CAPÍTULO
3
Nadie imaginaría que una sola gota
sería el comienzo de algo tan grande. Sin embargo, ganaría un gran significado
después de pasar un tiempo. Si siguiera lloviendo, también podría convocar
bendiciones y maldiciones ilimitadas.
El amor era casi como la lluvia.
EL
VIAJE Y EL AUTO-MEMORIES DOLL
Esa era una lluvia de traición.
Comenzó con una mañana
tranquila, el cielo presentándose sin ningún indicio de tener nubes oscuras.
Sin embargo, la caprichosa lluvia que trajo el cielo no tardó en convertirse en
un aguacero pocas veces visto en los últimos años.
Ya no había rastro de la
lluvia que había empezado a caer como suaves besos del paraíso sobre los
sombreros negros de los caballeros que paseaban por la ciudad, sobre los lomos
de los gatos que dormitaban bajo el sol o sobre las mejillas de los niños que
abrían la boca y estallaban en carcajadas. La estación actual era finales de
verano, y llovía por primera vez en mucho tiempo en Leidenschaftlich, donde los
cielos estaban constantemente despejados en verano, pero ¿se había vuelto loco
el dios que controlaba el clima? Con el tiempo, como si se hubiera volcado un
cubo, la ciudad se vio afectada por una inundación.
Esta historia trata de un día
cualquiera, que no hizo más que pasar, en la vida de las personas que
trabajaban en cierta empresa de correos.
La lluvia y el viento
golpeaban todo el edificio, como si lo estuvieran atacando. El timbre de la
puerta sonó con fuerza debido a esto, un hombre se quedó parado en su sitio y
lo miró con inquietud.
Creak-creak, la puerta se
movió. Ring-ring, el timbre
resonó. Como
sonaba a pesar de no haber clientes, se preocupó y bajó de su residencia en el
último piso.
El año anterior, el edificio
sufrió un tiroteo con artillería de cohetes, y no sólo se había abierto un
enorme agujero, sino que también se produjo un incendio; sin embargo, gracias a
la rápida habilidad de los trabajadores, el agujero estaba ahora cerrado y las
paredes habían sido reconstruidas con pulcritud.
El hombre era un pelirrojo elegante. Es el presidente de la empresa, a la que dio su nombre.
Claudia Hodgins se había
quedado solo en la oficina postal vacía. No obstante, era normal que estuviera
allí, ya que era tanto su casa como su lugar de trabajo. Sin embargo, como
estaba solo a una hora que normalmente seguiría estando dentro del horario
laboral, no importaba, parecía que lo hubieran abandonado.
La oficina de correos sufrió
una gran agitación a causa de la tormenta. Seguramente, también la tenían sus
compañeros. Con las entregas paralizadas, las quejas llegaban de los clientes.
Sin embargo, el transporte no lo realizaban máquinas desprovistas de
sentimientos. Era algo hecho por humanos, que habían sido paridos por alguien y
que tenían familias esperándoles cuando volvían a casa. Ante el desastre sin
precedentes, como presidente, él mismo comunicó a todos los empleados que el
negocio permanecería cerrado durante el día de hoy.
Para empezar, los clientes
dejaron de venir a mitad del día. Si tuviera que decirlo él mismo, esto podría
ser lo esperado. Salir a propósito en medio de un viento tan fuerte y una
lluvia torrencial era un acto de auténtica locura.
Curioso por lo que ocurría
fuera, Hodgins se acercó a la entrada desde un costado. Tenía ganas de intentar
abrir un poco las grandes puertas. Quería ver lo inundado que estaba el suelo.
Justo cuando acercó lenta y cuidadosamente una mano hacia ella, la puerta se
abrió con fuerza a pesar de que él no había hecho nada.
—¡Ay...!
—Oh,
perdón. Lo más importante es que estamos jodidos; ¡es simplemente imposible,
Viejo!
Hodgins tenía los ojos llorosos
mientras su preciosa nariz recibía un golpe. Se mareó por un instante debido al
dolor, pero pronto recuperó la conciencia. Después de todo, uno de sus
empleados volvió empapado. Hodgins tiró de él -con todo el cuerpo envuelto en
ropa para la lluvia- por el brazo, llevándolo al interior y cerrando la puerta.
Aunque sólo llevaba unos segundos abierta, la entrada ya estaba empapada.
El visitante se quitó la
capucha que cubría su cabeza, dejando ver su rostro. Era un hombre espléndidamente
guapo y fino, de ojos azules como el cielo y pelo rubio como la arena.
—¡Benedict...!
Benedict Blue. Uno de los
carteros de la empresa postal, que trabajaba en ella desde su fundación.
—¡Es
imposible - en realidad, es absurdo! ¡Trabajar bajo esta lluvia es absurdo! Parece
que ya estoy en la bañera. No habría venido aquí si no estuviera empapado...
Hacer que el personal se retirara fue la decisión correcta —dijo Benedict en
tono de enfado, sacudiendo la cabeza del mismo modo que lo haría un perro o un
gato y lanzando salpicaduras de agua a Hodgins.
Esto mojó la mayor parte de la
camisa y la cara de Hodgins, pero fue incapaz de reprender a su empleado, que
había hecho un gran esfuerzo. Lo aceptó con resignación, limpiando la cara de
Benedict con la manga de su camisa.
—Bien,
quédate quieto.
—Uoh,
¿qué te pasa? Para.
—Bienvenido
a casa. Estaba preocupado. Menos mal que estás bien.
—O-Oh.
Qué, hum... he vuelto... ¿estabas preocupado por mí?
—Por
supuesto —dijo Hodgins, a lo que Benedict se dio la vuelta con una actitud
obviamente avergonzada tras un momento de desconcierto.
En el exterior, los jarrones y
macetas que podían estar en los aleros de las casas de la gente, así como los
carteles de las tiendas, llevaban un rato convirtiéndose en armas, danzando por
la ciudad junto con el viento. Lograr volver ileso y a salvo en medio de este
clima, en el que uno no podía saber lo que vendría volando hacia ellos, era
algo de lo que alegrarse.
—Estoy
bien. Este trabajo es más fácil que andar disparando armas. De todos modos, me
quedé con las cartas y los paquetes de un tipo que se cayó de la moto y volví
solo. Era mejor hacer eso, ¿no?
—Ah,
¿entonces alguien salió herido?
—Ese
novato, Clark. Pero sólo se raspó las rodillas. Se cayó un montón de veces
cuando estaba aprendiendo a conducir, pero de verdad, es sorprendentemente
deprimente cuando te caes y no es durante la práctica. Estaba llorando, ¿sabes?
—Aah~.
Sabiendo quién era la persona
en cuestión, Hodgins se compadeció de él. Era el cartero más joven que se había
incorporado a la empresa en los últimos tiempos. Era difícil encontrar personal
para los carteros, ya que no tardaban en renunciar.
—Es
joven, después de todo...
—Lo
llamas joven, pero... ya es un hombre adulto. Me pregunto si no nos está
mintiendo sobre su edad... Pensé que era un bebé o algo así.
—No
puedes compararlo con un chico de ciudad recién llegado del campo de batalla
como tú. Voy a traerte una toalla y un cambio de ropa ahora, así que no te
muevas de ahí.
—¿Por
qué?
—Mojarías
el suelo. No me digas que vaya limpiando por donde has pasado.
—Limpiar
—dijo mientras se reía, ante lo cual los hombros de Hodgins se desplomaron.
Era un compañero de confianza,
pero también un joven que no sabía mostrar respeto por sus mayores.
-Bueno, supongo que soy un
supuesto padre cariñoso por pensar que eso es bonito... no, jefe cariñoso.
De todos modos, necesitaban
toallas, pensó Hodgins mientras volvía a su habitación. Cogió unas cuantas
toallas grandes y sujetó bajo el brazo un pantalón y una camisa en los que
aparentemente cabría Benedict. Luego regresó a la planta baja. Cuando lo hizo,
el número de personas había aumentado.
—Uwah...
Increíble, es como apretar un trapo.
Había tres más aparte de
Benedict. Si hay que separarlos por tipos, una de ellas evacuó después de
recibir un informe de trabajo, otra evacuó después de terminar el trabajo y
otra recibió la orden de salir, pero todas volvieron a mitad de camino, ya que
sus cuerpos estaban a punto de ser arrastrados por la abrumadora tormenta.
—Por
favor, detente —Allí estaba Violet Evergarden, cuyo cabello dorado estaba en
manos de Benedict.
—¿Por
qué? Dijiste que tu pelo estaba mojado.
—Sólo
quieres tocar el pelo de Violet, Benedict. ¿No es así? —Lux Sibyl, que había
renunciado a limpiarse las gafas y miraba el espacio vacío.
—No es
eso. No digas cosas raras, Lux.
—¿Sabes?,
mi pelo es tan largo como el de Violet —Y Cattleya Baudelaire, que frunció el
ceño hacia Benedict con los brazos cruzados.
Los miembros que habían estado
allí desde la fundación eran Violet, Cattleya y Benedict, pero Lux, que se
incorporó a lo largo del camino, era ahora una hábil secretaria que cubría el
horario de los empleados y del presidente y los movía como piezas de ajedrez.
Al juntarse las cuatro personas de edades cercanas, la conversación se animó de
forma natural.
—Tú...
tú eres ese tipo de persona. Si te toco en un lugar como este, sería ese tipo
de cosas. Este es nuestro lugar de trabajo, así que hay todo ese tipo de cosas.
Moralmente hablando, es ese tipo de cosas.
—¿Qué
quieres decir con 'moralmente hablando'?
—Me
gustaría que no dijeras esas cosas, aunque las pensaras. ¿Verdad, Violet?
—'Moral
pública'...? Benedict, ¿qué soy desde tu punto de vista?
—V,
eres como una hermana menor para mí... Aah, Viejo, dame otra toalla.
Era una cosa terriblemente
alegre que los jóvenes ases de la compañía hubieran vuelto a ella sanos y
salvos.
—A
todos, no se muevan de ese lugar pase lo que pase. ¡Oye, Cattleya! ¡No te
muevas!
Sin embargo, limpiar toda el
agua de los cuerpos de esos cuatro resultó ser un trabajo demoledor.
Por amabilidad, Hodgins invitó
a las cuatro personas que se habían reunido en la empresa postal a su
residencia en el último piso.
Toda la planta era su
apartamento, por lo que era bastante grande. Una familia de cinco personas
podía vivir cómodamente en él. El mobiliario estaba dispuesto en elementos de
madera y tonos serenos de marrón oscuro y verde. Era un ambiente relajado y
adulto, donde no había nada especialmente divertido. Había un leve aroma del
perfume que siempre usaba Hodgins.
Los cuatro invitados dejaron
escapar suspiros de alivio. La mayor razón para ello, aunque también estaba el
hecho de que aquel era el apartamento de Hodgins, era que podían escapar de la
horrible situación que se vivía en el exterior. A excepción de Lux, tres de
ellos eran lo suficientemente duros como para participar en la acción de
aplastar físicamente a otras empresas postales, pero los seres humanos no
podían ganar contra los desastres naturales.
—¿Qué
hacemos? Ya no podemos ir a casa, ¿verdad?
—No
podemos hacer nada. No tenemos otra opción que quedarnos en casa del Viejo.
—Es la
primera vez que pasa algo así, ¿eh? Pero estamos todos juntos, así que... puede
ser imprudente por mi parte decir esto, pero... es un poco divertido. Violet,
¿estás preocupada por tu casa?
—Sí,
sobre los jardines.
—Deberías
decir "sobre la gente de casa", V.
—Los
dos se fueron de viaje, así que están fuera. Les prometí que cuidaría de las
flores en su ausencia, por eso... me preocupan los jardines. Además, si esa
casa fuera destruida por esta tormenta, este lugar encontraría su fin mucho
antes... Nos queda poco tiempo de vida.
—No
pases de hablar de tu familia a destruir la empresa, Pequeña Violet. Eh, eh,
gente, van a coger un resfriado así que cámbiense primero. Pongan las toallas
en el cesto de la ropa sucia. ¡Benedict, no tires las toallas donde sea!
Tal y como les dijo Hodgins,
los empleados decidieron en primer lugar cambiarse de ropa.
Violet y Cattleya acababan de
regresar de un viaje de trabajo de dos días y una noche, por lo que tenían una
muda de ropa de dormir en sus maletas, pero Benedict y Lux no. Aunque había una
diferencia de altura entre ellos, Hodgins no tenía problemas en prestarle ropa
a Benedict, que también era un hombre, pero había que seleccionarla con cuidado
cuando se trataba de Lux.
—Camisa...
camisa, camisa; todo lo que tengo son camisas.
—Hum,
Presidente, estoy bien con cualquier cosa.
—Eeh...
¿te parece bien?
Como resultado, el chico y la
chica entraron en escena con ropa holgada. Benedict tenía casi el mismo aspecto
que cuando él y Hodgins se conocieron. Cuando lo dejaron a su suerte
completamente desnudo en un desierto, le habían prestado una camisa y un pantalón
igual que ahora. Sin embargo, parecía satisfecho con ello...
—Se
siente un poco atrevido...
...el problema era Lux.
—¿Benedict
está bien, pero tal vez no sirva para la pequeña Lux? ¿Está bien? —Preguntó
Hodgins a todos con cara de pocos amigos.
Todos se habían acomodado por
fin, cada uno sentado en un lugar de su preferencia mientras bebían té. Los
empleados se relajaban como si estuvieran en su propia casa. Al contrario de la
tranquilidad que reinaba en el interior, todavía se oía el sonido de la lluvia
golpeando las ventanas y el ruido molesto de algo chocando contra el edificio
en el exterior.
—¿Qué
se supone que significa 'bien'? —Sentada en el sofá, Violet ladeó la cabeza. El
hecho de estar cómodamente vestida con un camisón rosa pálido le daba a su
habitualmente disciplinado ser un aire ligeramente amable y apacible.
—Pequeña
Violet.
—¿Sí?
—Tu
camisón es bonito, ¿eh?
—La
gente de la casa me lo compró. Bueno, ¿qué se supone que significa 'bien'?
¿Hubo algún problema?
—La
ropa de la pequeña Lux.
Por alguna razón, tenían a la
persona en cuestión de pie en el centro de la habitación. Con los ojos de todo
el mundo sobre ella, parecía incómoda.
—Hum...
¿por qué tengo que estar de pie en el centro?
—Pequeña
Lux, quédate así y no te muevas.
—De
acuerdo.
—¿Qué
tiene de malo el aspecto de Lux? ¿Quieres decir que le falta ornamentación?
—¿Por
qué sería ese el caso, Pequeña Violet?
—Usted
es quien elige los atuendos para nosotras, las Dolls, y tiene particularidades
en cuanto a la ropa y los accesorios, por lo que concluí que podría considerar
que la camisa lisa no es suficiente.
—No,
no —Hodgins agitó ambas manos. Las cosas que decía tenían un valor moral, por
temor a que su atuendo fuera tal vez vulgar.
Benedict lo había solucionado
asegurando sus pantalones con un cinturón, pero como Lux tenía una cintura
demasiado fina, el resultado era que el cinturón se caía. En resumen, no
llevaba pantalones. Inevitablemente, estaba vestida sólo con una camisa. Sin
embargo, afortunadamente su corta estatura hacía que pareciera un
vestido-camisa.
Cuando Hodgins explicó su
preocupación, todos dijeron:
—Ya
veo.
Al recibir más y más miradas,
Lux comenzó a sonrojarse.
—Da
una sensación de peligro cuando piensas que no lleva nada, pero pensándolo
bien, ¿no es lo mismo para las faldas? En realidad, tienen un agujero abierto,
pero no es visible, así que se clasifican como ropa. No es gran cosa, ¿verdad?
—Benedict había estado de espaldas a la pared hacía un momento, pero de repente
se acercó a ella y empezó a examinarla fijamente.
—¡No
digas ''no lleva nada''!
—Bueno,
quiero decir que realmente no llevas nada... pero no pasa nada. No hay problema.
Probablemente no seas una opción para el Viejo, así que no te preocupes.
¿Verdad?
—¡Eso
es grosero!
—Digo
que no tienes que preocuparte por ese tipo de cosas... ¿Me quito el mío,
entonces? Ya veo; me parece bien. Estaré igual que tú. ¿Está bien? Me lo voy a
quitar.
—¡Para,
para, para! —Mientras Benedict se llevaba una mano al cinturón mientras se
reía, Lux le golpeó repetidamente el pecho con los puños para detenerlo. Lux
estaba roja hasta las orejas —¡No puedo soportar más esto! ¡Violet! ¡Lleva a
Benedict hasta allí!
—Entendido.
—Owowowow,
V, ouch, no es eso; fue el Viejo quien dijo cosas raras primero. Somos amigos,
así que le estaba demostrando que no tiene que agobiarse por algo como...
Atrapado en los brazos de
Violet, Benedict se sentó obedientemente en el sofá. Tal vez para no dejarle
escapar, ella le agarró las manos y se sentó a su lado.
Cattleya cortó el silencio:
—El té
está delicioso.
Estaba desparramada sobre la
cama. Debía de estar cansada por haber regresado del viaje de negocios de Doll.
Sus ojos estaban abatidos. Puede que tenga sueño.
—Cattleya,
¿no tienes ningún comentario que hacer? Quiero escuchar muchas opiniones.
—Eeeh,
¿yo? —Cattleya se unió al innecesario debate, como si fuera una molestia—. Hmmm...
si alguien la obligara a vestir esto porque es de su gusto, sería asqueroso de
hecho, pero no hay otra ropa para ella... También sería horrible dejarla sólo
con una toalla envuelta, así que creo que es válido. Hablando de eso,
Presidente...
—¿Hm?
—
¿Estás diciendo eso a pesar de que eliges ropa con el escote abierto para mis
trajes de Doll? Y las veces que elegiste atuendos de Doll para mí, nunca
tuviste la consideración de decir 'esto no, esto tampoco' cuando lo discutías
con la gente de la tienda por encargo...
Su forma de hablar era algo
espinosa, pero Hodgins no le dio mucha importancia.
—Eso
es porque te quedan bien. Más bien —dijo con decisión, con una mirada seria y
excesiva confianza—: Porque te quedan bien. ¿Está equivocado mi juicio?
—¿E-Eh?
—Cuando se le contestó de forma tan despreocupada, el razonamiento de Cattleya
se desordenó, hasta el punto de que se preguntó si era ella la que estaba
equivocada.
El traje de Doll que Cattleya
solía utilizar se componía principalmente de una chaqueta de vestir de color
carmesí, por lo que no cabía duda de que uno no podía llevarlo a menos que la
persona tuviera un estilo notable. Además, tampoco había duda de que era una
prenda lasciva. Quien la mirara encontraría que su línea de visión se dirigía
momentáneamente a su pecho. Sin embargo, quien la mirara recordaría enseguida a
la mujer llamada Cattleya Baudelaire.
—No...
no es que tus decisiones estén mal... pero sólo te perdono porque eres el jefe.
Me sorprendió la primera vez que me enseñaste ese traje. No solía llevar algo
así antes.
—Bueno,
pero verás, una persona con forma de reloj de arena parece más esbelta cuando
la zona de la clavícula queda al descubierto, y es bonita.
Un evidente signo de
interrogación flotó sobre la cabeza de Violet ante la palabra desconocida.
Benedict señaló con un dedo el juego de té dispuesto en la mesa cercana. Allí
había un reloj de arena que servía para medir el tiempo que se tardaba en cocer
las hojas de té. Tal vez encontrando la similitud entre éste y un pecho
regordete y unas caderas delicadas, Violet asintió como si estuviera
convencida.
—Tienes
una figura de reloj de arena con esa cintura delgada, así que te di un
vestido-abrigo que pone esto en evidencia. Puedes ajustarlo con la cinta, así
que no es una molestia, ¿verdad? Tiene una línea maravillosa en términos
matemáticos, ¿sabes? Además, también tienes un carácter alegre, así que no
parece vulgar. Eso es importante. Significa que ese traje tiene en cuenta
incluso la personalidad de quien lo lleva. Y el propietario de esa tienda de
ropa a medida es famoso no sólo en este país, sino también en el extranjero.
Los trajes de nuestras Dolls están en un nivel totalmente diferente en
comparación con otras empresas, ¿no es así?
—S-Sí.
—No
quiero sacar el tema, pero son muy caros.
—Eh,
lo siento. ¿Debería devolverte el dinero? O eso o puedes descontarme el
sueldo...
—No,
al fin y al cabo, eres mi Doll. Nadie riega una flor para sacar dinero de ella,
¿verdad? Está bien, Cattleya. Sólo sigue siendo bonita. Es exactamente porque
tengo obsesión por la ropa que no quiero que una chica se vea vulgar. Y es
exactamente porque me gustan las chicas que quiero que brillen
maravillosamente. Aunque también es por eso que tengo algunas quejas sobre la
ropa simple habitual de la pequeña Lux...
—No sé
por qué decidió dirigir un servicio de correo, presidente, pero acepto esa
pasión suya. Llevaré esa ropa con cuidado. Pero, Presidente, estoy dando lo
mejor de mí, así que quiero un traje nuevo. Uno bonito.
Escuchando la conversación de
los dos en silencio, quizás cansada de seguir la corriente de su superior, Lux
miró en dirección a Violet y Benedict con una mirada que pedía ayuda en
silencio.
Había un hueco en el sofá que
parecía suficiente para que se sentara una persona.
Tras cruzar la mirada con
ella, Violet le dijo a Benedict que se acercara tras un breve momento y dio
unas palmaditas en el sitio libre. Lux se sentó a su lado, con cara de
felicidad.
—Violet,
¿qué estás bebiendo? —Lux miró la taza de té que sostenía Violet.
—No
sé. Tomé las hojas de té que había en la cocina. No sé qué tipo de té es.
—Darjeeling.
—Benedict,
¿cómo lo supiste?
—Porque
a ese tipo le gusta el Darjeeling. Todas las latas de té que tiene no son más
que eso.
—Supongo
que voy a beber eso también; mi cuerpo se enfrió por el largo tiempo bajo la
lluvia.
—¡Hey,
los tres que terminaron la charla antes de que nos diéramos cuenta! Escuchen lo
que tengo que decir —Hodgins puso las manos en las caderas, fingiendo estar
enfadado.
—Nos
estábamos desviando del tema principal. Consideramos que no era una conversación
necesaria y tomamos medidas priorizando el descanso de Lux —expresó Violet con
un tono de voz claro.
—Además,
esta charla es sobre la ropa de dormir, ¿no? —Añadió Benedict con una doble
réplica. El dúo de rubios con ojos azules que parecían hermanos miró a Hodgins
con ojos interrogantes.
—Uf,
yo acepto lo que dicen cuando me miran los dos al mismo tiempo, así que basta.
Pero no me voy a rendir. Creo que necesita una prenda más.
—Hum...
Presidente, estoy bien con esto. Ya estoy agradecida por haberme prestado su
ropa. Además, cuando se arma tanto escándalo, las cosas que no eran lascivas en
primer lugar empiezan a parecerlo, por así decirlo —dijo Lux, queriendo
terminar con este tema lo más rápido posible.
—La
solución llegó a mí. ¿No sería mejor que me quedase con la camisa y el pantalón
y que Lux se ponga este camisón?
Sin embargo, Violet acabó
retrocediendo.
--¡Violet!
Lux golpeó a Violet
repetidamente en su mente.
—Ah~,
es cierto. Si ese es el caso, yo también puedo hacerlo. ¿Pero quizás mi camisón
es demasiado grande? Es un camisón como el de Violet. El ancho de los hombros
podría ser el problema para este...
—Viejo,
¿te vas a morir si no te obsesionas con las cosas que vestimos? No lo harás.
Ríndete.
—De
ninguna manera. Días como este no pasan. Los cinco estamos atrapados en la
empresa y no podemos salir.
No
tienen otra opción que quedarse aquí en mi casa, ¿verdad? Vamos a hacer la
mejor de las fiestas, una fiesta de pijamas.
—Quiero
que sea una buena fiesta. Pero no puedo disfrutarla cuando me estoy preocupando
por la ropa de la pequeña Lux.
Benedict contempló una
respuesta a las palabras de Hodgins durante unos segundos, pero pronto se
detuvo. Probablemente estaba cansado. Miró a Violet y le preguntó:
—Oye,
¿no tienes hambre? Voy a revisar la cocina.
—Oye,
no me ignores —Cuando Benedict se levantó, Hodgins lo siguió.
—¿Benedict
va a preparar algo? ¡Sí! Probablemente no lo sepan, pero es bueno cocinando —Cattleya
se alineó detrás de ellos.
—No
dije que fuera a preparar algo, aunque... Bueno, si tienen hambre, puedo
hacerlo.
—Te
ayudaré —Violet levantó los brazos, subiéndose las mangas. Sus prótesis hacían
un ruido chirriante.
—V,
¿sabes cocinar?
—Hasta
cierto punto. En el ejército, solía hacer los preparativos para cocinar. La
señora Evergarden... Lady Tiffany también me entrenó en ello.
—Yo
también... puedo pelar las patatas y esas cosas —Lux se apresuró a ir detrás de
todos. En un instante, un gran movimiento hacia la cocina comenzó a tener
lugar.
—Lux.
No sueles cocinar, ¿verdad? Ya me doy cuenta sólo con esa afirmación. Te voy a
enseñar.
—La
mayoría de las cosas se solucionan sólo con pelar las patatas... Benedict, te
estás burlando de mí, ¿no?
—No lo
hago, semidiós de la patata.
—¡Violet, Benedict me insultó!
—Benedict.
—¡Owowow!
¡V—! ¡No me toques los costados! ¡Un golpe de esas locas prótesis tuyas no es
una forma tierna de pinchar a nadie! ¡Sólo duele como lo haría normalmente!
Al final, Hodgins pudo
encontrar un jersey ligero con estampado de plumas en su armario y se lo dio a
Lux. Al ponérselo, con su baja estatura, su longitud era la misma que la de un
cárdigan largo, lo que a Hodgins le agradó muchísimo por lo adorable que era.
El cielo, de un rojo más
intenso, no se dejaba ver en el crepúsculo, ya que el exterior se convirtió en
el atardecer sin que cambiara el clima lluvioso.
Benedict preparó una sopa
cualquiera con las verduras disponibles en la cocina de Hodgins, que tenía
condimentos en abundancia, mientras que Violet y Cattleya la abastecieron con
galletas que trajeron como recuerdo de su viaje de negocios de escritura
fantasma. Lux trajo pequeñas canicas de caramelo que guardaba en su escritorio
de la empresa, y Benedict, instruido por Hodgins, tomó de mala gana una costosa
botella escondida en el estante de licores de la habitación de este último.
—Oye,
vamos a rebuscar en los escritorios de todos los de la empresa. Probablemente
habrá otros ingredientes en ellos.
—Si es
el escritorio del Sr. Anthony, creo que definitivamente hay algo en él. El Sr.
Anthony siempre me da dulces... Nos encontramos en un estado de emergencia, así
que estoy segura de que nos perdonará por ello.
—Había
dulces en los escritorios de las personas de la recepción. ¿Se enfadarán si los
tomamos?
—Definitivamente
lo harán. Pero este dulce... es uno de los sabrosos... quiero comerlo.
Lux, que seguía creciendo, y
Benedict, que se había perdido el almuerzo y no tenía suficiente con la sopa de
verduras, se procuraron más comida. Los dulces que los hambrientos ladrones sacaron
a escondidas de los escritorios de los empleados de la empresa resultaron ser
lo que podría considerarse una gran cosecha, y así, las cinco personas
atrapadas dentro durante un día de lluvia comenzaron una fiesta nocturna.
Los cinco, de diferentes
edades, géneros y cargos, se encontraban ya en un estado en el que podían
considerarse una sola familia por los numerosos incidentes que habían superado
y el tiempo que habían pasado juntos. Se rieron mucho, hablaron mucho.
—¿Recuerdan
cuando Violet trajo a Lux? Fue a negociarlo directamente con el Viejo con tanta
fuerza, como si dijera: 'He rescatado un cachorro. Por favor, dame permiso para
criarlo aquí. Ahora, date prisa'. Iban agarradas de la mano y ella no soltaba a
Lux, explicándole la situación con todo lujo de detalles, como si dijera que no
se iba a mover hasta que él le diera el permiso. La forma en que el Viejo
actuaba con tanta desconfianza en ese entonces era una verdadera barbaridad.
—¡Me
acuerdo~! Él estaba como, 'Eh, ¿"semidiós"? Eh, ¿"secuestro y
confinamiento"? ¿Le dijiste a la policía militar sobre eso?'... El
presidente estaba tan preocupado, caminando en círculos alrededor de las dos.
Fue lo más divertido de ese año.
—Hum...
Lo siento.
—No,
no, no te disculpes, Pequeña Lux. Ahora eres nuestra jugadora principal, así
que hiciste lo que pudiste para llegar a donde estás. Realmente te esforzaste
en esta tierra desconocida. Trabaja para nosotros siempre, ¿sí? Más bien, para
mí. Pequeña Violet hace cosas increíbles a veces, pero generalmente no hace
nada malo, así que en aquel entonces, su primera acción sacudió incluso a
alguien como yo, con mucha experiencia en la vida. Decir que no ni siquiera se
me pasó por la cabeza.
—Sabía
que el presidente Hodgins le daría un trato generoso. Si no hubiera llegado a
esa conclusión, no habría hecho algo así. Muchas gracias por esa vez,
Presidente.
—Pequeña
Violet... La pequeña Violet también ha crecido, ¿eh?; se ha convertido en una
maravillosa dama...
—Bueno,
te tiene a ti como su ejemplo de figura tutelar.
—Me
criaron tanto Benedict como el presidente Hodgins. Ustedes son mis ejemplos.
—¿Eh,
así que soy el hijo del Viejo...? Dame toda la compañía.
—¡De
ninguna manera! En realidad, vas a tomar una parte de la compañía en el futuro,
así que eso debería estar bien, ¿no?
—¿Habla
en serio? Si divide la empresa...
—Sí,
yo seré el vicepresidente. V, llámame vicepresidente Benedict.
—¿Benedict
será... el vicepresidente?
—Violet,
no has venido a la empresa muy a menudo por el trabajo, ¿verdad? Me quedaré
como secretaria del presidente Hodgins, pero algunos de los empleados irán al
lado de Benedict. Eso va a ser bastante solitario... Sin embargo, la empresa se
construirá dentro del país, así que estará cerca en términos de distancia. Pero
ya no será el mismo edificio.
—Otras
personas... también se irán.
—¿Te he
dicho que mi papel también va a cambiar?
—No he
oído hablar de eso.
—Seré
transferida para entrenar a los nuevos. Violet, tú te quedarás como estás.
Bueno, entre tú y yo, si tuviéramos que debatir sobre quién debería ser la
instructora, tendría que ser yo. Se me da bien cuidar de los demás.
—Cattleya
será... una instructora...
—Estaré
aquí como siempre. El departamento de Dolls en el que están Pequeña Violet y
las demás se quedará en la oficina principal y tú estás en gran parte a cargo
de las cifras de nuestro departamento de Dolls, así que tu papel no cambiará.
—Suena
como si no ganara dinero cuando lo pone así.
—No,
no es así... He mantenido a las personas adecuadas en los lugares adecuados
desde hace tiempo, ¿verdad? Te pedí que hicieras esto porque pensé que podrías
ser la hermana mayor de todos. Además, ¿no fuiste tú, Cattleya, quien respondió
inmediatamente que lo harías cuando dije que tu sueldo aumentaría si te
convertías en instructora?
—Bueno,
eso es porque no sé cuánto tiempo podré seguir siendo una Doll. Ese es un
trabajo que puedes hacer incluso cuando te haces mayor, pero subir montañas ha
sido difícil últimamente. Probablemente por mis tacones.
Realmente se rieron mucho y
hablaron mucho.
En su ambiente hogareño,
jugaron a las cartas, comentaron los recuerdos de sus viajes y se rieron
sujetándose el estómago con historias tontas. La noche siguió su curso y la
fuerte lluvia que caía en el exterior fue amainando, pero nadie dijo: "Entonces,
vámonos a casa". Días como éste eran muy raros. Todos lo sabían.
—Hoy
me estoy divirtiendo mucho. Sería genial si siempre fuera así —Las palabras que
Cattleya murmuró con una gran sonrisa hablaban de los sentimientos de todos.
Siempre que una fiesta
divertida llegaba a su clímax, la soledad ante el hecho de que iba a terminar
cruzaba por los rincones de la cabeza de la gente. Eso se aplicaba no sólo a
este día que Dios les había concedido, sino también a los asuntos a largo
plazo.
Tal vez la misma empresa
llamada Compañía Postal CH también podría considerarse una fiesta para las
personas reunidas en ella.
"Que este sueño, este
momento de diversión continúe para siempre",
deseaban.
El sueño comenzó con Claudia
Hodgins. Luego reunió a Cattleya Baudelaire, Benedict Blue y Violet Evergarden.
—Asegúrate
de sólo lamerlo. Así que, ¿cómo está?
Construyeron el edificio de
oficinas de la empresa en Leidenschaftlich y lo inauguraron juntos. Como el
negocio postal estaba privatizado y los competidores eran muchos, al principio
nadie podía predecir por cuánto tiempo seguiría existiendo esta empresa.
—Esto
pica.
Entonces llegó un cliente
local que les hizo ganar un gran contrato en el negocio de la entrega.
—Eh~,
¿estás bien, Violet? Estás mejor como alguien que no puede beber...
Sus actividades de
Auto-Memories Doll comenzaron a destacar.
—Pero
todo el mundo está cambiando.
—¿Eso
no tiene nada que ver con beber alcohol? Yo bebo porque me gusta. Si no te
gusta, entonces deja de hacerlo.
—Así
es, Violet.
—No...
Al mayor le gusta beber durante las comidas, así que había pensado en aprender
a hacerlo algún día. Todos están cambiando cada vez que pestañeo. También
empecé a comer con otras personas con bastante frecuencia en el trabajo. Yo
también me adaptaré...
Por el camino, se les unió una
chica que más tarde se convertiría en una brillante secretaria.
—Ya
veo... Entonces yo también quiero probar la bebida. Después de todo, soy
secretaria. Tengo que comer fuera con otras personas. ¿Qué clase de gusto es,
si tuviera que comparar?
A pesar de los grandes cambios
en la vida personal de cada uno, todos habían contribuido al desarrollo de la
empresa, hasta el punto de que pasaban todos los días ocupados.
—Casi
como el de un perfume. En eso es difícil de digerir.
Seguramente habría muchos,
muchos más cambios.
—Oye,
no puedo aprobar esa opinión. Aquí la hermana mayor te introducirá en las
deliciosas bebidas. En lugar de que te enseñe un hombre, deberías aprender de
mí. Lux, todavía no puedes.
Seguramente, sus destinos se
torcerían aún más.
—¡¿Eh~?!
—Benedict,
trae otra. Y algo para abrirla.
Para que la gente se reúna,
tiene que ocurrir un encuentro. Eso era lo que significaba.
—Bien,
bien... —Benedict se levantó del sofá.
Se vio arrastrado al plan de
Cattleya, en el que ella había planeado la conspiración de intentar que Violet
Evergarden consumiera alcohol, porque él mismo lo había consentido.
—O-Owah.
Viejo. ¿Estabas aquí?
—'Estabas
aquí', preguntas... esta es mi casa.
Cuando se cruzaron en la
cocina, Benedict lanzó un grito de alarma sin pensarlo. La razón podría ser que
quizás lo vio sonreír al entrar. A pesar de su actitud nihilista, estaba
contento de pasar tiempo con sus amigos.
—Lo
sé. Estaba pensando que estabas tardando demasiado en el baño...
—Cigarro.
Con la pequeña ventana de la
cocina abierta, Hodgins estaba fumando un cigarrillo. Todas las mujeres
despreciaban el olor, así que rara vez dejaba que lo vieran fumar. Justo cuando
Benedict estaba pensando en cómo se había levantado y desaparecido de repente,
allí estaba él, fumando en secreto.
-Sin embargo, sólo fuma cuando
no puede calmarse.
No había mejor día para
relajarse con sus compañeros, y sin embargo.
—Oye, echa un vistazo fuera. Está tan
tranquilo después de la tormenta... en cuanto al viento. Aunque antes era tan
ruidoso —Quizás debido a que estaba un poco borracho, la cara de Hodgins estaba
roja.
—Cierto...
Oye, necesito más bebida. ¿No hay nada más fácil de beber?
—Eh,
¿por qué? No puedes dárselo a la Pequeña Lux.
—Cattleya
quiere hacer que V beba un poco. Bueno, ¿no está bien? Creo que ya es hora de
que aprenda las reglas. No sé cuándo volveremos a beber con ella... y es mejor
que la gente con la que te llevas bien te enseñe este tipo de cosas, ¿no?
—Eeh...
todavía es muy pronto. Si insistes, ¿no basta con echar una gota de ron en su
té?
—¿A
eso se le puede llamar bebida? Que sea un grado más alto.
Hodgins esbozó una sonrisa
tensa.
—Oye,
oye, tu figura de hermano mayor no debería decir esto...
—Lo
digo porque soy su figura de hermano mayor. Quiero decir que tenemos más
novatos. Ella es lo más destacado de nuestro departamento de Dolls. Comer con
la gente es parte de tener un buen trabajo. Antes de que se involucre con
alguien que quiera hacerla beber...
—¿Tiene
esto algo que ver con que te haya dicho que seas el director de la sucursal?
Al escuchar una voz
ligeramente gélida procedente del presidente, Benedict parpadeó.
—No...
más o menos.
—Todavía
es una niña, y definitivamente siempre estaré con ella en ese tipo de lugares,
así que está bien. Todavía es pronto para enseñarle a beber. No, no.
—Una
'niña', dices... bueno, tiene un lado infantil, pero ya no lo es.
—Lo es
- tú, Cattleya y la Pequeña Lux, también, son todos niños para mí. Porque
enseguida hacen este tipo de cosas si no los vigilo... Vaya, vaya —dijo
Hodgins, expulsando el humo del tabaco. A pesar de lo desajustado que resultaba
para alguien con una apariencia tan madura, Benedict pudo vislumbrar un atisbo
más bien infantil en él.
—¿Seguirás
intentando hacer eso también a partir de ahora? Eso es imposible; enfréntate a
la realidad —espetó Benedict incidentalmente.
Silencio.
Las palabras de Benedict no estaban
equivocadas. La Compañía Postal CH estaba creciendo rápidamente como negocio.
El hecho de que la empresa postal dirigida por Salvatore Rinaudo se hubiera
retirado del sector en el año anterior tuvo una gran influencia en ello. Ahora
reinaban en una posición central en el servicio postal de Leidenschaftlich. La
Compañía Postal CH pronto acapararía casi todos los encargos de los habitantes
de Leidenschaftlich. Aparte de estar ocupada con asuntos de trabajo, incluso se
habló de trasladar la oficina central debido a los problemas con las zonas de
espera y las salas de descanso por la contratación de nuevos empleados.
—Como
que, tú y yo vamos a estar muy ocupados. El departamento de Auto-Memories Doll
va a ser el órgano principal de la oficina central y mi lugar será el correo
ordinario, ¿verdad? Enseñaremos a la gente cómo funcionan las cosas, y también
haré las entregas. Tú eres el que tiene el papel más ocupado. Cualquier cosa y
todo te será transmitido. Estar cerca de tus empleados como hasta ahora mientras
haces todo eso es simplemente...
Era natural que una empresa
que se había hecho más grande hiciera una escisión corporativa y que uno de sus
empleados dirigiera la sucursal. Benedict era todavía joven, pero tenía el
poder de unir a la gente. La tarea no sería imposible si ponían a un veterano
de la central para hacerse cargo de ella. Podían hacerlo, decidió Hodgins, por
lo que se le ocurrió la propuesta.
—Las
reuniones periódicas y otras cosas en las que participo tienen lugar en la
oficina central... No es que no vayamos a vernos.
—Cada
uno tendrá un puesto y una posición diferente. No nos veremos. Lo mismo para
ti, viejo.
—Si es
trabajo, puedo ajustarlo. Haré lo posible por administrar a todos para que los
empleados puedan tener un tiempo de vez en cuando para relajarse de esta
manera...
—Viejo,
aunque hagas todo lo posible, V está saliendo con ese militar tan desagradable,
así que ¿no se casarán algún día? No lo sé, pero... por eso es imposible cuidarnos
siempre...
Silencio.
—Oye,
no te calles.
Lo que le estaban lanzando a
Hodgins ahora era algo que no quería mirar de frente, a pesar de estar pensando
y preparándose para ello. Eso era lo que le estaban diciendo.
—Hodgins
- hey, Viejo.
Era algo que Benedict Blue
tenía derecho a decir, precisamente porque lo habían hecho todo juntos desde el
principio.
—Oye,
no te lo tomes de forma extraña. No lo digo para ser malintencionado. Dejaste
el departamento de Auto-Memories Doll en la oficina central porque tu deseo de cuidar
a V es algo importante, ¿verdad? Lo entiendo. Ella es especial para ti.
—No es
eso; yo...
—Pero
no será una niña para siempre. Ella es diferente de cuando empezó a trabajar, contigo
enseñándole todo. Ella es alguien que va a soltar tu mano un día. No es tu
verdadera hija ni tu novia. Entonces, si tuvieras que decir lo que es, al final
del día, es tu empleada. Un día se separarán. Si no te preparas para eso ahora,
¿lograrás superarlo si ella se casa con la familia de ese bastardo y él la hace
dejar la empresa?
"¿Conseguirás
superarlo?" La pregunta rumiaba en el corazón de Hodgins.
Benedict le disparó donde le
dolía sin piedad. Era un experto en armas. Su puntería era precisa y la
hemorragia hacía que Hodgins quisiera sujetar su pecho.
-¿Me recuperaré si alguna vez
tengo que separarme de Violet Evergarden? Hodgins reflexionó
seriamente sobre la pregunta. -No lo sé.
Realmente no lo sabía.
Los vínculos eran cosas que no
podían romperse fácilmente una vez que se habían conectado, pero la realidad,
el tiempo y las ocupaciones hacían que la existencia de los "amigos"
se distanciara de forma lamentable.
-Hasta el punto de no saber,
yo...
Seguramente, un día como este
no ocurriría dentro de cinco años. Su lugar para volver en medio de la lluvia
estaría en otro lugar.
--No es sólo ella, sino
también tú y todos los demás.
Para empezar, puede que ni
siquiera sigan trabajando en la empresa hasta entonces. Más bien se enamorarían
de alguien, alimentarían su amor y trasladarían sus espacios de vida a sus
"hogares".
Dentro de veinte o treinta
años, podría ser difícil para ellos incluso trabajar. O no estarían vivos:
también existía esa posibilidad.
El que era más consciente de
esto era Hodgins, el más viejo de todos.
-Soy el que está más alejado
en edad.
Precisamente por eso no lo
sabía.
—No
tengo ni idea.
No quería verlo. No quería
pensar en ello.
—Tengo
demasiadas cosas que me importan, así que ya no puedo hacer ningún movimiento.
Ya sabes, tú... puede que te des cuenta de esto, pero... más que cuando eres
joven, el hecho de que te hagan daño da más miedo cuando te haces mayor.
Empiezas a perder la energía para dar lo mejor de ti y curarte. Es agotador.
Aun así...
Hodgins había pensado que el
joven que tenía enfrente, que se refería a él como "Viejo" a diario,
probablemente iba a reírse, sin embargo Benedict estaba inexpresivo.
—Aún
así...
No hizo más que escuchar. Su
postura de escuchar apropiadamente en momentos como este de alguna manera...
--Se parece a la Pequeña
Violet.
—Aun
así, sé que soy el que más tiene que moverse. Estoy haciendo que todos se
involucren en las cosas que quiero hacer. Por eso hago lo que tengo que hacer.
También conté contigo, porque confío en ti. Lo dejé a tu cuidado. Pero... eso y
mis sentimientos por ella y por ustedes...
—Lo
entiendo.
—...Son
cosas diferentes, ¿verdad? Ya sabes, eres... cruel. Soy como un padre adoptivo
para ti, y sin embargo... Aunque entiendas mi soledad...
Mientras Hodgins hablaba como
si fuera a estallar, Benedict se llevó una mano a su boca como si quisiera
detenerlo.
—Lo
entiendo.
El tiempo se detuvo por
completo.
¿Estaba apoyando la figura
aturdida de quien era como un padre para él?
—Lo
siento.
Antes de que se diera cuenta,
llevaba una carga de cosas que debía proteger. ¿Lo hacía por darse cuenta de
que había dejado a Hodgins a su suerte, pensando: "Eso es porque es
él"?
—Lo
siento. Eso de ahora fue cosa mía.
Silencio.
—No
tenía que elegir hoy para decir esto. ¿No es cierto?
—Crees
que ahora mismo estoy siendo un poco patético, ¿no?
—No,
en primer lugar, no eres tan genial.
—Eso
es mentira; soy un joven hermoso generalmente reconocido... no, un hermoso
hombre de mediana edad.
—Puede
que no seas genial, pero en fin, eso es lo bueno de ti. ¿Verdad?
Silencio.
—Lo
bueno que tiene Claudia Hodgins es su lado no genial.
Como Benedict hablaba como si
quisiera consolar a un niño, Hodgins le mandó "callar", ligeramente
molesto, aunque estalló en carcajadas.
La lluvia provocaba todo tipo
de cosas. La forma en que la gente se ahogaba con las gotas que caían del cielo
les hacía pensar inevitablemente en algo.
Al amanecer, Claudia Hodgins
se sentó, con el cuerpo pesado por no haber dormido mucho. Cuando se asomó a la
cama de su habitación, Violet y Cattleya dormían envueltas en la misma manta.
En el sofá, Benedict estaba desparramado, roncando de una manera que le daba
ganas de reír.
Hodgins buscó dónde podría
estar Lux Sibyl. Bajó del tercer al segundo piso, y luego del segundo al
primero. No la encontró por ninguna parte.
Mientras pensaba que no podía
ser posible, Hodgins abrió la puerta principal, y efectivamente, pudo ver la
figura de una chica caminando por la calle hacia él.
La ropa que había puesto a
secar ayer seguramente estaba medio mojada. ¿Qué era lo que deseaba tanto hacer
fuera hasta el punto de ir tan lejos? Lo comprendió cuando vio lo que llevaba
en los brazos.
—Ah,
Presidente.
Lux sostenía una bolsa de
papel con un montón de pan. La cantidad era suficiente para que no se pudiera
ver la cara de la pequeña.
—Pequeña
Lux... ¿será que has ido a comprarnos el desayuno?
Haciendo memoria, esta joven
era el tipo de persona que siempre se apresuraba a actuar cuando trataba de
hacer algo por alguien. Eso era todo lo que se necesitaba para ser una persona
considerada, pero sin bondad en su corazón, no resultaría así. La razón por la
que Hodgins la había nombrado su secretaria no era sólo que pudiera hacer
cualquier tipo de trabajo.
—Eso
es muy amable.
—Sí,
el dueño de la panadería es muy amable. Me levanté un poco temprano, y cuando
fui a dar un paseo para ver cómo estaban las cosas afuera, la panadería estaba
a punto de abrir y se estaban preparando... Fui a echar un vistazo porque
parecía muy delicioso y me dijeron que entrara.
—Ah,
hm...
—Me
emocioné mucho cuando me dijeron que hacían pan para la gente que tenía hambre
temprano por la mañana, así que les di las gracias por venderlo y compré un
montón. Es la panadería de la calle de la esquina.
—Como
se esperaba de mi secretaria. ¿Conseguiste el recibo correctamente?
Ante esas palabras, Lux le
mostró una sonrisa que parecía una flor naciente.
—Huhu,
por supuesto.
Para Hodgins, que había pasado
la noche sumido en sus pensamientos sobre todo tipo de cosas, esa sonrisa era
tranquilizadora. Era como el agua de un lago para alguien que tenía sed.
Hodgins tomó sin palabras la
bolsa de Lux.
—Pequeña
Lux, me alegro mucho de que hayas venido a nosotros.
—Sólo
en este tipo de situaciones, ¿verdad?
—Todo
el tiempo. Siempre. Pequeña Lux, aún eres joven, probablemente seguirás
trabajando con nosotros... y eres tan buena secretaria... Soy el director
general más feliz de Leidenschaftlich.
—¿Me
contratará de por vida?
—¿Eh?
—¿Eso
es un no?
—No,
podría. Pero eso significaría trabajar conmigo de por vida, ¿sabes?
—¿Es
eso malo? No tengo ningún otro sitio al que ir.
Al preguntarle con una mirada
tan inocente, Hodgins titubeó.
—No
diré las cosas que dice Benedict, como querer la compañía para mí.
—Bueno,
puede que... acabe dándotela si dices eso, así que no lo hagas nunca. Jaja...
Por supuesto, sigue trabajando para nosotros siempre y en mi casa. Huh, esto es
como un voto matrimonial... ¿Quieres aprovechar esta oportunidad y casarte
conmigo en el futuro? Es una broma... —Al pensar que la broma que le salió por
casualidad era algo desagradable justo después de decirla, Hodgins miró la
reacción de Lux, sólo para encontrarla mirándole fijamente. Se había convertido
en una caricatura de un viejo molestando a una chica—. ¡No, era una broma! Pero
bueno. Pequeña Lux, puede que seas la única que pueda acompañarme, así que
tener este tipo de charlas es... ¡No te estoy mirando con ojos sucios, de
verdad! Después de todo, ¡estamos muy lejos en edad! Somos lo suficientemente
cercanos como para poder hacernos este tipo de bromas, ¿no?
Lux fingió pensar durante unos
segundos.
—Huhu,
me doy cuenta. Que es una broma, al menos. Pero no va a suceder. No nos vamos a
casar.
Y entonces, lo rechazó de
plano.
—Ah,
sí —Aunque Hodgins se habría sentido perdido si ella lo hubiera aceptado, sus
hombros bajaron un poco.
—Pero
Presidente, estoy preparada para cuidar de usted si alguna vez no puede
trabajar.
—No...
me lances de repente una realidad tan cruel.
—Eh,
¿es así? Desde mi punto de vista... esta es una forma bastante profunda de
amor. Presidente, usted es el primer adulto decente que me ha aceptado. Le
dedicaré toda mi vida.
—Pequeña
Lux, seguro que te gusto mucho. ¿Te vas a casar conmigo después de todo?
Esta vez, Lux realmente sonrió
y contestó:
—Me lo
llevaré a casa como tarea y lo consideraré.
—Increíble;
esa respuesta es como la charla de negocios en la empresa.
—Porque
me está tomando el pelo... aunque es consciente de que aún no conozco el amor.
—Todavía
no conoces el amor —El poder destructivo de esas palabras hizo que Hodgins se
arrepintiera un poco de su alegre propuesta—. Entonces, te lo volveré a pedir
dentro de unos cinco años. Para entonces debería estar en una bonita edad
madura.
—Eso dice
usted, presidente, pero la semana que viene se va de viaje con alguna belleza.
Lo sé.
El dúo, que de alguna manera
parecía que iban a estar juntos durante mucho tiempo, volvió al despacho con
una charla animada.
Con el fin de preparar el
desayuno para todos juntos, Hodgins y Lux se quedaron solos en la cocina.
Además del pan ya horneado,
necesitarían bebidas y verduras. Eran simples preparativos preliminares, pero
Hodgins sintió que sólo esto era de alguna manera agradable, a diferencia de
hacer el trabajo él solo.
—Presidente,
usted quiere el suyo con un terrón de azúcar y una rodaja de limón, ¿verdad?
—Y
para la pequeña Lux, son dos terrones de azúcar con leche, ¿sí? Lo sé.
Mientras disponían el pan en
un plato, también vertieron agua sobre las hojas de té y las dejaron al vapor.
Quizás debido a que el paisaje que se veía desde la pequeña ventana de la
cocina era un cielo azul sin una sola nube, era terriblemente deslumbrante.
—Buenos
días.
La siguiente persona que
apareció en medio de la luz del sol matutino fue Violet. Su suave pelo dorado
estaba un poco despeinado. La mano de Hodgins se acercó a ella de forma
natural.
—Buenos
días... Tienes el pelo alborotado, Pequeña Violet.
—Disculpe...
—Violet devolvió la mirada a Hodgins mientras éste le acariciaba la cabeza,
pareciendo un poco avergonzada. Sus ojos estaban ligeramente rojos. Puede que
no haya podido dormir muy bien.
—Buenos
días, Violet. ¿Cattleya y Benedict también están despiertos?
—Benedict
se despertó hasta hace un rato, pero cuando me levanté de la cama, empezó a
dormir de nuevo al lado de Cattleya.
—Moralmente
hablando, es ese tipo de cosas. Iré a reprenderlo.
Hodgins se rió un poco, viendo
a Lux alejarse mientras giraba sus pequeños hombros. Luego volvió a mirar a
Violet. Su cabellera alborotada, que supuestamente había arreglado con las
caricias, había vuelto. Por alguna razón, que ambos estuvieran así de solos en
una cocina bañada por la luz del sol de la mañana le pareció sumamente
peculiar.
Sólo ellos dos, pasando un
rato tan tierno. ¿Cuántas oportunidades más tendrían para eso?
Ya lo estaban haciendo.
Debería hablar de algo. Eso fue lo que pensó Hodgins, pero las palabras no le
salieron. No porque no tuviera ningún tema del que hablar. Se le podían ocurrir
todas las cosas que quisiera para conversar, como que quería flores para
decorar la mesa o que seguramente hoy tendrían muchos clientes que ayer no
pudieron venir.
Pero no quería estropear esta
mañana. Sentía que podría desmoronarse si decía una sola frase.
Violet estaba allí. Tenía sus
ojos azules dirigidos hacia él, mirándolo. Ya no era incómodo para los dos
permanecer en silencio. Así era su relación.
Tal vez todavía con sueño,
ella estaba en una nebulosa. Él quería observarla de pie en medio de este
gentil momento durante un poco más de tiempo.
Como normalmente siempre
parecía despierta, Hodgins creía que se relajaba hasta ese punto por estar en
presencia de personas con las que podía estar a gusto desde el fondo de su
corazón. Que él había participado en este sentimiento de seguridad para ella.
--¿Olvidarás algún día?
Un día, la posición que
Claudia Hodgins ocupaba en la vida de Violet Evergarden se haría más pequeña.
-Sin embargo, sólo se hace más
grande por mi parte.
Yendo al hospital numerosas
veces. Empujando su silla de ruedas. Dándole un cuaderno y enseñándole a
escribir.
--No puedo olvidar. Estos
momentos, los días, todo lo que ha pasado contigo.
El hecho de que él no le
hubiera impedido luchar en la guerra. Que había pensado que podían utilizarla.
--No puedo olvidar.
Entregando a Violet un traje
que pudiera ocultar sus brazos ortopédicos, pero que también la hiciera lucir más
bella.
-También estoy seguro de que
no me olvidaré de esta mañana.
De esa mañana tranquila, que
se parecía mucho a la de antes de que todos se vieran sorprendidos por la gran
tormenta e irrumpieran en ella.
Hodgins volvió a tocar el pelo
de Violet. Aunque ella le había dicho a Benedict que no lo tocara, con Hodgins,
dejó ligeramente un mechón al cuidado de su mano y dejó que lo tomara, casi
como lo haría un gato.
-Ah, quiero abrazarte.
Él no estaba enamorado de
ella. Ese nunca sería el caso.
Sin embargo, si fuera su
verdadera hija, en días como éste, en mañanas como ésta, habría dicho
fácilmente: "Buenos días, preciosa" y la habría abrazado.
—Tuve
un sueño, presidente Hodgins —susurró Violet de improviso con una voz recién
despierta y débilmente ronca.
—¿Sueño...?
La hermosa joven, que ya no
era una muchacha, habló de su sueño como si fuera una niña.
—Sí;
en el sueño... era dueño de una tienda de ropa.
—Huhu,
¿de verdad?
—No sé
hacer ropa. Me dijo que no me necesitaba, Presidente Hodgins, si no podía hacer
ropa...
—Eso
es horrible de mi parte, ¿eh?
—Incluso
cuando dije que podía lustrar los zapatos, limpiar o hacer cualquier cosa, no
me escuchó...
A diferencia de la real, la
versión del sueño de Hodgins al parecer eligió separarse de Violet.
—Pequeña
Violet, ¿qué hiciste al respecto?
—Se lo
pedí innumerables veces. Sin embargo, lo rechazó innumerables veces. Pensé en
pararme frente a la tienda hasta que me permitiera entrar, pero empezó a llover
como ayer.
—Hm.
¿Y entonces?
—El
comandante Gilbert vino a recogerme y me dijo que volviera a casa con él,
pero...
—Hm.
—Esperé
a que el presidente saliera de la tienda incluso cuando se apagaron las luces.
—Hm.
—A
pesar de esperar y esperar, el Presidente Hodgins no salió, y en algún momento,
un transeúnte me dijo: "Esta tienda se ha mudado".
—¿Aunque
estaba abierta hasta hace un momento?
—Fue
un sueño, después de todo... Y entonces - y entonces, pregunté dónde estaba y
fui en busca de la tienda. Benedict y Cattleya también aparecieron mientras tanto,
pero parecían tener otras cosas que hacer, diciendo que vendrían por mí más
tarde... En cuanto a Lux, era la única que había sido contratada por usted
desde el principio, así que también le pidió que me contratara de nuevo, pero
al final, usted dijo que no podía hacerlo.
—Hm...
—De repente, Hodgins se sintió tan dolido por todo que le costaba respirar—. Y
entonces, pequeña Violet, ¿qué hiciste...? —Su mano se extendió hacia Violet.
—Desde
fuera no dejaba de mirar el interior de la tienda más allá del escaparate.
No hacia su cabeza, sino hacia
sus ojos, donde sus pestañas doradas revoloteaban como las alas de un hada.
—En su
interior, muchas personas -personas que conozco y que no conozco- entraban y
salían... mostrando lo animada que estaba la tienda.
En ellos se había formado
silenciosamente un mar, que se disolvió y desapareció en cuanto el dedo índice
de Hodgins lo tocó.
—El
comandante vino a buscarme por enésima vez y dijo que usted le había dicho que
mi permanencia allí le estaba causando problemas. Pero, por la razón que sea,
yo sabía que si me alejaba de allí aunque fuera un momento, no me permitiría
entrar... por lo tanto, no podía aceptarlo. Pero no quería molestarlo,
Presidente, así que no pude tomar una decisión... Intenté pedirle instrucciones
al Mayor, pero antes de que me diera cuenta también se había ido.
El mar -la lágrima- se
convirtió en una perla y resbaló por su mejilla.
—Yo...
yo... acabé llorando —Violet miró al cielo, la mirada de sus ojos parecía casi
como si la escena de su sueño estuviera allí en ese mismo momento—. Pensar que
yo lloraría así...
—Hm.
—Esa
era la razón por la que el presidente Hodgins no me contrataba, pensé... Y
también por la que el Mayor se cansó y se fue.
—Hm.
—Entonces,
sin que me diera cuenta, usted salió. Su aspecto era el mismo que el día de la
posguerra, cuando fue a visitarme al hospital. Le sorprendió mucho mi aspecto,
ya que estaba empapada de barro y lluvia. Y entonces, dijo lo siguiente:
'Supongo que empezaremos con cómo sostener una aguja'. Me dijo que no me había
invitado para el nuevo trabajo porque seguramente sería difícil con estas manos
mías, así que me sentí muy aliviada... Entonces, entonces... —Las palabras de
Violet se interrumpieron de inmediato.
Incapaz de contenerse, Hodgins
tiró de ella para abrazarla como si empujara su cabecita contra su pecho.
Mientras la abrazaban, Violet
dijo con ojos que parecían estar aún soñando:
—...Con
algo de esfuerzo, aún podría ser útil. Después de todo, pude confirmarlo.
Al oírla soltar un suspiro de
alivio entre sus brazos, Hodgins se olvidó de su posición y de la de Violet,
abrazándola contra su pecho con mucha, mucha firmeza.
—Sí
que eres útil... ¿Había algo en mí que te hiciera sentir insegura? —Al darse
cuenta de que su voz sonaba llorosa, Hodgins dejó que las lágrimas se
desbordaran ante la verdad.
-Ah, qué idiota soy. Me dejé
llevar y acabé llorando también.
Cuando la chica a la que
consideraba su propia hija, a pesar de ser una adulta, había derramado
lágrimas, él se encontró llorando junto a ella. Casi como un niño. Aunque se
suponía que debía comportarse como un anciano en esta situación.
—No lo
sé.
—Pero,
¿ha ocurrido algo así hasta ahora...? Tuviste ese sueño porque estabas inquieta.
—'Inquieta'...
Puede que haya sido así. Ayer por la noche, me enteré de que muchas cosas
avanzaron mientras yo no estaba, así que tengo la sensación de que estaba
bastante agitada.
—Lo
siento; estábamos haciendo las cosas por nuestra cuenta. A pesar de que estamos
juntos desde la fundación.
—No,
me ausento a menudo, y es natural que algunas cosas se decidan mientras tanto.
Soy una empleada. Creo que su juicio es correcto. Los empleados deben
corresponder a los cambios de una empresa. Mi entorno está a punto de cambiar
significativamente. Le agradezco, Presidente, que me deje estar aquí como
siempre. Sin embargo..."
—'Sin
embargo'...
—Sin
embargo, no sé si podré afrontarlo. Con los asuntos relacionados con el Mayor,
los relacionados con la empresa... con el hecho de que Benedict se vaya a otro
edificio de oficinas. Cuando pienso en estas cosas...
—Está
bien.
—Cuando
pienso en ellas, me doy cuenta de que el número de cosas que debo priorizar ha
aumentado demasiado.
—Pequeña
Violet.
—El
orden de prioridades...
—Está
bien.
—Tengo
que lidiar con situaciones de todo tipo mientras vivo, y sin embargo...
-Seguramente, Violet
Evergarden no estaría viva si no hiciera eso.
Siempre, en todo momento.
Había vivido correspondiendo a
su entorno a pesar de estar perdida en cuanto a sus circunstancias, poniendo en
práctica todo lo que podía hacer mientras buscaba un lugar al que pertenecer y
un adulto que cuidara de ella. No se le permitía vacilar. Para las bestias, la
vacilación era la muerte.
Violet no conocía el amor
incondicional. Ahora se había ganado por fin este cálido lugar gracias a sus
esfuerzos, pero estaba a punto de sufrir un rápido cambio con el paso del
tiempo.
Después de correr, correr y
correr, Violet, que antes era una bestia, estaba viendo cómo se desmoronaba el
nido que finalmente había encontrado. Incluso cuando la gente sabía que tenía
que prepararse para empezar a correr de nuevo, llegaba un momento en el que le
faltaba el aire y era incapaz de moverse.
Violet había pasado de animal
salvaje a persona.
Sus partes humanas y sus
partes animales coexistían, revelándose de vez en cuando. Cuando era el animal,
no le importaba el cambio de un lugar mientras pudiera vivir en él. Sin
embargo, era difícil vivir mientras se sostenía algo mejor, más importante.
Ahora que se había convertido
en una persona a través del aumento de sus emociones...
—Lucharé.
Siempre puedo ser útil. Presidente Hodgins, por favor, olvide este aspecto de
mí que acabo de mostrarle.
...se había convertido en una
chica que estaba un poco asustada por el futuro.
—Por
favor... olvídelo.
¿Quién la había hecho así?
Probablemente Gilbert fue el primero, pero los que habían dado los toques
finales eran sin duda todas las personas de este lugar.
—Es
imposible, no lo voy a olvidar.
Ante las palabras de Hodgins,
Violet bajó las cejas, con cara de preocupación.
—No
pongas esa cara; no estoy bromeando. Quería decir que no tienes que preocuparte
por ello. En efecto, puede que te hayas debilitado. ¿Pero es eso algo malo? No
tenías nada cuando me viste por primera vez. Ni siquiera tu broche, ¿verdad?
Pero ahora tienes muchas cosas. Te fuiste de viaje durante mucho tiempo y de
paso conseguiste más cosas que cargar, así que no es de extrañar que acabes en
un dilema —Aunque sabía que Cattleya, Benedict y Lux les miraban sorprendidos
desde las sombras de la puerta, Hodgins continuó—: Ya sabes... la vida es un
viaje. Pequeña Violet, tú harás este viaje, ¿verdad?
Ya se había olvidado de su
ansiedad. El sentimiento de frustración por esas cosas y el deseo abrumador de
aferrarse a alguien habían desaparecido.
—Empezaste
tu viaje con un poco menos de equipaje que los demás, así que estás mirando tu
maleta ahora que se ha vuelto un poco pesada, preguntándote qué ha pasado con
ella. Ya no sabes qué tirar.
Pudo pensar, desde el fondo de
su corazón, que había vuelto a ser el de siempre. Mientras la abrazaba a ella,
que en efecto aún era joven y estaba confundida en medio de su viaje, pudo
finalmente pensar así.
—Necesitas
ropa y dinero, por supuesto, y unos buenos zapatos son vitales. Claro, y un
paraguas también. Cuando miras en tu maleta y te das cuenta de que no tienes
nada de lo que puedas deshacerte, sí que es un problema. Aunque es una molestia
porque pesa mucho. ¿Qué crees que deberías hacer?
Él todavía podía ser útil.
—Entrenar...
mi fuerza física... No, calibrar mis prótesis...
Él todavía era necesario.
—Eres
tan tonta... O lo dejas al cuidado de alguien y continúas el viaje o haces que
alguien se lleve la mitad.
Aunque sea por poco tiempo.
—Gilbert
probablemente se llevará la mitad del equipaje. Yo puedo encargarme desde aquí
del resto que no puedas llevar. Después de todo, estaré en Leidenschaftlich
para siempre. Pequeña Violet, no importa a dónde vayas, me quedaré aquí y
esperaré a que vuelvas, y no importa cuándo vengas, te daré la bienvenida. Me
ocuparé del contenido de tu maleta con mucho gusto.
-Aunque algún día sólo te
acuerdes de mí un par de veces al año...
—Escucha:
siempre que tengas problemas, recuerda que estoy aquí. Y entonces podrás volver
a viajar en cualquier momento.
--... Me prepararé para
recibirte en cualquier momento del año.
—¿Realmente
debo dejar mi equipaje aquí?
--Yo soy el tipo de hombre que
puede hacer eso, y tú lo necesitas con toda seguridad.
—Hm-hm,
no es eso. Verás, se trata de recuerdos. Todo lo que tienes que hacer es saber
que estoy aquí. Esta es la forma de aligerar tu equipaje. Siempre que tengas
problemas, bam, acuérdate de mí. Si haces eso, las preocupaciones que tienes
ahora definitivamente disminuirán un poco. ¿Sabes?, al final del día... el
lugar de la gente para volver a casa no son lugares, son "alguien".
Deberías saber eso. Habrías ido a cualquier campo de batalla si Gilbert
estuviera allí, ¿verdad? Algún día, sí, podrías dejar de ser un Auto-Memories
Doll. Puede que no vuelvas a Leidenschaftlich.
--Aunque sería genial si ese
"algún día" no llegara nunca.
—Pero
tus recuerdos actuales están conmigo. Seré una representación de ellos. Para
que tú, querida... puedas abrir tus recuerdos en cualquier momento. Cuando este
momento te resulte nostálgico, ven a verme. Siempre estaré aquí. Esperando por
ti. Ahora te sientes "sola". Pero... Pequeña Violet. Me tienes a mí.
No estás sola.
--Quiero que recuerdes.
—No
entiendo muy bien... Sin embargo...
--Yo siempre te protejo.
—...
Siempre me ha guiado.
--Esperando tu regreso.
—Nunca
dudo de su palabra.
--Yo estaré esperando aquí.
—Pero,
Presidente Hodgins, sólo tengo un deseo.
--Quiero que aparezcas cuando
tu viaje termine.
Decidiendo ocuparse más tarde
de los sollozos que venían de detrás de la puerta, Hodgins optó por quedarse
así un rato más. Su novio podría enfadarse si la veía, pero tenía derecho a
hacerlo, al menos hasta cierto punto. Al fin y al cabo, era la querida empleada
de Claudia Hodgins.
Hodgins preguntó con un tono
especialmente amable:
—¿Qué
sería, Pequeña Violet?
Violet parpadeó y miró a
Hodgins. La última gota se derramó de sus ojos.
—Si,
sólo si... llegara un momento en que dejara la empresa postal y empezara a
hacer otra cosa...
—Hm.
—...Por
favor, llámame. No importa dónde se encuentre, me apresuraré a buscarlo.
—Sí.
—Definitivamente
seré de ayuda... Incluso si no, si su equipaje es demasiado, por favor llámeme
cuando necesite que alguien lo lleve por usted. Me apresuraré a visitarlo.
—¿De
verdad?
—Sí.
Yo también llevaré el equipaje del Presidente. Debería saberlo. Soy fuerte.
—Huhu,
sí, definitivamente. Un día, entenderás lo que quiero decir con 'equipaje'. Oye...
Nadie imaginaría que una
simple gota podría ser el comienzo de algo tan grande. Sin embargo, se ganaría
un gran significado después de que pasara un tiempo. Si siguiera lloviendo,
también podría convocar bendiciones y maldiciones ilimitadas.
"Hola, soy Hodgins. ¿Cómo
te llamas?"
Silencio.
"Esta niña es tan
taciturna".
"Ella... no tiene nombre
todavía. Es huérfana y no tiene educación. Tampoco sabe hablar".
"Eso es tan terrible de
tu parte. Es una belleza. Sólo dale un nombre digno de ella".
—Pequeña
Violet, gracias por conocerme.
El amor es casi como la
lluvia.
Es hermoso! Muchas gracias por traducirlo!
ResponderBorrarEl único capítulo que me ha hecho llorar de lo emotivo que es. Muchas gracias por traernos esta linda historia
ResponderBorrarHa sido preciosamente triste, no sé cómo expresar cuan puro, real y delirante que fue este capítulo. Pero fue hermoso
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