Compañía Postal CH.
—Es verdad. Reduciré las armas de fuego al mínimo. Mi peso corporal también es alto debido a las prótesis, así que aumentará la carga de la motocicleta de Benedict.
Su bella apariencia siempre le había robado los ojos a quien la miraba, pero últimamente tenía la sensación de que su encanto había aumentado. Era como si la primavera hubiera nacido de entre su fría belleza.
—Aunque el equipo sea escaso, si estoy con Benedict, seguramente no tendré problemas en caso de emergencia.
De vez en cuando podía sonreír débilmente.
El mayor incidente entre los que acababan de experimentar en persona - el secuestro del Tren Intercontinental - cruzó la mente de Benedict. Y también lo hizo un hombre con un parche en el ojo, que apareció abrazando a Violet cuando ella perdió un brazo, y después se marchó.
No había oído todo sobre el pasado de los dos, pero Hodgins le había contado después la historia general. Estaban enamorados. No había espacio para que nadie se metiera en medio. Su colega, Cattleya, dijo que los dos empezaron a verse en los días libres. "Me alegro", se había reído Cattleya.
Benedict no lo consideraba bueno.
Esa era la razón por la que mirar a Violet se sentía un poco aburrido últimamente. Sospechó que estaba siendo engañada por un hombre mucho más viejo que convenientemente se desvaneció y volvió a aparecer.
En términos positivos, estaba preocupado.
Benedict golpeó tenso en la frente con la punta de los dedos a Violet, que no tenía ni idea de sus sentimientos.
—En realidad no; eres liviana. Es sólo que tu maleta es pesada. Viejo, ¿alguna vez levantaste el equipaje de V? Si giras esa cosa, es como un arma contundente normal; un arma contundente. Hay un montón de armas bajo su ropa.
Hodgins hizo un rostro casi deplorable.
—Pequeña Violet... compras armas con tu salario, ¿verdad....?
—Nos las distribuían cuando estábamos en el ejército, pero ahora no tengo otra opción que comprarlas yo misma. Después de todo, sólo puedo tomar a Witchcraft cuando el presidente Hodgins me da permiso. Recientemente compré una escopeta de largo alcance. Sin embargo, mis manos están más acostumbradas a las mazas que se balancean... —Quizás debido a su deseo de adquirir grandes armas, Violet se movió como si estuviera empuñando la cosa real, mirando fijamente el arma imaginaria.
—No puede ser, no puede ser. Me he tomado la molestia de conseguirte un look bonito, así que no te lleves cosas así aparte de las emergencias.
—Para, para, para. Llevarte será aún más pesado.
Completamente paralizada por los dos hombres, Violet puso una expresión decepcionada, como si estuviera descorazonada.
—Estoy preparada para explicar los puntos positivos de la maza...
Sin que ella tuviera la oportunidad de dar esa explicación, los dos se marcharon apresuradamente. Cuando Hodgins los despidió y después de que Lux, que estaba a cargo del teléfono, les hizo señas con la mano, Benedict y Violet dejaron la agencia.
El dúo de rubios se balanceó en la motocicleta hacia cualquier lugar.
El otoño había terminado, la estación se convertía en invierno. Leidenschaftlich por lo general no veía nevadas, pero soplaban vientos helados. Guantes, bufandas, abrigos con capucha - incluso si las medidas de protección contra las bajas temperaturas eran adecuadas, el frío era el frío. Como el que conducía, Benedict, no tenía otra opción que simplemente soportar las ráfagas de frío de frente. Los brazos artificiales de Violet alrededor de su torso también estaban gélidos. El calor de la parte de su cuerpo que estaba en contacto con su espalda era el único calor. Podía sentir el agarre de sus brazos con más firmeza que cuando la llevaba de vuelta en verano. ¿Era por el frío o por su confianza en él?
Sintiendo una picazón, Benedict estornudó,
—¡Achoo! —Mientras aceleraba vigorosamente la motocicleta sobre la vasta tierra, inició una conversación sin ninguna razón en particular—, ¡Hace frío!
—Sí.
—V, ¿tus prótesis están bien? ¿No hay ningún inconveniente si se enfrían demasiado?
—Es malo si las articulaciones se congelan, pero eso no sucederá mientras el frío no sea extremo.
—Hu~n.
—Recorrimos las tierras del norte durante la Guerra Continental, así que conozco las protecciones contra el frío.
—Bueno, el lugar al que vamos a ir, Lontano, está dentro de Leidenschaftlich, así que para empezar, no nevará allí en esta época del año. Siempre y cuando el clima sea normal. Tampoco habrá obstáculos para mis tareas de entrega.
—Sí. Eso es tranquilizador.
—Oye, no digas eso.
—¿Por qué no? El clima es estable. El que dijo que no habría obstáculos para las tareas de entrega fuiste tú, Benedict.
—No es eso; es porque estás conmigo. Cuando dices cosas así, parece que algo pasará.
—¿Entonces el clima se volverá anormal por lo que dije?
Benedict sabía que Violet fruncía el ceño incluso sin mirarla. Se rió en voz alta.
—Estú~pida. Lo has entendido mal. Digo eso porque es fácil que algún tipo de problema ocurra cuando estoy contigo. Para compensar que tu equipaje sea más ligero, nos preparamos para manejar al menos si se produce un accidente en general, pero... Lontano es una ciudad bastante grande, así que hay muchos matones. Las ciudades llamativas también tienen muchos lados oscuros.
—Qué problema....
—Te eligió un bicho raro y fue una pelea; te atacó un bandido y fue una pelea; la motocicleta se rompió y nos quedamos atrapados en el campo. Además, ¿qué más...? Si haces una pequeñez, no tiene fin.
Como para protestar, Violet afirmó:
—No puedo estar de acuerdo con eso. Benedict, las peleas que empezaste de forma unilateral también están incluidas.
—¿Ah, sí? Podría ser malo para mí hacer equipo contigo.
Después de una breve pausa, Violet volvió a objetar la parte de que hacer equipo con Benedict era algo "malo",
—Tampoco puedo estar de acuerdo con eso... De hecho, puedo asumir que hay un factor en nosotros que hace que sea fácil provocar algún tipo de conflicto. Sin embargo, pudimos tratar con ellos. Nosotros, los dos... podemos lidiar con ello si algo pasa de nuevo.
Era difícil saber lo que estaba pensando, y bien podría haber estado simplemente protestando contra la reputación negativa de sus propias habilidades. Aun así, Benedict de alguna manera lo escuchó como algo más que eso.
—Jeje —se le escapó una risa de manera natural.
Violet añadió como si lo recordara:
—Esto se aplica a los tiempos de guerra y no a los tiempos de paz, pero... tendríamos aún menos enemigos si se incluyera a Cattleya —susurró intermitentemente y Benedict sonrió.
—Si eso ocurriera, realmente no habría rival para nosotros —se rió.
A partir de ese momento, el camino a su destino tomó un par de horas.
El lugar al que se dirigían la Auto-Memories Doll y el cartero de la Compañía Postal CH era Lontano. Pequeña en comparación con la capital Leiden, era la ciudad más próspera entre las vecinas. Las casas formaban círculos que rodeaban a un viejo castillo que se asentaba en lo alto de una colina ligeramente elevada que se extendía por unos cien metros, un río con el mismo nombre que el país que fluye en las cercanías.
Enclavado en un ambiente solemne, dicho antiguo castillo era una atracción famosa de la ciudad. El clan que la poseía había entregado su administración a la ciudad, y la ciudad permitía que la gente visitara su interior a cambio de entradas baratas. El antiguo castillo se había convertido en un grandioso lugar turístico, pues quien lo había construido era un conocido arquitecto.
Lugares con atracciones de renombre que tenían valor cultural eran fáciles de convertir en las ciudades anheladas de jóvenes artistas. No en vano, Lontano contaba con museos de arte e historia, teatros y un mercado de libros antiguos, lo que convertía a la zona urbana en una zona en la que los amantes de estas cosas paseaban por ella. Antes de entrar a las puertas de la ciudad, uno podía escuchar música mientras los jóvenes tocaban instrumentos por el camino, y caminando un poco por la ciudad, uno encontraba librería tras librería. Las cercanías de estatuas y fuentes estaban llenas de gente dibujando bocetos. Era una ciudad de hermosa estructura, pero sombría y fácil de perderse si uno se adentra en un callejón. Aunque se trataba de un pequeño pabellón, también había un distrito rojo, que era más popular entre los que no tenían ningún interés en las artes.
—Ahora....
Benedict dejó a Violet en la entrada de la ciudad. Luego se precipitó hacia el cliente que vivía en esa ciudad y escribió para él. El mismo Benedict tenía varios paquetes que entregar por toda la ciudad. Una vez terminados los trabajos, regresarían a Leiden, donde les esperaría la presentación de informes y la entrega de más cartas. Por eso Hodgins había ordenado a los dos que fueran a esa ciudad. Era más eficiente que tener que pasar por el problema de que Violet usara el transporte público, ya que no tenía que pagar el pasaje y requería menos tiempo.
La hora actual era justo antes del mediodía, y los turistas poco a poco formaban una multitud animada.
—¿Dónde. Debería. Ser?
Los ojos celestes de Benedict viajaron en busca de un buen punto de encuentro. Había un banco, una panadería, una tienda de recuerdos y una estatua de una mujer desnuda que cargaba a un niño. La panadería también tenía un café, y se podía ver desde las ventanas de cristal a la gente disfrutando del cálido interior y del pan recién horneado.
—Está decidido. V, hagamos de la panadería nuestro punto de encuentro. No importa quién llegue primero, esperamos adentro.
Violet asintió secamente.
—Quieres comer pan, ¿verdad?
—Sí. El pan de esa panadería es sabroso. Pero nunca entré a comerlo. Pero es tan delicioso que es casi de sentido común entre los compañeros carteros asegurarse de comprar algo allí y llevarlo si tenemos que hacer entregas en Lontano. Esa con queso derretido.... llevémosla como un recuerdo para el Viejo.
Escuchando a Benedict hablar sobre la compra de un souvenir, Violet parpadeó.
—Accedo. Pero Benedict, ¿pasó algo? —Su reacción casi le preguntaba si se había vuelto loco.
—Estás siendo de lo más grosera posible conmigo con eso, ¿sabes?
—Me disculpo.... Bueno, ¿pasó algo?
Para Violet, la acción de Benedict de comprar recuerdos para Hodgins puramente por buena voluntad era increíble. Por lo tanto, expresó su preocupación por un mal funcionamiento en su cuerpo o mente.
Benedict se golpeó ligeramente la parte superior de la cabeza con la mano en forma de cuchillo en señal de simpatía.
—¡No pasa nada! No lo sabes, pero a veces le doy recuerdos al Viejo. Incluso las Auto-Memories Dolls compran recuerdos a la agencia si van a algún lugar exótico, ¿verdad? Es igual que eso. El Viejo me invita a comer y a otras cosas antes del día de pago... Como el almuerzo, bueno, bastante a menudo...
—El presidente Hodgins tiende a darle a Benedict un trato especial.
--No quiero oír eso de ti, a quien trata como a una hija, pensó Benedict.
Habló mientras se giraba hacia el otro lado,
—Bueno, llegó a acoger a un amnésico como yo y me dio un nombre... Puede que sea especial para mí, y yo para él.
Lo expresó accidental e involuntariamente.
—¿De verdad? —Violet hizo una interjección muy parecida a la normal y Benedict se quedó estupefacto.
No era como si estuviera ocultando el hecho de que tenía amnesia o que Hodgins le había dado el nombre de "Benedict", pero nunca había hablado de ello con sus compañeros de trabajo. Eso se debía a que hasta ahora no había tenido pruebas para explicar que tenía amnesia, por lo que había recibido un tratamiento decente. O se ganaba miradas impropias o le escupían palabras de lástima, como de pésame. Cualquiera que fuera, Benedict era el tipo de persona que terminaba irritado con la otra persona.
Ya tenía un nombre y una posición social. Ya no era el "Blue" que no tenía nada. No quería sentirse avergonzado de haber vivido con el nombre del color de sus ojos.
--... Me pregunto...
Tampoco estaba orgulloso de ello.
--Me pregunto cómo reaccionará.
Desde luego que no hará un gran escándalo, pero probablemente dirá algo molesto y deprimente. Mientras abrigaba sentimientos incómodos, Benedict esperaba su respuesta.
Sin embargo, no importaba cuánto tiempo esperara, no hubo reacción después de eso.
Sus ojos azules intercambiaban miradas repetidamente. Un prolongado silencio se produjo entre ellos.
Finalmente, Violet inclinó un poco la cabeza como si quisiera preguntarle: "¿Pasa algo?"
Benedict terminó indagando en ello sin pensarlo.
—Oye, ¿algo que decir sobre mi amnesia?
Las pestañas doradas de Violet bajaron y subieron varias veces.
—¿"Algo"...?
—Lo hay, ¿verdad? Estamos hablando de amnesia. Eso es raro, ¿no? —Decirlo él mismo fue algo vergonzoso y patético.
¿Significaba eso que ella no estaba muy interesada en su pasado? Se sintió un poco decepcionado.
—Eso no es verdad. —Las siguientes palabras que escuchó cambiaron sus sentimientos—. En efecto, es poco común, pero en mi subjetividad personal, eso no es extraño —Susurró Violet con un tono que sonaba de alguna manera alegre—, Tampoco tengo ningún recuerdo de antes de cierto punto en el tiempo. Tampoco sabía cómo hablar. El Mayor me otorgó el nombre de una diosa de las flores. Benedict, ¿cuál es el significado del tuyo?
--... Así es.
Parecía que la amnesia de Benedict no era un gran problema para Violet.
--... Eso fue todo.
La chica llamada Violet Evergarden tampoco solía ser una persona, sino un arma, durante la época en que no tenía nombre. Y ella habló de ello sin ninguna pretensión. No le pareció una vergüenza.
—Hablamos del Presidente Hodgins, así que debe haberle dado algún tipo de significado. Se puede decir que nosotros dos somos muy afortunados, ¿verdad? Si hubiera sido utilizada por alguien que no fuera el Mayor, no sé qué sería de mí en este momento.
En todo caso, ella lo consideraba simplemente como un proceso para conocer a la persona que más amaba.
—Oh.
Violet, que era inocente y de hecho carecía de algo en alguna parte, se sentía triste y preciada.
—Entonces, ¿cuál es el significado de tu nombre?
—¡Lo olvidé!
—Entonces, preguntémosle al Presidente Hodgins cuando volvamos. Quiero saber.
—¡No, no, no, no! ¡No preguntes! Bueno, iré a hacer las entregas, ¡así que tú también ve con tu cliente! ¡Nos vemos luego! —Benedict montó la motocicleta una vez más y le hizo un gesto con la mano a Violet.
—Entendido. También dejaré el asunto del nombre para más tarde.
—Eres testaruda.
Así, los dos se dirigieron a trabajar, cada uno en una dirección diferente.
Las entregas de Benedict no tardaron mucho. Una casa recibió un paquete con un surtido de suministros de una madre que vivía en Leiden a su hijo que trabajaba en Lontano. Tres edificios recibieron documentos intercambiados entre oficinas. Cinco residencias recibieron cartas. En caso de que no hubiera nadie, tendría un poco de trabajo, ya sea llevándose la entrega con él o preguntando a los vecinos de la persona a dónde se había ido, pero terminó antes de lo que había imaginado, sin necesidad de tales cosas.
Pronto entró en el punto de encuentro de la panadería, tomando asiento desde donde podía ver la situación del el exterior a través del cristal y tomando café. Parecía que el trabajo de escritor fantasma de Violet llevaría algún tiempo.
--Entonces, primero escogeré el souvenir.
No era capaz de imaginar a Violet eligiendo un regalo, así que elegir uno él solo era más eficiente. Pensando así, Benedict seleccionó algunas cosas que consideraba sabrosas por su propia experiencia al comerlas. A petición del empleado, hizo envolver la parte del pan de Hodgins.
—¿Esto es todo?
Sintiendo la sencillez en el color de los productos que escogió, Benedict ladeó su cuello.
—Hn~, ¿algo más que recomiende?
—¿Qué tal un pastel o una tarta? Además, estos no son pan, pero también recomiendo nuestras galletas. Hay gente que viene aquí sólo para comprarlas.
—Ah~....
—Son populares entre las chicas. Los listones también son lindos.
Una mujer apareció en la cabeza de Benedict.
—Tengo a alguien a quien le gustarían, pero ahora está muy lejos. De acuerdo. Sólo agrega esta tarta.
Al final, tomó una tarta de manzana como complemento. Luego regresó a su asiento y saboreó tranquilamente el café.
Mientras observaba el paquete en el que había pedido que se envolviera, se preguntó débilmente si la persona que lo recibiría estaría satisfecha con él. Pronto pudo imaginar a Hodgins sonriendo ampliamente y tomando en sus manos el recuerdo ofrecido por el brusco Benedict. Podía imaginarse a Hodgins un poco sorprendido, y luego, lentamente, sonriendo después de que le dijeran lo que era. Incluso decía: "Gracias, Benedict", y él mismo se giraba hacia un lado mientras respondía: "No es nada". También le habría gustado sacar dinero de su cartera desierta para las galletas si hubiera habido alguien que las recibiera, sin embargo....
--Ella está muy lejos ahora mismo, ¿eh?
La que le vino a la mente era una chica de pelo oscuro y ojos morados, Cattleya Baudelaire. Al igual que Benedict, ha sido una colega desde el día de la fundación de la Compañía Postal CH. Le gustan los dulces, es mala para lidiar con las dificultades, es una gata asustadiza a pesar de su aspecto atrevido e intrépido, y tiene un lado infantil en contraposición a su apariencia.
--Bueno, supongo que no estaría muy contenta si las recibiera de mí.
Se peleaban en cuanto se veían. Suficiente para convertirlo en algo común dentro de la Compañía Postal CH. Sin embargo, era fácil darse cuenta con sólo mirar que no lo hacían debido a que realmente se detestaban....
--Me pregunto si me odia.
...no podían decirlo ellos mismos tan fácilmente. Aunque estaban en la misma agencia, tenían ocupaciones diferentes, por lo que se echaban de menos con frecuencia. La suya era una repetición en la que amanecía después de la última vez que habían peleado, y olvidaban que la pelea había ocurrido y empezaban otra pelea otra vez. En cualquier caso, terminaban hablando entre ellos al instante, incapaces de ignorarse, y por eso pensó en complacerla con algo.
--Pero no la odio.
Para Benedict, el sentido de distancia entre él y ella, que era digna de ser considerada una nueva raza de ser humano, era algo complicado.
--Las cosas no van bien con nosotros. No puedo tratarla como a otras mujeres.
Como nunca había experimentado un romance verdadero, no tenía forma de saber lo que eso significaba.
Después de reflexionar sobre todo tipo de cosas, un gran bostezo salió de su boca. Extendió ambos brazos hacia el cielo con un tirón y arqueó su cuerpo como un gato. Y luego se relajó una vez más. Pensando en tomar un descanso del trabajo tenía todos sus sentimientos tensos y su cuerpo relajado.
--Me está dando sueño.
Como tenía que trabajar desde temprano por la mañana y sus tareas diarias se habían superpuesto, la sensación de satisfacción de tener el estómago lleno y la habitación suavemente caliente hizo que sus párpados bajaran naturalmente. Su cuerpo fue lentamente, lentamente asaltado por la somnolencia y fue incapaz de mantener los ojos abiertos. El aroma del interior de la tienda era fragante, las conversaciones de la gente sonaban divertidas. Los elementos que componían una atmósfera que se podía entender desde el corazón de cada uno relajaron la cautela de Benedict.
--A pesar de que... V está llegando...
Una chica de pelo dorado apareció en la cabeza de Benedict.
--Si es ella, bueno, supongo que pronto me encontrará.
El café dentro de la tienda estaba lleno de gente. Sin embargo, él creía que, como era ella, vendría a este sitio a toda velocidad.
--Ella.... me buscará.
Después de que perdió la memoria, sin importar a quién le preguntara, no había nadie que lo conociera.
--Está bien si tomo una siesta, ¿verdad?
Nadie lo había buscado.
--Está bien, ¿verdad?
Sin embargo, Violet Evergarden seguramente lo haría. Pensando así, Benedict cerró los ojos. Bostezó repentina y ampliamente, quedando totalmente dormido, como si estuviera muerto. Conciencia distante, su línea de pensamiento flotaba en el aire. Olvidó lo que estaba pensando a la mitad, y fue invitado al reino de los sueños.
Llamarles "sueños" puede ser una forma de expresión errónea. En su caso, eran reproducciones de fragmentos de memoria que él había terminado apagando. Una vez liberado del mundo real, el pasado venía persiguiéndolo y golpeándole suavemente en la espalda.
Una película, que se sentía como un viejo amigo que regresaba de muy lejos, era interpretada en su mente. "Bienvenido de nuevo, mi amigo que ya no recuerda su nombre", decía. La película se repetía una y otra vez en la cabeza de Benedict.
Su reunión con su amigo llamado pasado comenzaba con un cielo nocturno.
Era una hermosa noche, en la que había aparecido la luna llena. Su versión de memoria salió de un lugar extremadamente, extremadamente oscuro, y por eso se asustó por un instante ante la brillante luz de dicha luna y se estremeció.
Había una playa de arenisca bajo sus pies. Al pisarla, sus zapatos estaban manchados de barro y manchas de sangre. El dolor sordo en todo su cuerpo era agonizante. Podría haberse lesionado seriamente. Sin embargo, sus piernas se movieron sin que él pudiera soportar el dolor.
Su mano estaba agarrada a algo. Algo suave y pequeño que tenía temperatura corporal.
Miró hacia atrás. Una niña pequeña apareció a la vista. La chica tenía el pelo rubio como el de Benedict, pero de un tono ligeramente diferente. Su pelo estaba envuelto en una cinta de terciopelo negro.
Cuando sus ojos se encontraron, ella asintió con la cabeza como si dijera: "Estoy bien". Después de confirmarlo, Benedict corrió más rápido. Confiaba en la chica que lo seguía.
Eventualmente, su mirada se desplazó hacia adelante. Un barco fluctuaba en la superficie del mar.
--Allí, podemos escapar con eso, pensó.
No sabía de qué huían. Sin embargo, si era algo lo suficientemente aterrador como para asustarlo, ya fuera alguien terriblemente fuerte o una situación en la que hubiera un gran número de personas en contra de un número pequeño, su situación era que tenían que huir. Pero esa no era la cuestión.
Benedict se dio la vuelta y dijo:
—Vamos a escapar en esa cosa.
Como si lo hubiera borrado, no pudo oír su nombre.
—¿-------, tú también vienes?
Tampoco podía escuchar su propio nombre tal como lo decía ella.
—Así es. No te abandonaré. Terminaremos --------. Porque esa es la manera de ----------- de hacer las cosas. Sin esa droga, tú ------…
El color de su cabello, ojos y labios, él podía ver esas cosas con astillas.
—Pero... Pero aunque tú -------, aunque yo deje de reconocerte como mi hermana pequeña, aunque tú dejes de reconocerme como tu hermano mayor, está bien. Después de todo, somos hermanos.
Pero él no podía ver su cara.
—Aunque lo olvidemos, estoy seguro de que nos reconoceremos al vernos.
No podía decir cómo se veía su cara. Los colores de su cinta y sus orbes estaban fragmentados.
—¿Verdad que sí? Si estamos juntos, aunque nos olvidemos, podemos recordarnos las veces que necesitemos. Si encuentras a un hombre que te guste o algo así, puedes olvidarlo y desecharme. Pero hasta entonces...
Las sombras de su cabello, su voz y su entonación - él sólo podía distinguir ese tipo de cosas.
—...no sueltes esta mano pase lo que pase. Si haces eso, realmente terminaremos olvidando todo —dijo el pasado Benedict como si fuera una amenaza.
—Entiendo, --------.
Los dos abordaron el barco y comenzaron a remar hacia el mar abierto.
Por último, las cosas siempre terminaban en un punto en el que miraba el barco desde el fondo del océano. Y así, él pensaba que, aah, habían fracasado.
Su cuerpo se convulsionó con un sobresalto. La película reproducida en su cabeza no duró más de unos minutos, pero Benedict se despertó acompañado de una sensación de fatiga, casi como si hubiera emprendido un largo viaje.
Con los ojos entreabiertos, miró a su alrededor. Violet no estaba en ninguna parte. Revisó el reloj de la tienda. Ni siquiera habían pasado diez minutos desde que comenzó a tomar su café.
Con calma y serenidad, se llevó el café sólo ligeramente frío a la boca. Al beber un sorbo de él, fue incapaz de calmarse con un poco y se lo bebió a tragos como si fuera agua.
—Uno más —pidió otro de lo mismo, levantando la mano a una de las camareras de la tienda. Quería la amargura de la realidad, lo suficiente como para no ser invitado más por la somnolencia.
--¿Has visto esto tantas veces y todavía le tienes miedo?
Aunque estaba pensando hasta un momento antes que ella no tenía que venir, ahora deseaba mucho ver a esa chica tan directa.
--...Está bien.
Ni siquiera él sabía exactamente lo que estaba bien, pero se lo dijo a sí mismo.
--...Está bien.
Necesitaba esas palabras.
--...Estoy... bien. ¿No es cierto?
Él mismo no dio respuesta a la pregunta.
Benedict terminó burlándose. No solía estar tan agitado ni siquiera cuando trabajó como mercenario por primera vez.
Volvió a mirar a su alrededor. Nadie era un objeto de terror. En este momento no está ocurriendo nada. Tampoco era como si estuviera corriendo por un campo de batalla para ganar dinero, ni tampoco había sido abandonado en un desierto completamente desnudo. Podía decir lo mismo incluso sin aclarar la situación. Ahora estaba bendecido y nada era aterrador. Las cosas estaban finalmente en paz. Demasiado tranquilas.
Sin embargo, Benedict no sabía que, cuanto más pacíficos fueran los tiempos, más a menudo el dolor de las cicatrices que lo marcaban regresaba.
--Desde que me recibió, ¿no me he vuelto débil?
Curiosamente, ya sea mental o físicamente, las heridas no eran curables. Su parte visible sanaría. Sin embargo, incluso si se curaban en la superficie, sólo por la atmósfera y por las personas y cosas involucradas cuando la lesión se superponía una con otra, la verdad de que "una herida es ganada" volvería a aparecer. Las cicatrices metafóricas perseguirían a la gente para siempre como la Luna flotando en el cielo. Y dolían.
Aunque la herida solo durase un instante, la verdad de que uno había sido herido era eterna.
--¿Cuándo... podré recordarlo todo?
La cicatriz del olvido de la única persona que no debería haber olvidado en absoluto estaba causando que el corazón de Benedict se auto-mutilara sin que él se diera cuenta. Si la repetición de sus recuerdos ya había ocurrido miles de veces, entonces durante esas miles de veces, Benedict se estaba atacando a sí mismo.
Sin saber por qué se ponía tan nervioso, volvió a reproducir sus recuerdos. Eran una repetición de los anteriores. Desde la barrera, las cosas eran obvias para los que conocían su situación.
Le trajeron otro café, pero no le apetecía beberlo en ese lugar cálido. Fue Benedict quien hizo el arreglo, diciendo que uno debía esperar al otro dentro, pero decidió esperar frente a la tienda a bordo de su motocicleta. Respirando en medio de la frialdad, se calmó un poco. El aire perfectamente limpio y helado dentro de su cuerpo le refrescó la cabeza. Incluso si su cuerpo temblaba, era por el frío.
De repente, Benedict miró directamente a un lado. Se debió a que sintió una mirada fija.
Una chica rubia de pelo corto estaba parada allí. El suyo era un tono poco natural de rubio, así que lo más probable es que fuera una peluca. Llevaba un vestido de satín blanco lechoso similar al tono de su piel bajo una gabardina negra. Parecía el tipo de mujer que llevaba una vida en la que los hombres cantaban sus alabanzas en esta ciudad de artistas. Con un cigarrillo entre los dedos, sopló humo de tabaco de sus labios de color rojo brillante. Estar en un bar rodeada de hombres por todas partes y riéndose elegantemente le vendría bien. La parte delantera de una panadería no era adecuada para ella....
—T-Tú —la mujer se dirigió a Benedict, con un aspecto que parecía decir que lo había hecho sin querer. Su voz era ronca.
Benedict le devolvió la mirada. La mujer le dio una extraña sensación de déjà vu. Como si se hubiesen conocido antes, susurró su sexto sentido.
Subconscientemente, sus ojos se dirigieron a su pelo. Si esa hermana suya hubiera crecido, ¿sería una mujer con esa apariencia demasiado mayor para ser ella? Sin embargo, las mujeres podían cambiar la edad sugerida por su aspecto como quisieran, con maquillaje y ropa. Benedict conocía las caras de las mujeres con las que había pasado tiempo hasta ahora. ¿Debería descartar la posibilidad de que fuera su hermana menor?
Tal vez porque el brillo en los ojos de Benedict se agudizó, la mujer dio un paso atrás, y luego tiró el cigarrillo, abandonando el lugar. Al principio, caminaba despacio, poco a poco yendo a trote.
—Hey —cuando se dio cuenta, Benedict se había bajado de su motocicleta y la estaba llamando—. Hey, espera.
Persiguió a la mujer mientras corría, agarrándole el brazo por la fuerza. No le gustó, la mujer trató de librarse de él, pero Benedict le apretó los brazos detrás de la espalda. Mientras ella olía a perfume dulcemente enfermizo, se sentía como si estuviera a punto de asfixiarse.
—¡Déjame ir!
—Me conoces, ¿verdad?
—¡No lo sé!
—Definitivamente sí, ¿verdad?
—¡No, yo... yo...!
--Siento como si te conociera.
—Tú.... ¿Eres…
Podría haber sacado conclusiones precipitadas. Le parecía bien que fuera un malentendido. Sin embargo, si no fuera así, no querría perder esa información por error.
—¿Eres... mi hermana pequeña?
Cuando se lo preguntaron, la mujer se tapó la boca con sus dos manos.
El regreso fue extremadamente tranquilo ese día.
Después de terminar la escritura fantasma para su cliente, Violet llamó a Benedict, quien estaba exhalando bocanadas blancas afuera. Le llevó unos segundos reaccionar, y su cara parecía casi como si hubiera visto un fantasma. Ella notó que no tenía nada en las manos a pesar de haber dicho que le compraría un recuerdo a Hodgins, y cuando regresaron a la tienda, el empleado lo estaba cuidando. Como Benedict no dijo nada, Violet fue quien le dio las gracias.
Cuando ella le dijo:
—Pues bien, vámonos a casa —mientras estaba montada en el asiento trasero, él estaba fuera de sí y no arrancó. E incluso cuando la motocicleta finalmente se movió, dejó de conducir sin siquiera pasar un minuto.
—V, es mi culpa. Me siento.... muy mal ahora mismo. Podría causar un accidente y hacerte daño.
Violet no preguntó si había pasado algo. Como estaba ciertamente pálido, Violet cambió de asiento diciendo:
—Entonces, yo conduciré —adaptándose a las necesidades del momento.
Había aprendido a montar a caballo y conducir vehículos hasta cierto punto durante sus días de soldado. A pesar de que había pasado un tiempo desde entonces, confiaba en que podría hacerlo.
—Benedict. Te caerás así, así que por favor, sujétate más fuerte.
—Perdón...
—No, si te sientes mal por el balanceo, me detendré. Por favor, dilo.
—Aah. Me duele mucho la cabeza. ¿Puedo.... cerrar los ojos un rato?
—Está bien.
Después de decirlo, Violet miró al cielo. A medida que se acercaba el atardecer, el cielo estaba cubierto de nubes, pero no parecía que fuera a llover, nevar o que se produjeran anormalidades en el clima.
Era muy raro que Benedict recurriera a la buena voluntad de la gente y se disculpara. Como se sentía mal, era impresionante que todavía no hubiera perdido el juicio de que ella lo reemplazara como piloto. Sin embargo, el hecho de que Benedict, que normalmente tenía una actitud muy fuerte, permaneciera en silencio durante todo el viaje, se aferrara a una chica más joven que él y se sentara en el asiento trasero, sería considerado como una emergencia por el personal de la Compañía Postal CH, si es que lo veían.
Por supuesto, Violet Evergarden también entendió que era una emergencia.
Tan cansado como pudiera estar, tan somnoliento como pudiera estar, este hombre nunca dejaría que alguien más condujera su amada motocicleta. Era un vehículo personal que le regaló Claudia Hodgins cuando este último iniciaba su negocio.
Violet se limitó a hablarle desapasionadamente:
—Benedict, ¿estabas hablando con alguien antes de que yo llegara?
—Sí.
—Tengo buenos oídos.
—Sí, eres como un animal salvaje.
—“Quiero huir de aquí”. “Quiero que me consigas tiempo”. “Quiero que me ayudes”, ¿cosas así?
En lugar de ser mala conversadora, Violet no tenía tanto dominio de las habilidades de conversación como la mayoría de las personas, por lo que no sabía la manera correcta de hablarle en ese momento.
—No tiene nada que ver contigo —contestó Benedict con frialdad en voz baja que sonaba como si la estuviera ahuyentando.
Cuando la charla terminó allí, una cortina de silencio cayó sobre ellos una vez más.
Violet estaba muy pensativa. Casi nunca se esforzaba en las conversaciones. Si le decían que no hablara, no hablaba. Cuando le hacían una pregunta, respondía. Ella preguntaba qué era necesario. De eso se trataban las conversaciones. Al menos para ella.
Sin embargo, la adulta Violet ahora entendía que las cosas no podían ser de esa manera.
Volvió a hablarle a Benedict:
—Esa dama te llamó su hermano, Benedict, pero tú tienes amnesia, ¿verdad? ¿Esa persona es tu hermana menor? Más bien.... ¿realmente tenías una hermana menor?
—¿Dónde escuchaste eso?
—Estaba observando desde cerca mientras le sujetabas los brazos a esa mujer por la espalda. Aprendí del Presidente Hodgins que nadie debe intervenir en las relaciones hombre-mujer. Por lo tanto, me quedé esperando allí y vigilando, para mediar si era necesario.
—¿Qué hace el Viejo...? Hablando de eso, este tipo de cosas se llaman "escuchar a escondidas".
—¿Era esa persona tu hermana menor? Sus apariencias cuando estaban juntos no me lo parecieron...
La motocicleta pasó por encima de una roca mientras ella hablaba, y así el chasis del vehículo flotó alegremente durante un instante. Aterrizó bruscamente y empezó a rodar una vez más.
—Para mí no parecía ser tu hermana menor. Esto no es más que una suposición, pero creo que ella es mayor que tú. Para empezar, tienes amnesia, así que aunque tuvieras una hermana menor viviendo separada de ti, no hay necesidad de investigar más ya que no la recuerdas.
Violet era demasiado indiferente. Sin ninguna compasión o curiosidad con respecto a lo que le estaba pasando a Benedict, ella expresó honestamente sus conclusiones. Incluso si eso afectara los nervios de Benedict de la manera equivocada.
—¡Cállate! ¡Tú no sabes eso! ¡Podría ser ella! —Benedict golpeó la espalda de Violet con sus puños—. ¡Tengo una hermana menor! ¡Tengo recuerdos de ella! Eso es lo único de lo que estoy seguro, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente, definitivamente estoy seguro de ello.
—¿Por qué? No tienes recuerdos.
—¡Sólo lo sé!
—¿Cómo?
Cuando se le preguntó, no tuvo más remedio que hablar sentimentalmente.
—¡Porque siento amor por ella!
Violet tragó secamente la palabra "amor".
—¡Se quedó en mí! Incluso si no tengo mis recuerdos, ¡tengo eso!
Fue vergonzoso y tonto.
—¡Es lo único que definitivamente no es una mentira!
Normalmente nunca hablaba de amor, pero recurrió a él desesperadamente por ahora.
Nos tomamos de las manos en la oscuridad. La única prueba de que estábamos vivos era la temperatura de nuestro cuerpo. Cada vez que decía que estaba asustada, yo le respondía: "Está bien". Le decía "Tu Hermano Mayor hará algo al respecto". La que había afirmado mi existencia era mi hermana pequeña. Me las arreglé para obtener valor del hecho de que se podía confiar en mí. Que, sí, yo era un hermano mayor. Que no era buena sin mí, así que tenía que seguir viviendo. Pero aun así…
—¡Tenía una hermana y realmente no lo entiendo, pero la estaba protegiendo! ¡Estaba pensando en protegerla sin importar lo que pasara, sin importar lo que pasara...! ¡No sé por qué estoy viviendo solo! ¡Memoria, no tengo memoria!
--...no lo recuerdo.
—¿Protegerla de qué...?
--... No lo sé. ¿Alguien me ha roto? ¿Me rompí yo solo?
—¡No lo sé! Podría ser cualquier cosa... ¡Eso no es lo que me importa! No me importa cómo vivía cuando era un mocoso... supuestamente tenía una hermana, ¡y el hecho de que ella no esté aquí es un problema para mí! Tengo amnesia, y cuando desperté, mi hermana no estaba a mi lado; ¡me había convertido en un idiota que no sabía nada de mí ni de mi hermana! ¡No tengo nada! ¡Pero....!
--...No lo sé. Pero...
—Pero, definitivamente.... tengo una hermana pequeña.
--Definitivamente existía. Si la encuentro algún día, sabré que es ella. Aunque lo olvide, aunque no pueda recordarla, la reconoceré si la veo. Quiero que lo mismo sea válido para ella.
Con ese pensamiento, todo el tiempo, vivió como si estuviera rezando.
—Esa mujer dijo que me conoce... Yo también la he visto antes también. No sé si es mi hermana o no. Pero aunque no lo sea.... cuando llegue ese momento, no quiero arrepentirme.
Después de decirlo, su cara se golpeó contra la espalda de Violet. Eso fue porque la motocicleta se detuvo de forma repentina y abrupta. La nariz de Benedict, ni demasiado alta ni demasiado baja, fue aplastada, y se angustió por un breve momento.
Violet, la conductora y la causa de su dolor, se giró hacia atrás y le extendió la mano a Benedict. Sus caras estaban lo suficientemente cerca como para que su dorado pelo, que ardía contra el furioso cielo rojo, rozara la punta de su nariz. Violet agarró el hombro de Benedict como para decirle: "No huyas".
—Benedict.
Sus ojos -sus orbes azules- lo atravesaron como una espada.
—Por favor, escucha. Te he dicho antes que yo también soy huérfana, fui adoptada y criada, y no sé quiénes son mis padres, ¿verdad? Según mi experiencia, las personas que "tienden a presumir de sus recuerdos" entrarán en contacto con vagabundos que intentan hacer cosas inexcusables. Aquellos que me invitaron a entrar en la oscuridad diciendo que me conocían y proponiendo discutirlo detalladamente no fueron ni una ni dos personas.
Violet Evergarden, tratando desesperadamente de transmitir sus palabras a alguien más, era tan inusual como Benedict confiando su amada motocicleta a alguien.
—Durante mis días como soldado, el Mayor siempre llevaba todo el peso de la situación y me protegía.
Precisamente por eso, con su discurso vertiginoso, Benedict no pudo sellar sus labios utilizando una persuasión severa.
—Cuando crecí, casi fui asesinada por un culto que decía que no era un ser humano sino una semidiosa. No sé nada de mi pasado, así que aunque me digan esas cosas, me veo pensando que podrían ser ciertas. Benedict, ¿no eres igual que yo en este aspecto? Probablemente hay muchas mujeres que te conocen. Las mujeres con las que has salido, las personas con las que has pasado la noche, ¿recuerdas a cada una de ellas? Tú y el Presidente Hodgins son similares. En el pasado, el Presidente Hodgins vino a la habitación donde yo estaba hospitalizada en un estado de embriaguez y de arrepentimiento, y habló muchísimo. ¿Nunca has hecho algo así? Incluso si dejas de lado la posibilidad de ser engañado por esa persona... si todavía estás pensando en hacer algo...
Las palabras de Violet no fueron gentiles en lo más mínimo.
—Benedict.
Sin embargo, dentro de sus posibilidades, estaba pensando, pensando y pensando.
—Benedict, ¿necesitas fuego de apoyo?
En este momento, intentaba hacer todo lo que podía al máximo posible.
—No sé si soy tu amiga o no. Lux parece estar de acuerdo con ser mi amiga. Cattleya también me llamó amiga. Benedict, no sé tú. Pasamos una gran cantidad de tiempo juntos, pero incluso ahora, todavía no puedo decir con seguridad qué definición debo dar a los demás. Para mí, hasta ahora, las personas que me han dicho que soy su amiga son mis amigas.
Lo que había entre los dos era el tiempo que pasaban juntos. Desde el momento en que se conocieron hasta ahora, habían construido una relación de confianza.
—Por eso, para mí, aunque no seas mi amigo, en caso de que haya algo que te preocupe...
Así como la crianza olvidada entre Benedict y su hermana, era algo muy valioso.
—No, sin importar cuál sea la definición de nuestra relación, yo... yo... yo... si hay algo que te hace ser así... y si... es un enemigo contra el que debo luchar...
Aunque no tuviera un pasado, Benedict tenía un presente.
—... Entonces lo atacaré con todo lo que tengo.
Tenía una aliada llamada Violet Evergarden.
Bajo el cielo oscuro, el aún joven dúo se expuso el uno al otro y tomaron una decisión.
"Hoo, hoo, hoo, hoo", el bajo susurro de los pájaros simulaba la noche como algo un tanto misterioso.
Las tardes en Lontano eran como las de las ciudades sin noche, en las que las luces de los bares no se apagaban ni siquiera a altas horas de la noche. Qué lugar tan resplandeciente necesitaba edificios que llamaban la atención, el alcohol de alta calidad y las mujeres hermosas. Hasta que los hombres se dormían, las mujeres contratadas para entretenerlos tampoco podían dormir.
En ese momento, una mujer solitaria salía de un bar que aún tenía las luces encendidas, vestida con una gabardina negra que podía fundirse en la oscuridad de la noche. Era una belleza rubia cautivadora.
—¿Adónde vas? —preguntó con una mirada feroz un hombre que se paraba en la entrada del bar.
La mujer le mostró una caja vacía de tabaco que pertenecía a un cliente habitual del bar.
—Cigarrillos.
Las mujeres que trabajaban en los bares tenían que reportar todo lo que hacían. Sus cuerpos eran la mercancía. A diferencia de los bienes normales, los cuerpos pueden caminar por su propia voluntad.
Si desaparecen en algún lugar, no habrá negocio.
—La tienda de Linda sigue abierta. Me dijeron que fuera a comprar más. Si no te das prisa y me dejas ir, te regañarán por detenerme.
Había tenido la intención de hablar con indiferencia, pero su cuerpo temblaba bajo la gabardina. El hombre miró su cuerpo de pies a cabeza.
—Es de noche. Eso no es medio día. Iré yo. No puedo dejarte ir sola.
—Quiero fumar afuera un rato.
—Tú, no puede ser que estés planeando huir de nuevo, ¿verdad? Casi te matan antes, ¿no? Si no has aprendido de la manera difícil después de eso, eres una idiota. Hasta que pagues tus deudas, eres lo mismo que el ganado.
Los labios de la mujer temblaron al ser llamada "ganado".
—No es mi deuda.
—Es de tu hombre, ¿verdad? Es el peor tipo de bastardo que vende mujeres de un continente que nunca ha pisado.
—Ya no me importa él.
—Aunque ya no venga a verte, tú te lo buscaste. No tengo más remedio que compensarlo. No pienses en cosas estúpidas... Golpear a las mujeres tampoco es lo nuestro.
La mujer le empujó la caja de tabaco vacía como si fuera a dársela.
—Realmente me pidieron que trajera los cigarrillos. Si crees que es mentira, pregúntale adentro. Si me crees, puedes venir. Entonces puedo respirar un poco el aire de afuera, y tú no tienes que preocuparte de que yo huya. Estamos de acuerdo con eso, ¿verdad?
El hombre chasqueó la lengua ante la provocativa frase, pero pareció acceder. Pidió a otro empleado que se hiciera cargo de su puesto y se decidió.
—Si tardas demasiado...
La mujer esperó rígidamente mientras los hombres hablaban. Eventualmente, los dos comenzaron a recorrer el camino pavimentado de piedra iluminado por las luces de la calle.
La mujer observó al hombre. Ella estaba allí debido a que fue vendida por la persona de la que estaba enamorada, pero sospechó que el hombre también estaba siendo obligado a trabajar en esa tienda por alguna razón. Podría estar equivocada.
Incluso si ese fuera el caso, en su condición actual, ella no tenía la compasión de los demás. Si quería liberarse de su situación actual, que, como dijo el hombre, se había desarrollado a partir de algo que ella misma había hecho....
—Está helado... ¿No tienes frío?
... tenía que actuar por su cuenta. Aunque contaba con la ayuda de un salvador, ya que había ideado el plan ella sola, era su propio poder.
Las luces de la tienda de tabaco se hicieron visibles. Sólo un poco más y lo alcanzarían.
--Por favor, por favor, por favor, ayúdame, Dios.
—Puedes fumar un cigarrillo, pero volveremos en cuanto termines.
--¡Ayúdame, ayúdame, ayúdame!
La razón por la que la mujer cerró firmemente los ojos fue para entregar su deseo al Dios que residía en algún lugar allá afuera, pero aunque no lo estuviera haciendo, seguramente habría cerrado los ojos de cualquier manera.
Eso fue porque alguien había llegado corriendo desde un callejón y susurró:
—Oye, el punto de encuentro era aquí, ¿cierto?
Como el que había hablado era de una estatura mucho más baja que el hombre, la patada se abalanzó sobre él y aplastó sus regiones inferiores, por lo que la primera inmediatamente se puso una mano sobre su boca. Al reconocer el rostro de la persona que aplicaba la fuerza para que el hombre no emitiera ni un solo grito, la mujer dijo:
—¡Por favor! ¡Para! ¡No es una mala persona!
Hasta un tiempo antes, ella no se había preocupado por el otro, pero al ver que algo terrible le sucedía, esa sensación salió disparada. Quizás escuchando su súplica, el bribón que había aparecido tan repentinamente cogió su mano y desapareció en el callejón del que había salido.
El pelo dorado del hombre que corría delante de ella brillaba resplandeciente incluso de noche, dentro de un callejón que no tenía iluminación. A diferencia de su peluca, era de color rubio arena natural.
—H-Hermano Mayor —dijo la mujer al hombre que seguía adelante con un tono mezclado en éxtasis.
Sin embargo, lo que recibió a cambio fueron disparos,
—Déjalo, eso es asqueroso —Mientras corría, el bribón -Benedict Blue-, chasqueó la lengua. Como la mujer era lenta en correr, la empujó hacia adelante con fuerza.
Se le cayó un zapato del pie a la mujer. Era de tacón alto. Lo llevaba porque hacía que la forma de sus piernas embrujara y complaciera a los hombres. No era adecuado para correr.
—¡Se me cayó el zapato!
—¡Quítate el otro!
Cuando le gritaron, la mujer hizo lo que le habían dicho y se quitó el otro mientras lloraba. Eran zapatos que brillaban en plata y a ella le gustaban. Sin embargo, por el momento, no necesitaba belleza. Volvió a correr con todas sus fuerzas.
—Oye. ¿Por qué... por qué estás siendo tan frío? Vas a ayudarme, ¿verdad? Después de todo, soy tu hermana.
A la pregunta hecha con mesura, Benedict respondió con una voz decepcionada:
—Ah, sobre eso: fue mi malentendido.
Después de quitarse el zapato, ella corría rápido. La mujer aumentó su velocidad, para estar lado a lado con el que le tiraba del brazo.
—¿Eh? —Su voz se revirtió a la original debido al curso extremo de los acontecimientos.
—Pensé que te había visto antes... pero mi colega me dijo que rastreara los pocos recuerdos que tengo de mi vida, y cuando lo intenté, tú estabas allí. Te conozco. Pero no eres mi hermana.
Silencio.
—Tú eres la que me quitó todo lo que tenía y me tiró en el desierto Inkar-usi, ¿no?
Todavía silencio.
—Recuerdo hasta el punto en que me acosté con una mujer estupenda. No recuerdo su cara. Pero, este.... pelo rubio que parece falso... enredado en mis dedos cuando lo acaricié; eso es lo único que quedó en mi memoria. Estaba muy borracho, ¿no? Había ganado la mayor cantidad de dinero por una recompensa hasta entonces, así que supongo que me puse arrogante.
La mujer intentó detenerse en el acto. Sin embargo, Benedict la arrastró a la fuerza.
—¡No te detengas! ¡Corre!
—¡No quiero hacerlo! ¿Me estás diciendo que me harás tuya después? ¡Ya no seré de nadie! ¡Odio a los hombres! ¡No quiero vivir siendo usada por alguien más! ¡Quiero volver a mi tierra natal!
Había lágrimas saliendo a la superficie en los ojos de la mujer, pero Benedict no era el tipo de hombre que vacilaba ante eso. Agarró el vestido de la mujer por el cuello, y después de girar la cabeza hacia atrás de inmediato, siguió el impulso y la golpeó con la cabeza.
Los dos se retorcieron de dolor.
—¡Por eso dije que te llevaré de vuelta! ¿Quién necesita a alguien como tú, imbécil? ¡No es como si te hubiera perdonado! Si no me hubiera encontrado un buen tipo después de eso, te habría matado hace mucho tiempo.
—Si has descubierto mi mentira, ¿por qué...? Fingí ser tu hermana y te pedí que me ayudaras a escapar, ¿sabes?
—Acabo de decírtelo, ¿no es así? ¡Gracias a que me abandonaste en el desierto, soy el más bendecido de todos los tiempos! ¡Si no hubiera conocido a ese tipo, ni siquiera tendría un nombre y estaría durmiendo con mujeres en algún lugar y despertándome completamente quebrado! ¡Todo porque terminé teniendo un destino lo suficientemente bueno como para rebobinar mi vida hasta el punto de una diosa de mierda como tú! Lo que pasa es que casi me engañas, ¡pero me dieron ganas de salvarte! ¡¿Está bien?! ¡Te odio, así que tenlo en cuenta! ¡Una vez que te ayude, ten cuidado en los caminos por la noche!
Después de volver a lanzar palabras abusivas con otro "imbécil", Benedict hizo correr a la mujer. La mujer no podía creerlo. Hasta ahora, ella le había contado a incontables hombres que se habían colado en su cuerpo acerca de su historia personal y trató de ganarse su ayuda. Sin embargo, no tenía a nadie.
“Tienes una mirada terrible en tus ojos. La mía también es terrible.”
No tenía a nadie.
“Tengo amnesia. Solía tener una hermana pequeña... pero no puedo recordarla.”
No tenía a nadie.
“Oye, tu pelo me recuerda al de mi hermana, ¿puedo acariciarlo?”
No tenía a nadie.
“Subiré tu paga si te quedas hasta mañana, así que quédate aquí. Ha pasado un tiempo desde la última vez que no estuve solo.”
No tenía a nadie, y por eso había pensado que estaría bien engañar a alguien.
Sus lágrimas se derramaban incesantemente. Fluyeron hacia abajo bloqueando su boca y nariz. Era difícil respirar. Aun así, tenía que decirlo.
—¡Lo siento! —mientras sollozaba, la mujer se disculpó con Benedict.
—¿¡Quéé!?
—¡Lamento haberte mentido! ¡Lo siento por esas dos veces!
—¡Cállate! Te dije que no te perdonaría, ¿verdad? ¡Esas dos veces! ¡No te perdonaré por el resto de mi vida!
—¡Pero, pero lo siento! ¡Perdón por fingir ser tu hermana!
En medio del paso por el callejón, oyeron disparos por detrás. Los que la vigilaban -una mercancía- seguro que venían persiguiendo a los dos. Benedict miró hacia atrás, pero siguió corriendo sin preocuparse.
—¡Han venido por nosotros!
Benedict ya estaba respondiendo a los gritos de la mujer diciendo:
—¡Cállate!
Las balas pasaron por sus pies y lados. Sin embargo, los disparos que al principio eran intensos fueron disminuyendo gradualmente a medida que los dos corrían por el callejón. Benedict disparó por detrás de su hombro como una acción de distracción, pero no intentó darle al otro grupo en absoluto.
Una vez que llegaron al final del callejón, Benedict abrió la puerta medio abierta de una ranura y la abrió por completo.
—¡Ahora, cáete! —Le dio una patada a la mujer. La oyó gritar, pero al subir, se dio cuenta de que no era una bajada muy grande. Antes de bajar él también, miró en cierta dirección—. V…
Más allá de su mirada había una camarada suya, que prometió golpear a sus enemigos con todo su poder como una interceptora.
Ella estaba en la cima de un árbol lejos de la posición actual de Benedict y de la mujer. Violet Evergarden, que estaba atacando al grupo que los perseguía, decidió confirmar que los disparos venían de dicho grupo. Apuntó al arma en sus manos y apretó el gatillo. La trayectoria perfecta de sus balas pasó por los lados de Benedict y la mujer, entorpeciendo a la gente que obstruía su camino.
Al darse cuenta de que su arma fue golpeada por alguien, el hombre que disparó el primer tiro levantó la voz con asombro:
—¿Estás bromeando, verdad?
Mientras estaba conmocionado, el francotirador invisible continuó atacando. Uno de ellos intentó apuntar y disparar a la espalda de la mujer, que se estaba quedando atrás mientras corría, pero también le destruyeron el arma antes de que disparara, y aunque fue atacado, pudo defenderse fácilmente contra eso.
—¡No dispares sin pensar! —El otro gritó, pero en una noche tan oscura en un callejón como ese, el pánico de tener a alguien disparando solamente a sus armas con tanta precisión hizo que los hombres perdieran su naturaleza normal.
—¡MANTENTE ALEJADO!
Una leyenda de los campos de batalla, desconocida para los que vivían en las ciudades convirtiendo a las mujeres en comida, los estaba volviendo locos. Miraron ciegamente al cielo y dispararon al azar. Las balas volaron hacia Violet también, pero no tocaron su cuerpo.
Las armas tienen algo llamado "distancia de alcance efectivo". Las armas utilizadas por los hombres no eran adecuadas para disparos a larga distancia. Las cosas también dependían de las habilidades de la persona que las usaba, por lo que las diferencias en la distancia ocurrían incluso con ese tipo de arma.
Con un rifle de largo alcance adoptado por los militares, Violet apuntaba desde su posición en un árbol que los hombres no podían ver en absoluto.
—Objetivo interceptado... Fuego.
Los sonidos de los disparos resonaron.
Desde lejos, podía ver el arma de alguien cayendo de su mano.
—Fuego, impacto —Se movió silenciosa y rápidamente, como si estuviera haciendo un trabajo sencillo—. Fuego, impacto, fuego.
Estaría bien si su cara se distorsionara por el dolor del impacto del tiroteo.
—Fuego.
Sin embargo, la expresión facial de Violet no tenía emoción.
—Fuego.
Eventualmente, cuando todo se calmó, mientras exhalaba una profunda respiración, Violet dejó de disparar y descendió a la raíz del árbol. Parecería que la escopeta de largo alcance que había comprado recientemente con su salario hizo un trabajo satisfactorio para ella.
Al tener éxito en el "fuego de apoyo" en el sentido literal del término, abandonó inmediatamente el lugar.
El tiroteo que tuvo lugar en la ciudad de Lontano durante la noche se convirtió en un acontecimiento mucho más grande de lo que Benedict y los demás se imaginaron, y la situación llegó hasta el punto de que la policía militar fue despachada. Sucedió que otras personas además de la mujer detrás del escándalo se mezclaron con el desconcierto de la confusión y huyeron de la ciudad entre las sombras, pero esas eran historias desconocidas para Benedict y Violet.
Habían pasado unas horas desde la problemática hazaña de la huida.
—¡Ay!
—¡Cállate! ¡Deprisa, póntelos! —En un mundo en el que fluía la luz del amanecer, Benedict lanzó los zapatos que había estado usando sobre la cara de la mujer.
Mientras murmuraba quejas de que él le arrojó los zapatos, la mujer se los ató. Ella había estado corriendo toda la noche y sacudiéndose sus cazadores con Benedict, así que sus pies estaban heridos y empapados de sangre. El dolor era severo, pero la euforia de haber logrado escapar le permitió sentirse como si no importara. Además, al ponerse los zapatos de Benedict, aunque eran demasiado grandes, le resultaba más fácil caminar en comparación con cuando no llevaba nada en los pies.
En cambio, ahora Benedict no tenía zapatos. Tenía heridas en todo el cuerpo. Su ropa también estaba rota por todas partes.
—Oye, ¿por qué?
—Cállate.... No preguntes tantas veces.
—Pero, es sólo que.... me sigo preguntando por qué. Hasta ahora, nadie me había ayudado, así que es muy extraño para mí.
Con esas palabras, la cara de Claudia Hodgins cruzó la mente de Benedict. Su bondadoso empleador y salvador. Él también le había regalado a Benedict ropa y zapatos cuando éste estaba desnudo.
--Supongo que también me preguntaba por qué.
Las personas que nunca han recibido un trato amable pensarán que el amor incondicional es el comienzo de algo aterrador. Creían firmemente que todo lo que los demás les traerían era una reprimenda o un abuso.
—Te lo dije, ¿no? Es porque me rescató un buen tipo. Es por eso —Una pequeña sonrisa se le escapó.
—Benedict.
Lo llamaron por detrás, Benedict se dio la vuelta.
Con hojas en la cabeza, su cómplice del día, Violet Evergarden, estaba ofreciendo billetes para el primer tren de la mañana, que ahora partiría.
—También, toma esto también —Junto con el billete, dejó en manos de la mujer una bolsa de pan recién horneado que supuestamente fue comprado en una tienda cercana.
La mujer miró el pan y a Violet alternativamente, formándosele lágrimas en sus ojos.
—Gracias.
—No hay problema. Ten cuidado en tu camino...
—Tú eres la que menos tiene que ver con esto.... Gracias, de verdad.
—No. Tiene que ver conmigo. Después de todo, yo era su “fuego de apoyo”.
Al oír eso, Benedict se rió a carcajadas. Cuando ella habló de ser su apoyo, la connotación era simplemente de echar una mano, y él no había pensado que lo pondría en práctica.
Como Violet y Benedict eran los únicos que sabían el significado de eso, la mujer ladeó el cuello.
—Benedict... a ti también.
—Usa “Señor”.
—¡Señor Benedict, usted también, muchas gracias....!
—De nuevo, ten cuidado en las carreteras por la noche —contestó Benedict con una amenaza añadida.
El momento de la salida del tren aún no había llegado. El dúo, habiendo decidido dejarla allí y marcharse, terminó su despedida diciendo "nos vemos" y comenzó a alejarse.
—¡Hum! Sr. Benedict —Quizás todavía teniendo algo que decir, una vez que Benedict se dio la vuelta, la mujer estaba sonriendo, su cabello rubio ondeando en el viento de la mañana—. Verá, tenía un hermano mayor.... No lo he visto en años, así que no puedo recordarlo, pero cuando era pequeña, lo llamaba "Hermano Mayor"... realmente tenía esos sentimientos en mente cuando lo llamaba así...
—¿Y qué?
—¡Si yo fuera su hermana menor, buscaría por todo el mundo a un hermano mayor como usted!
—Pero tú no eres ella.
—¡No lo soy! Pero un día, seguro que...
Un día, la encontrará, la mujer sonrió débilmente.
En ese momento, los orbes celestes de Benedict se abrieron de par en par. Una sensación indescriptible y extraña recorrió todo su cuerpo. Si los así llamados recuerdos fueran proporcionados a la gente viajando no sólo a través de sus almas sino también a través de los detalles de sus cuerpos, y si pudieran ser recordados a través de un pequeño catalizador en caso de que algo se olvidara, podría resultar como una especie de sensación, como un cosquilleo de un choque eléctrico.
La mujer agitó la mano, aun sonriendo. Él no le dijo que se callara.
—Estú~pida —Su voz tembló. Girando sobre sus talones, Benedict comenzó a caminar.
Violet lo siguió desde atrás.
--Ah, yo...
Su visión era tambaleante.
--¿Por qué? ¿Por qué pensé que era mi hermana menor?
Ahora podía darse cuenta claramente. Ella no era para nada como su hermana. En primer lugar, aunque ambos eran rubios, los tonos de su cabello eran completamente diferentes, y aunque su hermana también era guapa, ella y esa mujer tenían características diferentes.
—¿Benedict?
Sí, su hermana no era una belleza tan lujuriosa, sino que tenía una apariencia más bien voluble. Ella tenía un tono de voz y un comportamiento bien educado, y no era el tipo de persona que se referiría a los demás como "tú".
—Benedict, por favor, espera.
Para empezar, rara vez lo llamaba "Hermano Mayor" y casi nunca lo llamaba por su nombre. No recordaba ese nombre, pero recordaba que ella lo había llamado.
—Benedict, te tropezarás si caminas así.
--De todas las cosas... de todas las cosas... de todas las cosas...
—Benedict, ¿por qué lloras?
De todas las cosas, tuvo que recordar a su hermana pequeña por una sonrisa de la mujer que lo había llevado al infierno.
"Vaya, bienvenido de nuevo, mi amigo que ya no recuerda su nombre"
--Era una llorona y una miedosa. Siempre se escondía a mis espaldas y me seguía trotando. Me gustaba más cuando ella venía corriendo hacia mí después de verme. Por eso a veces la hacía buscarme a propósito. Los momentos en que estábamos juntos eran felices, y los que no, un infierno.
Tenía una hermana pequeña. Estuvo allí todo el tiempo. Eso es seguro.
En mi recuerdo más antiguo, ella estaba a mi lado. Hacía mucho frío cuando nos despertamos. Estábamos en un lugar que parecía una torre de piedra. Ella era la más cercana a mí, y también estaba temblando. Los adultos no nos dieron mantas, así que la llamé y nos aferramos el uno al otro. Cuando le pregunté: "¿Quién eres?", su rostro parecía que estaba a punto de llorar y me dijo: "No me olvides".
Después me dijeron que era mi hermana pequeña, así que pensé: "Así es". Dijo que yo estaba en muy malas condiciones. Que casi me muero por una herida en la cabeza que al parecer yo mismo me gané. Que quería morir rápidamente cuando mi ego desapareció. Se desharían de mí si me volvía loco una vez más. Por eso lloró, rogándome que me mantuviera cuerdo.
Mi hermana recordaba mucho más que yo. En realidad no vivíamos en ese lugar y teníamos una familia. Pero la gente se olvidaba de las cosas poco a poco en ese lugar. Cuando le pregunté si estaba segura de que yo era su hermano mayor, me respondió que sí. "Tú también olvidas cosas, ¿verdad? ¿Cómo lo sabes?" Le pregunté. Cuando presioné con la frase "Así es, ¿cómo puedes saberlo?", gritó aún más: "Me queda el sentimiento de amor en mí, así que somos familia". Tenía una personalidad extraña, pero después de esas palabras, pensé que tenía que proteger a mi hermana.
Los adultos llamaban a la torre "hogar". En "hogar", los niños pequeños eran reclutados para hacer trabajos de adultos. Había todo tipo de trabajos. Como entregar cosas, o recuperarlas. Trabajos en los que alguien moría cuando realizaba ese tipo de trabajo. A los que eran buenos en el trabajo también se les pedían cosas más directas. Parece que me volví loco cuando se me acumularon. Si no cumplías con tus obligaciones, tu hermano pequeño, tu hermana pequeña, tu hermano mayor o tu hermana mayor - el número más pequeño de cada uno de los miembros de nuestra familia - serían asesinados. Las personas que nos conocían y amaban eran rehenes. Bueno, eso hace que la gente se vuelva loca.
"Hogar" era como una pequeña unidad militar. Siempre íbamos a lugares diferentes. Por lo que decían los adultos, "hogar" era un medio de vida temporal para los empleados. Estaban preparando recursos humanos capaces de soportar cualquier tipo de misión de batalla desde cero. Ahora que lo pienso, me daban medicinas e incienso sin descanso todos los días.
Mi hermana, yo y los demás, que olvidábamos muchas cosas, éramos al parecer discípulos de recursos humanos. Por lo que me dijo mi hermana, en ese amasijo de niños, yo era el más apto para esos trabajos. Era yo quien tomaba la mayor cantidad de medicamentos, así que mi olvido era bastante grave.
¿Podrían los humanos ser creados desde cero después de haber sido obligados a olvidarlo todo? Además de eso, ¿podrían convertirse en el recurso humano más fuerte? Las respuestas fueron "sí" y "no", se podía decir ambas cosas.
Acabábamos volviéndonos locos por una sola reflexión. Rápidamente nos volvimos suicidas. No había ningún significado en los soldados que no pudieran ser usados por mucho tiempo. Probablemente estaba loco, pero fingí ser normal por el bien de mi hermana.
Los adultos decían que nos contratarían cuando creciéramos. Que, por el momento, éramos ganado.
Los adultos que nos observaban parecían haber vivido como nosotros en el pasado. "¿Hay sólo idiotas aquí?" Pensé. No aprendieron nada incluso después de que les hicieron esas cosas horribles.
Decidí que, si teníamos que convertirnos en adultos en ese infierno, sería mejor huir. Mi hermana estaba llorando. Si intentamos escapar, los adultos vendrían a matarnos.
El sentimiento de querer morir siempre había estado en mí. Si iba a morir de todos modos, quería morir por mi hermana. Quienquiera que le hubiera hecho algo que no quería era una mierda. Quería matarlos.
Ella era la única cosa bonita en ese mundo patético. No sé si realmente era mi hermana. Pero aunque tuviéramos el mismo color de pelo y de ojos, ella lo era todo para mí. Era la chica a la que más quería proteger en el mundo. Aunque ella era todo lo que tenía...
"Tu Hermano Mayor te protegerá, ¿de acuerdo?"
Aunque ella era todo lo que tenía... Seguramente fallé en liberar a mi hermana.
Lágrimas brotaron de los ojos de Benedict.
—Mierda...
Las lágrimas que brotaban de ellos fluían continuamente, penetrando eventualmente en la tierra y desapareciendo sin cumplir ningún propósito. Nunca más regresarán. Nunca volverán a los ojos que las produjeron. Del mismo modo, la persona importante que había salido de la vida de Benedict seguramente no regresaría.
--La vida.... es una mierda.
En su recuerdo al tomarla de la mano en medio de la noche, huyendo y, por último, observando el barco desde el fondo del mar, si su hermana estuviera en ese barco, ¿cómo habría sobrevivido después su joven yo? ¿Había ido a la deriva y había sido recogida por alguna persona de buen corazón? ¿Sobrevivió bien su hermana sobremedicada después de haberse olvidado de él y de sí misma? ¿Estaba viviendo bien en algún lugar bajo ese mismo cielo, incluso cuando no podían verse?
Eso no fue más que una historia de ensueño.
El mundo parecía lleno de historias felices, pero en realidad eran muy pocas. Las historias y la vida real eran...
--No necesitaba una vida así.
Como mínimo, la vida de Benedict sabía a mar. Estaba demasiado salada y no se podía beber. Así era hasta ahora. Las lágrimas que se derramaban por sus mejillas, pasaban por sus labios y goteaban por su barbilla tenían el sabor del océano. El pasado de Benedict lo perseguía y estrangulaba su cuello, para matarlo de tristeza. Quería gritar y sollozar, preguntando: "¿Por qué?".
--Termínala ahora mismo. Dios, ¿por qué haces esto? Termínala ahora mismo. Dios, no hay salvación para mí. Por favor, ayúdame. Termínala ahora mismo. Dios, no puedo respirar por el dolor en el pecho que me causa esta tristeza. Date prisa, tan pronto como sea posible, ahora mismo, ¡lleva esta vida....
—No te vuelvas loco; no te mueras —le había pedido.
--.... a su final....!
Sin embargo, eligió la muerte. Después de todo, seguramente, su hermana ya había muerto mucho antes.
Siempre había huido de esa verdad. Simplemente lo había olvidado. Cosas como desear que no muriera en un desierto y pensar en comer pan con alguien que provenía de su otro yo inventado. Era simplemente un farsante que fingía estar cuerdo y sobrevivió de alguna manera. Aunque estuviera en el pasado, su yo original había anhelado morir durante mucho tiempo. Era falso que él estuviera viviendo y mostrando gratitud a alguien. Sin duda había olvidado lo que no debería haber sido olvidado porque así era más fácil.
Lo doloroso y lo fácil. Al clasificarlos, había escogido lo fácil. No había duda de que quiso intentar olvidarlo todo y vivir libremente.
Estaba maldito por ello.
—¿Fue divertido? —Si se lo preguntaran, podría responder que fue muy divertido.
--Sí, todo fue divertido.
En su nueva vida, después de conocer a ese hombre, la humedad y la temperatura del continente al ser rescatado fueron diferentes, y todo era refrescante. La motocicleta que le fue concedida en lugar de sostener un arma o una espada le había mostrado muchos mundos.
Sólo entregaba cosas. Había pensado que era sólo eso, pero al descubrirlo por primera vez, ser cartero era difícil. Todos los días, se sentía desorientado por las reprimendas de los clientes o por recibir una gratitud excesiva. Era extraño que alguien como él, que nunca había recibido una carta, las entregara.
Curiosamente, cada vez que veía las sonrisas de la gente que las recibía, se sentía como si estuviera haciendo una acción extremadamente buena. Le había parecido extraño que se hubiera elegido una agencia postal para iniciar un negocio y no estaba acostumbrado a ello, pero había llegado a comprender que la razón de ser de ese trabajo era para realizar una labor.
Era simplemente una entrega. Si uno podía caminar o conducir una motocicleta, ya fuera una mujer, un hombre, un niño o un anciano, cualquiera podía hacerlo. No tenía que ser él. No era un trabajo que sólo él pudiera hacer. Sin embargo, pensó que esta mera entrega no era mala. Le pareció divertido. Las entregas en las que podía complacer a los demás eran agradables.
No importaba lo que hiciera, las imágenes que veía eran diferentes a las de cuando era mercenario. Los pequeños descubrimientos que encontraba durante una entrega -cosas menores como la existencia de una deliciosa panadería o ir más rápido tomando un determinado camino- eran divertidos. Pero más agradable que cualquier otra cosa era que tenía un lugar al que regresar, sin importar a qué parte del mundo fuera. Incluso cuando regresaba hecho añicos, una vez que abría la puerta de la oficina, había alguien que decía: "Aah, bienvenido de regreso, Benedict. Buen trabajo".
En el mundo donde había empezado a caminar como si hubiese nacido de repente, desde que conoció a ese hombre, sí, parecía una tontería, pero el mundo había ganado colores como si hubiese conocido a su mujer predestinada.
--Fue divertido, fue divertido, fue divertido, fue divertido, fue divertido, fue divertido. No debería haberme divertido, y sin embargo, me divertí mucho. ¿Qué has estado haciendo? ¿Por qué lo estabas disfrutando? No estabas en posición de hacerlo. Eres una persona que debería haber muerto sin saber lo divertido que era. Se acabó, se acabó, se acabó, se acabó, se acabó. Todo debería llegar a su fin. Terminemos con esta versión de mí ahora. ¿No es mejor para todos? No habría ningún daño para nadie si hay una persona menos como yo, sin familia ni pareja en el mundo. Ya me he divertido bastante. En cuanto a las personas que se entristecerán por mí, basta con que pueda contarlas con una mano. Me eliminaré y haré que este sucio mundo quede limpio al final. No deberías estar divirtiéndote. Lo que tienes que hacer es sólo una cosa: ve a mirar a tu hermana, que está sonriendo dentro de tu cabeza.
Por eso Benedict buscó impulsivamente su arma con una de sus manos.
Seguramente, la gente moría de esta manera. El dolor sellaba sus gargantas y morían sin poder respirar. Morían por tener más momentos tristes que felices.
Sintió que no sería capaz de vivir aunque fuera por un segundo más. No era que quisiera morir. Más bien, estaba tomando la decisión de que tenía que morir.
¿Había algún ser vivo que quisiera morir tan pronto como naciera? La mayoría de ellos supuestamente quieren vivir. Sí, quieren vivir. Vivir una vida maravillosa, si es posible. Una vida que haría que el haber nacido valiera la pena.
Sin embargo, de ninguna manera va bien todo el tiempo. La vida no es algo que se pueda preparar con anticipación.
—Ugh... uuugh...
Como resultado de las decisiones tomadas, había innumerables cambios. Había momentos en los que sólo pasaban cosas serias. Una serie de cosas como lamentar haber nacido.
Las dificultades eran como lluvia gélida que Dios echa sobre cualquiera. Sería estupendo que hubiera un lugar donde refugiarse o un paraguas, pero había momentos en que no se podía encontrarlos. La lluvia prolongada hacía que el cuerpo se enfriara y las raíces de los dientes temblaran. Para la gente, era algo difícil de soportar. Cuando se volvía imposible de soportar, la gente....
—Detén.... te.
... anhelaba la muerte.
—Det... te...
Cuando la vida se volvía dura, tendían a buscar lo que era más fácil. No era nada extraño. ¿Qué había de malo en huir? La menor cantidad de dolor era mejor. El sufrimiento más corto era mejor.
El propósito de las criaturas vivientes era algo que ellas mismas decidían.
—Deten.... te.
De todos modos, sí...
—Detente.
...lo mismo había pasado cuando estaba en ese desierto.
—Detente, ¿por qué...?
Un cierto número de personas, amadas por la Diosa de la Fortuna, podían escapar de esa situación. Si uno lo pensaba fondo, se daría cuenta de que no era más que el resultado de algo que se había estado acumulando.
La obra de la Diosa se desarrolla de una manera muy viva. Si uno se preguntara qué era exactamente eso....
—V…
...sería alguien que aparece para tomar la mano de quienquiera que sea cuando intenta morir.
En el precipicio de su vida, apareció la que había actuado como su fuego de apoyo.
Lo que la Diosa trae es diferente para cada persona. Para Benedict Blue, en el momento presente....
—Benedict.
...fue Violet Evergarden.
--¿Por qué me tomas de la mano, de entre todas las cosas?
Así como el hermano mayor que tomó la mano de su hermana menor en la oscuridad, Violet tomó la de Benedict. Al apretarla una vez, cambió su agarre al de entrelazar los dedos y siguió caminando, guiándole.
—Benedict, vamos a casa.
A pesar de que no había podido dar un solo paso, terminó por caminar.
—Eso no es bueno.
No podía tomar su arma mientras ella le sostenía la mano.
—Si estás llorando, no puedes ver lo que está por delante.
Aunque quería dispararse una bala en la cabeza, no podía.
—Te llevaré de la mano, ¿sí?
Cuando esta muchacha, que se parecía a su hermana, le dijo que volviera a casa....
—Vamos a casa.
...terminó por pensar que tenía que vivir.
—V…
La razón por la que no había podido dejarla sola de una manera u otra desde la primera vez que la había visto era que sus apariencias eran similares. Ambas tenían el pelo dorado y los ojos azules, y eran un poco solitarias. Se sintió como si siempre hubiera hecho de ella algo así como un sustituto de su hermana.
—V... Yo...
No podía quitarle los ojos de encima e incluso se refería a ella con un apodo.
—Yo... probablemente... maté... a mi hermana menor... Lo he recordado...
Aunque se había olvidado de su hermana, una parte de él terminó pensando que, si estuviera viva, ella se habría convertido en algo así. Sus lágrimas se volvieron imparables ante su propia idiotez. Se preguntaba: "¿Por qué fracasó mi yo pasado si ella era tan importante para mí?"
—Nos detuvimos a medio camino, y me separé de ella... U-Uugh... Es... Es como si yo la hubiera matado...
Violet agarró su mano aún más fuerte.
—Aún no lo sabes, ¿verdad? —En lugar de ser como una hermana menor, era como una mayor—. Como dijo esa persona, es posible que la vuelvas a ver algún día —susurró ella con voz baja, como para regañarlo, como para calmarlo.
—Imposible... Imposible... Yo fui definitivamente el único... el único que sobrevivió... Yo... Yo fui... —Derramaba demasiadas lágrimas, las palabras cortadas por su llanto. Era sofocante. Quería que esa asfixia terminara.
—Benedict, nada es definitivo. Mi mayor también estaba vivo. ¿Quién puede decir “definitivamente” que tu hermana está muerta?
La mano con la que unió sus dedos palpitaba. Sin embargo, si no fuera por ese dolor, sentía como si pronto se soltaría y se suicidaría.
—Pero... Pero ¿sabes?
—Hoy hemos tenido que hacer frente a muchas cosas. También podemos ocuparnos de ello a partir de ahora. ¿No es cierto?
—¡Estaría.... estaría... mejor muerto...!
Llorar así, como un niño, era una tontería, pensó Benedict. Ya no había vuelta atrás.
—¡Estaría mejor muerto!
Aunque llorara, ya la había perdido. Tampoco tenía idea de en qué parte del mundo podía buscarla. En caso de que las manos unidas se soltaran, si la persona no estaba cerca, no podrían volver a unirse.
—Benedict.
Las piernas de Violet se detuvieron completamente. ¿El sollozante Benedict le parecía un niño pequeño? Ella se acercó, empujándole la cabeza sobre su hombro.
—Volvamos, Benedict.
—¿Adónde?
—A la compañía. Tú y yo sólo tenemos ese lugar.
Silencio.
De hecho, no tenían ningún otro lugar. Las personas que los esperaban y se mantenían firmes sin volverse locos no estaban en ningún otro lugar que no fuera allí.
--¿Pero está bien que vuelva?
—He.... hecho cosas horribles en el pasado. Es que nadie sabe que yo... cuando era mercenario...
—Sí.
—Hice un montón de cosas estúpidas. No se puede perdonar sólo porque era un niño.
—Sí.
—Yo... Pero...
La cara de Claudia Hodgins cruzó por su mente.
--No debería.... volver.
La sensación de alegría al caminar por primera vez con los zapatos holgados que le regaló el hombre. Los chistes que el otro contaba mientras escupía quejas cuando salía con él. La risa de cuando bebían y hacían un escándalo juntos.
--...pero...
Sus cejas bajaban cada vez que tenía problemas. Su espalda se arqueaba cuando Lux se enfadaba con él. La dulce voz que sólo usaba para las mujeres. La fuerza que le mostró. Era la única persona de buen carácter en el mundo que podría encariñarse con un hombre con amnesia que no tenía nada.
--Quiero regresar.
Quería volver a esa persona de buen carácter tan, tan profundamente que se llenó de lágrimas.
—Pero aun así, vivirás, ¿verdad?
Benedict se paralizó. Esas palabras casi se sintieron como una bala en el pecho. Estaba tan sorprendido que se quedó sin palabras. Normalmente era taciturna y no usaba palabras adornadas. Pero a veces se atrevía a sacar a la luz la verdad.
—Vivirás, ¿verdad? —Un poco de súplica se mezcló en la voz de Violet.
La mano que Violet había unido a la suya. Sus dedos artificiales.
—Contemos las cosas que has hecho y las que harás de ahora en adelante, para que no las olvides.
Eran la prueba de las cosas que había perdido y de las que había roto. Así como un símbolo de regeneración. Esos dedos lo ataban delicadamente en su lugar.
—Hasta que mueras algún día.
La chica frente a él había aceptado esa agonía mucho antes que él, sin huir ni apartar la vista de ello, y simplemente se quedó entre la tristeza.
—Hoy.... Por hoy, vamos a casa.
Era Violet Evergarden.
—Ahora, caminemos. ¿Recuerdas que nuestro turno era sólo hasta la mañana y que nuestro día libre empezará al mediodía? —Poco a poco, pero todavía tirando de su mano, ella guió a Benedict—. Ayer volvimos a Lontano sin terminar nuestros informes. Le habíamos prometido a Lux que los presentaríamos hoy sin falta. Estamos demasiado andrajosos para ir a trabajar como si nada hubiera pasado. Seguramente, si nos presentamos a trabajar así, podría haber un gran escándalo, ¿verdad?
Mientras se lo decían a Benedict, salieron a la superficie en su cabeza: su compañera de peleas desde el día de la fundación, Cattleya; Lux, a quien habían rescatado de una isla distante; sus colegas de la Compañía Postal CH; la ciudad de Leidenschaftlich; su propio pasado; su ocupación actual; su nuevo nombre y el hombre que se lo había dado.
—Me pregunto si el Viejo se enojará...
Claudia Hodgins. El hombre que le dio todo lo que tenía ahora. Tenía muchas ganas de verlo. Mientras recordaba su voz y su cara, su pecho parecía a punto de reventar.
En la vida de Benedict, incluyendo su pasado, Hodgins había sido el único adulto que lo había proveído y protegido.
—Pudiste conocer al Presidente Hodgins porque estabas vivo. También puedes encontrar a tu hermana. Seguramente.... La gente como nosotros no es buena si no lo creemos, Benedict.
Tenía la fuerza suficiente para vivir solo, sin importar dónde.
—Hoy ha sido un día agotador, ¿verdad? Vamos a casa.
Sin embargo, el calor de tener un guardián cambió a Benedict, que solía odiar los vínculos por obligación. La Compañía Postal CH, a la que Violet dijo que volverían, ya se había convertido en su lugar de regreso.
Benedict miró al cielo. El Sol estaba saliendo. Detrás de él, la sombra en la que se había fundido la noche se reflejaba ahora en abundancia. El camino por delante estaba muy iluminado. Como el pasado y el presente.
—Hey, V —Mientras Violet preguntaba qué pasaba, murmuró mientras se limpiaba las lágrimas con la manga de su camisa—: Lo de que yo llorara es un secreto entre nosotros dos.
La escena de los dos mientras caminaban de la mano probablemente se parecía a la de los hermanos que se llevan muy bien.
—Ahora mismo, tu vida es todo lo que tienes, ¿no? La compraré.
Con esas palabras, el corazón del hombre empezó a hacer ruidos fuertes. Supuestamente estaba acostumbrado a cambiar su vida por dinero, pero parecía que iba a dejar de respirar cuando se lo pidieron cara a cara.
—¿Cuánto?
Al preguntárselo, el hombre estaba desconcertado.
—No sé.
Mientras respondía con seriedad, Hodgins se rió:
—Qué tonto, dale un precio alto.
—¿Por qué?
—Podrías dar una suma por la que no pueda pagar, así tendría que contratarte para el resto de mi vida.
Por un instante, no entendió lo que le dijeron y, al cabo de un momento, respondió:
—¡No quiero! ¿¡Qué estás diciendo!?
—Quiero decir, no tienes nada, ¿verdad?
—¡No sigas diciendo 'nada'!
—Seríamos como una familia si estuviéramos juntos, incluso si no estuviéramos emparentados por sangre. Sólo dame un precio que no pueda pagar.
—¿Hah?
—Como dije, podríamos ser como una familia. Bueno, eso está bien. Y lo más importante, tu nombre.
—No, no, oye, definitivamente eres un bicho raro, ¿verdad?
—¡Ha venido a mí!
—¡Viejo! Es como si no estuvieras escuchando lo que digo, ¿no?
—Muy bien. Escúchame bien.
—¡Tú escucha bien!
Con una cara extremadamente alegre y un poco tímida, Hodgins dijo:
—Puede que sea un poco pretencioso. Ahora entiendo sus sentimientos. Ah, no, verás, son mis propios sentimientos, por así decirlo. Estoy poniendo en ello mi deseo de querer que un joven como tú sea así.
En ese momento, el único en el mundo que presenció el brillo de esos ojos azules fue Claudia Hodgins.
—Significa “bendecido”; ¿qué tal “Benedict”?
Sabía por primera vez la alegría de tener su vida bendecida por alguien en ese momento.
—Tomémoslo como el dios que administra la protección divina. Deja que 'Blue' sea tu apellido. El nombre que te diste tú y mi 'Benedict'. Benedict Blue. Sí, es un buen nombre. Encantado de conocerte, Benedict.
Aun cuando se sentía herido al repetir sus recuerdos, era bendecido cada vez que alguien decía su nombre.
—Estú~pido.
Él no quería dejar ir esa bendición nunca más.
—Aah, Benedict y Pequeña Violet. Bienvenidos de regre.... ¡Oye, esto no está bien! ¿Qué pasó...? ¡Ustedes dos vengan aquí! Pequeña Lux, ¡el botiquín de primeros auxilios!
Aunque un poco larga, esta fue la historia de Benedict Blue.
Faltan más extras... O esto es todo?
ResponderBorrarFaltan otros 3 capítulos, pero la traducción japonés-inglés es muy lenta. Pasó más de medio año de la salida del capítulo 2 a la salida del capítulo 3.
BorrarSe sabe cuando podrían subir el siguiente capítulo? o
ResponderBorrarO aún no está la traducción al inglés?
En un comentario acaban de poner que ya está el capítulo 4 en inglés pero en dónde yo saco los capítulos todavía están en el 3.
BorrarMe encanto el capítulo, gracias por traducirlo. Pero... ¿Cuando podría estar listo el siguiente, o aun no se traduce al inglés?
ResponderBorrarPor que nadie comenta sobre que violet podría ser la hermana de benedict?
ResponderBorrarPero la isla en la que estaba Violet estaba desierta no?
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ResponderBorrarMira la verdad he visto la serie antes de empezar con la novela, pero ahora con la historia de Bennedict me viene a la mente un recuerdo de cuando recién comenzaba a ver la serie: el primer encuentro de Violet y Bennedict. Lo primero que note fue su parecido y luego conforme interactuaban me di cuenta de que él trataba a ella más como a una hermana o que era muy gentil con ella y ahora que conozco la historia del chico y parte de la de Violet y como ambas historias de los personajes en cuestión parecen estar vinculadas de algún modo... a mi también me parece muy, muy probable que sean hermanos
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