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Bueno, después de 7 años terminamos Gamers!, hace poco también terminamos Sevens. Con esto nos quedamos solo con Monogatari Series como seri...

Youkoso Jitsuryoku Shijou... Segundo Año Volumen 12.5 - Capítulo 5

 ILUSIÓN

 

30 de marzo, un día muy importante

Hoy tenía una cita planeada con Kei para ver la película que los dos ansiábamos ver.

Después de comprobar mi teléfono para confirmar que un mensaje que había enviado a alguien fue leído pero no respondido, abrí mi chat con Kei y hojeé nuestros mensajes recientes.

Reservé los asientos para el 30 de marzo. ¿Te parece bien a las 10 de la mañana?.

¡Por supuesto! Estoy impaciente.

Kei, que no sabía nada, respondió entusiasmada. Su respuesta de entonces seguía ahí.

La película ya se había estrenado el día 26, pero debido a los exámenes especiales de fin de año, la situación con Hoshinomiya-sensei y mis consideraciones personales, decidimos retrasar el verla hasta hoy.

En la televisión, terminaron las noticias de la mañana y apareció en pantalla un personaje de dibujos animados que jugaba a piedra, papel o tijera con los espectadores.

Lo miré y enseguida apareció un anuncio de la película que íbamos a ver.

Era la tercera vez que veía el anuncio hoy, lo que demostraba lo mucho que la promocionaban.

Kei quería asientos en la quinta fila desde delante, justo en el centro. No le gustaba sentarse ni muy cerca ni muy lejos y prefería ver las películas desde el perfecto punto medio.

Aunque reunirnos en el dormitorio e ir juntos habría sido más conveniente, Kei insistió en la idea de quedar en el cine.

Quería saborear la experiencia -quizá eso es lo que la gente llama un toque romántico-.

Debería haber sido un día dulce y dichoso para una pareja.

Pero después de la película, planeo romper con Kei.

Esta decisión la tomé hace un año, cuando empecé a salir con Karuizawa Kei.

Su pasado fue un duro acoso escolar, que dejó una importante cicatriz en su vida.

A diferencia de los adultos, los estudiantes viven en el confinado mundo de la escuela. Estrictamente hablando, pueden escapar en cualquier momento, pero en realidad nadie lo hace.

La mayoría soporta la soledad y la desesperación mientras lucha por sobrevivir.

Para Kei, sobrevivir en ese duro entorno significó adaptar su enfoque tras entrar en la preparatoria.

El método que eligió fue aferrarse a los fuertes y utilizarlos como escudo. Identificó a Hirata Yousuke como su hospedero ideal para ascender a los puestos más altos de la clase.

Para alguien como Kei, el hospedero es indispensable. No importa lo fuertes que sean, deben permitirle aferrarse a ellos, o no tiene sentido.

Hirata, con su fuerte sentido de la responsabilidad y su necesidad casi compulsiva de ayudar a los demás, era perfecto para ella.

Pero una vez más, Kei fue puesta a prueba.

Un grupo de la clase de Ryuuen descubrió su historial de acoso escolar: Manabe, Yabu, Yamashita y Morofuji.

Sin supervisión, podría haber caído en la oscuridad de nuevo. Pero yo intervine y la salvé.

Fue entonces cuando cambió su confianza hacia mí, o mejor dicho, yo la guié para que lo hiciera.

Kei pasó a ser útil en la conducción de la dinámica de la clase, ofreciéndome muchas ventajas para futuros planes.

Sin embargo, con el tiempo, mi perspectiva empezó a cambiar.

En lugar de limitarme a utilizar a los que me rodeaban, empecé a querer fomentar su crecimiento.

Kei era una de esas personas. Quería liberarla de la «maldición» de depender de otros para sobrevivir.

Si aprendía a valerse por sí misma, crecería mucho como persona.

Esta relación sirvió como un largo y detallado libro de texto sobre el amor, y ahora estaba llegando a su capítulo final.

Para Kei, que encontraba la seguridad en aferrarse a los demás, mi decisión sería devastadora.

Verse obligada a abandonar a su hospedero la dejaba sin garantías de supervivencia.

Podría negarse a ir a la escuela, abandonar los estudios o rechazar el mundo por completo.

Las posibilidades eran muchas, pero cada una era dura.

Viva o muerta.

Hoy se libra la batalla que determinará el futuro de Kei.

Me dirigí a la puerta, pero me quedé inmóvil antes de dar el primer paso.

Algo no encajaba en mis pensamientos.

Sin embargo...

Sí, incluso ahora, no podía dejar de pensar.

¿Podría haber surgido algo inesperado de esta relación de un año?

¿Romper con Kei despertaría emociones que no había previsto?

El tiempo que pasamos juntos como pareja, ¿dejaría algún impacto en mí?

Predije que no sentiría nada, pero una parte de mí esperaba lo contrario.

Tal vez, en el último momento, frente a ella, algo cambiaría dentro de mí.

No, yo quería que algo cambiara.

Mis expectativas y mis pensamientos chocaban en un feroz debate interno.

¿De verdad iba a romper con ella?

Sí, creía que podía. Pero las dudas persistían y me preguntaba si habría otra posibilidad.

Me aferré a esa esperanza.

Esperanza de emociones más allá de todo cálculo, de que surgiera algo que no pudiera predecir.

Incluso ahora, en este momento final, rezaba por ello.

Me adelanté, saliendo de casa para asegurarme de que no llegaría tarde a la cita.

 

PARTE 1

Cuando su novia los saluda con una sonrisa, la mayoría de los chicos se sienten reconfortados.

Buenos días, Kiyotaka.

Eran las 10 de la mañana, justo cuando abría el centro comercial. Kei, que llegó antes que yo, saludó alegremente.

Tenía el aspecto de siempre, como era de esperar.

Al fin y al cabo, la ruptura fue decisión mía, no había forma de que ella lo supiera.

Aun así, es posible que percibiera algo, que notara las sutiles señales de que me disponía a marcharme.

Sin embargo, no había ningún rastro visible de inquietud en su comportamiento.

En ese momento, Kei cambió su brillante sonrisa por una fingida expresión de derrota y se llevó las manos al estómago.

Me muero de hambre. No he comido nada desde la mañana.

Eres la misma de siempre. Al menos deberías comer algo antes de salir.

¡Bueno, no puedo evitarlo! Pienso comer muchas palomitas durante la película.

Aunque no habíamos ido mucho al cine, me había hecho una idea de sus preferencias.

Mitad saladas, mitad dulces, siempre en un cubo grande. Devoraba la mitad dulce y me dejaba la salada.

Las sobras las metía en una bolsa transparente para llevárselas a casa y, más tarde, cuando veíamos juntos la tele, las comíamos mientras nos quejábamos de que estaban malas.

Se había convertido en nuestro pequeño ritual cinematográfico.

De pie, uno al lado del otro, nos tomamos de la mano con naturalidad.

Aunque la mañana era un poco fría, el calor se extendió rápidamente sobre nosotros.

Vámonos.

Kei fue la que se adelantó un poco en su entusiasmo por la película.

¿Alguien te ha reprochado eso después?

¿Eh? ¿Qué quieres decir? ¿Por qué iba a culparme alguien?

Bueno, como la expulsión de Maezono es técnicamente culpa mía, pensé que podría haber alguna reacción contra ti.

¡No, nada de eso!

Kei respondió sin dudar, con un tono que sugería que no me estaba encubriendo.

Por lo visto, no se había visto afectada.

Pero...

¿Pero?

Tras una breve pausa, Kei continuó.

Algunos estudiantes empiezan a sospechar que hay algo raro en ti. Creen que hiciste expulsar a Maezono a propósito para castigarla por traicionar a la clase.

No era de extrañar. Hasta Kushida se dio cuenta enseguida.

Era natural que algunos alumnos conectaran los puntos, aunque el alcance de sus especulaciones pudiera diferir.

Ya veo. ¿Y qué opinas al respecto?

¿Quieres decir si creo que expulsaste a Maezono a propósito?

Sí.

Pregunté por simple curiosidad.

Bueno, creo que... probablemente lo hiciste.

¿Por qué dices eso?

Porque eres el tipo de persona que puede ganar a cualquiera, sea quien sea. Así que, si hiciste que Maezono se fuera, debió de haber una razón más allá de ganar el examen, ¿verdad? Tal vez querías dejar claro el precio de traicionar a la clase. Es un movimiento bastante impactante, ¿sabes? Al crear una expulsión, tu fuerza e intenciones quedan ocultas tras el factor sorpresa, algo así como un camuflaje para ocultar la verdad.

Kei resumió el incidente, haciendo eco de lo que Kushida dedujo.

Justo cuando estaba a punto de elogiar su perspicacia, me interrumpió.

Espera. También podría haber otras razones. Por ejemplo, ¿y si Ichinose resultó ser un oponente más fuerte de lo esperado, así que usaste a Maezono para garantizar una victoria del 100% en vez de sólo del 99%? O quizá tu objetivo no era sólo este examen, sino preparar el terreno para el futuro, así que tenías que derrotarla para eso.

Su análisis inicial ya era sólido, pero ahora se acercaba aún más a la verdad.

¿Estoy en lo cierto?

Aunque mi expresión no cambió, Kei, que me observaba atentamente, parecía segura de su conclusión.

Para entonces, ya habíamos llegado al cine a recoger nuestras entradas.

Impresionante. Se acerca más a la verdad que nadie de la clase.

¡Lo sabía! Jeje, ¡no dudes en colmarme de más elogios!

Kei hizo una pose orgullosa, con las manos en las caderas, disfrutando claramente del momento.

Con eso... supongo que mis preocupaciones se han desvanecido.

¿Preocupaciones?

No sé, me parecía que había algo raro entre tú e Ichinose. Me preguntaba si no serías duro con ella durante el examen.

¿No te dije ya que no había nada de eso?

 Puede que entonces me equivocara. Lo dejaré pasar. Pero, ¿sabes?, tus movimientos esta vez realmente destacaron.

Por suerte, las cosas no pasaron a mayores, aunque admito que fueron atrevidas.

Exacto. Comparado con la dramática apuesta de Sakayanagi en el examen de la Clase A, donde se arriesgó a una expulsión, esto parece menor. La gente ha estado hablando de su movimiento todos los días desde entonces. Todo el asunto de la expulsión de Maezono quedó eclipsado por eso.

Ahora que lo pensaba, hasta los profesores que ayudaron durante la situación de Hoshinomiya-sensei mostraron una increíble moderación. Especialmente Mashima-sensei.

Debía de estar muy afectado por la degradación de la clase y la expulsión de su líder. Sin embargo, nunca lo demostró delante de los alumnos, permaneciendo sereno como siempre.

Realmente no te contuviste contra Ichinose, ¿eh?

Kei volvió al tema, ignorando nuestro anterior cambio de tema.

¿No dijiste que no indagarías en esto? ¿Por qué me miras así?

No sospecho de ti~

Se burló Kei con tono juguetón antes de sonreír alegremente.

El hecho de que lo hubiera dado todo contra Ichinose parecía complacerla.

Claro que lo di todo, es natural luchar por la clase.

Uf, eso es mentira. ¡Apesta a deshonestidad...! Definitivamente estás ocultando algo.

Impresionante.

Kei no conocía los detalles, pero se daba cuenta de que había algo más.

Después compramos palomitas -mitad saladas, mitad dulces- y dos tazas de té oolong en el mostrador de aperitivos.

Estoy deseando que empiece la película.

Yo también.

Cuando nos acercamos a la taquilla, una estudiante que iba delante de nosotros se dio la vuelta.

Debió de reconocer nuestras voces.

Genial. Ayanokouji y Karuizawa.

Ibuki frunció el ceño con evidente fastidio, acelerando el paso como si intentara escapar.

No tardó en darse cuenta de que nos dirigíamos a la misma proyección.

Tienes que estar bromeando. ¿Van a ver la misma película? Esto apesta...

Vamos, es la misma película, no hace falta ser tan dramática.

Murmurando su queja, Ibuki desapareció en el cine.

¿Qué le pasa?

Quién sabe. Ignórala.

Intercambiando una mirada, Kei y yo entramos en el cine y nos dirigimos a nuestros asientos de la quinta fila, en el centro.

¡¡Tienen que estar bromeando!! ¡¿Por qué me persiguen?!

Al parecer, el asiento de Ibuki estaba justo al lado del de Kei.

En otras palabras, estábamos sentados en fila: Ibuki, Kei, y luego yo.

No es que pudiéramos saber quién se sentaría a nuestro lado. ¿Verdad, Kiyotaka?

Exacto.

No era ningún secreto que Ibuki y yo no nos llevábamos bien, y Kei tenía aún más razones para no gustarle, dado lo que había pasado en primer año.

Aun así, Kei no había sacado el tema, probablemente prefiriendo dejar el pasado en el pasado.

Tal vez para romper el incómodo silencio, dijo casualmente:

Entonces, Ibuki, ¿a ti también te gustan las películas?

...La verdad es que no. Sólo de vez en cuando.

Ibuki resopló y apartó la mirada.

Dejémosla en paz.

Claro... ¿Quieres palomitas?

No, gracias.

Mientras evitaba nuestra mirada, Ibuki también hizo ademán de ignorar las palomitas.

Por cierto, ¿cómo es que Sakayanagi no averiguó la identidad del traidor?

¿Eh? ¿Qué clase de pregunta es esa? Pregúntaselo al idiota que está sentado a tu lado, no a mí.

Por eso te lo pregunto a ti, Ibuki.

...¿Estás intentando buscar pelea?

Finalmente, Ibuki se giró hacia nosotros, irritada.

Kei se rió, observando la reacción de Ibuki.

Aunque probablemente no la había perdonado del todo, la fuerza de carácter de Kei brillaba con luz propia. Manejaba la situación con naturalidad y disimulaba cualquier resentimiento.

Esta resistencia era fruto de su propio crecimiento a lo largo del tiempo.

No sabría decirte... ¿No deberías saber la respuesta?

La mirada de Ibuki saltó por encima de Kei y se posó directamente en mí.

No la sé. No es como si pudiéramos intervenir en los exámenes de la otra clase, así que no hay forma de saberlo.

¿Así que...?

El hecho de que Sakayanagi hubiera perdido por no identificar al traidor se había mantenido en secreto, y sólo se había reconocido públicamente el resultado.

Incluso cuando me reuní con Morishita y los demás, toqué brevemente este tema.

Aunque Hashimoto se enfrentó a cierto escrutinio dentro de la clase, permaneció imperturbable, continuando como de costumbre.

Estaba dentro de las normas que un alumno al que se le había asignado el papel de traidor actuara de forma encubierta para evitar ser detectado.

Técnicamente, la culpa era de Sakayanagi por no descubrir la verdad.

Cuando empezaron a pasar los anuncios previos a la película, nos concentramos en silencio en la pantalla.

 

PARTE 2

Cuando terminó la película, vimos los créditos y salimos del cine tomados de la mano.

La película se anunció como una revolución del cine japonés, una afirmación audaz que llamó la atención.

Aunque no superó las expectativas, fue bastante agradable.

Por cierto, la persona sentada a nuestro lado se marchó a mitad de los créditos finales. Evidentemente, no quería irse al mismo tiempo que nosotros.

Pensé en preguntarle su opinión sobre la película, pero... bueno, no importaba.

Con el rabillo del ojo, miré a la persona que me tomaba de la mano.

Su cautivador perfil lateral llamó mi atención mientras su mirada estaba fija en la pantalla de su teléfono.

El tiempo fluyó lentamente. Paso a paso, seguimos caminando.

Empecé a pensar.

Pasar un día libre juntos, sentarse uno al lado del otro en el cine, ver una película juntos... este era un escenario de cita tan común visto en todo el mundo.

Se considera una opción clásica, pero también un poco extraña cuando se piensa en ello.

Durante las dos horas que dura la película, el 99% del tiempo se pasa mirando la pantalla, con breves intercambios de palabras o miradas.

Ocasionalmente, puede que compartan una mirada cómplice durante un momento memorable, pero la mayor parte del tiempo, la atención se centra en la película en sí.

Desde un punto de vista objetivo, las parejas apenas interactúan durante esas dos horas.

Entonces, ¿por qué ver películas se ha convertido en la actividad por excelencia de las citas?

Para las personas que acaban de empezar a salir, o las que están al filo de la ruptura, las películas ofrecen la oportunidad de evitar conversaciones forzadas y ayudan a suscitar temas comunes después.

Para las parejas que llevan mucho tiempo conociéndose a fondo, esto no es realmente necesario.

Sin embargo, ir al cine sigue siendo un elemento básico de las citas.

Es un misterio.

A pesar de mis preguntas sobre el cine y las citas, la mayor alegría reside en tener algo nuevo de lo que hablar juntos.

Esta película fue divertida, aunque a veces resultaba un poco difícil de seguir. ¿Qué opinas, Kiyotaka?

Estoy de acuerdo en que era un poco exigente como espectador. Pero aparte de eso, fue agradable. Yo diría que me gustó mucho.

El que sugiere la película también pone a prueba su capacidad para elegir una buena película.

Aunque no era perfecta, mientras fuera entretenida, es una victoria.

¿En serio? Me alegro de oírlo. ¿Qué te pareció interesante? Para mí, fue...

Habiendo compartido tanto tiempo personal juntos en el entorno limitado de la escuela, hasta los temas más pequeños podían provocar largas conversaciones.

Aunque no hubiera película, había cosas de las que hablar: de lo que hicimos hoy, ayer o incluso hace un mes o medio año.

Y a veces, hablábamos del futuro.

Las parejas pueden compartir cosas que no pueden compartir con la familia o los amigos.

Aunque suene cursi, este tiempo juntos es insustituible.

Nunca es un desperdicio.

Todavía agarrados de la mano, llegamos al karaoke del centro comercial Keyaki.

Esta era otra de las actividades clásicas de las citas.

Una vez en la sala, nos apretujamos juntos en el espacioso sofá, peleándonos juguetonamente por el micrófono y turnándonos para cantar las canciones que nos gustaban.

A veces cantábamos solos, a veces a dúo.

Ya lo habíamos hecho infinidad de veces.

Era, sin duda, un momento feliz.

Como novios, naturalmente deseábamos que momentos así duraran para siempre.

Sería bonito que duraran para siempre.

No era sólo un deseo mío.

Estaba seguro de que mi pareja deseaba lo mismo.

Ambos lo deseábamos.

Un futuro infinitamente brillante que se extendía muy lejos.

Sin embargo, antes de darme cuenta, se había impuesto un silencio entre nosotros.

Aunque estábamos apoyados el uno contra el otro, sintiendo el calor de nuestros cuerpos, había un extraño escalofrío.

Era una señal.

Sin ningún esfuerzo consciente, empezamos a crear espacio entre nosotros.

En ese momento, por fin llegó.

El momento que ambos sabíamos que llegaría.

Los sentimientos que había guardado en mi interior empezaron a abrirse paso entre nosotros.

Seguí su mirada, dejando vagar mis pensamientos.

Las palabras de despedida que estaban a punto de pronunciarse.

Era algo que había decidido hacía mucho tiempo.

Sin embargo, aunque intentaba contenerme, no podía deshacerme de la resistencia que se aferraba a mi corazón.

Este fatídico momento.

Enfrentado a él, me encontré sudando.

Perdido en la confusión, inseguro de mí mismo.

Ya había soportado innumerables situaciones tensas.

Pero ésta era la primera vez.

Mi corazón, que había permanecido imperturbable ante tantos desafíos, latía ahora furiosamente.

A medida que se acercaba el momento, el arrepentimiento empezó a aflorar en mi interior.

¿Qué es este sentimiento?

Hace unos instantes, me sentía tan tranquilo, pero ahora me avergonzaba de esa compostura.

Las palabras que pensé que serían fáciles de decir, la despedida que ensayé...

Después de todo, no era tan sencillo.

Ah, ahora lo entiendo.

Sólo en el último momento me di cuenta...

cuáles eran mis verdaderos sentimientos.

No quiero romper.

No quiero separarme de la chica que tengo enfrente.

Finalmente me di cuenta.

Me gusta.

Este sentimiento surgió de las profundidades de mi corazón, de forma totalmente espontánea.

Hasta ahora, no me había dado cuenta.

Su encanto.

Su cara, su voz, su presencia, todo es tan entrañable.

Nunca había prestado atención a lo adorable que es.

Y ahora, no puedo encontrar mi voz.

---Vamos a romper.

Eso era lo que planeaba decir aquí.

---Una vez más.

Lo intenté de nuevo, queriendo mirarla a los ojos y decir: Vamos a romper.

Pero no pude hacerlo.

Y entonces lo entendí.

En algún momento, ella se había convertido en una parte irremplazable de mi vida.

Esto es amor.

Era imposible decir esas palabras desde el principio.

Porque, en el fondo, siempre he sabido que tú eres a quien más quiero.

Ah, qué maravilloso hubiera sido que fuera así...

 

Vamos a romper.

 

Sí.

Nuestros sentimientos nunca estuvieron alineados.

Por mucho que intentara unirlos, no funcionaba.

Tomémonos esto en serio.

Sobre lo que pasó ayer, hoy, mañana e incluso el año que viene.

Las despedidas no surgen de la nada.

Esas cosas... no pasan.

Siempre creí eso.

Pero... este sentimiento era sólo mi fantasía, mi deseo.

Un deseo de que las cosas salieran así.

Su fría mirada se clavó en mí.

Con un lento movimiento de sus labios, pronunció las palabras: Vamos a romper.

No podía entender lo que estaba pensando...

No, no quería entenderlo.

...Así es como termina, ¿eh?

Forcé esas palabras a salir de mi garganta.

No podía creer lo tranquilo que sonaba.

La sala de karaoke estaba inquietantemente silenciosa, aunque podía oír a alguien cantando con entusiasmo una canción de anime en la habitación de al lado.

Sí. No se trata de si está bien o mal. Acabemos con todo lo que hemos tenido hasta ahora, aquí mismo.

Kiyotaka dijo palabras crueles con su expresión habitual.

Ya veo...

Mi garganta estaba seca.

Quería beber un poco de agua.

Pero mi cuerpo no me escuchaba.

Ya estaba usando hasta el último gramo de mi fuerza para fingir que estaba imperturbable.

No pareces sorprendida dijo.

¿Cuándo me enamoré de él?

No recuerdo el momento exacto.

Supongo que... en cierto modo sabía que esto pasaría. Me di cuenta de que tu corazón se estaba alejando.

No, no es eso.

Desde el principio, su corazón nunca estuvo conmigo.

Este amor siempre fue no correspondido.

Hace poco que me di cuenta, aunque en el fondo, siempre lo supe.

Kiyotaka nunca me amó.

He fingido no darme cuenta.

Entonces, ¿por qué salió conmigo?

Esa es una pregunta que nunca voy a hacer.

Porque entiendo su razonamiento.

La mitad fue por mí.

La otra mitad, por él mismo.

Pero si tuviera que elegir, siempre se daría prioridad a sí mismo.

Eso estaba decidido desde el principio.

Cuando el reloj diera la medianoche, inevitablemente se acabaría la magia de Cenicienta.

Nuestra relación estaba destinada a terminar.

Simplemente llegó el momento.

Sinceramente, quería aferrarme a él, llorar y prometerle que haría todo lo que quisiera.

Haría cualquier cosa por ti.

Tal vez la yo de no hace mucho hubiera hecho eso.

Pero ahora no.

No puedo.

Resistirme sólo traicionaría las expectativas que Kiyotaka tiene de mí.

¿Necesitas una razón?

Preguntó, sacando su teléfono porque sí.

Mis pensamientos seguían revueltos, pero me obligué a sonreír y negué con la cabeza.

No, está bien.

Intenté desesperadamente mantener la calma.

Está bien dijo, guardando su teléfono. Siento no haber podido cumplir tus expectativas.

No pasa nada. Yo... también creo que las cosas se han puesto un poco pesadas entre nosotros.

Fingí indiferencia.

Pero no es verdad. Mi corazón siempre estuvo contigo.

Incluso hoy, lo he dado todo para actuar como si no estuviera incómoda y para que pareciera que estaba disfrutando.

Incluso ahora, quiero decirte que todo es mentira. Quiero que me abraces fuerte.

Pero hay una razón por la que estoy actuando tan fuerte.

Puede que sí.

La respuesta despreocupada de Kiyotaka sonó como si estuviera hablando de otra persona.

Y yo continué sonriendo en respuesta.

Entre nosotros, bueno... Supongo que podría decirse que los sentimientos se han desvanecido. Pero no es que me caigas mal, Kiyotaka. Sólo creo que nos llevaríamos mejor como amigos.

No tienes ni idea del valor que me ha costado decir eso.

Aunque sólo provocara tu fría indiferencia, tenía que seguir fingiendo.

Sí. Ser amigos podría ser la mejor opción, la más natural.

Cierto, yo también lo pensé. Todo este tiempo...

Asentí con la cabeza.

Pero no podía... no podía soportarlo más. Si esto continuaba...

...Gracias por todo hasta ahora.

Se acabó.

Forcé una sonrisa que ni siquiera yo podía reconocer.

Los últimos momentos estaban llegando a su fin.

Si alguien pregunta por qué rompimos, sólo di que me dejaste.

¿Eh? ¿Estás seguro? Es un poco incómodo.

No pasa nada. Puedes decir lo que quieras. Si alguien me pregunta, también diré que me dejaste.

No digas adiós.

Quiero quedarme contigo para siempre... para siempre...

Para seguir estando a tu lado

Adiós, Karuizawa.

Escucharlo usar mi apellido me aturdió por un momento.

De amigos a novios. De novios a amigos.

El camino inverso hace que todo vuelva a ser como antes.

Así es como funciona, ¿verdad?

Kiyotaka recogió el recibo de la cuenta y salió de la habitación.

Sin mirar atrás.

Sin vacilar.

Sin pausa.

La puerta se cerró tras él. Y yo me quedé sola.

Bien...

Tragué saliva.

Instintivamente no quería decir las siguientes palabras.

Pero...

Tenía que decirlas.

...Adiós... Ayanokouji-kun.

A la persona que ya había desaparecido, le sonreí y agité la mano.

Esto está bien.

Porque este resultado... es lo que Kiyotaka quería, ¿verdad?

Para que alguien como yo, que no puede vivir sin depender de los demás, aprenda a valerse por sí misma.

No soy nada extraordinario.

Pero hay cosas que sólo yo podría entender.

Como leer tus emociones, las que nadie más puede ver.

¿No es así?

¿No lo es?

Aunque rezara por un milagro, la puerta no volvería a abrirse.

Sola en la silenciosa habitación, me derrumbé.

¿No lo hice bien delante de ti hasta el final?

Te demostré que podía valerme por mí misma, ¿verdad?

-Kiyotaka.

Por favor... sálvame.

 

[Nota TL - Kinugasa-sensei nos engañó a los lectores para hacernos creer erróneamente que al principio de la Parte 2 de este Capítulo - Ilusión era desde la perspectiva de Kiyotaka, pero al romperse la Ilusión por las despiadadas palabras de ruptura, se reveló que era la perspectiva de Kei].




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